1. Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School
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Un rey ofreció un gran premio a quien pudiera captar en
una pintura la Paz Perfecta. Uno de los cuadros
representaba montañas escabrosas y sobre ellas un cielo
negro y furioso, iluminado por rayos. Montaña abajo
corría un violento torrente de agua. Nada era pacífico,
pero tras la cascada, en una grieta en la roca, había un
nido. Allí, descansaba plácidamente un pajarito.
¡Paz Perfecta!, pensó el rey, porque: "Paz no significa
estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo
duro o sin dolor. Paz significa que, a pesar de estar en
medio de todas estas cosas, permanecemos calmados
dentro de nuestro corazón".
Nº 104 agosto 2015 http://fvmartin.blogspot.com.es
El bienestar depende de nuestra relación con
el mundo, uno mismo y los demás:
Reducir riesgos y molestias es un factor
muy importante, como propuso Horacio:
“Dichoso aquél que lejos de los negocios,
como la antigua raza de los hombres,
dedica su tiempo a trabajar los campos
paternos con sus propios bueyes, libre de
toda deuda; y no se despierta como los
soldados con el toque de diana
amenazador, ni tiene miedo a los ataques
del mar; que evita el foro y los soberbios
palacios de los ciudadanos poderosos”
(«Beatus ille»).
Además de resolver problemas y evitarlos,
hemos de reducir nuestra hiperreflexión sobre
ellos. Curiosamente, tres bases de la felicidad
–satisfacción con la vida- se basan en alejar
la conciencia de la realidad inmediata:
Placer: Frecuentemente ligado a la
inconsciencia. El caso más extremo está en
el nada recomendable consumo de drogas.
Fluir: Extraemos todos los recursos del
pensamiento y de la emoción para entregar-
nos a fondo en la acción, perdiendo la noción
de tiempo y del yo. Al finalizar es cuando nos
llenamos de satisfacción, pero no mientras
estamos absortos y enfrascados en la tarea.
Sentido: Nos disolvemos en una totalidad
mayor, sea Humana o Trascendente.
Cultivar la Autoestima. Según Hermann
Hesse: “Quien no encaja en el mundo, está
siempre cerca de encontrarse a sí mismo”.
El distanciamiento puede ayudar al autodes-
cubrimiento, mientras no nos ensimismemos o
preocupemos en exceso por nosotros mismos.
Así lo recomendaba Fray Luis de León:
“Vivir quiero conmigo, gozar quiero del
bien que debo al cielo, a solas, sin
testigo, libre de amor, de celo, de odio, de
esperanzas, de recelo” («Oda a la vida retirada»).
Amar y ser amados. Derreflexión (no
“rayarse”) y Silencio no significan Soledad. El
bienestar no es solitario, sino solidario. No
existe sin seres queridos. Para Epicuro, la
ataraxia (bienestar), suponía hedone (placer),
autarquía (libertad) y canon (reglas). Hoy
sabemos que precisa, además, voluntas
(acción y resultados) y… podiare (apoyo). La
necesidad de dar y recibir afecto, compañía,
amor y protección, es parte de nuestro oxígeno
psicológico. Conviene incluso por “egoísmo
inteligente”, como dice un buen amigo:
“Quiero que a mi vecino le vaya bien,
aunque sólo sea para que no me pida
nada”.
Para Jules d´Aurevilly, placer y felicidad son
formas diferentes de saber vivir, de bienestar:
El placer es la felicidad de los necios
La felicidad es el placer de los sabios