Después de que una persona muere, ya sea por causas violentas o accidentales, la policía judicial realiza una inspección técnica del cadáver para esclarecer las circunstancias de la muerte, incluyendo el tiempo, lugar y posibles motivos. La inspección implica verificar que la escena del crimen esté acordonada, fijarla con fotografías y video, recolectar evidencia y examinar el cuerpo para describir sus características y signos de violencia antes de enviarlo al laboratorio para su análisis.