Charlotte Corday sale de su casa muy temprano sin despedirse de nadie, decidida a viajar a París para llevar a cabo su plan. Durante el viaje, escribe una carta para convencer a su objetivo de abrirle la puerta. Una vez en París, se hospeda cerca del lugar y escribe otra carta desesperada cuando no recibe respuesta. Finalmente, irrumpe en la casa, encuentra a su objetivo y lo apuñala con su cuchillo, gritando "¡Libertad!". La detienen y la encierran en un
1. Yo, Charlotte Corday
Todavía no había amanecido, pero el camino era largo y debía salir lo antes posible,
no me despedí de nadie, estaba segura de que pronto regresaría. Monté en el carruaje:
dirección París.
Decidí ir adelantando mi trabajo en el trayecto y empezar a escribir mi carta,
necesitaba ser convincente para que ese desgraciado me abriese la puerta. Pasé todo el
camino entretenida en ella, sin darme apenas cuenta de que mi trayecto ya había
terminado. Bajé de ese carruaje y me hospedé en un hotel cerca de mi destino. No
quería perder tiempo, la guillotina no descansaba, y mi hermano estaba a su merced;
albergaba en mí alguna esperanza de que todavía estuviese vivo.
No recibí contestación de mi carta y me apresuré a escribirle otra, necesitaba que
esta hiciera efecto, pero tampoco podía dar síntomas de desesperación, cualquier error
podría llevarme a la muerte y, lo más importante, dar por fallido mi plan.
No conseguí estar ni un minuto sentada, no paraba de dar vueltas y vueltas por esa
habitación, que apenas medía dos metros. No pude esperar la contestación, bajé
corriendo las escaleras. Salí de aquel hotel y me dirigí hacia su casa. Había sentido esa
sensación en mi interior tantas veces. Pero esta vez era diferente.
Empujé la puerta con fuerza, aquella señora no me dejaba entrar, oí unas voces que
venían de una habitación y me dirigí a ella; allí estaba él. Saqué de mis vestimentas mi
afilado cuchillo y se lo clavé en el corazón con la fuerza del odio que había sentido.
¡Libertad!, grité. Había salvado a Francia.
Noté que alguien me agarraba mis brazos y mis piernas con mucha fuerza, ¿adónde
me llevaban? Me metieron en un sótano húmedo, lleno de ratas y excrementos, era el
peor lugar donde había estado, hoy pasaría la noche allí, yo sola, con mis pensamientos
de libertad y el apoyo de mi pueblo.