El nuevo movimiento ecológico de los indígenas y campesinos de México
1. TODA LA UTOPÍA: EL NUEVO
MOVIMIENTO ECOLÓGICO
DE LOS INDÍGENAS (Y
CAMPESINOS) DE MÉXICO.
Víctor M. Toledo.
Elaborado por: Teresita de Jesús García Valdez.
2. La crisis ecológica a escala planetaria y el
nuevo papel del campesinado.
Bajo la ideología de la civilización occidental, el campesinado ha
sido siempre un sector “atrasado”, “arcaico” e “improductivo”, el
cual debería desaparecer de la faz de la tierra para alcanzar la
“modernidad rural”. Es por esta razón que los campesinos como
sector social, con sus modos de producción, conocimientos,
cosmovisiones y formas de apropiación de la naturaleza, han sido
total o parcialmente desplazados del modelo civilizatorio urbano-
industrial.
Por ejemplo: la Unión soviética y Estados Unidos quienes se
propusieron la desaparición del campesinado como vía para realizar
el desarrollo rural, pero con ello también desencadenaron la
destrucción de la naturaleza.
Con la llegada de la crisis ecológica del planeta esta visión ha llegado
a su fin.
3. Las culturas tradicionales, representan un conjunto de civilizaciones
alternativas (premodernas), están llamados a jugar un papel
protagónico de lado de las fuerzas que buscan amortiguar y resolver
dicha crisis.
Esto es así porque son las culturas indígenas poseedoras de
cosmovisiones y modelos cognoscitivos, estrategias tecnológicas y
formas de organización social y productiva, que son más cercanas a
un manejo ecológicamente adecuado de la naturaleza.
Se trata de un nuevo paradigna que conlleva a una nueva carga de
energía para la movilización social del campesinado, por ello es de
esperarse que este nuevo paradigma ecológico penetre y sacuda la
ideología política del movimiento campesino al punto de que se
convierta en el principal instrumento de lucha.
4. En la práctica, la adopción de este nuevo paradigma filosófico y político entre el
campesinado esta siendo inducido consecuencia de cinco nuevos fenómenos:
a) El fracaso de los sistemas productivos modernos ( como la revolución verde en la
agricultura y ganadería de tipo extensivo a los sistemas de explotación forestal del
trópico)
b) La proliferación de consignas tecno-productivas de inspiración ecológica,
impulsadas por una nueva generación de investigadores y técnicos (biólogos,
agroecólogos, forestales, etc.).
c) El surgimiento y expansión de innumerables organizaciones no gubernamentales de
carácter alternativo (que trabajan hombro con hombro con comunidades rurales)
d) La aparición de nuevas formas de economía ecológica que, aunque incipientes, están
comenzando a abrir originales canales de circulación que van desde los productores
rurales de orientación ecológica hasta los consumidores verdes demandantes de
productos orgánicos.
e) La aparición y desarrollo de conciencia y movimientos ambientalistas, que no
obstante de estar restringidos a zonas urbanas alcanzan a impactar los escenarios
rurales y a sus actores.
5. El caso de México: ¿Una revolución silenciosa?
En México convergen un amplio mosaico de situaciones ecológicas, la
fuerte presencia de un campesinado contemporáneo, y la existencia de 50
culturas indígenas con una larga historia de manejo de la naturaleza.
En el México rural las luchas campesinas de orientación ecológica han
estado presentes desde la década pasada. Ejemplo:
La lucha desarrollada por el llamado Pacto Ribereno que en su momento
llego a bloquear alrededor de 300 pozos petroleros del centro de Tabasco
(entre marzo y noviembre de 1983) resultado de la movilización de más
de 30 ejidos y rancherías en contra de la contaminación provocada por la
explotación petrolera.
Otro caso es, las movilizaciones de comunidades indígenas purépechas
en defensa del lago de Pátzcuaro iniciadas en 1982, o el movimiento de
22 comunidades zapotecas en la sierra norte de Oaxaca por la defensa de
sus bosques y sus derechos sobre éstos.
6. Durante los últimos años el número de movimientos campesinos
(indígenas) de orientación ecológica creció a un ritmo
impresionante a tal manera que no hubo análisis alguno que lo
registrara como nuevo fenómeno político.
Cuando se realizaron dos encuentros nacionales se revelo la
existencia de un considerable número de organizaciones
regionales y comunitarias comprometidas con toda una gama de
luchas con carácter ecológico.
Pero es en 1991 en el Simposio sobre Pueblos Indígenas y recursos
Naturales, cerca de 20 organizaciones decidieron formar una red
nacional.
7. Los rasgos Principales del nuevo movimiento ecológico
A partir de los dos eventos antes señalados se obtuvo información
acerca de la existencia de 30 organizaciones campesinas, la mayoría de
carácter indígena , las cuales realizan algún tipo de lucha ambientalista,
la cuales se distribuyen por todas las zonas ecológicas del país,
fundamentalmente en zonas de bosques templados y selvas tropicales
(Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Quintana Roo).
La esfera de dominio territorial, en Chiapas; alrededor de 300,000
hectáreas en el sur de Quintana Roo, las principales reservas de la
biosfera del sur del país (Montes Azules, Sian kaan, Calakmul, Los
Chimalpas, Santa Marta), así como algunas lagunas se encuentran
rodeadas por movimientos campesinos que demandan participación
efectiva en el manejo de estas áreas de conservación biológica.
El rasgo más notable:
La mayoría de estos movimientos son de carácter indígena, fenómeno
que confirma la “predisposición natural”.
8. Finalmente, el recuento revela toda una gama de
actividades y actitudes y, por supuesto, una situación
bastante desigual de niveles de organización y claridad
política, así como diferentes vías de acceso a la
organización.
Lo que impresiona, son los altos niveles de organización y
éxito productivo y social alcanzados por las más
avanzadas de las organizaciones. Ello incluye el manejo y
explotación de bosques templados.
9. Por qué el movimiento ecológico-político es una fase
superior de la lucha campesina.
Existe una distinción entre las luchas campesinas del México contemporáneo:
por un lado las luchas por la tierra, es decir, las movilizaciones demandantes de
propiedad agraria, por el otro, las luchas por el control del proceso productivo,
esto es, por la autogestión económica y política.
Ahora bien se argumenta la existencia de un tercer tipo de lucha,
cualitativamente diferente y portador de una perspectiva nunca antes
visualizada.
Los nuevos movimientos, la transformación de la naturaleza, que nunca estuvo
ausente sino invisible, en objeto y sujeto de lucha política, conlleva un salto
ideológico por que restablece la presencia de elementos que operan como
fuente primaria de todo proceso de producción, vuelve presente la dimensión
fundamental de la cultura y cosmogonía campesina (indígenas) e inserta
movilizaciones en un torrente universal de lucha planetaria.
10. Los dos pilares del poder político campesino
El campesinado posee un enorme potencial político ya que encierra una
estrategia productiva basada en los principios de la ecología, ello como
resultado de analizarse bajo una perspectiva ecológico-económica la
racionalidad inherente al propio proceso campesino de producción.
Las actuales luchas campesinas por la apropiación del proceso
productivo que sin duda conforman una fase avanzada respecto a las
clásicas movilizaciones por la propiedad agraria son, no obstante Una
etapa todavía incompleta porque se reducen a tomar el control social y
político de solamente una fracción de dicho proceso.
La deficiencia política reduce el proceso productivo campesino a sus
solas relaciones con la sociedad que la contiene, dejando fuera todos
los nexos que el productor establece con la naturaleza, la fuente de
toda su producción.
11. La defensa de la cultura es la defensa de la naturaleza
En el momento en que la defensa de la naturaleza se muestra amplia y
prometedora es cuando toma forma de demanda política concreta: la
cultural.
Ya no se trata de alcanzar sólo la autogestión económica y política, a
través del establecimiento de un proceso de producción sostenible, es
decir, respetuoso de los procesos naturales. Entonces, se trata de
llegar a ese estado poniendo justamente en juego una buena parte de
elementos que forman parte de la propia cultura.
La cosmovisión indígena, por ejemplo, basada en la percepción
religiosa de la naturaleza encaja con la necesidad de realizar una
apropiación ecológica correcta de los recursos naturales.
Los principios igualitarios y de reciprocidad evitan la
sobrexplotación.
12. El primer acercamiento fue realizado por Nigh en 1991 el
cual intento comprender como los elementos culturales
tradicionales se están re-funcionando en estos nuevos
elementos movimientos para generar lo que Bartra llama
“ empresas asociativas”.
El nuevo movimiento ecológico-indígena existen
experiencias de gestión económica sumamente exitosa
como la de productores forestales de San Juan Nuevo en
Michoacán. Con ello se involucra sin duda, un esfuerzo
de organización y gestión económica así como un aparato
de administración altamente eficaz
Pero la defensa de la cultura no sólo toma cuerpo en el
campo de la producción sino también en el de la
política.
13. Con esto, la lucha ecológico-campesina pone juntas de
nuevo a través de la práctica política las tres esferas de
la realidad que la civilización dominante se ha
empeñado siempre en separar: naturaleza, producción y
cultura.
Con ello se pasa de la autogestión productiva y política
de control cultural (entendido como capacidad de
decisión sobre los elementos culturales) pero, aún más
ampliada con la defensa de la cultura y de la producción
mediante el re-encuentro con la naturaleza.
14. Luchas locales; contiendas globales.
Finalmente, un significado ecológico a estos movimientos y punto
de referencia es el contexto general de la lucha por la
supervivencia a escala planetaria.
¿Qué significa?
Imaginemos la lucha ecológico-política de una comunidad
indígena de México en defensa de las selvas, dada la situación que
existe en el mundo, esta movilización se torna, en parte de batalla
global.
Y claro, donde nueva fracción de superficie que se deforesta
resulta una nueva contribución al calentamiento global del
planeta.
15. Encuentro cercano (y sorpresivo) con un ecologismo de
tercer tipo.
Tras dos décadas de movilizaciones y acciones, el ecologismo en México se
encuentra reducido a dos principales sectores: el movimiento social de clase
media urbana, cuyo núcleo más avanzado se situó en el pacto de Grupos
ecologistas (Partido Ecologista de México) quien ha intentado volverse
interlocutor en las elecciones.
Conforme avance la consolidación y se extienda su presencia. El nuevo
movimiento ecológico de los indígenas y campesinos de México irá
exigiendo una participación efectiva en el escenario del ambientalismo
mexicano, contribuyendo a transformar las luchas ecologistas clases
medieras y urbanas en un verdadero movimiento de ecología política. Ello
significa la introducción de un nuevo ingrediente social del que
seguramente transformará buena parte de las actitudes, los tornos del
discurso y las conceptualizaciones habituales del ambientalismo en México.
16. Toda la utopía. Las luchas ecológico-indígenas
y la lucha por la especie.
Si algo se puede prever del futuro inmediato, es que las luchas
políticas de principios de siglo serán por la lucha por la especie (y
el planeta).
Ello tendrá que ver con los esquemas acostumbrados, de manera
que fracciones de sectores privilegiados (empresarios,
intelectuales, técnicos, empleados) se pondrán del lado de los que
buscan salvar el planeta.
La conciencia de especie y la solidaridad que éste engendra,
logrará penetrar en los seres en función no sólo de su situación de
clase sino de su actitud como individuos frente a la vida, de su
“estado de salud humana”.
17. Lo anterior dará lugar a alianzas políticas y solidaridades nunca
antes vistas, pues el instinto de conservación de la especie junto
a la integración global cada vez más efectiva de los seres
humanos, está gestando situaciones inéditas.
Hoy, una batalla de indígenas en la Amazonia boliviana recibe
de inmediato, solidaridad, difusión y apoyo internacional de la
misma forma en que un descubrimiento científico.
Bajo este contexto debe ubicarse el nuevo movimiento
ecológico indigenista y campesino, y desde donde puede
visualizarse su desarrollo futuro. Como agentes de una matriz
civilizatoria diferente, las culturas campesinas e indígenas de
México y Latinoamérica están llamadas a jugar el papel central
de las fuerzas que luchan por la supervivencia de la especie.