El documento describe dos metales pesados, plomo y mercurio, que pueden encontrarse en el hogar y representan un riesgo para la salud. El plomo se ha usado históricamente en pinturas y tuberías y puede estar presente en las viviendas. El mercurio se ha utilizado en termómetros y otros productos, y la principal exposición proviene de la contaminación en el pescado. Ambos metales son muy tóxicos y se han relacionado con numerosos problemas de salud.
1. Plomo y mercurio: venenos invisibles en casa
19/10/13
Los metales pesados son un grupo de elementos químicos entre
algunos de los cuáles son especialmente peligrosos ya que no son
degradables y se acumulan en el organismo de distintos seres vivos.
Una explicación detallada de dos de los metales pesados más
problemáticos: el plomo y el mercurio.
Plomo
El plomo ha sido un importante contaminante en muchos hogares a
consecuencia, por ejemplo, del uso de pinturas que lo contenían.
También de la profusa utilización de conducciones de plomo para el
agua potable, entre otras cosas.
La conciencia acerca de sus riesgos ha hecho que desde hace años se
prohíba o restrinja su presencia en ésos y otros productos en la UE:
gasolina, pinturas, comestibles, juguetes, conducciones, equipos
electrónicos, etc.
No obstante, sigue siendo un contaminante frecuente de muchos
hogares en los que puede estar presente por diversas razones, entre
ellas la presencia de viejas pinturas con plomo que fueron aplicadas
antes de los años 80 y que, especialmente cuando se deterioran
pueden soltar partículas (así como cuando se realizan reformas, se
lijan o raspan paredes, etc.). Además, a pesar de las prohibiciones
sobre el plomo en las pinturas en la Unión Europea y otros países,
aún se siguen vendiendo pinturas con alto contenido en este metal
pesado por todo el mundo por lo que hay que seguir vigilantes
cuando se compren pinturas.
También siguen existiendo muchas conducciones de agua de plomo
que no han sido sustituidas, cosa que debe tenerse en cuenta.
2. Por otro lado, una serie de productos presentes en el hogar pueden
seguir teniéndolo: cerámicas (como algunas importadas desde
naciones sin restricciones sobre este metal), loza vidriada, cristales,
algunos plásticos, y por supuesto cosas como juguetes procedentes
de determinados países que pueden contenerlo o haber sido cubiertos
con pinturas que lo contienen (entre otras cosas no tienen el sello de
la Unión Europea)... Y puede estar presente en algunos alimentos, y
máxime ante la internacionalización de los mercados ya que ha sido
un importante y persistente contaminante del medio ambiente.
También podemos hacerlo entrar en casa desde trabajos o tierras
contaminadas (a través del calzado, el polvo...). También algunos
cosméticos pueden contenerlo.
Es un hecho que incluso en los países que más han trabajado para
eliminar la amenaza del plomo este metal pesado sigue estando
presente muchas veces a niveles que todavía preocupan.
El plomo es muy tóxico, persistente y bioacumulativo. Genera una
gran preocupación en el caso de los niños, que pueden absorberlo
varias veces más que los adultos y son muy sensibles a sus efectos.
Una nutridísima literatura científica lo asocia a innumerables
problemas sanitarios. Por ejemplo a: reducción de la fertilidad
masculina y femenina espermatozoides anormales, necrosis tubular
aguda, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, neuropatía
periférica, trastornos psiquiátricos, convulsiones, graves problemas
de conducta, disminución de la coordinación, cataratas, enfermedad
renal crónica, deterioro cognitivo, enfermedades coronarias, gota,
pérdida de oído, hipertensión , alteración del tiempo de maduración
sexual, arritmias, miocardiopatía, derrame cerebral, fetotoxicidad ,
parto prematuro, retraso en el crecimiento, glomerulonefritis,
alteraciones hormonales , caída de la inmunidad, bajo peso al nacer ,
trastornos menstruales , infarto de miocardio, síndrome nefrótico,
porfiria... Y algunos estudios científicos lo asocian además a:
esclerosis lateral amiotrófica, Alzheimer, cáncer de vejiga, cáncer
cerebral, malfonmaciones cráneo faciales, disfunción eréctil, cáncer
de pulmón, neurostenia, osteoporosis, Parkinson, cáncer de riñón,
cáncer de estómago, trastornos tiroideos...
Mercurio
A lo largo del tiempo este metal pesado ha sido empleado en cosas
tales como baterías, amalgamas dentales, plaguicidas, barómetros,
termómetros, desinfectantes, luminotecnia, e incluso como parte
integrante de la composición de vacunas.
3. Compuestos de fenilmercurio se han utilizado en la producción de
revestimientos, adhesivos, sellantes y elastómeros de poliuretano.
Algunos de ésos usos han sido prohibidos o limitados. Otros
persisten. No obstante, parece que la mayor exposición humana a
esta sustancia, en la peligrosa forma de metil-mercurio, se da a
través de la contaminación de la cadena alimentaria, sobre todo del
pescado. Su presencia en los peces tiene su origen en la
contaminación ambiental, por emisiones y vertidos desde
instalaciones tales como centrales térmicas de carbón o determinadas
industrias (industria cloro alcalí que utiliza celdas de mercurio). Otra
fuente de emisiones de mercurio pueden ser las plantas incineradoras
de residuos.
La Unión Europea ha adoptó en 2005 una estrategia para reducir el
problema ambiental y sanitario del mercurio, que ha tenido algunas
consecuencias positivas como las restricciones a la venta de aparatos
de medición con mercurio, entre otras. También se ha intentado que
algunas industrias reduzcan sus emisiones.
A pesar de las medidas emprendidas para eliminar o reducir la
presencia de este metal pesado, sigue siendo un serio problema su
exposición a través de la alimentación e incluso persisten algunos
productos en los hogares que pueden contenerlo.
Puede estar en objetos antiguos, en viejos termómetros, en algunos
pigmentos y pinturas viejas, electrodomésticos, detectores de llama,
interruptores, pilas botón… También en cosas como bombillas de bajo
consumo que pueden liberarlo al romperse.
Aunque en muchos países estén prohibidos, y más con la
globalización mercantil, no es raro que puedan encontrarse en el
mercado productos que lo contengan, por ejemplo, ciertos
blanqueadores de la piel.
No obstante, la principal preocupación en cuanto a la exposición al
mercurio es la que procede de la contaminación del pescado
(especies como el atún o el pez espada, por ejemplo). Singularmente
4. en países como España, en cuyos habitantes se han medido muy
altas concentraciones de este metal pesado. Y preocupan
especialmente los efectos que la exposición al mercurio durante el
embarazo pueda tener sobre el desarrollo neurológico de los niños
(cognitivos, memoria, verbalización...)
Las investigaciones científicas han asociado el mercurio a problemas
sanitarios como: necrosis tubular aguda, problemas de
comportamiento, bronquitis aguda, parálisis cerebral, deterioro
cognitivo (incluye problemas de aprendizaje, problemas de memoria
y disminución de la capacidad de atención) / Retraso Mental / Retraso
en el desarrollo, dermatitis de contacto, disminución en la
coordinación, pérdida de audición, enfermedad de Minamata,
neuropatía periférica, neumonitis (hipersensibilidad), trastornos
psiquiátricos (desorientación, alucinaciones, psicosis, delirios,
paranoias, ansiedad / depresión, labilidad emocional, cambios de
humor, euforia), convulsiones, y espasticidad. También bastante
buena evidencia de poder contribuir a cosas como: alteración de la
proporción de sexos, anemia (incluyendo anemia hemolítica), anemia
aplásica, anticuerpos de autoinmunidad, enfermedad renal crónica,
malformaciones congénitas , enfermedad coronaria arterial ,
enfermedad vascular periférica, aterosclerosis, disminución de la
visión (incluye la ceguera, la retinopatía, neuropatía óptica), retraso
en el crecimiento, fetotoxicidad (abortos , muertes fetales),
glomerulonefritis, inmunosupresión, bajo peso al nacer, trastornos
menstruales (sangrado anormal, ciclos cortos, largos ciclos, ciclos
irregulares, períodos menstruales dolorosos), defectos del tubo neural
/ malformaciones del SNC, neumonía, y edema pulmonar. Por último
también hay algunos estudios que lo han asociado a: enfermedad de
Lou Gehrig, tumor cerebral, disfunción eréctil, alteraciones
hormonales , hipertensión, infarto de miocardio, síndrome nefrótico,
neurostenia, fibrosis pulmonar, reducción de la fertilidad en la mujer
u el hombre, cáncer de riñón, esclerodermia y trastornos tiroideos
(como el hipotiroidismo).EcoPortal.net
Hogar sin tóxicos
http://www.hogarsintoxicos.org