El documento discute la relación entre el crecimiento de la población y la capacidad de los gobiernos de los países subdesarrollados para promover la dignidad humana y proveer servicios básicos. Señala que algunos gobiernos intervienen en las tasas de fertilidad para lograr niveles compatibles con el bien común, como en el caso de China. Finalmente, enfatiza la necesidad de programas educativos de paternidad responsable y políticas globales para abordar los efectos del crecimiento demográfico en los recursos naturales y la