El documento presenta una serie de cuentos populares breves sobre diferentes temas como el otoño, los animales, las plantas, las vacaciones, entre otros. Los cuentos tratan sobre personajes como Eolito el mago de los vientos, la hormiga presumida, la golondrina solitaria, el pequeño abeto, y explican historias como por qué algunos árboles conservan sus hojas en invierno.
El otoño y otros cuentos más infantil punteada 4 lineas 28 puntos
1. CUENTOS SOBRE:
EL OTOÑO
EL CUERPO
LA NAVIDAD
EL FRÍO Y EL INVIERNO
LOS JUGUETES
EL CARNAVAL
LA CASA.
LAS PLANTAS / LA PRIMAVERA
LOS ANIMALES
LAS VACACIONES
EL OTOÑO
Eolito, el mago de los vientos.
golondrina solitaria.
La hormiga presumida.
El pequeño abeto.
¿Porqué algunos árboles...?
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2. Eolito, el mago de los vientos
Eolito era el hijo travieso de un
mago. Un día jugando con las cosas
de su padre, encontró la caja de los
vientos. Recordó las palabras mágicas
"Abracadabra, pata de cabra, caja
quiero que te abras, tontiloqui,
2
3. carrasclascas". Nada más acabar de
decirlo, salieron todas las brisas,
vientos, huracanes, etc.; resoplaban,
golpeaban, buscaban las rendijas y
poco a poco todos iban consiguiendo
escapar de la habitación dejando tras
de sí una larga cola de polvo. El niño
los quería coger pero ninguno se
dejaba, al final cogió a uno pequeño,
azul y que cojeaba. Era el viento del
3
4. reuma, después de revolverse, intentar
escapar y llamarle abusón se ofreció a
ayudarle a cambio de que también a
el le dejará dar una vueltecita. Le
explicó como tenía que irlos
capturando. Tenían que salir a la calle
con la caja e irlos buscando, luego
sabiendo el nombre era sencillo, sólo
tenían que decir la fórmula y el viento
se veía obligado a meterse de nuevo
4
5. en la caja. Al primero que vieron fue a
Levante y el niño dijo: ¡Levante,
Levanteras a la caja o te enteras!.
Levante no tuvo más remedio que irse
a la caja. Así fueron cogiendo a
Poniente Ponienteras, Norte Norteras,
Sur Sureras y a todos los demás. A
muchos los cogieron poniendo una
hoja de papel en el suelo y cuando el
viento iba corriendo a moverla de un
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6. lado a otro, a los vientos les encanta
jugar a eso, le atrapaban. Al final
consiguieron capturarlos a todos y el
pillo cojuelo se fue a soplar por el
mundo durante unos días.
Santiago Calvo (Adaptación)
La Hormiga presumida
Había una vez una hormiga tan
presumida que en vez de buscar
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7. comida siempre estaba buscando
cosas para ponerse guapa. Cuando
por la noche todas contaban lo que
habían recogido, ella no hacía más
que pavonearse de lo guapa que
estaba. Sus compañeras le llamaban
la atención pero no había manera, un
día se hacía un traja con un trocito de
tela, otro día se lo pasaba peinándose
con una espina de pescado, al
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8. siguiente encontraba un trozo de
espejo y no paraba de mirarse, etc.
Un día encontró un sombrero de
copa y ya no hubo nada más para ella.
Casi no se la veía pero ella se
encontraba guapísima. De pronto el
cielo se puso negro y empezó a llover,
todas se refugiaron pero ella no podía
correr por culpa del sombrero. Por fin
llegó al hormiguero pero el sombrero
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9. no cabía, se subió encima para
empujarlo y el agua lo arrastro con ella
subida. Todas se quedaron muy
apenadas pensando que se iba a
ahogar pero al día siguiente apareció
mojada, cansada y sucia.
Después de este susto fue una
hormiga casi normal ya que siempre
llevaba una bonita cinta en la cabeza.
La golondrina solitaria
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10. Érase una golondrina que perdió su
nido porque derribaron la casa donde
lo tenía. Volando, volando llegó a un
sitio maravillosos, una ermita
abandonada en medio de un bosque,
junto a una laguna. Allí con barro y
ramas hizo su nido nuevo. Tenía
mucha comida, el sitio era bonito y se
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11. hizo amiga de una ardilla muy
simpática y juguetona.
Charlaban de todo y la golondrina le
confesó a su amiga que tenía miedo
de no saber cuando tenía que irse ya
que siempre había seguido a sus
compañeras y ahora estaba sola. La
ardilla le dijo que no se preocupase
que ella le avisaría.
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12. Cuando el tiempo empezó a
refrescar, las hojas amarillearon, las
uvas estaban maduras, etc. La ardilla
subió a un pino que estaba muy cerca
del nido de su amiga y le dijo que su
amigo el lagarto había hecho más
profundo su agujero, que cada vez
había menos ranas en la charca y que
ella pensaba que había llegado el
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13. momento de que la golondrina se
marchara.
La golondrina le dio las gracias, se
despidió de ella con mucha pena y le
prometió volver al año siguiente.
Después se fue al pueblo y se junto
con sus compañeras que se estaban
reuniendo para irse en los cables del
teléfono, al rato una arranco y todas la
13
14. siguieron para buscar un sitio más
cálido para pasar el invierno.
Guía Didáctica "Mi Libro" H.S.R.
El Pequeño Abeto
Érase una vez un pequeño abeto.
Solo, en el bosque, en medio de los
demás árboles cubiertos de hojas, el
sólo tenía agujas, nada más que
agujas.
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15. El siempre se quejaba de que todos
los demás tenían hermosas hojas
verdes, una noche deseo tener hojas
de oro para poder dar envidia a los
demás. A la mañana siguiente se
despertó cubierto de las hojas que
tanto había deseado y se puso loco de
contento, todos sus vecinos se
pusieron a comentar lo guapo que
estaba con sus hojas de oro. Un ladrón
15
16. que estaba por el bosque lo oyó y esa
misma noche fue y le arrancó las hojas
sin dejar ni una.
A la mañana siguiente el abeto se
vio y se puso a llorar desconsolado y a
pensar que lo mejor era que hubiese
pedido sus hojas de cristal bien
brillante. A la mañana siguiente el
abeto estaba resplandeciente, su
deseo se había cumplido y en todo el
16
17. bosque no se hablaba de otra cosa.
Pero esa noche hubo una tempestad y
el viento sacudió las hojas con tal
fuerza que todas se rompieron y el
pequeño abeto volvió a pasar un mal
rato. Pensó que lo que de verdad
quería era tener hojas de un bonito
color verde, igual que sus vecinos y al
igual que los días anteriores cuando
amaneció tenía las hojas más verdes
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18. de todo el bosque y sus vecinos le
felicitaron, sólo había un problema,
como el abeto era muy pequeño y una
cabra y sus hijos acertaron a pasar por
allí y se comieron todas sus hojas.
El pequeño abeto, desnudo, frío y
triste lo único que deseaba era ser
como siempre había sido, al día
siguiente se despertó con sus agujas y
su aspecto habitual. Nada mas verse
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19. se puso contentísimo y se echo a reir y
a llamar a sus vecinos que se
alegraron mucho de verle tan feliz.
A partir de entonces el pequeño
abeto no volvió a quejarse de su
suerte.
N. Willer (Recogido por Sara Cone Bryant)
Por que algunos árboles...
Una vez, hace mucho tiempo,
empezó a hacer mucho frío porque el
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20. invierno se acercaba. Todos los
pájaros que se iban cuando llegaba
este momento en busca de sitios más
cálidos ya habían partido. Sólo
quedaba un pobre pajarito que tenía
un ala rota. El pobre pensaba que si
no encontraba pronto un lugar donde
refugiarse se moriría de frío, miró
alrededor y vio un montón de árboles
que seguro que le prestarían cobijo.
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21. Saltando y aleteando cuando podía,
llegó al bosque y encontró un árbol
que le impresionó por lo grande que
era y lo fuerte que parecía, era un
roble, el pájaro le pidió permiso para
refugiarse entre sus ramas hasta la
llegada del buen tiempo. El roble le
dijo, muy enfadado, que si le dejaba
picotearía sus bellotas y le echó de
mala manera.
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22. El pájaro vio un árbol precioso de
hojas plateadas y tronco blanco, era
un álamo y pensó que le daría refugio.
Le contó su problema y el álamo le
echó con cajas
destempladas diciéndole que iba a
manchar sus bonitas hojas y su
blanquísimo tronco.
Cerca de allí había un sauce que
con sus largas ramas colgando hasta
22
23. el suelo le pareció al pajarito que sería
una buena casa para los fríos que se
avecinaban. Pero igual que los demás
le rechazó argumentando que no
trataba nunca con desconocidos y
pidiéndole que se marchara cuanto
antes.
El pajarito empezó a saltar como
podía con su ala rota sin llevar un
rumbo fijo, un abeto le vio y le
23
24. preguntó que le pasaba, el pobre se lo
contó y el abeto le ofreció sus ramas
mientras le indicaba donde hacía más
calorcito. El pájaro le explicó que sería
para todo el invierno y el árbol le dijo
que así tendría compañía. El pino, que
estaba cerca de su primo el abeto, se
ofreció para rotegerle del viento ya que
sus ramas eran más grandes y fuertes.
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25. El pájaro se preparo un lugar bien
abrigadito en la rama más grande del
abeto y protegido del viento por el pino
se dispuso a pasar el invierno. El
enebro se ofreció para que pudiera
comer de sus bayas y no muriera de
hambre.
Estaba muy contento y charlaba con
sus amigos, los demás árboles hacían
comentarios despectivos sobre ellos.
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26. Aquella noche empezó a soplar el
Viento del Norte fuerte y frío, iba
pasando de árbol a árbol y sus hojas
iban cayendo una tras otra. De pronto
giró y de dirigió hacia donde estaban
los amigos del pajarito, el Rey de los
Vientos le frenó y le dijo que podía
desnudar a todos los árboles menos a
los que habían ayudado al pájaro.
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27. El Viento del Norte los dejó en paz y
conservaron sus hojas durante todo el
invierno y desde entonces siempre ha
sido así.
Miss Florence Holbroock
Los cuatro hermanos.
Los dos hermanos.
Juan Sucio.
El Ratoncito Pérez.
Los tres sastres.
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28. Juan Sucio
Juan era un niño que nunca se
quería lavar, peinar, cortar las uñas, ni
hacer nada que fuera para estar
limpio. Su madre ya no sabía que
hacer para convencerle para que se
diera cuenta de lo sucio que iba.
Le mandó a buscar un amigo para
jugar. Salió y vio una ardilla que era
alegre, saltarina, divertida y muy
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29. limpia... pero no quiso jugar con el
porque estaba muy sucio.
Esperó a que pasará alguien y
fueron pasando muchos niños
(emplear nombres de los niños de la
clase) y ninguno quiso jugar con el.
Pasaron muchos animales (ir
nombrando) y con todos le pasaba lo
mismo.
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30. De pronto oyó una voz detrás de el
que le decía que quería ser su amigo.
Se volvió muy contento y se encontró
con un cerdo lleno de barro y
porquería. Puso mucha cara de asco y
le dijo que no. El cerdo le contesto que
no lo entendía ya que el estaba igual
de sucio. Al darse cuenta de que era
verdad se fue corriendo a su casa, le
30
31. pidió a su mamá que lo arreglará y
nunca más volvió a estar tan sucio.
Los dos hermanos
Leal y Desleal salieron a correr
mundo. Desleal era malo y robó a su
hermano y la abandonó. Leal se fue
andando por el bosque y se puso a
comer las pocas provisiones que le
quedaban poco después fueron
31
32. llegando un oso, un zorro y una liebre
a los que fue invitando, le contaron
que el rey estaba ciego y sólo se
curaría con las gotas de rocío
recogidas de un árbol del patio de
palacio y que la princesa que era
sordomuda se curaría si echaban a un
sapo que vivía oculto bajo una baldosa
de su habitación.
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33. El joven fue a palacio, primero curó
al rey y le dijo que también podía curar
a la princesa. Llamaron a un montón
de soldados y fueron levantando las
baldosas hasta encontrar al sapo y
echarle del reino.
La princesa se curó y se enamoro
del joven, se casaron y vivieron felices
para siempre.
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34. El príncipe iba al bosque de vez en
cuando con mucha comida que
compartía con sus amigos los
animales que le habían ayudado con
su información.
Los tres sastres
Había una princesa que no se
quería casar y despreciaba a todos los
pretendientes. Finalmente y
34
35. presionada por sus padres, dijo que se
casaría con el que adivinase un
acertijo. Consistía en decir de que dos
colores tenía el pelo la princesa.
Unos hermanos, que eran sastres,
pensaron que quien mejor que ellos
iba a distinguir los colores de un pelo
que, al fin y al cabo, era lo más
parecido a un hilo. Primero fue el
mayor y no supo dar una contestación,
35
36. al segundo le pasó lo mismo. El
tercero insistió en ir, después de
observarlo durante un rato, aseguró
que eran plata y oro y acertó. A la
princesa no la parecía bien casarse
con un sastre y le puso como
condición que pasará la noche con un
oso que estaba en el establo y el
sastre aceptó.
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37. El sastre entró comiendo nueces y
el oso, al que le gustaban mucho, le
pidió, le dio unas piedras en forma de
nueces y el oso intento partirlas con
los dientes y se hizo tanto daño que no
podía ni pensar en morder a nadie. Al
momento el sastre sacó un violín y se
puso a tocarlo con mucha gracia, Al
oso le dio mucha envidia y le pidió que
le enseñara. El sastre le explicó que
37
38. para tocar el violín tenía que cortarse
las uñas, el oso estuvo de acuerdo y
se las dejó cortar. Ahora ya no podía ni
morder ni cogerle con sus zarpas y el
sastre pudo dormir tranquilo.
Al día siguiente la princesa accedió
a casarse con él admirada de su
ingenio y valentía. El oso nunca
aprendió a tocar el violín.
Los Cuatro Hermanos
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39. Cuatro hermanos muy pobres se
fueron a correr mundo a aprender un
oficio y quedaron en volver a los cuatro
años. Uno de ellos se fue con un
astrónomo que le enseño su ciencia y
le facilitó instrumentos para su trabajo,
otro estuvo con un cazador, el tercero
con un sastre y el último con un ladrón
39
40. que le enseñó a coger lo que fuera sin
que nadie se enterase.
Cuando volvieron cada uno
demostró al padre sus habilidades; el
astrónomo localizo un huevo con su
telescopio, el que había estado con el
ladrón quito un huevo sin que la madre
se enterase, el cazador lo atravesó
desde muy lejos con un sólo disparo y
40
41. el sastre lo cosió sin que se notase el
agujero.
El rey que se había enterado se su
destreza, les pidió que fueran a
rescatar a su hija que estaba
secuestrada en una isla.
El astrónomo encontró la isla y vio
que la custodiaba un dragón, el ladrón
fue a la isla se la llevó y la subió al
barco sin que el dragón se despertara,
41
42. cuando finalmente se dio cuenta los
persiguió pero el cazador le mató de
un sólo disparo, cayó sobre la nave
destrozándola pero el sastre la cosió y
pudieron seguir navegando.
Cuando se la devolvieron al rey les
dio un gran rescate a cada uno.
El Ratoncito Pérez
Cuando a Elsa se le cae un diente,
tiene por costumbre colocarlo debajo
42
43. de la almohada y durante la noche el
ratoncito Pérez viene a buscarlo.
Desde que comenzó de nuevo el
curso, a Elsa se le han caído ya tres
dientes. Y cada vez, el ratoncito se lo
llevó sin decir a dónde, naturalmente.
-¿Pero qué puede hacer este
ratoncito con todos mis dientes? ¿Para
qué quieren los ratoncitos todos los
dientes que recogen en la casa de la
43
44. gente?- le preguntó Elsa a su padre un
día- ¿Acaso los utilizan para sustituir
los que a ellos se les han roto? ¿O los
tiran dentro de un foso?
-Nada más simple- respondió el
padre-, busca un agujero de ratón a
ras del suelo, estírate boca abajo y
mira por el. Veras que pasa dentro.
Dicho y hecho. Elsa encontró un
orificio de ratón debajo del aparador
44
45. del comedor. Abrió muy bien un ojo y
lo pegó al agujero. Que sorpresa
descubrir a través del orificio, al otro
lado del muro, una verdadera ciudad
de ratones. Los hay delgados, grises,
blancos, con los ojos verdes y algunos
hasta con ojos rojos ¡Pero si detrás de
la pared del comedor de Elsa hay una
autentica ciudad de ratoncitos! Corrían
en todas direcciones, empujando
45
46. carretillas, estirando cordeles. Un gran
ratón marrón lanzó un silbido y gritó.
- Atención, cada uno a su lugar de
trabajo, aquí llega el convoy de la
noche.
Los ratoncitos y las ratitas se
alinearon a lo largo de las calles. El
convoy se aproximaba. Decenas de
ratoncitos y ratitas arrastraban carros
repletos de dientes recolectados
46
47. debajo de las almohadas. Los había
para todos los gustos: dientes jóvenes,
viejos, dientes blancos, con caries, con
plomo, puntiagudos y planos.
Cada ratoncito descargó su carretilla
en la plaza, apilándolos en forma de
pirámide. A la hora del mercado los
ratoncitos gritaban:
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48. -Vengan a ver mi lote de dientes.
Por aquí, un diente nuevo...¡Dientes
frescos, dientes frescos!
Elsa retuvo la respiración y no se
movió. Los ratoncitos acudían de todas
partes de la ciudad con sus cestos.
Una pequeña ratita dijo:
-Quiero tres dientes huecos para
hacer tazas de café. Y un ratón gordo
gruñó:
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49. -Le he encargado cinco dientes
dorados para terminar mi palacio.
Dese prisa en dármelos.
Una mamá ratita, acompañada por
todos sus pequeños, se llevó ocho
muelas para hacer taburetes. Y un
ratón de largo morro pidió:
-¿Tendría un gran canino?
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50. - Lo siento, no me queda más que
un diente de leche -respondió la
vendedora.
Elsa se sobresalto:
-¡Es mi diente! Lo reconozco- gritó
Pero los ratoncitos no la oían. El
agujero era demasiado pequeño para
dejar pasar su voz
50
51. Ahora un joven ratoncito se acercó y
preguntó con aire interesado:
-¿Está en venta este magnífico
diente de leche? Es precisamente lo
que estaba buscando. Tierno y limpio,
como deseo. Haré con él cuatro anillos
para las patas de mi novia.
Y se lo llevó encantado. Elsa estaba
sorprendida. -¡Hacer cuatro anillos con
51
52. mi diente de leche! Es una idea
extraña...
Aunque también estaba contenta de
saber lo que los ratoncitos hacen con
todos los dientes. Y al alejarse del
agujero de la pared, se preguntó un
poco preocupada:
-¿Será mi diente de leche
suficientemente bonito para un anillo
de prometida?
52
53. (Texto de Chantal Crov. Revista Parastú)
LA NAVIDAD
El regalo de la araña.
Papa Noel y Rodolfo.
La estrella juguetona.
El mejor regalo.
El árbol de Navidad.
Calixto y el pesebre.
El leñador y los animales del bosque.
El cuento de Navidad de Hogol.
Calixto y el pesebre
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54. La puerta se abre despacio y
Calixto asoma la nariz. El olor familiar
de la habitación le da confianza, pero
aún así, Calixto pega un salto y
aterriza en el interior de una zapatilla.
Éste es un escondrijo seguro. ¡Lo sabe
bien!.Y desde ahí inspecciona la
habitación hasta que lo ve.
Si, ve aquello que la niña de la
casa ha estado preparando toda la
54
55. tarde. El corazón empieza a palpitarle
muy deprisa. ¿Será capaz de subirse
hasta la mesa para verlo de cerca?. El
es un ratón muy pequeño, nunca se ha
atrevido a husmear más allá del
suelo... Pero ahora la curiosidad lo
rodea con sus finas alas y es más
fuerte que el temor que siente.
Silenciosamente sale del calzado,
pasa veloz por debajo de la cama de la
55
56. niña que duerme placidamente y llega
a su objetivo. Y con cuatro saltos
planta sus patitas en la superficie de la
mesa. Encima de ella hay un pesebre.
Pero Calixto no sabe que es. Y admira,
fascinado, esas montañas nevadas,
esos arbolillos que son tan altos como
el, y esas figuras que, de pie en medio
del camino, parecen que quieran echar
a correr hacia el portal.
56
57. El ratón se ha quedado tan
impresionado que no se atreve a
moverse, además, si lo hace, sus
patitas se hundirán en el musgo suave
y aún húmedo. De pronto oye un ruido
y sin detenerse a comprobar si
encierra algún peligro o no, salta al
suelo y sale disparado de la
habitación. Al galope cruza el
vestíbulo, trepa por las escaleras, llega
57
58. a su escondrijo y no se detiene hasta
que tropieza con el abuelo Pascual,
que duerme cerca de la chimenea.
-Abuelo -dice Calixto jadeando-.
¿Qué es lo que ha hecho la niña de la
casa? Hay montañas, árboles,
muñecos...
El abuelo abre los ojos y lo mira
con las cejas fruncidas hasta que, bajo
el poblado bigote, nace una ancha
58
59. sonrisa. -¡Ah!- exclama-. Es el
pesebre. Las personas lo ponen
cuando llega la Navidad.
Calixto abre los ojos de par en
par.
¿ Por qué ?.
Esta noche Calixto no ha querido
acostarse hasta que el abuelo le ha
explicado con todo detalle todo lo
59
60. referente al pesebre y sus figuras. Lo
que mas le ha emocionado ha sido lo
de los Reyes Magos. Al final le ha
preguntado al abuelo si el podía
escribir les su carta y el le ha dicho
que si.
Ahora el abuelo esta preocupado
porque los Reyes nunca han traído
juguetes a los ratones.
60
61. Por fin llega la noche de Reyes y
el ratón esta tan excitado y feliz que no
puede dormir, por fin cae rendido.
El abuelo se prepara para llevar a
cabo su idea. Se pone una capa roja,
una corona y coge el regalo que ha
preparado para su nieto. Con el a
cuestas sale por un agujerito para ir a
ponérselo en la ventana a su nieto.
Cuando pone sus patitas en la nieve
61
62. del alfeizar, aparece ante sí el rey
Baltasar en persona que le pega un
buen susto.
El rey Baltasar se dirige a el
amablemente y le pregunta:
-Buenas noches, ¿es aquí donde
vive Calixto el ratón?
-Sss...sssi- tartamudea el
abuelo.
62
63. El rey mira un pequeño papelito y
le dice que han recibido su carta y le
pregunta donde prefiere que dejen los
juguetes de Calixto.
El abuelo le señala donde espera
encontrarlos el ratoncito, el Rey los
deposita con suavidad y se despide
hasta el año siguiente. El abuelo le
contesta emocionado y tembloroso.
63
64. Al día siguiente se puede ver a un
ratón pequeño, pequeño, pequeño
que, envuelto en una larga bufanda,
chilla y brinca de alegría en medio de
la nieve y los juguetes que hay en el
vano de la ventana.
Mercè Company (Revista Parastú)
El leñador y los animales del bosque
64
65. Érase una vez un leñador que
vivía con su mujer en una vieja cabaña
en lo más profundo del bosque.
Era la víspera de Navidad y
estaban muy tristes porque no tenían
nada para comer y el tiempo era
malísimo para salir a caza. Así que se
tumbaron junto al fuego y se
prepararon para dormir. De pronto
alguien llamó a la puerta. El leñador,
65
66. un poco asustado pregunto que quien
era. Le contestó una liebre que estaba
muerta de frío y quería pasar la noche
dentro de la casa, al leñador no le
gustaba dejar entrar a extraños en su
cabaña pero le dio pena y la dejó
pasar.
Al rato volvió a sonar la puerta,
esta vez era un lobo y ahora el leñador
se negó por miedo a que se los
66
67. comiera, el lobo le rogó tanto y le
prometió tan solemnemente que no les
atacaría, que el leñador se ablandó y
también le dejó entrar.
Cuando parecía que finalmente
iban a poder dormir se oyeron unos
fuertes golpes en la puerta. El leñador
se acercó a ver quien era. Se encontró
con un oso enorme que, muerto de
frío, también quería entrar. El leñador,
67
68. que tenía mucho miedo, le dijo que no.
Pero el oso juro y perjuró que no les
iba a hacer daño y al final le
convenció.
Durmieron calientes toda la noche
juntos alrededor del fuego. A la
mañana siguiente los animales
preguntaron al leñador como podían
agradecérselo y el les explicó que era
el día de Navidad y no tenían nada
68
69. para comer. Los animales se
comprometieron a traer algo cada uno
y se fueron.
(Final 1)
Antes de la hora de comer se
fueron presentando, la liebre trajo
coles y zanahorias, el lobo tajo un
carnero y el oso un cordero. La mujer
del leñador lo guisó todo y se dieron
una gran comilona. Desde entonces
69
70. fueron muy amigos, de vez en cuando,
en las noches mas frías del año, los
animales dormían en la cabaña y
todas las navidades comían juntos.
(Final 2. Tradicional).
La primera en llegar fue la liebre
que traía coles y zanahorias, el
leñador la invitó a tumbarse junto al
fuego y cuando estaba descuidada le
70
71. echo un puñado de brasas en la tripa y
la liebre huyo chillando.
El siguiente fue el lobo con un
carnero, al igual que a la liebre, el
leñador le invitó a echar un sueñecito
junto al fuego, en cuanto estuvo
dormido, el leñador cogió un hacha y
le cortó la cola. El lobo salió aullando
tan deprisa como pudo.
71
72. Por último llegó el oso que traía
un cordero, venía cansado, se sentó
junto al fuego y cuando se durmió el
leñador le dio con un mazo un fuerte
golpe en la cabeza, el oso salió
aturdido y haciendo eses.
El leñador se quedo con la
comida y tranquilo ya que temía que si
los animales seguían volviendo
acabarían devorándolos. El leñador y
72
73. su mujer pasaron una feliz Navidad y
los animales nunca volvieron a
acercarse a la casa.
Papá Noel y Rodolfo
Papá Noel miró por la ventana el
paisaje nevado mientras oía silbar el
aire helado y pensó lo estupendo que
sería poder quedarse sentado junto al
fuego mientras cenaba algo calentito.
73
74. Pero no tenía mas remedio que salir,
era la noche de Navidad y todo el
mundo esperaba su regalo.
Se puso su ropa interior más
caliente y luego un montón de
prendas, unas sobre otras, para
combatir el frío, para rematar se coloco
sus pantalones y chaquetón rojos y se
miró al espejo pensando que era
74
75. normal que todo el mundo creyera que
era muy gordo ¡con toda esa ropa!
Cuando salió, Rodolfo ya le estaba
esperando, Papá Noel comprobó que
los regalos estaban bien sujetos y
arrancó a volar antes de que los
patines se pegaran al suelo por culpa
del hielo. Mientras iban hacia la
primera casa comentó con el reno que
cada vez lo pasaba peor y que estaba
75
76. cansado de pasar frío, Rodolfo estuvo
de acuerdo.
Se pararon en el primer tejado y
Papá Noel casi no cabía por la
chimenea, se quedo atascado y solo
se libró cuando Rodolfo le echó el
saco y este le empujo hacia abajo.
Salió disparado y quedó en medio de
la alfombra rodeado de juguetes y
76
77. dulces. Dejó sus paquetes y subió
gruñendo.
Rodolfo y el se pusieron de acuerdo
en que al año siguiente el reparto lo
harían en verano.
Cuando llegó el verano prepararon
un carro, no hacia falta el trineo, Papá
Noel se puso ropa fresquita, se afeito y
allá se fueron volando con el carro.
Los tejados estaban secos y era fácil
77
78. trepar a ellos, bajar por la chimenea
sin tanta ropa fue facilísimo... pero allí
pasaba algo raro, no había copita de
jerez, ni adornos, ni tarjetas, ni
guirnaldas. Todo parecía un poco triste
y solitario. Papá Noel entendió lo que
pasaba ¡La familia se había ido de
vacaciones! Como no había zapatos
donde dejar los regalos tuvo que
volver a subir con ellos por la
78
79. chimenea. En casi todas las casas
ocurrió igual, en algunas fue peor
porque los niños estaban despiertos
por el calor y casi le pillan, en una
hasta llamaron a la policía al oir ruidos
en la chimenea.
Papá Noel y Rodolfo salieron
corriendo y totalmente convencidos de
que el reparto nunca mas se haría en
verano.
79
80. Cuando llegó Navidad se repitió el
rito de siempre, Papá Noel se abrigó
todo lo que pudo y Rodolfo y el
salieron con su trineo sin hablar ni una
palabra, disgustados por el frío y el
fracaso de su anterior expedición.
Cuando llegaron a la primera casa,
Papá Noel bajo gruñendo y
protestando pero cuando llegó al salón
y vio todas las guirnaldas, el árbol
80
81. adornado con montones de bombillas,
los paquetes... y su vasito de jerez
con un trozo de pastel con un cartel
"Para Papá Noel". Comió y bebió muy
emocionado. Fue a las habitaciones y
vio a los niños durmiendo, puso sus
regalos en todos los zapatos y recogió
las tarjetas que los niños le habían
escrito. Mientras iba pensando en lo
maravillosa que era la Navidad. Iba tan
81
82. entusiasmado que subió por la
chimenea sin darse cuenta, cuando
llego arriba vio a Rodolfo sonriendo y
se dio cuenta de que el reno pensaba
como el. El resto de la noche lo
pasaron divertidos, hablando,
recordando otras noches parecidas y
sabiendo que nunca más se iban a
quejar del frío ni de nada.
El Mejor Regalo.
(Es un resumen de una obra de guiñol).
82
83. Cuando el rey Baltasar descubre la
estrella que le llevará hasta el lugar
donde ha nacido el niño Jesús su hijo
Irenus esta con el y Baltasar le explica
lo que significa la estrella. Irenus
intenta convencerle de que le deje ir
pero el Rey se niega.
Cuando Baltasar se ha ido con su
regalo, Irenus piensa que el no va a
83
84. ser menos y se prepara para hacer el
también el viaje, cuando va a partir se
da cuenta de que le falta algo
fundamental: EL REGALO. Cogió la
pelota que mas le gustaba y un libro
de estampas precioso y salió
siguiendo la estrella y esperando que
su padre no se enfadara mucho con el.
Ya llevaba recorrido un buen trecho
cuando se encontró con una niña que
84
85. estaba llorando al lado del camino y
que parecía estar muy triste. Le
preguntó que le pasaba y ella le
explicó que no tenía ningún juguete y
que los demás niños no querían jugar
con ella. En el momento en que Irenus
le dijo que el era hijo de un rey fue
todavía peor pues le hizo sentirse aun
mas desgraciada. Irenus sacó su
maravillosa pelota y la invito a jugar.
85
86. Lo pasaron muy bien y se hicieron
amigos, pero Irenus tenía que seguir
su viaje y así se lo explicó a la niña
que se puso inmediatamente a llorar.
Irenus la regaló su pelota y ella se
puso muy contenta porque los demás
niños ya si jugarían con ella. Irenus
siguió su camino detrás de la estrella.
Estaba muy cansado de tanto andar
y a lo lejos vio una cabaña. Se acercó
86
87. y llamó a la puerta. Le abrió un
anciano muy amable que le invito a
pasar y a cenar con el. Le contó que
había sido marinero, pero que ahora
no podía alejarse de su casa por
motivo de su edad y se sentía muy mal
ya que nunca podría visitar los lejanos
lugares por donde tanto había viajado.
Irenus sacó su libro de estampas y se
pusieron a verlo juntos, el anciano
87
88. conocía muchos de los lugares que
aparecían y se fue entusiasmando
mientras le contaba cosas a Irenus. Al
final se fueron a dormir muy cansados.
Al día siguiente Irenus le explicó que
tenía que seguir su viaje , el anciano
se puso muy triste y el niño le dio su
libro de estampas para que se pudiera
entretener mirándolas cuando se
sintiera solo. El anciano se quedo mas
88
89. conforme y se despidieron.
Tras mucho andar consiguió llegar a
donde había nacido ese niño tan
especial y se acercó a verle. A la
Virgen María le hizo gracia verle tan
pequeño y se acercó a preguntarle
quien era, como había venido... Irenus
le contó su historia y la razón por la
cual no traía ningún regalo. La Virgen
María se agacho a darle un beso y le
89
90. dijo que el le había traído el regalo
mas valioso con su generosidad.
El regalo de la araña
La vida era tranquila para la araña
que vivía en el techo del portal y que
sólo tenía que preocuparse de poner
su tela en algún sitio nuevo de vez en
cuando para cazar su comida.
Una noche aparecieron,
acompañados del dueño, un hombre
90
91. con una gran barba y una mujer
embarazada, parecían muy cansados
y se acomodaron como pudieron para
pasar la noche.
Cuando la araña se había quedado
medio dormida empezaron a pasar
cosas, la mujer dio a luz y el niño
debía ser alguien muy especial porque
una gran estrella con una cola
resplandeciente estaba parada sobre
91
92. el portal y de todas partes empezó a
aparecer gente. Todos llevaban
regalos, los del pueblo le llevaban
ropa, mantas y toda clase de cosas
útiles para un recién nacido, los
pastores venían con leche, queso y
contando que un ángel les había dicho
lo del nacimiento del niño. Lo mas
espectacular fue cuando aparecieron
tres reyes venidos de lejanas tierras y
92
93. que decían haber seguido a la estrella
hasta allí, ellos le regalaron oro,
incienso y mirra.
La araña estaba triste porque ella no
tenía regalo. De pronto noto un gesto
de preocupación en la cara de la
madre, en una de las paredes había
un agujero por el que entraba un
chorro de aire frío que le daba al niño,
intentó taparlo con un chal pero se
93
94. resbalaba y el frío seguía entrando. La
araña se puso a trabajar e hizo una
tela tapando el agujero, sobre esa hizo
otra y otra... hasta que no pudo entrar
ni el más ligero soplo. La araña se
columpió agotada pero contenta, se
dio cuenta de que la madre la estaba
mirando y le daba las gracias con una
sonrisa, La araña supo que también
ella había hecho su regalo a ese niño
94
95. tan especial.
El Árbol de Navidad
Cuando el Niño Jesús nació en
Belén, el mundo se llenó de alegría y a
Belén llegaban gentes de todas partes
para ofrecer regalos al Niño.
Cerca del establo donde el Niño
Dios descansaba, se dice que había
95
96. tres árboles: una palmera, un olivo y
un pino. Al ver tanta gente que iba y
venía, ellos también sintieron deseos
de ofrecer algo al Niño Jesús.
-Yo- dijo la palmera- voy a desgajar
una de mis ramas. La voy a colocar
cerca de la cuna y cuando el Niño
Jesús tenga calor, yo, suavemente,
dulcemente, le abanicaré. No puedo
hacer otra cosa.
96
97. -Pues yo- dijo el olivo- pienso hacer
aceite de mis olivas y ofrecérselo a su
madre, la Virgen, para que haga
comida y puede ungir los piececitos
del Niño.
El pino estaba tristísimo. No sabía
que ofrecer. Además, la palmera y el
olivo se burlaban de el y le decían:
-No, tu no tienes nada que regalar.
Con tus hojas, que parecen agujas,
97
98. pincharías al Niño. Nadie te quiere ni
te querrá.
Y el pino tenía mucha pena.
Pero un ángel que contemplaba la
escena, se compadeció de él y decidió
ayudarle
-No tengas pena- le dijo- Yo te voy a
ayudar. Pediré a las estrellas que
bajen del cielo y se posen en tus
98
99. ramas y con su luz alumbrarás al
Niño y además servirás de guía a
todos los caminantes que acudan a la
cueva.
Así lo hizo, y al poco tiempo el pino
se vio todo lleno de luces de colores,
porque muchas estrellas bajaron del
cielo y se posaron en sus ramas.
Y hasta el Niño Jesús desde su
cunita se fijó en el pino. Sus ojitos
99
100. brillaron al contemplar luces tan bellas.
El pino se llenó de alegría.
La gente que llegaba a la cueva vio
aquel pino tan adornado, tan lleno de
luces, tan bonito... Y al llegar a sus
casas ponían un pino tan bonito en
recuerdo de la cueva de Belén. Desde
entonces, el pino es elemento de
adorno en todos los hogares del
mundo en la época de Navidad, como
100
101. recuerdo de aquel pino que un día
brillo ante la cuna del Niño Jesús.
(Leyenda alemana)
La Estrella Juguetona (guiñol)
(Se les presentan a los niños los diferentes personajes y se les explica que Baltasar esta
dormido en un rincón y que tienen que despertarlo).
NIÑOS: ¡Baltasar! ¡Baltasar!
101
102. BALTASAR: ¡Eh! ¿Quién me llama? ¡Ah! Sois vosotros. ¡Buenas tardes!
NIÑOS: ¡Buenas tardes!
BALTASAR: Me había quedado dormido cansado de tanto mirar al cielo esperando que
aparezca la estrella. Porque estoy esperando que aparezca una estrella que me guíe...
Bueno, luego os lo explico. Vamos a hacer una cosa para que pueda echar un sueñecito. Si
aparece la estrella me llamáis ¿vale?. Me tenéis que decir ¡La estrella! ¡La estrella! Vamos a
hacer un ensayo. Cuando yo diga tres melo decis ¡Una, dos y tres!
NIÑOS: ¡La estrella! ¡La estrella!
BALTASAR: ¿Dónde está? No la veo. ¡Ah, si era un ensayo! No me acordaba. Bueno voy a
dormir y vosotros me avisáis. (Se duerme)
(Aparece la estrella juguetona)
NIÑOS: ¡La estrella! ¡La estrella!
BALTASAR: ¿Dónde? ¿Dónde? (Mira por todos lados menos donde está)
¡No la veo (Hacer que se callen). Yo os pregunto y vosotros me decís donde está.¿Abajo?
NIÑOS: ¡No!
BALTASAR: ¿Arriba?
NIÑOS: ¡Si!
BALTASAR: (Señalando mal) ¿Allí?
NIÑOS: ¡No!
BALTASAR: (Señalando bien) ¿Allí?
NIÑOS: ¡Si!
BALTASAR: ¡Ay, ay, ay...! Que esta no es la que esperaba. Esta es una estrella fugaz y
juguetona que le gusta perseguirme y hacerme correr. ¡Ya viene! (La estrella le persigue y
Baltasar corre) ¡Socorro! ¡Déjame en paz! ¡Vete de una vez! (La estrella se va) Menos mal.
Voy a dormir y vosotros me avisáis. (Se duerme y aparece la estrella de verdad)
NIÑOS: ¡La estrella! ¡La estrella!
BALTASAR: ¿Dónde? ¿Dónde? ¡No la veo!. Vamos a hacer como antes. (Hacer que se
callen). ¿Está ahí debajo?
NIÑOS: ¡No!
102
103. BALTASAR: (Señalando mal) ¿Está por allí?
NIÑOS: ¡No!
BALTASAR: (Señalando la estrella) ¿Está por allí?
NIÑOS: ¡Si!
BALTASAR: ¡Esta si que es! Vamos a saludarla. Decidla todos: ¡Buenas tardes estrella!
NIÑOS: ¡Buenas tardes estrella!
BALTASAR: Espera estrella que me voy contigo. (Echa a andar detrás de la estrella). ¡Adiós
niños y niñas!
NIÑOS: ¡Adiós! (Desaparecen la estrella y el rey por un lado del escenario).
(Se les explica a los niños que va a aparecer Melchor, entra cantando)
MELCHOR: Soy Melchor, de los reyes el mejor. Soy Melchorcete, de los reyes el mas
currete. (Se para y mira a los niños) ¡Buenas tardes!
NIÑOS: ¡Buenas tardes!
MELCHOR: ¿Me conocéis?
NIÑOS: ¡Si!
MELCHOR: ¿Quién soy?
NIÑOS: ¡Melchor!
MELCHOR: ¡Muy bien! Estoy buscando una estrella... ¿Habéis visto una estrella?
NIÑOS: ¡Si!
MELCHOR: ¿Por dónde se ha ido?
NIÑOS: ¡Por allí!
MELCHOR: (Señalando el extremo opuesto) ¿Por allí?
NIÑOS: ¡No!
MELCHOR: (Señalando bien) ¿Por allí?
NIÑOS: ¡Si!
103
104. (Va andando en esa dirección cuando aparece la estrella juguetona)
MELCHOR: ¿Es esa, verdad?.
NIÑOS: ¡No!
MELCHOR: Entonces ¿Quién es esa?
NIÑOS: ¡La estrella juguetona!
MELCHOR: ¿Porqué se llamará así? (La estrella baja y le persigue por todo el escenario)
¡Socorro! ¡Qué me pincha en el culo! ¡Ay! (Siguen un rato hasta que desaparecen por un
lado)
(Aparece la estrella buena y después Baltasar, cuando van por el medio de la escena
aparece Melchor)
MELCHOR: ¡Eh! ¡Tu! Si, no te hagas el tonto que te estoy llamando
BALTASAR: (Volviéndose a mirar a Melchor) ¿Quién eres tu?
MELCHOR: No lo sabe el tontorrón este. Decídselo niños. ¡Yo soy...!
NIÑOS: ¡Melchor!
BALTASAR: ¡Y qué quieres?
MELCHOR: Que dejes en paz a mi estrella.
BALTASAR: ¡Esa es mi estrella!
MELCHOR; ¡Es mía!
BALTASAR: ¡No! ¡Es mía!
(Siguen discutiendo y al final se pelean. Cuando están peleando aparece Gaspar)
GASPAR: ¡Alto! Por favor no discutáis mas! ¡Parad la pelea!
(Dejan de pelear y se le quedan mirando)
MELCHOR: ¿Y este de dónde ha salido?
BALTASAR: A este paso no vamos a caber en el escenario. ¿Quién eres tu?
GASPAR: Niños ¿vosotros lo sabéis?
NIÑOS: ¡Si!
104
105. GASPAR: ¿Quién soy?
NIÑOS: ¡Gaspar!
GASPAR: En lugar de discutir podíamos seguir el viaje los tres juntos detrás de la estrella.
Sería más entretenido y podríamos hacernos muy amigos.
MELCHOR: Se lo podíamos preguntar a los niños. ¡Niños! ¿Seguimos juntos?
NIÑOS: ¡Si!
BALTASAR: Vale seguimos juntos y así entre los tres podemos vigilar mejor para que no
nos pille descuidados la estrella juguetona.
MELCHOR: Avisadnos si la veis aparecer. ¿Vale?
NIÑOS: ¡Si!
(Salen los tres andando detrás de la estrella, enseguida aparece la juguetona por el
extremo opuesto. Los niños chillan y la juguetona desaparece).
GASPAR: ¿Qué pasaba? No veo nada que me asuste.
NIÑOS: ¡La estrella juguetona!
BALTASAR: ¿Por dónde?
(Mientras están mirando a un extremo aparece por el otro y se repite el juego con los
niños hasta que de pronto la ven y gritan).
MELCHOR: ¡Cuidado que viene! (Gritan y corren por el escenario uno detrás de otro
perseguidos por la estrella hasta que uno tropieza y los otros le caen encima. La estrella
juguetona se va y los reyes se levantan).
GASPAR: M e tiene harto. Esperad un momento que esto lo arreglo yo. (Se agacha y sale
con una estaca bien grande). Cuando venga otra vez se va a llevar una sorpresa. Vamos a
seguir.
(Siguen caminando y aparece la estrella juguetona. Melchor y Baltasar se ponen a gritar y a
correr)
GASPAR: ¡Meteos detrás de mi! (Cuando la estrella llega a su altura le da un garrotazo y la
persigue por todo el escenario). ¡Toma y toma y toma! (La estrella sube y se queda medio
escondida)
MELCHOR Y BALTASAR: ¡Bien! ¡Bravo!
105
106. GASPAR: ¡Baja, vamos, atrévete! (La estrella se va)
MELCHOR: Ya podemos seguir tranquilos
BALTASAR: No me fío. La estrella juguetona igual nos hace una mala pasada. (Siguen
caminando detrás de su estrella)
(De pronto aparece la juguetona con una cuerda, ata a la estrella buena y la obliga a ir en
dirección contraria)
GASPAR: Me parece que vamos al revés... (La juguetona cambia de rumbo y los reyes van
detrás)
MELCHOR: ¿Sabéis lo que os digo?. Yo me he cansado de dar vueltas, vamos a dormir un
poco. (Los tres reyes se tumban y duermen, las estrellas se paran a esperar)
(Aparece el Ángel)
ANGEL: ¿Que pasa aquí? ¿Qué hacen estos dormidos? Así como iban a llegar a Belén.
Niños, ayudadme a despertarlos. Cuando yo diga tres, decimos ¡Gaspar, Melchor,
Baltasar! Venga. ¡A la una, a las dos y a las tres!
NIÑOS: ¡Gaspar, Melchor, Baltasar! (No se despiertan)
ÁNGEL: Así no. Mucho más fuerte. ¡A la una, a las dos, a las tres!
NIÑOS: ¡Gaspar, Melchor, Baltasar! (Los reyes se despiertan).
GASPAR: ¿Qué pasa? ¿Porqué gritáis?
ÁNGEL: ¿Qué hacéis aquí y encima durmiendo? El Niño Jesús está esperando sus regalos y
vosotros aquí dormidos. Pero...
MELCHOR: (Le interrumpe). ¡Espera, espera! No es culpa nuestra. La estrella se ha vuelto
loca y no hace más que dar vueltas.
ÁNGEL: ¿La estrella se ha vuelto loca? Me extraña mucho, voy a ver que ha pasado. (Sube
y ve lo que ha hecho la juguetona) Así que has sido tu otra vez, la estrella juguetona. ¿No te
da vergüenza? Niños ¿esto está bien?
NIÑOS: ¡Nooo!
ÁNGEL: ¡Quita ahora mismo la cuerda a la pobre estrella y ayúdala a guiar a los Reyes al
portal! (Le quita la cuerda, se pone a su lado y empiezan a moverse despacito en dirección
correcta)
GASPAR: ¿Ya está todo arreglado?
106
107. MELCHOR: ¿Podemos seguir?
ÁNGEL: Si, podéis seguir, y más vale que vayáis deprisa, que estarán cansados de
esperaros. Niños me han dicho que os sabéis un villancico de los Reyes, vamos a cantarlo
mientras ellos siguen su camino.
(Los niños cantan y los Reyes y las estrellas salen del escenario).
Fernando Moreno
El cuento de Navidad de Hogol.
Cuenta una leyenda que hace ya
mucho tiempo un joven hogol llegó al
mundo de los humanos, en busca de
un nuevo lugar donde vivir. Allí
encontró ríos y lagos, montañas y
llanuras, marismas y desiertos, nieve,
agua, nubes, y el mar... que bonito es
107
108. el mar (pensaba el hogol). Pero lo que
más abundaba allí era la gente. El
mundo de los humanos está repleto de
gente y la gran mayoría viven en
pueblos y ciudades. A buen seguro
que son buenas personas para poder
convivir todos juntos, y con este
pensamiento el hogol decidió quedarse
a vivir con los humanos.
108
109. Pero rápidamente se dio cuenta que
las cosas no eran tan bonitas como él
imaginaba. La gente que allí vivía era
físicamente igual que él y
externamente no se podían diferenciar.
Pero el interior, la esencia de su ser
tenía algo desconocido para él.
Se dio cuenta que los humanos no
decían lo que pensaban. Muchas
veces incluso decían lo contrario de lo
109
110. que pensaban. Se enteró que muchas
personas luchaban contra otras
personas por motivos que él no
entendía, que la ignorancia y el
desconocimiento provocaba el miedo y
el odio. El hogol no comprendía nada...
allí nadie hacía nada por el mero
placer de hacerlo. Todas las cosas
tenían un precio. Alguien le dijo que
incluso la amistad tenía un precio.
110
111. ¿Como se pueden comprar los
sentimientos, y con que moneda se
pueden pagar? Poco a poco, la
pequeña lamparita que iluminaba su
corazón se fue apagando cada vez
más. Aquello era muy diferente de lo
que él había imaginado y se sentía
atrapado en un mundo cruel y
despiadado. La gente lo miraba de
reojo y a veces podía sorprender a
111
112. alguien que lo señalaba con el dedo
tras de si.
'Aquí el primero es uno mismo y el
resto importa poco', pensó Hogol
mientras una lágrima se resistía a salir
de sus ojos
Aun así, había una cosa de aquel
mundo que él amaba: el mar. Era tan
inmenso, tan misterioso, tan tranquilo
cuando estaba en calma, y tan
112
113. poderoso cuando se enojaba...
Siempre que se sentía triste iba hasta
la playa y allí, solo, mirando el
horizonte a menudo lloraba su tristeza.
Pero un día, mientras el hogol se
encontraba en la playa,
repentinamente un viento suave y
lejano acarició sus mejillas. Y entre el
rumor del viento pudo reconocer la voz
del Hermano Árbol, el árbol sabio que
113
114. vive en Hogoland y gran amigo de
todos los hogol.
- Hermano! Que alegría poder
escuchar tu voz!
- Hace tiempo que te veo en esta
playa, joven hogol. Y cada vez que lo
hago te veo llorando. ¿Cual es el mal
que ha ahogado tu corazón?
- Tengo mucho miedo Gran
Hermano...
114
115. - De que tienes miedo?
- La gente... aquí la gente es diferente.
No dicen lo que piensan y no hacen lo
que sienten. Tengo miedo de volverme
como ellos, Hermano.
- No creas que son tan diferentes de
vosotros pero tienes razón: podrías
convertirte en uno de ellos. Ten
cuidado.
115
116. - ¿Quizás tú podrías ayudarme
Hermano?
- ¿Ayudarte como, joven hogol?
- Quizás podrías evitar que me vuelva
como ellos y hacer que sea feliz para
siempre y que nunca más vuelva a
llorar. O aun mejor, ¿por que no los
cambias a todos? Este mundo sería
mucho mejor, Gran Hermano!
116
117. - Sí, realmente seria un sitio
maravilloso para vivir, pero aunque
tengo poderes mágicos, no son tan
poderosos como para conseguirlo.
La expresión de ilusión que por un
momento se había dibujado en la cara
del Hogol se volvió a convertir en
tristeza y volvió a bajar su mirada.
- No llores, joven hogol. Así no
solucionarás tu problema.
117
118. -¿Yqué quieres que haga, Hermano?
Ni siquiera tú, con tus poderes puedes
hacer nada! ¿Que puede hacer este
pobre Hogol?
- Puedes hacer muchas cosas (le
sonrió la voz). Tu mismo lo has dicho
antes, piénsalo un poco.
- ¿Qué es lo que he dicho antes?
- Que tenías miedo de volverte como
ellos. Si te puedes volver como ellos,
118
119. no crees que ellos se pueden volver
como tú?
- ¿Como?
- Los humanos son como vosotros en
una cosa muy importante: no son
malos por instinto. Los hacen volverse
así. Por los motivos que sean se
vuelven así pero no lo son por
naturaleza. Ahora piensa un poco: si a
ti te sorprende su manera de ser, de
119
120. vivir, de sentir, no crees que ellos
también se sorprenden cuando te ven
a ti? Quizás les puedas enseñar a ver
las cosas de otro modo, a hacer
sonreír cuando alguien está triste, a
abrazar cuando alguien tiene miedo, a
dar amor cuando encuentras un
corazón roto.
120
121. - ¿Crees que serviría de algo? Aquí
hay muchísima gente y yo conozco a
muy pocas personas.
- No te preocupes por la cantidad, lo
importante es que contagies tu
felicidad a la gente que conozcas. La
felicidad de uno mismo nunca lo es del
todo si la gente que te rodea no es
feliz. Si haces lo que te pido Hogol, yo
121
122. te concederé lo que me has pedido
antes.
- Hacer feliz todo este mundo?
- Hacer feliz todo este mundo, sí, pero
únicamente un día al año. Mis poderes
no son tan grandes, pero puedo hacer
feliz a todos una vez al añol, siempre
que tu cumplas tu parte del trato.
- Parece muy difícil eso que me pides
Hermano, los humanos tienen un
122
123. mundo maravilloso pero viven de
espaldas a él. Pero lo intentaré, Gran
Hermano.
- Has hablado con mucha sabiduría
joven hogol, recuerda: mientras tu
hagas lo que has prometido yo
cumpliré mi parte, ¿de acuerdo?
- Sí, de acuerdo!
El hogol se descubrió de pié en la
playa con los brazos extendidos, igual
123
124. que hacía cuando era pequeño allá en
Hogoland, junto al Gran Hermano
cuando el viento soplaba.
Ya no lloraba, se sentía muy bien. El
Gran Hermano había venido de muy
lejos para hablar con él. Esto no era
muy corriente... Quizás era una
persona especialmente querida por el
Gran Hermano. Por primera vez en
mucho tiempo el hogol sonrió mientras
124
125. miraba como el sol se hundía en el
horizonte y la Luna empezaba a
perseguirle.
¿Que le habrá hecho el Sol a la Luna
para que siempre lo esté
persiguiendo? (se preguntaba el
Hogol) Y con este enigma en su
cabeza volvió a casa para pasar la
noche.
125
126. Al día siguiente por la mañana, el
hogol salió a la calle y se quedó
maravillado. Había nevado! Todo era
de color blanco, que bonito! Pero algo
extraño pasaba... todas las personas
que caminaban por la calle llevaban
una sonrisa en su cara, y cuando se
cruzaban se saludaban. Y mirándolos
a los ojos mientras lo hacían el hogol
vio que esta vez sí decían lo que
126
127. pensaban y sí hacían lo que sentían.
Las calles estaban llenas de luces y
colores y los niños corrían de un lugar
a otro para poder verlas todas, igual
que las mariposas que vuelan hasta la
luz de un farol.
- ¿Que sucede? (preguntó el hogol a
un hombre que paseaba por la calle)
- Hoy es Navidad!
- ¿ Navidad ?
127
128. - Claro! Hoy es un día de felicidad para
todos. Nos reunimos en nuestras
casas y pasamos el día con la gente
que queremos y deseamos a todos
que sean felices.
El hogol sonrió al darse cuenta que el
Gran Hermano había cumplido su
palabra y que al menos, una vez al
año aquel mundo se parecía a
Hogoland.
128
129. Y desde entonces aquel hogol ha
estado viajando por aquel mundo,
siempre intentando compartir su
felicidad con la gente que ha ido
conociendo. Haciendo sonreír al que
está triste, abrazando al que tiene
miedo y dando amor al que tiene el
corazón roto, tal como le pidió el Gran
Árbol. El Gran Hermano a cambio,
cada año envía un día de felicidad
129
130. para todos. Y así será mientras el
hogol cumpla su parte del trato. Fin.
130
131. EL FRÍO Y EL INVIERNO
La abuela.
Las castañas asadas.
La reina de las nieves.
Morozko.
Baira y el fuego.
La invernada de los animales
La Reina de las Nieves
Un día el demonio hizo un espejo
que sólo mostraba lo más feo del
mundo y además transformaba lo
bonito en horrible. Cuando lo llevaba
131
132. al cielo se rompió y se hizo trocitos
pequeños que cayeron al suelo,
cuando uno se esos trozos se metía
en el ojo de alguien, sólo podía ver lo
peor y se volvía frío e insensible.
En una gran ciudad vivían dos
niños que se querían como hermanos,
el niño se llamaba Kay y la niña
Gerda. Vivian en dos áticos que
estaban enfrente y casi se tocaban.
132
133. Un día a Kay se le metió un trozo de
espejo en el ojo y todo le parecía feo y
desagradable , poco a poco se
convirtió en un niño odioso.
Un día de invierno se fue a la
plaza para jugar con el trineo y
engancho el suyo a uno muy lujoso
que pasaba, fue cogiendo velocidad y
cuando quiso soltarse no podía,
cuando estaban lejos de la ciudad el
133
134. trineo paró y se le acercó una
hermosa mujer que le invitó a subir al
trineo, le abrazo y su abrazo era frío
como la nieve, cuando le besó olvidó
todo lo que había sido su vida anterior
y se fue con ella. Era la Reina de las
Nieves.
Gerda, mientras tanto, sufría
buscándole pensó que estaba en el
río y cuando se lo estaba preguntando
134
135. subida en una barca, la barca se soltó
y fue rio abajo hasta la casa de una
anciana muy amable pero que no
quería estar sola y como era medio
bruja se puso a peinarla y consiguió
que olvidará todo, arrancó los
rosales para que no le recordaran su
pasado, sin saber la razón Gerda
estaba triste, se puso a llorar donde
habían estado los rosales y salieron
135
136. de nuevo. Recordó todo y se fue a
buscar a Kay .
Se encontró con un cuervo al que
contó su historia, el le dijo que
conocía a un joven que podía ser Kay.
La princesa de ese país, que era muy
inteligente, decidió buscar un
pretendiente a su altura, cuando
conversaba con ellos ninguno la
convencía, por fin uno que se
136
137. correspondía con las señas de Kay la
impresionó tanto que se casó con el.
El cuervo le dijo que la podía colar en
el palacio (su novia estaba
domesticada y vivía en el), una noche
se colaron y Gerda fue hasta la cama
del príncipe, por detrás le pareció Kay
pero cuando le vio la cara se llevo una
gran decepción, no era el. La
descubrieron, les contó su historia y
137
138. como les dio pena la dieron una
carroza, ropa y comida para que
siguiera su viaje.
Unos ladrones la asaltaron y
cuando iban a matarla una niña que
era hija de uno de ellos les pidió que
la dejarán con ella. Hacía lo que
quería, era caprichosa y tenía
animales encerrados, palomas, un
reno, conejos, etc. Le contó su historia
138
139. y la pequeña se quedo dormida, las
palomas le contaron que habían visto
a Kay sentado en el trineo de la Reina
de las Nieves rumbo a Laponia donde
el hielo y la nieve son permanentes. El
reno le explicó que vivía en Laponia,
pero que también tenía un palacio
muy cerca del Polo Norte Consiguió
hacerse amiga de la pequeña y un día
la ayudó a escapar montada en el
139
140. reno. Cabalgaron durante mucho
tiempo, finalmente llegaron a una
pequeña casa donde una anciana les
dejó calentarse y les dio de comer. les
explicó que el palacio estaba muy
cerca pero que lo defendían copos de
nieve embrujados que atacaban a
todo el que se acercaba. El reno la
llevó hasta la orilla de un lago helado
en cuyo centro estaba el palacio,
140
141. luego siguió sola, cuando los copos la
atacaron empezó a cantar y los copos
se deshacían y estallaban. Consiguió
llegar al palacio que era inmenso, todo
de hielo y nieve. Todo era fastuoso
pero resultaba frío, vacío y poco
acogedor. En el centro del palacio
había un salón enorme con un trono
en el medio. En el se sentaba la Reina
de las Nieves y a su lado, sentado en
141
142. el suelo, estaba Kay su cara era
totalmente inexpresiva y estaba
intentando montar un puzzle de piezas
de hielo, enorme y sin ningún dibujo.
La Reina de las Nieves le dijo
que se iba a dar una vuelta por los
países cálidos para blanquear los de
nieve. Cuando Kay se quedo solo ella
salió y se abrazó a el llorando de
alegría, el no reaccionó pero poco a
142
143. poco su cara fue cambiando y unas
grandes lágrimas rodaron por su
rostro, con una de ellas salió el trozo
de espejo que se le había metido y de
pronto recordó a Gerda y toda su vida
anterior. Se dió cuenta del frío que
hacía en aquel lugar y le pidió a Gerda
que salieran cuanto antes de allí.
Fueron hasta donde se encontraba el
reno que estaba en compañía de una
143
144. joven hembra. Saltaron sobre ellos
que les llevaron hacia sitios más
cálidos, cuando llegaron donde ya no
había nieve se separaron de los renos
y volvieron caminando a su ciudad
donde vivieron felices para siempre.
(Hay muchas versiones de este
cuento de Ándersen que el subtitulo
como Cuento de los siete cuentos.)
La Abuela.
144
145. Había una abuela que siempre
estaba triste y sola en casa. No sabía
cuentos, ni juegos, ni canciones, ni
nada para entretener a los niños. La
pobre abuela no hacía nada más que
coser y aburrirse. Un día que hacía
mucho frío y llovía, la abuela oyó unos
golpes en el cristal, era un pajarito que
se estaba helando y tenía mucha
hambre. La abuela le dejo entrar y le
145
146. dio miguitas y leche, el pájaro se
quedo todo el invierno con ella y
estuvieron muy bien juntos.
Cuando llegó el verano y el
pajarito se iba a ir, la abuela se echó a
llorar. El pájaro la explicó que tenía
que irse con sus compañeros, ella le
explicó que los podía llevar al jardín.
Ella les haría una fuente y les echaría
comida. El pájaro fue a buscar a sus
146
147. amigos y pasaban largos ratos en el
jardín de la abuela que ya nunca
estuvo sola. La abuela y y su jardín se
hicieron famosos porque siempre
estaba lleno de pájaros y la gente
acudía a verlos y oírlos. La abuela
hizo muchos amigos y siempre estaba
alegre y optimista.
147
148. Las castañas asadas.
La vieja castañera tiene su puesto
desde hace mucho tiempo, ya no le
hace falta para vivir pero se ha hecho
amiga de muchos de los que todos los
días pasan y unas veces le compran y
otras no, pero siempre le dicen algo e
incluso se paran a charlar un rato con
ella. Además se ha acostumbrado a
148
149. levantarse, irse a su puesto y
preparar todo lo necesario, las
castañas, los cucuruchos, el carbón,
el horno, etc.
Su familia ya no quiere que ella
vaya al puesto y la han dicho que
cuando tenga algún problema tendrá
que dejarlo, de pronto se da cuenta de
que no se ha llevado cerillas y que si
no puede encender el horno tendrá
149
150. que pensar en dejarlo. El Sol que se
ha acostumbrado a ver aparecer a
aquella viejecita tan amable cuando
sus rayos pierden fuerza y no pueden
calentar a la gente, le da mucha pena
y haciendo un gran esfuerzo, tiene
muy poca fuerza, extiende un dedo
muy largo y poniendo en el todo el
calor que puede lo mete en el horno
de la castañera y sopla con cuidado;
150
151. de pronto una llamita sale y el carbón
empieza a arder. La castañera no
sabe muy bien lo que ha pasado pero
esta muy contenta y siente un
calorcito que no sabe bien de donde
sale pero que le resulta muy
agradable.
(Aurora Díaz Plaja).
Baira y el fuego
151
152. Hace muchos años las personas no
conocían el fuego y vivían muy mal.
Un enorme cuervo negro, Urubu, se
había apoderado del fuego y lo
escondía bajo sus alas para que no se
lo robaran y el aire no lo apagara.
Baira era el jefe de una tribu. Era
valiente, generoso, bondadoso e
inteligente. Se propuso robarle el
fuego a Urubu.
152
153. Caminó y caminó por la selva hasta
que llegó a la cueva donde dormía
Urubu y se escondió. Cuando llegó
Urubu con todos sus hijos le descubrió
y decidió cocinarle y comérsele. Fue a
por más leña para hacer un fuego más
grande. Baira aprovechó y salió
corriendo con el fuego tan rápido como
pudo. Los hijos de Urubu se pusieron a
chillar y Urubu salió volando detrás de
153
154. Baira. El jefe de la tribu iba tan deprisa
que el cuervo no podía alcanzarle.
Justo antes de llegar a la tribu había
un río y Baira iba tan cansado que no
podía cruzarlo. Pidió a una culebra de
agua que pasase el fuego al otro lado
pero no aguantó el calor, se lo dijo a
un cangrejo que tampoco fue capaz,
finalmente un sapo lo cruzo saltando
rápidamente cuando ya estaba
154
155. llegando Urubu . Todos los guerreros
de la tribu cogieron sus arcos y flechas
y Urubu tuvo que irse temblando de
rabia.
Desde entonces los hombres
pudieron utilizar el fuego y su vida
cambió totalmente.
(Fernando Alonso) (Resumido)
Morozko
155
156. Érase una vez una madrastra que
además tenía una hija. Todo lo que
hacía la hija estaba bien y sin embargo
la hijastra, por más que se esforzaba,
nunca lograba que estuviera
satisfecha. La madrastra se empeñó
en echarla de casa y finalmente
consiguió convencer a su marido de
que abandonase a la niña en la nieve.
El la metió en el trineo la llevo a un
156
157. campo desierto y la dejo en un montón
de nieve mientras volvía llorando a su
casa. La niña se sentó bajo un pino sin
saber que hacer. De pronto oyó un
ruido extraño. Morozko (una especie
de genio del hielo) estaba en un árbol
vecino haciendo chasquear los dedos,
cada vez que lo hacia el frío era mas
intenso. Se acercó a la niña y le dijo -
¡Mocita que haces aquí, yo soy Moroz!
157
158. La niña le contesto -¡Buenos días
Moroz!
Moroz chasqueaba los dedos y le
preguntaba si tenía frío. La niña
contestaba que estaba a gusto con el y
que no le importaba el frío. La verdad
es que casi no podía respirar, cuando
estaba a punto de morir, Morozko se
ablandó, la envolvió en pieles para
hacerla entrar en calor, después cargó
158
159. un cofre lleno de riquezas en un gran
trineo, le dio un vestido de novia lleno
de oro y plata y con el puesto la llevo a
su casa. Cuando abrió la puerta y
entró, la madrastra se puso mala del
susto, cuando se recuperó y se enteró
de lo que había pasado, mandó a su
marido que cogiera a su hija y la
llevara al mismo sitio.
159
160. El marido cumplió sus ordenes y
cuando la hija de la madrastra estaba
sola apareció Morozko chasqueando
sus dedos y preguntándola si estaba a
gusto, ella lo mando al cuerno. El se
esforzaba en hace cabriolas y
chasqueaba los dedos y la niña no
hacía mas que insultarlo. Al final la
niña murió de frío. La madrastra
viendo que no volvía mandó al marido
160
161. a por ella. Cuando volvió con ella
muerta lloro de arrepentimiento al ver
que su hija había muerto por su culpa.
(Cuento ruso clásico).
La Invernada de los Animales
Un toro que pasaba por un bosque se
encontró con un cordero.
-¿Adónde vas, Cordero? -le preguntó.
161
162. -Busco un refugio para resguardarme
del frío en el invierno que se aproxima
-contestó el Cordero.
-Pues vamos juntos en su busca.
Continuaron andando los dos y se
encontraron con un cerdo.
-¿Adónde vas, Cerdo? -preguntó el
Toro.
162
163. -Busco un refugio para el crudo
invierno -contestó el Cerdo.
-Pues ven con nosotros.
Siguieron andando los tres y a poco se
les acercó un ganso.
-¿Adónde vas, Ganso? -le preguntó el
Toro.
-Voy buscando un refugio para el
invierno -contestó el Ganso.
163
164. -Pues síguenos.
Y el ganso continuó con ellos.
Anduvieron un ratito y tropezaron con
un gallo.
-¿Adónde vas, Gallo? -le preguntó el
Toro.
-Busco un refugio para invernar
-contestó el Gallo.
164
165. -Pues todos buscamos lo mismo.
Síguenos -repuso el Toro.
Y juntos los cinco siguieron el camino,
hablando entre sí.
-¿Qué haremos? El invierno está
empezando y ya se sienten los
primeros fríos. ¿Dónde encontraremos
un albergue para todos?
Entonces el Toro les propuso:
165
166. -Mi parecer es que hay que construir
una cabaña, porque si no, es seguro
que nos helaremos en la primera
noche fría. Si trabajamos todos, pronto
la veremos hecha.
Pero el Cordero repuso:
-Yo tengo un abrigo muy calentito.
¡Miren qué lana! Podré invernar sin
necesidad de cabaña.
166
167. El Cerdo dijo a su vez:
-A mí el frío no me preocupa; me
esconderé entre la tierra y no
necesitaré otro refugio.
El Ganso dijo:
-Pues yo me sentaré entre las ramas
de un abeto, un ala me servirá de
cama y la otra de manta, y no habrá
167
168. frío capaz de molestarme; no necesito,
pues, trabajar en la cabaña.
El Gallo exclamó:
-¿Acaso no tengo yo también alas
para preservarme contra el frío? Podré
invernar muy bien al descubierto.
El Toro, viendo que no podía contar
con la ayuda de sus compañeros y que
tendría que trabajar solo, les dijo:
168
169. -Pues bien, como quieran; yo me haré
una casita bien caliente que me
resguardará; pero ya que la hago yo
solo, no vengan luego a pedirme
amparo.
Y poniendo en práctica su idea,
construyó una cabaña y se estableció
en ella.
Pronto llegó el invierno, y cada día que
pasaba el frío se hacía más intenso.
169
170. Entonces el Cordero fue a pedir
albergue al Toro, diciéndole:
-Déjame entrar, amigo Toro, para
calentarme un poquito.
-No, Cordero; tú tienes un buen abrigo
en tu lana y puedes invernar al
descubierto. No me supliques más,
porque no te dejaré entrar.
170
171. -Pues si no me dejas entrar -contestó
el Cordero- daré un topetazo con toda
mi fuerza y derribaré una viga de tu
cabaña y pasarás frío como yo.
El Toro reflexionó un rato y se dijo: «Lo
dejaré entrar, porque si no será peor
para mí.»
Y dejó entrar al Cordero. Al poco rato
el Cerdo, que estaba helado de frío,
vino a su vez a pedir albergue al Toro.
171
172. -Déjame entrar, amigo, tengo frío.
-No. Tú puedes esconderte entre la
tierra y de ese modo invernar sin tener
frío.
-Pues si no me dejas entrar hozaré
con mi hocico el pie de los postes que
sostienen tu cabaña y se caerá.
172
173. No hubo más remedio que dejar entrar
al Cerdo. Al fin vinieron el Ganso y el
Gallo a pedir protección.
-Déjanos entrar, buen Toro; tenemos
mucho frío.
-No, amigos míos; cada uno de
ustedes tiene un par de alas que les
sirven de cama y de manta para pasar
el invierno calentitos.
173
174. -Si no me dejas entrar -dijo el Ganso-
arrancaré todo el musgo que tapa las
rendijas de las paredes y ya verás el
frío que va a hacer en tu cabaña.
-¿Que no me dejas entrar? -exclamó el
Gallo-. Pues me subiré sobre la
cabaña y con las patas echaré abajo
toda la tierra que cubre el techo.
El Toro no pudo hacer otra cosa sino
dar alojamiento al Ganso y al Gallo. Se
174
175. reunieron, pues, los cinco
compañeros, y el Gallo, cuando se
hubo calentado, empezó a cantar sus
canciones.
La Zorra, al oírlo cantar, se le abrió un
apetito enorme y sintió deseos de
darse un banquete con carne de gallo;
pero se quedó pensando en el modo
de cazarlo. Recurriendo a sus amigos,
175
176. se dirigió a ver al Oso y al Lobo, y les
dijo:
-Queridos amigos: he encontrado una
cabaña en que hay un excelente botín
para los tres. Para ti, Oso, un toro;
para ti, Lobo, un cordero, y para mí, un
gallo.
-Muy bien, amigo -le contestaron
ambos-. No olvidaremos nunca tus
buenos servicios; llévanos pronto
176
177. adonde sea para matarlos y
comérnoslos.
La Zorra los condujo a la cabaña y el
Oso dijo al Lobo:
-Ve tú delante.
Pero éste repuso:
-No. Tú eres más fuerte que yo. Ve tú
delante.
177
178. El Oso se dejó convencer y se dirigió
hacia la entrada de la cabaña; pero
apenas había entrado en ella, el Toro
embistió y lo clavó con sus cuernos a
la pared; el Cordero le dio un fuerte
topetazo en el vientre que lo hizo caer
al suelo; el Cerdo empezó a arrancarle
el pellejo; el Ganso le picoteaba los
ojos y no lo dejaba defenderse, y,
178
179. mientras tanto, el Gallo, sentado en
una viga, gritaba a grito pelado:
-¡Déjenmelo a mí! ¡Déjenmelo a mí!
El Lobo y la Zorra, al oír aquel grito
guerrero, se asustaron y echaron a
correr. El Oso, con gran dificultad, se
libró de sus enemigos, y alcanzando al
Lobo le contó sus desdichas:
179
180. -¡Si supieras lo que me ha ocurrido! En
mi vida he pasado un susto semejante.
Apenas entré en la cabaña se me echó
encima una mujer con un gran tenedor
y me clavó a la pared; acudió luego
una gran muchedumbre, que empezó
a darme golpes, pinchazos y hasta
picotazos en los ojos; pero el más
terrible de todos era uno que estaba
sentado en lo más alto y que no
180
181. dejaba de gritar: «¡Déjenmelo a mí!» Si
éste me llega a coger por su cuenta,
seguramente que me ahorca.
A. N. Afanasiev
LOS JUGUETES
El juguete de madera.
El juguete de madera
181
182. Cuando Quimet nació, su
padre plantó un árbol como
siempre habían hecho en su
familia.
Cuando el niño cumplía
cinco años se hacía una fiesta
para cortar el árbol y preparar
182
183. la madera para hacer un
juguete. Cuidaron el árbol,
regándole, enderezándole y
librándole de todas las plagas.
Finalmente llegó el día y
después de guardar la única
semilla que daba (era un árbol
muy especial) para poder
183
184. seguir la costumbre, lo cortó.
Todo en el taller estaba
preparado, limpio y
engrasado.
El padre empezó a
serrar y el niño iba quitando
las virutas, miraba a su padre
184
185. y sabia que el sería el
próximo que prepararía un
juguete para su hijo.
Olía a madera recién
cortada y el sol atravesaba el
polvo haciendo que el taller
pareciera un sitio mágico.
185
186. Al padre le parecía que
algo iba mal y el trozo de
madera era cada vez más
pequeño, de pronto se
encontró con que en la mano
solo tenía un pequeño
triángulo de madera, se volvió
muy triste y vio que su hijo le
186
187. miraba lleno de orgullo y
felicidad. El triángulo que
tenia en la mano servia para
rematar el más hermoso
paisaje jamás soñado y que el
niño había ido formando con
los restos de madera y
virutas.
187
188. Horacio Elena
EL CARNAVAL
El caballo encantado.
Clavel Hermoso.
La princesa encantada.
Clavel hermoso.
188
189. Una joven reina tenía un hijo
pequeño que tenía el poder de
convertir en realidad lo que pensaba y
el cocinero se lo llevo. El rey creyó que
la reina no había tenido cuidado y se lo
habían comido las fieras. Enfadado
encerró a la reina en una torre.
Pasaron unos años y el niño iba
convirtiendo en realidad todo lo que le
pedía el cocinero. Como se aburría
189
190. pensó en una niña para que jugase
con el, a pesar de todo estaba triste
sin saber porque. Un pájaro que iba
todas las tardes se enterneció y le
contó toda su historia.
El niño convirtió al cocinero en un
perro y a la niña en un hermoso clavel
y se fue a su casa, se presentó como
un príncipe extranjero que venía a
cazar. El rey le dijo que en sus tierras
190
191. no había caza y el príncipe la hizo
aparecer. Dieron una gran cacería y
después el rey dio una fiesta, el
príncipe puso como condición que
asistiera la reina.
En la fiesta convirtió al clavel en la
niña y contó todo lo que había pasado
demostrando su poder.
191
192. Vivieron todos felices menos el
cocinero que fue para siempre perro
vagabundo.
El Caballo Encantado.
Sulima y Abukimbad eran hijos del
sultán y les gustaba mucho salir los
días del mercado. Uno de esos días
vieron a un mercader que maltrataba a
192
193. un caballo blanco. El príncipe se lo
recriminó, le recordó que estaba
prohibido pegar a los animales y se lo
compró para que no volviese a ocurrir.
Cuando salieron del mercado se
encontraron a un viejo que les pidió
algo de comer, se pararon y
compartieron con el la comida que
llevaban, al finalizar el les dio una vela
mágica.
193
194. Los jóvenes estaban encantados
con el caballo y le querían y cuidaban
mucho.
Una noche encendieron la vela y el
caballo se convirtió en príncipe, les
explicó que era victima de un
encantamiento y que sólo sería
príncipe si le devolvían la vela y la
conservaba en su poder. Los dos
hermanos se la dieron inmediatamente
194
195. y el se marchó muy agradecido a su
reino.
Al poco tiempo volvió a pedir la
mano de Sulima y se caso con ella.
La Princesa Encantada.
Había una vez un rey que tenía tres
hijos. Un día les dijo que tenían que
buscar esposa. El procedimiento sería
que cada uno lanzaría una flecha en
195
196. distinta dirección y la que recogiera su
flecha sería su mujer. Así lo hicieron,
la flecha del primero cayo en el jardín
de un general, la recogió su hija y le
pidió la mano; la del segundo cayo en
el patio de un comerciante y su hija,
que la recogió, fue pedida en
matrimonio. El tercer hermano mando
la flecha a una ciénaga y cuando fue a
buscarla la tenía una rana en la
196
197. boca. La rana le dijo que tendría que
cumplir su compromiso y casarse con
ella. Se presentaron los tres hermanos
ante el rey y este les dijo que debían
casarse cada uno con la que había
encontrado la flecha, incluso el
pequeño.
El rey, pasados unos días, les pidió
a las princesas que tejieran unos
tapices para ver cual era mas hábil.
197
198. Las dos de los mayores se habían
vuelto perezosas y les dijeron a los
sirvientes que las hicieran ellos. La
rana le dijo al pequeño que se fuera a
dormir tranquilo. Cuando se hubo
dormido, la rana se transformó en una
princesa bellísima, se acercó a la
ventana y le pidió a una araña seda de
su tela, a la luna le pidió un rayo de
plata y de un jarrón cogió un puñado
198
199. de flores. Con todo esto tejió su tapiz.
Al día siguiente, otra vez convertida
en rana, se lo dio al príncipe metido en
un cofre y con la recomendación de
que lo enseñara el último. Los dos
hermanos mayores mostraron los
suyos y el rey comentó que sus
sirvientes los hacían iguales a esos.
Cuando el pequeño enseño el suyo,
suave como la seda, brillante como la
199
200. luna y con el color y la fragancia de las
flores; el rey se quedo encantado y
felicitó a su hijo, Después los invitó a
todos a un baile.
El pequeño llegó a su casa muy
apenado y le contó a su esposa lo que
ocurría. Ella le dijo que se fuera
tranquilo que el rey quedaría tan
satisfecho con su baile como había
quedado con el tapiz.
200
201. Cuando entró al salón de baile solo,
el príncipe tuvo que soportar las burlas
de sus hermanos y sus esposas que le
reprochaban que no hubiera traído a la
rana. Pero mientras la princesa había
recuperado su forma humana y llego al
baile como la mas bella de todas las
presentes. Su esposo se dio cuenta
inmediatamente de quien era y le
201
202. ofreció su mano llevándola a la mesa
del rey.
Las otras dos tuvieron muchos
celos y la espiaron. En un momento
vieron que se echaba unos huesos de
pollo en una manga y vino en la otra,
ellas hicieron lo mismo. El rey invito al
hijo pequeño a que abriera el baile con
su esposa, cuando se puso a bailar, la
princesa hacia un leve gesto y de su
202
203. manga salían bandadas de pájaros de
bellos colores, si lo hacía con la otra
se entreveían hermosos paisajes con
grandes cascadas. Las otras dos
intentaron hacer lo mismo y llenaron a
todo el mundo de sobras de pollo y
manchas de vino. El rey, muy
enfadado, las mandó sentar.
Cuando acabó el baile, que fue todo
un triunfo para la princesa, todos los
203
204. caballeros de la corte querían bailar
con ella, volvieron a casa. El príncipe
encontró la piel de rana y la quemó,
acabando así con la maldición.
A partir de entonces vivieron felices
para siempre.
(Cuento tradicional ruso).
204
205. LA CASA.
Los piratas en casa.
Puff el elefante que no tenía casa.
Hermanito y Hermanita.
Zarevna, la belleza inextinguible.
La casa de los muñecos de pan.
Los piratas en casa
205
206. Mi abuelo era marino. Su casa
estaba llena de recuerdos. Me gustaba
ir a su casa y que me contara historias.
Lo que mas me gustaba era un velero
encerrado en una botella. Una noche
me desperté y sin saber como me
encontré con la botella del barco en la
mano y delante de la pila de la cocina.
Cuando di el grifo estalló una tormenta
que el barco resistió, de pronto me di
206
207. cuenta de que era un barco pirata. Los
piratas salieron de la botella en sus
botes y su capitán empezó a dar
ordenes. Saltaron de un mueble a otro
y trepaban por los cables de los
electrodomésticos, Saquearon toda la
casa: monederos, cristalería,
cubiertos, relojes, etc. Mi abuelo se
despertó, al oírlo los piratas volvieron
corriendo a su barco y yo lo coloque
207
208. en su sitio. Mi abuelo no me regañó,
parecía como si lo supiera todo.
Puff, el elefante que no tenía casa.
A Puff no le gustaba la selva porque
cuando llovía o hacía frío no tenía una
casa donde meterse. Por eso se fue a
buscar una. Andando, andando llegó al
bosque y se encontró con un caracol y
le preguntó como podía hacer una
casa, el caracol le explicó que no
208
209. podía ayudarle porque el nacía con su
casa puesta. Después se encontró con
un pájaro que le enseñó como se
hacía un nido. Tardó mucho y le costó
mucho trabajo, cuando acabó y se
metió dentro el nido se aplastó, la
rama se rompió y se pego un golpazo.
Siguió andando y se encontró un
conejo, este le enseñó su madriguera
y el elefante empezó a hacerse una.
209
210. Cuando empezó a escarbar y a sacar
tierra y rocas, toda la montaña tembló
y los demás animales fueron a pedirle
que parará, la montaña se hundía.
Después se encontró con un hombre
que le llevó al pueblo, allí entre todos
le hicieron una casa, el a cambio
ayudaba a los hombres con su gran
fuerza.
La casa de los muñecos de pan.
210
211. La señora Remedios hacía muñecas
de trapo muy bonitas y con el pelo de
lana. También iba a la montaña a
buscar seta, un día, con la cesta ya
llena, olió a pan recién hecho y al
seguirlo, llegó a una casita que estaba
en un claro del bosque. Llamó y
merendó un pan riquísimo y habló
mucho con la señora de la casa que
vivía sola, se llamaba Lucía y quería
211
212. tener compañía, se hicieron muy
amigas y la invitó a quedarse a vivir
con ella. Remedios, que estaba harta
de vivir en la ciudad, aceptó. Se fue a
recoger las muñecas que más quería y
regaló las demás, cerró su casa de la
ciudad y se fue a vivir con Lucía.
Aprendió a hacer panes, barras,
bollos, etc. Un día se le ocurrió hacer
muñecos de pan. Los hizo sonrientes y
212
213. con los brazos abiertos, todo el mundo
quería comprarlos y Lucía y Milagros
iban vendiendo su pan por los
mercadillos de los pueblos cercanos. A
su casa la llamaron desde entonces
"La Casa de los Muñecos de Pan"
Valentina Cruz (Teide).
La Zarevna Belleza Inextinguible.
Hace mucho tiempo un famoso
Zar iba viendo como envejecía y esto
213
214. le preocupaba, un día tuvo un sueño,
la Zarevna Belleza Inextinguible que
gobernaba en algún desconocido y
lejano lugar, tenía bajo la almohada un
frasco de agua de la vida, si bebía de
ese frasco rejuvenecería treinta años.
Cuando se despertó pregunto a sus
consejeros y ninguno sabía donde se
hallaba ese lugar, sus hijos se
ofrecieron para ir a buscarlo. Partieron
214
215. al día siguiente, el pequeño se fue por
un camino y los demás por otro, los
mayores se encontraron con un
anciano que les preguntó donde iban,
le contestaron de mala manera y
siguieron su camino, mas adelante se
encontraron perdidos y preguntaron a
otro anciano que encontraron, este les
explicó cual era el camino pero les
advirtió que tendrían que cruzar tres
215
216. ríos, en el primero los barqueros les
cortarían un brazo, en el segundo el
otro y en el tercero la cabeza. Los
hermanos pensaron que era una
tontería arriesgarse y se instalaron en
una gran tienda comiendo y bebiendo
hasta que llegara su hermano.
El pequeño se encontró con el
mismo anciano y le explicó donde iba,
este agradecido, le dice que tiene que
216
217. volver y elegir el caballo mas brioso y
pedirle a su padre su espada para
poder vencer los peligros del camino.
Cabalgó durante mucho tiempo hasta
que encontró una cabaña sobre una
gran pata de gallina de la bruja Baba
Yaga. Esta le explicó lo de los tres ríos
y que tendría que luchar para poder
escapar de los barqueros. Le fueron
pasando los ríos y cuando intentaron
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218. cortarle los brazos y la cabeza tuvo
que luchar y matar a algunos para
poder seguir su viaje. Se encontró con
un gigante que no le dejo pasar,
viendo que sería imposible vencerle se
interno en el bosque y una vieja que
vivía en una cabaña le dio unas
hierbas, debía encender un fuego y
arrojar las hierbas cuidando que el
humo fuera hacía el gigante que se
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219. debilitaría, cuando le hubiera vencido
tenía que quitarle una pelota que al
arrojarla ante el le llevaría hasta
donde se encontraba el elixir. Llegó a
robarlo de debajo de la almohada de la
Zarevna y al ir a cogerlo se quedo
prendado de su belleza. Cogió el
frasco y salió huyendo en su corcel, la
Zarevna le persiguió y le atravesó con
su espada. Pero se enamoró de el y
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220. con el agua de la vida le curó y le dijo
que iría a buscarlo a su reino. El
volvió para llevar a su padre el agua,
cuando se encontró con sus hermanos
y les contó la historia, le robaron el
frasco y le dejaron abandonado.
Después de muchas aventuras logró
llegar a su casa justo cuando la
Zarevna iba a buscarle, se aclaró todo
y los hermanos fueron expulsados del
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221. reino y ellos vivieron felices para
siempre.
Hermanito y hermanita.
Eran dos hermanos que desde que
se habían quedado huérfanos eran
muy desgraciados ya que su
madrastra los maltrataba y decidieron
irse de casa. Anduvieron mucho
tiempo hasta que se internaron en un
inmenso bosque, tenían mucha sed y
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222. por fin encontraron una fuente, pero la
madrastra, que además era una bruja,
había hechizado todas las fuentes.
Cuando ya iban a beber la niña oyó un
murmullo del agua que decía: "Quien
me beba se convertirá en tigre". Sujetó
a su hermano justo a tiempo. En la
siguiente pasó lo mismo solo que la
fuente decía: "Quien me beba se
convertirá en lobo", la niña también lo
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223. sujetó pero en la siguiente no le dio
tiempo y el niño se convirtió en un
corzo. Le consoló y siguieron andando
por el bosque, encontraron una
pequeña casita con la puerta abierta y
se instalaron en ella, la niña salía
todas las mañanas a buscar comida
para ella y para el corzo y vivían
felices con la única pena de no saber
cuanto duraría el hechizo.
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224. Un día el rey salió de caza y el
bosque se llenó de ladridos de perros
y de llamadas de los cazadores y sus
cuernos. El corzo pidió a su hermana
que lo dejará salir, ella no quería pero
al final la convenció. Le dijo: "Cuando
vuelvas me tienes que decir:
Hermanita déjame entrar". El corzo se
paso el día huyendo de los cazadores
y cuando anochecía volvió y le dijo a
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