La publicidad y el marketing dirigidos a niños promueven el consumo de alimentos poco saludables que contribuyen al sobrepeso y la obesidad. Los anuncios asocian estos productos con el deporte y el éxito para influir en las elecciones alimentarias de los niños, mientras que el tiempo frente a pantallas aumenta su exposición a la publicidad y reduce la actividad física. Se necesitan más regulaciones para limitar estas prácticas y proteger la salud infantil.