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Historia del Pensamiento Ambiental
Capitulo 1. África
Hace cinco millones de años un tipo de homínido, antepasado cercano del ser humano,
habitaba el sur y el este de África. Hace 1,5 millones de años este homínido fabricante de
herramientas evolucionó hacia formas más avanzadas: el Homo habilis y el Homo erectus.
El primer hombre que existió en África, el Homo sapiens, data de hace más de 200.000
años. Cazador y recolector, capaz de realizar toscas herramientas de piedra, el Homo
sapiens se asociaba con otros de su especie para formar grupos nómadas; finalmente estos
pueblos bosquimanos nómadas se extendieron por todo el continente africano. El proceso
de diferenciación racial data del año 10.000 a. C. La creciente población negroide, que
dominaba la domesticación de animales y la agricultura, expulsó a los grupos bosquimanos
hacia las zonas más inhóspitas. En el siglo I, el pueblo bantú, uno de estos grupos
dominantes, comenzó una migración que duró 2.000 años y pobló la mayor parte de África
central y meridional. Las sociedades negroides dependían de la agricultura de subsistencia
o, en las sabanas, del pastoreo. La organización política era, en general, local, aunque más
tarde se desarrollarían reinos en África occidental y central.
La primera gran civilización africana comenzó en el valle del Nilo en el 5000 a. C.
aproximadamente. Estos asentimientos, que dependían de la agricultura, se beneficiaron
de las crecidas del Nilo como fuente de regadío y nuevos terrenos. La necesidad de
controlar la corriente del Nilo produjo finalmente una compleja y bien estructurada
nación, con elaborados sistemas políticos y religiosos. El reino de Egipto se desarrolló e
influyó en las sociedades mediterráneas y africanas durante miles de años. La fabricación
de utensilios de hierro se extendió hacia el sur, desde Egipto, alrededor del año 800 a.C.
Las ideas de monarquía real y de organización estatal también fueron exportadas, en
particular a zonas vecinas como Kush y Punt. El reino cusita del este, Meroë, fue
reemplazado en el siglo IV por Aksum, que se transformó en Etiopía.
Durante un periodo que transcurrió entre finales del siglo III a.C. y principios del siglo I,
Roma conquistó Egipto, Cartago y otras áreas del norte de África, que se convirtieron en
los graneros del Imperio romano. El Imperio fue dividido en dos partes en el siglo IV.
Todos los territorios al oeste de Libia siguieron perteneciendo al Imperio de
Occidente, controlado por Roma, y los territorios al este, incluido Egipto, pasaron a
formar parte del Imperio bizantino, gobernado desde Constantinopla. En esta época
la mayoría de la población se había convertido al cristianismo. En el siglo V los
vándalos, una tribu germánica, conquistaron gran parte del norte de África. Los reyes
vándalos gobernaron hasta el siglo VI, cuando fueron derrotados por las fuerzas
bizantinas y el área fue absorbida por el Imperio de Oriente.
La era de los imperios y las ciudades-estado
Los ejércitos islámicos invadieron África tras la muerte de Mahoma en el 632 y
rápidamente vencieron la resistencia bizantina en Egipto.
El Islam
Los 5 pilares
1. La creencia en un solo y único Dios
2. La oración diaria viendo hacia la Meca, el lugar sagrado de los creyentes
musulmanes
3. La obligación de los ricos de dar limosna a los pobres
4. La peregrinación, al menos una vez en la vida, a la Meca.
5. Hacer ayuno en los días santos musulmanes.
El norte de África
Desde sus bases en Egipto, los árabes invadieron los reinos bereberes del oeste y en el
siglo VIII conquistaron Marruecos. Mientras que los bereberes de la costa se convirtieron
al Islam, muchos otros se retiraron a los montes Atlas y al interior del Sahara. La minoría
árabe estableció un reino autocrático en Argelia y Marruecos. Los reinos cristianos de
Alwa y Makuria en Sudán fueron conquistados; sólo el reino cristiano de Nobatia fue lo
suficientemente fuerte como para resistir a los invasores, y forzar la firma de un tratado
que mantuvo su independencia durante 600 años. Los árabes permanecieron como la
minoría gobernante durante varios siglos.
El comercio a través del Sahara se hizo frecuente durante el siglo VIII. Los guías de
caravanas y los maestros religiosos traspasaron sus valores políticos, religiosos y sociales
a los pueblos de las rutas de comercio. Anteriormente, los invasores musulmanes del
Yemen rechazaron a los pueblos de la costera Aksum hacia el interior y establecieron una
serie de ciudades-estado como Adal y Harar. El mar Rojo pertenecía ahora a los
comerciantes musulmanes.
Varias dinastías rivales surgieron en la costa norte africana. En el siglo VIII los
musulmanes norteafricanos conquistaron la mayor parte de la península Ibérica, y durante
siglos intentaron ataques y expediciones de conquista a la Europa cristiana. Ya antes de
las Cruzadas algunos reinos islámicos muy civilizados dominaban el sur y el este del
Mediterráneo. En el siglo XIV el Sudán cristiano sucumbió ante los ejércitos mamelucos
de Egipto. Los turcos otomanos conquistaron Egipto en 1517 y durante los cincuenta años
siguientes establecieron un control nominal sobre la costa norteafricana. El poder real, sin
embargo, permaneció en manos de los mamelucos, que gobernaron Egipto hasta que
fueron derrotados por Napoleón Bonaparte en 1798. Los etíopes fueron invadidos por los
ejércitos del sultanato de Adal, pero derrotaron en 1542 a los musulmanes con la ayuda
de Portugal.
Reinos de África occidental
En África occidental surgieron una serie de reinos de raza negra cuya base económica
yacía en el control de las rutas comerciales transaharianas. Se enviaban al norte oro,
nueces de kola y esclavos a cambio de ropas, utensilios y sal.
Ghana
El primero de estos reinos, Ghana, comenzó a existir el siglo V en lo que hoy es el sureste
de Mauritania; su capital, Kumbi Saleh, ha sido excavada en tiempos modernos. Ya en el
siglo XI, los ejércitos de Ghana, equipados con armas de hierro, se adueñaron de las rutas
de comercio que se extienden desde el actual Marruecos a los bosques costeros de África
occidental al sur. Los bereberes nómadas de la confederación sanhaja (la actual
Mauritania central) formaban el nexo principal entre Ghana y el norte. Una vez que los
árabes consiguieron controlar las costas del noroeste, comenzaron a explotar estas rutas
comerciales. A principios del siglo XI había consejeros musulmanes en la corte de Ghana,
y los mercaderes musulmanes vivían en grandes barrios de extranjeros desde los que
dirigían un comercio a gran escala muy lucrativo. En el siglo XI, Ghana fue destruida por
los almorávides, una belicosa facción musulmana fundada entre los bereberes sanhaja. A
principios del siglo XI se alzaron en guerra santa (yihad) y controlaron las rutas de
caravanas del Sahara. Entonces el movimiento se separó; un grupo avanzó hacia el norte
para conquistar Marruecos y España, mientras que el otro se dirigió al sur para destruir
(en el año 1076) la capital de Ghana. Durante el siglo siguiente el pueblo Soso de Futa
Yallon, anteriormente vasallos de Ghana, tomó el control del área, pero fueron
conquistados a su vez por los pueblos de Mali en el año 1240 aproximadamente.
Mali y Songay
En el centro de las cuencas altas de los ríos Senegal y Níger, Mali evolucionó a principios
del siglo XI a partir de un grupo de las tribus mande. A mediados del siglo XIII, el reino
comenzó un periodo de expansión bajo el vigoroso monarca Sundiata. Se supone que
poco después los gobernantes de Mali se convirtieron al Islam. El imperio de Mali
alcanzó su punto culminante bajo el mansa (rey) Musa, que condujo una peregrinación a
La Meca en 1324-1325, inició relaciones diplomáticas con Túnez y Egipto, y llevó a
varios eruditos y sabios musulmanes a su imperio; a partir de la época de Mansa Musa,
Mali apareció en los mapas de Europa. Después de 1400, el imperio decayó y Songay se
convirtió en el reino más importante del Sudán occidental. Aunque Songay data de antes
del siglo IX, su gran periodo de expansión se produjo con el reinado de Sunni Alí y Askia
Muhammad. Durante el reinado de este último el Islam prosperó en la corte, y Tombuctu
se convirtió en el mayor centro de la cultura musulmana, famoso por su universidad y su
mercado de libros. Atraídos por su riqueza, los ejércitos de al-Mansur de Marruecos
destruyeron la capital de Songay, Gao, en 1591. Tras la caída de Songay, varios reinos
pequeños -Macina, Gonja, Ségou, Kaarta- intentaron dominar el oeste del Sudán, pero las
luchas continuas y el declive económico fueron los únicos resultados.
Los reinos de Hausa y Kanem-Bornu
Al este de Songay, entre el río Níger y el lago Chad, surgieron las ciudades-estado de
Hausa y el imperio de Kanem-Bornu. Los reinos hausa (Biram, Daura, Katsina, Zaria,
Kano, Rano y Gobir) nacieron antes del siglo X. Después de la desaparición de Songay,
el comercio transahariano se trasladó al este, donde cayó bajo el control de Katsina y
Kano. Éstos se convirtieron en los centros de un floreciente comercio y vida urbana. Al
parecer, el Islam fue introducido en los reinos hausa en el siglo XIV desde Kanem-Bornu.
Este último imperio existía en el siglo VIII como un impreciso reino intermedio al norte y
al este del lago Chad. En un principio fue gobernado por un pueblo nómada, los zaghawa,
pero fueron reemplazados por una nueva dinastía, los saifawa, que reinó desde el año 800
hasta el año 1846 aproximadamente. Los nuevos soberanos se convirtieron al Islam en el
siglo XI. A finales del siglo XIV se trasladaron a la región de Bornu, y la zona anterior,
Kanem, fue conquistada por el pueblo bulala procedente del sur. El soberano bornu más
conocido fue Mai Idris Alooma (reinó entre 1580-1617 aproximadamente), que introdujo
armas de fuego compradas a los turcos otomanos. En su momento de esplendor, Kanem-
Bornu controló las rutas saharianas hacia Egipto, pero a mitad del siglo XVII ya había
comenzado su decadencia.
La expansión del Islam
Durante el periodo de los grandes imperios sudaneses la vida de los agricultores y
pescadores prácticamente no cambió; sólo las clases dirigentes disfrutaban de las
importaciones y los artículos de lujo. Los agricultores vivían en economías de subsistencia,
sujetos a los impuestos periódicos y a las ocasionales incursiones en sus aldeas en busca de
esclavos. El Islam se asociaba con los grandes centros urbanos y era la religión de la clase
dirigente y de los residentes extranjeros. Sin embargo, antes del final del siglo XV, los
árabes nómadas kunta empezaron a predicar, y durante la mitad del siglo XVI la hermandad
qadiriyya, a la que pertenecían, comenzó a extender el Islam por todo Sudán occidental.
Aproximadamente en la misma época, los fulani, un pueblo nómada y pastor, se trasladaron
lentamente hacia el este desde la región de Futa Toro, en Senegal, ganando adeptos para el
Islam. Durante este periodo, el Islam se convirtió en una religión personal más que en una
mera religión de estado. De hecho, el Islam parece haber declinado entre las clases
dirigentes y dinastías no musulmanas que gobernaron en antiguos centros musulmanes
hasta el siglo XVIII. Los movimientos islámicos de reforma y renacimiento comenzaron
entre los pueblos fulani, mandingo, soso y tukolor.
Las viejas dinastías fueron derrocadas y se crearon reinos teocráticos que extendieron el
Islam a nuevas áreas. En los reinos hausa, Shehu Usuman dan Fodio, un maestro
musulmán, encabezó la rebelión de los fulani, que entre los años 1804 y 1810 derrocó a
los monarcas hausa y estableció nuevas dinastías. Sin embargo, un intento de conquistar
Bornu fue resistido con éxito por el líder religioso al-Kanemi. El nuevo imperio fulani fue
dividido en un principio entre el hermano de Shehu, Abdullahi, y su hijo, Muhammad
Bello, pero, después de 1817, Muhammad y sus sucesores fueron sus únicos señores.
Seku Ahmadu, un musulmán fulani, creó otro reino teocrático en Macina, en 1818.
Durante su reinado desarrolló un imperio que abarcaba toda la región del río Níger, desde
Jenne hasta Tombuctu. Tras su muerte en 1844 su hijo tomó el poder, pero en 1862
Macina cayó ante otro reformador musulmán, al-Hajj Umar, que creó el vasto imperio
tukolor, en la región de Senegambia, antes de su muerte en 1864.
Reinos de África oriental
Los primeros restos de la historia de África oriental aparecen en el periplo del mar de
Eritrea (c. 100), que describía la vida comercial de la región, así como sus lazos con el
mundo más allá de África. Inmigrantes indonesios llegaron a Madagascar durante el primer
milenio con nuevos productos alimentarios, sobre todo bananas, que pronto se difundieron
por todo el continente. Pueblos de habla bantú que se establecieron en el interior, formaron
reinos basados en el clan y absorbieron a los pueblos bosquimanos y nilóticos que
ocupaban las llamadas áreas interlacustres, o entre lagos, más al interior. Los colonos
árabes ocuparon la costa y establecieron ciudades comerciales. Marfil, oro y esclavos eran
las principales exportaciones. Ya en el siglo XIII se habían creado algunas notables
ciudades-estado. Entre estos reinos zenj se puede citar a Mogadiscio, Malindi, Lamu,
Mombasa, Kilwa, Pate y Sofala. La cultura urbana swahili se desarrolló gracias al
intercambio mutuo de hablantes bantúes y árabes. Las clases gobernantes eran de
ascendencia afro-árabe; las masas eran bantúes, muchos de ellos esclavos. Estas ciudades-
estado mercantiles estaban orientadas hacia el mar, y su impacto político en los pueblos del
interior fue mínimo hasta el siglo XIX.
Los avanzados y complejos reinos de los lagos empezaron su desarrollo en el siglo XIV.
Poco se sabe de su historia primitiva. Una de las teorías afirma que los pueblos cusitas de
las montañas etíopes llegaron a dominar a las tribus bantúes. Se cree que otros cusitas
fueron los antepasados de los pueblos tutsi de la actual Tanzania, Ruanda y Burundi.
Entre los lagos Victoria y Eduardo, los primeros reinos gobernados por los bachwezi
florecieron antes del año 1500, época en la que fueron suplantados por la primera ola de
pueblos luo, que emigraron del Sudán. Los nuevos inmigrantes adoptaron las lenguas
bantúes en el país de Bunyoro, pero en Acholiland, Alurland y el país de Lango (toda la
actual Uganda) conservaron su propio lenguaje. Más tarde se crearon nuevos reinos, entre
ellos Bunyoro, Ankole, Buganda y Karagwe. De estos reinos, Bunyoro fue el más
poderoso hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Entonces Buganda comenzó a
expandirse, y sus ejércitos hicieron incursiones por extensas zonas. El reino de Buganda
creó una burocracia compleja y centralizada, en la que los jefes de distrito y subdistrito
eran designados por el kabaka („rey‟).
Más al sur, en Ruanda, los bachwezi (llamados alternativamente bututsi o bahima en esta
zona) fundaron una aristocracia de pastores de ganado que gobernó a los pueblos bantúes
a partir del siglo XVI.
Reinos centroafricanos
Los reinos centroafricanos son aún menos conocidos que los interlacustres. En la sabana
del Congo, al sur de los bosques tropicales, pueblos de habla bantú establecieron
comunidades agrícolas a comienzos del siglo IX. En algunos lugares se desarrolló el
comercio a larga distancia con la costa oriental; el cobre y el marfil eran las principales
exportaciones. Durante el siglo XIV se estableció el reino del Congo, que dominaba una
zona de la actual Angola entre los ríos Congo y Loge y desde el río Kwango al Atlántico,
con un elaborado sistema político, con gobernadores provinciales y un rey elegido de
entre los descendientes del rey fundador, Wene. En la zona entre el Kasai superior y el
lago Tanganica, se organizaron varios reinos en el año 1500 aproximadamente, y
formaron el imperio luba. Su fundador, Kongolo, sometió a varios pueblos pequeños de la
región y los usó como base para ulteriores conquistas. Sin embargo, el imperio no
desarrolló mecanismos centralizadores, así que las luchas dinásticas y los reinos
separatistas fueron un problema continuo. En el año 1600, aproximadamente, uno de los
hijos más jóvenes de la dinastía abandonó el reino y fundó el imperio lunda. El reino
lunda pronto se separó, y miembros de la dinastía real se fueron para fundar nuevos
reinos como Bemba, Kasanje y Kazembe. Este último se convirtió en el reino más
poderoso y grande de los luba-lunda, y entre 1750 y 1850 dominó Katanga del sur y parte
de la meseta de Rhodesia.
Se cree que los pueblos de habla bantú que se trasladaron al este desde la región del
Congo, durante el primer milenio, asimilaron a los pueblos neolíticos nativos. Más tarde,
los inmigrantes bantúes, llamados karanga, fueron los antepasados del actual pueblo
shona. Los karanga comenzaron a construir el Gran Zimbabwe, un impresionante edificio
de piedra que albergaba a la corte real. También formaron el imperio Monomotapa, que
obtuvo su riqueza gracias a la minería de oro a gran escala y alcanzó su máximo
esplendor durante el siglo XV.
Reinos surafricanos
Antes del siglo XIX, los pueblos de habla bantú habían expulsado o admitido a sus
predecesores de África del Sur y habían establecido varios reinos sedentarios. A principios
del siglo XIX, la presión de la población y el hambre provocó una serie de guerras y
migraciones a gran escala a través de África meridional y central. Comenzaron en 1816,
cuando el rey zulú Shaka desarrolló nuevas técnicas militares y se embarcó en guerras de
conquista contra los pueblos vecinos. Las tribus derrotadas por los zulúes emigraron del
sureste de la actual Sudáfrica y, al reorganizar sus técnicas de combate tomando como
modelo las de los zulúes, arrollaron a pueblos más distantes, que, en consecuencia, se
vieron forzados a buscar nuevos hogares. Los ndwandwe, guiados por su jefe Sobhuza, se
dirigieron al norte y establecieron el reino de Swazi a partir del año 1820. Los ngoni
también fueron al norte y avanzaron a través del actual Mozambique y más allá del lago
Malawi, donde, en 1848 aproximadamente, se dividieron en cinco reinos, que lucharon
intensamente entre el lago Victoria y el Zambezi. Otro grupo, dirigido por Soshangane,
emigró al sur de Mozambique, donde fundaron el reino de Gaza cerca del año 1830. Los
kololo emigraron al norte hacia Barotseland y comenzaron una lucha por el poder con el
pueblo local, los lozi. Los ndebele fueron al oeste (1824-34) y después al norte (1837),
hasta lo que hoy es Zimbabwe, y fundaron un reino en Matabeleland.
Comienzo del imperialismo europeo
El primer esfuerzo continuado de los europeos con respecto a África se desarrolló gracias
al interés de Enrique el Navegante, príncipe de Portugal. Fueron enviadas numerosas
expediciones después de 1434, cada una aumentando el conocimiento europeo sobre la
costa sur, hasta que, en 1497-1498, Vasco da Gama rodeó el cabo de Buena Esperanza y
llegó a la India.
Las expediciones portuguesas fueron impulsadas por varios motivos: el deseo de
conocimiento y de llevar el cristianismo a los pueblos paganos, la búsqueda de aliados
potenciales contra la amenaza musulmana y la esperanza de encontrar rutas de comercio
lucrativas y fuentes de riqueza. Más tarde, dondequiera que portugueses, ingleses,
franceses y holandeses pasaban, alteraban las estructuras vigentes de la vida comercial y
política y cambiaban los sistemas económicos y religiosos.
Rutas comerciales
Los portugueses establecieron una cadena de colonias comerciales a lo largo de la costa
africana occidental. El Mina, fundada en la Costa de Oro (actual Ghana) en 1482, fue la
más importante; de hecho, fue la única en la Costa de Oro y las áreas de Congo y Luanda
en donde el comercio fue realmente lucrativo. Oro, marfil, productos alimentarios y
esclavos africanos se intercambiaron por armas de fuego, tejidos y alimentos. El comercio
portugués atrajo a los rivales comerciales europeos, que en el siglo XVI crearon sus
propios puestos e intentaron captar el comercio existente. En África occidental el nuevo
comercio tuvo efectos profundos. Las antiguas rutas comerciales habían estado orientadas
al norte a través del Sahara, sobre todo hacia el mundo musulmán. Ahora las rutas fueron
reorganizadas hacia la costa y la importancia económica de los reinos de la sabana entró
en decadencia, mientras que los reinos de la costa incrementaron su riqueza y poder.
Pronto se entablaron luchas entre los pueblos costeros por el control de las rutas
comerciales y para acceder a las nuevas armas de fuego traídas de Europa.
El comercio de esclavos
Con el auge del comercio de esclavos para las Américas, las guerras por el control del
comercio africano se hicieron más intensas. Durante los cuatro siglos de trata de esclavos,
un número incalculable de africanos fueron víctimas de este tráfico de vidas humanas. La
mayoría fueron capturados por otros africanos e intercambiados por distintos artículos. El
primer reino importante que se benefició del comercio de esclavos fue Benín, al oeste de
la actual Nigeria, fundado en el siglo XV. Al final del siglo XVII había sido sustituido
por los reinos de Dahomey y Oyo. A mediados del siglo XVIII, el pueblo ashanti
comenzó su auge como el mayor poder del África occidental. Bajo el asantehene „rey‟
Osei Kojo (que reinó entre 1764-77), los ejércitos ashanti comenzaron a presionar en
dirección sur hacia las estaciones o puestos comerciales europeos de la Costa de Oro.
Aunque no pudieron limpiar la ruta de intermediarios, se aseguraron un abastecimiento
estable de armas de fuego, que usaron para expandirse hacia el norte y disputar sus
fronteras orientales con Dahomey. Más al este, el reino yoruba de Oyo se debilitaba a
finales del siglo XVIII, lo que provocó la guerra civil y la intervención de las fuerzas
fulani desde el norte y un incremento en la cantidad de esclavos disponibles para el
comercio. En el año 1835 aproximadamente, la capital imperial, Old Oyo, fue
abandonada, pero en la batalla de Oshogbo (c. 1840) los fulani fueron expulsados. Las
guerras civiles se extendieron hasta 1893, cuando el poder yoruba se dividió en varios
reinos competidores.
Durante la última parte del siglo XVIII, la opinión pública en Gran Bretaña se volvió en
contra del comercio de esclavos. Debido a la decisión de Mansfield de 1772, que liberaba
a los esclavos en Gran Bretaña, se planteó la posibilidad de crear una colonia africana de
antiguos esclavos. El primer intento (1787-90), en la bahía de San Jorge (actualmente
Sierra Leona), fracasó; los abolicionistas lo intentaron una segunda vez y en 1792
fundaron Freetown en la misma zona. Cuando los británicos declararon ilegal el comercio
de esclavos para los ciudadanos británicos en 1807, consideraron que Freetown era la
base adecuada para las operaciones navales contra tal comercio y, en 1808, Sierra Leona
fue convertida en una colonia de la Corona. El ejemplo de Sierra Leona atrajo a los
estadounidenses, interesados en la colonización del África negra, y a principios de 1822
la Sociedad de Colonización Estadounidense logró establecer su colonia, Liberia, en las
cercanías de cabo Mesurado.
La expansión británica
El deseo británico de acabar con el comercio de esclavos se basó en los intentos de
reorganizar el comercio africano hacia otras exportaciones (como el aceite de palma), en
aumentar la actividad misionera y en imponer la jurisdicción del gobierno británico sobre
propiedades que habían pertenecido a comerciantes británicos. Tales acciones
involucraron con frecuencia a Gran Bretaña, por descuido, en luchas con los reinos
africanos y condujeron a que asumiera la soberanía de ciertos territorios africanos. En
1821, el gobierno británico tomó el control de una serie de fuertes en la Costa de Oro.
Debido a una serie de malentendidos, la primera de varias guerras entre los ashanti y los
británicos ocurrió entre 1823 y 1826; estos conflictos se sucederían intermitentemente
hasta fin de siglo. Aunque el gobierno británico renunció al control de los fuertes en
1828, volvió a asumir la jurisdicción en 1843. En cambio, la autoridad británica sobre los
ashanti no quedó firmemente establecida hasta 1900. En el delta del Níger, la abolición
británica de la esclavitud obligó a sustituir la trata de esclavos por el comercio de aceite
de palma; para ello, Gran Bretaña precisaba un puerto cercano. Además, los británicos
estaban ansiosos por eliminar a los intermediarios de los reinos del delta, tales como
Calabar, Bonny y Brass. En 1852 los británicos obligaron al gobernante de Lagos a
aceptar su protección y así, en 1861, Lagos fue convertido en una colonia de la Corona.
África oriental y central
En el centro y el este de África el impacto europeo fue diferente. Cuando los portugueses
llegaron a las costas del Congo y Angola, a partir de 1480, se aliaron rápidamente con los
soberanos del Congo, que se convirtieron al cristianismo, e intentaron crear un estado
occidentalizado. Este objetivo se frustró, sin embargo, por las guerras civiles y la
introducción del comercio de esclavos. La región pronto quedó inmersa en luchas y
durante el siglo XVI el reino se derrumbó. Más al sur, los portugueses fundaron Luanda
en 1575 como base para penetrar en el interior de Angola; de aquí salieron casi la mitad
de todos los esclavos enviados a las Américas. Cuando alcanzaron la costa este de África,
los portugueses intentaron cortar las conexiones comerciales con el mundo musulmán. En
el proceso, gran número de ciudades-estado fueron destruidas, otras ocupadas y toda la
zona entró en decadencia económica. Después de que los portugueses fueran expulsados
definitivamente de Mombasa en 1698, la costa volvió a tener un gobierno nativo, pero
durante el siglo XVIII los gobernantes de Omán establecieron al menos un control
nominal. A comienzos del siglo XIX, el sultán Sayyid Said, gobernante de Omán,
transfirió su capital a Zanzíbar, que le sirvió de base para fortalecer su control sobre la
costa y penetrar al interior para comerciar con los reinos interlacustres. Los esfuerzos
británicos por regular el comercio de esclavos de África oriental condujeron, en 1822, a
un tratado que prohibía la venta de esclavos a súbditos de reinos cristianos. Sin embargo,
el comercio de esclavos continuó muy activo, debido al gran número de africanos
secuestrados para hacer frente a la demanda de esclavos en las plantaciones de clavo de
Zanzíbar y los mercados de esclavos del Medio este estadounidense.
La llegada de los portugueses a Etiopía había ayudado a evitar la conquista musulmana.
En 1542 una fuerza combinada de etíopes y portugueses derrotó al ejército musulmán, y
los etíopes reconquistaron gran parte de su territorio perdido. Sin embargo, tras las
disputas doctrinales entre los eclesiásticos coptos y los jesuitas portugueses, los
portugueses fueron expulsados en 1632. Etiopía pasó una época de aislamiento y, ya en el
siglo XVIII, la monarquía se derrumbó. Desde 1769 a 1855, Etiopía soportó la „edad de
los príncipes‟, durante la cual los emperadores eran gobernantes títeres, controlados por
los poderosos nobles provinciales. Dicha era acabó con la coronación del emperador
Theodore II, un jefe menor que llegó al trono tras derrotar a sus rivales. Véase Etiopía.
Sudáfrica
Aunque los portugueses ignoraron Sudáfrica durante mucho tiempo, sus rivales, los
holandeses, comenzaron en 1652 a desarrollar el área como una estación en la ruta a las
Indias orientales. Durante un corto periodo, los colonos fueron animados a establecerse
alrededor de Ciudad de El Cabo, al tiempo que empezaba a desarrollarse una nueva cultura
y pueblo, los bóers o afrikáners. A pesar de la resistencia del gobierno iniciaron una
inmigración hacia el interior en busca de mejores tierras y, después de 1815, para escapar
del control del gobierno británico. Mientras avanzaban hacia el interior, se encontraron con
los zulúes y otros pueblos bantúes en su expansión hacia el sur. El resultado fue una serie
de guerras por la tierra. En el curso de sus migraciones, los bóers fueron los primeros
blancos en explorar el interior de África.
A finales del siglo XVIII, el interés científico y la búsqueda de nuevos mercados
comenzó a estimular una era de exploraciones. El explorador británico James Bruce
alcanzó las fuentes del Nilo Azul en 1770; su compatriota Mungo Park exploró (en 1795
y 1805) el curso del río Niger; el explorador alemán Heinrich Barth viajó extensamente
por el oeste del Sudán musulmán; el misionero escocés David Livingstone exploró el río
Zambezi y en 1855 bautizó las cataratas Victoria; los exploradores británicos John
Hanning Speke y James Augustus Grant, río abajo, y sir Samuel White Baker, río arriba,
resolvieron el misterio de la fuente del Nilo en 1863. A los exploradores les siguieron (y
en algún caso precedieron) los misioneros cristianos y, más tarde, los comerciantes
europeos.
La política europea
A medida que crecía el interés europeo por África, las dificultades de sus gobiernos se
incrementaban. Los franceses comenzaron la conquista de Argelia y Senegal a partir de
1830, pero la ocupación sistemática del África tropical no comenzó hasta la segunda mitad
del siglo. Al penetrar al interior de África, ciudadanos y administradores europeos
encontraron resistencia por parte de los pueblos dominantes y fueron bienvenidos por los
pueblos subordinados que buscaban aliados o protectores. Desde 1880 a 1905,
aproximadamente, buena parte de África fue dividida entre Bélgica, Francia, Alemania,
Gran Bretaña, Italia y Portugal. En 1876 el rey Leopoldo II de Bélgica estableció la
Asociación Internacional del Congo, una compañía privada, para explorar y colonizar la
región. Su principal agente en esta tarea fue sir Henry M. Stanley. En 1884 la intensa
rivalidad de las potencias europeas, deseosas de conseguir más territorios africanos, y las
mal definidas fronteras de sus diversas posesiones amenazaron las relaciones
internacionales. Entonces se convocó una conferencia a la que las naciones de Europa,
junto con Estados Unidos, enviaron delegados.
En la Conferencia de Berlín (1884-85) las potencias definieron sus zonas de influencia y
establecieron reglas con vistas a la futura ocupación de la costa de África y para ordenar
la navegación en los ríos Congo y Níger. Entre las importantes disposiciones del Acta de
Berlín había una que obligaba a las potencias que adquirieran un nuevo territorio en
África, o asumieran un protectorado sobre cualquier parte del continente, a notificarlo al
resto de las potencias signatarias. Durante los quince años siguientes se negociaron
numerosos tratados entre las naciones europeas para ejecutar y modificar las
disposiciones de la conferencia. Gran Bretaña firmó en 1890 dos tratados de este tipo. El
primero, con Alemania, demarcaba las zonas de influencia de las dos potencias en África.
El segundo tratado, con Francia, reconocía los intereses británicos en la región
comprendida entre el lago Chad y el río Niger y admitía la influencia francesa en el
Sahara. Otros acuerdos, en especial los que firmaron Gran Bretaña e Italia en 1891,
Francia y Alemania en 1894 y Gran Bretaña y Francia en 1899, clarificaron aún más las
fronteras entre las posesiones africanas de Europa.
La resistencia africana
Ningún reino africano había sido invitado a la Conferencia de Berlín y ninguno firmó estos
acuerdos. Siempre que fue posible, los africanos se opusieron a las decisiones tomadas en
Europa en el momento de ser aplicadas en suelo africano. Los franceses afrontaron una
revuelta en Argelia en 1870 y la resistencia a sus esfuerzos por controlar el Sahara (1881-
1905). En el Sudán occidental, el gobernante mandinka Samory Toure y Ahmadu, el hijo y
sucesor de AlHajj Umar, del reino tukolor, intentaron mantener su independencia. Sin
embargo, ambos fueron derrotados por los franceses (Ahmadu en 1893 y Samory cinco
años más tarde). Dahomey fue ocupado por las fuerzas francesas en 1892, y la región de
Wadai fue la última en caer bajo la dominación francesa, en 1900. Los administradores
británicos encontraron una resistencia similar por parte de los bóers en Sudáfrica durante
los periodos 1880-81 y 1899-1902. Los colonos británicos y bóers conquistaron el país de
Matabele en 1893, y tres años más tarde los matabele (ndebele) y sus subordinados, los
shona, se revelaron. Estallaron revueltas en Ashantiland en 1893-94, 1895-96 y 1900, y en
Sierra Leona en 1897. Los reinos fulani de Mausa se resistieron a la conquista británica
(1901-03). Sokoto se sublevó en 1906. Los alemanes se enfrentaron a la insurrección herero
(1904-08) de África del Sudoeste y a la revuelta de la tribu maji maji (1905-07) en
Tanganica. Sólo los etíopes, bajo el emperador Menelik II (que reinó de 1889 a 1911),
tuvieron éxito en su resistencia a la conquista europea, al aniquilar una fuerza
expedicionaria italiana en la batalla de Adua (Aduwa) en 1896.
Incremento del desarrollo
Una vez que los territorios fueron conquistados y pacificados, las administraciones
europeas comenzaron a desarrollar sistemas de transporte, de manera que las materias
primas destinadas a la exportación pudieran ser embarcadas con mayor facilidad en los
puertos, y a establecer sistemas de impuestos que iban a obligar a los agricultores de
subsistencia a plantar cultivos rentables o a dedicarse al trabajo migratorio. El comienzo
de la I Guerra Mundial interrumpió ambos esfuerzos políticos ya encauzados. Durante el
curso de la guerra, los territorios alemanes del oeste y sudoeste de África fueron
conquistados y más tarde, bajo el mandato de la Sociedad de Naciones, fueron repartidos
entre las distintas potencias aliadas. Miles de africanos lucharon en la guerra o sirvieron
como porteadores para las fuerzas aliadas. La resistencia a la guerra se limitó a la corta
rebelión, en 1915, de John Chilembwe, un sacerdote africano, en Nyasaland (hoy
Malawi).
Tras la I Guerra Mundial los esfuerzos destinados a explotar las colonias se moderaron y
se prestó más atención a mejorar los servicios educativos y médicos, a ayudar al
desarrollo y a salvaguardar los derechos territoriales de las colonias africanas. No
obstante, algunas colonias ocupadas por blancos, como Argelia, Rhodesia del sur (hoy
Zimbabwe) y Kenia, recibieron una considerable autonomía interna. Rhodesia del sur se
convirtió en colonia autónoma de la Corona británica en 1923, con casi ninguna
disposición referente al voto de africanos. Durante el periodo de entreguerras comenzaron
a emerger varios movimientos nacionalistas y de protesta. Sin embargo, la mayoría de las
veces la elección de miembros se limitaba a los grupos africanos occidentalizados. Sólo
en Egipto y Argelia, donde gran número de africanos habían abandonado su modo de vida
tradicional y desarrollaban nuevas identidades y fidelidades, se formaron partidos
políticos de masas. Etiopía, que anteriormente había resistido con éxito la colonización
europea, cayó ante la invasión italiana de 1936 y no recobró su independencia hasta la
II Guerra Mundial. Con el comienzo de la guerra, los africanos sirvieron en las fuerzas
aliadas, incluso en número superior a la anterior guerra, y las colonias apoyaron en
general la causa aliada. La lucha en el continente, que se limitó al norte y noroeste de
África, acabó en mayo de 1943.
La nueva África
Tras la guerra, las potencias coloniales europeas quedaron psicológica y físicamente
debilitadas, y la balanza de poder internacional se trasladó a los Estados Unidos y la Unión
Soviética, dos estados declarados anticolonialistas. En el norte de África, la oposición al
gobierno francés se desarrolló a partir de 1947 con actos terroristas esporádicos y motines.
La revolución argelina comenzó en 1954 y continuó hasta la independencia del país en
1962, seis años después de que Marruecos y Túnez lograran su independencia. En el África
subsahariana francesa se hicieron esfuerzos para contrarrestar los movimientos
nacionalistas, al conceder a los habitantes de los territorios la ciudadanía total y permitir a
diputados y senadores de cada territorio asistir a las sesiones de la Asamblea Nacional
francesa. No obstante, el sufragio limitado y la representación comunal asignada a cada
territorio se demostró inaceptable. En los territorios británicos el ritmo de cambio también
se aceleró después de la guerra. Empezaron a aparecer partidos políticos que englobaron a
tantos grupos étnicos, económicos y sociales como fue posible. En Sudán, los desacuerdos
entre Egipto y Gran Bretaña sobre la dirección de la autonomía sudanesa obligó a que los
británicos aceleraran el proceso de independencia de estos territorios, y Sudán se
independizó en 1954. Durante la década de 1950, el ejemplo de las nuevas naciones
independientes de otros continentes, las actividades del movimiento terrorista Mau Mau de
Kenia y la efectividad de líderes populares como Kwame Nkrumah incrementaron todavía
más la velocidad de dicho proceso. La independencia de Ghana en 1957 y de Guinea en
1958 desató una reacción en cadena de demandas nacionalistas. Sólo en 1960 empezaron a
existir diecisiete naciones africanas.
A finales de la década de los setenta casi toda África era independiente. Las posesiones
portuguesas -Angola, Cabo verde, Guinea-Bissau, y Mozambique- se independizaron
entre 1974 y 1975, después de años de lucha violenta. Francia renunció a las islas
Comores en 1975, y Djibouti consiguió la independencia en 1977. En 1976 España dejó
el Sahara español, que entonces fue dividido entre Mauritania y Marruecos. Aquí, sin
embargo, estalló una cruda guerra por la independencia. Mauritania renunció a su parte en
1979, pero Marruecos, que tomó posesión de todo el territorio, continuó la lucha con el
Frente Polisario, de carácter independentista. Zimbabwe consiguió la independencia legal
en 1980 (véase Zimbabwe: Historia). El último resto de la larga dependencia del
continente, Namibia, consiguió la independencia en 1990.
Los jóvenes estados africanos se enfrentan a varios problemas fundamentales. Uno de los
más importantes es la creación de un Estado nacional. Gran parte de los países africanos
retuvieron las fronteras que habían trazado arbitrariamente los diplomáticos y
administradores europeos del siglo XIX. Los grupos étnicos podían quedar divididos por
las fronteras nacionales, pero los lazos de lealtad que unían a tales grupos eran a menudo
más fuertes que los nacionales. No obstante, cuando los estados africanos consiguieron la
independencia, los movimientos nacionalistas dominantes y sus líderes se instalaron en
un poder casi permanente. Llamaron a la unidad nacional y recomendaron
encarecidamente que los sistemas parlamentarios de varios partidos fueran descartados en
favor de un Estado con partido único. Cuando estos gobiernos no pudieron o no quisieron
cumplir las expectativas populares, el recurso era a menudo la intervención militar. Al
dejar la administración rutinaria en manos de la burocracia civil, los nuevos líderes
militares se presentaron como eficientes y honestos guardianes públicos, pero pronto
desarrollaron el mismo interés por el poder que caracterizó a sus predecesores civiles. En
muchos estados, el comienzo de la década de 1990 despertó un renovado interés en la
democracia parlamentaria de varios partidos.
El desarrollo económico también representa un gran problema. Aunque gran número de
países africanos poseen considerables recursos naturales, pocos tienen los fondos
financieros necesarios para el desarrollo de sus economías. Las empresas privadas
extranjeras a menudo han considerado la inversión en áreas subdesarrolladas demasiado
arriesgada, y este punto de vista se justifica en muchos casos. Las mayores fuentes de
financiación alternativas son las instituciones de préstamos nacionales y las
multinacionales.
Las esperanzas de un mejor nivel de vida para las naciones africanas se han
incrementado, y los precios de los bienes de consumo y otros bienes manufacturados se
han mantenido, pero el precio de la mayoría de las materias primas africanas ha bajado.
La recesión mundial de principios de la década de 1980 multiplicó las dificultades
iniciadas con el aumento del precio del petróleo en la década de los setenta. Serios
problemas con las divisas y una deuda exterior creciente agravaron el descontento
público. El hambre y las sequías se extendieron por las regiones centrales y norteñas del
continente en la década de los ochenta, y millones de refugiados abandonaron sus hogares
en busca de comida, incrementando los problemas de los países a los que huían. Los
recursos médicos, todavía inadecuados e insuficientes, se vieron desbordados por las
epidemias, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el cólera y otras
enfermedades. A finales de la década de 1980 y primera mitad de la siguiente década, los
conflictos locales en Chad, Somalia, la zona del Sahara, Sudáfrica y otras zonas del
continente desestabilizaron gobiernos, interrumpieron el progreso económico y costaron
la vida a miles de africanos. Después del final de la guerra civil en Somalia en 1991, un
gobierno separado se estableció en Eritrea, que declaró su independencia en 1993. En
abril de 1994 estalló la lucha entre los dos principales grupos étnicos de Ruanda, los hutu
y los tutsi, después de que los presidentes de Ruanda y Burundi murieran en un
sospechoso accidente aéreo. Los problemas en esta zona central de África han continuado
a lo largo de 1996 y 1997, así como en Argelia, al norte, cuya paz y desarrollo están
siendo amenazados por los atentados violentos cometidos por grupos integristas
islámicos.
Otro gran problema del continente africano ha sido la incapacidad de proyectar su voz en
los asuntos internacionales. La mayoría de los estados africanos se consideran parte del
Tercer Mundo y son miembros de la Organización de Países No-Alineados, a la que
consideran un instrumento válido para hacerse oír en el concierto internacional de
naciones. Sin embargo, a causa de su falta de poder militar o financiero, las opiniones de
los países africanos rara vez son tomadas en cuenta. El fin de la política de segregación
racial (apartheid) en Sudáfrica, a principios de la década de los noventa, llevó a la
celebración de las primeras elecciones multirraciales en abril de 1994. La transferencia de
poder a la mayoría negra de Sudáfrica apunta hacia nuevas formas de poder en África,
mientras el siglo XX se acerca a su final.
El comercio de esclavos africanos
Al final del siglo XIV, los europeos empezaron a llevarse a la fuerza a gente de África. Al
principio usaron a estas personas como sirvientes para los ricos. Los europeos justificaron
el robo de personas como esclavos alegando que les estaban dando la oportunidad a los
africanos de hacerse cristianos. Ya para el siglo XVII, la extracción de esclavos de África
se convirtió en una causa santa con el apoyo total de la Iglesia Cristiana.
Cuando los capitanes de mar españoles y portugueses empezaron a explorar las Américas,
se llevaron consigo a sus sirvientes africanos. Algunos de estos africanos resultaron siendo
exploradores excelentes. El más importante de ellos fue Estevanico, quien dirigió la
primera expedición europea a Nuevo México y Arizona.
La gente que vivía en las Américas resistió el intento de los europeos de acaparar sus
tierras. Una de las luchas más importantes se llevó a cabo en Cuba en 1512. Los cubanos,
dirigidos por el Cacique Hatuey, finalmente fueron derrotados por las armas superiores de
los españoles.
Se calcula que había más de un millón de personas viviendo en Cuba antes de la llegada de
los europeos. Después de veinticinco años sólo quedaban 2,000. Habían matado a muchos,
mientras que otros murieron de hambre o enfermedades, se suicidaron o murieron por ser
forzados a trabajar durante largas horas en las minas de oro.
Después de la llegada de los europeos, hubo un declive marcado en la población local de la
mayoría de las islas del mar Caribe. Esto creó un problema para los europeos, ya que
necesitaban mano de obra para explotar los recursos naturales de estas islas. Al final, los
europeos concibieron una solución: la importación de esclavos desde África. Para 1540, se
calcula que unos 10,000 esclavos al año eran traídos de África para reponer las poblaciones
decrecientes.
Los mercaderes ingleses se involucraron en el comercio y finalmente llegaron a dominarlo.
Construyeron fuertes en las costas de África donde mantenían a los africanos capturados
hasta que llegaran los barcos de esclavos. Los mercaderes obtenían a los esclavos de los
caciques africanos a cambio de mercancías de Europa. Al principio, estos esclavos eran los
soldados capturados durante las guerras entre las tribus. Sin embargo, la demanda por
esclavos incrementó tanto que se organizaron destacamentos de asaltos para conseguir a
jóvenes africanos.
(1) Ottobah Cugoano, Narrative of the Enslavement of a Native of Africa (1787)
(Narrativa acerca de la esclavitud de un nativo de África)
A mí me robaron de mi país natal a temprana edad, junto con otros dieciocho o veinte niños
y niñas mientras jugábamos en un prado. Vivíamos a una distancia de sólo unos días de
viaje de la costa donde fuimos raptados y fuimos enviados a Granada. Algunos de nosotros
en vano intentamos fugarnos, pero pronto nos amenazaron con pistolas y espadas
diciéndonos que si tan sólo intentábamos movernos terminaríamos todos muertos ahí
mismo
Pronto nos llevaron lejos del camino que conocíamos. Por la noche, al llegar a un pueblo,
me condujeron rápidamente a una prisión. Ahí pasé tres días escuchando los gemidos y
lamentos de muchos otros y vi a algunos de mis compañeros que habían sido capturados.
Cuando llegó una nave para conducirnos al barco, hubo una escena horrible; lo único que se
escuchaba era el sonido de nuestras cadenas, los latigazos que nos daban y el quejido y el
llanto de nuestros compatriotas. Algunos quedaban inmóviles tras ser azotados y golpeados
de una manera espantosa.
(2) Olaudah Equiano, fue capturado y vendido como esclavo en el reinado de Benin en
África. Él escribió acerca de sus experiencias en, The Life of Olaudah Equiano the African
(1789) (La vida de Olaudah Equiano, el africano) Generalmente, cuando los adultos del
barrio estaban lejos trabajando en los campos, los niños nos reuníamos en alguna parte del
barrio para jugar. Era común que algunos de nosotros nos subiéramos a los árboles para
vigilar que no nos sorprendieran los asaltantes o secuestradores, ya que a veces ellos se
aprovechaban de la ausencia de nuestros padres para atacarnos y robarse a cuantos podían
capturar.
Un día cuando toda la gente de nuestro pueblo andaba trabajando como siempre y sólo
estábamos mi querida hermana y yo cuidando de la casa, dos hombres y una mujer treparon
nuestras paredes y en un sólo instante nos capturaron a ambos. Sin darnos un momento para
gritar o resistir, nos taparon la boca y salieron corriendo con nosotros hacia un bosque
cercano. Ahí nos amarraron las manos y siguieron cargándonos lo más lejos que les fue
posible hasta que cayó la noche. Al llegar a una casa pequeña, los ladrones pararon para
comer y pasar la noche. Ahí nos soltaron las amarras pero no pudimos coger comida y, por
estar tan rendidos y angustiados, nuestro único consuelo fue dormir, ya que el sueño nos
permitió postergar nuestra desgracia aunque fuera sólo por un poco tiempo. Lo primero que
vislumbré al llegar a la costa fue el mar y un barco de esclavos que estaba anclado
esperando su carga. Estas cosas me llenaron de un asombro que rápidamente se convirtió en
terror al ser conducido al barco. Inmediatamente algunos miembros de la tripulación me
agarraron y me sacudieron para ver si estaba saludable. Fue entonces cuando quedé
convencido de que había entrado a un mundo de malos espíritus y que me iban a matar.
(3) Mungo Park era un explorador escocés que fue a África a encontrar la fuente del Río
Níger. Él escribió acerca de sus experiencias en su libro, Travels to the Interiors of Africa
(1799) (Viajes al interior de África).
Comúnmente, la manera de amarrar a los esclavos es de poner la pierna derecha de uno y la
pierna izquierda de otro en el mismo par de grillos. Los esclavos pueden caminar muy
lentamente al sostener los grillos con una cuerda. De la misma manera, a cada cuatro
esclavos se les amarra juntos por el cuello. Se les sacaba con los grillos todas las mañanas
para que estuvieran debajo del árbol de tamarindo. Los animaban a que cantaran canciones
divertidas para que se mantuvieran alegres ya que, aunque algunos de ellos soportaron las
dificultades de su situación con fortaleza sorprendente, casi todos estaban muy desalentados
y se quedaban sentados todo el día con sus miradas melancólicas fijas sobre el suelo.
(4) Alexander Falcolnbridge visitó África en los años 1780s. Él escribió acerca de lo que
vio en su libro, An Account of the Slave Trade on the Coast of Africa (1788) (Un informe
acerca del comercio de esclavos en la costa de África).
Cuando los comerciantes de negros exhiben a los negros que quieren vender ante los
compradores europeos, los compradores primero los examinan de acuerdo a sus edades.
Luego los inspeccionan minuciosamente y preguntan por el estado de salud de cada uno.
Quieren saber si padecen de cualquier dolencia o están deformes, si tienen la vista o los
dientes malos, si son cojos o tienen debilidad en las coyunturas, si tienen la espalda
distorsionada, si son flacos o tienen el pecho muy angosto; en fin, si han sido aquejados por
alguno de estos males que les impediría realizar una labor rigurosa, se les rechaza.
Frecuentemente, los comerciantes golpean a los negros que ha sido rechazados por los
capitanes. Ha habido ocasiones donde los comerciantes, al ver que ha habido alguna
objeción contra uno de los negros, los han decapitado ante la vista del capitán
Portugal y la trata de esclavos:
La aparición de los esclavos negros en la Europa de la Baja Edad Media fue un momento
decisivo para la historia de la humanidad. Se produjo una caza del hombre que duró
cuatrocientos años y que convirtió Africa en un continente manchado de sangre y de
lágrimas.
Creencia en la inferioridad del hombre africano:
En una descripción de la época se les califica de "grandes monos, tan hábiles que, bien
adiestrados, son capaces de ocupar el lugar de un criado". Las crónicas de los descubridores
suelen ser muy subjetivas: "caníbales bárbaros, que sacrifican a sus prisioneros", "negros,
que adoran al demonio", "desde la más tierna infancia tienden a la inmoralidad y se hacen
cortes lastimosamente en el rostro y en el cuerpo y se los pintan de colores para mayor
ostentación". El desconocimiento inicial fue seguido de justificaciones interesadas.
La idea de un "negro bárbaro" es una creación europea que continuó ejerciendo sus efectos
sobre Europa hasta los inicios del siglo veinte (Leo Frobenius).
En 1704, en una enciclopedia, la última palabra de la ciencia, decía: "Los africanos suelen
ser negros y se les llama negritos o moros. Son viciosos, salvajes, crueles y muy fuertes, y
cada año, se venden gran cantidad de ellos como esclavos a los europeos".
Implicación de otras potencias coloniales:
Lo iniciado por los portugueses (y antes por los árabes) fue muy pronto adoptado por las
demás potencias coloniales. Los españoles, los holandeses, los ingleses, los franceses, los
alemanes, los daneses y los norteamericanos se dedicaron en los siglos siguientes al
comercio de negros. A principios del siglo XIX, según Livingstone, se capturaban
anualmente trescientas cincuenta mil personas en Africa, de las cuales sólo de una quinta a
una décima parte llegaba al lugar de destino. El cardenal francés Lavigerie, uno de los
hombres que más decididamente luchó contra la esclavitud, suponía que en el siglo XVIII,
la esclavitud costaba unos dos millones de vidas al año. El sistema de la esclavitud se
convirtió en un elemento indispensable de la economía. Ligado al cultivo del azúcar, del
algodón y del café. Carlos V dio la concesión del comercio entre Africa y América Central
a partir del año 1517 a mercaderes flamencos. John Hawkins, entre 1563 y 1570 atacaba
con su barco que llevaba el nombre Jesús, los transportes de esclavos portugueses y los
poblados africanos y gracias a su comercio de esclavos llegó a ser el hombre más rico de su
tiempo, caballero y tesorero de la armada real. Las compañías inglesas "African Company"
y "Company of Barbary Merchants" en el transcurso de cuarenta años transportaron tres
millones y medio de esclavos negros a América.
El papel destacado de Portugal:
Portugal se convirtió en el comerciante de esclavos número uno de toda Europa. Se llegó a
considerar el trabajo de los esclavos como la base de la existencia nacional. La actitud que
transformó un pequeño pueblo de la Península ibérica en una verdadera nación de
navegantes esforzados, se deterioró con el paso del tiempo. Hasta fines del siglo XV el
comercio de esclavos estuvo casi exclusivamente en manos de los árabes y de los
portugueses. Los árabes proveían al mundo oriental, los portugueses a las potencias
occidentales. Al abrigo de las fortalezas construidas por João II los esclavos eran reunidos y
embarcados. Cuando la colonización de América requería, ochenta años más tarde, mayor
cantidad de esclavos, Portugal creó en Lagos y en Angola una organización aún más
importante. Había cristianos portugueses que insistían en que la finalidad principal de los
viajes a Africa no debía ser el comercio de esclavos, sino la conversión de las almas de los
indígenas.
Actitud cristiana de Enrique El Navegante:
Personajes idealistas como el propio príncipe Enrique esbozaron programas utópicos, según
los cuales los negros, después de bautizados, tenían que ser devueltos a su país, para hacer
proselitismo entre los que se habían quedado allí. Estos programas también contribuyeron a
que se considerara a los africanos como hombres verdaderos. El príncipe Enrique hizo
devolver a Africa a algunos negros bautizados, con la esperanza de ganar así pueblos
enteros para la fe cristiana. Pero los cristianos negros desaparecieron rápidamente en la
selva y no volvieron a dar señales de vida.(Wendt)
(el impulso de los viajes y de los descubridores) era una mezcla de fe y de codicia, de
religión y de rapacidad. Allí se juntaron el espíritu de los cruzados y de los apóstoles con
los más viles intereses de lucro y condujeron a la caza de los negros desarmados, que eran
apresados por sorpresa y hechos esclavos de la manera más indigna y desconsiderada.
(Georg Friedrici)
Desembarco en Lisboa de los africanos capturados por Tristao (1441):
Se desembarcaba a los prisioneros. Estos eran negros y tan feos de rostro y de figura, que
parecían venir de un mundo inferior. Pero nadie hubiera tenido el corazón tan duro que no
sintiera compasión por ellos. Algunos inclinaban el rostro cubierto de lágrimas. Otros
dirigían la mirada al cielo y se lamentaban amargamente. Otros, por fin, se golpeaban el
rostro con los puños. Luego se tendieron sobre el duro suelo. Algunos entonaron cantos de
lamentación de su tierra. No podíamos comprender su lengua, pero aquel tono tan triste nos
llegó al corazón. Su dolor aumentó aún por el hecho de que separaban a las familias.
Arrancaron a los padres de sus hijos y a los maridos de sus esposas. Los empleados no
tenían en cuenta nada y lo arreglaban todo a capricho. Pero apenas se había hecho la
distribución, cuando los hijos corrieron hacia sus padres y las madres abrazaron
desesperadas a sus pequeños. Se acurrucaron en el suelo; no profirieron la menor queja
cuando cayeron los latigazos sobre sus cuerpos desnudos. Pero en vano esperaban que al
final les dejaran a sus hijos. (Gomes Eannes Azurara, 1444)
Consecuencias del tráfico para Africa:
Efectos demograficos:
El tráfico de esclavos provocó estragos en Africa, los cuales aún hoy en día se hacen sentir.
Durante cuatro siglos este continente fue escenario de guerras y razzias por la captura de
esclavos. Millones de africanos fueron exportados para tierras lejanas, otros tantos millones
murieron en largas marchas hasta la costa y en los almacenes a la espera de ser embarcados.
Este éxodo forzado de millones de personas provoco la disminución del crecimiento
vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres en edad de procreación
eran vendidos. Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX el
continente perdió más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones
africanas quedaron casi totalmente despobladas. El investigador André Gunder Frank en su
libro La Acumulación Mundial 1492-1789 señala la cifra de 13.750.000 esclavos traídos a
América entre los siglos XVI y XIX, a lo que el investigador Enrique Peregalli añade un
25% por muertes en el trayecto y un 25% más por muertes en Africa con motivo de las
guerras de captura, lo que da un total de 20.625.000 africanos perdidos para el continente
en ese período(). Igualmente, se calcula que en ese período sólo desde la costa de Angola a
los puertos de São Tomé y América fueron transportados tres millones de esclavos. Así se
explica que las zonas más pobladas en el Siglo XV como el Congo, Ndongo y Quissana, en
el Siglo XVII estuviesen ya despobladas. Además, muchas poblaciones, ante el peligro de
la esclavitud, abandonaron sus zonas originales, refugiándose en las regiones interiores,
ayudando a la despoblación.
Efectos políticos:
El comercio de esclavos era el más lucrativo y los europeos se encargaron de persuadir a
los jefes locales y a los mercaderes africanos para participar en él. De este modo se produjo
una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían
aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defender su independencia. Para
ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. En este contexto, la
fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Con ellas
se organizaban extensas cazas de hombres, ataques a otros pueblos, tribus y aldeas, con el
fin de someterlos y venderlos como esclavos. De este modo, se deterioraron las relaciones
entre los diversos estados y pueblos. Los pueblos del litoral y del interior más próximo se
encontraban en guerra continua. Así, a partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y
Angola en Africa Occidental, tal como el Imperio Mutapa en Africa Oriental, se
desmoronaron. En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el
valle del río Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de
esclavos. Tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y
se enriquecían con la venta de sus propios hermanos, haciendo la guerra a los pueblos
vecinos.
Efectos económicos:
Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de
los bienes producidos. Ya sea a través de tributos o de pillaje, los traficantes saqueaban el
producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas. Las actividades
económicas como la agricultura, minería, artesanía, alfarería y el comercio local fueron
abandonados y se orientaron a una actividad económicamente más productiva: la
esclavitud. El tráfico de esclavos trajo al continente africano un estancamiento, por no decir
un retroceso económico. La agricultura, los tejidos, la fundición y la forja de metales se
fueron reduciendo. En contrapartida, se desarrollo la exportación de seres humanos. En
lugar de poner a la venta productos, ahora el único producto de fácil venta en el mercado
eran los propios productores. Las pequeñas industrias locales no pudieron sobrevivir. Por lo
tanto, el tráfico de esclavos retardó el desarrollo y creó condiciones para el actual estado de
subdesarrollo(). (Marco Antonio Barticevic)
Livingstone relata la liberación de un grupo de esclavos
Al cabo de unos instantes, Mbamé nos dijo que una cuerda de esclavos iba a cruzar el
poblado para ir a Tete. ¿Debíamos intervenir? Esta era la pregunta que nos hacíamos. Todo
nuestro equipaje personal que contuviera algo de valor estaba en manos de los habitantes de
Tete. Si liberábamos a los esclavos, era posible que, en compensación, nos arrebataran
nuestros bienes, e incluso objetos que nos habían sido confiados por necesidades de la
expedición. Pero estos negreros que penetraban gracias a nosotros en un lugar a donde no
se atrevían a aventurarse hasta entonces, estos cazadores de hombres que fomentaban la
guerra civil para abastecerse de cautivos y que se llamaban hijos nuestros para mejor
alcanzar su meta, se oponían tanto a la misión que se nos había encargado, misión aprobada
por el gobierno portugués, que no podíamos permanecer con los brazos cruzados. Se
decidió pues que intentaríamos detener este odioso comercio que se aprovechaba de
nuestros descubrimientos para ampliarse. Llevábamos sólo unos pocos minutos sobre aviso
cuando una larga cuerda compuesta de hombres, mujeres y niños, atados en fila uno tras
otro y maniatados, serpenteó en la colina y tomó el sendero hacia el poblado. Los agentes
negros de los portugueses, armados con fusiles, ataviados con vistosos atuendos, y situados
en la vanguardia, en los flancos y en la retaguardia de la tropa, caminaban con paso
decidido. Algunos le arrancaban alegres notas a unos largos cuernos de hojalata; todos
ponían cara de gloria, como gente convencida de que ha llevado a cabo una noble acción.
No obstante, en cuanto nos vieron, estos triunfadores se precipitaron tan rápidamente
bosque adentro que sólo pudimos entrever sus gorros rojos y las plantas de sus pies. El jefe,
que iba delante, fue el único en permanecer en su puesto. Uno de mis hombres lo reconoció
y le estrechó fuertemente la mano. Era un esclavo del antiguo comandante de Tete;
nosotros mismos lo habíamos tenido a nuestro servicio. [...] A las preguntas que se le
dirigieron con respecto a los cautivos, contestó que los había comprado, pero cuando más
tarde se interrogó a los cautivos, nos dijeron todos, excepto cuatro de ellos, que habían sido
apresados en combate. Pronto tuvimos cortadas las ataduras de las mujeres y de los niños,
pero liberar a los hombres resultaba más difícil. Todos estos desgraciados tenían el cuello
apresado en la horcadura de una gruesa rama de unos dos metros de largo, mantenida en el
cuello por una varilla de hierro firmemente clavada en los dos extremos. Sin embargo por
medio de un serrucho, que por fortuna se encontraba en el equipaje del jefe de la diócesis,
les devolvimos la libertad. Les dijimos entonces a las mujeres que cogieran la harina que
transportaban y que hicieran con ella unas gachas para ellas y para los niños. Al principio
no se lo quisieron creer: era demasiado bonito para ser verdad. Pero cuando se les reiteró la
invitación, rápidamente se pusieron manos a la obra, hicieron un gran fuego y arrojaron las
cuerdas y las horcaduras, sus malditas compañeras durante tantas noches dolorosas y de
tantos días de fatiga. Muchos de los niños apenas tenían cinco años de edad, e incluso los
había más jóvenes. Un pequeño le decía a nuestros hombres, con la simplicidad propia de
su edad: "Nos habéis desatado, y luego nos habéis dado de comer. ¿Quiénes sois y de
donde venís?" La víspera habían sido matadas dos mujeres por haber intentado desatarse las
correas. Se les había advertido a todos los cautivos que les ocurriría lo mismo si intentaban
evadirse. Una desafortunada madre, que no había querido coger un fardo que le impedía
llevar a su niño, vio inmediatamente cómo le saltaban la tapa de los sesos de un tiro al
pobre pequeño. Un hombre que no podía seguir a los demás debido al cansancio, había sido
despachado de un hachazo. Ya que no la humanidad, el interés al menos debería haber
impedido estos asesinatos. En este horroroso comercio siempre hemos visto que el
desprecio por la vida humana y la sed de sangre prevalecían sobre la razón.(David
Livingstone.)
La esclavitud: América conquistada, África esclavizada
1. Introducción
El descubrimiento de América por parte de Cristobal Colón en 1492 y la posterior
conquista de este continente a manos de españoles y portugueses repercutieron a partir del
Siglo XVI en otra región del planeta, un tanto alejada de los acontecimientos de conquista:
trátase de África.
Aunque separados ambos continentes por el Océano Atlantico, con desarrollos historicos,
sociales y económicos completamente diferentes, a partir del Siglo XVI se produce un
acercamiento entre América y Africa. La causa de esta aproximación radica en que la
conquista de América, con todas las riquezas naturales y perspectivas de desarrollo que
ofrecio a sus conquistadores, requeria de la complementación indispensable de mano de
obra para la apropiación de tales riquezas y la obtención de ventajas en la explotación
económica de tan vastas zonas.
Es justamente Africa la que tendrá el "monopolio" en el abastecimiento de la fuerza de
trabajo necesaria, en calidad de esclavos. Comenzará un flujo incesante que durará
cuatrocientos años, en el cual millones de africanos atravesarán compulsivamente en barcos
negreros el Océano Atlántico para posteriormente ser vendidos a los colonizadores de
América.
En este trabajo se pretende describir los momentos que antecedieron al tráfico mismo,
dando a conocer la expansión y la penetración europea en Africa a partir del Siglo XV, en
la cual Portugal hace de vanguardia. Luego se hace una reseña del tráfico de esclavos,
primero desde la costa occidental de Africa y posteriormente desde la oriental.
Más adelante, se menciona el denominado comercio triangular entre Europa, Africa y
America, para finalmente pasar a apreciar algunos de los efectos demográficos, políticos y
económicos que el tráfico de esclavos produjo al continente africano.
2. Penetración europea en Africa
El Siglo XV fue un siglo marcado por grandes avances técnicos y científicos, especialmente
en materias relacionadas con la navegación y la construcción naval. Este desarrollo animó a
las potencias europeas de la época a intentar algunos cambios en el comercio internacional.
Hasta ese siglo, el comercio internacional, restringido casi sólo al Mar Mediterráneo y
Océano Indico, se encontraba en manos de mercaderes árabes, tanto en el Norte y Oriente
de Africa como en el mismo Océano Indico. Portugal fue el primer Estado europeo en
intentar un cambio de sentido, tratando de abrir una vía marítima con la India a fin de
importar directamente las especias y otros productos suntuarios desde el Oriente,
boicoteando a los intermediarios árabes que traían estos productos a Europa a través del
Mar Rojo y Mar Mediterraneo.
En el Siglo XV, los portugueses comienzan a buscar un camino a lo largo de la costa
occidental africana. Es así como en el año 1481 construyen el primer fuerte en Costa de
Oro (Forte da Mina), intentando desde allí alcanzar las vetas de oro de esta parte de Africa.
Es desde este fuerte, construído con autorización de los jefes africanos de la región, de
donde envían misiones diplomáticas al interior.
Con el tiempo, el comercio se diversificó, dejando de ser el oro la única mercancía que
Africa ofrecía. Comienza la extracción de marfil, de pieles, maderas y, finalmente, como se
verá, de esclavos.
En la costa oriental de Africa, Portugal requiere de apoyo estratégico para sus
embarcaciones que se dirigen a la India. Para conseguirlo, necesita destruir las
fortificaciones árabes en la costa. Así, Vasco da Gama, el primer navegante europeo en
llegar a la zona, ya en 1502 bombardea la ciudad costera de Kilwa() y posteriormente
también son atacados los puertos de Sofala() y Mombaza(). Las ciudades costeras no
pueden hacer frente a los ataques portugueses y sucumben.
En 1507, la Isla de Mozambique se convierte en el cuartel general portugués de la costa
oriental africana, a partir del cual se recogen los tributos de los jefes locales, se imponen
aranceles de importación y exportación y se suprimen todas las intentonas de revuelta
contra el poder del conquistador.
Ya a finales del Siglo XVI, para fortalecer su posición, los portugueses construyen en 1592
el Fuerte Jesús, en Mombaza, capaz de hacer frente a ataques desde tierra y mar. Este fuerte
se convierte en el centro costero más poderoso de la región.
En Africa Austral, los portugueses intentan abrir rutas para las áreas de extracción de oro a
partir de los establecimientos en Sofala e Isla de Mozambique, usando el río Zambeze
como vía de comunicación con el interior. Fundan y fortifican ciudades fluviales (Sena y
Tete) y destruyen los antiguos puestos comerciales swahilies().
Por su parte, en 1561 los jesuitas consiguen penetrar en la corte real de Mutapa() y bautizar
al rey, parientes y consejeros. En 1569 el rey portugués Don Sebastián envía mil hombres
para obtener el control de las minas de oro, expulsar a los mercaderes swahilies y abrir
camino a los misionarios. Toda esta presión origina divisiones en la corte, las cuales
conducen a la declinación definitiva de Mutapa. Además, a finales del Siglo XVI los barcos
franceses, ingleses y holandeses comienzan a rondar el Cabo de Buena Esperanza, con lo
que se inicia la generalización de la ocupación europea.
Bajo la influencia de la Corte de Lisboa, el tráfico de esclavos se transforma en una de las
principales motivaciones de esta penetración.
3. Inicios del trafico de esclavos
Entre el Siglo VII y el Siglo XVI, en Africa se produce un gran desarrollo económico,
político y cultural, coronado con la creación de varios estados y reinos como el del Gran
Zimbabwe(), de Mutapa, el Imperio del Congo(), de Ghana(), de Mali() y de Songhay().
Africa nunca estuvo aislada de los continentes vecinos. Varias regiones fueron directamente
influenciadas por el islamismo. Estos contactos con el exterior, especialmente con el mundo
árabe a través del comercio, dieron a Africa una contribución valiosa y una experiencia
importante.
Sin embargo, a partir del Siglo XVI el rumbo de la historia africana tiene un vuelco total,
cuando Europa entra en un período de expansión económica y geográfica, pasando a
interferir negativamente en el desarrollo de las sociedades africanas.
Entre los siglos XVI y XIX, millones de africanos son arrancados violentamente de sus
tierras y aldeas con destino a América y las islas del Oceano Indico(), donde son obligados
a trabajar en grandes plantaciones de azúcar, tabaco, algodón, cacao y en las minas de oro y
plata. Estos productos son aprovechados posteriormente como materia prima para las
industrias en evolución en Europa.
Debido al hecho que en América los colonizadores no consiguieron utilizar a los indígenas
como fuerza de trabajo en volumen y condiciones deseadas, recurren a los esclavos
importados desde Africa. Alrededor del año 1550, comienza este tráfico de esclavos del
continente africano a América y a partir de 1720 a las islas despobladas del Oceano Indico.
Con el tráfico de esclavos, el hombre pasa a ser un objeto de cambio, una mercancía y una
máquina de trabajo, en lugar del buey o del arado.
Eran varios los métodos utilizados para la obtención de esclavos. Las guerras entre los
reinos por el control del comercio y la extensión de sus territorios constituían las
principales formas de apropiacion de esclavos, los que posteriormente eran vendidos en la
costa a los traficantes. Incluso, a veces el tráfico se realizaba entre grupos de una misma
jefatura, cuando la demanda era abundante. En ocasiones, los esclavos eran obtenidos a
través de la imposición de tributos a los jefes sometidos. También los traficantes hacían por
su cuenta guerras y "razzias" para conseguir esclavos.
4. El tráfico en Africa Occidental
En esta parte, el trabajo se centrará en el trafico de esclavos desde el territorio que
corresponde aproximadamente a lo que hoy es Angola.
Como ya se dijo, en la costa occidental de Africa el tráfico de esclavos comenzó en el siglo
XV. En 1441, por primera vez, los portugueses capturan esclavos africanos.
Antes de la llegada de los europeos a la costa occidental africana muchos reinos e imperios
de esta región habían logrado gran prosperidad económica y eran cultural y políticamente
fuertes.
En 1482, los portugueses llegan por primera vez al Congo. Desembarcan en la
desembocadura del río Congo y contactan con los habitantes de la jefatura Soyo y con el
propio Mani-Soyo().
La noticia de la presencia de los portugueses llegó hasta Mbanza Congo, capital del
Imperio, donde vivía Manicongo Nzinga Nkuvu. A partir de entonces comienzan a
establecerse relaciones entre el Imperio del Congo y el Reino de Portugal. Estas relaciones
se consolidan cuando Manicongo Nzinga Mbemba sucede a Manicongo Nzinga Nkuvu.
En 1512, Manicongo Nzinga Mbemba firma un acuerdo con el rey de Portugal. En este
acuerdo, Portugal se compromete a enviar al Congo misionarios, profesores, constructores,
médicos, farmacéuticos y también consejeros jurídicos que ayudarían a Mbemba a
reorganizar el sistema administrativo y jurídico.
Por su parte, Mbemba retribuiría otorgando facilidades comerciales a los comerciantes
lusitanos, permitiendo la propagación del cristianismo en su territorio, facilitando la
obtención de oro, cobre, marfil y esclavos. El Congo enviaría a Lisboa y Roma varios
jovenes para que aprendiesen a leer y escribir y fuesen formados como sacerdotes.
El oro, el cobre, el marfil y los esclavos servirían como moneda de cambio para pagar los
gastos de viaje, estudio y formación; igualmente como retribución por todos los productos
valiosos, ornamentos, armas, vestuario y otros que serían enviados a Mbemba. Con este
acuerdo, Mbemba pretendía obtener ayuda técnica y económica para desarrollar su Imperio.
Para los portugueses, este acuerdo significaba penetrar y obtener las riquezas tan deseadas
en Portugal y Europa. Bajo el pretexto de expandir el cristianismo entre los pueblos
paganos, la religión se convierte inicialmente en la principal forma de penetración y facilita
la dominación posterior y el pillaje del Congo.
Mbemba fue el primero en convertirse al cristianismo y es bautizado con el nombre de
Alfonso I.
Sin embargo, el futuro traería grandes sorpresas para Manicongo Alfonso I. Nunca recibió
los barcos que solicitaba. Algunos de los jóvenes congoleses enviados a estudiar a Europa
fueron reducidos a esclavos. El Congo poco y nada recibió de Portugal, salvo misionarios y
comerciantes.
Con el correr de los años, el comercio fue ganando una dinámica sin precedentes en esta
región. Se abrían nuevas rutas de acceso al interior, la competencia por el tráfico de
esclavos se generalizaba, muchos manis de las jefaturas y reinos dependientes comenzaron
a hacer directamente el comercio con los traficantes de São Tomé. Manicongo ya no
conseguía controlar el tráfico en el Imperio. Algunos reinos tributarios entran en luchas por
su autonomía. Alrededor del año 1586 se produce un conflicto de autoridad entre Ngola,
"mani" del reino de Ndongo() y Manicongo, que acaba por fijar la frontera entre los dos
reinos en el río Dande.
Por su parte, los portugueses construyen grandes fortalezas, instalan colonos y desarrollan
actividades militares en la parte del reino del Congo. A partir de la Isla de Luanda
esperaban conseguir esclavos, oro, plata y otros metales en mayor cantidad.
En 1575 comienzan a implementar el plan de ocupación. Se funda la ciudad de Luanda y
construye un fuerte. A partir de Luanda penetran con apoyo militar a fin de obtener mas
esclavos.
La conquista de Luanda y la desintegración del Imperio del Congo significan la
culminación de la autonomía e independencia política de Manicongo, comienza la
competencia comercial, se propaga la lucha contra los reinos vasallos y se pone de
manifiesto la interferencia en su política interna y externa.
La posición geográfica de Ndongo (Angola) facilita el tráfico de esclavos a lo largo de la
costa y desde el interior. Loango y Mpinda fueron inicialmente los principales puertos de
exportación de esclavos en el reino del Congo, ubicados en el actual territorio de Angola.
Las rutas terrestres más utilizadas eran: Mpinda a Mbanza Congo (Sao Salvador) y de allí a
Mpunbu; de Ambrizete a Mbanza Congo, pasando por Bembe; de Mbanza Congo a Soyo.
La ruta marítima era de Loango a Luanda.
El tráfico de esclavos en la costa occidental africana paso a ser monopolio de los
portugueses, que no permitían socios en este negocio altamente lucrativo. Sin embargo, este
monopolio no se prolongó por mucho tiempo. Las noticias de las riquezas provenientes del
Golfo de Guinea alimentaban la codicia del resto de Europa, comenzando por los
españoles. En 1475, los españoles enviaban una flota de 30 barcos a Guinea, contra la cual
Portugal preparó otra para combatirla. Las tentativas de incursion por parte de los españoles
en el tráfico establecido continuarían.
A su vez, los ingleses también interfieren el tráfico de esclavos en esta región. Inicialmente
practicaban la piratería en las posesiones portuguesas del Golfo de Guinea, Costa de Mina y
Costa de Malagueta.
Se realizan extensas negociaciones que toman siempre en cuenta los intereses comerciales
de los ingleses en Portugal y el mantenimiento del monopolio portugués en la costa
occidental de Africa. Estas negociaciones culminan con la Convención del 29 de octubre de
1576, que reconoce la libertad de los mercaderes ingleses en Portugal, pero reserva a los
portugueses el negocio de Africa por tres años.
Mientras tanto, otros países europeos entran en el tráfico de esclavos. Así, en el Siglo XVII
junto a Portugal y España compiten Inglaterra, Francia y Holanda, lo que desencadena una
verdadera disputa a los intereses del monopolio portugués.
Debido a esto, por Ley del 19 de marzo de 1605, Portugal cerró los puertos de sus colonias
a la navegación extranjera. Sin embargo, esta medida fue ineficaz, aún más cuando su
superioridad marítima habia desaparecido.
En esta guerra comercial, el 2 de octubre de 1608, España prohibía el comercio con sus
colonias a cualquier extranjero, incluyendo a los lusitanos.
Los holandeses, a partir de 1612, desencadenan ataques de ocupación a las posesiones
portuguesas. Los centros comerciales lusitanos que se encontraban a lo largo de la costa son
atacados desde el mar. En agosto de 1641, después de varios anos de batallas, es ocupada la
costa de Angola y de Benguela. Los holandeses pusieron fin al monopolio en los territorios
y mares de dominio portugués. Como consecuencia de la ocupación de Angola, los
portugueses no tienen otro camino que recurrir a Mozambique como fuente de
aprovisionamiento de esclavos para su colonia en el Brasil.
5. El tráfico en Africa Oriental
Es así como el tráfico transatlántico de esclavos llega a la costa oriental africana más tarde
que a la costa occidental. Fue a partir de 1645 que los traficantes y comerciantes
portugueses comienzan a frecuentar los puertos de la costa oriental africana con más
asiduidad, especialmente Mozambique.
Este tráfico se intensifica a partir de la segunda mitad del Siglo XVIII, cuando la demanda
de esclavos en esta región supera la extracción de oro y marfil.
A partir de los primeros anos del Siglo XIX, las relaciones comerciales con el exterior
pasan a depender casi exclusivamente de la exportación de esclavos. De todos los puertos
de Mozambique se exportan esclavos para las islas francesas del Indico, América, Arabia,
Golfo Pérsico, India y Goa (posesión portuguesa en la India).
Ya antes del Siglo XVIII habían salido esclavos de Mozambique según fuentes árabes y
portuguesas, pero en ningún caso el número fue tan elevado y alarmante como desde el
Siglo XVIII en adelante.
Si las condiciones físicas de los puertos favorecían las actividades de los negreros, la
complicidad de los gobernantes, desde los gobernadores generales hasta los gobernadores
de capitanías(), agravó la situación. Ellos fueron los principales traficantes y exportadores
de esclavos hasta los años sesenta del Siglo XIX. Vendían esclavos a los franceses, quienes
los llevaban a sus plantaciones de azúcar y café a las islas del Indico.
Dadas las necesidades de mano de obra en las plantaciones de America del Sur,
especialmente del Brasil, mercaderes brasileños, norteamericanos y centroamericanos
comenzaron a llegar y a principios del Siglo XIX el tráfico hacia América superaba al de
las islas del Indico.
En este tráfico se destacan también los yao() y los maravies() del Lago de Niassa, que
venían hasta la costa con caravanas de esclavos para ser vendidas a los traficantes árabes.
Los yaos llevaban también esclavos para los "prazos" del valle del Zambeze().
A partir de 1830, los árabes fueron los principales traficantes de esclavos. Muchas
embarcaciones árabes, pangaios(), desde diferentes puertos del norte de Mozambique
acarreaban gran número de esclavos para las islas Comores y Madagascar. A mediados del
Siglo XIX, estos traficantes cambian tejidos por esclavos. La isla de Ibo paso a ser
frecuentada por los árabes de Zanzibar, Kilwa, Mombaza y sobre todo por los de las islas
Comores.
A partir de 1854, el tráfico de esclavos para las islas francesas paso a llamarse "exportación
de trabajadores libres". Esto se debió a la prohibición del tráfico y al control de los ingleses
en el Indico. En la práctica, este tipo de comercio terminó sólo en 1902.
Como medida de la magnitud del tráfico, sirve el siguiente cuadro que indica el número de
esclavos embarcados sólo desde Mozambique a las islas del Indico entre 1720 y 1902():
Período Número de esclavos
1720-1799 125.306
1800-1854 255.000
1855-1902 115.133
Total 495.439
Otro ejemplo es el caso de la ciudad de Zanzíbar, una de las que más evidenció el tráfico de
esclavos. A partir de 1811 Zanzíbar ya exportaba entre 6 y 10 mil esclavos por año. A partir
de 1839 se convirtió en un verdadero centro del tráfico de esclavos en la costa oriental de
Africa. Se calcula que eran vendidos entre 40 y 45 mil esclavos por año.
6. El comercio triangular
Inicialmente, desde que en 1441 los portugueses capturaron por primera vez esclavos
africanos, estos eran exportados para Portugal, España e Italia y otras partes de Europa,
aunque en pequeñas cantidades.
Después de la conquista de América, el tráfico de esclavos no sólo aumentó
extraordinariamente, sino que se transformó en una institución que por cerca de cuatro
siglos iría a relacionar en forma dramática a tres continentes: Africa-América-Europa. Esta
relación es conocida como comercio o tráfico triangular.
A inicios del Siglo XVI varios territorios en América fueron colonizados por portugueses y
españoles. Los aborígenes fueron masacrados o reducidos a la esclavitud durante la
conquista.
Como ya se señaló, en estas tierras conquistadas los europeos introdujeron el cultivo de la
cana de azúcar, tabaco, algodón y café y la extracción de oro y plata, productos todos muy
apetecidos en Europa.
Estas labores exigían de mucha mano de obra. Los aborígenes diezmados por las guerras,
las epidemias, el trabajo forzado y el alcohol no podían satisfacer las necesidades de mano
de obra. Los traficantes ávidos de lucro y con experiencia en el tráfico de esclavos ponen
sus ojos en Africa, como región con fuerte mano de obra barata.
Por otro lado, a inicios del Siglo XVI, Europa ya es el centro del comercio que liga todos
los continentes. Los navíos negreros que transportan esclavos parten para Africa desde los
puertos europeos cargados de artículos de reducido valor: barras de fierro, tejidos,
uniformes, bebidas alcohólicas, espejos, collares, armas, etc.
En Africa, estos artículos son trocados por oro, pieles, goma, marfil y sobre todo por
esclavos, para después ser llevados a América y ser entregados a los colonos que
explotaban las plantaciones y minas.
También en el continente americano funciona el trueque y los esclavos son cambiados por
azúcar, algodón, tabaco, café, madera, oro, plata y otros metales preciosos, que los
comerciantes negreros venden posteriormente en los mercados de Europa. Se podría
comparar este comercio con el que actualmente se conoce con el nombre de "barter", en el
cual no hay dinero en circulación, sino sólo bienes y productos.
En un comienzo, el comercio es monopolio absoluto de españoles y portugueses, pero a
partir de finales del Siglo XVI las compañías holandesas, francesas e inglesas entran en este
circuito mercantil, luchando por controlar estas regiones. Surge así una competencia
encarnizada entre los países europeos que se mantiene durante todo el período del tráfico de
esclavos.
Los holandeses traficaban y exportaban los esclavos que vendían en el Brasil y en América
Central. En el Siglo XVIII, los ingleses transportaban para sus colonias en América del
Norte, para Mexico, Cuba, Jamaica y el Perú.
A partir del Siglo XVII y especialmente en el siglo XVIII los negreros franceses
desembarcan esclavos en la isla de Santo Domingo (Haití), en las Antillas Francesas y en
Lousiana en América del Norte.
En el transcurso de los siglos XV y XVI el tráfico negrero fue obra especialmente de
navegantes particulares, comerciantes y piratas. A partir del Siglo XVII pasa a ser ejercido
por grandes compañías. Ellas se encargan del comercio en el Atlántico y de la explotación
de las colonias. Organizan también la instalación de factorias, la construcción de fuertes y
bodegas para almacenar esclavos.
En el caso de Portugal, el tráfico de esclavos fue realizado prácticamente sólo por negreros
particulares, que llevaban del Brasil a Africa tabaco de mala calidad y ron y regresaban con
esclavos a cambio. Esto se desarrollo especialmente a partir del Siglo XVII, cuando las
relaciones entre las posesiones de Africa y el Brasil comenzaron a ser directas. En el
comercio del Atlántico, Portugal se ve superado por los grandes países expansionistas de la
época: Holanda, Francia e Inglaterra
7. Consecuencias del tráfico para Africa
Efectos demograficos
El tráfico de esclavos provocó estragos en Africa, los cuales aún hoy en día se hacen sentir.
Durante cuatro siglos este continente fue escenario de guerras y "razzias" por la captura de
esclavos. Millones de africanos fueron exportados para tierras lejanas, otros tantos millones
murieron en largas marchas hasta la costa y en los almacenes a la espera de ser embarcados.
Este éxodo forzado de millones de personas provoco la disminución del crecimiento
vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres en edad de procreación
eran vendidos.
Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX el continente perdió
más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones africanas quedaron casi
totalmente despobladas. El investigador André Gunder Frank en su libro La Acumulación
Mundial 1492-1789 señala la cifra de 13.750.000 esclavos traídos a América entre los
siglos XVI y XIX, a lo que el investigador Enrique Peregalli añade un 25% por muertes en
el trayecto y un 25% más por muertes en Africa con motivo de las guerras de captura, lo
que da un total de 20.625.000 africanos perdidos para el continente en ese período().
Igualmente, se calcula que en ese período sólo desde la costa de Angola a los puertos de
São Tomé y América fueron transportados tres millones de esclavos. Así se explica que las
zonas más pobladas en el Siglo XV como el Congo, Ndongo y Quissana, en el Siglo XVII
estuviesen ya despobladas.
Además, muchas poblaciones, ante el peligro de la esclavitud, abandonaron sus zonas
originales, refugiándose en las regiones interiores, ayudando a la despoblación.
Efectos políticos
El comercio de esclavos era el más lucrativo y los europeos se encargaron de persuadir a
los jefes locales y a los mercaderes africanos para participar en él. De este modo se produjo
una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían
aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defender su independencia. Para
ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. En este contexto, la
fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Con ellas
se organizaban extensas cazas de hombres, ataques a otros pueblos, tribus y aldeas, con el
fin de someterlos y venderlos como esclavos.
De este modo, se deterioraron las relaciones entre los diversos estados y pueblos. Los
pueblos del litoral y del interior más próximo se encontraban en guerra continua. Así, a
partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y Angola en Africa Occidental, tal como el
Imperio Mutapa en Africa Oriental, se desmoronaron.
En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el valle del río
Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos. Tenían
una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y se enriquecian con
la venta de sus propios hermanos, haciendo la guerra a los pueblos vecinos.
Efectos económicos
Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de
los bienes producidos. Ya sea a traves de tributos o de pillaje, los traficantes saqueaban el
producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas.
Las actividades económicas como la agricultura, minería, artesanía, alfarería y el comercio
local fueron abandonados y se orientaron a una actividad económicamente más productiva:
la esclavitud.
El tráfico de esclavos trajo al continente africano un estancamiento, por no decir un
retroceso económico. La agricultura, los tejidos, la fundición y la forja de metales se fueron
reduciendo. En contrapartida, se desarrollo la exportación de seres humanos.
En lugar de poner a la venta productos, ahora el único producto de fácil venta en el
mercado eran los propios productores. Las pequenas industrias locales no pudieron
sobrevivir. Por lo tanto, el tráfico de esclavos retardo el desarrollo y creó condiciones para
el actual estado de subdesarrollo().
8. Bibliografia
.
Del Siglo XII al XIV, Kilwa fue la ciudad más importante de la costa oriental de Africa.
En su apogeo, Kilwa llego a controlar Sofala (s. XIII), Mafia, Zanzíbar, Pemba y otras
ciudades costeras del sur. Ubicada en el actual territorio de Tanzania.
.
Sofala era una ciudad portuaria que se situaba un poco al sur de lo que es hoy el puerto
mozambiqueño de Beira. Era el puerto más al sur de la costa oriental africana conocido por
los árabes. A través de Sofala obtenían el oro producido en el Gran Zimbabwe y en el
Imperio de Mutapa.
.
Principal puerto de Kenya.
.
Pueblo que habitaba la costa oriental de Africa. Su nombre proviene de la palabra árabe
"swahel" que significa "costa marítima". El swahili es una lengua bantú. En el Siglo VII de
nuestra era estas poblaciones se convirtieron al islamismo.
.
Entre 1440 y 1450 Nyantaimba Mutota sale del Gran Zimbabwe con sus guerreros y
familias para el norte y se queda en la región de Dande, en el valle del río Zambeze. Los
ejércitos de Mutota conquistaron esta zona del norte del altiplano y formaron entre los ríos
Mazoe y Luia un nuevo reino. Matope, hijo y sucesor de Mutota, unificó todas las tierras
entre el desierto de Kalahari y la región de Sofala. Fundó el Imperio Mutapa, cuyos límites
se extendían desde el desierto de Kalahari al Océano Indico y del río Zambeze al río
Limpopo, rodeado de reinos vasallos que le obedecían.
.
El Reino de Zimbabwe fue uno de los más poderosos de toda Africa Austral. Las
poblaciones de Karanga lo fundaron entre los ríos Zambeze y Limpopo. Su apogeo se sitúa
entre los años 1250 y 1450. Hoy aún existen las ruinas de lo que fue la capital de este
Reino, el "Gran Zimbabwe" o "Casa de Piedra", construída en varios períodos entre el Siglo
VIII y el Siglo XV.
.
El Imperio del Congo fue un reino poderoso que creció y se desarrolló sobre las márgenes
del río que después tomó su nombre. Fue fundado por Nimia Lukeni a finales del primer
milenio de nuestra era. Se extendía desde el río Congo al norte hasta el río Cuanza por el
sur, ocupando toda la región norte del territorio actual de Angola, desde el Océano
Atlántico por el occidente hasta el río Cuango por el oriente.
.
Ghana fue el reino mas antiguo de Africa Occidental. Ya en el Siglo IV Ghana era una
confederación de clanes. Su apogeo se produjo en el Siglo X, siendo destruído en el siglo
siguiente. Se situó entre los ríos Senegal y Niger. Tenía a Kumbi-Saleh como capital.
.
En las ruinas de Ghana se encuentran los fundamentos de los orígenes del reino de Mali.
Sus fundadores pertenecían al grupo lingüístico Mande. Alrededor del año 1350 los Mande
extendieron su autoridad a todo el valle superior del río Niger (hasta Gao), a una parte del
Sahara (Walata), al Bambuk y a toda la región costera comprendida entre el río Senegal y el
río Geba. Su capital era Niani.
.
Songhay fue el último de los imperios sudaneses. Fue construído por campesinos Gabibis
y pescadores Sorko de las márgenes del río Níger. Su apogeo se sitúa entre los siglos XIV y
XVI.
.
Las islas del Océano Indico a que se refiere este trabajo son: las islas Seychelles (89 islas e
islotes), las islas Mascarenas (actualmente constituídas por el estado de Mauricio -Agalea,
Albatros, Cargados, Coco y Rodríguez- y la Isla de la Reunión, posesión francesa), las islas
Comores y la isla de Madagascar.
.
Mani significa jefe, especialmente para designar al jefe de tribu.
.
El nombre de Angola proviene de Ngola, rey de Ndongo.
.
Sobre la complicidad de los gobernadores portugueses en las colonias respecto al tráfico
de esclavos existe abundante documentacion en el Archivo Histórico Ultramarino de
Lisboa y en el Archivo Histórico de Mozambique en Maputo.
.
El pueblo "yao" (conocido como "mujao" por autores portugueses antiguos o como "ajau"
por los contemporáneos) tenía su centro en los contornos del lago de Niassa y entre los años
1840/50 el pilar de su economía se basaba en el comercio de esclavos.
.
El Imperio Marave fue formado por los Lunda, pueblo que vivía en la región de Tete, al
norte del río Zambeze y que salió de su territorio avanzando a lo largo de este río hasta la
costa, siguiendo luego hacia el norte más allá del río Rovuma (actual frontera entre
Mozambique y Tanzania).
.
Alrededor del año 1600, Portugal envió a Mozambique colonos portugueses e indios
cristianos de Goa para establecerse en el valle del río Zambeze. En 1650, el Rey de
Portugal decidió que las tierras del valle pertenecían a Portugal y que sus propietarios
debían pagar tributos a la Corona. Las tierras pasaron a ser arrendadas por un plazo
("prazo" en portugués, de allí su denominación como "prazos da Zambézia" o "prazos da
Coroa"). Los "prazos" fueron utilizados por Portugal como una tentativa de garantizar la
colonización en esta región del interior, aunque durante muchos años hubo disputas entre
los "prazeiros" y la Corona.
.
Los "pangaios" eran pequeñas embarcaciones utilizadas por los traficantes árabes, las
cuales por sus condiciones especiales eran propicias para el tráfico clandestino de esclavos
desde pequeñas ensenadas y bahías, donde los navíos de guerra no podían hacer un control
efectivo.
.
Tomado del libro O tráfico de escravos de Mocambique para as ilhas do Indico, 1720-
1902, de José Capela. Período 1720-1799: pág. 25; período 1800-1854: pág. 41; período
1855-1902: pág. 62; Núcleo Editorial de la Universidad Eduardo Mondlane, Maputo, junio
de 1987.
.
Enrique Peregalli, Escravidão no Brasil, Global Editora, São Paulo, 1988, pág. 51.
.
Ver Madre Negra, de Basil Davidson.
CAPELA, José; O tráfico da escravatura nas costas de Moçambique, em 1902, en Arquivo,
Boletin Semestral del Archivo Histórico de Mozambique, Número 3, abril de 1988, pág. 5-
11.
Apontamento sobre os negreiros da Ilha de Moçambique, en Arquivo, Número 4, octubre
de 1988, pág. 83-90.
CAPELA, José; MEDEIROS, José; O tráfico de escravos de Moçambique para as ilhas do
Indico,
1720-1902; Núcleo Editorial da Universidade Eduardo
Mondlane, Maputo, 1987.
INDE, Editorial Escolar, Historia de Africa, Sexta Clase, varios autores, Maputo, 1987.
PANTOJA, Selma; Fontes manuscritas para a historia de Moçambique no Rio de Janeiro -
até final
do século XX, en Arquivo, Número 5, abril de 1989, pág. 41-48.
PEREGALLI, Enrique; Escravidão no Brasil, Global Editora, São Paulo, 1988.
Varios Autores; A historia da minha Patria, INDE, Editorial Escolar, Maputo, 1986.
RESUMEN: Introducción. Penetración europea en Africa. Inicios del tráfico de esclavos. El
tráfico en Africa Occidental. El tráfico en Africa Oriental. El comercio triangular.
Consecuencias del tráfico para Africa: efectos demográficos, políticos y económicos.
(Para sección HISTORIA)
Angola
Historia
Todo lo que se sabe de la historia antigua es que en la edad de piedra los cazadores y
recolectores de la región fueron reemplazados por la cultura bantú hacia el siglo VII d.C.
El país estaba en las rutas migratorias de los pueblos del norte y del este, lo que dio como
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Africa

  • 1. Historia del Pensamiento Ambiental Capitulo 1. África Hace cinco millones de años un tipo de homínido, antepasado cercano del ser humano, habitaba el sur y el este de África. Hace 1,5 millones de años este homínido fabricante de herramientas evolucionó hacia formas más avanzadas: el Homo habilis y el Homo erectus. El primer hombre que existió en África, el Homo sapiens, data de hace más de 200.000 años. Cazador y recolector, capaz de realizar toscas herramientas de piedra, el Homo sapiens se asociaba con otros de su especie para formar grupos nómadas; finalmente estos pueblos bosquimanos nómadas se extendieron por todo el continente africano. El proceso de diferenciación racial data del año 10.000 a. C. La creciente población negroide, que dominaba la domesticación de animales y la agricultura, expulsó a los grupos bosquimanos hacia las zonas más inhóspitas. En el siglo I, el pueblo bantú, uno de estos grupos dominantes, comenzó una migración que duró 2.000 años y pobló la mayor parte de África central y meridional. Las sociedades negroides dependían de la agricultura de subsistencia o, en las sabanas, del pastoreo. La organización política era, en general, local, aunque más tarde se desarrollarían reinos en África occidental y central. La primera gran civilización africana comenzó en el valle del Nilo en el 5000 a. C. aproximadamente. Estos asentimientos, que dependían de la agricultura, se beneficiaron de las crecidas del Nilo como fuente de regadío y nuevos terrenos. La necesidad de controlar la corriente del Nilo produjo finalmente una compleja y bien estructurada nación, con elaborados sistemas políticos y religiosos. El reino de Egipto se desarrolló e influyó en las sociedades mediterráneas y africanas durante miles de años. La fabricación de utensilios de hierro se extendió hacia el sur, desde Egipto, alrededor del año 800 a.C. Las ideas de monarquía real y de organización estatal también fueron exportadas, en particular a zonas vecinas como Kush y Punt. El reino cusita del este, Meroë, fue reemplazado en el siglo IV por Aksum, que se transformó en Etiopía. Durante un periodo que transcurrió entre finales del siglo III a.C. y principios del siglo I, Roma conquistó Egipto, Cartago y otras áreas del norte de África, que se convirtieron en los graneros del Imperio romano. El Imperio fue dividido en dos partes en el siglo IV. Todos los territorios al oeste de Libia siguieron perteneciendo al Imperio de Occidente, controlado por Roma, y los territorios al este, incluido Egipto, pasaron a formar parte del Imperio bizantino, gobernado desde Constantinopla. En esta época la mayoría de la población se había convertido al cristianismo. En el siglo V los vándalos, una tribu germánica, conquistaron gran parte del norte de África. Los reyes vándalos gobernaron hasta el siglo VI, cuando fueron derrotados por las fuerzas bizantinas y el área fue absorbida por el Imperio de Oriente. La era de los imperios y las ciudades-estado Los ejércitos islámicos invadieron África tras la muerte de Mahoma en el 632 y rápidamente vencieron la resistencia bizantina en Egipto.
  • 2. El Islam Los 5 pilares 1. La creencia en un solo y único Dios 2. La oración diaria viendo hacia la Meca, el lugar sagrado de los creyentes musulmanes 3. La obligación de los ricos de dar limosna a los pobres 4. La peregrinación, al menos una vez en la vida, a la Meca. 5. Hacer ayuno en los días santos musulmanes. El norte de África Desde sus bases en Egipto, los árabes invadieron los reinos bereberes del oeste y en el siglo VIII conquistaron Marruecos. Mientras que los bereberes de la costa se convirtieron al Islam, muchos otros se retiraron a los montes Atlas y al interior del Sahara. La minoría árabe estableció un reino autocrático en Argelia y Marruecos. Los reinos cristianos de Alwa y Makuria en Sudán fueron conquistados; sólo el reino cristiano de Nobatia fue lo suficientemente fuerte como para resistir a los invasores, y forzar la firma de un tratado que mantuvo su independencia durante 600 años. Los árabes permanecieron como la minoría gobernante durante varios siglos. El comercio a través del Sahara se hizo frecuente durante el siglo VIII. Los guías de caravanas y los maestros religiosos traspasaron sus valores políticos, religiosos y sociales a los pueblos de las rutas de comercio. Anteriormente, los invasores musulmanes del Yemen rechazaron a los pueblos de la costera Aksum hacia el interior y establecieron una serie de ciudades-estado como Adal y Harar. El mar Rojo pertenecía ahora a los comerciantes musulmanes. Varias dinastías rivales surgieron en la costa norte africana. En el siglo VIII los musulmanes norteafricanos conquistaron la mayor parte de la península Ibérica, y durante siglos intentaron ataques y expediciones de conquista a la Europa cristiana. Ya antes de las Cruzadas algunos reinos islámicos muy civilizados dominaban el sur y el este del Mediterráneo. En el siglo XIV el Sudán cristiano sucumbió ante los ejércitos mamelucos de Egipto. Los turcos otomanos conquistaron Egipto en 1517 y durante los cincuenta años siguientes establecieron un control nominal sobre la costa norteafricana. El poder real, sin embargo, permaneció en manos de los mamelucos, que gobernaron Egipto hasta que fueron derrotados por Napoleón Bonaparte en 1798. Los etíopes fueron invadidos por los ejércitos del sultanato de Adal, pero derrotaron en 1542 a los musulmanes con la ayuda de Portugal. Reinos de África occidental En África occidental surgieron una serie de reinos de raza negra cuya base económica yacía en el control de las rutas comerciales transaharianas. Se enviaban al norte oro, nueces de kola y esclavos a cambio de ropas, utensilios y sal. Ghana El primero de estos reinos, Ghana, comenzó a existir el siglo V en lo que hoy es el sureste de Mauritania; su capital, Kumbi Saleh, ha sido excavada en tiempos modernos. Ya en el
  • 3. siglo XI, los ejércitos de Ghana, equipados con armas de hierro, se adueñaron de las rutas de comercio que se extienden desde el actual Marruecos a los bosques costeros de África occidental al sur. Los bereberes nómadas de la confederación sanhaja (la actual Mauritania central) formaban el nexo principal entre Ghana y el norte. Una vez que los árabes consiguieron controlar las costas del noroeste, comenzaron a explotar estas rutas comerciales. A principios del siglo XI había consejeros musulmanes en la corte de Ghana, y los mercaderes musulmanes vivían en grandes barrios de extranjeros desde los que dirigían un comercio a gran escala muy lucrativo. En el siglo XI, Ghana fue destruida por los almorávides, una belicosa facción musulmana fundada entre los bereberes sanhaja. A principios del siglo XI se alzaron en guerra santa (yihad) y controlaron las rutas de caravanas del Sahara. Entonces el movimiento se separó; un grupo avanzó hacia el norte para conquistar Marruecos y España, mientras que el otro se dirigió al sur para destruir (en el año 1076) la capital de Ghana. Durante el siglo siguiente el pueblo Soso de Futa Yallon, anteriormente vasallos de Ghana, tomó el control del área, pero fueron conquistados a su vez por los pueblos de Mali en el año 1240 aproximadamente. Mali y Songay En el centro de las cuencas altas de los ríos Senegal y Níger, Mali evolucionó a principios del siglo XI a partir de un grupo de las tribus mande. A mediados del siglo XIII, el reino comenzó un periodo de expansión bajo el vigoroso monarca Sundiata. Se supone que poco después los gobernantes de Mali se convirtieron al Islam. El imperio de Mali alcanzó su punto culminante bajo el mansa (rey) Musa, que condujo una peregrinación a La Meca en 1324-1325, inició relaciones diplomáticas con Túnez y Egipto, y llevó a varios eruditos y sabios musulmanes a su imperio; a partir de la época de Mansa Musa, Mali apareció en los mapas de Europa. Después de 1400, el imperio decayó y Songay se convirtió en el reino más importante del Sudán occidental. Aunque Songay data de antes del siglo IX, su gran periodo de expansión se produjo con el reinado de Sunni Alí y Askia Muhammad. Durante el reinado de este último el Islam prosperó en la corte, y Tombuctu se convirtió en el mayor centro de la cultura musulmana, famoso por su universidad y su mercado de libros. Atraídos por su riqueza, los ejércitos de al-Mansur de Marruecos destruyeron la capital de Songay, Gao, en 1591. Tras la caída de Songay, varios reinos pequeños -Macina, Gonja, Ségou, Kaarta- intentaron dominar el oeste del Sudán, pero las luchas continuas y el declive económico fueron los únicos resultados. Los reinos de Hausa y Kanem-Bornu Al este de Songay, entre el río Níger y el lago Chad, surgieron las ciudades-estado de Hausa y el imperio de Kanem-Bornu. Los reinos hausa (Biram, Daura, Katsina, Zaria, Kano, Rano y Gobir) nacieron antes del siglo X. Después de la desaparición de Songay, el comercio transahariano se trasladó al este, donde cayó bajo el control de Katsina y Kano. Éstos se convirtieron en los centros de un floreciente comercio y vida urbana. Al parecer, el Islam fue introducido en los reinos hausa en el siglo XIV desde Kanem-Bornu. Este último imperio existía en el siglo VIII como un impreciso reino intermedio al norte y al este del lago Chad. En un principio fue gobernado por un pueblo nómada, los zaghawa, pero fueron reemplazados por una nueva dinastía, los saifawa, que reinó desde el año 800 hasta el año 1846 aproximadamente. Los nuevos soberanos se convirtieron al Islam en el
  • 4. siglo XI. A finales del siglo XIV se trasladaron a la región de Bornu, y la zona anterior, Kanem, fue conquistada por el pueblo bulala procedente del sur. El soberano bornu más conocido fue Mai Idris Alooma (reinó entre 1580-1617 aproximadamente), que introdujo armas de fuego compradas a los turcos otomanos. En su momento de esplendor, Kanem- Bornu controló las rutas saharianas hacia Egipto, pero a mitad del siglo XVII ya había comenzado su decadencia. La expansión del Islam Durante el periodo de los grandes imperios sudaneses la vida de los agricultores y pescadores prácticamente no cambió; sólo las clases dirigentes disfrutaban de las importaciones y los artículos de lujo. Los agricultores vivían en economías de subsistencia, sujetos a los impuestos periódicos y a las ocasionales incursiones en sus aldeas en busca de esclavos. El Islam se asociaba con los grandes centros urbanos y era la religión de la clase dirigente y de los residentes extranjeros. Sin embargo, antes del final del siglo XV, los árabes nómadas kunta empezaron a predicar, y durante la mitad del siglo XVI la hermandad qadiriyya, a la que pertenecían, comenzó a extender el Islam por todo Sudán occidental. Aproximadamente en la misma época, los fulani, un pueblo nómada y pastor, se trasladaron lentamente hacia el este desde la región de Futa Toro, en Senegal, ganando adeptos para el Islam. Durante este periodo, el Islam se convirtió en una religión personal más que en una mera religión de estado. De hecho, el Islam parece haber declinado entre las clases dirigentes y dinastías no musulmanas que gobernaron en antiguos centros musulmanes hasta el siglo XVIII. Los movimientos islámicos de reforma y renacimiento comenzaron entre los pueblos fulani, mandingo, soso y tukolor. Las viejas dinastías fueron derrocadas y se crearon reinos teocráticos que extendieron el Islam a nuevas áreas. En los reinos hausa, Shehu Usuman dan Fodio, un maestro musulmán, encabezó la rebelión de los fulani, que entre los años 1804 y 1810 derrocó a los monarcas hausa y estableció nuevas dinastías. Sin embargo, un intento de conquistar Bornu fue resistido con éxito por el líder religioso al-Kanemi. El nuevo imperio fulani fue dividido en un principio entre el hermano de Shehu, Abdullahi, y su hijo, Muhammad Bello, pero, después de 1817, Muhammad y sus sucesores fueron sus únicos señores. Seku Ahmadu, un musulmán fulani, creó otro reino teocrático en Macina, en 1818. Durante su reinado desarrolló un imperio que abarcaba toda la región del río Níger, desde Jenne hasta Tombuctu. Tras su muerte en 1844 su hijo tomó el poder, pero en 1862 Macina cayó ante otro reformador musulmán, al-Hajj Umar, que creó el vasto imperio tukolor, en la región de Senegambia, antes de su muerte en 1864. Reinos de África oriental Los primeros restos de la historia de África oriental aparecen en el periplo del mar de Eritrea (c. 100), que describía la vida comercial de la región, así como sus lazos con el mundo más allá de África. Inmigrantes indonesios llegaron a Madagascar durante el primer milenio con nuevos productos alimentarios, sobre todo bananas, que pronto se difundieron por todo el continente. Pueblos de habla bantú que se establecieron en el interior, formaron
  • 5. reinos basados en el clan y absorbieron a los pueblos bosquimanos y nilóticos que ocupaban las llamadas áreas interlacustres, o entre lagos, más al interior. Los colonos árabes ocuparon la costa y establecieron ciudades comerciales. Marfil, oro y esclavos eran las principales exportaciones. Ya en el siglo XIII se habían creado algunas notables ciudades-estado. Entre estos reinos zenj se puede citar a Mogadiscio, Malindi, Lamu, Mombasa, Kilwa, Pate y Sofala. La cultura urbana swahili se desarrolló gracias al intercambio mutuo de hablantes bantúes y árabes. Las clases gobernantes eran de ascendencia afro-árabe; las masas eran bantúes, muchos de ellos esclavos. Estas ciudades- estado mercantiles estaban orientadas hacia el mar, y su impacto político en los pueblos del interior fue mínimo hasta el siglo XIX. Los avanzados y complejos reinos de los lagos empezaron su desarrollo en el siglo XIV. Poco se sabe de su historia primitiva. Una de las teorías afirma que los pueblos cusitas de las montañas etíopes llegaron a dominar a las tribus bantúes. Se cree que otros cusitas fueron los antepasados de los pueblos tutsi de la actual Tanzania, Ruanda y Burundi. Entre los lagos Victoria y Eduardo, los primeros reinos gobernados por los bachwezi florecieron antes del año 1500, época en la que fueron suplantados por la primera ola de pueblos luo, que emigraron del Sudán. Los nuevos inmigrantes adoptaron las lenguas bantúes en el país de Bunyoro, pero en Acholiland, Alurland y el país de Lango (toda la actual Uganda) conservaron su propio lenguaje. Más tarde se crearon nuevos reinos, entre ellos Bunyoro, Ankole, Buganda y Karagwe. De estos reinos, Bunyoro fue el más poderoso hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Entonces Buganda comenzó a expandirse, y sus ejércitos hicieron incursiones por extensas zonas. El reino de Buganda creó una burocracia compleja y centralizada, en la que los jefes de distrito y subdistrito eran designados por el kabaka („rey‟). Más al sur, en Ruanda, los bachwezi (llamados alternativamente bututsi o bahima en esta zona) fundaron una aristocracia de pastores de ganado que gobernó a los pueblos bantúes a partir del siglo XVI. Reinos centroafricanos Los reinos centroafricanos son aún menos conocidos que los interlacustres. En la sabana del Congo, al sur de los bosques tropicales, pueblos de habla bantú establecieron comunidades agrícolas a comienzos del siglo IX. En algunos lugares se desarrolló el comercio a larga distancia con la costa oriental; el cobre y el marfil eran las principales exportaciones. Durante el siglo XIV se estableció el reino del Congo, que dominaba una zona de la actual Angola entre los ríos Congo y Loge y desde el río Kwango al Atlántico, con un elaborado sistema político, con gobernadores provinciales y un rey elegido de entre los descendientes del rey fundador, Wene. En la zona entre el Kasai superior y el lago Tanganica, se organizaron varios reinos en el año 1500 aproximadamente, y formaron el imperio luba. Su fundador, Kongolo, sometió a varios pueblos pequeños de la región y los usó como base para ulteriores conquistas. Sin embargo, el imperio no desarrolló mecanismos centralizadores, así que las luchas dinásticas y los reinos separatistas fueron un problema continuo. En el año 1600, aproximadamente, uno de los hijos más jóvenes de la dinastía abandonó el reino y fundó el imperio lunda. El reino lunda pronto se separó, y miembros de la dinastía real se fueron para fundar nuevos reinos como Bemba, Kasanje y Kazembe. Este último se convirtió en el reino más
  • 6. poderoso y grande de los luba-lunda, y entre 1750 y 1850 dominó Katanga del sur y parte de la meseta de Rhodesia. Se cree que los pueblos de habla bantú que se trasladaron al este desde la región del Congo, durante el primer milenio, asimilaron a los pueblos neolíticos nativos. Más tarde, los inmigrantes bantúes, llamados karanga, fueron los antepasados del actual pueblo shona. Los karanga comenzaron a construir el Gran Zimbabwe, un impresionante edificio de piedra que albergaba a la corte real. También formaron el imperio Monomotapa, que obtuvo su riqueza gracias a la minería de oro a gran escala y alcanzó su máximo esplendor durante el siglo XV. Reinos surafricanos Antes del siglo XIX, los pueblos de habla bantú habían expulsado o admitido a sus predecesores de África del Sur y habían establecido varios reinos sedentarios. A principios del siglo XIX, la presión de la población y el hambre provocó una serie de guerras y migraciones a gran escala a través de África meridional y central. Comenzaron en 1816, cuando el rey zulú Shaka desarrolló nuevas técnicas militares y se embarcó en guerras de conquista contra los pueblos vecinos. Las tribus derrotadas por los zulúes emigraron del sureste de la actual Sudáfrica y, al reorganizar sus técnicas de combate tomando como modelo las de los zulúes, arrollaron a pueblos más distantes, que, en consecuencia, se vieron forzados a buscar nuevos hogares. Los ndwandwe, guiados por su jefe Sobhuza, se dirigieron al norte y establecieron el reino de Swazi a partir del año 1820. Los ngoni también fueron al norte y avanzaron a través del actual Mozambique y más allá del lago Malawi, donde, en 1848 aproximadamente, se dividieron en cinco reinos, que lucharon intensamente entre el lago Victoria y el Zambezi. Otro grupo, dirigido por Soshangane, emigró al sur de Mozambique, donde fundaron el reino de Gaza cerca del año 1830. Los kololo emigraron al norte hacia Barotseland y comenzaron una lucha por el poder con el pueblo local, los lozi. Los ndebele fueron al oeste (1824-34) y después al norte (1837), hasta lo que hoy es Zimbabwe, y fundaron un reino en Matabeleland. Comienzo del imperialismo europeo El primer esfuerzo continuado de los europeos con respecto a África se desarrolló gracias al interés de Enrique el Navegante, príncipe de Portugal. Fueron enviadas numerosas expediciones después de 1434, cada una aumentando el conocimiento europeo sobre la costa sur, hasta que, en 1497-1498, Vasco da Gama rodeó el cabo de Buena Esperanza y llegó a la India. Las expediciones portuguesas fueron impulsadas por varios motivos: el deseo de conocimiento y de llevar el cristianismo a los pueblos paganos, la búsqueda de aliados potenciales contra la amenaza musulmana y la esperanza de encontrar rutas de comercio lucrativas y fuentes de riqueza. Más tarde, dondequiera que portugueses, ingleses, franceses y holandeses pasaban, alteraban las estructuras vigentes de la vida comercial y política y cambiaban los sistemas económicos y religiosos. Rutas comerciales
  • 7. Los portugueses establecieron una cadena de colonias comerciales a lo largo de la costa africana occidental. El Mina, fundada en la Costa de Oro (actual Ghana) en 1482, fue la más importante; de hecho, fue la única en la Costa de Oro y las áreas de Congo y Luanda en donde el comercio fue realmente lucrativo. Oro, marfil, productos alimentarios y esclavos africanos se intercambiaron por armas de fuego, tejidos y alimentos. El comercio portugués atrajo a los rivales comerciales europeos, que en el siglo XVI crearon sus propios puestos e intentaron captar el comercio existente. En África occidental el nuevo comercio tuvo efectos profundos. Las antiguas rutas comerciales habían estado orientadas al norte a través del Sahara, sobre todo hacia el mundo musulmán. Ahora las rutas fueron reorganizadas hacia la costa y la importancia económica de los reinos de la sabana entró en decadencia, mientras que los reinos de la costa incrementaron su riqueza y poder. Pronto se entablaron luchas entre los pueblos costeros por el control de las rutas comerciales y para acceder a las nuevas armas de fuego traídas de Europa. El comercio de esclavos Con el auge del comercio de esclavos para las Américas, las guerras por el control del comercio africano se hicieron más intensas. Durante los cuatro siglos de trata de esclavos, un número incalculable de africanos fueron víctimas de este tráfico de vidas humanas. La mayoría fueron capturados por otros africanos e intercambiados por distintos artículos. El primer reino importante que se benefició del comercio de esclavos fue Benín, al oeste de la actual Nigeria, fundado en el siglo XV. Al final del siglo XVII había sido sustituido por los reinos de Dahomey y Oyo. A mediados del siglo XVIII, el pueblo ashanti comenzó su auge como el mayor poder del África occidental. Bajo el asantehene „rey‟ Osei Kojo (que reinó entre 1764-77), los ejércitos ashanti comenzaron a presionar en dirección sur hacia las estaciones o puestos comerciales europeos de la Costa de Oro. Aunque no pudieron limpiar la ruta de intermediarios, se aseguraron un abastecimiento estable de armas de fuego, que usaron para expandirse hacia el norte y disputar sus fronteras orientales con Dahomey. Más al este, el reino yoruba de Oyo se debilitaba a finales del siglo XVIII, lo que provocó la guerra civil y la intervención de las fuerzas fulani desde el norte y un incremento en la cantidad de esclavos disponibles para el comercio. En el año 1835 aproximadamente, la capital imperial, Old Oyo, fue abandonada, pero en la batalla de Oshogbo (c. 1840) los fulani fueron expulsados. Las guerras civiles se extendieron hasta 1893, cuando el poder yoruba se dividió en varios reinos competidores. Durante la última parte del siglo XVIII, la opinión pública en Gran Bretaña se volvió en contra del comercio de esclavos. Debido a la decisión de Mansfield de 1772, que liberaba a los esclavos en Gran Bretaña, se planteó la posibilidad de crear una colonia africana de antiguos esclavos. El primer intento (1787-90), en la bahía de San Jorge (actualmente Sierra Leona), fracasó; los abolicionistas lo intentaron una segunda vez y en 1792 fundaron Freetown en la misma zona. Cuando los británicos declararon ilegal el comercio de esclavos para los ciudadanos británicos en 1807, consideraron que Freetown era la base adecuada para las operaciones navales contra tal comercio y, en 1808, Sierra Leona fue convertida en una colonia de la Corona. El ejemplo de Sierra Leona atrajo a los estadounidenses, interesados en la colonización del África negra, y a principios de 1822
  • 8. la Sociedad de Colonización Estadounidense logró establecer su colonia, Liberia, en las cercanías de cabo Mesurado. La expansión británica El deseo británico de acabar con el comercio de esclavos se basó en los intentos de reorganizar el comercio africano hacia otras exportaciones (como el aceite de palma), en aumentar la actividad misionera y en imponer la jurisdicción del gobierno británico sobre propiedades que habían pertenecido a comerciantes británicos. Tales acciones involucraron con frecuencia a Gran Bretaña, por descuido, en luchas con los reinos africanos y condujeron a que asumiera la soberanía de ciertos territorios africanos. En 1821, el gobierno británico tomó el control de una serie de fuertes en la Costa de Oro. Debido a una serie de malentendidos, la primera de varias guerras entre los ashanti y los británicos ocurrió entre 1823 y 1826; estos conflictos se sucederían intermitentemente hasta fin de siglo. Aunque el gobierno británico renunció al control de los fuertes en 1828, volvió a asumir la jurisdicción en 1843. En cambio, la autoridad británica sobre los ashanti no quedó firmemente establecida hasta 1900. En el delta del Níger, la abolición británica de la esclavitud obligó a sustituir la trata de esclavos por el comercio de aceite de palma; para ello, Gran Bretaña precisaba un puerto cercano. Además, los británicos estaban ansiosos por eliminar a los intermediarios de los reinos del delta, tales como Calabar, Bonny y Brass. En 1852 los británicos obligaron al gobernante de Lagos a aceptar su protección y así, en 1861, Lagos fue convertido en una colonia de la Corona. África oriental y central En el centro y el este de África el impacto europeo fue diferente. Cuando los portugueses llegaron a las costas del Congo y Angola, a partir de 1480, se aliaron rápidamente con los soberanos del Congo, que se convirtieron al cristianismo, e intentaron crear un estado occidentalizado. Este objetivo se frustró, sin embargo, por las guerras civiles y la introducción del comercio de esclavos. La región pronto quedó inmersa en luchas y durante el siglo XVI el reino se derrumbó. Más al sur, los portugueses fundaron Luanda en 1575 como base para penetrar en el interior de Angola; de aquí salieron casi la mitad de todos los esclavos enviados a las Américas. Cuando alcanzaron la costa este de África, los portugueses intentaron cortar las conexiones comerciales con el mundo musulmán. En el proceso, gran número de ciudades-estado fueron destruidas, otras ocupadas y toda la zona entró en decadencia económica. Después de que los portugueses fueran expulsados definitivamente de Mombasa en 1698, la costa volvió a tener un gobierno nativo, pero durante el siglo XVIII los gobernantes de Omán establecieron al menos un control nominal. A comienzos del siglo XIX, el sultán Sayyid Said, gobernante de Omán, transfirió su capital a Zanzíbar, que le sirvió de base para fortalecer su control sobre la costa y penetrar al interior para comerciar con los reinos interlacustres. Los esfuerzos británicos por regular el comercio de esclavos de África oriental condujeron, en 1822, a un tratado que prohibía la venta de esclavos a súbditos de reinos cristianos. Sin embargo, el comercio de esclavos continuó muy activo, debido al gran número de africanos secuestrados para hacer frente a la demanda de esclavos en las plantaciones de clavo de Zanzíbar y los mercados de esclavos del Medio este estadounidense.
  • 9. La llegada de los portugueses a Etiopía había ayudado a evitar la conquista musulmana. En 1542 una fuerza combinada de etíopes y portugueses derrotó al ejército musulmán, y los etíopes reconquistaron gran parte de su territorio perdido. Sin embargo, tras las disputas doctrinales entre los eclesiásticos coptos y los jesuitas portugueses, los portugueses fueron expulsados en 1632. Etiopía pasó una época de aislamiento y, ya en el siglo XVIII, la monarquía se derrumbó. Desde 1769 a 1855, Etiopía soportó la „edad de los príncipes‟, durante la cual los emperadores eran gobernantes títeres, controlados por los poderosos nobles provinciales. Dicha era acabó con la coronación del emperador Theodore II, un jefe menor que llegó al trono tras derrotar a sus rivales. Véase Etiopía. Sudáfrica Aunque los portugueses ignoraron Sudáfrica durante mucho tiempo, sus rivales, los holandeses, comenzaron en 1652 a desarrollar el área como una estación en la ruta a las Indias orientales. Durante un corto periodo, los colonos fueron animados a establecerse alrededor de Ciudad de El Cabo, al tiempo que empezaba a desarrollarse una nueva cultura y pueblo, los bóers o afrikáners. A pesar de la resistencia del gobierno iniciaron una inmigración hacia el interior en busca de mejores tierras y, después de 1815, para escapar del control del gobierno británico. Mientras avanzaban hacia el interior, se encontraron con los zulúes y otros pueblos bantúes en su expansión hacia el sur. El resultado fue una serie de guerras por la tierra. En el curso de sus migraciones, los bóers fueron los primeros blancos en explorar el interior de África. A finales del siglo XVIII, el interés científico y la búsqueda de nuevos mercados comenzó a estimular una era de exploraciones. El explorador británico James Bruce alcanzó las fuentes del Nilo Azul en 1770; su compatriota Mungo Park exploró (en 1795 y 1805) el curso del río Niger; el explorador alemán Heinrich Barth viajó extensamente por el oeste del Sudán musulmán; el misionero escocés David Livingstone exploró el río Zambezi y en 1855 bautizó las cataratas Victoria; los exploradores británicos John Hanning Speke y James Augustus Grant, río abajo, y sir Samuel White Baker, río arriba, resolvieron el misterio de la fuente del Nilo en 1863. A los exploradores les siguieron (y en algún caso precedieron) los misioneros cristianos y, más tarde, los comerciantes europeos. La política europea A medida que crecía el interés europeo por África, las dificultades de sus gobiernos se incrementaban. Los franceses comenzaron la conquista de Argelia y Senegal a partir de 1830, pero la ocupación sistemática del África tropical no comenzó hasta la segunda mitad del siglo. Al penetrar al interior de África, ciudadanos y administradores europeos encontraron resistencia por parte de los pueblos dominantes y fueron bienvenidos por los pueblos subordinados que buscaban aliados o protectores. Desde 1880 a 1905, aproximadamente, buena parte de África fue dividida entre Bélgica, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Portugal. En 1876 el rey Leopoldo II de Bélgica estableció la Asociación Internacional del Congo, una compañía privada, para explorar y colonizar la región. Su principal agente en esta tarea fue sir Henry M. Stanley. En 1884 la intensa rivalidad de las potencias europeas, deseosas de conseguir más territorios africanos, y las
  • 10. mal definidas fronteras de sus diversas posesiones amenazaron las relaciones internacionales. Entonces se convocó una conferencia a la que las naciones de Europa, junto con Estados Unidos, enviaron delegados. En la Conferencia de Berlín (1884-85) las potencias definieron sus zonas de influencia y establecieron reglas con vistas a la futura ocupación de la costa de África y para ordenar la navegación en los ríos Congo y Níger. Entre las importantes disposiciones del Acta de Berlín había una que obligaba a las potencias que adquirieran un nuevo territorio en África, o asumieran un protectorado sobre cualquier parte del continente, a notificarlo al resto de las potencias signatarias. Durante los quince años siguientes se negociaron numerosos tratados entre las naciones europeas para ejecutar y modificar las disposiciones de la conferencia. Gran Bretaña firmó en 1890 dos tratados de este tipo. El primero, con Alemania, demarcaba las zonas de influencia de las dos potencias en África. El segundo tratado, con Francia, reconocía los intereses británicos en la región comprendida entre el lago Chad y el río Niger y admitía la influencia francesa en el Sahara. Otros acuerdos, en especial los que firmaron Gran Bretaña e Italia en 1891, Francia y Alemania en 1894 y Gran Bretaña y Francia en 1899, clarificaron aún más las fronteras entre las posesiones africanas de Europa. La resistencia africana Ningún reino africano había sido invitado a la Conferencia de Berlín y ninguno firmó estos acuerdos. Siempre que fue posible, los africanos se opusieron a las decisiones tomadas en Europa en el momento de ser aplicadas en suelo africano. Los franceses afrontaron una revuelta en Argelia en 1870 y la resistencia a sus esfuerzos por controlar el Sahara (1881- 1905). En el Sudán occidental, el gobernante mandinka Samory Toure y Ahmadu, el hijo y sucesor de AlHajj Umar, del reino tukolor, intentaron mantener su independencia. Sin embargo, ambos fueron derrotados por los franceses (Ahmadu en 1893 y Samory cinco años más tarde). Dahomey fue ocupado por las fuerzas francesas en 1892, y la región de Wadai fue la última en caer bajo la dominación francesa, en 1900. Los administradores británicos encontraron una resistencia similar por parte de los bóers en Sudáfrica durante los periodos 1880-81 y 1899-1902. Los colonos británicos y bóers conquistaron el país de Matabele en 1893, y tres años más tarde los matabele (ndebele) y sus subordinados, los shona, se revelaron. Estallaron revueltas en Ashantiland en 1893-94, 1895-96 y 1900, y en Sierra Leona en 1897. Los reinos fulani de Mausa se resistieron a la conquista británica (1901-03). Sokoto se sublevó en 1906. Los alemanes se enfrentaron a la insurrección herero (1904-08) de África del Sudoeste y a la revuelta de la tribu maji maji (1905-07) en Tanganica. Sólo los etíopes, bajo el emperador Menelik II (que reinó de 1889 a 1911), tuvieron éxito en su resistencia a la conquista europea, al aniquilar una fuerza expedicionaria italiana en la batalla de Adua (Aduwa) en 1896. Incremento del desarrollo Una vez que los territorios fueron conquistados y pacificados, las administraciones europeas comenzaron a desarrollar sistemas de transporte, de manera que las materias primas destinadas a la exportación pudieran ser embarcadas con mayor facilidad en los puertos, y a establecer sistemas de impuestos que iban a obligar a los agricultores de subsistencia a plantar cultivos rentables o a dedicarse al trabajo migratorio. El comienzo
  • 11. de la I Guerra Mundial interrumpió ambos esfuerzos políticos ya encauzados. Durante el curso de la guerra, los territorios alemanes del oeste y sudoeste de África fueron conquistados y más tarde, bajo el mandato de la Sociedad de Naciones, fueron repartidos entre las distintas potencias aliadas. Miles de africanos lucharon en la guerra o sirvieron como porteadores para las fuerzas aliadas. La resistencia a la guerra se limitó a la corta rebelión, en 1915, de John Chilembwe, un sacerdote africano, en Nyasaland (hoy Malawi). Tras la I Guerra Mundial los esfuerzos destinados a explotar las colonias se moderaron y se prestó más atención a mejorar los servicios educativos y médicos, a ayudar al desarrollo y a salvaguardar los derechos territoriales de las colonias africanas. No obstante, algunas colonias ocupadas por blancos, como Argelia, Rhodesia del sur (hoy Zimbabwe) y Kenia, recibieron una considerable autonomía interna. Rhodesia del sur se convirtió en colonia autónoma de la Corona británica en 1923, con casi ninguna disposición referente al voto de africanos. Durante el periodo de entreguerras comenzaron a emerger varios movimientos nacionalistas y de protesta. Sin embargo, la mayoría de las veces la elección de miembros se limitaba a los grupos africanos occidentalizados. Sólo en Egipto y Argelia, donde gran número de africanos habían abandonado su modo de vida tradicional y desarrollaban nuevas identidades y fidelidades, se formaron partidos políticos de masas. Etiopía, que anteriormente había resistido con éxito la colonización europea, cayó ante la invasión italiana de 1936 y no recobró su independencia hasta la II Guerra Mundial. Con el comienzo de la guerra, los africanos sirvieron en las fuerzas aliadas, incluso en número superior a la anterior guerra, y las colonias apoyaron en general la causa aliada. La lucha en el continente, que se limitó al norte y noroeste de África, acabó en mayo de 1943. La nueva África Tras la guerra, las potencias coloniales europeas quedaron psicológica y físicamente debilitadas, y la balanza de poder internacional se trasladó a los Estados Unidos y la Unión Soviética, dos estados declarados anticolonialistas. En el norte de África, la oposición al gobierno francés se desarrolló a partir de 1947 con actos terroristas esporádicos y motines. La revolución argelina comenzó en 1954 y continuó hasta la independencia del país en 1962, seis años después de que Marruecos y Túnez lograran su independencia. En el África subsahariana francesa se hicieron esfuerzos para contrarrestar los movimientos nacionalistas, al conceder a los habitantes de los territorios la ciudadanía total y permitir a diputados y senadores de cada territorio asistir a las sesiones de la Asamblea Nacional francesa. No obstante, el sufragio limitado y la representación comunal asignada a cada territorio se demostró inaceptable. En los territorios británicos el ritmo de cambio también se aceleró después de la guerra. Empezaron a aparecer partidos políticos que englobaron a tantos grupos étnicos, económicos y sociales como fue posible. En Sudán, los desacuerdos entre Egipto y Gran Bretaña sobre la dirección de la autonomía sudanesa obligó a que los británicos aceleraran el proceso de independencia de estos territorios, y Sudán se independizó en 1954. Durante la década de 1950, el ejemplo de las nuevas naciones independientes de otros continentes, las actividades del movimiento terrorista Mau Mau de Kenia y la efectividad de líderes populares como Kwame Nkrumah incrementaron todavía más la velocidad de dicho proceso. La independencia de Ghana en 1957 y de Guinea en
  • 12. 1958 desató una reacción en cadena de demandas nacionalistas. Sólo en 1960 empezaron a existir diecisiete naciones africanas. A finales de la década de los setenta casi toda África era independiente. Las posesiones portuguesas -Angola, Cabo verde, Guinea-Bissau, y Mozambique- se independizaron entre 1974 y 1975, después de años de lucha violenta. Francia renunció a las islas Comores en 1975, y Djibouti consiguió la independencia en 1977. En 1976 España dejó el Sahara español, que entonces fue dividido entre Mauritania y Marruecos. Aquí, sin embargo, estalló una cruda guerra por la independencia. Mauritania renunció a su parte en 1979, pero Marruecos, que tomó posesión de todo el territorio, continuó la lucha con el Frente Polisario, de carácter independentista. Zimbabwe consiguió la independencia legal en 1980 (véase Zimbabwe: Historia). El último resto de la larga dependencia del continente, Namibia, consiguió la independencia en 1990. Los jóvenes estados africanos se enfrentan a varios problemas fundamentales. Uno de los más importantes es la creación de un Estado nacional. Gran parte de los países africanos retuvieron las fronteras que habían trazado arbitrariamente los diplomáticos y administradores europeos del siglo XIX. Los grupos étnicos podían quedar divididos por las fronteras nacionales, pero los lazos de lealtad que unían a tales grupos eran a menudo más fuertes que los nacionales. No obstante, cuando los estados africanos consiguieron la independencia, los movimientos nacionalistas dominantes y sus líderes se instalaron en un poder casi permanente. Llamaron a la unidad nacional y recomendaron encarecidamente que los sistemas parlamentarios de varios partidos fueran descartados en favor de un Estado con partido único. Cuando estos gobiernos no pudieron o no quisieron cumplir las expectativas populares, el recurso era a menudo la intervención militar. Al dejar la administración rutinaria en manos de la burocracia civil, los nuevos líderes militares se presentaron como eficientes y honestos guardianes públicos, pero pronto desarrollaron el mismo interés por el poder que caracterizó a sus predecesores civiles. En muchos estados, el comienzo de la década de 1990 despertó un renovado interés en la democracia parlamentaria de varios partidos. El desarrollo económico también representa un gran problema. Aunque gran número de países africanos poseen considerables recursos naturales, pocos tienen los fondos financieros necesarios para el desarrollo de sus economías. Las empresas privadas extranjeras a menudo han considerado la inversión en áreas subdesarrolladas demasiado arriesgada, y este punto de vista se justifica en muchos casos. Las mayores fuentes de financiación alternativas son las instituciones de préstamos nacionales y las multinacionales. Las esperanzas de un mejor nivel de vida para las naciones africanas se han incrementado, y los precios de los bienes de consumo y otros bienes manufacturados se han mantenido, pero el precio de la mayoría de las materias primas africanas ha bajado. La recesión mundial de principios de la década de 1980 multiplicó las dificultades iniciadas con el aumento del precio del petróleo en la década de los setenta. Serios problemas con las divisas y una deuda exterior creciente agravaron el descontento público. El hambre y las sequías se extendieron por las regiones centrales y norteñas del continente en la década de los ochenta, y millones de refugiados abandonaron sus hogares en busca de comida, incrementando los problemas de los países a los que huían. Los
  • 13. recursos médicos, todavía inadecuados e insuficientes, se vieron desbordados por las epidemias, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el cólera y otras enfermedades. A finales de la década de 1980 y primera mitad de la siguiente década, los conflictos locales en Chad, Somalia, la zona del Sahara, Sudáfrica y otras zonas del continente desestabilizaron gobiernos, interrumpieron el progreso económico y costaron la vida a miles de africanos. Después del final de la guerra civil en Somalia en 1991, un gobierno separado se estableció en Eritrea, que declaró su independencia en 1993. En abril de 1994 estalló la lucha entre los dos principales grupos étnicos de Ruanda, los hutu y los tutsi, después de que los presidentes de Ruanda y Burundi murieran en un sospechoso accidente aéreo. Los problemas en esta zona central de África han continuado a lo largo de 1996 y 1997, así como en Argelia, al norte, cuya paz y desarrollo están siendo amenazados por los atentados violentos cometidos por grupos integristas islámicos. Otro gran problema del continente africano ha sido la incapacidad de proyectar su voz en los asuntos internacionales. La mayoría de los estados africanos se consideran parte del Tercer Mundo y son miembros de la Organización de Países No-Alineados, a la que consideran un instrumento válido para hacerse oír en el concierto internacional de naciones. Sin embargo, a causa de su falta de poder militar o financiero, las opiniones de los países africanos rara vez son tomadas en cuenta. El fin de la política de segregación racial (apartheid) en Sudáfrica, a principios de la década de los noventa, llevó a la celebración de las primeras elecciones multirraciales en abril de 1994. La transferencia de poder a la mayoría negra de Sudáfrica apunta hacia nuevas formas de poder en África, mientras el siglo XX se acerca a su final.
  • 14. El comercio de esclavos africanos Al final del siglo XIV, los europeos empezaron a llevarse a la fuerza a gente de África. Al principio usaron a estas personas como sirvientes para los ricos. Los europeos justificaron el robo de personas como esclavos alegando que les estaban dando la oportunidad a los africanos de hacerse cristianos. Ya para el siglo XVII, la extracción de esclavos de África se convirtió en una causa santa con el apoyo total de la Iglesia Cristiana. Cuando los capitanes de mar españoles y portugueses empezaron a explorar las Américas, se llevaron consigo a sus sirvientes africanos. Algunos de estos africanos resultaron siendo exploradores excelentes. El más importante de ellos fue Estevanico, quien dirigió la primera expedición europea a Nuevo México y Arizona. La gente que vivía en las Américas resistió el intento de los europeos de acaparar sus tierras. Una de las luchas más importantes se llevó a cabo en Cuba en 1512. Los cubanos, dirigidos por el Cacique Hatuey, finalmente fueron derrotados por las armas superiores de los españoles. Se calcula que había más de un millón de personas viviendo en Cuba antes de la llegada de los europeos. Después de veinticinco años sólo quedaban 2,000. Habían matado a muchos, mientras que otros murieron de hambre o enfermedades, se suicidaron o murieron por ser forzados a trabajar durante largas horas en las minas de oro. Después de la llegada de los europeos, hubo un declive marcado en la población local de la mayoría de las islas del mar Caribe. Esto creó un problema para los europeos, ya que necesitaban mano de obra para explotar los recursos naturales de estas islas. Al final, los europeos concibieron una solución: la importación de esclavos desde África. Para 1540, se calcula que unos 10,000 esclavos al año eran traídos de África para reponer las poblaciones decrecientes. Los mercaderes ingleses se involucraron en el comercio y finalmente llegaron a dominarlo. Construyeron fuertes en las costas de África donde mantenían a los africanos capturados hasta que llegaran los barcos de esclavos. Los mercaderes obtenían a los esclavos de los caciques africanos a cambio de mercancías de Europa. Al principio, estos esclavos eran los soldados capturados durante las guerras entre las tribus. Sin embargo, la demanda por esclavos incrementó tanto que se organizaron destacamentos de asaltos para conseguir a jóvenes africanos.
  • 15. (1) Ottobah Cugoano, Narrative of the Enslavement of a Native of Africa (1787) (Narrativa acerca de la esclavitud de un nativo de África) A mí me robaron de mi país natal a temprana edad, junto con otros dieciocho o veinte niños y niñas mientras jugábamos en un prado. Vivíamos a una distancia de sólo unos días de viaje de la costa donde fuimos raptados y fuimos enviados a Granada. Algunos de nosotros en vano intentamos fugarnos, pero pronto nos amenazaron con pistolas y espadas diciéndonos que si tan sólo intentábamos movernos terminaríamos todos muertos ahí mismo Pronto nos llevaron lejos del camino que conocíamos. Por la noche, al llegar a un pueblo, me condujeron rápidamente a una prisión. Ahí pasé tres días escuchando los gemidos y lamentos de muchos otros y vi a algunos de mis compañeros que habían sido capturados. Cuando llegó una nave para conducirnos al barco, hubo una escena horrible; lo único que se escuchaba era el sonido de nuestras cadenas, los latigazos que nos daban y el quejido y el llanto de nuestros compatriotas. Algunos quedaban inmóviles tras ser azotados y golpeados de una manera espantosa. (2) Olaudah Equiano, fue capturado y vendido como esclavo en el reinado de Benin en África. Él escribió acerca de sus experiencias en, The Life of Olaudah Equiano the African (1789) (La vida de Olaudah Equiano, el africano) Generalmente, cuando los adultos del barrio estaban lejos trabajando en los campos, los niños nos reuníamos en alguna parte del barrio para jugar. Era común que algunos de nosotros nos subiéramos a los árboles para vigilar que no nos sorprendieran los asaltantes o secuestradores, ya que a veces ellos se aprovechaban de la ausencia de nuestros padres para atacarnos y robarse a cuantos podían capturar. Un día cuando toda la gente de nuestro pueblo andaba trabajando como siempre y sólo estábamos mi querida hermana y yo cuidando de la casa, dos hombres y una mujer treparon nuestras paredes y en un sólo instante nos capturaron a ambos. Sin darnos un momento para gritar o resistir, nos taparon la boca y salieron corriendo con nosotros hacia un bosque cercano. Ahí nos amarraron las manos y siguieron cargándonos lo más lejos que les fue posible hasta que cayó la noche. Al llegar a una casa pequeña, los ladrones pararon para comer y pasar la noche. Ahí nos soltaron las amarras pero no pudimos coger comida y, por estar tan rendidos y angustiados, nuestro único consuelo fue dormir, ya que el sueño nos permitió postergar nuestra desgracia aunque fuera sólo por un poco tiempo. Lo primero que vislumbré al llegar a la costa fue el mar y un barco de esclavos que estaba anclado esperando su carga. Estas cosas me llenaron de un asombro que rápidamente se convirtió en terror al ser conducido al barco. Inmediatamente algunos miembros de la tripulación me agarraron y me sacudieron para ver si estaba saludable. Fue entonces cuando quedé convencido de que había entrado a un mundo de malos espíritus y que me iban a matar. (3) Mungo Park era un explorador escocés que fue a África a encontrar la fuente del Río Níger. Él escribió acerca de sus experiencias en su libro, Travels to the Interiors of Africa (1799) (Viajes al interior de África).
  • 16. Comúnmente, la manera de amarrar a los esclavos es de poner la pierna derecha de uno y la pierna izquierda de otro en el mismo par de grillos. Los esclavos pueden caminar muy lentamente al sostener los grillos con una cuerda. De la misma manera, a cada cuatro esclavos se les amarra juntos por el cuello. Se les sacaba con los grillos todas las mañanas para que estuvieran debajo del árbol de tamarindo. Los animaban a que cantaran canciones divertidas para que se mantuvieran alegres ya que, aunque algunos de ellos soportaron las dificultades de su situación con fortaleza sorprendente, casi todos estaban muy desalentados y se quedaban sentados todo el día con sus miradas melancólicas fijas sobre el suelo. (4) Alexander Falcolnbridge visitó África en los años 1780s. Él escribió acerca de lo que vio en su libro, An Account of the Slave Trade on the Coast of Africa (1788) (Un informe acerca del comercio de esclavos en la costa de África). Cuando los comerciantes de negros exhiben a los negros que quieren vender ante los compradores europeos, los compradores primero los examinan de acuerdo a sus edades. Luego los inspeccionan minuciosamente y preguntan por el estado de salud de cada uno. Quieren saber si padecen de cualquier dolencia o están deformes, si tienen la vista o los dientes malos, si son cojos o tienen debilidad en las coyunturas, si tienen la espalda distorsionada, si son flacos o tienen el pecho muy angosto; en fin, si han sido aquejados por alguno de estos males que les impediría realizar una labor rigurosa, se les rechaza. Frecuentemente, los comerciantes golpean a los negros que ha sido rechazados por los capitanes. Ha habido ocasiones donde los comerciantes, al ver que ha habido alguna objeción contra uno de los negros, los han decapitado ante la vista del capitán Portugal y la trata de esclavos: La aparición de los esclavos negros en la Europa de la Baja Edad Media fue un momento decisivo para la historia de la humanidad. Se produjo una caza del hombre que duró cuatrocientos años y que convirtió Africa en un continente manchado de sangre y de lágrimas. Creencia en la inferioridad del hombre africano: En una descripción de la época se les califica de "grandes monos, tan hábiles que, bien adiestrados, son capaces de ocupar el lugar de un criado". Las crónicas de los descubridores suelen ser muy subjetivas: "caníbales bárbaros, que sacrifican a sus prisioneros", "negros, que adoran al demonio", "desde la más tierna infancia tienden a la inmoralidad y se hacen cortes lastimosamente en el rostro y en el cuerpo y se los pintan de colores para mayor ostentación". El desconocimiento inicial fue seguido de justificaciones interesadas. La idea de un "negro bárbaro" es una creación europea que continuó ejerciendo sus efectos sobre Europa hasta los inicios del siglo veinte (Leo Frobenius). En 1704, en una enciclopedia, la última palabra de la ciencia, decía: "Los africanos suelen ser negros y se les llama negritos o moros. Son viciosos, salvajes, crueles y muy fuertes, y cada año, se venden gran cantidad de ellos como esclavos a los europeos".
  • 17. Implicación de otras potencias coloniales: Lo iniciado por los portugueses (y antes por los árabes) fue muy pronto adoptado por las demás potencias coloniales. Los españoles, los holandeses, los ingleses, los franceses, los alemanes, los daneses y los norteamericanos se dedicaron en los siglos siguientes al comercio de negros. A principios del siglo XIX, según Livingstone, se capturaban anualmente trescientas cincuenta mil personas en Africa, de las cuales sólo de una quinta a una décima parte llegaba al lugar de destino. El cardenal francés Lavigerie, uno de los hombres que más decididamente luchó contra la esclavitud, suponía que en el siglo XVIII, la esclavitud costaba unos dos millones de vidas al año. El sistema de la esclavitud se convirtió en un elemento indispensable de la economía. Ligado al cultivo del azúcar, del algodón y del café. Carlos V dio la concesión del comercio entre Africa y América Central a partir del año 1517 a mercaderes flamencos. John Hawkins, entre 1563 y 1570 atacaba con su barco que llevaba el nombre Jesús, los transportes de esclavos portugueses y los poblados africanos y gracias a su comercio de esclavos llegó a ser el hombre más rico de su tiempo, caballero y tesorero de la armada real. Las compañías inglesas "African Company" y "Company of Barbary Merchants" en el transcurso de cuarenta años transportaron tres millones y medio de esclavos negros a América. El papel destacado de Portugal: Portugal se convirtió en el comerciante de esclavos número uno de toda Europa. Se llegó a considerar el trabajo de los esclavos como la base de la existencia nacional. La actitud que transformó un pequeño pueblo de la Península ibérica en una verdadera nación de navegantes esforzados, se deterioró con el paso del tiempo. Hasta fines del siglo XV el comercio de esclavos estuvo casi exclusivamente en manos de los árabes y de los portugueses. Los árabes proveían al mundo oriental, los portugueses a las potencias occidentales. Al abrigo de las fortalezas construidas por João II los esclavos eran reunidos y embarcados. Cuando la colonización de América requería, ochenta años más tarde, mayor cantidad de esclavos, Portugal creó en Lagos y en Angola una organización aún más importante. Había cristianos portugueses que insistían en que la finalidad principal de los viajes a Africa no debía ser el comercio de esclavos, sino la conversión de las almas de los indígenas. Actitud cristiana de Enrique El Navegante: Personajes idealistas como el propio príncipe Enrique esbozaron programas utópicos, según los cuales los negros, después de bautizados, tenían que ser devueltos a su país, para hacer proselitismo entre los que se habían quedado allí. Estos programas también contribuyeron a que se considerara a los africanos como hombres verdaderos. El príncipe Enrique hizo devolver a Africa a algunos negros bautizados, con la esperanza de ganar así pueblos enteros para la fe cristiana. Pero los cristianos negros desaparecieron rápidamente en la selva y no volvieron a dar señales de vida.(Wendt) (el impulso de los viajes y de los descubridores) era una mezcla de fe y de codicia, de religión y de rapacidad. Allí se juntaron el espíritu de los cruzados y de los apóstoles con los más viles intereses de lucro y condujeron a la caza de los negros desarmados, que eran apresados por sorpresa y hechos esclavos de la manera más indigna y desconsiderada. (Georg Friedrici)
  • 18. Desembarco en Lisboa de los africanos capturados por Tristao (1441): Se desembarcaba a los prisioneros. Estos eran negros y tan feos de rostro y de figura, que parecían venir de un mundo inferior. Pero nadie hubiera tenido el corazón tan duro que no sintiera compasión por ellos. Algunos inclinaban el rostro cubierto de lágrimas. Otros dirigían la mirada al cielo y se lamentaban amargamente. Otros, por fin, se golpeaban el rostro con los puños. Luego se tendieron sobre el duro suelo. Algunos entonaron cantos de lamentación de su tierra. No podíamos comprender su lengua, pero aquel tono tan triste nos llegó al corazón. Su dolor aumentó aún por el hecho de que separaban a las familias. Arrancaron a los padres de sus hijos y a los maridos de sus esposas. Los empleados no tenían en cuenta nada y lo arreglaban todo a capricho. Pero apenas se había hecho la distribución, cuando los hijos corrieron hacia sus padres y las madres abrazaron desesperadas a sus pequeños. Se acurrucaron en el suelo; no profirieron la menor queja cuando cayeron los latigazos sobre sus cuerpos desnudos. Pero en vano esperaban que al final les dejaran a sus hijos. (Gomes Eannes Azurara, 1444) Consecuencias del tráfico para Africa: Efectos demograficos: El tráfico de esclavos provocó estragos en Africa, los cuales aún hoy en día se hacen sentir. Durante cuatro siglos este continente fue escenario de guerras y razzias por la captura de esclavos. Millones de africanos fueron exportados para tierras lejanas, otros tantos millones murieron en largas marchas hasta la costa y en los almacenes a la espera de ser embarcados. Este éxodo forzado de millones de personas provoco la disminución del crecimiento vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres en edad de procreación eran vendidos. Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX el continente perdió más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones africanas quedaron casi totalmente despobladas. El investigador André Gunder Frank en su libro La Acumulación Mundial 1492-1789 señala la cifra de 13.750.000 esclavos traídos a América entre los siglos XVI y XIX, a lo que el investigador Enrique Peregalli añade un 25% por muertes en el trayecto y un 25% más por muertes en Africa con motivo de las guerras de captura, lo que da un total de 20.625.000 africanos perdidos para el continente en ese período(). Igualmente, se calcula que en ese período sólo desde la costa de Angola a los puertos de São Tomé y América fueron transportados tres millones de esclavos. Así se explica que las zonas más pobladas en el Siglo XV como el Congo, Ndongo y Quissana, en el Siglo XVII estuviesen ya despobladas. Además, muchas poblaciones, ante el peligro de la esclavitud, abandonaron sus zonas originales, refugiándose en las regiones interiores, ayudando a la despoblación. Efectos políticos: El comercio de esclavos era el más lucrativo y los europeos se encargaron de persuadir a los jefes locales y a los mercaderes africanos para participar en él. De este modo se produjo una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defender su independencia. Para ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. En este contexto, la fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Con ellas se organizaban extensas cazas de hombres, ataques a otros pueblos, tribus y aldeas, con el fin de someterlos y venderlos como esclavos. De este modo, se deterioraron las relaciones
  • 19. entre los diversos estados y pueblos. Los pueblos del litoral y del interior más próximo se encontraban en guerra continua. Así, a partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y Angola en Africa Occidental, tal como el Imperio Mutapa en Africa Oriental, se desmoronaron. En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el valle del río Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos. Tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y se enriquecían con la venta de sus propios hermanos, haciendo la guerra a los pueblos vecinos. Efectos económicos: Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de los bienes producidos. Ya sea a través de tributos o de pillaje, los traficantes saqueaban el producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas. Las actividades económicas como la agricultura, minería, artesanía, alfarería y el comercio local fueron abandonados y se orientaron a una actividad económicamente más productiva: la esclavitud. El tráfico de esclavos trajo al continente africano un estancamiento, por no decir un retroceso económico. La agricultura, los tejidos, la fundición y la forja de metales se fueron reduciendo. En contrapartida, se desarrollo la exportación de seres humanos. En lugar de poner a la venta productos, ahora el único producto de fácil venta en el mercado eran los propios productores. Las pequeñas industrias locales no pudieron sobrevivir. Por lo tanto, el tráfico de esclavos retardó el desarrollo y creó condiciones para el actual estado de subdesarrollo(). (Marco Antonio Barticevic) Livingstone relata la liberación de un grupo de esclavos Al cabo de unos instantes, Mbamé nos dijo que una cuerda de esclavos iba a cruzar el poblado para ir a Tete. ¿Debíamos intervenir? Esta era la pregunta que nos hacíamos. Todo nuestro equipaje personal que contuviera algo de valor estaba en manos de los habitantes de Tete. Si liberábamos a los esclavos, era posible que, en compensación, nos arrebataran nuestros bienes, e incluso objetos que nos habían sido confiados por necesidades de la expedición. Pero estos negreros que penetraban gracias a nosotros en un lugar a donde no se atrevían a aventurarse hasta entonces, estos cazadores de hombres que fomentaban la guerra civil para abastecerse de cautivos y que se llamaban hijos nuestros para mejor alcanzar su meta, se oponían tanto a la misión que se nos había encargado, misión aprobada por el gobierno portugués, que no podíamos permanecer con los brazos cruzados. Se decidió pues que intentaríamos detener este odioso comercio que se aprovechaba de nuestros descubrimientos para ampliarse. Llevábamos sólo unos pocos minutos sobre aviso cuando una larga cuerda compuesta de hombres, mujeres y niños, atados en fila uno tras otro y maniatados, serpenteó en la colina y tomó el sendero hacia el poblado. Los agentes negros de los portugueses, armados con fusiles, ataviados con vistosos atuendos, y situados en la vanguardia, en los flancos y en la retaguardia de la tropa, caminaban con paso decidido. Algunos le arrancaban alegres notas a unos largos cuernos de hojalata; todos ponían cara de gloria, como gente convencida de que ha llevado a cabo una noble acción. No obstante, en cuanto nos vieron, estos triunfadores se precipitaron tan rápidamente bosque adentro que sólo pudimos entrever sus gorros rojos y las plantas de sus pies. El jefe, que iba delante, fue el único en permanecer en su puesto. Uno de mis hombres lo reconoció y le estrechó fuertemente la mano. Era un esclavo del antiguo comandante de Tete;
  • 20. nosotros mismos lo habíamos tenido a nuestro servicio. [...] A las preguntas que se le dirigieron con respecto a los cautivos, contestó que los había comprado, pero cuando más tarde se interrogó a los cautivos, nos dijeron todos, excepto cuatro de ellos, que habían sido apresados en combate. Pronto tuvimos cortadas las ataduras de las mujeres y de los niños, pero liberar a los hombres resultaba más difícil. Todos estos desgraciados tenían el cuello apresado en la horcadura de una gruesa rama de unos dos metros de largo, mantenida en el cuello por una varilla de hierro firmemente clavada en los dos extremos. Sin embargo por medio de un serrucho, que por fortuna se encontraba en el equipaje del jefe de la diócesis, les devolvimos la libertad. Les dijimos entonces a las mujeres que cogieran la harina que transportaban y que hicieran con ella unas gachas para ellas y para los niños. Al principio no se lo quisieron creer: era demasiado bonito para ser verdad. Pero cuando se les reiteró la invitación, rápidamente se pusieron manos a la obra, hicieron un gran fuego y arrojaron las cuerdas y las horcaduras, sus malditas compañeras durante tantas noches dolorosas y de tantos días de fatiga. Muchos de los niños apenas tenían cinco años de edad, e incluso los había más jóvenes. Un pequeño le decía a nuestros hombres, con la simplicidad propia de su edad: "Nos habéis desatado, y luego nos habéis dado de comer. ¿Quiénes sois y de donde venís?" La víspera habían sido matadas dos mujeres por haber intentado desatarse las correas. Se les había advertido a todos los cautivos que les ocurriría lo mismo si intentaban evadirse. Una desafortunada madre, que no había querido coger un fardo que le impedía llevar a su niño, vio inmediatamente cómo le saltaban la tapa de los sesos de un tiro al pobre pequeño. Un hombre que no podía seguir a los demás debido al cansancio, había sido despachado de un hachazo. Ya que no la humanidad, el interés al menos debería haber impedido estos asesinatos. En este horroroso comercio siempre hemos visto que el desprecio por la vida humana y la sed de sangre prevalecían sobre la razón.(David Livingstone.) La esclavitud: América conquistada, África esclavizada 1. Introducción El descubrimiento de América por parte de Cristobal Colón en 1492 y la posterior conquista de este continente a manos de españoles y portugueses repercutieron a partir del Siglo XVI en otra región del planeta, un tanto alejada de los acontecimientos de conquista: trátase de África. Aunque separados ambos continentes por el Océano Atlantico, con desarrollos historicos, sociales y económicos completamente diferentes, a partir del Siglo XVI se produce un acercamiento entre América y Africa. La causa de esta aproximación radica en que la conquista de América, con todas las riquezas naturales y perspectivas de desarrollo que ofrecio a sus conquistadores, requeria de la complementación indispensable de mano de obra para la apropiación de tales riquezas y la obtención de ventajas en la explotación económica de tan vastas zonas. Es justamente Africa la que tendrá el "monopolio" en el abastecimiento de la fuerza de trabajo necesaria, en calidad de esclavos. Comenzará un flujo incesante que durará cuatrocientos años, en el cual millones de africanos atravesarán compulsivamente en barcos
  • 21. negreros el Océano Atlántico para posteriormente ser vendidos a los colonizadores de América. En este trabajo se pretende describir los momentos que antecedieron al tráfico mismo, dando a conocer la expansión y la penetración europea en Africa a partir del Siglo XV, en la cual Portugal hace de vanguardia. Luego se hace una reseña del tráfico de esclavos, primero desde la costa occidental de Africa y posteriormente desde la oriental. Más adelante, se menciona el denominado comercio triangular entre Europa, Africa y America, para finalmente pasar a apreciar algunos de los efectos demográficos, políticos y económicos que el tráfico de esclavos produjo al continente africano. 2. Penetración europea en Africa El Siglo XV fue un siglo marcado por grandes avances técnicos y científicos, especialmente en materias relacionadas con la navegación y la construcción naval. Este desarrollo animó a las potencias europeas de la época a intentar algunos cambios en el comercio internacional. Hasta ese siglo, el comercio internacional, restringido casi sólo al Mar Mediterráneo y Océano Indico, se encontraba en manos de mercaderes árabes, tanto en el Norte y Oriente de Africa como en el mismo Océano Indico. Portugal fue el primer Estado europeo en intentar un cambio de sentido, tratando de abrir una vía marítima con la India a fin de importar directamente las especias y otros productos suntuarios desde el Oriente, boicoteando a los intermediarios árabes que traían estos productos a Europa a través del Mar Rojo y Mar Mediterraneo. En el Siglo XV, los portugueses comienzan a buscar un camino a lo largo de la costa occidental africana. Es así como en el año 1481 construyen el primer fuerte en Costa de Oro (Forte da Mina), intentando desde allí alcanzar las vetas de oro de esta parte de Africa. Es desde este fuerte, construído con autorización de los jefes africanos de la región, de donde envían misiones diplomáticas al interior. Con el tiempo, el comercio se diversificó, dejando de ser el oro la única mercancía que Africa ofrecía. Comienza la extracción de marfil, de pieles, maderas y, finalmente, como se verá, de esclavos. En la costa oriental de Africa, Portugal requiere de apoyo estratégico para sus embarcaciones que se dirigen a la India. Para conseguirlo, necesita destruir las fortificaciones árabes en la costa. Así, Vasco da Gama, el primer navegante europeo en llegar a la zona, ya en 1502 bombardea la ciudad costera de Kilwa() y posteriormente también son atacados los puertos de Sofala() y Mombaza(). Las ciudades costeras no pueden hacer frente a los ataques portugueses y sucumben. En 1507, la Isla de Mozambique se convierte en el cuartel general portugués de la costa oriental africana, a partir del cual se recogen los tributos de los jefes locales, se imponen aranceles de importación y exportación y se suprimen todas las intentonas de revuelta contra el poder del conquistador.
  • 22. Ya a finales del Siglo XVI, para fortalecer su posición, los portugueses construyen en 1592 el Fuerte Jesús, en Mombaza, capaz de hacer frente a ataques desde tierra y mar. Este fuerte se convierte en el centro costero más poderoso de la región. En Africa Austral, los portugueses intentan abrir rutas para las áreas de extracción de oro a partir de los establecimientos en Sofala e Isla de Mozambique, usando el río Zambeze como vía de comunicación con el interior. Fundan y fortifican ciudades fluviales (Sena y Tete) y destruyen los antiguos puestos comerciales swahilies(). Por su parte, en 1561 los jesuitas consiguen penetrar en la corte real de Mutapa() y bautizar al rey, parientes y consejeros. En 1569 el rey portugués Don Sebastián envía mil hombres para obtener el control de las minas de oro, expulsar a los mercaderes swahilies y abrir camino a los misionarios. Toda esta presión origina divisiones en la corte, las cuales conducen a la declinación definitiva de Mutapa. Además, a finales del Siglo XVI los barcos franceses, ingleses y holandeses comienzan a rondar el Cabo de Buena Esperanza, con lo que se inicia la generalización de la ocupación europea. Bajo la influencia de la Corte de Lisboa, el tráfico de esclavos se transforma en una de las principales motivaciones de esta penetración. 3. Inicios del trafico de esclavos Entre el Siglo VII y el Siglo XVI, en Africa se produce un gran desarrollo económico, político y cultural, coronado con la creación de varios estados y reinos como el del Gran Zimbabwe(), de Mutapa, el Imperio del Congo(), de Ghana(), de Mali() y de Songhay(). Africa nunca estuvo aislada de los continentes vecinos. Varias regiones fueron directamente influenciadas por el islamismo. Estos contactos con el exterior, especialmente con el mundo árabe a través del comercio, dieron a Africa una contribución valiosa y una experiencia importante. Sin embargo, a partir del Siglo XVI el rumbo de la historia africana tiene un vuelco total, cuando Europa entra en un período de expansión económica y geográfica, pasando a interferir negativamente en el desarrollo de las sociedades africanas. Entre los siglos XVI y XIX, millones de africanos son arrancados violentamente de sus tierras y aldeas con destino a América y las islas del Oceano Indico(), donde son obligados a trabajar en grandes plantaciones de azúcar, tabaco, algodón, cacao y en las minas de oro y plata. Estos productos son aprovechados posteriormente como materia prima para las industrias en evolución en Europa. Debido al hecho que en América los colonizadores no consiguieron utilizar a los indígenas como fuerza de trabajo en volumen y condiciones deseadas, recurren a los esclavos importados desde Africa. Alrededor del año 1550, comienza este tráfico de esclavos del continente africano a América y a partir de 1720 a las islas despobladas del Oceano Indico.
  • 23. Con el tráfico de esclavos, el hombre pasa a ser un objeto de cambio, una mercancía y una máquina de trabajo, en lugar del buey o del arado. Eran varios los métodos utilizados para la obtención de esclavos. Las guerras entre los reinos por el control del comercio y la extensión de sus territorios constituían las principales formas de apropiacion de esclavos, los que posteriormente eran vendidos en la costa a los traficantes. Incluso, a veces el tráfico se realizaba entre grupos de una misma jefatura, cuando la demanda era abundante. En ocasiones, los esclavos eran obtenidos a través de la imposición de tributos a los jefes sometidos. También los traficantes hacían por su cuenta guerras y "razzias" para conseguir esclavos. 4. El tráfico en Africa Occidental En esta parte, el trabajo se centrará en el trafico de esclavos desde el territorio que corresponde aproximadamente a lo que hoy es Angola. Como ya se dijo, en la costa occidental de Africa el tráfico de esclavos comenzó en el siglo XV. En 1441, por primera vez, los portugueses capturan esclavos africanos. Antes de la llegada de los europeos a la costa occidental africana muchos reinos e imperios de esta región habían logrado gran prosperidad económica y eran cultural y políticamente fuertes. En 1482, los portugueses llegan por primera vez al Congo. Desembarcan en la desembocadura del río Congo y contactan con los habitantes de la jefatura Soyo y con el propio Mani-Soyo(). La noticia de la presencia de los portugueses llegó hasta Mbanza Congo, capital del Imperio, donde vivía Manicongo Nzinga Nkuvu. A partir de entonces comienzan a establecerse relaciones entre el Imperio del Congo y el Reino de Portugal. Estas relaciones se consolidan cuando Manicongo Nzinga Mbemba sucede a Manicongo Nzinga Nkuvu. En 1512, Manicongo Nzinga Mbemba firma un acuerdo con el rey de Portugal. En este acuerdo, Portugal se compromete a enviar al Congo misionarios, profesores, constructores, médicos, farmacéuticos y también consejeros jurídicos que ayudarían a Mbemba a reorganizar el sistema administrativo y jurídico. Por su parte, Mbemba retribuiría otorgando facilidades comerciales a los comerciantes lusitanos, permitiendo la propagación del cristianismo en su territorio, facilitando la obtención de oro, cobre, marfil y esclavos. El Congo enviaría a Lisboa y Roma varios jovenes para que aprendiesen a leer y escribir y fuesen formados como sacerdotes. El oro, el cobre, el marfil y los esclavos servirían como moneda de cambio para pagar los gastos de viaje, estudio y formación; igualmente como retribución por todos los productos valiosos, ornamentos, armas, vestuario y otros que serían enviados a Mbemba. Con este acuerdo, Mbemba pretendía obtener ayuda técnica y económica para desarrollar su Imperio.
  • 24. Para los portugueses, este acuerdo significaba penetrar y obtener las riquezas tan deseadas en Portugal y Europa. Bajo el pretexto de expandir el cristianismo entre los pueblos paganos, la religión se convierte inicialmente en la principal forma de penetración y facilita la dominación posterior y el pillaje del Congo. Mbemba fue el primero en convertirse al cristianismo y es bautizado con el nombre de Alfonso I. Sin embargo, el futuro traería grandes sorpresas para Manicongo Alfonso I. Nunca recibió los barcos que solicitaba. Algunos de los jóvenes congoleses enviados a estudiar a Europa fueron reducidos a esclavos. El Congo poco y nada recibió de Portugal, salvo misionarios y comerciantes. Con el correr de los años, el comercio fue ganando una dinámica sin precedentes en esta región. Se abrían nuevas rutas de acceso al interior, la competencia por el tráfico de esclavos se generalizaba, muchos manis de las jefaturas y reinos dependientes comenzaron a hacer directamente el comercio con los traficantes de São Tomé. Manicongo ya no conseguía controlar el tráfico en el Imperio. Algunos reinos tributarios entran en luchas por su autonomía. Alrededor del año 1586 se produce un conflicto de autoridad entre Ngola, "mani" del reino de Ndongo() y Manicongo, que acaba por fijar la frontera entre los dos reinos en el río Dande. Por su parte, los portugueses construyen grandes fortalezas, instalan colonos y desarrollan actividades militares en la parte del reino del Congo. A partir de la Isla de Luanda esperaban conseguir esclavos, oro, plata y otros metales en mayor cantidad. En 1575 comienzan a implementar el plan de ocupación. Se funda la ciudad de Luanda y construye un fuerte. A partir de Luanda penetran con apoyo militar a fin de obtener mas esclavos. La conquista de Luanda y la desintegración del Imperio del Congo significan la culminación de la autonomía e independencia política de Manicongo, comienza la competencia comercial, se propaga la lucha contra los reinos vasallos y se pone de manifiesto la interferencia en su política interna y externa. La posición geográfica de Ndongo (Angola) facilita el tráfico de esclavos a lo largo de la costa y desde el interior. Loango y Mpinda fueron inicialmente los principales puertos de exportación de esclavos en el reino del Congo, ubicados en el actual territorio de Angola. Las rutas terrestres más utilizadas eran: Mpinda a Mbanza Congo (Sao Salvador) y de allí a Mpunbu; de Ambrizete a Mbanza Congo, pasando por Bembe; de Mbanza Congo a Soyo. La ruta marítima era de Loango a Luanda. El tráfico de esclavos en la costa occidental africana paso a ser monopolio de los portugueses, que no permitían socios en este negocio altamente lucrativo. Sin embargo, este monopolio no se prolongó por mucho tiempo. Las noticias de las riquezas provenientes del Golfo de Guinea alimentaban la codicia del resto de Europa, comenzando por los
  • 25. españoles. En 1475, los españoles enviaban una flota de 30 barcos a Guinea, contra la cual Portugal preparó otra para combatirla. Las tentativas de incursion por parte de los españoles en el tráfico establecido continuarían. A su vez, los ingleses también interfieren el tráfico de esclavos en esta región. Inicialmente practicaban la piratería en las posesiones portuguesas del Golfo de Guinea, Costa de Mina y Costa de Malagueta. Se realizan extensas negociaciones que toman siempre en cuenta los intereses comerciales de los ingleses en Portugal y el mantenimiento del monopolio portugués en la costa occidental de Africa. Estas negociaciones culminan con la Convención del 29 de octubre de 1576, que reconoce la libertad de los mercaderes ingleses en Portugal, pero reserva a los portugueses el negocio de Africa por tres años. Mientras tanto, otros países europeos entran en el tráfico de esclavos. Así, en el Siglo XVII junto a Portugal y España compiten Inglaterra, Francia y Holanda, lo que desencadena una verdadera disputa a los intereses del monopolio portugués. Debido a esto, por Ley del 19 de marzo de 1605, Portugal cerró los puertos de sus colonias a la navegación extranjera. Sin embargo, esta medida fue ineficaz, aún más cuando su superioridad marítima habia desaparecido. En esta guerra comercial, el 2 de octubre de 1608, España prohibía el comercio con sus colonias a cualquier extranjero, incluyendo a los lusitanos. Los holandeses, a partir de 1612, desencadenan ataques de ocupación a las posesiones portuguesas. Los centros comerciales lusitanos que se encontraban a lo largo de la costa son atacados desde el mar. En agosto de 1641, después de varios anos de batallas, es ocupada la costa de Angola y de Benguela. Los holandeses pusieron fin al monopolio en los territorios y mares de dominio portugués. Como consecuencia de la ocupación de Angola, los portugueses no tienen otro camino que recurrir a Mozambique como fuente de aprovisionamiento de esclavos para su colonia en el Brasil. 5. El tráfico en Africa Oriental Es así como el tráfico transatlántico de esclavos llega a la costa oriental africana más tarde que a la costa occidental. Fue a partir de 1645 que los traficantes y comerciantes portugueses comienzan a frecuentar los puertos de la costa oriental africana con más asiduidad, especialmente Mozambique. Este tráfico se intensifica a partir de la segunda mitad del Siglo XVIII, cuando la demanda de esclavos en esta región supera la extracción de oro y marfil. A partir de los primeros anos del Siglo XIX, las relaciones comerciales con el exterior pasan a depender casi exclusivamente de la exportación de esclavos. De todos los puertos
  • 26. de Mozambique se exportan esclavos para las islas francesas del Indico, América, Arabia, Golfo Pérsico, India y Goa (posesión portuguesa en la India). Ya antes del Siglo XVIII habían salido esclavos de Mozambique según fuentes árabes y portuguesas, pero en ningún caso el número fue tan elevado y alarmante como desde el Siglo XVIII en adelante. Si las condiciones físicas de los puertos favorecían las actividades de los negreros, la complicidad de los gobernantes, desde los gobernadores generales hasta los gobernadores de capitanías(), agravó la situación. Ellos fueron los principales traficantes y exportadores de esclavos hasta los años sesenta del Siglo XIX. Vendían esclavos a los franceses, quienes los llevaban a sus plantaciones de azúcar y café a las islas del Indico. Dadas las necesidades de mano de obra en las plantaciones de America del Sur, especialmente del Brasil, mercaderes brasileños, norteamericanos y centroamericanos comenzaron a llegar y a principios del Siglo XIX el tráfico hacia América superaba al de las islas del Indico. En este tráfico se destacan también los yao() y los maravies() del Lago de Niassa, que venían hasta la costa con caravanas de esclavos para ser vendidas a los traficantes árabes. Los yaos llevaban también esclavos para los "prazos" del valle del Zambeze(). A partir de 1830, los árabes fueron los principales traficantes de esclavos. Muchas embarcaciones árabes, pangaios(), desde diferentes puertos del norte de Mozambique acarreaban gran número de esclavos para las islas Comores y Madagascar. A mediados del Siglo XIX, estos traficantes cambian tejidos por esclavos. La isla de Ibo paso a ser frecuentada por los árabes de Zanzibar, Kilwa, Mombaza y sobre todo por los de las islas Comores. A partir de 1854, el tráfico de esclavos para las islas francesas paso a llamarse "exportación de trabajadores libres". Esto se debió a la prohibición del tráfico y al control de los ingleses en el Indico. En la práctica, este tipo de comercio terminó sólo en 1902. Como medida de la magnitud del tráfico, sirve el siguiente cuadro que indica el número de esclavos embarcados sólo desde Mozambique a las islas del Indico entre 1720 y 1902(): Período Número de esclavos 1720-1799 125.306 1800-1854 255.000 1855-1902 115.133 Total 495.439
  • 27. Otro ejemplo es el caso de la ciudad de Zanzíbar, una de las que más evidenció el tráfico de esclavos. A partir de 1811 Zanzíbar ya exportaba entre 6 y 10 mil esclavos por año. A partir de 1839 se convirtió en un verdadero centro del tráfico de esclavos en la costa oriental de Africa. Se calcula que eran vendidos entre 40 y 45 mil esclavos por año. 6. El comercio triangular Inicialmente, desde que en 1441 los portugueses capturaron por primera vez esclavos africanos, estos eran exportados para Portugal, España e Italia y otras partes de Europa, aunque en pequeñas cantidades. Después de la conquista de América, el tráfico de esclavos no sólo aumentó extraordinariamente, sino que se transformó en una institución que por cerca de cuatro siglos iría a relacionar en forma dramática a tres continentes: Africa-América-Europa. Esta relación es conocida como comercio o tráfico triangular. A inicios del Siglo XVI varios territorios en América fueron colonizados por portugueses y españoles. Los aborígenes fueron masacrados o reducidos a la esclavitud durante la conquista. Como ya se señaló, en estas tierras conquistadas los europeos introdujeron el cultivo de la cana de azúcar, tabaco, algodón y café y la extracción de oro y plata, productos todos muy apetecidos en Europa. Estas labores exigían de mucha mano de obra. Los aborígenes diezmados por las guerras, las epidemias, el trabajo forzado y el alcohol no podían satisfacer las necesidades de mano de obra. Los traficantes ávidos de lucro y con experiencia en el tráfico de esclavos ponen sus ojos en Africa, como región con fuerte mano de obra barata. Por otro lado, a inicios del Siglo XVI, Europa ya es el centro del comercio que liga todos los continentes. Los navíos negreros que transportan esclavos parten para Africa desde los puertos europeos cargados de artículos de reducido valor: barras de fierro, tejidos, uniformes, bebidas alcohólicas, espejos, collares, armas, etc. En Africa, estos artículos son trocados por oro, pieles, goma, marfil y sobre todo por esclavos, para después ser llevados a América y ser entregados a los colonos que explotaban las plantaciones y minas. También en el continente americano funciona el trueque y los esclavos son cambiados por azúcar, algodón, tabaco, café, madera, oro, plata y otros metales preciosos, que los comerciantes negreros venden posteriormente en los mercados de Europa. Se podría comparar este comercio con el que actualmente se conoce con el nombre de "barter", en el cual no hay dinero en circulación, sino sólo bienes y productos.
  • 28. En un comienzo, el comercio es monopolio absoluto de españoles y portugueses, pero a partir de finales del Siglo XVI las compañías holandesas, francesas e inglesas entran en este circuito mercantil, luchando por controlar estas regiones. Surge así una competencia encarnizada entre los países europeos que se mantiene durante todo el período del tráfico de esclavos. Los holandeses traficaban y exportaban los esclavos que vendían en el Brasil y en América Central. En el Siglo XVIII, los ingleses transportaban para sus colonias en América del Norte, para Mexico, Cuba, Jamaica y el Perú. A partir del Siglo XVII y especialmente en el siglo XVIII los negreros franceses desembarcan esclavos en la isla de Santo Domingo (Haití), en las Antillas Francesas y en Lousiana en América del Norte. En el transcurso de los siglos XV y XVI el tráfico negrero fue obra especialmente de navegantes particulares, comerciantes y piratas. A partir del Siglo XVII pasa a ser ejercido por grandes compañías. Ellas se encargan del comercio en el Atlántico y de la explotación de las colonias. Organizan también la instalación de factorias, la construcción de fuertes y bodegas para almacenar esclavos. En el caso de Portugal, el tráfico de esclavos fue realizado prácticamente sólo por negreros particulares, que llevaban del Brasil a Africa tabaco de mala calidad y ron y regresaban con esclavos a cambio. Esto se desarrollo especialmente a partir del Siglo XVII, cuando las relaciones entre las posesiones de Africa y el Brasil comenzaron a ser directas. En el comercio del Atlántico, Portugal se ve superado por los grandes países expansionistas de la época: Holanda, Francia e Inglaterra 7. Consecuencias del tráfico para Africa Efectos demograficos El tráfico de esclavos provocó estragos en Africa, los cuales aún hoy en día se hacen sentir. Durante cuatro siglos este continente fue escenario de guerras y "razzias" por la captura de esclavos. Millones de africanos fueron exportados para tierras lejanas, otros tantos millones murieron en largas marchas hasta la costa y en los almacenes a la espera de ser embarcados. Este éxodo forzado de millones de personas provoco la disminución del crecimiento vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres en edad de procreación eran vendidos. Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX el continente perdió más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones africanas quedaron casi totalmente despobladas. El investigador André Gunder Frank en su libro La Acumulación Mundial 1492-1789 señala la cifra de 13.750.000 esclavos traídos a América entre los siglos XVI y XIX, a lo que el investigador Enrique Peregalli añade un 25% por muertes en el trayecto y un 25% más por muertes en Africa con motivo de las guerras de captura, lo que da un total de 20.625.000 africanos perdidos para el continente en ese período().
  • 29. Igualmente, se calcula que en ese período sólo desde la costa de Angola a los puertos de São Tomé y América fueron transportados tres millones de esclavos. Así se explica que las zonas más pobladas en el Siglo XV como el Congo, Ndongo y Quissana, en el Siglo XVII estuviesen ya despobladas. Además, muchas poblaciones, ante el peligro de la esclavitud, abandonaron sus zonas originales, refugiándose en las regiones interiores, ayudando a la despoblación. Efectos políticos El comercio de esclavos era el más lucrativo y los europeos se encargaron de persuadir a los jefes locales y a los mercaderes africanos para participar en él. De este modo se produjo una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defender su independencia. Para ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. En este contexto, la fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Con ellas se organizaban extensas cazas de hombres, ataques a otros pueblos, tribus y aldeas, con el fin de someterlos y venderlos como esclavos. De este modo, se deterioraron las relaciones entre los diversos estados y pueblos. Los pueblos del litoral y del interior más próximo se encontraban en guerra continua. Así, a partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y Angola en Africa Occidental, tal como el Imperio Mutapa en Africa Oriental, se desmoronaron. En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el valle del río Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos. Tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y se enriquecian con la venta de sus propios hermanos, haciendo la guerra a los pueblos vecinos. Efectos económicos Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de los bienes producidos. Ya sea a traves de tributos o de pillaje, los traficantes saqueaban el producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas. Las actividades económicas como la agricultura, minería, artesanía, alfarería y el comercio local fueron abandonados y se orientaron a una actividad económicamente más productiva: la esclavitud. El tráfico de esclavos trajo al continente africano un estancamiento, por no decir un retroceso económico. La agricultura, los tejidos, la fundición y la forja de metales se fueron reduciendo. En contrapartida, se desarrollo la exportación de seres humanos. En lugar de poner a la venta productos, ahora el único producto de fácil venta en el mercado eran los propios productores. Las pequenas industrias locales no pudieron
  • 30. sobrevivir. Por lo tanto, el tráfico de esclavos retardo el desarrollo y creó condiciones para el actual estado de subdesarrollo(). 8. Bibliografia . Del Siglo XII al XIV, Kilwa fue la ciudad más importante de la costa oriental de Africa. En su apogeo, Kilwa llego a controlar Sofala (s. XIII), Mafia, Zanzíbar, Pemba y otras ciudades costeras del sur. Ubicada en el actual territorio de Tanzania. . Sofala era una ciudad portuaria que se situaba un poco al sur de lo que es hoy el puerto mozambiqueño de Beira. Era el puerto más al sur de la costa oriental africana conocido por los árabes. A través de Sofala obtenían el oro producido en el Gran Zimbabwe y en el Imperio de Mutapa. . Principal puerto de Kenya. . Pueblo que habitaba la costa oriental de Africa. Su nombre proviene de la palabra árabe "swahel" que significa "costa marítima". El swahili es una lengua bantú. En el Siglo VII de nuestra era estas poblaciones se convirtieron al islamismo. . Entre 1440 y 1450 Nyantaimba Mutota sale del Gran Zimbabwe con sus guerreros y familias para el norte y se queda en la región de Dande, en el valle del río Zambeze. Los ejércitos de Mutota conquistaron esta zona del norte del altiplano y formaron entre los ríos Mazoe y Luia un nuevo reino. Matope, hijo y sucesor de Mutota, unificó todas las tierras entre el desierto de Kalahari y la región de Sofala. Fundó el Imperio Mutapa, cuyos límites se extendían desde el desierto de Kalahari al Océano Indico y del río Zambeze al río Limpopo, rodeado de reinos vasallos que le obedecían. . El Reino de Zimbabwe fue uno de los más poderosos de toda Africa Austral. Las poblaciones de Karanga lo fundaron entre los ríos Zambeze y Limpopo. Su apogeo se sitúa entre los años 1250 y 1450. Hoy aún existen las ruinas de lo que fue la capital de este Reino, el "Gran Zimbabwe" o "Casa de Piedra", construída en varios períodos entre el Siglo VIII y el Siglo XV. . El Imperio del Congo fue un reino poderoso que creció y se desarrolló sobre las márgenes del río que después tomó su nombre. Fue fundado por Nimia Lukeni a finales del primer milenio de nuestra era. Se extendía desde el río Congo al norte hasta el río Cuanza por el sur, ocupando toda la región norte del territorio actual de Angola, desde el Océano Atlántico por el occidente hasta el río Cuango por el oriente. . Ghana fue el reino mas antiguo de Africa Occidental. Ya en el Siglo IV Ghana era una confederación de clanes. Su apogeo se produjo en el Siglo X, siendo destruído en el siglo siguiente. Se situó entre los ríos Senegal y Niger. Tenía a Kumbi-Saleh como capital. . En las ruinas de Ghana se encuentran los fundamentos de los orígenes del reino de Mali. Sus fundadores pertenecían al grupo lingüístico Mande. Alrededor del año 1350 los Mande
  • 31. extendieron su autoridad a todo el valle superior del río Niger (hasta Gao), a una parte del Sahara (Walata), al Bambuk y a toda la región costera comprendida entre el río Senegal y el río Geba. Su capital era Niani. . Songhay fue el último de los imperios sudaneses. Fue construído por campesinos Gabibis y pescadores Sorko de las márgenes del río Níger. Su apogeo se sitúa entre los siglos XIV y XVI. . Las islas del Océano Indico a que se refiere este trabajo son: las islas Seychelles (89 islas e islotes), las islas Mascarenas (actualmente constituídas por el estado de Mauricio -Agalea, Albatros, Cargados, Coco y Rodríguez- y la Isla de la Reunión, posesión francesa), las islas Comores y la isla de Madagascar. . Mani significa jefe, especialmente para designar al jefe de tribu. . El nombre de Angola proviene de Ngola, rey de Ndongo. . Sobre la complicidad de los gobernadores portugueses en las colonias respecto al tráfico de esclavos existe abundante documentacion en el Archivo Histórico Ultramarino de Lisboa y en el Archivo Histórico de Mozambique en Maputo. . El pueblo "yao" (conocido como "mujao" por autores portugueses antiguos o como "ajau" por los contemporáneos) tenía su centro en los contornos del lago de Niassa y entre los años 1840/50 el pilar de su economía se basaba en el comercio de esclavos. . El Imperio Marave fue formado por los Lunda, pueblo que vivía en la región de Tete, al norte del río Zambeze y que salió de su territorio avanzando a lo largo de este río hasta la costa, siguiendo luego hacia el norte más allá del río Rovuma (actual frontera entre Mozambique y Tanzania). . Alrededor del año 1600, Portugal envió a Mozambique colonos portugueses e indios cristianos de Goa para establecerse en el valle del río Zambeze. En 1650, el Rey de Portugal decidió que las tierras del valle pertenecían a Portugal y que sus propietarios debían pagar tributos a la Corona. Las tierras pasaron a ser arrendadas por un plazo ("prazo" en portugués, de allí su denominación como "prazos da Zambézia" o "prazos da Coroa"). Los "prazos" fueron utilizados por Portugal como una tentativa de garantizar la colonización en esta región del interior, aunque durante muchos años hubo disputas entre los "prazeiros" y la Corona. . Los "pangaios" eran pequeñas embarcaciones utilizadas por los traficantes árabes, las cuales por sus condiciones especiales eran propicias para el tráfico clandestino de esclavos desde pequeñas ensenadas y bahías, donde los navíos de guerra no podían hacer un control efectivo. . Tomado del libro O tráfico de escravos de Mocambique para as ilhas do Indico, 1720- 1902, de José Capela. Período 1720-1799: pág. 25; período 1800-1854: pág. 41; período
  • 32. 1855-1902: pág. 62; Núcleo Editorial de la Universidad Eduardo Mondlane, Maputo, junio de 1987. . Enrique Peregalli, Escravidão no Brasil, Global Editora, São Paulo, 1988, pág. 51. . Ver Madre Negra, de Basil Davidson. CAPELA, José; O tráfico da escravatura nas costas de Moçambique, em 1902, en Arquivo, Boletin Semestral del Archivo Histórico de Mozambique, Número 3, abril de 1988, pág. 5- 11. Apontamento sobre os negreiros da Ilha de Moçambique, en Arquivo, Número 4, octubre de 1988, pág. 83-90. CAPELA, José; MEDEIROS, José; O tráfico de escravos de Moçambique para as ilhas do Indico, 1720-1902; Núcleo Editorial da Universidade Eduardo Mondlane, Maputo, 1987. INDE, Editorial Escolar, Historia de Africa, Sexta Clase, varios autores, Maputo, 1987. PANTOJA, Selma; Fontes manuscritas para a historia de Moçambique no Rio de Janeiro - até final do século XX, en Arquivo, Número 5, abril de 1989, pág. 41-48. PEREGALLI, Enrique; Escravidão no Brasil, Global Editora, São Paulo, 1988. Varios Autores; A historia da minha Patria, INDE, Editorial Escolar, Maputo, 1986. RESUMEN: Introducción. Penetración europea en Africa. Inicios del tráfico de esclavos. El tráfico en Africa Occidental. El tráfico en Africa Oriental. El comercio triangular. Consecuencias del tráfico para Africa: efectos demográficos, políticos y económicos. (Para sección HISTORIA) Angola Historia Todo lo que se sabe de la historia antigua es que en la edad de piedra los cazadores y recolectores de la región fueron reemplazados por la cultura bantú hacia el siglo VII d.C. El país estaba en las rutas migratorias de los pueblos del norte y del este, lo que dio como