1. Primera Lectura: del libro de Isaías (6,1-8):
Salmo Responsorial: Sal 92
R/. El Señor reina, vestido de majestad
Evangelio: san Mateo (10,24-33):
No tengan miedo
Tiempo Ordinario. No te preocupes de la
estima de los otros sino por las enseñanzas
de Cristo.
Autor: Jaime Rodríguez | Fuente: Catholic.net
2. Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (6,1-8):
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono
alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en
pie junto a él, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro,
con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían.
Y se gritaban uno a otro, diciendo: «¡Santo, santo, santo, el Señor de
los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!» Y temblaban los
umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de
humo.
Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros,
que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis
ojos al Rey y Señor de los ejércitos.»
Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que
había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
«Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está
perdonado tu pecado.»
Entonces escuché la voz del Señor, que decía: «¿A quién mandaré?
¿Quién irá por mí?» Contesté: «Aquí estoy, mándame.»
¡Es palabra de Dios! ¡Te alabamos Señor !
3. Salmo 92
R/. El Señor reina, vestido de majestad
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.
4. Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más
que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo
con ser como su maestro, y al esclavo como su amo.
Si al dueño de la casa lo han llamado Belcebú, ¡cuánto más a los
criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue
a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse.
Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al
oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No
se venden un par de gorriones por unos cuartos?
Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro
Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados.
Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los
gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de
su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres,
yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»
¡Es palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
5. Oración
Dame, Señor, la fe, la esperanza y la caridad para vivir el estilo de vida
que me propone tu Evangelio. La mentira domina al mundo con
medios cada vez más veloces y sofisticados, mientras la
evangelización parece tomar un ritmo lento. Por eso te pido que
ilumines mi oración, de modo que ésta me dé la luz y fuerza para
responder, con prontitud y generosidad, a lo que me toca hacer.
Petición
Señor, dame la valentía necesaria para cumplir tu voluntad en cada
momento de mi vida.
6. Meditación
También nosotros, en la oración debemos ser capaces de llevar ante
Dios nuestras fatigas, el sufrimiento de ciertas situaciones, de ciertas
jornadas, el compromiso cotidiano de seguirlo, de ser cristianos, y
también el peso del mal que vemos en y alrededor de nosotros, porque
Él nos da esperanza, nos hace sentir su cercanía, nos da un poco de luz
en el camino de la vida. [...]
Cada día en la oración del Padre Nuestro le pedimos al Señor: "Hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo". Reconocemos, por ello, que
hay una voluntad de Dios con nosotros y para nosotros, una voluntad
de Dios en nuestras vidas, que debe convertirse cada día más en la
referencia de nuestro querer y de nuestro ser; reconocemos entonces
que es en el "cielo" donde se hace la voluntad de Dios y que la "tierra"
se vuelve "cielo", lugar de la presencia del amor, de la bondad, de la
verdad, de la belleza divina, solo si en ella se hace la voluntad de
Dios. (Benedicto XVI, 1 de febrero de 2012. )
7. Reflexión
Para el fiel cristiano la vida terrenal es sobre todo ocasión de crecer en el amor
por su Creador. Por eso Dios nos advierte que, incluso si humanamente el
desaliento nos atenaza, tenemos que estar dispuestos a perder la vida del
cuerpo, si con esto vamos a conseguir la gloria por la vida del alma, que es la
eternidad.
Más que preocuparse de la estima de los otros o peor aún orientar nuestra vida
según las costumbres de la moda, lo que realmente debería importarnos es
preocuparnos por las enseñanzas del Hijo de Dios y los valores de la doctrina
cristiana.
Conocerlos, respetarlos no por obligación sino por elección diaria. Vivirlos
auténticamente significa sencillamente emprender y aventurarse en la misión
de ser testigos. Es pesado y cansado, a veces incómodo hasta casi a perder los
ánimos.
Las tablas de madera que se utilizarán en los barcos son puestas a prueba en
las llamas del fuego incandescente, y aquellas que no se parten son las que
darán elegancia, estabilidad y velocidad al barco.
"Que vuestra conducta entre los paganos sea siempre irreprochable porque
mientras os calumnien como malhechores, al ver vuestras buenas obras lleguen
a glorificar Dios en el día del juicio", 1Pt 2,12.
8. Propósito
Pedir a Dios la fuerza para salir de mí mismo y poder adecuar, sin
temor, mi voluntad a la suya.
Diálogo con Cristo
Jesús, te reconozco como mi Dios y Señor, acepto el estilo de vida
propuesto en tu Evangelio como el camino que me puede llevar a la
santidad. Pero es un camino arduo, contra corriente, porque el mal tiene
muchas y nuevas caras y las tentaciones se multiplican. Ataques vienen
de todos lados: familia, amigos, medios de comunicación. Pero también
para Ti fue difícil, así que ayúdame a no quejarme, a tener la sabiduría
y la fortaleza para defender siempre tu verdad y buscar medios eficaces
para mi formación permanente, medio por el cual puedo convertirme en
un eficaz discípulo y misionero.