El documento habla sobre la esperanza y la luz que trae el tiempo de Adviento. Insta a los lectores a abrir los ojos y los sentidos para encontrar motivos de esperanza que vienen de Dios, como la alegría, la confianza en que Dios nos acompaña, y la salvación y esperanza que Él trae. Concluye invitando a mantener la esperanza a través de abrir los ojos y los sentidos, ya que siempre hay posibilidades de misericordia aunque a veces no lo parezca.
HOMILÍA DEL DOMINGO 2º DE NAVIDAD. DIA 3 DE ENERO DEL 2016
HOMILÍA DOMINGO 1º DE ADVIENTO. CICLO B. DIA 30 DE NOVIEMBRE DEL 2014
1. ESPERANZA Y LUZ: ADVIENTO.
Queridos amigos: las situaciones físicas, psíquicas, políticas, económicas o
religiosas nos dejan, a veces, sin estímulo, sin luz o sin esperanza.
El Señor, a través del tiempo de Adviento (por mediación del símbolo de la luz
en la corona de Adviento), nos quiere ayudar a buscar y encontrar motivos de
esperanza.
Nos invita a abrir los ojos y todos los demás sentidos para vivir con esa
esperanza que nos viene de Dios nuestro Padre. (Isa. 63, 1).
Abramos los ojos para poder acoger, recibir y percibir la alegría de la esperanza.
Abramos los ojos y todos los sentidos para poder experimentar que “somos
pueblo de Dios y que Él nos habla y nos da la mano mientras vamos de camino.
(Sal. 79, 2 -3).
Abramos todos nuestros sentidos para poder confiar, “que el Señor nos
mantendrá firmes hasta el final”. (1ª.Cor. 1, 8 -9).
Abramos todos nuestros sentidos para poder percibir nuestros deseos y los de los
demás, nuestras necesidades y las de los demás, nuestras posibilidades y las que
la vida nos ofrece a través de los acontecimientos y las personas.
Abramos nuestros sentidos para poder descubrir “que siempre hay algo que da
esperanza”: una palabra, un gesto, una sonrisa o una caricia.
Siempre hay una ilusión y un camino por delante que tomar.
Siempre hay una nueva convicción en la que puede haber nueva solución.
Siempre hay “posibilidad de misericordia y de salvación” (Sal. 84, 8), si es que
“nos mantenemos en vela y no nos quedamos dormidos” (Mc. 13, 36 – 37).
Abramos los ojos y todos los sentidos: “el Señor viene y nos trae la salvación y
la esperanza”.
Quien abre los sentidos a la esperanza, no caerá en la tentación de sucumbir ante
“el no hay salida ni esperanza”.
Siempre hay un “más allá: la ESPERANZA”.
“VEN PRONTO, SEÑOR, VEN SALVADOR”.
Gabriel.
1º. Domingo de Adviento. Ciclo. B. Madrid. 30 de Noviembre de 2014.