2. El regreso del hombre invisible Franco Vaccarini Cuando Lila entró en el cuarto con esos anteojos feos, faltaban cinco minutos para ver a mi amigo invisible. Yo no lo sabía, claro. -¿Te gustan? Los conseguí en la tienda de cosas viejas. -Son horribles, me encantan,- le contesté. -¿Sabes para qué sirven?. Para ver a los amigos invisibles. La noticia me inquietó. Yo tuve, como todos, un amigo así – Geniono-, a tres o cuatro años. Después se fue. Lo raro es que a los 9 años regresó. Justo cuando nos mudamos a este barrio. Yo dejé de ver a mis amigos, y los chicos de acá no son malos, pero los amigos se extrañan, es así. A mamá y a Lila, mi hermana mayor, les contaba de mis charlas con Geniono; el tema era un especie de secreto familiar. Un día, mamá me dijo: -Renato, ya basta de hablar de Geniono. ¡Sos grande! Si tu papá se entera, se va enojar. ¿Y qué culpa tenía yo? Lila, en cambio, se interesaba en los detalles. -Si es invisibles, ¿cómo lo ves? ¿Y quién dijo que yo puedo verlo?- le respondí. -No entiendo. ¿Cómo sabés entonces que es petiso y canoso? -Geniono me cuenta como es- afirmé Lila estaba eufórica.
3. -¿Dónde está? -Creo que arriba del Quijote- Le informé. ¿Vamos a ver si es cierto!-afirmó, triunfal. Se puso los anteojos y… -Bueno, bueno, a ver ese famoso amigo invisib…¡Ayyyy! Lila interrumpió la frase, más sorprendida que asustada. -¿Yo pensé que todo era un…juego!- exclamó cuando pudo recuperarse. Tomé los anteojos. Geniono dormía como un ángel canoso, sonriendo entre sueños. Era tan minúsculo que le bastaban los gruesos lomos de los dos volúmenes del Quijote para extenderse. Desde entonces, con Lila pasábamos horas enteras jugando a la pelota paleta en el patio. Cosa extraña, a medida que mi hermana y yo nos hacíamos más inseparables, Geniono se fue haciendo más y más pequeño. Un día me informó que el Quijote le quedaba grande, y pasó a dormir arriba de un Julio Verne de bolsillo. Una tarde en la que yo me sentía un poco melancólico, lo busqué un largo rato, con los anteojos puestos, hasta que lo encontré: meditaba sobre una ficha de dominó. Me guiñó un ojo, cómplice. Después comencé a tener amigos nuevos, como Walter y Fabián y ahí fue cuando Geniono…quizas! No estuvo en ninguna parte, y yo me olvidé. FIN
4. ACTIVIDADES Responde las siguientes preguntas, en color verde, letra tahoma, tamaño, nº 10. ¿Quién era el amigo invisible de Renato? ¿Cómo era físicamente? ¿Dónde descubre Lila a Geniono? ¿Cómo reacciona ella? ¿De qué manera influye la presencia de Geniono en la relación entre hermano? ¿les parece que Renato se sentía acompañado por Geniono? ¿Por qué? ¿Por qué son importantes los amigos?
