El Neolítico y la prehistoria(visto desde arquitectura)
Cazadores recolectores
1. SOCIOLOGIA GENERAL Y JURÍDICA
HEMERSON PINZON FRANCO
UNIVERSIDAD LIBRE
(BOGOTA D.C)
2. Cdg.041121558
I-B
AGRICULTURA
Cuando se dedica una superficie a la producción de una sola especie, suele proporcionar mayores beneficios económicos,
ya que se simplifica la gestión del suelo, la producción y su comercialización. Sin embargo, puede dar lugar a la
concentración de plagas que, aunque habitualmente suelen ser controladas, pueden en ocasiones producir la devastación y
pérdida de la producción. La diversidad de cultivos es una ventaja contra este problema, pero está limitada por las
características de los suelos, clima, y otros factores de carácter económico.
Desde el Neolítico
Se estima el origen de la agricultura en el Neolítico. Este periodo, que es el segundo de la Edad de Piedra (de ahí
"Neolítico" o "piedra nueva"), se sitúa aproximadamente hace unos 8.000 a 10.000 años.
La vida social de esa época comenzaba a estabilizarse tras el periodo de adaptación del Mesolítico en cuanto a costumbres
y tradiciones, y se iba alejando progresivamente de la vida nómada del cazador-recolector. Básicamente se dedicaban al
pastoreo, domesticación de animales, confección de tejidos, modelación de cerámicas y cultivo de la tierra. Fue no obstante
una época de cambios revolucionarios en las formas de vida.
Las culturas neolíticas más importantes aparecieron en Oriente Medio y la península Balcánica. La agricultura ocupó sobre
todo un lugar preeminente en las civilizaciones china, hindú, egipcia y mesopotámica.
Los primeros agricultores ocuparon variadas regiones: Irán, Irak, Jordania, Israel, Siria, Turquía, Sureste asiático
(Tailandia), África (Egipto, a lo largo del río Nilo), Europa (Macedonia, márgenes del río Danubio), China (río Amarillo), India
y Pakistán (valle del río Indo), México, etc.
En cualquier caso, se trata de grupos poco numerosos que apenas suponen un riesgo para el equilibrio del hábitat que
ocupan, en lo que respecta a sus actividades predadoras o recolectoras y el mantenimiento de la diversidad biológica.
Las características actuales de los pueblos cazadores-recolectores que han tenido poco contacto con otros pueblos más
avanzados, no deben ser muy diferentes de sus antecesores del Neolítico en cuanto a la forma de vida y organización
social. Por ello, el aislamiento de esos pueblos nos da una visión aproximada de como funcionaban aquellas comunidades,
sólo desvirtuada en aquellos casos en que se produjeron contactos externos, que generaron cambios en los hábitos de
vida, así como en la cultura y tradiciones propias.
Aquellas comunidades de cazadores-recolectores de la antigüedad que se mantuvieron aislados, demuestran unos valores
de solidaridad muy acusada. Así, predomina la igualdad entre sexos, se respeta extraordinariamente la opinión de los
ancianos, existen importantes lazos entre padres e hijos, y, sobre todo, existe un fuerte arraigo comunitario.
Todo ello está fomentado por la necesidad de repartir los recursos disponibles entre todos los miembros de la comunidad,
con objeto de asegurar la supervivencia de todo el grupo. Todos estos valores sociales van cambiando conforme las
comunidades más aisladas toman contacto con otras más poderosas o de mayor nivel económico, o debido a las influencias
o contaminación de su cultura o estilo de vida.
Primeros sedentarios
Las primeras sociedades sedentarias, es decir, ligadas a una vivienda estable, favorecieron el desarrollo de asentamientos
permanentes, así como de nuevas técnicas y materiales para cocinar y almacenar alimentos.
Las técnicas neolíticas consistían en pulimentar la piedra en vez de tallarla, con lo que se conseguían nuevas formas y
acabados. Más importante que la pulimentación fue la aparición de la cerámica hace aproximadamente 8.000 años a.C., un
3. hecho sin duda influido por la necesidad de almacenar las cosechas sobrantes y cocinar los alimentos, lo que supuso una
mejora notable en el régimen nutricional. De esta época son también las técnicas de la cestería con hilos finos, y la
confección de tejidos con determinadas fibras vegetales o lana de oveja.
Revolución neolítica
La agricultura fue, probablemente, una necesidad impuesta por los nuevos condicionamientos poblacionales y
medioambientales. Es asumible la existencia de una escasez de la caza, pesca y recolección, a causa de un aumento de
población tras la última glaciación, y que forzó a los cazadores-recolectores a buscar espacios permanentes y estables, sólo
así se comprende que una vida tan fácil como es la de recoger los frutos que la naturaleza produce de forma natural, fuese
abandonada progresivamente por otra forma de vida mucho más dura como es la del agricultor, donde se requiere un
considerable esfuerzo para la preparación de la tierra, siembra, control de las malas hierbas y recolección de las cosechas.
Hace unos 7.000 años a.C., los cazadores-recolectores ya conocían de sobra cómo funcionaban los ciclos de la vida de los
vegetales y animales, no en vano llevaban alimentándose de ellos desde hacía miles de años, así que no les sería difícil
adaptarse a las nuevos tiempos.
La evolución de la agricultura no se produjo de forma inmediata, sino que fue un proceso gradual a partir de las actividades
de recolección, caza y pesca, las cuales todavía hoy en día son practicadas por algunos pueblos primitivos, y se ha ido
estableciendo muy probablemente a partir de la domesticación de animales.
Por yacimientos arqueológicos se sabe que los primeros poblados neolíticos se establecieron en el Próximo Oriente hace
unos 8.000 años. Se trataba de pequeños grupos de casas adosadas de dimensiones muy parecidas entre sí, construidas
por lo general con piedra, madera y paja mezcladas con barro cocido; no disponían de calles y casi siempre estaban
rodeados por una zanja o empalizada para protegerse de posibles agresiones externas. En el Neolítico se formaron
importantes poblaciones, como Jericó, que alcanzó las 2.000 personas.
En esta época pudo propiciarse la aparición de un incipiente comercio mediante el trueque e intercambio, basado en la
existencia de excedentes alimenticios. Así, los granos de cereales que sobraban de las cosechas se intercambiaban por
otros de los que se carecía, ejemplo de la sal, que fue uno de los primeros productos que entraron a formar parte del
comercio.
Los primeros cultivos
Los arqueólogos pueden distinguir si los cereales hallados en
un yacimiento son recolectados de especies nacidas
espontáneamente o cultivados.
Por las pruebas halladas en excavaciones de Oriente
Próximo que datan de hace unos 19.000 años, se estima que
en esa región se recolectaban formas silvestres de cereales
(no cultivadas previamente), como cebada y trigo, además de
otras plantas y frutos. Por la riqueza de la fauna identificada,
se deduce la existencia de una forma de vida basada en la
recolección, la caza y la pesca.
Los estudios arqueológicos apuntan a que entre los 12.000 y
10.000 años estas prácticas se intensificaron como una
costumbre; en yacimientos del Próximo Oriente se han
encontrado granos de trigo cultivado que ya pertenecen al
sexto milenio a.C., indicativo de que la costumbre terminó por
convertirse en cultivos programados o intencionados.
Primeros asentamientos humanos.
Los primeros granos cultivados fueron el mijo y sorgo en el
norte de África; arroz en la India y China; y maíz en América; en este último (México y otros países del continente
americano) se conoce la existencia hace unos 8.000 de la producción de calabazas para la alimentación y construcción de
vasijas.
En cuanto a Europa, se extendieron el trigo, cebada y centeno, probablemente introducidas desde Asia. Así, mediante
datación del carbono 14 se sabe que en China, hace unos 8.500 a 7.000 años, se cultivaba el mijo y la col. En general el
arroz, mijo, y variados cereales, ya se cultivaban en el este y sur de Asia, extendiéndose el arroz a Corea y Japón hace
unos 4.000 años.
Otro cultivo de gran importancia en la cuenca mediterránea, como es el olivo, es probable que ya se realizase hace unos
8.000 años.
Las primeras herramientas
Las primeras herramientas utilizadas en las tareas agrícolas del Neolítico eran básicamente las mismas que utilizaban en el
Paleolítico para recolectar raíces, las cuales estaban construidas de madera y piedra. Posteriormente, mediante piedras
afiladas, sílex, hueso, y maderas más o menos torneadas se armaron azadas para cavar la tierra, hoces para recoger el
grano, e incluso arados rudimentarios a base de ramas de árboles convenientemente modificadas para levantar y voltear la
tierra a mano, con objeto de prepararla para la siembra. Posteriormente, se adaptó el arado para ser tirado por animales.
Como ya se ha dicho, durante el neolítico se fueron estableciendo sociedades sedentarias, que se alejaban
progresivamente de las actividades típicas de los pueblos nómadas cazadores- recolectores, para dedicarse a la agricultura.
4. No obstante, muchos asentamientos con intención de permanentes tenían que ser abandonados periódicamente, ya que los
campos perdían su fertilidad por sobreexplotación, obligando a esos pueblos a realizar una agricultura itinerante.
Las nuevas civilizaciones agrícolas
Las innovaciones agrícolas que se llevaron a cabo durante el neolítico concluyeron prácticamente con la introducción de los
metales. A partir de entonces se inició un periodo histórico donde las nuevas civilizaciones agrícolas tendieron a mejorar las
técnicas ya conocidas, especialmente las herramientas, y a establecer esfuerzos cooperativistas. En este periodo destaca
Roma por su importante literatura sobre temas agrícolas, pero no fue menos importante la agricultura de Mesopotamia,
Egipto, China y la India.
Roma fue un referente importante, no sólo por la forma de gobierno, estructura social y económica, y la aplicación del
derecho, sino también por el conocimiento de los temas agrícolas y la arquitectura aplicada a esa actividad.
Se estima que el imperio romano comenzó precisamente basado en una sociedad rural de agricultores sin ninguna relación
cooperativa que alcanzó su máximo desarrollo durante la era cristiana, para convertirse de una sociedad rural a otra
fundamentalmente urbana.
Las normas y el derecho romano, muy precisos en cuanto a las propiedades rurales, lindes, comunidades de aguas, etc.,
eran aplicables a todos los ciudadanos y alcanzarían a numerosos pueblos que constituyeron un imperio extendido por todo
Occidente.
La agricultura romana también tenía su referente religioso. Existían variadas divinidades protectoras que se ocupaban de
que las tierras fueran fértiles y las cosechas abundantes. Algunos pequeños dioses tenían misiones específicas, tales como
cuidar de la siembra, la semilla, la espiga, etc.
Esclavos
Los esclavos eran en Roma personas sin derecho alguno. A ellos se destinaban los trabajos más penosos, como los
agrícolas o los desarrollados en minas y canteras.
La economía de Roma estaba basada en la explotación de los recursos naturales y el trabajo de los esclavos, que estaba
centrado en la agricultura y la ganadería. Los romanos fueron los pioneros en el desarrollo de técnicas aplicadas a la
agricultura, tales como el regadío, drenaje de tierras, abonado, barbecho, rotación de cultivos, etc. Los cultivos principales
eran los cereales como el trigo, el olivo y uno de los más apreciados, la vid.
Las tierras cultivables, bosques y pastos, las cuales pertenecían al Estado, eran al principio explotadas por esclavos
prisioneros de guerra y supervisados mediante capataces. Posteriormente, conforme escaseaba la mano de obra cautiva,
se iban arrendando las tierras a agricultores particulares, los cuales pagaban a los propietarios en especie con una parte de
la producción. Este sistema feudal ya estaba firmemente establecido en la villa romana 400 años d.C. El modelo económico
estaba centralizado en Roma, y desde allí se imponía a todo el imperio.
Edad Media
En la edad media surgen innovaciones en la agricultura, lo cual se debió al modo productivo de la producción feudal
También se resalta la introducción de arados pesados, lo cual facilito y ayudo a cultivar más profundo en los suelos del
norte de Europa. Los molinos hidráulicos (posteriormente los de viento introducidos desde Persia) incrementaron de forma
importante la productividad del trabajo, al igual que la mejora paulatina de los aperos agrícolas, como nuevos tipos
de trillos, hoces y guadañas.
. En algunas zonas con tierras especialmente fértiles, se introdujo la rotación de cultivos de tres hojas (rotación trienal,
asociando un cereal de primavera o una leguminosa a un cereal de invierno), lo que reducía al 33 en vez de al 50% la
necesidad de barbecho frente al sistema de año y vez, aumentando la producción y haciéndola más diversificada. La
posibilidad de abonado, estaba restringida a la disponibilidad de ganadería asociada, que, en las zonas y periodos en que
se incrementó, tuvo un importante impacto en la vida campesina, aunque no siempre positivo para los agricultores, cuyos
intereses estaban en contradicción con los de los ganaderos, habitualmente de condición privilegiada (el Concejo de la
Mesta y asociaciones ganaderas similares en los reinos cristianos peninsulares). El ejemplo de los monasterios,
especialmente de la orden benedictina expandidos por toda Europa occidental, extendió prácticas agrícolas, de gestión de
las propiedades y de industria alimentaria. En zonas de Europa meridional (la Sicilia y la España musulmanas), los árabes
introdujeron mejoras agrícolas, especialmente en sistemas de regadío (norias de Murcia, acequias de Valencia), el
aprovechamiento de las laderas (bancales de las Alpujarras), zonas inundables (arroz) y el cultivo intensivo de huertas, con
la generalización de los frutales mediterráneos (naranjos, almendros) y todo tipo de verduras.
Entre las causas de la reducción de la tasa de mortalidad que permitió ese crecimiento, leve pero sostenido, se ha sugerido
la mejora en la alimentación producto de la incorporación del octavo aminoácido, gracias al consumo de la lenteja. La
importancia de la producción y los trabajos en la agricultura era hasta tal extremo fundamental, que marcaba la vida y la
existencia de toda una comunidad, ya fuese militar, religiosa o aldeana. Los calendarios se podían establecer a partir de
los trabajos agrícolas, identificándose cada mes con su tarea correspondiente, y son numerosos los ejemplos conservados
hoy día que recogen esas actividades en pinturas murales, relieves escultóricos de iglesias y miniaturas de los manuscritos.
Es gracias a muchos de estos casos que conocemos cómo era la vida cotidiana entre las comunidades agrarias de la
Europa medieval.
5. Edad Moderna
Durante el Antiguo Régimen los países del sur y este de Europa prolongaron el sistema económico feudal, especialmente
en la agricultura, pudiéndose hablar de una refeudalización evidente desde la crisis del siglo XVII, en que se reafirmó la
posición predominante de los señores frente a los campesinos, que seguían siendo la inmensa mayoría de la población,
pero que no tenían posibilidad de iniciar la acumulación de capital necesaria para la transformación agraria. En cambio, en
la Europa noroccidental, especialmente en Holanda e Inglaterra, los cambios sociales y políticos (revolución burguesa) se
vieron acompañados en el campo por una revolución agrícola previa a la revolución industrial del siglo XVIII, que intensificó
los cultivos, aumentando los rendimientos gracias a mejoras técnicas y productivas (rotación de cultivos de cuatro hojas
de Waasland; aperos de Jethro Tull) y a la introducción de nuevos cultivos.5
La integración de la economía mundial tras la era de los descubrimientos permitió un intercambio de cultivos a nivel
planetario: productos del Viejo Mundo, tanto de zonas templadas como el trigo y la vid, como de zonas cálidas como la caña
de azúcar, el algodón y el café, fueron introducidos con éxito en América; mientras que productos del Nuevo Mundo como el
maíz, la patata, el tomate, el pimiento y el tabaco diversificaron la agricultura europea y del resto de los continentes. Ya en
época industrial, la explotación del caucho, restringida inicialmente a la silvicultura amazónica, también se acabó
extendiendo a otras zonas ecuatoriales a pesar de todo el cuidado que se puso en impedirlo.
Edad Contemporánea
La ideología del liberalismo económico propugnó la liberación del mercado de tierras y la imposición de la propiedad
privada sobre ellas, con distintas manifestaciones según los países (enclosures en Inglaterra desde el siglo XVIII; en
España supresión de mayorazgos y señoríos desde las Cortes de Cádiz, desamortización de Mendizábal en 1836). La
formación demercados nacionales unificados implicaba la unificación de los pesos y medidas, y la liberalización de los
precios frente al anterior proteccionismo mercantilista, tarea que eldespotismo ilustrado había iniciado desde
supuestos fisiócratas a mediados del siglo XVIII. La supresión de la tasa del trigo en España en 1765 estuvo entre las
causas del motín de Esquilache, a partir de lo cual la lenta tramitación de una Ley Agraria no llegó a resultados efectivos
(Informe de Jovellanos, 1795). En el Imperio austríaco se produjo la abolición de la servidumbre (José II, 1785), que en el
Imperio ruso no llegó hasta 1861 (reforma de Alejandro II). En Francia, la Revolución de 1789 suprimió los derechos
feudales, proporcionando una base de pequeños propietarios pero con suficiente capacidad de capitalización, muy
implicados con su tierra, que caracterizó desde entonces la vitalidad y especial fuerza social y política del campo francés.
En Inglaterra, el predominio de los terratenientes y la gentry en el Parlamento logró mantener hasta bien entrado el siglo XIX
el proteccionismo de las corn laws para evitar un descenso en el precio del trigo, en perjuicio de los industriales que
patrocinaron la Escuela de Mánchester. Lo que sí se había producido es la drástica reducción de la población activa agraria
ante cada vez mayor productividad del trabajo. La falta de expectativas de trabajo en el campo para una población creciente
(explosión demográfica), y la ruptura de las redes de solidaridad tradicionales en las parroquias rurales (poor laws,
desaparición de los comunales -en España con la desamortización de Madoz, 1855-) condujo a un imparable éxodo
rural que alimentó los suburbios de las ciudades industriales.
El uso de abonos químicos (fosfatos, nitratos, etc.) la mecanización y los estudios científicos de la edafología y la ingeniería
agrícola transformaron la agricultura, a finales del siglo XIX, en una actividad similar a la industrial en cuanto a su conexión
con la ciencia y tecnología. No obstante, la dependencia de la climatología y la periódica irrupción de plagas (hambre
irlandesa de 1845-1849, con afectación de la patata, filoxera desde 1863, con afectación de la vid) produjo periódicas crisis
agrícolas.
La división del mundo en países desarrollados y subdesarrollados tuvo en la agricultura uno de sus aspectos: los primeros
caracterizados por una agricultura especializada y de mercado con altos rendimientos (incluso en los denominados países
nuevos donde la presión de la población sobre la superficie es menor); mientras que en los segundos se produjo una
división por zonas entre una agricultura de subsistencia de explotaciones familiares con tecnología tradicional y sometida a
la presión del crecimiento demográfico, y una agricultura de plantación de monocultivos destinados al mercado
internacional, que también presiona sobre los cada vez más reducidos espacios naturales (deforestación).
La revolución verde de la segunda mitad del siglo XX significó un salto cualitativo en la tecnificación de la agricultura en todo
el mundo, basándose en mejoras tecnológicas avanzadas como las semillas de alto rendimiento, que a finales de siglo XX
experimentó un nuevo impulso con la biotecnología (OGM). Simultáneamente, la evolución generalizada hacia una
agricultura de mercado produjo la cada vez mayor dependencia de los plaguicidas y el abonado intensivo, con graves
problemas medioambientales como la contaminación de suelos y acuíferos y una drástica reducción de la biodiversidad; a lo
que se ha pretendido responder con el planteamiento de una denominada agricultura sostenible. 6Actualidad
Siglo XX, especialmente con la aparición del tractor, las exigentes tareas de sembrar, cosechar y trillar pueden realizarse de
forma rápida y a una escala antes inimaginable. Según la Academia Internacional de Ingeniería de EE.UU, la mecanización
agraria es uno de los 20 mayores logros de la ingeniería del siglo XX. A principios del siglo XX, en EE.UU. se necesitaba un
granjero para alimentar de 2 a 5 personas, mientras que hoy, gracias a la tecnología, los agroquímicos y las variedades
actuales, un granjero puede alimentar a 130 personas. El costo de esta productividad es un gran consumo energético,
generalmente de combustibles fósiles.
La difusión de la radio y la televisión (medios de comunicación), así como de la informática, son de gran ayuda, al facilitar
informes meteorológicos, estudios de mercado, etc.
Además de comida para humanos y sus animales, se produce cada vez con más amplia utilidad tales como flores, plantas
ornamentales, madera, fertilizantes, pieles, cuero, productos químicos (etanol, plásticos, azúcar, almidón), fibras (algodón,
6. cáñamo, lino), combustible (biodiésel, el propio etanol, que ahora ya se está obteniendo del maíz), productos
biofarmacéuticos, y drogas tanto legales como ilegales (tabaco, marihuana, opio, cocaína). También existen plantas
creadas por ingeniería genética que producen sustancias especializadas (como, por ejemplo, el maíz transgénico, que, al
igual que la obtención de etanol, está modificando la economía de los cultivos de esta planta y la vida de las comunidades
que de ella siguen dependiendo).
La manipulación genética, la mejor gestión de los nutrientes del suelo y la mejora en el control de las semillas han
aumentado enormemente las cosechas por unidad de superficie, a cambio estas semillas se han vuelto más sensibles a
plagas y enfermedades, lo que conlleva una necesidad de estos últimos mayor por parte del agricultor; Prueba de ello es el
resurgimiento de antiguas variedades, muy resistentes a las enfermedades y plagas, por su rusticidad. Al mismo tiempo, la
mecanización ha reducido la exigencia de mano de obra. Las cosechas son generalmente menores en los países más
pobres, al carecer del capital, la tecnología y los conocimientos científicos necesarios.
La agricultura moderna depende enormemente de la tecnología y las ciencias físicas y biológicas. La irrigación, el drenaje,
la conservación y la sanidad, que son vitales para una agricultura exitosa, exigen el conocimiento especializado de
ingenieros agrónomos. La química agrícola, en cambio, trata con la aplicación de fertilizantes, insecticidas y fungicidas, la
reparación de suelos, el análisis de productos agrícolas, etc.
Las variedades de semillas han sido mejoradas hasta el punto de poder germinar más rápido y adaptarse a estaciones más
breves en distintos climas. Las semillas actuales pueden resistir a pesticidas capaces de exterminar a todas las plantas
verdes. Los cultivos hidropónicos, un método para cultivar sin tierra, utilizando soluciones de nutrientes químicos, pueden
ayudar a cubrir la creciente necesidad de producción a medida que la población mundial aumenta.
Otras técnicas modernas que han contribuido al desarrollo de la agricultura son las de empaquetado, procesamiento y
mercadeo. Así, el procesamiento de los alimentos, como el congelado rápido y la deshidratación han abierto nuevos
horizontes a la comercialización de los productos y aumentado los posibles mercados.
Tipos de agricultura
Los tipos de agricultura pueden dividirse según muy distintos criterios de clasificación:
Según su dependencia del agua:
-De secano: es la agricultura producida sin aporte de agua por parte del mismo agricultor, nutriéndose el suelo de la
lluvia o aguas subterráneas.
-De regadío: se produce con el aporte de agua por parte del agricultor, mediante el suministro que se capta de cauces
superficiales naturales o artificiales, o mediante la extracción de aguas subterráneas de los pozos.
Según la magnitud de la producción y su relación con el mercado:
-Agricultura de subsistencia: Consiste en la producción de la cantidad mínima de comida necesaria para cubrir las
necesidades del agricultor y su familia, sin apenas excedentes que comercializar. El nivel técnico es primitivo.
-Agricultura industrial: Se producen grandes cantidades, utilizando costosos medios de producción, para obtener
excedentes y comercializarlos. Típica de países industrializados, de los países en vías de desarrollo y del sector
internacionalizado de los países más pobres. El nivel técnico es de orden tecnológico. También puede definirse
como Agricultura de mercado.
-Según se pretenda obtener el máximo rendimiento o la mínima utilización de otros medios de producción, lo que
determinará una mayor o menor huella ecológica:
-Agricultura intensiva: busca una producción grande en poco espacio. Conlleva un mayor desgaste del sitio. Propia de
los países industrializados.
-Agricultura extensiva: depende de una mayor superficie, es decir, provoca menor presión sobre el lugar y sus
relaciones ecológicas, aunque sus beneficios comerciales suelen ser menores.
Según el método y objetivos:
-Agricultura tradicional: utiliza los sistemas típicos de un lugar, que han configurado la cultura del mismo, en periodos
más o menos prolongados.
-Agricultura industrial: basada sobre todo en sistemas intensivos, está enfocada a producir grandes cantidades de
alimentos en menos tiempo y espacio -pero con mayor desgaste ecológico-, dirigida a mover grandes beneficios
comerciales.
7. -Agricultura ecológica, biológica u orgánica (son sinónimos): crean diversos sistemas de producción que respeten las
características ecológicas de los lugares y geobiológicas de los suelos, procurando respetar las estaciones y las
distribuciones naturales de las especies vegetales, fomentando la fertilidad del suelo.
-Agricultura natural: se recogen los productos producidos sin la intervención humana y se consumen.