1. REZO EN CHILOE PROFUNDO: Una forma colectiva de vivir la muerte.
REMERO: Pintura de Eduardo Rapiman
Jaime Ibacache Burgos
Medico en Archipielago de Chiloe
Fue este Sábado Santo. La multitud del vecindario
acompañaba a la familia que en la casa habitación del
padre del difunto, donde todos miraban por sobre la
cordillera atravesando el mar interior de Chiloe llamando
al espíritu del difunto fallecido en Argentina hace unos
días atrás. "Se murió de pena", "trabajaba solo en los
montes", decían los asistentes a este Rezo donde se
trataba de llamar al espíritu del difunto. El diagnostico
biomédico fue Cáncer al pulmón.
En la habitación principal de la antigua casa de color azul
añil, con tejuelas de alerce, techos bajos y ventanas
estrechas , una multitud de familiares y vecinos nos
sentabamos en sillas dispuestas frente a un altar donde
2. estaban las fotos del difunto y su madre, tambien
fallecida hace años.
Guiaba la ceremonia un rezador contratado en uno de los
cerros vecinos, quien participaba junto a un ayudante que
seguía de cerca los versos y canticos del rosario.
Entre rezos y rezos se abría la puerta que daba a la
cocina y aparecían las bandejas con vasos de vino,
chicha, bebidas, licores. Esto era intercalado con comidas
en base a pan con arrollado, mortadela y una
reconfortante cazuela de cordero como plato de fondo.
Afuera la noche y sus estrellas recibían a la luna llena que
todo lo ilumina. "Con la luna llegara el espíritu del finao"
me dijo una señora anciana.
Me acerque al fogón donde los más jóvenes se
encargaban de mantener la comida a punto. Algunos
hombres ya mayores allí contaban sobre la vida del finao
entre lágrimas y a veces risas.
Otros grupos de jóvenes hablaban sobre su vida laboral
en las salmoneras y en los cultivos de choritos, frente a lo
cual los mayores decían que eso estaba dañando el
campo. "Ya nadie quiere trabajara en el campo", "cada
día estamos más fregados", eran expresiones comunes de
viejos sabios que miraban hacia el mar donde el oro
naranjo brillaba bajo la luz plateada.
Y allí estábamos...una energía extraña invadió la
habitación. "Ya llego el finao" me dice una señora al oído.
Y todos los asistentes con fuerza comienzan con los ave
maría, los padre nuestros y los canticos. Allí siento la
presencia de la muerte haciéndose tan amigable para
3. todos, tan cercana. Tan excitante. La gente llora, la gente
rie. Es la vida que en forma colectiva se vive.
Vuelvo a casa casi de madrugada, pensando en estos
encuentros colectivos. Pienso en mis mayores ya
fallecidos, en mis amigos y amigas de vida truncada
(muerte en verde (kürig lan) le dicen los mapuche) y en
mi vida de aqui para adelante.
Uno se pregunta quién es, para donde va, porque y con
quién?
Miles de preguntas a una sola respuesta: lo colectivo esta
presente y tiene raíces originarias en este Chiloe
profundo. La matriz es ancestral, pero que ante la
amenaza de modelos de desarrollo ajenos, se viste o se
disfraza de otros, como estrategia de sobrevivencia.
De una cosa estoy seguro; si los programas de bienestar
social no conocen estas realidades irán al fracaso
permanente.
Yo duermo profundo y sueño con mi vida, despierto y
estoy vivo para transmitir lo amortecido.
El espíritu del finao está tranquilo y establece puentes
sobre las montañas nevadas.
La familia continúa su vida cotidiana. Tranquila. La
muerte es la vida.
Hacia ella vamos. Sanos nos encontremos con ella,
mientras los nuestros y nosotros sigamos en solidaridad
y reciprocidad.