En este artículo comento el libro de relatos "Con la soga al cuello", de Flavia Company, especialmente el sentido del relato "El río de la vida", como metáfora del momento creativo en que se encuentra la autora.
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La mirada renacida: Con la soga al cuello, de Flavia Company Navau
1. La mirada renacida: Con la soga al cuello, de Flavia Company Navau
Por Eva Gutiérrez Pardina
Universitat Rovira i Virgili (URV), Tarragona
Me gustaría pensar que tengo una mirada que se
refleja en mi voz. No me atrevo a asegurarlo, sin
embargo. Digo que me gustaría.
Flavia Company Navau en una entrevista con
José Cruz Cabrerizo (marzo de 2009)
El pasado 23 de febrero asistí a la presentación, en una sala del Ateneo barcelonés,
de la última recopilación de cuentos de la novelista y también poeta Flavia Company
Navau, Con la soga al cuello, apadrinada por Cristina Fernández Cubas. Aquella
presentación significó para mí, entre otras cosas, la constatación del dulce momento
profesional y, por qué no decirlo, también personal, que está viviendo la autora. Que
una escritora de la talla de Fernández Cubas apadrinara este último libro de relatos es
un hecho harto significativo. Que la sala se quedara pequeña por la gran afluencia de
público, también lo es.
Company ha recorrido un largo camino desde su primera novela, allá por 1988, hasta
el día de hoy. Son veinte años de oficio y de búsqueda interior los que le han servido
de trampolín por el que lanzarse, como siempre sin red, a esta nueva aventura literaria
que consolida su trayectoria y abre la puerta a una nueva visión del mundo y de sí
misma.
Alguien podría preguntar si podemos hablar realmente de “nueva visión” de la autora,
sabiendo que algunos de estos relatos la acompañan desde el año 20011, y que
1
Así lo afirma la autora en su entrevista con Sarah Pelusi para Ámbito cultural, 10 de marzo de
2009.
1
2. terminó el libro hace ya dos años2. Es posible si tenemos en cuenta que, como indica
la misma autora, aunque escriba relatos (o cuentos, como le gusta llamarlos) en un
amplio período de tiempo, en el momento de publicarlos lo hace entendiéndolos como
una unidad, surgidos de una intención, idea, concepto, voluntad, un deseo, un
objetivo3 . Mientras que la historia y el tono vertebran sus novelas, una mirada y un
concepto vertebran sus cuentos4. Es en enero de 2009 cuando se produce el
ensamblamiento definitivo de estos 19 relatos bajo el mismo título, el mismo concepto
(los momentos-bisagra, las situaciones en las que se pone de manifesto nuestra
verdadera naturaleza, nuestra vulnerabilidad y la capacidad para superar las
dificultades5) y una mirada concreta, distinta, de la autora sobre el mundo.
Se hace difícil contener el impulso de leer de un tirón todas las historias de esta nueva
obra llena de inteligencia, vitalidad, ternura y saber hacer narrativo, en palabras del
editor de Páginas de Espuma, historias que permiten la relectura múltiple sin riesgo de
aburrimiento o decepción.
Uno de los múltiples placeres que proporcionan los relatos de Company es la
posibilidad de reencontrarnos con frases, situaciones y personajes de su narrativa
anterior; elementos que pueden reaparecer de nuevo, como parte de una novela en el
futuro. En ocasiones, son relatos enteros los que acabarán apareciendo insertos en
2
Detalle recogido, por ejemplo, en sus entrevistas con Ada Castells (Avui, 28 de febrero de
2009) y Sergio Gaspar, editor de DVD Ediciones
(http://www.dvdediciones.com/firmas_fcompany.html), el 24 de marzo de 2009), así como en la
presentación de la obra a cargo de Sonia García García en la librería Negra y criminal, en
Barcelona, el 7 de marzo de 2009
3
Entrevista con Sofía Basalo para www.abpress.net
4
Entrevista con José Cruz Cabrerizo del 30 de marzo de 2009.
5
Así define Company el motivo que une a todos los relatos de Con la soga al cuello en su
entrevista con Nora Almada para Litreraturas.com, el 3 de abril de 2009. Por eso habla la
autora de Con la soga al cuello como de un libro esperanzado (Véase su entrevista con Esther
Ginés para Estrella digital del 29 de febrero de 2009 (“Flavia Company traslada al campo del
relato las situaciones cotidianas del día a día”.)
2
3. una novela posterior. En Con la soga al cuello encontramos dos ejemplos del caso
inverso: “Jacobo” y “El rodeo” formaban parte de su última novela, La mitad sombría.
El juego consiste, en definitiva, en descubrir las pistas que la autora va dejando en sus
obras, conectando unos textos con otros, demostrando que las situaciones y los
personajes parecen distintos cuando son, en realidad, intercambiables6. Cuando en el
relato “En tránsito” la protagonista abre la puerta de la memoria y, como si fuera la de
la nevera, un frío largamente acumulado se abalanza sobre ella, lo que se abalanza
sobre el lector de Company es el frío de la nevera que iluminaba tenuemente la prisión
de Silvia en Luz de hielo, la cuarta novela de la autora. Cuando la protagonista de “En
tránsito” se asoma a sus recuerdos, piensa que atrás se puede volver, lo sabe. Pero
también sabe que eso no es exactamente así (p.13) y nos acordamos entonces de la
frase en otra novela de la autora, Dame placer, que dice: a las cosas y a los lugares no
se puede volver ni siquiera volviendo 7. En la primera novela de Company todo giraba
en torno a un proyectado viaje en tren8; lo narrado en el relato “En tránsito” tiene
lugar en un tren y se escribió, de hecho, en uno de ellos.
Que una amante del pasado intervenga en la ruptura de una relación entre mujeres en
“Rodajas de limón” me hizo pensar en Dame placer y su menàge a trois con una
modista, ahora convertida en ginecóloga. Las encantadoras abuelitas que aparecen en
el relato Una vida en común remiten a las también encantadoras abuelitas, e
6
Quizá el ejemplo más claro de este concepto de intercambiabilidad en la narrativa de
Company sea Ni tú, ni yo, ni nadie. (Novela en una presentación, tres actos, tres entrevistas y
un monólogo), El Aleph, Barcelona 2002 [Original en catalán, Ni tu, ni jo, ni ningú, Edicions 62,
col. El Balancí, Barcelona, 1998]. Próximamente verá la luz mi conferencia “¿Arte o nonada? Ni
tú, ni yo, ni nadie, de Flavia Company Navau” en las actas del VIII Congreso de la Asociación
Española de Estudios Literarios Hispanoamericanos (AEELH), que tuvo lugar en Tarragona del
16 al 19 de septiembre de 2008, donde comento, entre otros, este aspecto.
7
Emecé Editores, Barcelona, 1999, p.118. Esta frase vuelve a aparecer, casi idéntica (“somos
nosotras quienes no podemos volver a las cosas ni siquiera volviendo”) en la continuación de la
primera novela de Company, Querida Nélida, continuación que fue publicada en M’escriuràs
una carta?, p.205, una recopilación de artículos sobre las cartas que publicó el Museu d’Art de
Girona el año 2000.
8
Véase mi artículo “Viaje de amor y muerte: Querida Nélida, de Flavia Company”, Versátil
(Cuaderno de Letras / Quadern de Lletres), núm.1, Barcelona, primavera del 2003.
3
4. igualmente lesbianas, de los relatos de “Por una cafetera“ y “La cafetera de la
providencia” incluidos en la (también) recopilación de cuentos de la autora Género de
punto9, e indirectamente se relacionan también con las protagonistas de su octava
novela, Melalcor10. El relato “Julio Equis” apareció ya con otro título (“Irse hacia
dónde”) en la revista Versátil, de Barcelona, la primavera del 2003. Como ven, en la
narrativa de Flavia Company una conexión lleva a otra conexión y ésta a otra, y a
otra... La misma autora es muy consciente de ello:
Veo mis escritos como un todo, continuo y sin cortes. Lo que escribo está
relacionado, forma parte de un minúsculo mundo, el mío, y las conexiones me
resultan inevitables. Cuando escribo un texto nuevo, tengo en mente todos los
anteriores. Sin quererlo, de un modo natural. 11
Con la soga al cuello nace, pues, a partir de un pasado textual con el que mantiene
sólidos lazos; sin embargo, hay algo nuevo en la forma de narrar de Company que se
anuncia ya desde el primer relato: es la mirada de la autora sobre el mundo y sobre sí
misma lo que ha cambiado. Que no es poco. De ahí que se hablara, ya desde la
misma presentación de la obra ese 23 de febrero, de Con la soga al cuello como de un
punto de inflexión en la trayectoria de la autora.
Su mirada se dirige ahora hacia aquellas situaciones en las que pueden encontrarse
personas corrientes sometidas a la presión de determinadas circunstancias; cuando se
ven, en definitiva, con la soga al cuello. Y lo hace sin recurrir para ello, como en su
conocida trilogía Círculos en acíbar, Luz de hielo y Dame placer, a tópicos literarios (la
amante abandonada, el suicida romántico, la madre muerta o lo perfecto inasible)
como forma de expresión, sino que el contenido se expresa mediante hechos y
9
Género de punto, El Aleph, Barcelona, 2002. Para una rápida idea de esta recopilación de
relatos, pueden leer mi reseña publicada en Lateral, sección “Estantería”, octubre de 2003.
10
En la conclusión de mi tesis doctoral sobre Flavia Company, Cuatro caras de Hermes en la
obra narrativa de Flavia Company que leí el 4 de julio de 2006, indicaba que las dos ancianas
de Género de punto podrían haber sido la pareja protagonista de Melalcor si Mel se hubiera
acabado casando con el Primogénito (p.354).
11
Entrevista con Nora Almada para la revista Literaturas (www.literaturas.com) el 3 de abril de
2009.
4
5. personajes cotidianos, aparentemente simples, sin resonancias épicas o míticas, sin
estridencias románticas: la tensa espera de unos resultados médicos; el trastorno
mental de un padre de familia; la frustración ante la imposibilidad de conocer los
secretos del otro; el cuidado de un familiar dependiente; las consecuencias de la
mentira; el padre maltratador; la condena del asesino en serie; la sorpresa de quien
halla una buena mañana pelo púbico en su boca.. y no recuerda a quién pertenece. En
diversas ocasiones aparece también un elemento mágico, maravilloso o extraño en la
trama, trazos surrealistas, según Ernest Farrés Junyent12, que nos sorprenden - como
nos sorprendió años atrás el velero móvil en un cuadro de su novela corta El
apartamento13- y que revela un mensaje más profundo, un sentido que va más allá de
la literalidad de una primera lectura. Sería el caso de los relatos Con luz verde , La
carnicería, El jardín o el Ascensor, donde la autora nos habla de lo inevitable del
destino, el deseo de la eterna juventud, la frustración que genera, paradójicamente, la
perfección, y la prisión en la que puede convertirse el matrimonio o, de forma más
extensa, la monogamia14.
“El río de la vida“ es uno de estos textos, y lo es de forma especial, porque, en
realidad, no es un relato o, más bien, es una explicación novelada de la nueva ars
poetica de la autora. Es este pequeño relato, modesto, ubicado de forma que casi
pasa desapercibido, el que pone ante nuestros ojos el proceso que marca la evolución
de la narrativa de Flavia Company Navau.
12
“Anverso y reverso”, en el suplemento “Culturas” de la La Vanguardia , publicado el 18 de
marzo de 2009. Juan Ángel Juristo afirma en este sentido en su artículo “El destino sellado”,:
creo que Flavia Company mantiene una mirada poética, es decir, terrible, sobre le mundo que
le rodea – vale decir también una mirada donde lo maravilloso existe- y que esa mirada es
parte consustancial de su manera única de estar entre las cosas (suplemento de ABC, 9 de
mayo de 2009).
13
El apartamento / L’apartament, Mobil Books/ Salón Náutico, Barcelona 2006.
14
Me recuerda este relato a otro de entre los preferidos de la autora, el titulado “Lazo
indisoluble“, de Rosa Chacel.
5
6. Hay tres personajes, tres mujeres en “El río de la vida”, a las que imagino situadas
espacialmente en los vértices de un triángulo. La primera, voz narrativa, representa a
la autora en el momento actual. La segunda personifica a la autora escribiendo las
obras publicadas con anterioridad a Con la soga al cuello. La tercera representa su
narrativa futura. Veámoslo.
La primera mujer, escondida detrás de un seto, observa en un primer momento, desde
una distancia, a la segunda. Encogida, casi inmóvil, esta segunda mujer es incapaz de
ver pues, aunque sus ojos están abiertos y parece desear ver algo, las lágrimas que
anegan sus ojos se lo impiden. Es la viva imagen de la desolación, del dolor sin
consuelo. Le avergüenza no poder liberarse de su particular círculo de acíbar. No
desearía tener que mostrar impúdicamente su pena una y otra vez frente a los demás,
pero no puede evitarlo; mostrar su dolor es, al mismo tiempo, una necesidad y una
condena. Inmune al consuelo, sólo puede deshacerse en llanto.
La primera mujer, aún oculta tras el seto, nos dice que, durante un tiempo, utilizó a
esta mujer-tristeza para expresar su propio dolor, y esa mujer estaba entonces triste
por la muerte de mi madre o la desaparición de mi amiga. Precisamente son éstos los
dos grandes temas o, más bien, los dos grandes motivos de dolor, que atraviesan la
narrativa de Company, desde su inicio con Querida Nélida hasta su último gran canto
de dolor, suma y coronación de su narrativa anterior, que es La mitad sombría. En esta
última novela, Company se vierte como doliente tinta sobre el ávido blanco, una y otra
vez, sin satisfación ni descanso, en un ejercicio que acabará agotándola, hasta el
extremo de expresar su voluntad de dejar de escribir mediante la terrible escena en la
que Algo cercena su mano con un hacha15. Liberase de la condena de escribir vendría
15
La misma autora reconoce su especial conexión con la protagonista de La mitad sombría
(DVD Ediciones, Barcelona 2006): en una entrevista concedida al Diari de Tarragona,
(suplemento “Encuentros”, 28 de marzo de 2009), Company afirmó que si fuera un personaje
de novela, ella sería Algo. Asimismo, en su entrevista con Nora Almada para la revista
6
7. a ser, también, un dejarse morir, como anuncia otro personaje-personificación de la
autora que encontramos en una novela anterior, Negoci Rodó16. Sin embargo, ese
suicidio físico-literario no tendrá lugar. El dolor, cuando es insondable, paraliza. Por
eso en El río de la vida la protagonista dirá de esa mujer-tristeza que por un momento
tuve miedo de que fuese a cometer una locura, pero era tal su inmovilidad que
descarté la idea (p.98).
La reiteración de la pena en futuros textos, después de La mitad sombría, era ya
imposible. La torturada repetición del dolor, amplificado aquí hasta la extenuación, se
revela como un callejón sin salida. Por eso dirá la mujer escondida tras el seto que en
esa mujer [la segunda], por ejemplo, al principio vi y aprendí la tristeza. Después sólo
la tristeza y más tarde nada en absoluto (p.98).
La toma de consciencia de la necesidad de evolucionar, de abandonar esa vía de
exploración ya agotada, es lo que provoca en ella el deseo de hacer reaccionar, de
una vez, a la mujer- tristeza, provocarla, lanzarle una piedra, o bien salir del escondite
donde se siente segura pero donde sabe que no podrá permanecer mucho tiempo –
permanecer, sin embargo, es imposible. La corriente me devuelve a la línea de salida
(p.98)-.
Y aparece entonces esa otra mujer, que avanza hacia ella – no la ha alcanzado aún,
pero se acerca a ella, sin duda-, con paso decidido, mirándola, sonriéndola. La ve y,
automáticamente, la primera mujer piensa: es una suerte que existan los demás
(p.99). Es el anuncio de la nueva narrativa que sucederá a La mitad sombría. La nueva
mirada de Company que se cierne, ya, sobre el mundo. Una mirada que puede
expresar el dolor de otros, pero capaz de hacerlo sin necesidad de expresar su propia
Literaturas (www.literaturas.com) el 3 de abril de 2009 también confiesa que ésta es la novela
de la que se siente especialmente cerca.
16
Columna, Barcelona, 2005. Fundamental, en este sentido, el capítulo 18 (pp. 97-104).
7
8. pena a través de otros. Capaz de arrancar su mirada del propio interior, de los
fantasmas que habitan su pasado concreto. Abierta a lo universal que está frente a sí,
fluyendo en el río de la vida. Contemplando el momento que huye, la encrucijada.
Antes, hace tiempo, en vez de contemplar yo escribía. Una palabra tras otra,
todas las que podía, recordando la vida o sustituyéndola. Haciéndolas pasar
por ella. Ahora, en cambio, miro hasta que todo desaparece de mi vista y no
veo más que el hecho de mirar, que es justo el modo de estar en el mundo, es
la revelación del instante que se basta (p.98).
Es ésta una mirada capaz de sorprenderse ante lo cotidiano como la del niño para el
cual cada pequeña cosa es un acontecimiento. Una voz y una mujer renacida, a la que
le es posible sonreír. De ahí el agradecimiento de Company por la existencia de los
demás, de quienes pueden alejarla de aquella mujer-tristeza a la que ve ya como algo
ajeno, visualizable fuera de sí, mero punto de partida desde el que alzarse y avanzar.
Tal vez pensando en esta mujer-tristeza afirmó la autora, en su entrevista con Sarah
Pelusi: soy lo suficientemente curiosa como para que me guste encontrarme, a pesar
de correr el riesgo de que no me guste lo que encuentro. Es una vía para
evolucionar17.
Frente a ella se encuentra, aquí y ahora, la mujer que sonríe. Bienvenida sea esta
aurora a la vida y la obra de Flavia Company Navau.
17
Ámbito cultural , 10 de marzo de 2009.
8