Aniceto Pi era un aventurero de 54 años que vivía en un pequeño pueblo andaluz. Mientras observaba a un niño jugar con un aro, se preguntó cuál sería la medida perfecta del círculo. Esto despertó su interés en la geometría circular. Tras tres años de vivir en el ruidoso pueblo sin poder concentrarse, se mudó a la ciudad en busca de tranquilidad. Allí, después de casi tres años de estudio, descubrió que el número pi era infinito y no periódico: 3,14159264.
1. EL DESCUBRIMIENTO DEL PI
Había una vez, un intrépido aventurero llamado Aniceto Pi. Era de baja estatura, bastante
regordete y rondaba los 54 años. Pero lo más increíble de su aspecto físico era su pelo; tan
solo le sobresalían dos pelos de su cabeza. Aniceto, era una persona muy simpática y
agradable. Y aunque era bastante excéntrico, era una de esas personas con la que da gusto
hablar.
Vivía en un apartado pueblo en el norte de Andalucía, y aunque él era de Madrid, a veces se le
escapaba el acento andaluz. Este pueblo era muy pequeño; apenas rondaba los 30 habitantes.
La gente que vivía allí era gente encantadora.
Una vez, estando sentado en la única plaza de su pueblo, contempló como un niño de pequeña
edad jugaba con un aro. Este se preguntó: “¿qué medida tendrá el circulo para ir tan recto, sin
ningún desnivel ni nada por el estilo?”. A partir de ese momento empezó a interesarse por
todo sobre los círculos, circunferencias, etc.
Pero siempre tenía el mismo problema: aquel pueblo rebosaba de actividad durante las 24
horas del día y no encontraba el silencio necesario para concentrarse y poder encontrar el
número que tanto buscaba. Así que pensó, que después de estar durante 3 años en aquel
precioso pueblo, tendría que decir adiós y así poder encontrar la tranquilidad que buscaba en
la ciudad. Para eso, montó una fiesta despedida de la cual no os puedo decir nada, porque
aquello fue un desmadre tremendo y a la mañana siguiente, con una resaca tremenda, se
marchó del pueblo para siempre.
Cuando llegó a la ciudad, todo le parecía grande: las casas, los comercios, el campo de fútbol,
la catedral… La casa que encontró a precio asequible también le pareció grande. Allí sí que
pudo concentrarse bien, aunque no encontró la solución hasta dos años después.
Un glorioso día de primavera, después de estar durante prácticamente 3 años buscando la
respuesta, encontró el número que equivalía a la solución que buscaba. El único problema que
tenía que este número era infinito: 3,14159264…
Pero eso no fue lo peor. Después de encontrar ese número, no se supo nada más de Aniceto
Pi. Pero su descubrimiento tal vez ahora no sirva para nada, pero en el futuro quién sabe…
Aitor Ibarretxe
2.D