Este documento explora la relación entre la vida, la forma, el afecto y la apertura. Señala que la vida establece sus propias normas y que sin ciertas formas pierde su forma, pero que abrirnos no significa amar indiscriminadamente. También sugiere que las heridas sanan y que las puertas, especialmente la del afecto, no deben cerrarse porque los afectos nos definen.