El dolor ponencia Juan Manuel González
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Esta ponencia expone si es legítimo abordar la boca bajo el aspecto poco habitual de la Simbólica a fin de poder captar alguna posible relación cuerpo-mente revelada en la boca, ya que en ella suelen expresarse las emociones más primitivas de placer, dolor, agresión y pérdida. se instalan estímulos auditivos, visuales, olfativos, que sumados a una sensación de envejecimiento y pérdida de la belleza; invitan a concebir ese desposeimiento o privación de la fuerza agresiva de la juventud y la defensa.
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- 1. El dolor: Más que un síntoma, un símbolo "
- 5. Körper ,
- 7. “ Para los vivientes, vivir es su mismo ser”
- 8. la expresión “me duele un diente”,
- 9. la boca y sus estructuras sólo como piezas funcionales, o como órgano morfológico, órgano anatómico… así como sobre la realidad de los “actos mentales” (conciencia, dolor, deseos) como algo contrastado a los “actos físicos”(correspondientes a las descripciones neurofisiológicas ),
- 10. Si cerramos nuestro ejercicio a la mera estructura biológica, la terminología psíquica aparecerá como poco integrable en la resolución de lo perdido, en la comprensión del dolor psicogénico por la pérdida de una sonrisa bella quedándonos en la BOCA estructural o física.
- 11. La visión de un cuerpo sentiente, al incluir la sensación, introduce la noción de sujeto en primera persona. “Mi boca
Notas del editor
- Mas allá de juntar palabras Con el fin de poder esgrimir la tesis central al cual apunta el titulo de mi conferencia, consideró que se hace necesaria una lectura juiciosa que permita dar una argumentación como recurso necesario del discurso, en la medida en que con este se suponga o se pretenda una empresa intelectual específica; que tenga la posibilidad de ser susceptible de evaluación y de aprendizaje; y cuyo propósito sea el de contribuir a la lucidez de los temas centrales de nuestro ejercicio profesional
- Como odontólogos estamos acostumbrados, a tratar la boca de nuestros pacientes como representaciones físicas claramente definidas, con protocolos de diagnóstico y procedimientos terapéuticos suficientemente definidos bajo criterios de lo que hoy conocemos como una OBE (Odontología basada en la evidencia).
- Pero dichos criterios de ciencia articulada y eficiente nos hacen olvidar la esencia del ser humano que es la de ser no solo un cuerpo sino una unidad cuerpo-mente. Es por ello que se hace urgente preguntarnos si la boca sufre en paralelo constante con la mente o si la psique ha dejado huellas visibles en la boca, ya que la boca es obviamente un lugar que se debate “entre placer y sufrimiento“, afirmación ofrecida por el texto de la Dra FranÇoise Saint-Pierre, Dentista y Psicoterapeuta, Asistente en la universidad de París VII. Llamado: La bouche : entre plaisir et souffrance
- Esta ponencia pretende preguntarse si es legítimo pretender abordar la boca bajo el aspecto poco habitual de la Simbólica a fin de poder captar alguna posible relación cuerpo-mente revelada en la boca, ya que en ella suelen expresarse las emociones más primitivas de placer, dolor, agresión y pérdida. Adicional a esto, en ella se instalan estímulos auditivos, visuales, olfativos, que sumados a una sensación de envejecimiento y pérdida de la belleza; invitan a concebir ese desposeimiento o privación de la fuerza agresiva de la juventud y la defensa, convirtiéndose en como símbolo de frustración y castración.
- La noción de cuerpo como lo rigurosamente físico o dimensionado se relaciona con el vocablo alemán Körper , que deja de lado la voz alemana que indica cuerpo viviente o “vivido”: Leib . Indico este dato lingüístico, inexistente en otros idiomas, con el único fin de señalar un nuevo concepto de cuerpo, el soma griego ese pariente del Leib alemán, el cuerpo vivo u organismo animal animado. No intento con esto distraerme en disquisiciones terminológicas, sino intento señalar una concepción de cuerpo importante para los modernos debates sobre el problema “mente/cuerpo” en el ámbito de las neurociencias, la filosofía analítica y el psicoanálisis jungiano.
- La noción de cuerpo históricamente formulada bajo la dualidad alma/cuerpo, durante el siglo XIII, por Tomás de Aquino ya toma de modo asertivo la característica de dimensionalidad corporal, es decir, una corporalidad del viviente en cuanto perfección ontológica que es común a todas las cosas corpóreas. Sin embargo el cuerpo así entendido sigue siendo sólo una parte del viviente que aunque substancial, sigue siendo genérica: mi cuerpo, así entendido, es homogéneo al de cualquier cuerpo extenso del universo. Pero no se ha de olvidar que el cuerpo del viviente está informado por el alma, por lo que tiene características nuevas, inexistentes en los cuerpos inanimados.
- Es claro que el cuerpo viviente es orgánico, lo que indica que está dotado de una unidad funcional con un fin, o sea es un cuerpo teleológico característica por la cual se auto constituye y opera como un fin en sí mismo, es por esto que no es cuerpo en el mismo sentido que los cuerpos inanimados. La concepción de cuerpo tiene que modificarse aquí de modo analógico, como sucede con las concepciones de ser, unidad, bondad y otras similares; “Para los vivientes, vivir es su mismo ser” de acuerdo con Tomás de Aquino. Correlativamente, podemos afirmar que el modo de ser corpóreo en este momento se modaliza analógicamente con el perfil de un ser-cuerpo-orgánicamente (cuerpo de acción, génesis y corrupción, como es el morir) lo que dice de un cuerpo viviente en Santo Tomás, ( In liber de Causis, lect. 12.) simplemente “Cuerpo” Lo que en su obra indica la substancia viviente, en cuanto informada por el alma y por tanto en en cuanto a vivificada o dotada de propiedades vitales intrínsecas.
- . Posterior a esta concepción aparece el cuerpo sensibilizado o “sentiente” en cuanto condición de posibilidad de un cuerpo sentido, en el que dolor, placer, hambre, sed, y otras son actualizaciones corpóreas, propias del sujeto viviente en cuanto está dotado de un cuerpo sensibilizado, es decir, un cuerpo informado por un alma sensitiva. Pero el dolor no es evento ni del cuerpo dimensional, tomado como tal de modo abstracto, ni del alma, evento-del-cuerpo, sino que es evento del cuerpo animado o de un alma corporizada. De allí, la expresión “me duele un diente”, no puede entenderse únicamente desde la perspectiva de las ciencias físico-químicas o naturales que se apropian el cuerpo sólo desde sus propiedades espacio-temporales y empíricamente mensurables, como tampoco desde una perspectiva biomédica que abandona las ciencias humanas, la mirada quizás sea mas luminosa si se aborda desde la visión transpersonal incluyente de una filosofía antropológica de corte junguiano que pueda dar cuenta de una completud más abarcante al concepto de cuerpo
- Si eliminamos del término cuerpo este nuevo significado analógico, para quedarnos sólo con el cuerpo abstracto de la física, y en nuestro caso con la boca entonces nos veremos forzados a atribuir el dolor a un psiquismo separado, como sucede en el dualismo cartesiano. Aunque hoy pocos sostengan este dualismo, sus consecuencias siguen operantes en nuestra profesión En concreto, cuando se discute acerca de la boca y sus estructuras sólo como piezas funcionales, o como órgano morfológico, órgano anatómico… así como sobre la realidad de los “actos mentales” (conciencia, dolor, deseos) como algo contrastado a los “actos físicos”(correspondientes a las descripciones neurofisiológicas), tácitamente se sigue salvaguardando el dualismo cartesiano que aparta las nociones psíquicas de lo corpóreo, sólo que, en este caso, estas últimas se ven como problemáticas e incluso incomprensibles
- El problema al que estoy aludiendo no es puramente terminológico, sino epistemológico y, en definitiva, ontológico. Dolor no indica un estado o acto que se añade al cuerpo, como si fuera algo extraño, sino que es una situación psicosomática perteneciente a un nuevo modo de ser cuerpo. Esto es obvio, pero no es aceptado cuando se hace clínica contando con una noción cerrada de cuerpo, cuerpo tomado sólo con relación a sus propiedades espacio-temporales, según la descripción de las ciencias naturales de lo inanimado. A este cuerpo así conceptualizado David Braine lo llama cuerpo abstracto (en The Human Person: Animal and Spirit, University of Notre Dame Press, Notre Dame (Indiana) 1992), si cerramos nuestro ejercicio a la mera estructura biológica, la terminología psíquica aparecerá como poco integrable en la resolución de lo perdido, en la comprensión del dolor psicogénico por la pérdida de una sonrisa bella quedándonos en la odontalgia puramente estructural o física. La visión de un cuerpo sentiente, al incluir la sensación, introduce la noción de sujeto en primera persona. “Mi boca”.
- El dolor descrito para la tercera persona, como una narración neurofisiológica objetiva (propiedades físico-químicas) no se siente, o por lo menos no tiene por qué sentirlo el investigador, en este caso el observador (en este sentido, un sujeto insensible podría estudiar“objetivamente” las sensaciones). Pero el dolor en acto, sentido por el observado (paciente o sujeto de experimentación), lo conoce porque que lo tiene, es decir, sólo es accesible “en primera persona”.lo cual permite afirmar que no existen motivos para excluir de las ciencias los conocimientos de primera persona, que son universalizables tanto como los de tercera persona
- . La preponderación de la ciencia a la observación en “tercera persona” es un rescoldo del positivismo, que crea de modo engañoso un antagonismo dualista entre las ciencias humanas y las ciencias naturales. A nivel sensitivo podrían diferenciarse, así mismo, dos horizontes de corporalidad, uno neurovegetativo y otro somático-intencional. Las sensaciones neurovegetativas ya apuntadas tienen que ver con perfecciones (o defectos) de la fisiología somática en cuanto sentida en términos “físico-sensoriales” como el dolor, la sed o el cansancio. En cambio, las representaciones o emociones humanas como las imágenes, los recuerdos, la ira o la rabia, o sus manifestaciones orgánicas como la sonrisa, un semblante colérico, el lenguaje o la postura de ataque de un cuerpo, son corpóreas en un sentido más alto, no ya fisiológicas aunque su base sea ésta. Podemos llamar “físicos” a estos actos o estados (no son estrictamente espirituales), en un sentido analógico más alto. Son, a la sazón, “corpóreo-intencionales”, en cuanto reseñan contextos intencionales del hombre tales como los estados afectivos o conductuales o epistémicos, que pertenecen a un nivel más profundo del cuerpo, que podría llamarse cuerpo intencional ( en Merleau-Ponty, Maurice, Phénoménologie de la perception, Paris, Gallimard, 1999.). ).
- El cuerpo intencional será, entonces, el cuerpo dimensional, orgánico y sensibilizado, en cuanto manifiesta intenciones cognitivas, afectivas y conductuales
- nuestro órgano de observación, la boca. esta no deja de verse permeada por lo ya dicho ( los dientes son unas piezas muy curiosas. Son la máxima densidad del cuerpo a la vez que estructuras muy receptivas a la luz, como la piel. Tienen en común el origen Neuro ectodérmico en el embrión es decir que son órganos estrechamente vinculados al sistema nervioso. La constitución en capas translúcidas de esmalte, dentina y pulpa, les hace absorber y reflejar la luz del entorno y les proporciona un rol vibratorio en el cuerpo, un ejemplo de ello son los incisivos que están relacionados con lo que la traducción occidental llama energía del riñón y de la vejiga, meridianos vinculados a las emociones de miedo y supervivencia a la vez que energía ancestral
- La forma de los dientes obedece a un patrón espaciotemporal descrito en matemática como fractales,como se menciona en varios tratados de acupuntura
- Boca sentida será pues en el sentido tomista como objeto significativo s de los sentidos internos y de la memoria en sentido cogitativo (en Santo Tomás, S. Th., I, q. 78, a. 4.) Esas intenciones pueden proceder de la vida sensitiva animal (por ejemplo, los celos, la pena, la envidia etc.) o de la vida espiritual (intencionalidad espiritual que se manifiesta en el cuerpo personal, por ejemplo, la risa por haber entendido algo divertido).El cuerpo animal que está a la expectativa en posición tensa de ataque, que grita y se mueve para provocar horror, o el cuerpo humano que manifiesta en sus gestos y palabras amor, agradecimiento, cortesía, oración, voluntad, es un cuerpo intencional. El simbolismo intencional no debe despojarse aquí del contexto a observar, como una señal que puede ser símbolo arbitrario de otra cosa, sino que es un estado vital propio inherente al cuerpo. La risa es un estado facial intencional, físico y a la vez espiritual, ya que en la risa el movimiento intelectivo que ha percibido lo risible está significada en la expresión facial (no existe una “risa física” enfrentada a una “risa espiritual pura”: sustentar una distinción así sería una representación del dualismo cartesiano).
- Los actos sensitivos psíquicos superiores, no precisamente neurovegetativos que como patrón podría ser un acto imaginativo que es psicosomático, según Tomás, y no espiritual, es decir no son actos puramente inmateriales, como podrían ser los patrones de tipo intelectivo y voluntario, conciernen pues al cuerpo intencional, aunque tomados como tales no manifiesten al cuerpo dimensivo-orgánico. Por tanto, no es lo mismo la furia de un animal que su rostro enfurecido. Sin embargo, en ambos casos estamos ante escenarios orgánicos elevados, o dicho de otra forma ante operaciones del cuerpo intencional. En el individuo acontece algo equivalente, sólo que en él los actos intencionales intelectivos y voluntarios estos trascienden al cuerpo y por tanto no son corpóreos en ningún sentido. Es de considerar que un conocimiento intelectual de la verdad y una decisión libre son actos espirituales y no corpóreos. Sin embargo, en estos actos muchas veces se duda de esta noción de cuerpo, que normalmente es la utilizada por fenomenólogos y existencialistas.
- El cuerpo intencional personal coexiste así en un cosmos intencional, rodeado de significaciones no sólo naturales, sino incorporadas a instrumentos culturales que el hombre mismo ha instaurado. En ocasiones dichas obras son ficciones, y es importante recordar que lo son. El cuerpo sonriente de una estatua o de un robot es intencional, pero no es orgánico ni sensibilizado y en esa medida no son cuerpos personales, sino simulacros de persona.
- En conclusión, el concepto de cuerpo intencional parece fecundo para expresar la riqueza de la vida humana y su dolor, en lo que atañe a un cuerpo sin caer en espiritualismos desencarnados. Podemos afirmar El cuerpo sufre porque la mente sufre y la mente sufre porque el cuerpo sufre. Y si el alma sufre sin razón física detectable busquemos el camino de la curación entre los remolinos de las pulsiones y frustraciones del paciente. Luego debemos mirar al paciente siempre entrelíneas, de manera multidimensional y atravesado por el tiempo. Teniendo de presente que sufrimiento y dolor vistos bajo la perspectiva de la boca, se deben asumir como un proceso dinámico y funcional que acaricia de forma simultánea todos los niveles físicos, neurológicos y mentales. No hay disociación posible
- El cerebro lo dirige todo y lo conecta todo( Los premolares superiores se conectan al meridiano del pulmón y del intestino grueso, meridianos relacionados con los sentimientos de intolerancia y tolerancia así como de melancolía) No hay más realidad. El símbolo dental nos ofrece la posibilidad de entrar en el sistema por varias puertas a la manera de un mándala jungiano y es por ello que mas allá de un síntoma debe interpretarse como símbolo,
- La psique habla con un vocabulario metafórico, analógico, lógico y profundo. Asociamos imágenes y palabras, sentimientos y emociones, situaciones y percepciones. Somos seres holográficos que se desenvuelven en el tiempo. El terapeuta puede y debe siempre conectar con varios planos a la vez para acercarse y solo acercarse a la realidad del ser sufriente.
- Hoy por hoy la acusiante y tan solicitada necesidad de cambio extremo y un diseño de sonrisa es la señal que interpreta de manera casi univoca un signo neurótico de debilidad, de perdida de belleza o enfermedad. El cual el terapeuta debe desentrañar antes de caer en un problema mas relacionado con la psique que con las estructuras orales de dicha solicitud .Pues una boca sana y completa siempre ha simbolizado la fuerza vital de la juventud y la lejanía del final mortal.
- Las manipulaciones y mutilaciones de la boca conllevan siempre un profundo significado social, reconocido, inducido o creado, para marcar de forma pasajera o definitiva, la pertenencia al grupo. Que hoy busca con afán un modelo de belleza que permita reconocimiento, y que tiene un carácter de ritual de paso que podemos clasificar antropológicamente según varios parámetros funcionales que organizan y rigen las sociedades. Paso de un estatus social a otro muda simbólica que se refiere siempre a modelos ancestrales de conductas asociadas a un estado perdido o a recuperar. En cualquier caso, desde una antropología una mutilación por adición o substracción, mimará el acercamiento al modelo, animal o supra natural que sirve de patrón y referencia.
- El cambio de estatus se operará con una transacción marcada en el cuerpo del paciente quizá hoy transferido a cliente como señuelo claramente percibido por su entorno social, lo cual le hará reconocible y colmara su nueva condición a los ojos de todos sin excepción. El señuelo es palpable, sea una mutilación dental lingual, labial, cutánea, permanente o efímera como, tatuajes, maquillajes permanentes, blanqueamiento dental, botox, o pinturas rituales. En cualquier caso, temporales o permanentes, el símbolo es tan claro y tan visto por los demás que no se podrá nunca negar que se ha producido. Las razones invocadas por los adeptos de una belleza a ultranza y estereotipada, desvelan a menudo, sino siempre, una distorsión narcisista reveladora de un malestar crónico
- Escuchado en el secreto de la consulta, la persona , esconde una poca autoestima y sentimientos de culpa que le empujan a compensar, con una maniobra masoquista de corrección y castigo, unas acciones o pensamientos contrarios a la ley del grupo de origen.
- . Semejante reflexión se podría aplicar a la multitud de practicas quirúrgicas destinadas a corregir “ el tiempo como el irreparable ultraje” o sea, la vejez, como escribiera Jean Racine, en dos de sus obras más famosas las tragedias ANDRÓMACA y FEDRA,
- Es la interpretación del fenómeno que propongo, pero dejo a ustedes como terapeutas, la determinación de la correcta interpretación. Añadiendo, que concibo y valorizo que el cuerpo como su imagen proyectada, atañe al individuo. Posiblemente, no este tan viejo pero hay temas con los cuales me siento desbordado, no por falta de apertura a otras formas vivenciales o culturales, si no quizás por conveniencia social y sensibilidad al “ Tempus fugit et carpe diem”. . (El tempus fugit del frances que hace referencia al paso irremisible del tiempo, que todo lo acaba, que en combinación con el tópico del carpe diem -'aprovecha el día'- consiste en una invitación a disfrutar del presente sin preocuparse del futuro) No obstante, desde mi perspectiva budista no sobra afirmar que intento alejarme de posturas absolutistas y por ello debo volver a preguntar si fue legítimo pretender abordar la boca bajo el aspecto poco habitual de la Simbólica a fin de poder captar alguna posible relación cuerpo-mente revelada en la boca, preguntando mas por el símbolo que por el síntoma sin dejar de aplicar, el lema Spinozista que afirma: os aseguro que “me he esmerado en no ridiculizar ni lamentar ni detestar las acciones humanas, sino en entenderlas”.