1. Hemos reducido tantas veces a Cristo a ideas, sistemas o costumbres religiosas, que hemos perdido todo el incomparable fruto de un encuentro personal. Nos hemos quedado con un deber cuando se trataba de un llamamiento; hemos perdido el diálogo para conservar sólo el catecismo. Víctor Manuel Arbeloa. “ De andar por la vida” Texto evangélico: Mateo 7, 21-27. Tiempo Ordinario 9 A. Comentarios y presentación: M.Asun Gutiérrez.
2. 21 No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Jesús termina el discurso de la montaña con una llamada a la autenticidad y a la coherencia entre el decir y el hacer, entre la teoría y la práctica. Nos sitúa ante el terreno de las decisiones personales. Jesús nos previene de la frecuente y peligrosa desviación de reducir la fe a conocimientos y prácticas religiosas, separándola de las tareas y responsabilidades de la vida cotidiana. Una fe que no lleva al compromiso en la vida práctica acaba aburguesándose y degenerando en rutina o fanatismo. Se trata de escuchar, no solo oír, con el corazón, y pasar a la acción viviendo según la voluntad del Padre. El mundo sería distinto si fuésemos realmente coherentes e hiciéramos vida el mensaje del Evangelio .
3. 22 Muchos me dirán en aquel día: – “ Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?” 23 Entonces yo les manifestaré: – “Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal”. No basta conocer la Palabra, o decirla o predicarla. Lo fundamental es hacerla vida . Jesús nos da una clara recomendación: que traduzcamos en nuestras vidas lo que acabamos de escuchar. La verdadera sabiduría está en la forma de actuar, no en lo mucho que sabemos, ni en lo bien que hablamos.
4. 24 El que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. 25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Es indispensable escuchar la Palabra y traducirla en acciones concretas para hacer la voluntad de Dios –buscar primero el Reino y su Justicia-. Él es la única Roca en la que apoyarnos y edificar nuestra casa. Así, cuando vengan los torrentes y soplen los vientos de las crisis de la vida, de las dudas de fe, de las dificultades, de la pérdida de seres queridos..., nada podrá derrumbarnos ni arrancarnos del sólido fundamento, ni siquiera la última tempestad, el miedo a la muerte.
5. 26 Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. 27 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó y su ruina fue grande. No se puede construir nada firme y duradero sin buenos y profundos cimientos. El texto nos ayuda a preguntarnos sobre qué bases construimos nuestra vida. A reflexionar si nuestro cimiento único es el Evangelio –construir sobre roca-, o la costumbre, la rutina, las normas, las tradiciones familiares o sociales , un cierto sentido religioso de miedo o de interés –construir sobre arena-. La apertura al Espíritu nos capacita para acoger la Palabra y hacerla vida, no por cumplir, ni por obligación, sino por la ilusión y la alegría de los hijos que por amor desean realizar la voluntad de su Padre.
6. COHERENCIA Mirar como Tú miras, con ojos claros y limpios, comprendiendo siempre al hermano. Saberse discípulo, no tenerse por maestro y gozar del aprendizaje diario. Coherencia . Almacenar bondad en el corazón, cultivar una solidaridad real y sentir que nos desborda el bien. Reconocer que no todo es tierra firme, construir sobre roca nuestra casa, no tener miedo a huracanes y riadas. Coherencia . Poner por obra tus palabras, hablar con el lenguaje de los hechos, olvidarse de máscaras y apariencias. Coherencia . Coherencia, Señor, de un aprendiz de discípulo que, a veces, se atreve a tenerte por maestro. Ulibarri, Fl.