Luisa de Marillac y cuidado de las personas ancianas
GUIÓN SIN CANCIONES DE LA EUCARISTIA DEL DOMINGO II DE PASCUA. CICLO B. DIA 12 DE ABRIL DEL 2015
1. SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. CICLO B.
DIA 12 DE ABRIL DEL 2015
Monición de entrada
La experiencia en la Resurrección del Señor es el principal motivo que nos reúne,
domingo tras domingo, en la Eucaristía para dar gracias a Dios y escuchar su Palabra.
En el Evangelio vamos a escuchar uno de los actos de fe más profundos, según expresa
Tomás: ¡Señor mío y Dios mío!
Que sea ésta también, hoy y siempre, nuestra oración.
Saludo
Hermanas y hermanos:
¡Que nos acompañe siempre la alegría de la Pascua!
La paz y la vida de Jesucristo, el Señor resucitado, estén con todos vosotros…
Pedimos perdón
No sólo hemos de celebrar la Pascua, durante estos cincuenta días… Tenemos que ser
mensajeros de Pascua, con nuestras vidas…
¿Que tu marido o tu mujer han fallado? Tú tienes la misión de recuperarlo con tu
perdón, no castigándolo con tu silencio, sino haciéndole sentir que tu amor es más
grande que su pecado. Yo entiendo que su pecado te duela y hasta te decepciones, pero
si tú crees en la Pascua y te dejas renovar por el don del Espíritu sentirás que, en vez de
la venganza, surgirá en ti el amor. Y habrás salvado a tu marido.
¿Que el hijo te ha fallado y no responde a tus esperanzas? Castigándolo lo único que
haces es hundirlo y destruirlo más, pero con “la paz esté contigo”, con un “te perdono
porque te amo”, estarás salvando a tu hijo.
¿Que alguien te ha hecho daño? Son lógicos tus sentimientos de malestar y hasta de
sufrimiento, pero ¿logras con ello cambiar la realidad? “Es que no puedo perdonar…”
Estás confesando que tu amor es más pequeño que la ofensa recibida. En cambio con el
perdón, la comprensión y la misericordia sanas al que te ofendió y sanas tu propio
corazón.
Resucitados con Jesús, estamos llamados como Él, a expresar la Resurrección con
nuestro amor y nuestro perdón…
En un momento de silencio le pedimos a Dios que seamos mensajeros de su perdón y de
su paz…
2. Bendición y aspersión del agua:
Con profundo agradecimiento, comenzamos esta Eucaristía recordando el día de nuestro
Bautismo. Desde la fe, recibimos el agua que nos renueva para vivir según el Espíritu de
Dios. Pidámoslo con todo el corazón.
(Música de fondo, melodía del canto de entrada, durante la aspersión…)
Que Dios, Padre de todos nos purifique del pecado y, nos haga participar del banquete
de su Reino. Amén.
Gloria:
Recitemos el himno de alabanza, invocando a Jesucristo, el Señor de la Comunidad
cristiana. Gloria a Dios…
Oración colecta
Dios y Padre nuestro, que has resucitado a Jesús para que nos muestre el camino hacia
ti; acoge a esta comunidad cristiana reunida en tu nombre, y acompáñanos con tu
Espíritu, para que seamos de verdad testigos de la Vida en medio del mundo roto por la
violencia y la muerte. Por NSJC…
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 32-35.
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en
común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los
que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de
los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 117.
R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su
misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R/.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para
contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la
muerte. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha
hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y
nuestro gozo. R/.
3. Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 5, 1-6.
Queridos hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel
que da el ser ama también al que ha nacido de él.
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos
sus mandamientos.
Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus
mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo.
Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que
vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con
agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la
verdad.
PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Aleluya, el Señor resucitó.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31.
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una
casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso
en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado,
así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a
quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los
retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y
los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el
dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó
Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en
mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber
visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los
discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
PALABRA DEL SEÑOR
Homilía
El evangelio que leemos este domingo parece que quiere decirnos que el día de la
resurrección de Jesús, el primer día de la semana, al anochecer, se producía en la
comunidad cristiana un cambio importante. Hasta entonces había sido Jesús el
verdadero protagonista: Jesús curaba a los enfermos, atendía a los pobres, perdonaba a
4. los pecadores, anunciaba a todos la buena noticia del amor de Dios. A partir de ese
momento, Jesús está resucitado y transmite sus poderes y sus tareas a los cristianos. Les
dice: “Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros”. Ahora somos nosotros
los que llevamos entre manos la hermosa tarea que tuvo Jesús; anunciar a todos el amor
de Dios, cuidar de los pobres del mundo, devolver la dignidad a las personas
destrozadas, buscar a los que se pierden, construir fraternidad entre todos los hombres e
incluso hacer milagros, como Jesús.
Seguramente que todo esto nos puede parecer demasiado grande, como les parecía
también a los primeros cristianos. Pensarían: nosotros, que hacemos tantas cosas mal,
¿cómo vamos a repetir la figura asombrosa de Jesús, que es irrepetible? Y pensarían que
no estaban preparados para tomar en sus manos una tarea tan hermosa. Por eso, en
aquella tarde de resurrección, cuenta el evangelio que Jesús “sopló sobre ellos y les dijo:
Recibid el Espíritu Santo”. Este gesto es impresionante. Quiere decirnos el evangelio
que Jesús nos transmitió su Espíritu y desde ese momento ya no vamos solos por la
vida. Algo del Señor ha entrado en nosotros y en nuestras comunidades.
Con frecuencia pensamos que nuestras parroquias y comunidades son sólo la suma de
unos pocos hombres y mujeres con todos sus defectos a cuestas. Pues no son sólo eso.
En nuestras parroquias y comunidades, pequeñas o grandes, también anda el Espíritu de
Jesús. Seguramente haremos muchas cosas mal, pero el Espíritu de Dios también está
entre nosotros dando una eficacia asombrosa a nuestras chapuzas pastorales. Tenemos
los poderes de Jesús. Hasta podemos perdonar pecados. Les decía Jesús a sus
discípulos: “A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará; a quienes se los
retengáis, Dios se los retendrá”. Los creyentes en Jesús llevamos en nuestra vida unas
posibilidades asombrosas, capaces de repetir en nuestro tiempo los milagros de Jesús.
Todos sabemos que aún siguen ocurriendo en las comunidades cristianas cosas
maravillosas, verdaderos milagros. No son habilidades nuestras. Es que Jesús, en
aquella tarde de Resurrección, exhaló su aliento sobre nosotros para que recibiéramos su
Espíritu.
Cuenta el evangelio que Tomás, uno de los doce, no estaba allí cuando ocurrieron estas
cosas y no quería creerlo. Ninguno de nosotros estuvimos allí aquella tarde y también
nos resulta demasiado hermoso para creerlo. ¿Cómo creer que hemos sido enviados a
sacar adelante la misma tarea que tuvo Jesús? ¿Cómo creer que el Espíritu de Jesús anda
en nuestras pobres comunidades cristianas? ¿Cómo creer que tenemos poderes tan
maravillosos, si nos vemos tan pobres, tan inseguros y tan llenos de errores? Jesús decía
a Tomás: “¿Crees porque has visto? Dichosos los que creen sin haber visto”. Nosotros
no estuvimos allí. No pudimos ver al Señor con los ojos de la cara, pero también
creemos que Jesús está vivo y anda con nosotros en nuestras comunidades cristianas
produciendo cosas asombrosas. El Señor resucitado vive entre nosotros.
5. CREDO
Desde nuestra fe vacilante, nos unimos en comunidad proclamando juntos nuestra fe…
ORACIÓN DE LOS FIELES
Por medio de Jesús, el Señor, y movidos por el Espíritu, presentamos a Dios nuestro
Padre nuestra oración, diciendo: ¡Señor, danos tu paz!
– Para que en la Iglesia seamos creadores de vida y de esperanza, de fuerza y ánimo
para cuantos viven abatidos.
Oremos.
– Por los pueblos de la tierra que sufren la injusticia, el subdesarrollo, y la falta de
respeto a los derechos humanos
para que les hagamos llegar los frutos de la Pascua liberadora
de Cristo. Oremos.
– Por los que viven marcados por el sufrimiento, el fracaso y la miseria para que la
presencia resucitadora de Jesús los
vivifique. Oremos
– Para que nuestra comunidad parroquial alegre por la experiencia de Jesús Resucitado,
anuncie siempre el triunfo del amor, de la verdad y del bien. Oremos.
Oración: Danos tu Paz, Señor, que nos haga vivir en tu Amor. Por Jesucristo.
Presentación de ofrendas
Pan y vino: El pan y el vino son tu respuesta para cuando estamos un poco cortos de
vista y te preguntamos ¿dónde estás, Señor?
Velas: Las velas son hoy las que iluminan nuestro alrededor con esa luz que no da el sol
ni la electricidad, y que nos ayuda a reconocerte en medio de un mundo en el que poca
gente sabe verte.
Gafas: Estas gafas que sirven para ver mejor el mundo representan esas otras gafas
invisibles que tenemos que poner en nuestro interior para poder reconocer a Jesús
resucitado.
Padrenuestro
Padre Santo, nos conmueve el regalo de la fe
y nos sorprende cuando se propaga cuando la vivimos.
6. Porque deseamos que todos te alaben unimos nuestras voces para decirte: Padre
nuestro…
Nos damos la paz
Jesús Resucitado se presenta a los apóstoles con este saludo: “Paz a vosotros”: Este es
también nuestro mejor deseo para todos.
Comunión
Cristo resucitado nos reúne en comunidad de fe, se hace comunión con nosotros y nos
estrecha en comunión con los demás. Dichosos los invitados a la Mesa del Señor…
Oración
No tengáis miedo
Si sois hombres tentados por el miedo,
si lo nuevo os aterra,
si os habéis acostumbrado a la rutina,
si no sabéis por dónde vais,
si os espanta todavía la cruz…
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo
y camina, como Señor,
delante de vosotros!
Si vuestros ojos se llenan de sueño,
si no veis nada detrás de las cosas,
si la realidad sólo es lo que veis,
si buscáis y sólo encontráis la frialdad del silencio,
si clamáis y Dios no os responde al instante…
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo!
y camina, como Señor,
delante de vosotros!
Si el cansancio os abruma,
si la palabra no os dice nada,
si las palabras os faltan,
7. si no encontráis las razones de vivir tantas veces buscadas,
si habéis perdido la ilusión,
si ya todo es noche sin chispa de luz…
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo
y camina, como Señor,
delante de vosotros!
Si sentís el corazón triste, si ya no veis las flores,
si sólo escucháis cantos de derrota,
si ya no quedan lágrimas en vuestro lagrimal,
si tenéis ya la ventana abierta para arrojarlo todo,
si ya no hay esperanza para vuestra desesperanza…
¡No tengáis miedo!
¡Está vivo
y camina, como Señor,
delante de vosotros!
Bendición:
Hermanos, el Señor se ha hecho presente hoy en medio de nosotros. Como a los
primeros seguidores suyos, nos ha concedido saborear el amor de la comunidad y nos ha
dado su gracia y su paz. Salgamos ahora a nuestros ambientes y a nuestras tareas,
llevando nuestra experiencia, para que los hombres puedan descubrir que Jesús ha
resucitado y merece la pena confesarle como el único Señor. Para ello que la bendición
de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén
Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.
Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.