1. Origen de Madrid,
La Muralla y Puertas medievales
4º CURSO , 4ª CLASE DE CONOCER MADRID
2.
3. Vista de Madrid desde el Oeste, frente a la Puerta de la Vega, por Antón Van der Wyngaerde (llamado en España «Antonio
de las Viñas») en 1562, encargado por Felipe II de recoger vistas de sus ciudades. Se aprecia en primer plano las riberas del
Manzanares, cruzado por los antecesores del Puente de Segovia (en primer término), y el Puente de Toledo (más al sur,
derecha), que se construirán en forma monumental años más tarde.
En el plano de Madrid de
Pedro Teixeira (1656),
se aprecian algunos restos de
la muralla cristiana, caso de
esta fortificación situada
entre las calles del Almendro
y de la Cava Baja
5. Las obras de construcción en el entorno de
la antigua almudayna musulmana del
Museo de las Colecciones Reales, aún
inconclusas a principios de 2011, han
desvelado importantes restos
arqueológicos, entre ellos 70 metros de
muralla árabe, cuya excavación sugiere una
nueva cronología para el poblamiento de
Madrid.
Mientras que tradicionalmente se viene
sosteniendo que Mayrit es una medina, ya
que las fuentes árabes medievales así lo
indican, una población que se remontaría al
siglo IX, el yacimiento indicaría que la
población habría tenido su origen no en una
medina, una ciudad musulmana de la que
no han podido hallarse restos urbanos, y sí
una población nacida ya bajo mandato
cristiano en el siglo XII de la que se han
hallado cuatro casas y dos calles, las más
antiguas encontradas hasta ahora en la zona
donde nació Madrid. Los antecedentes
árabes de la ciudad se limitarían a la
fortaleza militar mandada a construir por el
emir Muhammad I en el lugar que se cree
que hoy ocupa el Palacio Real.
Dudas sobre la población musulmana de Madrid
6.
7. La ciudad es repoblada con cristianos
del norte, sin que por ello se expulsase a
su población judía y musulmana (si bien
algunos de los edificios religiosos
musulmanes son requisados; de esta
forma, la mezquita mayor se transforma
en iglesia bajo la advocación de Santa
María).
De esta época temprana de dominación
cristiana datan los cultos a los patrones
de Madrid: la Virgen de la Almudena, de
la que según la tradición se encontró
una imagen en la muralla exterior el 9
de noviembre de 1085, y San Isidro
Labrador, nacido hacia el año 1082 y
muerto el 30 de noviembre de 1172,
santo patrón de la Villa y gran devoto de
la Virgen de la Almudena.
Conquista cristiana
8.
9.
10. Madrid se va consolidando como villa castellana y como municipio libre vinculado a la corona (villa de
realengo) cuyos privilegios son confirmados en 1123 (Carta de Otorgamiento, dada por Alfonso VII de
León) y 1202 (fuero promulgado durante el reinado de Alfonso VIII de Castilla). Este rey pone bajo la
jurisdicción de Madrid tres sexmos o departamentos rurales.
De esta manera, Madrid tendrá bajo su jurisdicción las tierras y montes de Madrid hasta parte de la
Sierra. En esta época se construye la segunda muralla de Madrid, conocida como muralla cristiana.
11. Durante la primera
mitad del siglo XIV
aumenta la importancia
de la localidad por su
estratégica situación en
las vías pecuarias que
comienzan a
estabilizarse y que
comunican las
submesetas norte y
sur.
De hecho, en las
Cortes de Alcalá de
1348, Alfonso XI de
Castilla fija en
veinticuatro el número
de ciudades con
derecho a estar
representadas en las
Cortes de Castilla, y la
villa de Madrid es una
de ellas; cuando Juan II
reduce el número a
dieciocho, mantiene su
derecho de
representación.
12. Durante el siglo XV, la villa sigue creciendo hasta alcanzar unos 5.000
habitantes a finales de la centuria. Los hitos más importantes de esta época
serán el reconocimiento de Madrid como ciudad con representación en Cortes
y la expulsión de los judíos en 1492, con la posterior destrucción de la judería
de Lavapiés.
También en este periodo, el
arzobispo de Toledo y
consejero privado del rey,
don Gil de Albornoz, la
convierte en cabeza de
arciprestazgo, separando
su administración
eclesiástica de Alcalá de
Henares. En la segunda
mitad del siglo, los
monarcas de la dinastía
Trastámara (Enrique III,
Juan II y Enrique IV)
frecuentan la villa para
practicar la caza. El último
de ellos mantiene una casa
(en la actual calle de Santa
Clara) que se convierte
durante su reinado en una
de las residencias
habituales del rey de
Castilla. Destaca el hecho
de que las Cortes de
Castilla se reunieran hasta
tres veces en la villa de
Madrid durante este
periodo, prueba de la
especial predilección de la
dinastía Trastámara por la
ciudad.
13. Restos de la muralla musulmana de Madrid (siglo IX), junto a la Cuesta de la Vega.
La primera noticia histórica de lo que hoy es la ciudad de Madrid data de la época del Emirato omeya de al-
Ándalus, concretamente de finales del siglo IX, cuando el emir cordobés Muhammad I (852-886) levanta una
fortaleza en un promontorio junto al río Manzanares, en el lugar donde se alzan hoy la catedral de la
Época musulmana
14.
15. La función de esta fortaleza será la vigilancia de los pasos de la sierra de Guadarrama para proteger Toledo,
la antigua capital visigoda. También la de Ribat, es decir, punto de reunión e inicio de las campañas contra
los reinos cristianos del norte. Por ejemplo, en el año 977, Almanzor comienza su campaña en Madrid.
Cuando el califato de Córdoba se desintegra, Madrid pasa a formar parte del reino taifa de Toledo.
16.
17. En los alrededores de esta fortificación, se fue creando un pequeño enclave conocido con el nombre de Mayrit (para los
cristianos Magerit), cuyo significado era "tierra rica en agua", el cual fue objeto de varios ataques de los reyes cristianos
durante la Reconquista, por ejemplo, Ramiro II de León la intenta ocupar en 932.
Al rendirse Toledo a Alfonso VI de León y Castilla entre 1083 y 1085, la ciudad pasa a manos cristianas sin lucha, como
otras varias poblaciones del reino castellano
18.
19.
20. El Viaducto de Segovia o
de la calle Bailén
Existió uno anterior,
construido en la década
de 1930 para sustituir a
otro de hierro erigido en
1874. El actual es fruto de
numerosas
restauraciones realizadas
con el objeto de
acomodar sus estructuras
a la creciente demanda
de tráfico. La finalidad del
viaducto de Segovia es la
prolongación de la calle
de Bailén, situada en su
parte superior, y salvar el
desnivel de la calle de
Segovia, que discurre
perpendicularmente a sus
pies, uniendo la zona del
Palacio Real con las
Vistillas. Toma su nombre
de esta última vía,
aunque se le conoce
popularmente como.
"el viaducto".
21.
22.
23.
24. La plaza del
Alamillo es
un pequeño
ensanche
de la calle
del Alamillo
en el viejo
Madrid, vía
que corre
de la
Costanilla
de San
Andrés
hasta dicha
plaza, en la
que se
encuentra
con la calle
del Toro, la
de Alfonso
VI y la de la
Morería.
25.
26. Historia
Diferentes cronistas coinciden en que el
origen de calle y plaza del Alamillo datan
del Madrid árabe, en el que pudieron ser
una de las arterias del barrio moro, donde
se quedaron y residieron los vecinos
musulmanes desde 1083, año de la toma
de Madrid por Alfonso VI.
La versión popular propone que el nombre
les viene del álamo que presidía el paraje
hasta que fue arrancado por un huracán, y
cuya sombra pudo servir en su origen al
«alamín», como espacio municipal para
desempeñar sus tareas. Hay que anotar
que, con la aljama como órgano de
gobierno, la morería madrileña poseía su
propia organización institucional, diferente
a la cristiana; los cronistas proponen que
en este lugar se reunía el Ayuntamiento
árabe en tiempos del califato cordobés de
Hixén II. Según esta hipótesis, el topónimo
resultante provendría del citado vocablo
árabe, que, tras el proceso de
cristianización y por similitud fonética,
terminó convertido en "alamillo".[
27.
28. Plaza de la Paja
La plaza en un grabado de 1860. En primer término aparece la Capilla del Obispo, sobre la que asoman
la torre y la cúpula de la Iglesia de San Andrés.
La Plaza de la Paja se encuentra en la zona conocida como Madrid de los Austrias, en el centro histórico
de la capital española y dentro del castizo barrio de La Latina. La atraviesa de norte a sur la Costanilla de
San Andrés, próxima a la calle de Segovia, y en ella confluyen diferentes vías de trazado medieval: por el
este desemboca la calle del Príncipe de Anglona y por el oeste las calles del Alamillo, del Toro, de Alfonso
VI y de la Redondilla.
29. Entrando a la vieja ciudad por la Puerta
de Moros, dejando a la derecha la iglesia
de San Andrés, pasando en su momento
incluso por debajo de un pasadizo
elevado que comunicaba la tribuna de
esta iglesia con el majestuoso Palacio de
los Lasso —hoy derruido y sustituido por
viviendas— que fuera residencia de los
Reyes Católicos en Madrid; hay un
estrecho paso que lleva hacia la Plaza de
la Paja, un lugar que en el siglo XIII era el
centro del mercado de la antigua villa y
donde, ya entonces, Juan II de Castilla
erigió la llamada Plaza del Arrabal, que
posteriormente fue Plaza Mayor de la
villa.
Alrededor de la plaza se ubicaban las
casas y palacios correspondientes a
algunas de las más importantes familias,
donde encontraban alojamiento los
reyes de Castilla cuando iban a la villa de
Madrid. La plaza de la Paja está
presidida por la Capilla del Obispo,
adosada a la trasera de la citada
parroquia de San Andrés y el palacio de
los Vargas —hoy Centro concertado de
Educación Secundaria
30.
31.
32. Toponimia e historia
La plaza fue el centro neurálgico de
Madrid durante la Edad Media. En los
siglos XIII y XIV constituía el foco comercial
de la ciudad, como lugar de mercado.
Entró en decadencia a partir del siglo XV,
cuando el rey Juan II de Castilla ordenó
construir la Plaza del Arrabal (precedente
de la actual Plaza Mayor), a la que se
desplazó la actividad comercial de la villa.
Pese a ello, mantuvo su importancia como
lugar de residencia de las principales
familias nobiliarias de Madrid. En su
entorno estaban situados diferentes
palacios (como las casas palaciegas de los
Lasso de Castilla y de los marqueses de la
Romana, entre otras), de los cuales sólo se
conserva el Palacio de los Vargas, apellido
vinculado al patriciado urbano desde la
conquista cristiana de la ciudad.
El lugar también tuvo una gran relevancia desde el punto de vista religioso. En la plaza se llevaba a cabo una
costumbre católica, que se encuentra en el origen de su topónimo y que fue instaurada en el siglo XVI, una vez
levantada la Capilla del Obispo en la cara meridional del recinto. Los vecinos de la villa estaban obligados a entregar
paja a los capellanes y cabildo de la citada capilla, con la que estos alimentaban a sus mulas.
En el siglo XIX, los propietarios de los antiguos palacios cedieron sus solares para la construcción de viviendas
destinadas a las clases populares, con las que obtenían rentas por alquiler
33.
34.
35. Desde la plaza de la Cebada y a través de la puerta de Moros se entraba en la ciudad por la plaza de los
Carros, llamada así por la parada de carros dedicados a la distribución de mercancías procedentes del
mercado. Adjunta a esta plaza está la de San Andrés, donde en el lugar de la antigua mezquita se erige la
imponente Iglesia de San Andrés consagrada en honor de San Isidro, patrón de la ciudad cuyo hijo —San
Illán— fue salvado milagrosamente de la caída a un pozo que puede contemplarse en la casa adjunta a la
citada iglesia, casa en la que habitaba el Santo con su esposa Santa María de la Cabeza y que hoy constituye
el interesante museo de San Isidro sobre la historia de la ciudad.
36. Poco se puede decir con certeza de la
primitiva iglesia, existente ya a finales del
siglo XII y levantada acaso en un solar
ocupado anteriormente por la primitiva
iglesia cristiana del Madrid islámico, ya que
la jurisdicción de San Andrés se extendía
por lo que fue el antiguo barrio mudéjar,
posterior morería.
Este templo fue muy frecuentado por san
Isidro Labrador y santa María de la Cabeza,
feligreses de la parroquia en la que el santo
fue enterrado. Junto a él se alzaba la casa
de su patrón Iván de Vargas, sobre la que se
levantó luego el palacio de los marqueses
de Paredes, ahora reconstruido y
convertido en museo de titularidad
municipal. En él se encontraba el pozo,
protagonista de uno de los milagros del
santo, y una pequeña capilla en el lugar
donde se decía que había vivido San Isidro.
37.
38. La calle del Almendro se llama así porque cuando se edificó la zona había aquí un huertecillo con almendros,
los cuales fueron talados para trazar la calle.
Esta vía seguía el trazado de la muralla del siglo XII y se conservan restos de los muros en un par de solares.
39. Calle del Almendro. En los números 15 a 17, existe un lienzo de 16 metros de largo y 11 de alto
que se conserva en muy mal estado en el fondo de un solar.
40.
41. La torre mudéjar de San Pedro el Viejo desde la calle del Príncipe de Anglona. A la izquierda,
fachada del Palacio de Anglona
42. Es una de las más
antiguas de Madrid.
Situada primero
cerca de la Plaza de
Puerta Cerrada, fue
trasladada a su
ubicación actual en
el siglo XIV.
Uno de los primeros
elementos del
actual edificio es la
torre mudéjar, que
construida en
ladrillo integra
sencillos arcos de
herradura. En el
interior del templo,
se guarda la imagen
de Jesús el Pobre
que data del siglo
XVIII y fue tallada
por Juan de Astorga
en Sevilla.
La Iglesia de San Pedro El Viejo
43.
44.
45. Cada Jueves Santo su paso sale
en procesión y si estáis en
Madrid en Semana Santa esta
es sin duda una de las
procesiones que no hay que
perderse. En efecto, su salida
de la Iglesia resulta
particularmente vistosa al
tener que cargar los anderos la
imagen de rodillas para no
dañarla con la puerta. Por eso,
la emoción de la multitud
cuando consiguen por fin
traspasar el umbral es grande y
suele traducirse en un sonoro
aplauso.
46. La plaza toma su nombre de una de las puertas de la desaparecida
muralla cristiana de Madrid, la puerta Cerrada, que estuvo emplazada
en este enclave durante la Edad Media y el Renacimiento. El citado
acceso se llamó inicialmente puerta de la Culebra, en alusión al relieve
de dragón instalado en su frontal. Esta puerta fue clausurada ante los
continuos delitos que tenían lugar en su interior, formado por varios
recovecos que facilitaban el escondite de ladrones y asaltantes.
Plaza de Puerta Cerrada
47. Casa Botín fue
fundado por el
francés Jean Botin
y su esposa en el
año 1725 como
posada cerca de
la Cava Baja,
denominada
Hostería Botín.
Presenta una
fachada de
ladrillos con vista
clásica del siglo
XVI y ocupa
cuatro plantas del
mismo.
Una de las placas exteriores recuerda que el gran novelista Benito Pérez Galdós en su obra Fortunata y
Jacinta menciona el restaurante (publicado en 1886-1887). La placa fue puesta por la Cámara de comercio e
Industria el 25 de mayo de 1971. Lugar donde comieron los protagonistas de la novela: sus protagonistas
Juanito Santa Cruz y Fortunata.
48.
49.
50. La altura es el exponente más significativo del
desnivel que se tuvo que salvar cuando se
construyó la Plaza Mayor de Madrid. Frente a
los arcos porticados que salen por su lado este,
que se abren al mismo nivel de la calle, el Arco
de Cuchilleros ha de salvar el gran desnivel
existente con la calle Cuchilleros.
51.
52. Muralla cristiana de Madrid
La tradición atribuye al rey Alfonso VII de Castilla (1126–1157) su construcción, si
bien cabe suponer que las obras se iniciaron antes de su reinado, en los años
inmediatamente posteriores a la conquista cristiana de Madrid (1083), en tiempos
de Alfonso VI (1040–1109).
A principios del siglo XIII, la muralla aún no estaba concluida, tal y como se recoge
en el Fuero de Madrid de 1202: «todas las caloñas del Concejo inviértanse en la
obra de la muralla hasta que se termine». Diferentes documentos municipales
hacen pensar que pudo finalizarse en la segunda década del siglo XIII
La función defensiva que la muralla desempeñó tras la Reconquista, como
consolidación de las plazas arrebatadas por los cristianos a los musulmanes, y durante
el proceso de repoblación cristiana fue desdibujándose en los siglos XIV y,
especialmente, XV.
El notable crecimiento urbanístico experimentado por Madrid, con el desarrollo de
nuevos arrabales más allá del recinto amurallado, motivaron su demolición,
especialmente a partir del siglo XVI, con la designación de la ciudad como capital de
España.
53.
54. La escultura titulada “Accidente aéreo”
es una especie de “Ángel caído” situado
en lo alto del edificio de la Calle
Milaneses, número 3, muy cerca de la
Calle Mayor, donde lleva colgado desde
el año 2006.
La estatua semeja un ángel de color
verde (que le proporciona la pátina
protectora de bronce) con las alas
extendidas, los brazos retorcidos y
cayendo boca abajo contra el tejado del
edificio, estrellándose. Si uno conoce la
historia de Ícaro, se diría que esta
escultura le representa en su mítica caída
por pasar cerca del sol y derretir su calor
las alas de cera. Pero no es nada de eso.
Su difícil equilibrio suele pasar
inadvertido a la gran mayoría de los
viandantes y solamente unos pocos
reparan en su existencia. Miguel Ángel
Ruiz, su autor, habla sencillamente de un
aviador distraído, no de un ángel caído,
como parece a simple vista.
55.
56. En el diario El País del 11 de agosto de 2007, el escultor cuenta con desenfado la historia de esta distracción:
"hace 10.000 años, un hombre alado sale a dar una vuelta, y al volver, volando tranquilamente de espaldas,
mientras toma el sol, no se percata de que, en el prado que aterriza siempre, ha crecido toda una ciudad". Y
claro, se estrella contra uno de los edificios que han surgido como setas donde anteriormente no existía más
que un prado verde. Para Ruiz, se trata de "una escultura del despiste, una estatua pre-Samur".
57. .
Resulta que en este
lugar se alzaba una de
las atalayas que los
árabes colocaban,
repartidas por la
ciudad, para vigilar los
posibles avances de las
tropas enemigas. Un
tipo de torre que en
latín se llamaba
‘especula’, término que
también significa
“espejo”. De ahí viene
el error. Con la
conquista cristiana de
la ciudad la calle pasó a
ser referida entonces
como Calle del Espejo
pero en verdad, quería
hacer referencia al
ahora desaparecido
torreón.
58.
59. La muralla cristiana de Madrid protegía un recinto de algo más de 33
hectáreas, ocho veces mayor que el espacio comprendido dentro de la
primitiva muralla musulmana, de unas 4 hectáreas. Tenía una longitud
aproximada de 2.200 metros.
A diferencia del recinto amurallado árabe, estructurado en torres
cuadrangulares, el cristiano se articuló a partir de torreones
semicirculares, sobre paños de pedernal. Las propiedades de esta
piedra (que, al ser golpeada, provoca chispas) dieron origen a uno de los
lemas históricos de la ciudad: «fui sobre agua edificada, mis muros de
fuego son».
Se estima que podía haber entre 130 y 140 torres, una cada 10 o 15
metros. La muralla estaba rodeada de un foso exterior, en buena parte
de su perímetro, como avala la toponimia de algunas vías madrileñas.
Las calles de la Cava Alta, de la Cava Baja o de la Cava de San Miguel
fueron trazadas sobre este foso o cava, una vez que quedó cegado.
Constaba de cuatro accesos, construidos en recodo, cada uno de ellos
protegido por la proximidad de una o varias torres fuertes. No se
conserva ningún resto arqueológico de los mismos:
60.
61. El hecho de estar en el corazón del Magerit medieval hace que sea uno de las mejores ubicaciones para
seguir la pista a la muralla cristiana que defendió el núcleo urbano en el Siglo XII bajo el reinado de Alfonso
VII. En los números 10 y 14 de la calle se pueden encontrar retazos de este muro defensivo, especialmente
en el segundo, en el que se puede apreciar un fragmento de hasta 2,5 metros de altura
62.
63. Vestigios más relevantes
Los restos más relevantes de la muralla cristiana de Madrid están integrados en diversos edificios e infraestructuras
urbanas.En la mayoría de los casos, su acceso es muy restringido, dado el carácter privado de los bloques de viviendas
donde se localizan:
Cava Baja. En el número 30 de esta vía, puede verse un fragmento de la muralla cristiana de aproximadamente 20 m de
largo por 11 m de alto. Está en el patio interior de una finca y sólo se mantiene en pie la mitad intramuros de la fábrica. A la
altura de los números 22 y 24 de la misma calle, se sitúan un tramo de cimentación y el arranque de un torreón
semicircular. Sin salir de la Cava Baja, en el número 10, existe un lienzo de 7 m de longitud y una altura variable entre 1 y 4
m, además de las ruinas de un torreón semicilíndrico.
Calle del Almendro. De 16 m de largo por 11 m de ancho es el tramo que se conserva en el número 17 de esta vía. Está
ubicado al fondo de un solar y es visible desde la calle, a través de una verja.
Plaza de Puerta Cerrada. En los números 4 y 6 de la plaza, se encuentra un trozo de muralla. Se trata del fragmento más
completo que se conserva, pues llega hasta la coronación. Incluso son visibles el adarve y el pretil. También hay restos de
una torre.
Plaza de Isabel II. En el número 3 puede contemplarse un lienzo en el sótano de un restaurante de cocina americana, que se
exhibe al público dentro de los horarios comerciales del establecimiento. Descubierto en 1991, presenta mampostería de
sílex, con dos arcos de ladrillo, probablemente correspondientes a una reforma tardo medieval. En 1990 fue excavada la
base de la Torre de Alzapierna o de Gaona, dentro de la estación de metro existente en la citada plaza, pero fue destruida.
los números 11, 13 y 15 aparecieron en 1956 diversos restos, muy mal conservados, ya que se procedió a su derribo parcial.
Calle de la Escalinata. Entre 1943 y 1945 se hallaron diferentes vestigios de una torre y de un trozo de muralla en los
números 9 y 11 de esta calle, cercana a la plaza de Isabel II.
Calle de los Mancebos. En los números 3 y 5 se encuentran los restos de un silo, con materiales islámicos. Aunque forman
parte de la estructura de un edificio, pueden verse desde la calle, a través de una verja de protección.
Calle del Espejo. En el número 14 se conserva un muro de sillarejo de sílex, de 2'5 m de alto, ubicado en el interior de un
garaje, accesible desde la calle de la Escalinata. En el número 10 de la calle del Espejo, también hay restos de un torreón
semicircular, en su medianería.
Plaza de Oriente. La base de la Torre de los Huesos, de origen musulmán e integrada por los cristianos en su muralla, se
exhibe en el aparcamiento subterráneo de esta plaza, construido en 1996.
64.
65.
66. La Puerta de Guadalajara era la principal de la villa y la más suntuosa, dada su ubicación en un lugar de
gran tránsito comercial, a la altura del número 49 de la actual calle Mayor. Estaba integrada por dos
grandes torres, entre las cuales se extendía el arco de acceso. El emperador Carlos I (1500–1558)
ordenó, hacia 1535, la demolición de la primitiva puerta medieval y su sustitución por una nueva, con
tres arcos y más ornamental, que desapareció en un incendio acaecido el 2 de septiembre de 1582.
La Puerta de Valnadú (en otras tipografías, Balnadú) estaba posiblemente situada en el centro de la
manzana definida por las calles de Lepanto, Carlos III y Vergara, en las proximidades del Teatro Real.
La Puerta de Moros se abría al sur sobre la actual plaza del Humilladero, entre las calles del Almendro y
la Cava Baja. Fue destruida en 1412 durante una sublevación.
La Puerta Cerrada, localizada en la plaza homónima, se llamó inicialmente de la Culebra, por el relieve
de dragón esculpido en la misma. La denominación que ha llegado a nuestros días surgió tras ser
clausurada, dados los frecuentes delitos y asaltos que tenían lugar en su interior. Estaba flanqueada por
la Torre del Vinagre y fue demolida en 1569, con ocasión de la entrada en la ciudad de Isabel de Valois,
esposa de Felipe II.
A estos cuatro accesos se le añadían los tres de la primitiva muralla musulmana: el Arco de Santa María,
la Puerta de la Vega y la Puerta de la Sagra.
Junto a la muralla, fueron levantadas varias torres albarrana y atalayas, que tenían una ubicación
estratégica. Entre ellas, cabe destacar la Torre de Alzapierna o de Gaona, que tenía como función vigilar
las fuentes de los Caños del Peral (en la actual plaza de Isabel II). La Torre de los Huesos, erigida en el
siglo XI por la población musulmana, fue incorporada en la muralla cristiana, para proteger la Puerta de
Valnadú.Los restos de esta última se exhiben en el aparcamiento subterráneo de la plaza de Oriente
Puertas de la muralla cristiana
67. Placa conmemorativa situada en la confluencia de las calles de la Unión y de Vergara, en la que
se recuerda que, en torno a ese lugar, estuvo la Puerta de Valnadú.