1. ¡Soy como soy!
Érase una vez… un caracol, sentado en una
roca
Algunos decían que estaba triste el
caracol, otros decían que estaba ansioso,
pero la mayoría decía que estaba molesto.
En cuanto vino su amiga la libélula, el
caracol le dijo, que estaba muy molesto
Porque no era rápido sino que era muy lento.
Intentaron con todas las cosas posibles:
Con propulsores, salio volando, con el patín se cayó al
piso, con la podadora, perdió el control, y así con todas
las cosas, pero no funcionaron.
Luego fueron a buscar a la lechuza sabia, pero no les pudo
decir nada porque era la hora de tomar el te. Tristes
fueron a sentarse a la roca del principio.
Esperaron y esperaron para que les venga una idea a la
cabeza.
Luego de esperar tanto, a la libélula se le ocurrió un
consejo para decirle al caracol – no importa como seas
por afuera, vas a ser el mismo por dentro. Tenes que ser
como sos, ignora las cosas malas que te dicen, también
tienen que respetar tus opiniones –
Ese pequeño consejo de la libélula siguió contándolo año
tras año, caracol tras caracol y desde entonces esta
enseñanza nos hace ver que hay que ser como somos.
¡Ah! Por cierto vivieron felices para siempre.
FIN