1. La serpiente de oro<br />La serpiente de oro es la primera novela del escritor peruano Ciro Alegría, publicada en Santiago de Chile, en diciembre de 1935. La escribió cuando tenía 26 años de edad, ampliando un cuento primigenio titulado “La Balsa”, cuyo argumento se centra en la vida de unos cholos balseros de la ceja de selva del norte del Perú. Es considerada como una de las más representativas “novelas de la tierra”, circunscritas dentro del indigenismo.<br />Contexto<br />La balsa” en otro más extenso al que nominó “El Marañón”, el cual presentó al concurso literario convocado por la Editorial Nascimento y auspiciado por la Sociedad de Escritores de Chile. <br /> Argumento<br />La novela es un relato sobre la vida cotidiana de los cholos balseros del caserío de Calemar, a orillas del río Marañón, en la ceja de selva del norte del Perú. También se relata de forma paralela la aventura de un ingeniero limeño, Osvaldo Martínez de Calderón, quién se interna en la región selvática para crear una empresa explotadora de los recursos naturales, a la que planea bautizar con el nombre de “La serpiente de oro”, nombre que aludía a la forma serpenteante del río y a sus riquezas auríferas. <br />Escenarios<br />El escenario principal de la novela es el valle de Calemar, lugar habitado por cholos cuya principal actividad es la balsería y el cultivo de frutales. Cerca se desliza el imponente río Marañón, que no corta al valle, sino que pasa lamiendo un peñascal que domina el pueblo y que sirve como una muralla natural de roca.<br />Personajes<br />En la obra encontramos una gran variedad de personajes. Cada uno tiene relevancia, pero solo mencionaremos los de mayor importancia en el desarrollo de los hechos.<br />La familia Romero. Asentada en el valle de Calemar y dedicada al transporte en balsa, la pesca fluvial, y el cultivo de frutales y otros productos agrícolas. Lo conforman: <br />El viejo Matías, el veterano jefe de familia, muy locuaz contador de historias.<br />Doña Melcha, la esposa de Matías, igualmente anciana, dedicada a las tareas del hogar.<br />Arturo Romero, hijo de Matías, es un joven que ya tiene su hogar propio, que el mismo construyó a pocos pasos de la casa de sus padres. Su esposa es la Lucinda y tiene un hijo todavía caishita o infante, el Adán.<br />Rogelio Romero, conocido familiarmente como el Roge, es el hermano menor de Arturo. Tiene 20 años. Es fuerte, hábil nadador y muy impulsivo. Morirá tras ser arrastrado por la corriente del río, en el peligroso paso de “La Escalera”.<br />Lucas Vilca, es un cholo de Calemar, vecino de los Romero. Tiene su platanar y su cocal, y vive solo, pues sus padres ya habían fallecido. Se enamora de Florinda a quien hará luego su esposa. Es uno de los narradores de la novela.<br />Osvaldo Martínez de Calderón, ingeniero limeño, alto, blanco y delgado, que llega de pasada a Calemar con planes de explorar la región y formar una empresa explotadora de sus recursos naturales. Soberbio y altanero, ve con desprecio a los cholos pero la necesidad de sobrevivir en medios tan hostiles como la selva y la puna le obligan a adaptarse a las costumbres de la región. Entusiasmado con su plan de explotar el oro de los lavaderos, decide volver a Lima para traer capitales pero muere picado por una serpiente. Deja un hijo en una muchacha de Calemar, la Hormecinda.<br />Juan Plaza, hacendado de Marcapata, ya anciano y con numerosa familia. Hospeda al ingeniero Osvaldo y le aconseja sobre sus planes de exploración (capítulo IV: “Ande selva y río”).<br />Lucinda, la esposa de Arturo, es una mujer del pueblo de Sartín, en las alturas, hija de doña Dorotea. Se destaca por su fina faz, sus ojos verdes, sus senos erguidos y su donosura al bailar. Como todo poblador de las alturas, al llegar al valle de Calemar padece de fiebres palúdicas, pero se recupera. Luego de sufrir muchos abortos al fin tuvo un hijo, el Adán.<br />Doña Dorotea, hospedera del pueblo de Sartín, ya viuda, madre de Lucinda y de un niño menor de edad. Las malas lenguas decían que la Lucinda era el fruto de un amorío que tuvo con un gringo buscador de minas.<br />Florinda, bella chinita de Calemar, hija del cholo Pancho y pretendida por el Rogelio. Luego de la muerte de este termina juntándose con Lucas Vilca.<br />Doña Mariana Chiguala, viuda, ya madura pero aun atractiva, que vive en el fondo del valle de Calemar, junto con su sobrina Hormecinda. En su casa se hospedan los forasteros y otras veces la iba a visitar el cholo Encarna. Ella protagoniza el capítulo titulado “La uta y el puma azul”.<br />Hormecinda, una chinita o muchacha de 15 años, sobrina de doña Mariana. Se dedica a pastear cabras. Tiene un amorío con el ingeniero Osvaldo y producto de ello queda embarazada. Pero el ingeniero morirá antes que nazca el niño.<br />Venancio Landauro, residente de Shicún, poblado situado aguas arriba del Marañón, amigo de los Romero.<br />El Encarna (abreviatura de Encarnación), viejo cholo, contemporáneo del Matías, quien vivía casi al fondo del valle.<br />El cura Casimiro Baltodano, párroco de Pataz, quien es invitado a Calemar durante las festividades religiosas para oficiar las misas.<br />Florencio Obando, el Teniente gobernador de Calemar. Alabado por su prudente gobierno.<br />Silverio Cruz, cholo de Calemar, balsero y agricultor como todos. Perderá su chacra arrasada por el desmonte.<br />El Pablo, cholo de Calemar que mata a otro llamado Martín por una disputa de un palo de balsa. La justicia lo exonera de culpa pues considera que había sido víctima de una provocación. Es contratado como ayudante por el ingeniero Osvaldo.<br />El Julián, cholo de Calemar que junto con el Pablo es contratado como ayudante por el ingeniero Osvaldo.<br />El Riero, apodo de Inacio Ramos, es un corrido o fugitivo de la justicia, que había sido amigo del padre de Lucas Vilca.<br />Don Policarpio Núñez, negociante de ganado, quien llega a Calemar solicitando a los balseros el traslado de sus reses al otro lado del río.<br />NALISIS Y COMENTARIO<br />La serpiente de oro intenta revelar interiormente la vida de los balseros del río Marañón. Aunque este objetivo no se logra, pues a la larga resulta evidente la exterioridad de la perspectiva que domina el relato, la novela es una hermosa y profunda descripción de una comunidad tradicional, ciertamente idealizada, y de sus relaciones con la naturaleza. Uno de los méritos de esta obra es que invierte el sentido de la relación-paisaje que por entonces desarrollaba la novela regional hispanoamericana, en la que el ser humano aparecía siempre aplastado por la fuerza de una naturaleza inhóspita e invencible, enfatizando —a la inversa— la capacidad del hombre americano para enfrentarse con ella, para comprenderla y dotarla de sentido, para aceptarla, en fin, como morada digna de su existencia. En la novela el río es símbolo de esta naturaleza; y el esforzado acto de cruzarlo, que los balseros realizan diariamente, a veces pereciendo en el intento, representa, también en un plano simbólico, el sentido de la existencia: un acto esencial, donde hombre y paisaje convergen, bajo el poder del Destino. De lo anterior se desprende que La serpiente de oro tiene escasa resonancia social y un déficit insalvable: en su universo la historia no existe. El tiempo se ritualiza en la reiteración de ese acto esencial, único e intrasformable (Antonio Cornejo Polar).<br />