Este documento describe el proceso de convertirse en persona y la importancia de la esperanza en este proceso. El proceso implica establecer relaciones auténticas y profundas con los demás a través de la aceptación incondicional, la empatía y el mantenimiento de una perspectiva de autoconciencia. Lograr estas relaciones requiere esperanza en que se puedan superar las barreras y conectar genuinamente con los otros. La esperanza es fundamental para adoptar las diferentes posiciones que permiten construir relaciones más profundas y alcanzar la plen
1. El proceso de convertirse en persona
El proceso de convertirse en persona aparece como uno de los grandes sueños del ser
humano, a pesar de que, tal vez, pocos los sueñan para convertirlo en un proyecto
efectivo.
C. R. Rogers, El proceso de convertirse en persona. Buenos Aires, Paidós, 1975. Sobre
estas tres actitudes básicas: L. J. Gonzáles, Nuevo dialogo liberador. Guadalajara,
México, Font, 1990, pp. 77-83. L. J. Gonzáles, Terapia: Plenitud Personal. Monterrey,
México, Font, 1996, pp. 131-139.
Sobre estas condiciones para establecer relacione profundas que facilitan el proceso de
convertirse en persona desde la perspectiva de PNL, cfr. R. B. Dilts, Visionary
Leadership. Capitola, CA, Meta Publications, 1996, pp. 18-52. L. J. González, Guiados
por el espíritu. Monterrey, México, Font, 1998, pp. 224-254.
Por estas dos razones, la de ser un sueño y la de ser un ideal poco cultivado, el proceso
de convertirse en persona reclama una dosis abundante de esperanza.
Si llevado a la autenticidad, expresas lo que piensas, sientes y eres, de manera no
destructiva para el otro, necesitas esperanza. La esperanza de que así establecerás una
relación autentica, es decir, libre de mascaras y escondrijos.
La aceptación incondicional del otro, que te lleva distinguir entre sus conductas y su
identidad, para expresarle tu respeto en razón de esta última, aunque desapruebes sus
conductas negativas, supone la esperanza implícita, de que él también tenga respeto para
ti. Solo así, con una aceptación incondicional reciproca, se establecen relaciones
profundas.
La empatía, que te anima a expresar lo que percibes del otro, mediante el esfuerzo por
meterte en su pellejo, está igualmente animada por la esperanza no sólo de entenderlo
desde su perspectiva, sino también saber expresar adecuadamente, en términos
hipotéticos, lo que en él percibes: “si no me equivoco, tú…”, “si te entiendo”, “me
parece que tú…”, “te percibo…”, “¿quieres decir que…?”
Por otro lado, el establecimiento de rapport que, de ordinario, genera una relación de
armonía, confianza y colaboración, reclama también esperanza. ¿Cómo tratarías de
hacerte igual que el otro, en su postura corporal, gestos, respiración, tono de voz,
lenguaje, etcétera, si no tuvieras esperanza de lograr un buen rapport con él?
Las perspectivas, adoptadas en la relación con el otro, son descritas en PNL de modo
muy sencillo: 1ª, 2ª, 3ª. posiciones. La 1ª. posición te anima a quedarte en tu propia piel,
abriendo las puertas de tu corazón que son los sentidos. Si alguien te sonríe, acoges su
sonrisa a través de la vista, dejándola entrar hasta el fondo de tu alma. Eres plenamente
actor ante el otro ser humano.
La 2ª. posición corresponde exactamente a la empatía. A veces se añade la posibilidad
de quedarte en la piel del otro, para verte a ti mismo desde su perspectiva. Eso como si,
por breves instantes, te convirtieras en la persona de tu interlocutor.
2. La 3ª. posición consiste en utilizar tu capacidad de autoconciencia o de reflexión,
aunque sea por pocos momentos, para contemplarte a ti mismo en el acto de relacionarte
con el otro. Como si vieras una película en la televisión, en la que tu mismo apareces
como actor en las escenas correspondientes a tu vivir concreto. Te vuelves así un
observador.
No perderías tiempo en usar estas tres posiciones, si no tuvieras esperanza de construir,
mediante su combinación inteligente, una relación mas profunda con tu prójimo.
Un plan sistemático, que implica: meta, acción, agudeza, flexibilidad, representa, en
realidad, un ejercicio práctico de la esperanza. En las relaciones ofrece un apoyo
incomparable. Te anima a preguntarte que quieres lograr en el encuentro con tu
interlocutor, que vas a hacer para conseguirlo, como sabes si lo estas logrando y que
otras cosas puedes hacer, si lo que estas haciendo no te da el resultado que buscas
mediante la relación.
Otro tanto vale para la posibilidad de mantener ante su mira los cinco rasgos que hacen
de ti una persona. Si te ves, en el futuro, como si ya fueras en plenitud un ser único
(original), autoconsciente, responsable, libre y capaz de amar, se debe a que tienes
esperanza de llegar a ser el que puedes ser.
Ahora mismo, con tu imaginación, puedes visualizarte encarnando estos cinco atributos
de tu condición de persona. Al mismo tiempo, eres capaz de imaginarte caminando
hacia esta meta por medio de relaciones humanas profundas. Representa en tu mente el
escenario interpersonal en que utilizas la autenticidad (1ª. posición), la aceptación
incondicional (rapport) y la empatía (2ª posición), sin olvidar la 3ª. posición y el plan
sistémico que en tu mente preparas duramente un par de minutos.