1. lección 11
8 al 14 de diciembre
la vida
cristiana
«En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó
su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar
la vida por nuestros hermanos».
1 Juan 3: 16
2. sábado
8 de diciembre
Introducción
Juan 3: 16, 17 Es el amor
Un poeta desconocido se inspiró en la cruz de Cristo y en su sacrificio:
«No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
»¡Tú me mueves, Señor! Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
»Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
»No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera».*
«¡Tú me mueves Señor!»
La vida cristiana es ciertamente un estilo propio. Es más que una colección de
conceptos e ideas. El cristianismo es sobre todo algo práctico. Es fe en acción. ¿Qué
será lo que impulsa a alguien a expresar ese tipo de comportamiento? ¿Qué es lo
que inspira a alguien a escoger deliberadamente ese tipo de vida? Me gustaría creer
que es el amor de Dios. Según las palabras del soneto anterior, el amor de Dios de -
mostrado en la cruz motivará al cristiano a vivir una vida que sea del agrado de Dios.
El texto clave para esta semana provee un excelente resumen: «En esto cono-
cemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así tam-
bién nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos» (1 Juan 3: 16). Esta
es la esencia de la verdadera experiencia cristiana: que conozcamos el amor de Dios
después de haber contemplado el sacrificio de Cristo.
Esta semana, al contemplar la vida cristiana, te animo a que consideres el amor
de Dios porque al contemplar somos transformados.
______________
*«Soneto a Cristo crucificado», de autor desconocido.
Sarah Ly, Sydney, Australia 107
3. domingo
9 de diciembre Logos Isaías 58: 6, 7;
Jesús establece Miqueas 6: 7, 8;
Mateo 22: 34-39; 25: 31-46;
la norma Apocalipsis 22: 1-5
Acciones difíciles de aceptar (Miq. 6: 7, 8)
Todos los sábados asisto a la iglesia. Leo mi Biblia. Canto himnos. Oro a dia-
rio. Traigo comida para el almuerzo de confraternidad. La lista podría continuar.
Sin embargo, los profetas del Antiguo Testamento proclamaron en forma repetida
que la religión desprovista de acciones encaminadas a evitar la injusticia, era tan
solo un ritual vacío. Dios afirma que eso no tan solo es un error, sino ¡algo que le
desagrada! En los tiempos de Miqueas, los habitantes de Israel acudían al templo
de Jerusalén para hacer sus sacrificios. Ellos pensaban que eso era lo único que se
les pedía que hicieran. Sin embargo, mientras una gran parte del pueblo cumplía
con sus obligaciones religiosas había quienes estaban siendo oprimidos; personas
que ni siquiera podían satisfacer sus necesidades básicas. Por tanto, Miqueas les
señaló que sus sacrificios eran actos desprovistos de significado, que Dios no iba a
aceptar sus ofrendas.
Paz aquí y ahora (Apoc. 22: 1-5)
Juan contempló en visión algunas impactantes escenas que incluían desde acon-
tecimientos contemporáneos a sucesos que ocurrirían en el tiempo del fin del mun-
do. Incluso, a este privilegiado autor se le permitió contemplar escenas que ocurrían
en el cielo. El capítulo 22 de Apocalipsis contiene una delicada descripción de nues-
tro hogar celestial; aunque es claro que Juan hace un esfuerzo por describir lo indes-
criptible. Al igual que sucede con varios objetos y funciones celestiales, se hace una
referencia a cosas que son conocidas en nuestro planeta. En el versículo 2, del mismo
capítulo, hay un esbozo del pueblo de Dios viviendo en armonía en el cielo. Sin
embargo, mientras estemos en la tierra, deberíamos tratar de que quienes nos rodean
vivan en armonía con Dios aquí y ahora.
¡De vuelta! (Mat. 22: 34-39)
Jesús tuvo que enfrentar con frecuencia, situaciones peligrosas. Durante uno de
esos acontecimientos, un fariseo le preguntó cuál era el mandamiento más impor-
tante. El fariseo y sus amigos esperaban que Jesús dijera que uno de los mandamien-
tos era más importante que otro. De esa forma podrían ridiculizar y humillar públi-
camente al Maestro, y quizá acusarlo de herejía. Sin embargo, Jesús les respondió
citando directamente Deuteronomio 6: 5, y luego mencionando el segundo mayor
mandamiento encontrado en Levítico 19: 18. «No seas vengativo con tu prójimo, ni
le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor». Los oyentes
de Jesús, especialmente los fariseos y los escribas, debían haber conocido el texto com-
pleto. Es interesante que Levítico 19: 32-35, «explica» en parte el significado del versícu-
lo 18. La respuesta de Jesús hace que los fariseos se marchen con las manos vacías, y
posiblemente algo avergonzados. Jesús también logra presentar un poderoso mensaje
108
4. a sus adinerados, beatos y elitistas acusadores: «No continúen trabajando para con-
servar su estatus social y su riqueza. No sigan oprimiendo a quienes los consideran
sus dirigentes. La salvación no depende de conocer los mandamientos religiosos y
sociales, utilizándolos para el beneficio de ustedes».
Jesús realizó un esfuerzo consciente
para desafiar las injusticias sociales de su época.
Jesucristo desafía la opresión (Isa. 58: 6, 7; Miq. 6: 7, 8;
Mat. 25: 31-46)
Jesús realizó un esfuerzo consciente para desafiar las injusticias sociales de su
época. Él les habló a los parias de la sociedad. Él abrazó a los despreciados. Sanó a los
desterrados a causa de sus enfermedades, y desafió a la élite religiosa. En algunas de
sus últimas palabras antes de ser ejecutado, él intentó calmarlos respecto al juicio veni-
dero. Él hablo en parábolas como había hecho en muchas ocasiones. Deseaba que
entendieran la importancia de atender las necesidades de quienes los rodeaban. Se
nos juzgará de acuerdo a nuestras acciones respecto a los pobres. No se nos juzgará
por asistir al templo o a la sinagoga; ni por asistir a la iglesia todos los sábados; tam-
poco por la lectura que hagamos de las Palabra. Se nos tomará en cuenta que haya-
mos alimentado a los hambrientos, dado de beber al sediento, ropas al desnudo y por
visitar a los presos. Jesús no estaba introduciendo alguna idea nueva. Únicamente se
hacía eco de lo que los profetas habían escrito. Cumplir con esas responsabilidades
es un punto respecto al que se nos juzgará.
PARA COMENTAR
1. ¿Cómo deberíamos, como adventistas, interactuar con personas de otras religiones;
o con aquellos que no practican religión alguna?
2. Jesús, mientras estuvo en la tierra, realizó un esfuerzo especial por alcanzar a gente
de diferentes trasfondos sociales. ¿En qué forma la Iglesia Adventista intenta alcan-
zar a gente de diferentes medios sociales? ¿En qué aspectos podríamos mejorar?
Ben Green, Brisbrane, Queensland, Australia 109
5. lunes
10 de diciembre Testimonio 1 Pedro 2: 5
Piedras y piedrecitas
«El alma que ama a Dios, se levanta por encima de la neblina de la duda; obtie-
ne una experiencia brillante, amplia, profunda y viviente y se vuelve humilde y se-
mejante a Cristo… Esa alma podrá soportar la prueba del descuido, del maltrato y
el desprecio, porque su Salvador ha sufrido todo esto. No se enojará ni desanima-
rá cuando las dificultades la opriman, porque Jesús no fracasó ni se desanimó.
Cada verdadero cristiano será fuerte, no en la fortaleza ni méritos de sus buenas
obras, sino en la justicia de Cristo que por fe le es imputada.
«El pueblo de Dios tiene una vocación elevada y santa».
»Hemos de ocupar un lugar en el templo espiritual del Señor, y la pregunta im-
portante no es si somos piedras grandes o pequeñas, sino si nos hemos sometido a
Dios para que nos pula y podamos reflejar la luz de su gloria».1
«El pueblo de Dios tiene una vocación elevada y santa. Es el representante de
Cristo».2
«Si nuestros hábitos de lenguaje y comportamiento no representan adecuada-
mente la religión cristiana, inmediatamente debiéramos comenzar la obra de
reforma. Al representar a Cristo al mundo, formemos hábitos que lo honren. Por
doquiera, en forma oculta, hay quienes trabajan para apartar a las almas de Cristo;
y Dios quiere tener instrumentos todavía más poderosos que obren entre su pue-
blo para atraer las almas a Cristo».3
«Muchos que profesan ser seguidores cristianos no están deseosos de examinar
sus corazones para ver si han pasado de la muerte a la vida. Algunos se apoyan en
una antigua experiencia, y parecen pensar que una mera profesión de la verdad los
salvará, pero la Palabra de Dios revela el terrible hecho de que los tales están gozan-
do de una falsa esperanza».4
«El verdadero cristiano se deleitará en esperar y vigilar para recibir las enseñan-
zas de Dios y la conducción de su Espíritu. Pero en el caso de muchos, la religión
no es nada más que una práctica formal. Falta la piedad vital. Muchos se atreven a
decir: haré esto o aquello, o bien no haré esto; y difícilmente sienten temor de ofen-
der a Dios».5
PARA COMENTAR
1. ¿En qué formas tu vida honra a Dios?
2. ¿Cómo puedes entregarte a Dios más plenamente esta semana, con el fin de que
su luz brille a través de ti?
______________
1. A fin de conocerle, p. 151.
2. Ibíd., p. 152.
3. Ibíd.
4. Nuestra elevada vocación, p. 164.
5. Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 143.
Matt Atcheson, Margate, Queensland, Australia
110
6. martes
11 de diciembre
Isaías 58: 7,
Miqueas 6: 8,
Evidencia
Mateo 25: 31-46 «Por amor de Dios,
¡una limosna!»
En los tiempos de Jesús se encontraban muchos mendigos en las calles. Es difí-
cil hacer un estimado de la población de Israel en los tiempos bíblicos, aunque sí
sabemos que las guerras y la muerte, así como el hambre, eran parte de la vida
diaria.
Jesús requiere nuestra participación personal.
Esa parece ser la norma en muchas partes del mundo en la actualidad. El pro-
blema de la justicia social es algo enorme. ¿Por qué la gente que dispone de más
recursos no ayuda a los necesitados? Dios lo requiere. La mayor parte de nosotros
conoce el texto de Mateo 25: 31-46. Allí aparece Jesús sentado en su trono y sepa-
rando las ovejas de las cabras, de acuerdo a nuestras acciones. «El Rey les respon-
derá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el
más pequeño, lo hicieron por mí”» (ver. 40). Dichas acciones no dependen de la rique-
za, de la capacidad o de la inteligencia; sencillamente son actos de dar y recibir libre-
mente. Jesús requiere nuestra participación personal al cuidar de los demás.* Isaías 58
afirma que el ayuno requerido por Dios implica alimentar a los hambrientos, ves-
tir y dar refugio a los pobres y ayudar a nuestras propias familias. Dicha lista no es
exhaustiva; más bien representa ejemplos de acciones apropiadas.
¿Cuando fue la última vez que ayudaste a alguien que estaba en necesidad? «¡Ya
se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor:
Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios» (Miq. 6: 8). En la
práctica es más fácil decir esto que hacerlo. Pero, intentémoslo. Ojalá que nuestra
oración sea: «Permíteme ayudar más a los demás»
PARA COMENTAR
1. ¿Por qué no damos más de nuestro tiempo o de nuestro dinero? Si tratáramos a la
gente como si ellos fueran Jesús, ¿cuánto más haríamos por ellos?
2. Si todos los que se llaman cristianos actuaran «con justicia, amar a la misericordia
y se comportaran con humildad ante Dios», ¿cómo sería el mundo de diferente?
¿Cómo sería tu comunidad?
3. ¿Cómo puedes usar tus talentos esta semana con el fin de ayudar a quienes te
rodean?
______________
*Life Application Study Bible, (Wheaton: Tyndale House, 1991), p. 1707.
Tatiana Green, Brisbane, Australia 111
7. miércoles
12 de diciembre Cómo actuar Romanos 12: 9-21;
Acciones y actitudes 1 Corintios 13;
Filipenses 1: 6, 9-11; 2: 3, 4;
Hebreos 12: 1, 2
¿Cómo podemos vivir al igual que Cristo en un mundo que no lo respeta? El
tema de la vida cristiana ha sido debatido a través del tiempo. Muchos cristianos
profesos no viven vidas cristianas. ¿Qué consejo nos da la Biblia respecto a este
importante tema?
Dios completará la buena obra que ha comenzado en ti.
Abandona tus deseos egoístas. La primera mentira de Satanás todavía resuena
en nuestros oídos. Nuestra naturaleza humana se goza en la ambición egoísta y en
lo engañoso de nuestros corazones, algo que se contrapone al llamado de Dios para
ser humildes y desprendidos (Fil. 2: 3, 4). Al colocar a los demás por encima de no -
sotros imitaremos el ejemplo de Jesús. Existen numerosas formas prácticas para vivir
como lo hizo Jesús.
Nuestras acciones reflejan nuestros sentimientos. Es fácil permitirle a la natu-
raleza humana que se enseñoree de nosotros; sobre todo en lo que se refiere a nues-
tro trato con los demás: ya sea que tengamos conflictos con ellos o que sean extra-
ños que necesitan de nuestra compasión. Quizá deberíamos preguntarnos si acaso
nuestra actitud no tiende a denigrarlos, o si por otro lado los estamos ayudando.
Eso se le podría aplicar a cualquiera, tanto a los que están cerca de nosotros como
a aquellos con quienes nos tropezamos en la calle. ¿Podrás vivir esta semana sabien-
do y demostrando a los demás que Jesús mora en ti?
Permite que el amor abunde. Al leer 1 Corintios 13 y Romanos 12: 9-21, reco-
noceremos las cualidades admirables que nosotros como cristianos deberíamos
reflejar. Sin embargo, en el calor del momento, es fácil que nos olvidemos del amor
y permitamos que el egoísmo reine. Por otro lado, si permitimos que el amor sea él
de toda nuestra palabra y acción quizá nos sorprendamos de los cambios que se
manifestarán en nuestras relaciones. Ojalá que tu amor «abunde cada vez más en
conocimiento y en buen juicio» (Fil. 1: 9). El amor debe ser la principal caracterís-
tica presente en toda actitud nuestra.
Confía en la buena obra de Dios. Dios completará la buena obra que ha
comenzado en ti (Fil. 1: 6). Quizá dudemos en ocasiones respecto a nuestras vidas
y al hecho de que si estamos viviendo de acuerdo a la voluntad de Dios. Sin embar-
go, el mismo texto nos asegura que podemos tener plena confianza en Dios quien
nos utilizará hasta el fin si se lo permitimos.
PARA COMENTAR
1. ¿Cómo pueden tus acciones ser cada vez más parecidas a las de Cristo mientras él
estuvo en la tierra?
2. ¿En quienes te enfocarías más, tomando en cuenta el consejo de la Biblia respecto
a la vida cristiana?
Nina Atcheson, Margate, Queensland, Australia
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8. jueves
Opinión 13 de diciembre
Deuteronomio 8: 11-17;
Filipenses 2: 3, 4 Un termómetro espiritual
Dios conoce los corazones y la naturaleza del hombre mucho mejor de lo que
nos imaginamos. Por eso los Diez Mandamientos no fueron dados a los hijos
de Israel en forma aislada, sino que también recibieron otras instrucciones y nor-
mas. En numerosos textos leemos las advertencias y las reconvenciones que se les
dieron para que recordaran al Creador. Esos importantes principios deberían tam-
bién guiar nuestras vidas. En todo esto experimentamos el amor de Dios por noso-
tros, mientras él intenta restaurarnos y enderezarnos con el fin de que reflejemos
su imagen.
La mayordomía no tiene que ver únicamente con el dinero.
El espíritu del cielo implica dar, mientras que el espíritu terrenal desea recibir.
La mayor parte de la gente pasa su vida tratando de obtener cosas perecederas.
Si reconocieran su condición de mayordomos, pasarían la mayor parte de su vida
dando. Únicamente de este modo podrán ellos obtener posesiones eternas.
¿Qué exige Dios? El único aspecto de la vida que no podemos simular es la ma-
yordomía. Podemos disfrazar la testificación, la oración y el evangelismo. Por ende,
muéstrame tu chequera y te diré qué clase de mayordomo eres. Tu chequera cuen-
ta la historia de tu vida. Habla de tus valores. De lo mucho que ahorras. De lo que
ya tienes. A quién apoyas financieramente. Dice mucho acerca de tus prioridades,
por encima de todo. Actúa como un termómetro espiritual.
El diccionario define a un mayordomo como «un administrador de asuntos fi -
nancieros, una persona responsable por mantener en buen estado los asuntos de
un hogar». Somos los mayordomos de Dios. Él es el dueño de todo (Sal. 24: 1), y
por lo tanto tiene muchos derechos. Por otro lado, los mayordomos tienen res-
ponsabilidades. Dios puede confiarnos mucho o poco según lo crea conveniente,
pero en ningún momento se convertirá en el dueño de nuestras propiedades. La
mayordomía no tiene que ver únicamente con el dinero. Incluye cualquier aspecto
de nuestras vidas. Tiene que ver con la forma en que viven los cristianos. Dios se
preocupa por nuestras actitudes. El amor del Padre siempre fluirá y testificará al
mundo en todo lo que hacemos a diario. Esa será una forma de mostrar nuestra
gratitud a Dios por las muchas bendiciones que él nos concede.
PARA COMENTAR
1. ¿Qué puede decir tu fidelidad a Dios respecto a la relación que sostienes con él?
2. ¿Cómo deberíamos priorizar nuestras responsabilidades tomando en cuenta el
diario crecimiento en Cristo que se manifiesta en nuestro vivir?
Jocelyn Beale, Winterville, North Carolina, EE. UU. 113
9. viernes
14 de diciembre Exploración 1 Juan 4: 7-21
Reflejando
el amor de Cristo
PARA CONCLUIR
En 1 Juan 4: 19, encontramos un resumen del cristianismo expresado en una
sola frase: «Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero». El amor de Dios
nos impulsa a cuidar y a ayudar a los demás. Al contemplar su amor incondicional,
somos transformados. Cristo vino para tranquilizar a la gente respecto al juicio. De
igual manera, jamás deberíamos utilizar argumentos cristianos con el fin de opri-
mir a los demás. El amor de Dios manifestado en nuestras vidas revelará el deseo
de nuestros corazones de ser semejantes a Cristo. Después de todo, el cristianismo
es un estilo de vida.
CONSIDERA
• Fotografiar algunos objetos que puedan ser representaciones simbólicas de tu
fe en Dios. Luego puedes colocar dichas fotos en tu página de Facebook, o en
cualquier otra galería de fotos de Internet con el fin de compartir con tus amigos
el significado de dichas imágenes. Incluye algunos versículos de la Biblia
cuando sea conveniente.
• Entrevistar alguna persona mayor de tu iglesia preguntándole cómo se convir-
tió al evangelio. Formula unas pocas preguntas a esa persona respecto a su ex-
periencia como creyente.
• Escribir en un pequeño cuaderno algunos pensamientos respecto a tu fe según
vayan surgiendo los mismos durante el día. Asimismo consigna algunas pre-
guntas que te gustaría hacerle a Dios.
• Escribir respecto a algunos incidentes que han sido de inspiración y elevado-
res para ti. Luego ordénalos de acuerdo a su importancia.
• Incorporar en tu agenda una sesión de una hora para observar la naturaleza.
Dedica tiempo para observar los sonidos, los perfumes y las formas de la natu-
raleza.
• Reunirte con algunos amigos con el fin de entonar algunos himnos que hablen
del amor de Dios. Grabar un video de esta actividad, colocándolo en YouTube
para compartirlo con amigos y familiares.
PARA CONECTAR
Deuteronomio 6: 4-6; 1 Tesalonicenses 4: 1-12; Hebreos 10: 23-25.
El ministerio de curación, cap. 6.
Debbie Battin Sasser, Friendswood, Texas EE. UU.
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