1. Adicciones Comportamentales
Dr. Enzo Cascardo
Info@centroima.com.ar
www.centroima.com.ar
Septiembre, 2012
Se llama así a una serie de trastornos que se ubican entre las adicciones y el trastorno
obsesivo compulsivo, vinculados a actividades humanas diversas, a menudo
placenteras, no relacionadas con la ingestión de sustancias químicas.
En este tipo de problemática los individuos se ven compelidos a efectuar determinados
tipos de actos, tales como jugar por dinero, hacer compras, permanecer frente a la
computadora u otros dispositivos (tablets, teléfonos celulares) online todo el tiempo, y
algunas otras, como mencionaremos más adelante.
Se parecen a una adicción en el sentido que, así como un verdadero adicto necesita las
drogas, las personas que padecen una adicción comportamental no pueden dejar de
repetir la conducta (jugar, comprar, chequear los mails, entrar a las redes sociales, etc)
una y otra vez. Si no lo hacen presentan niveles de ansiedad muy intensos que sólo se
calman cuando se genera la conducta.
A continuación describiremos las principales adicciones comportamentales:
• Juego Patológico (Ludopatía)
• Compradores Compulsivos (Oniomanía)
• Adicción a Internet y otros relacionados
• Adicción al Trabajo (Workaholic)
Juego Patológico (Ludopatía)
"…Lo que sentía era un deleite irresistible de atrapar billetes de banco, de ver crecer el
montón de ellos que ante mí tenía. Ahora bien, no sé por qué extraño capricho, cuando
noté que el rojo había salido siete veces seguidas, continué apostando a él. Estoy
convencido de que en ello terció un tanto el amor propio: quería asombrar a los
mirones con mi arrojo insensato y -¡oh, extraño sentimiento!- recuerdo con toda
claridad que, efectivamente, sin provocación alguna de mi orgullo, me sentí de repente
arrebatado por una terrible apetencia de riesgo. Quizá después de experimentar tantas
sensaciones, mi espíritu no estaba todavía saciado, sino sólo azuzado por ellas, y exigía
todavía más sensaciones, cada vez más fuertes, hasta el agotamiento final…"
(Fragmento de “El Jugador”, novela de F. Dostoievski)
Claudio tiene 32 años, es casado y tiene una beba de 6 meses. Hace 9 meses lo
despidieron de su trabajo y como una forma de de aliviar su angustia y desesperación,
comenzó a jugar en las máquinas tragamonedas.
“En un principio lo hacia por diversión, para olvidar los problemas” – nos cuenta
Claudio.
Pero luego de 2 oportunidades en las cuales ganó algo de dinero, el juego comenzó a
convertirse en una obsesión. Tenía la ilusión de poder paliar las dificultades
1
2. económicas ganando en el casino y, sin darse cuenta, comenzó a jugar casi todos los
días, a pesar de las reiteradas pérdidas.
Llego a gastar todo el dinero de su indemnización, a endeudarse con amigos y a poner
en serio riesgo su vida y la de su familia. Se había convertido en jugador patológico…
El juego como actividad general desempeña un papel importante en el sujeto humano
(tanto en el niño como en el adulto).
Es un proceso que permite el aprendizaje de múltiples conductas, con altas
probabilidades de éxito y motivación. Sirve para entretener y disfrutar determinados
períodos de tiempo. Es, en resumen, una actividad placentera.
Se pueden distinguir 2 tipos de conductas de juego:
• El juego como entretenimiento o pasatiempo (aquí no hay intervención del dinero).
• El juego como procedimiento donde se arriesga algún bien, se consigue o se pierde
dinero u otro tipo de ganancias.
Es este segundo tipo de juego el que ha facilitado la aparición de conductas
problemáticas conocidas como adicción al juego, juego patológico o ludopatía.
El juego patológico es una enfermedad adictiva en la que el sujeto es empujado por un
incontrolable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia
consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales del
individuo.
Cabe destacar 3 características típicas de esta conducta problemática:
1. La persona se ve obligada a jugar dominada por una urgencia psicológicamente
incontrolable.
2. Es un trastorno persistente y progresivo de la conducta. Genera dependencia
emocional.
3. Afecta severamente la calidad de vida del enfermo.
El juego patológico tiene muchas similitudes con el alcoholismo y el abuso de
sustancias, y esta considerado una adicción.
Es por esto que genera síntomas de abstinencia al intentar abandonar la conducta
(ansiedad, agitación, depresión, irritabilidad, inquietud, entre otros).
Es importante tener en cuenta la diferencia entre los distintos tipos de jugadores, con la
finalidad de poder hacer una detección precoz de la problemática:
• Jugador social: es quien juega de manera ocasional o regular, por entretenimiento o
satisfacción. Tiene control total sobre la conducta de juego y puede abandonarla
cuando desea.
• Jugador problema: realiza una conducta de juego frecuente o diaria con un gasto
habitual de dinero (en ocasiones excesivo). Tiene menos control de la conducta y
es, por esto, una persona con riesgo potencial a convertirse en jugador patológico.
• Jugador patológico: presenta una dependencia emocional del juego, perdida total
del control de dicha conducta e interferencia con el desarrollo normal de su vida
cotidiana.
Según diferentes investigaciones, entre el 1 y 3 por ciento de la población sufre de este
tipo de trastorno. Dos hombres por cada mujer lo presentan y el promedio de edad
oscila entre los 18 y los 30 años.
2
3. En los últimos años, el trastorno se manifiesta a edades más tempranas (incluso en la
adolescencia), y cada vez más en mujeres. Suele seguir un patrón familiar: es más
frecuente en los padres de individuos con ludopatía que en la población general.
El jugador compulsivo presenta una personalidad característica que, en cierta medida,
explica su comportamiento o desorden. Se los describe como “buscadores de
sensaciones”, esto es, sujetos con necesidad de experimentar sensaciones, experiencias
diversas, nuevas y complejas y con el deseo de verse implicados en riesgos físicos y
sociales como consecuencia de tales experiencias. Presentan diversos sesgos cognitivos
(tendencias o desvíos en la manera de pensar) entre los cuales se destacan la ilusión de
control con respecto al juego. El jugador piensa que tiene una estrategia para ganar y
control para modificar los efectos del azar. Asimismo, tienden a considerar cada una de
las apuestas como hechos relacionados. Este razonamiento incorrecto posibilita la
sobre-estimación de las probabilidades de éxito.
Coexisten también pensamientos de tipo supersticioso, baja autoestima y falta de
recursos para enfrentar problemas cotidianos (en algunas personas el juego se convierte
en una vía de escape a sus problemas, que permite aliviar transitoriamente las
situaciones de estrés).
Criterios para el diagnóstico de Ludopatía:
Comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente, tal como lo indican
algunas de las siguientes características:
1. Preocupación por el juego (preocupación por revivir experiencias pasadas de juego,
compensar ventajas entre competidores o planificar la próxima aventura, o pensar formas
de conseguir dinero con el que jugar).
2. Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de
excitación deseado.
3. Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.
4. Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.
5. El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar
sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad o ánimo deprimido.
6. Después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar recuperarlo.
7. Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado
de implicación con el juego.
8. Se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o abuso de confianza, para
financiar el juego.
9. Se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y
oportunidades educativas o profesionales debido al juego.
10. Se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación
financiera causada por el juego.
La persona puede no mostrar todas estas características, pero con que presente algunas
basta para hacer el diagnóstico.
¿Como podemos tratar esta problemática?
Existen diferentes técnicas con las cuáles podemos intervenir en los casos de juego
patológico. Mencionaremos brevemente alguna de ellas:
• Técnicas de intervención con el objetivo de la abstinencia total de jugar: en este
enfoque, se establece la abstinencia como objetivo principal.
3
4. Los grupos de auto ayuda (como por ejemplo Jugadores Anónimos) adhieren a este
enfoque y han desarrollado un proceso de intervención y recuperación estructurado
en doce pasos. Tienen el beneficio principal de proveer a los pacientes herramientas
para aprender conductas a partir de las experiencias de los otros. Sin embargo, no
existen muchas investigaciones de rigor científico acerca de la efectividad de estos
tratamientos.
• Técnicas aversivas: intentan aplicar consecuencias desagradables (no reforzantes) a
la conducta de juego. Se utiliza básicamente la técnica de Sensibilización Encubierta
(que consiste en imaginar la conducta problema e inmediatamente imaginar
consecuencias aversivas).
• Técnicas de desensibilización y relajación: dado que en muchos jugadores se
asocia la conducta con alteraciones en el nivel de activación fisiológica, se incluye
la relajación como procedimiento para reducir esta activación.
• Exposición con prevención de la respuesta y control de estímulos: consiste en
exponer a los sujetos a situaciones habituales de juego, pero sin permitirles jugar y
facilitando que realicen conductas alternativas.
• Terapia Cognitiva: ya hemos descrito como el jugador presenta sesgos o
distorsiones cognitivas con respecto al juego. Este abordaje consiste en lograr que el
paciente identifique estos errores y genere alternativas de pensamiento más
racionales.
• Psicofármacos: se pueden utilizar algunos fármacos con buenos resultados, siempre
como complemento de la psicoterapia, nunca de manera aislada. Está por demás
decir que la medicación debe estar indicada y controlada por el médico psiquiatra.
Las opciones de tratamiento antes mencionadas abordan algún aspecto en particular de
la conducta de juego patológico. Es por ello que habitualmente se utilizan programas de
tratamiento multicomponentes, con el objetivo de controlar los distintos aspectos de este
trastorno.
Compradores Compulsivos (Oniomanía)
¿Está demasiado preocupado por sus compras y gastos? ¿Alguna vez siente que su
comportamiento de compra es excesivo, inapropiado o fuera de control? ¿Sus deseos de
comprar, sus impulsos, fantasías o comportamientos con respecto a esto le han
provocado enojo o sentimientos de culpa, o dieron lugar a problemas financieros,
legales o a la pérdida de una relación?
Es otra de las adicciones comportamentales más frecuentes. La caracteriza el deseo
irresistible por comprar algo sin que exista una necesidad real de tal objeto. Suele estar
asociada con trastornos depresivos y baja autoestima.
Se presenta en el 2 a 8% de la población, y en un 80% en mujeres. Muchos autores
consideran que esta diferencia no es real y que obedece al mayor reconocimiento de las
mujeres acerca de su problema.
Suele iniciarse después de los 20 años de edad, en general luego de la emancipación
económica. Además, suele seguir un patrón familiar y no es infrecuente observar a
varios integrantes de la familia con este problema o con algún trastorno de ansiedad.
Los afectados a menudo están preocupadas por las compras y gastos y suelen
dedicar mucho tiempo a estos comportamientos. Describen un creciente nivel de
4
5. urgencia o ansiedad que desemboca en un sentimiento de plenitud cuando se hace
una compra.
Concretar una compra les genera una satisfacción inmediata. Puede ocurrir que, por
vergüenza, los objetos comprados sean destruidos o escondidos. Este sentimiento de
culpa sólo se alivia con una nueva compra. El comprador compulsivo se ve, así,
atrapado en una especie de círculo vicioso. Las emociones negativas como la ira y la
tensión conducen a comprar. La compra conduce a sensaciones de angustia y ánimo
deprimido a corto plazo, sensaciones que sólo se superan a través de una nueva compra.
Se pueden identificar cuatro fases distintas de la compra compulsiva:
1. Anticipación: pensamientos, impulsos o preocupaciones sobre un artículo
específico, o sobre el acto de la compra.
2. Preparación: decisiones sobre cuándo y dónde ir, como vestirse, e incluso que
las tarjetas de crédito va utilizar. averiguaciones acerca de los artículos en venta,
modas nuevas, o nuevas tiendas.
3. Compra propiamente dicha: experiencia de compra real, que muchos individuos
describen como muy excitante, e incluso puede conducir a sensaciones de índole
sexual.
4. Gasto: el acto se completó con la paga, a menudo seguida de una sensación de
decepción o desilusión con uno mismo.
Generalmente el comprador compulsivo compra solo, sin la compañía de otra persona,
debido a que se suelen sentir avergonzados.
En su mayoría, los afectados reconocen que tienen un problema.
Test de auto-evaluación para compras compulsivas:
• Cuando tengo dinero, no puedo evitar gastar todo o parte del mismo.
• A menudo soy impulsivo en mi comportamiento de compra.
• Para mí, ir de compras es una forma de aliviar el estrés diario. Me resulta relajante.
• A veces siento que algo dentro mío me empujó a ir de compras.
• Hay veces tengo un fuerte impulso por comprar.
• A veces he sentido un poco de culpa después de comprar algo que no necesitaba.
• Escondo algunas cosas que compro, por temor a ser tildado como irracional en mi
comportamiento de compra.
• A menudo tengo un impulso inexplicable, un deseo repentino de ir y comprar algo.
• Tan pronto como entro en un shopping, tengo un irresistible deseo de entrar en una tienda
y comprar algo.
• Tiendo a responder a ofertas que llegan por correo.
• A menudo he comprado un producto que no necesitaba, sabiendo que me quedaba muy
poco dinero.
• Soy un derrochador.
• A veces he pensado "Si tuviera que comprarlo otra vez, lo haría…" y me he sentido
arrepentido por ello.
Si contestó afirmativamente a varias de estas preguntas, es probable que usted esté
padeciendo este problema.
Tratamiento
Los tratamientos mas eficaces se centran en la Terapia Cognitivo-Conductual, sola o
acompañada por medicación (antidepresivos).
La psicoterapia puede ser individual o grupal. Esta última modalidad se muestra muy
eficaz en la mayoría de los estudios.
5
6. Adicción al uso de Internet
"Desde las primeras horas de la mañana, en el trabajo, en un cybercafé, en casa
desayunando o con mi teléfono celular mientras viajo hacia algún lugar, no puedo
evitar revisar todas mis casillas de mail, entrar a mi facebook a ver si tengo alguna
notificación, revisar el inicio para saber si alguien cambió su estado civil, subió fotos o
videos y, por supuesto, saber si alguien solicitó mi amistad. Otro punto importante:
conocer qué “están pensando” mis “amigos”, ya que es lo primero que aparece en la
página de inicio del facebook. Luego de usar más de 40 minutos de mi mañana (que
pasaron sin darme cuenta), me doy una vuelta por Twitter, a ver qué esta haciendo la
gente a la que sigo, y qué comentarios dejaron. Después de casi una hora, ya estoy lista
para comenzar mi día”…
….”Estoy muy preocupada por mi hijo mayor… se pasa muchas horas encerrado en su
cuarto…¡jugando a esos juegos que se ofrecen en internet!.. hace meses que no rinde
una materia en la facultad, ya no ve a sus amigos y, además, desde que perdió su
trabajo no se ha interesado por conseguir otro…¿Qué puedo hacer?...
A diario escuchamos relatos como éstos en nuestros consultorios.
Existen diversos tipos de adicciones comportamentales relacionadas directamente con la
necesidad obsesiva de estar conectados a internet. La adicción a las pantallas incluye
también los videojuegos, el teléfono móvil e internet en sus diversas modalidades
(juegos en línea, cibersexo y redes sociales).
Videojuegos
Hablamos de adicción cuando el videojuego se convierte en el centro de los
pensamientos de la persona, quien deja de lado las actividades rutinarias o gratificantes
que antes realizaba, ve afectado su patrón de sueño y se aísla en lo familiar y social.
Teléfono móvil
Se puede hablar de dependencia del móvil cuando una persona se aísla del entorno,
tiene dificultades para interaccionar «cara a cara», pierde el control sobre el uso del
móvil y el tiempo dedicado, y continúa con la conducta a pesar de las consecuencias
negativas (laborales, familiares, económicas, etc.).
Internet
La internet es un instrumento que, utilizado en exceso, puede llevar a una persona a
desarrollar alguna de las siguientes adicciones comportamentales:
• Juegos en línea. Son juegos de rol, descendientes del juego Dragones y
Mazmorras. Para poder participar es necesaria una suscripción mensual. Gente
de todo el mundo participa de forma masiva en esta modalidad de juegos en
grupo. Se crea un personaje virtual (avatar) que va evolucionando con el
objetivo de superar niveles. Las características del juego lo hacen muy atractivo
y esto favorece que los jugadores sean persistentes y puedan desarrollar una
conducta adictiva. Por otro lado, la sensación de interacción (virtual, en realidad)
lleva al aislamiento del entorno real. En los adolescentes puede ser motivo de
ausentismo escolar.
6
7. • Cibersexo. Búsqueda excesiva y descontrolada de actividad sexual sin contacto
físico. La excitación sexual se obtiene mediante la creación de fantasías que se
producen a través de imágenes, mensajes de texto, cámara web, etc.
• Redes sociales. Pérdida de control sobre el tiempo dedicado a la conexión a
redes sociales. La actividad se convierte en el centro de los pensamientos, afecta
a las relaciones familiares y sociales, al rendimiento laboral o académico, etc.
La adicción a Internet forma parte de las llamadas 'nuevas adicciones sin droga' o
adicciones comportamentales. Si bien no es una patología aceptada oficialmente por los
organismos sanitarios, es una realidad incuestionable. Es una adicción real, frecuente,
preocupante y globalizada. Sobre todo en jóvenes varones con los problemas típicos de
la adolescencia, personalidades introvertidas, u otros trastornos como el trastorno
atencional, depresión, etc. Según diversos estudios, afectaría a un 8 a 10% de los
usuarios habituales de internet.
El patrón típico de un adicto a internet es el siguiente: personas jóvenes, que viven en
zonas urbanas, con conocimientos de inglés y manejo de computadoras, de profesión
liberal y de clase media o media-alta.
El abuso afecta la salud física (posturas, visión) y psíquica (obsesividad, ansiedad,
abstinencia). Se da la curiosa circunstancia de que existen muchas páginas web para su
detección, prevención y tratamiento. Sin embargo, en la asistencia sanitaria común es
difícil detectarlo, ya que las personas afectadas no suelen aceptar su problema, y
menos aun sentirse enfermas y los familiares que se percatan no saben qué hacer.
Estar permanentemente expuesto a un exceso de conexión provoca fatiga (que
disminuye la capacidad de resolver problemas), ansiedad y pérdida de memoria y de
atención.
Estas conductas no sólo afectan las relaciones personales sino que, además, perjudican
el rendimiento general, con severa dificultad en la concentración en las tareas concretas
y reales. Las actividades cotidianas se ven afectadas o interrumpidas por las alertas de
mensajes de textos, mails o avisos de redes sociales. Hay compulsión por leer correos y
angustia o ansiedad frente a la posibilidad de perder un mensaje “importante”. Se crea el
hábito de hacer varias cosas al mismo tiempo y disminuye la capacidad de disfrute, la
productividad y la eficiencia.
Esta tendencia multitasking puede provocar agotamiento frente a tareas cotidianas,
desde quehaceres domésticos hasta obligaciones laborales. No se discrimina cuál tarea
es prioritaria, dificultando así el poder realizarlas de manera adecuada.
En personas ansiosas esta habilidad de hacer todo al mismo tiempo puede estar
encubriendo exigencias desmesuradas de rendimiento, incapacidad de delegar,
expectativas perfeccionistas o rigidez cognitiva (“las cosas deberían hacerse de tal
manera” “si lo hago yo es mejor”) que aumentan el estrés y predisponen a sufrir crisis
de ansiedad.
El trastorno por adicción a los juegos en internet, en particular, ha sido recomendado
para su inclusión en el próximo manual de clasificación de los trastornos mentales
(DSM-5).
Si usted presenta varios de estos ítems, es probable que está padeciendo este trastorno:
A. Preocupación por los juegos en Internet.
B. Los síntomas de abstinencia cuando se le impide navegar por internet.
C. Tolerancia: necesidad de pasar cada vez más tiempo dedicado a juegos en Internet.
D. Infructuosos intentos de controlar la utilización de juegos en Internet.
E. Uso excesivo y continuado de Internet a pesar del conocimiento de los problemas
psicosociales negativos que puede producir.
F. Pérdida de intereses, entretenimientos previos, como resultado de, o con la excepción
del uso de juegos en Internet.
7
8. G. Utilización de juegos de azar en Internet para escapar o aliviar una alteración del
estado de ánimo.
H. Ha engañado a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas con respecto a
la cantidad de tiempo pasado jugando en Internet.
I. Ha arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, laborales,
académicas o profesionales debido al uso del juego en Internet.
Tratamiento
Para poder manejar estas situaciones que generan ansiedad, angustia, estrés,
compulsiones, se ofrece a los pacientes un tratamiento basado en la Terapia Cognitivo
Conductual, que identifica las ideas erróneas y conductas no deseadas para así poder
modificarlas. Es un enfoque focalizado en el problema actual, de duración breve. Brinda
a los pacientes herramientas y estrategias para lograr control sobre sus síntomas y en
corto plazo erradicarlos. A veces es necesario utilizar medicamentos como tratamiento
complementario a la terapia, controlados rigurosamente por un médico psiquiatra.
Es aconsejable pensar en la utilidad de organizar prioridades personales y laborales para
realizar una tarea por vez, discriminando las mismas de acuerdo a su importancia y
prioridad para poder disminuir el estrés, controlar la ansiedad y mejorar la calidad de
vida.
No se quiere señalar acá que, por ejemplo, esta mal chequear nuestros mails, ni revisar
mensajes de texto, ni dejar de utilizar las redes sociales, que han servido para acercar a
tanta gente y para reencontrar personas, pero sí debemos hacerlo en forma moderada,
sin que genere ansiedad o se interponga con tareas que requieran concentración.
Es obvio que hoy en día el uso de la tecnología y la información es indispensable, pero
debemos aprender a manejarla racionalmente, estableciendo prioridades, para así lograr
que nosotros las manejemos y no que ellas nos manejen a nosotros.
Adicción al Trabajo (Workaholic)
La adicción al trabajo se define como la implicación excesiva y progresiva de la persona
en su actividad laboral, sin control ni límite, y abandono de actividades que antes
realizaba. Este exceso de implicación no se explica por necesidades laborales objetivas,
sino por necesidad psicológica de la persona afectada. Comprende a aquellos
trabajadores que, de forma gradual, pierden estabilidad emocional y se convierten en
adictos al control y al poder, en un intento por lograr el éxito.
Es una de las adicciones comportamentales más aceptadas y justificadas socialmente y
el laboradicto tiende a negar su problema. Generalmente son personas perfeccionistas.
No hay una definición médica para tal condición, emparentada con el síndrome
de burnout (síndrome del quemado). Sin embargo, algunas formas de estrés y el
trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva pueden estar relacionados con el exceso
de trabajo. Aunque el término workaholic tiene una connotación negativa, se usa a
veces para personas que expresan fuerte motivación hacia una carrera u oficio.
El “trabajo” en cuestión, usualmente asociado a un empleo pagado, puede también hacer
referencia a actividades tales como deportes, música o artes.
Aunque se observa en ambos géneros, afecta en su mayor parte a profesionales varones
entre 35 y 50 años, profesionales liberales y mandos intermedios, en los cuales la
adicción al trabajo suele disimular problemas afectivos en la familia o en la pareja.
8
9. En estas personas el trabajo constituye el centro de su vida y su refugio, quedando todo
lo demás, incluida la familia, el ocio y la vida social, en un segundo plano. Resulta
habitual que lleven trabajo a casa para acabarlo por la noche o los fines de semana y
pueden mostrar algo parecido a un síndrome de abstinencia durante las vacaciones. Son
personas insatisfechas o irritables cuando están fuera del trabajo.
Las consecuencias más graves de son: relaciones familiares deterioradas, tendencia al
aislamiento, malhumor, desinterés por las relaciones interpersonales no productivas y
problemas de salud. Además, puede observarse consumo abusivo del alcohol y tabaco,
tiempo libre muy reducido y alteraciones del sueño.
El adicto al trabajo suele negar el problema, evidenciando una distorsión en la
apreciación de la realidad apoyada a menudo por el consenso social, ya que el trabajo
intenso en general está bien visto, escapando a los observadores su carácter patológico.
Resulta obvio que no toda dedicación intensa al trabajo es adicción. Puede haber
personas que trabajan mucho pero que saben desconectarse en su tiempo libre.
Existen tres tipos de adictos al trabajo:
• Complacientes: se caracterizan por ser menos ambiciosos y más sociables que los
otros adictos. Para ellos la aprobación del jefe y de los compañeros de trabajo es de
gran importancia. Se callan sus problemas y tienen más posibilidades de caer en una
depresión.
• Controladores: son independientes y ambiciosos, y odian perder el control. Cuando
descienden en su rendimiento laboral, se vuelven ansiosos e irritables.
• Narcisista controlador: su personalidad está desequilibrada y, en situaciones de
tensión, puede llegar a la despersonalización (sensación de no ser uno mismo, de no
conocerse a sí mismo) y a la desrealización (sensación de estar fuera de la realidad,
de ver y experimentar lo circundante como un sueño). Son egocéntricos.
Test de auto-evaluación para Adicción al Trabajo:
• ¿Suele retirarse de su trabajo después de la hora de salida?
• ¿Suele llevarse alguna lectura-informe a su casa?
• ¿Lo llaman con mucha frecuencia por teléfono de su trabajo a su casa?
• ¿Siente que hace algo incorrecto cuando se va del trabajo a una hora diferente del resto de
las personas?
• ¿Tiene en su agenda más teléfonos de colegas que de amigos?
• ¿Las vacaciones le resultan interminables a partir de la primera semana?
• ¿Se queja continuamente de que le falta tiempo?
• ¿Sus conversaciones suelen ser casi siempre sobre el trabajo?
• ¿Se plantea o reconoce que el trabajo le requiere continuamente?
Si contestó afirmativamente a varios de estos ítems, el probable que usted esté
padeciendo una adicción al trabajo.
Tratamiento
Para solucionar un problema de adicción al trabajo primero hay que reconocer que lo
padecemos. La terapia más eficaz es la Terapia Cognitivo-Coductual sola o acompañada
con tratamiento farmacológico en los casos que así lo requieran. Se debe trabajar en
establecer un contrato terapéutico en el cual se debe realizar un inventario de uno
mismo, un análisis en profundidad de la trayectoria vital, establecer un programa de
9
10. actividades alternativas que tendrá que cumplir obligatoriamente, aprender a manejar el
ocio, reducir, de forma paulatina, las horas que se dedican al trabajo, priorizar lo urgente
y lo que no lo es tanto, entrenarse en técnicas de relajación, y cambiar las actitudes,
confrontando las ideas erróneas sobre el perfeccionismo y el éxito.
10