El documento resume el pasaje bíblico de la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor. Jesús lleva a tres discípulos a un monte donde se transfigura ante ellos. Aparecen Moisés y Elías hablando con Jesús. Luego una voz del cielo dice que Jesús es el Hijo amado y que deben escucharlo. Los discípulos caen del miedo pero Jesús los tranquiliza. Jesús les ordena no contar esto hasta después de su resurrección.
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
Evangelio II Domingo de Cuaresma - Ciclo A
1. Nada más comenzar el camino de la cruz, Jesús ya nos propone el destino último de este camino: su gloria y la nuestra. Texto evangélico: Mateo 17, 1-9. Segundo domingo de Cuaresma –A- Comentario y presentación: M.Asun Gutiérrez. Música: Beethoven. Romance para violín.
2. 1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. 2 Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. Jesús nos invita al Tabor, a una experiencia gozosa de Dios, a subir con Él a la montaña, a contemplar, sin dormirnos, la manifestación del Padre. Subir a la montaña, símbolo de lo inmenso y majestuoso, supone elevación, retiro, anhelo de limpieza y belleza, silencio gratificante, oración, paz, esfuerzo, tensión y sacrificio en el ascenso, lucha contra la comodidad, superación... Siempre más. Monte Tabor
3. 3 De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. 4 Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. El Tabor es el punto de partida, no un lugar para quedarse. Hay que bajar a la realidad. El ascenso, el encuentro con Dios, nos ayuda a eliminar temores, nos da fuerzas y ánimo para seguir adelante y ser coherentes y consecuentes en la vida con nuestra fe. Jesús nos invita a no instalarnos en nuestras tiendas de insolidaridad, egoísmo, comodidad, rutina... Nos anima a bajar de las nubes e implicarnos en la realidad de la vida cotidiana, a seguir viviendo y anunciando la Buena Noticia con rostro alegre y transfigurado. Hay que continuar el camino. Seguimos a Jesús, Él nos precede y acompaña.
4. 5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: “Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo . La nube significa la proximidad de Dios, luminoso, envolvente, maternal. Ahora el Padre no habla sólo a Jesús: “ Tú eres mi hijo ”. Se dirige a todos nosotros: “ Éste es mi Hijo ”. Él es mi Palabra. Lo que dice y lo que hace es mi Palabra. Vivan la Palabra de mi Hijo y los haré hijos. Vivan, y los haré palabra. Ésa será su transfiguración . ¿Qué hago para conocer mejor y hacer vida el mensaje de Jesús? ¿Escucho su voz en cada persona y en los acontecimientos de cada día? ¿Me siento hijo amado en todas las circunstancias de mi vida?
5. 6 Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. 7 Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. 8 Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo La Ley y los Profetas han desaparecido. Sólo queda Jesús, su Voz, su Palabra, su Persona. El bello gesto de Jesús, que se acerca y toca a los desconcertados, atemorizados y torpes discípulos, muestra cariño y deseo de transmitir seguridad y confianza. Así se acerca a nosotros, nos toca y nos quita todo temor, disipa toda angustia y nos devuelve la serenidad. No siempre es fácil asumir y aceptar que “sólo Jesús basta”. Puede resultar más fácil dar importancia a la ley, al templo, al culto, a las imágenes, a los santos... Lo fundamental es que sea Jesús, sólo Jesús, la luz y el motor de nuestra vida. No ver ni oír nada fuera de Él. El único al que debemos seguir y escuchar.
6. 9 Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”. Jesús no quiere que se divulgue su mesianismo. Sólo a la luz de la resurrección será posible comprender la transfiguración en todo su alcance y profundidad. El atisbo de la gloria pascual anticipada, sólo se podrá entender y anunciar desde la Pascua. El desierto de la Cuaresma, con su gozo y sufrimiento, salud y enfermedad, amistad y soledad, éxitos y fracasos, luz y oscuridad... tiene como meta la alegría de la Pascua. Sabemos que el proceso termina con la victoria y la gloria de Jesús, y la nuestra. Todo conduce a la Vida.
7. Tabor de cada día Cuando te has olvidado de ti mismo, cuando te has agotado en el servicio a los últimos, cuando has aceptado el sufrimiento como compañero, cuando has sabido perder, cuando ya no pretendes ganar, cuando has compartido lo que tú necesitabas, cuando te has arriesgado por el pobre, cuando has enjugado las lágrimas del inocente, cuando has rescatado a alguien de su infierno, cuando te has introducido en el corazón del mundo, cuando has puesto tu voluntad en las manos de Dios, cuando te has purificado de tu orgullo, cuando te has vaciado de tanto acopio superfluo, cuando te sientes herido... brilla en ti, gratis, la luz de Dios, sientes su Presencia irradiando frescura primaveral, y su perfume te envuelve y reanima. Ya no necesitas otros tesoros. Dios te acompaña, te habla, te protege. Te sientes esponjado en un mar de dicha... Y no estás en las nubes, es un Tabor que se te ofrece gratis, para que disfrutes ya lo presente y camines firme y sin temores. Ulibarri Fl.