1. Discurso leído por Dña Antonia Cámara Esclapez, ante la 34ª promoción de
alumnos del Instituto de Enseñanza Media nº 1 de Las Rozas; Madrid, el día
23 de Mayo de 2012, celebración de su fiesta de Graduación.
Queridos Alumnos:
Estimados Padres, Autoridades y Compañeros:
Leía yo estos días atrás, unas pequeñas memorias del reciente premio Nobel
de Literatura, el poeta sueco Tomás Tranströmer, cuando viene nuestro
Director, Emilio, y me espeta a boca de jarro:
Antonia, este año queremos que seas quien lea el discurso en la fiesta-gala de
Imposición de Bandas y Graduación de la Promoción de Bachillerato que este
año termina sus estudios en nuestro Instituto.
Yo no estoy avezada a estos menesteres de discursos, oraciones y jergas del
estilo. Además, yo no soy políticamente correcta. Pero bueno, con un poco de
coraje y mucho de bien mandada- yo siempre he sido una persona obediente,
incluso de niña-, me puse delante de la cuartilla y aquí pergeñé algunas
pequeñas reflexiones que paso a compartir con vosotros, confiando, eso sí, en
vuestra comprensión y crítica benevolente.
Pero antes de estas reflexiones, dejadme dirigir mi pensamiento y mi recuerdo
hacia una persona que todos convendréis conmigo que merece especialmente
que la traigamos a nuestra memoria: Me refiero a vuestra profesora, nuestra
compañera y amiga: Marina, que tanto hubiera disfrutado en compartir estos
momentos de gozo con vosotros, sus alumnos.
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2. Profesora de Matemáticas, extraordinaria Profesora, que con tanto sufrimiento
y mayor dignidad supo llevar su enfermedad hasta sus últimos días en que tan
prematuramente nos dejó.
Yo os pido un fuerte aplauso para ella. Gracias.
Y vuelvo a mis reflexiones. La primera de ellas, es muy directa: No es tanto una
reflexión, sino una sincera recomendación: Que leáis a este poeta, que os
mencioné, y que a pesar de que le han dado el premio Nobel, - esto lo digo
con un poco de sorna -, es magnífico y su poesía bellísima. Así pues , jóvenes
Graduados: Ya tenéis grata tarea para los ratos de ocio que os permitan
vuestras vacaciones veraniegas. Leer la poesía de este poeta sueco,
flamante premio Nobel. Por supuesto, esta recomendación la hago extensiva
al resto del auditorio, pero el mensaje y razón de mi reflexión va más para los
jóvenes, para que, además de rellenar su mochila veraniega con un buen libro,
vayan amueblando los estamentos de su cabeza, con las enseñanzas,
pensamientos, sabiduría y belleza que el libro guarda en su interior. Estas
enseñanzas las necesitareis, no cabe duda, en vuestra vida social, profesional
y familiar del futuro. Os hago esta recomendación sin temor a crítica alguna. Y
aquí, al hilo de esta recomendación, me vais a permitir una segunda reflexión,
que es, como antes os he dicho que soy yo; es decir, políticamente
incorrecta. Es la siguiente: Si os recomendara la lectura de un poeta español,
tendría que pensármelo dos veces: Nosotros, los españoles, rápidamente nos
pondríamos en guardia para ver por dónde nos sale la recomendación y de qué
pié cojea el recomendante, en este caso la recomendante. Así por ejemplo si
os recomendara a un poeta como Antonio Machado, poeta de todos los
españoles como ya nos recordó Marañón hace más de 50 años, ahora
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3. cantado por algunos significados cantautores, seguramente habría una amplia
mayoría “popular” que me tildaría de buen gusto, buen talante y me aplaudirían.
Ahora bien, si se me ocurriera recomendaros a su hermano, Manuel
Machado, también poeta, incluso en su día de mayor fama que su propio
hermano, con seguridad recibiría un severo dictamen de esa misma mayoría
popular; apostillándome con algún piropo, algo así como : “Esta tía es una
facha”. Y yo me hago esta reflexión y os pregunto: ¿Nos reconocemos los
españoles en este tipo de juicios y comportamientos? Y yo me atrevo a
deciros: pues sí, así somos los españoles. Y yo os digo, queridos jóvenes:
Aprendamos a no seguir siendo así. Aprendamos a superar estos atavismos.
Aprendamos a respetar las opiniones de quienes no opinan como nosotros.
Aprendamos ese concepto que a muchos les llena la boca cuando lo pronuncia
y que muy pocos practican en la realidad, es decir, democracia. Sí,
aprendamos democracia, que es una de las importantes asignaturas,
pendientes de aprobar, que tenemos los españoles. Y puestos a aprender,
aprendamos también valores. Valores en la familia, valores en el Instituto, y
como paso siguiente: Valores en la Universidad o en vuestra vida profesional,
sea lo que sea que os toque en vuestro futuro inmediato. Vosotros los jóvenes
estáis en esa hermosa edad en que podéis aprender estos conceptos con
ilusión, con frescura, con sinceridad y con espíritu de permanencia.
Aprendezlos y practicazlos para que os conduzcan por la vida en la forma
como la entendía otro insigne y excelso poeta, también premio Nobel, pero
esta vez español, Juan Ramón Jimenez, que concebía la democracia y la
formación humana en valores, no como un fin, en sí, sino “como un camino
hacia el hombre mejor”. Bellísima y sugerente reflexión que yo os animo a
3
4. que constantemente la pongáis en práctica y sea habitual en el camino de
vuestra vida. A nosotros, los docentes, nos toca enseñaros estos conceptos no
sólo en la formalidad de una lección desde la cátedra, sino en la forma en que
la enseñanza queda más firmemente grabada en el espíritu del adolescente:
con el ejemplo de su ejercicio cotidiano desde la más pura integridad y
honradez. La pregunta que nos hacemos, que me hago es, si desde nuestro
papel de enseñantes estamos respondiendo con nuestro ejemplo a este patrón
de enseñanza. Ojalá sea que sí, y ojalá que vosotros así lo percibáis.
Y tras estas pequeñas reflexiones vuelvo un poco atrás, a las memorias de
nuestro poeta, centradas en sus vivencias de infancia y adolescencia, que son
las vivencias que os está tocando vivir a vosotros en este momento. Y entre
estos recuerdos que el poeta nos relata, me quedo con dos, que no me pasan
nada desapercibidos: Uno, su pérdida, aún muy niño, cuando en medio de la
ciudad en que vivía quedó descolgado de la mano de su madre y se perdió
entre la muchedumbre. Él solo, acertó a llegar a su casa, a la caída de la
noche, cuando ya su madre sufría un tremendo desconsuelo por la ausencia de
su hijo. Esta pequeña anécdota, lo revivo en mi propia carne pues algo
parecido me ocurrió a misma: entre tantos hijos, en una ocasión que todos eran
bien pequeños, se me quedó mi hijo mayor, entonces niño, si no descolgado,
olvidado en una Academia a donde los llevaba para estudio de Inglés. Cuando
llegando a casa, veo que me falta uno, podéis imaginaros no el susto, sino el
soponcio que me dio al imaginarme lo peor. A Dios gracias, lo peor no llegó, y
sí llegó mi hijo, sólo, pues de forma natural no vaciló en tomar el metro y llegar
a casa. No tengo más remedio que, en simpatía con nuestro poeta, rememorar
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5. esta anécdota que experimentamos ambos, si bien con un intervalo de 60
años.
El segundo recuerdo con el que me quedo, de los relatados por nuestro
poeta, es el recuerdo en que nos va desgranando sus primeros pasos por la
Escuela Pública, descubrimiento de Museos, de la Biblioteca, estudios del
Latín, recitales de versos de Horacio, y sobre todo su grande alegría por el
descubrimiento y estudio de la Geografía y de la Historia. Sí, de la Geografía y
de la Historia. Esto no lo digo yo, nos lo dice el mismo poeta y que, según nos
confiesa, fueron los pasos y caminos que le llevaron al descubrimiento de la
poesía, que finalmente le aupó al máximo reconocimiento y galardón a
que el hombre puede aspirar: El premio Nobel. Comprenderéis ahora,
queridos alumnos, el porqué de mis simpatías y estas pequeñas digresiones
sobre tan relevante poeta: resulta que le gustaba la Geografía y la Historia.
Pero más allá de la anécdota, que sabréis perdonarme, pensaba yo cuando
leía sus memorias, que quizá vosotros, algún día, cuando alguno de vosotros
seáis laureados con alguno de esos reconocimientos de rango universal,
podáis recordar, con el mismo cariño que lo hace el poeta, este nuestro
Instituto y este pequeño y bonito pueblo de las Rozas, ubicado en las
proximidades de la Sierra de Madrid, podáis, digo, recordarlo como entrañable
etapa que os abrió el camino hacia metas mucho más altas, que desde aquí,
el cuerpo docente al completo, deseamos que todos vosotros alcancéis.
En ese camino, hay muchos peligros que os acechan. Uno de ellos, que a mí
me parece que es especialmente maligno y muy visible, especialmente dirigido
para vosotros los jóvenes, es el populismo. El populismo está pensado para
adular ese deseo mezquino que todos llevamos dentro, de querer ser mucho y
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6. de querer tener mucho a costa de nada, a costa de ningún esfuerzo. Ese
populismo, es el que nos riega los oídos ofreciéndonos los “derechos gratis”,
que tanto nos seducen a los humanos. Esta seducción es perversa, porque
sugiere una vida fácil, cómoda, llena de prebendas gratuitas, pero que, en
cuanto uno reflexiona un poco sobre ese anzuelo, políticamente perverso, se
encuentra con que la vida real no es así. Si queremos ser alguien, si queremos
conseguir algo, si queremos escalar la pendiente de nuestra vida hacia una
plataforma de mayor bienestar, tenemos que esforzarnos, tenemos que trabajar
muy duro, competir, tenemos que ser mejores que los demás, que también
aspiran a iguales prebendas y a ocupar iguales o mejores puestos, los de
mayores responsabilidades que son las que en definitiva, nos compensan y nos
retribuyen los pequeños y honestos placeres que la vida nos ofrece. El peligro,
cuando somos jóvenes, es darnos cuenta un poco demasiado tarde, de que la
vida no nos la regala nadie. Ahí, queridos jóvenes, tenéis que estar muy alerta
de que la vida tenemos que ganárnosla nosotros cada día con nuestro trabajo,
nuestro esfuerzo, nuestra capacidad, nuestra comedida ambición y nuestra
inteligencia. No queramos abolir la famosa máxima de Don Quijote a Sancho
cuando le dice: “Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro si no
hace más que otro”. Apliquemos pues esta máxima de don Quijote, es decir:
Tenemos que hacer más que los otros. Si queremos ser más o mejores que
aquellos que compiten con nosotros, hagamos más y mejor que ellos. Así
encontraremos la sana recompensa que nos hará sentirnos un poco más
satisfechos de nosotros mismos pues nada hay más reconfortable y más
satisfactorio para la especie humana que los éxitos provenientes del trabajo,
del esfuerzo, del sacrificio y de la inteligencia.
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7. Os decía, unas líneas arriba, que os deseo que vuestro paso por nuestro
Instituto de las Rozas haya sido estimulante, provechoso y entrañable y
como tal lo recordéis, cuando a recordar toque, con el cariño que lo hacía
nuestro premio Nobel en sus memorias.
No os pido que necesariamente os acordéis de la Geografía, que a tanto no
aspiro, pero sí desearía que nos recordarais a todo el grupo de Profesorado
como un cuerpo docente entregado a vosotros, con profesión, con rigor, con
disciplina, además de con cariño y sobre todo con justicia. Si hemos sido
capaces de que nos recordéis con algunas de estas cualidades, nosotros, los
profesores, nos consideramos más que recompensados en nuestra actividad
docente.
No puedo por menos que terminar deseándoos a todos vosotros que
acertéis con vuestras vocaciones, con vuestros estudios en la
Universidad, con vuestras profesiones, y sobre todo que tengáis mucha
suerte en vuestra andadura por la vida. Pero no lo olvidéis, la suerte, suele
venir cuando se le ayuda y la forma de ayudarla es abrirle la puerta con el
trabajo, el esfuerzo y el sacrificio.
Y ya termino, con una felicitación muy sincera y muy gratificante para aquellos
de vosotros que habéis terminado este Bachillerato con notas de excelencia.
Para quienes no han alcanzado ese nivel, una pequeña reflexión final: No os
preocupéis. Nuestro insigne premio Nobel Ramón y Cajal también pasó
por esa experiencia, pero eso sí, le puso remedio con un extraordinario
estudio de la Medicina, arduo trabajo de investigación en su precario
laboratorio, esfuerzo sin límites y tesón, que para eso era maño, y ya veis
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8. hasta donde llegó: Premio Nobel de Medicina y quizá el más insigne y el
más meritorio de todos nuestros Premios Nobel. También escribió unas
memorias de entrañable y deliciosa lectura que, por supuesto también os
recomiendo. Vosotros podéis ser otros que sigáis su ejemplo y su senda. Así
os lo deseo.
Para todos, un fuerte abrazo y un cariñoso beso de despedida, y que Dios
os bendiga.
Muchas Gracias
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