Trabajadoras confeccionan ropa deportiva de una marca estadounidense en una maquila de la Zona Franca de San Bartolo, en el municipio de Ilopango, en el este de El Salvador. En la planta trabajan 350 personas por cada turno de ocho horas, 80 por ciento mujeres, que ganan el salario mínimo. Crédito: Edgar Romero/IPS.
San Salvador, 19 de marzo (IPS).-
El Salvador: Maquilas usan pandilleros contra sindicalistas
1. El Salvador: Maquilas usan pandilleros contra sindicalistas
Ewituri 21 marzo 2015. (Por Edgardo Ayala)
Trabajadoras confeccionan ropa deportiva de una marca
estadounidense en una maquila de la Zona Franca de San Bartolo, en
el municipio de Ilopango, en el este de El Salvador. En la planta
trabajan 350 personas por cada turno de ocho horas, 80 por ciento
mujeres, que ganan el salario mínimo. Crédito: Edgar Romero/IPS.
San Salvador, 19 de marzo (IPS).-
Compañías textiles que confeccionan ropa para marcas
transnacionales en El Salvador son acusadas de aliarse con
pandilleros para amenazar de muerte a los trabajadores y romper sus
sindicatos, según denuncias de personal afectado recabadas por IPS y
por agrupaciones internacionales.
Trabajadoras que pidieron reserva de sus identidades señalaron que
desde 2012 se intensificaron las amenazas en el sector,
aprovechándose del clima de violencia que impera en este país
centroamericano.
“Me llamaban por teléfono, y me decían que me saliera del sindicato,
que dejara de andar de revoltosa”, dijo a IPS una empleada en la
empresa LD El Salvador, ubicada en la Zona Franca San Marcos, un
complejo de fábricas al sur de esta capital.
2. “Me llamaban por teléfono, y me decían que me saliera del sindicato,
que dejara de andar de revoltosa… Me dijeron que eran homeboys
(pandilleros) y que si no me salía iba aparecer colgada de uno de los
árboles que están afuera de la empresa”: trabajadora en empresa LD
El Salvador.
Ella trabaja como operaria de máquinas de coser desde 2004 y está
afiliada al Sindicato de la Industria Textil Salvadoreña (SITS). Unas
780 personas laboran en la compañía, de capital coreano, que
produce prendas de vestir para las firmas Náutica y Walmart.
“Me dijeron que eran homeboys (pandilleros) y que si no me salía iba
aparecer colgada de uno de los árboles que están afuera de la
empresa”, añadió. Reveló que los ejecutivos de LD contrataron a
pandilleros para que las amenazas se hicieran directamente a los
trabajadores afiliados al SIST, dentro de las instalaciones.
Las advertencias surtieron efecto, contó, pues de los 155 afiliados al
sindicato, solo han aguantado 60, temerosos de ser víctimas de las
pandillas, las organizaciones criminales también conocidas como
maras que son responsables de buena parte de los asesinatos diarios
que ensombrecen el país.
El Salvador, con 6,3 millones de habitantes, es uno de los países
más violentos del continente americano. El 2014 cerró con 3.912
muertes violentas, una tasa de 63 homicidios por cada 100.000
personas.
“Me llamaban y me decían que en una bolsa negra me iban a
encontrar, si no desistía del sindicato… como eran las primeras
llamadas que recibíamos, yo me sentí muy nerviosa y preocupada”,
confió a IPS otra trabajadora que resiste en el SITS.
Las maquilas textiles, plantas dedicadas a la confección para la
exportación con materia prima importada, operan en las 17 zonas
francas del país, áreas sin aranceles para materias primas
importadas, exenciones tributarias y otros incentivos. Los clientes son
marcas como Nike, Puma o Adidas, entre otras.
El sector generó en 2014 más de 74.000 empleos, la gran mayoría de
mujeres, que representa 12 por ciento de los 636.000 puestos de
trabajo del sector privado. Sus exportaciones sumaron 2.400 millones
de dólares, la mitad de las ventas totales salvadoreñas al
exterior, según cifras de esa industria.
Desde su proliferación en los años 90, se cuestionó los tratos
inhumanos y las violaciones a los derechos laborales de los
trabajadores. “Uno de los derechos más violados es el de la libre
3. sindicalización”, dijo a IPS el secretario de organización de la
Federación Sindical de El Salvador, Reynaldo Ortiz.
“Y ahora recurren a las amenazas de muerte para romper los
sindicatos”, acotó.
En enero, el Centro de los Derechos Laborales Globales, de la Penn
State University, y el Consorcio de los Derechos de los Trabajadores,
ambos de Estados Unidos, publicaron el informe Alianzas Nefastas, en
el que describen cómo se sigue minando la organización sindical en
las maquilas de la confección en El Salvador.
También destacaron, con evidencias de casos específicos, las
intimidaciones de pandilleros a sindicalistas.
“Estas amenazas tienen un efecto paralizante sobre la libertad de
asociación, tanto por la larga historia del país de asesinatos de
activistas sindicales como por el hecho de que la sociedad
salvadoreña en general está plagada de la violencia de las maras”,
dice el informe, de 46 páginas.
Según el reporte, varios incidentes sucedieron en enero del 2013 a
trabajadores de la empresa F&D, de capital taiwanés, también de la
Zona Franca San Marcos.
Uno de ellos, el de dos gerentes de la empresa que, acompañados
por un pandillero, se acercaron a varios trabajadores que estaban
hablando fuera de la fábrica y el ejecutivo procedió a identificar al
miembro de la mara quiénes eran los líderes sindicales.
Tan evidente es la participación de las maras, narró una de las
trabajadoras de LD, que en noviembre del 2013, durante una reunión
de miembros del sindicato con pandilleros, planeada para aclararles
las luchas laborales que persiguen, algunos de estos llegaron con
personal directivo de la empresa.
En enero del 2014 fue asesinado en circunstancias poco claras Juan
Carlos Sánchez, uno de los trabajadores que participó en aquel
encuentro, dijo una trabajadora. Añadió que han interpuesto las
respectivas denuncias ante la Fiscalía General de la República, pero la
investigación nunca prosperó.
IPS no logró obtener comentarios de parte de representantes de F&D
y LD sobre esas ilegalidades. Tampoco funcionarios del Ministerio de
Trabajo respondieron al pedido de entrevistas sobre el tema.
Otro caso de amenazas es el ocurrido a activistas del Sindicato de
Trabajadoras y Trabajadoras, Sastres, Costureras y Similares
(Sitrasacosi), que mantienen actividad, entre otras, en la empresa
textil Nemtex, localizada al oeste de San Salvador.
4. “Eran hombres armados que esperaban en carros a la salida de la
empresa, nunca les dijeron nada, era más como intimidación, presión
psicológica”, reveló una integrante de ese sindicato. Detalló que en
febrero un dirigente de la asociación, que labora en Nemtex, fue
amenazado de muerte por pandilleros que llegaron a su casa.
A fines de febrero el sindicalista tuvo que huir a Estados Unidos. La
activista de Sitrasacosi agregó que los empresarios tienen aversión
hacia los sindicatos y hacia la firma de contratos colectivos de
trabajo.
Contó que el Sindicato de Trabajadores de la Empresa Confecciones
Gama, estaba negociando ya un contrato colectivo con la compañía,
que sería el primero en el sector de maquila textil. Pero la empresa
repentinamente cerró operaciones en junio del 2011, dejando sin
trabajo a más de 270 empleados.
“Prefirieron cerrar la fábrica que suscribir un contrato colectivo… para
ellos sería sentar un mal precedente”, añadió la integrante de
Sitrasacosi.
Aseguró que gracias al trabajo de la Liga Sindical Internacional para
Responsabilizar las Marcas, que presiona para que se cumplan los
derechos laborales en las maquilas del mundo, se logró en diciembre
del 2012 que los propietarios de Gama pagaran 100 de la
indemnización por el cierre.
Otros derechos laborales y humanos siguen siendo violentados en las
maquilas textiles, dijo a IPS la especialista Carmen Urquilla, de la
Concertación por un Empleo Digno para las Mujeres.
Entre ellos, la apropiación ilegal de las cuotas que les son
descontadas a los trabajadores para el pago de la seguridad social y
créditos bancarios, un fenómeno que aún se da, dijo, aunque en
menor escala que en años pasados.
Hay mucho trabajo forzoso en las maquilas, agregó Urquilla, ya que a
las mujeres se les ponen metas de producción muy altas, y para
cumplirlas deben trabajar alrededor de 12 horas diarias. Esas horas
extras no se pagan, acotó, sino que solo reciben una bonificación de
10 dólares por metas cumplidas.
El salario mínimo en las maquilas de la confección es de 210 dólares
mensuales. “Es pesado, muchas mujeres sufren incapacidades de por
vida, por trastornos músculo esqueléticos, lesiones en hombros,
piernas, gente que no se puede vestir sola”, dijo Urquilla.
5. Una operaria de una maquila, que pidió no detallar la empresa donde
labora, señaló a IPS que en 10 horas su meta es coser 1.110 pares
de mangas de camisas. “Es realmente extenuante”, denunció.
Editado por Estrella Gutiérrez.
http://www.ipsnoticias.net/2015/03/maquilas-salvadorenas-usan-
pandilleros-contra-sindicalistas/ •