2. Construido en el siglo XVII por el
Cardenal Moscoso y Sandoval para
alojamiento de una comunidad de
religiosos Capuchinos, parece ser se
levanta en el lugar donde en la
época romana se alzó la cárcel
pública y, posteriormente la antigua
iglesia de Santa Leocadia.
Según parece en una bóveda que
había debajo de la iglesia de los
Capuchinos existía una cueva
abierta en la roca viva que se creía
fue la prisión donde aquella virgen
cristiana, patrona de Toledo, había
sido
encarcelada
y
padecido
tormento. A mediados del siglo
pasado todavía existía en dicha
cueva una cruz cavada en la piedra,
por la costumbre continua, según la
tradición, que tenía la mártir de
imprimir con sus dedos ese signo, y
se podía leer encima una inscripción
que decía:
El convento de los capuchinos en primer
"HIC ORAT LEOCADIA, DIRIS ONUSTA
CATENIS D1GITOQUE SIGNAT, HOC IN
LAPIDE CRUCEM"
(Aquí hace oración Santa Leocadia, cargada
de pesadas cadenas, y con el dedo hace la
señal de la cruz en esta piedra)
3. A esta cueva fueron trasladados,
terminada la Reconquista, los restos de los
reyes visigodos Recesvinto y Wamba
profanadas sus tumbas durante la Guerra
de la Independencia, más tarde serían
trasladados dentro de una arquita de
madera al salón principal de la Sacristía de
la Catedral.
En 1810, el incendio iniciado en el
Alcázar por las tropas francesas se
extiende al Convento de Capuchinos que
queda destruido, procediendo poco
después, los religiosos a su parcial
reconstrucción, habitando en este edificio
hasta la des aparición de la Orden, en
1822, a raíz de la desamortización del
Conde de Toreno.
4. Convertido en cuartel, en 1847 es cedido al Colegio General Militar.
En los siguientes años se realizan distintas obras de acondicionamiento
de tal manera que del primitivo convento no ha quedado ningún
testimonio gráfico, ni casi una somera descripción.
El edificio, con muros de fábrica de ladrillo y de mampostería, pisos y
armadura de madera cubierta de tejas en sus crujías y de cristal en el
patio, constaba de tres pisos, sótanos y un paso a cubierto de un solo
piso que servía de comunicación con el inmediato Alcázar.
En 1887, tras el incendio del Alcázar, se tuvo que aprovechar al máximo
la capacidad del mismo. Cerrada la Academia General, continuaría
perteneciendo a la Academia de Infantería que le dio diferentes usos:
dormitorio de Cadetes, salas de clase, gimnasio cubierto, enfermería de
Alumnos, cocina, comedor y otras dependencias en los sótanos.
5. Fue destruido en 1936 durante el asedio del Alcázar que tuvo lugar durante la
Guerra civil. Finalizada la guerra, se retiraron los escombros y se urbanizó la
zona, no quedando restos de este edificio.
Arriba, el estado en que quedó el Convento de los Capuchinos tras el asedio.