1. “Estrategias Didácticas de
Lectura Potenciadas por
Tecnología.”
“El Conejo Quejumbroso”
Producido por:
Instituto de Informática Educativa - Universidad de La Frontera
Red Enlaces - Ministerio de Educación
2003
3. Muy cerca de un pequeño
lago, el conejo veía sus patas
delanteras, blancas y suaves
como el algodón. No dejaba
de mirar su espesa cola y de
rascar su nariz.
Tan feliz estaba con su cuerpo
que decidió mirarse en el
reflejo del lago. Corrió hacia la
orilla, y una vez en el borde,
su figura se dibujó en la
superficie del agua.
—¡Qué hermosa
cola!
¡Qué lindas patas!
—dijo orgulloso.
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4. El conejo se acercó un poco
más y descubrió su pequeñez.
—¡Soy muy bonito,
pero demasiado
pequeño!
Hay animales más
grandes que yo, como el
caballo o el coyote.
¡Yo quiero ser de ese
tamaño! —gritó enojado
el conejo.
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5. Entonces caminó hacia donde
vivía el Señor del Monte; le
iba a pedir que lo hiciera
crecer, pues ser pequeño no
le gustaba.
Tres días después llegó al
cerro. Subió con rapidez y en
lo más alto encontró al Señor
del Monte rodeado de aves. El
conejo se arregló el pelo y las
orejas.
—¿Qué haces aquí? —
preguntó el Señor del
Monte.
—Vengo a pedirte
que me hagas más grande
—contestó el conejo.
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6. El Señor del Monte pensó un
momento y dijo:
—Al amanecer
párate entre esos dos
cerros. Cuando el sol
haya salido por
completo verás cuánto
has crecido.
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7. El conejo bajó con brincos y
piruetas y esperó a que
amaneciera. Poco a poco el
sol asomó sus primeros rayos.
Entonces se paró entre los
cerros y vio reflejada una
gran sombra.
—¡Qué grande soy!—
gritó.
Y se puso a brincar de
felicidad.
Movía las orejas, sacudía la
cola y agitaba las patas,
mientras miraba a su sombra
copiar cada movimiento.
—¡Ese soy yo!
¡Grandote y veloz!
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8. Continuó brincando el resto
del día, sin darse cuenta de
que el sol casi se escondía.
Cuando la luz empezó a
disminuir, la sombra saltarina
se achicó y se achicó hasta
borrarse por completo.
En ese momento el conejo
entendió que era tan pequeño
como al principio, sólo su
sombra había crecido.
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