El documento contrasta las posiciones de Juan Ginés de Sepúlveda y Fray Bartolomé de las Casas sobre la conquista de los indígenas americanos. Sepúlveda defendió la brutalidad de la conquista y consideró a los indígenas bárbaros y esclavos por naturaleza. En contraste, Las Casas argumentó que la fuerza no es compatible con la religión y que los indígenas no merecían castigo por su ignorancia sobre el cristianismo.