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Nanorobots
En un futuro no muy lejano pequeñísimos “nanorobots”, capaces de manipular
moléculas o estructuras atómicas del tamaño de una millonésima de milímetro,
podrán habitar el interior del cuerpo humano y estar siempre atentos a enfrentar
cualquier virus o enfermedad que pudiera aparecer. En la NASA, que anunció una
estación orbital permanente en la Luna y que sueña con una misión tripulada a
Marte, están entusiasmadísimos con la idea: esta sería la fórmula para prolongar la
vida de sus astronautas e n el espacio.
La nanotecnología dará vida a microscópicos “médicos” capaces de adentrarse en el
interior de una célula para diagnosticar o atajar un mal. De este modo, podría
convertirse en la llave que permita a los astronautas sobrevivir a la radiación
cósmica y a la falta de gravedad durante viajes prolongados. Una misión a Marte
duraría unos tres años (http://marsrovers.jpl.nasa.gov/home/index.html ). Ocho meses
en el viaje de ida, un año y medio de permanencia, y el regreso, que recién se
produce cuando la Tierra y el planeta rojo están alineados.

En el espacio, se sabe, los líquidos del cuerpo (como el agua y la sangre) ya no son
atraídos hacia la parte interna en las áreas del estómago y el pecho; sino que
empiezan a moverse hacia la cabeza, por lo que los rostros se “inflan” y lucen
diferentes. Además, los astronautas pierden entre 1 y 2 por ciento de su densidad
ósea cada mes: sus músculos se debilitan porque no realizan g ran esfuerzo debido a
la ingravidez. Ni hablar de la radiación cósmica que deben soportar, niveles que
jamás se experimentan en la Tierra, causantes de cánceres, cataratas y daños al
sistema nervioso.

Con todos estos inconvenientes, hoy es imposible una misión tripulada a Marte. Por
eso la NASA apuesta por la nanotecnología: si logra prevenir y controlar los posibles
problemas de salud de los astronautas, la colonización sería casi un hecho. Dentro
de algunos años, los nanotecnólogos podrán crear pequeñís imas máquinas de
funcionamiento real, dotadas de minúsculos "brazos" capaces de manipular
moléculas y cerebros electrónicos que les dirán cómo hacer las cosas. Equipado con
el software apropiado, un “nanorobot” podría construir casi cualquier cosa. Un
dispositivo que circule por el torrente sanguíneo humano para detectar, por ejemplo,
depósitos de colesterol en los vasos y disolverlos, o encontrar virus y destruirlos.

La carrera espacial retomó impulso con el amartizaje de la sonda “Spirit”. Para los
próximos años, la NASA ( http://www.nasa.gov) ya tiene planificadas ocho visitas más
al cuarto planeta de nuestro sistema solar y, para el 2020, la frutilla del postre: una
misión tripulada llegará a Marte para per manecer allí por casi dos años.
Preparándose para ese crucial momento, la agencia espacial estadounidense
estudia, según un reciente documental de DiscoveryHealth
(http://www.discovery.com), la posibilidad de que por el torrente sanguíneo de los
astronautas circulen los “nanorobots”.

Aunque parezca más ciencia ficción que realidad, la nanotecnología ( www.nanotech-
now.com) no sólo cambiará drásticamente la exploración espacial, permitiendo viajes
prolongados, sino que revolucionará la ciencia y la medicina en su conjunto. El
tratamiento para combatir virus y bacterias, entonces, podría consistir en inyectar
una dosis terapéutica de nanorobots suspend idos en un fluido que seguirán al pie de
la letra las órdenes del médico.

También enfermedades como el cáncer y el sida podrían recibir un ansiado antídoto
e incluso estos mini robots serían utilizados en campos tan disímiles como las
comunicaciones, los negocios o el militar. Los científicos más críticos opinan que la
proliferación de estos pequeños robots podría volverse imparable y la especie
humana podría quedar a su merced ( www.iespana.es/gaiaxxi/rep-nanorobots.htm).
De todos modos, entre los apocalípticos y los utópicos parece haber coincidencia en
que la nanotecnología impulsará una nueva revolución a nivel mundial, que podría
cambiar significativamente la vida en la Tierra.




Nanorobots


Motor eléctrico de 1 nanómetro
(NCYT) Este motor eléctrico tan singular, creado por químicos de la Universidad Tufos, mide
apenas 1 nanómetro de extremo a extremo, por lo que supera de manera notable el anterior récord
mundial de esta clase de dispositivo, que ostentaba hasta ahora un motor de 200 nanómetros.
Para tener una referencia clara de los tamaños de los que estamos hablando, recordemos que un
cabello humano mide alrededor de 60.000 nanómetros de grosor.
En los últimos tiempos, ha habido avances significativos en la construcción de motores moleculares
energizados por la luz y por reacciones químicas, pero ésta es la primera vez que se ha
demostrado en funcionamiento un motor molecular energizado eléctricamente.
El equipo de E. Charles H. Siques ha conseguido controlar el motor molecular usando electricidad
por medio de un microscopio de Efecto Túnel y baja temperatura (LT-STM, por sus siglas en
inglés) de última generación.
El equipo utilizó la punta metálica del microscopio para suministrar una carga eléctrica a una
molécula colocada sobre una superficie conductora, de cobre. La molécula empleada como motor,
contenía azufre, y tenía átomos de carbono y de hidrógeno que se proyectaban hacia fuera de ella
para formar lo que parecían dos brazos. Estas cadenas eran libres de girar alrededor del enlace
azufre-cobre.
El equipo determinó que mediante la regulación de la temperatura de la molécula sería posible
controlar la rotación de la misma. Y así fue. El motor giraba más deprisa con temperaturas más
altas.




Esquema de la molécula. (Foto: Esther L. Tiene, Colín J. Murphy, Abril D. Dewey, Ashleigh E.
Baber, Erin V. Iski, Harout Y. Khodaverdian, Allister F. McGuire, Nikolai Klebanov y E. Charles H.
Sykes)
Este motor u otros parecidos pueden ser de utilidad en algunos dispositivos médicos sensores que
utilizan cañerías diminutas. En estructuras tan pequeñas, la fricción del fluido contra las paredes de
la cañería aumenta de modo considerable, en comparación con el que se registra en tuberías de
tamaños más normales y uso cotidiano.
Cubriendo las paredes de esas cañerías minúsculas con motores más pequeños que ellas, como
los del tipo diseñado y probado por el equipo de Sykes, se podría ayudar a mejorar la circulación
de los fluidos por esos conductos.
Los robots ganan posiciones en el campo de
batalla
Los tres últimos soldados en incorporarse a las filas del ejército español tienen unas características
especiales. Están preparados para realizar una de las labores más peligrosas y delicadas en las
misiones exteriores: la desactivación de explosivos.
Vea los principales prototipos




A pesar de los enormes riesgos que entraña esta tarea, no sienten miedo ni les afectan las
posibles bajas de sus compañeros en acto de servicio. Es más, tampoco se cansan, ni se aburren,
ni necesitan comer. Se llaman Teodor, y son robots teledirigidos (elaborados por la compañía
británica Cobham) para eliminar explosivos y facilitar el trabajo de los zapadores,
El Ejército de Tierra ya ha incorporado 24 de ellos a lo largo de la última década, que han estado
desplegados en Afganistán y el Líbano. España es el cuarto país del planeta con el mayor
regimiento de estos „reclutas‟ Teodor.
Aunque es un ejemplo modesto, esta adquisición sirve para ilustrar la creciente importancia de los
robots en el campo de batalla a lo largo de la última década. “Cuando las fuerzas de EEUU
desembarcaron en Irak en 2003, no tenían sobre el suelo ninguna unidad robótica; a fines de 2004
contaban con 150; en 2005 el número ascendía a 2.400; y el pasado año superaban los 15.000”,
según P.W. Singer, autor del libro Wired For War: The Robotics Revolution and Conflict.

Modelos
Hay una serie de modelos que han tenido un éxito particular. El robot-guerrero por excelencia
es Talon, realizado por la compañía QinetiQ (filial del gigante Foster-Miller). Aunque la primera
generación estaba dedicada a la detección de minas y la captura de imágenes, ha evolucionado y
las versiones más complejas le permiten portar armas de diferentes calibres, como una
ametralladora ligera M249 o un lanzagranadas. Está equipado con diferentes cámaras y
dispositivos de visión nocturna y se maneja a distancia por un soldado.
Hay otras muchas iniciativas en marcha. Una de las primeras empresas del sector es iRobot,
fundada por ingenieros del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Al igual que en el caso de
QinetiQ, sus inicios se enfocaron a la desactivación de bombas, pero el grupo está explorando
ahora nuevos campos, como la aplicación de la tecnología robótica al ámbito submarino o el
desarrollo de mini-robots que actúan en grupo para hacer tareas de reconocimiento. iRobot
también se dirige al mercado doméstico, con productos como la aspiradora Robomba.
En España, apenas hay compañías dedicadas al diseño de este tipo de soldados autómatas. De
hecho, unas de las firmas creadas para catapultar estas tecnologías, denominada Movirobotics y
especializada en robots de vigilancia, ha entrado en concurso de acreedores.




Futuro
Con el nacimiento de este nuevo sector en la industria de defensa, ya han surgido distintas
visiones sobre cuál puede ser el futuro del mismo. Tras la publicación de la citada obra de P.W.
Singer, se ha llegado a teorizar sobre la posibilidad de que, en una década, se produzca una
auténtica transformación de estos artilugios, apoyada por el desarrollo de la inteligencia
artificial y la nanotecnología, que permitirá que en 2025 exista una legión de robots capaz de
hacerse con el protagonismo del campo de batalla. “La robótica está en el mismo lugar que las
computadoras al inicio de los años ochenta”, ha llegado a declarar Bill Gates.
Sin embargo, también hay voces que destacan que los „autómatas‟ que hoy pueblan el campo de
batalla, como los de QinetiQ o iRobots, siguen siendo instrumentos muy toscos que cometen
numerosos errores. Muchos de ellos están amontonados en almacenes sin pasar a la acción,
porque “a día de hoy no existe la tecnología adecuada para que una máquina armada con una
metralleta asuma las responsabilidades de un hombre y pueda decidir cuándo entra en combate,
quiénes son civiles y quiénes insurgentes, quiénes amigos y enemigos, entre tantas otras
funciones”, según señala el periodista Hernán Zin en su blog Viaje a la Guerra.
Pero al margen de estas dos visiones, la evolución de estos dispositivos está ahondando un
debate ético que ya surgió con la eclosión de los aviones no tripulados.
En este sentido, hay que tener en cuenta que ya hay aeronaves de tecnología muy avanzada,
como el Predator (utilizados para atacar las bases de Al Qaeda en Pakistan), que están
anticipando algo que en un futuro puede suceder también con los robots: la separación de la
experiencia de los soldados con la cruda realidad de la guerra.
En el caso de los Predator, los pilotos de estas aeronaves dirigen las operaciones de guerra en
Pakistán desde Estados Unidos, en un centro de control en Nevada. Con un ordenador controlan y
monitorizan un bombardeo que sucede a miles de kilómetros de distancia. Una vez concluido el
ataque, vuelven tranquilamente a casa con su familia o quedan a cenar con unos amigos. Si los
robots evolucionan, en el futuro podrían darse estas mismas circunstancias con algunas
operaciones en tierra.

Debate ético
“Es una ironía siniestra: aparecen sistemas que reducen las bajas humanas pero, al mismo tiempo,
hacen más fácil entrar en combate y nos pueden seducir para entrar en más conflictos”, apunta
Singer.
En este mismo sentido, el analista Javier Jordán, profesor de Ciencia Política de la Universidad de
Granada, remarca que “al ser sistemas no tripulados que van ligeramente armados, su empleo
resulta más tentador, ya que es más seguro y políticamente da la impresión de que los ataques
forman parte de un nivel más reducido de intervención, a diferencia de si todas las semanas se
bombardeasen puntos de Pakistán con F-16”.
Sin embargo, Jordán también reconoce que “si hay buena labor de inteligencia detrás, este tipo de
armamento produce menos víctimas inocentes que un bombardeo convencional”, pues “los
aviones no tripulados pueden estar orbitando durante horas sobre el objetivo y pueden esperar a
que se produzca el momento propicio para el ataque que evite la muerte de inocentes”.
Sea como fuere, “el desarrollo y empleo de robots de combate a gran escala va a necesitar varias
décadas”. Y a la espera de que se forjen este nuevo tipo de reclutas, el debate ético sobre sus
posibles repercusiones ya está planteado.


Nanorobot por levitación magnética
Un micro-robot que vuela por levitación magnética es el primero de estas características y fue
creado por ingenieros de la universidad de Waterloo, Canadá. Estiman que tendrá un valor
incalculable para realizar tareas muy difíciles hasta ahora: ensamblar piezas diminutas, manipular
materiales peligrosos y también para microcirugía.
Un equipo de científicos pertenecientes a la Universidad de Waterloo (Ontario) y liderados por el
profesor Mir Behrad Khamesee, ha puesto a punto un pequeño robot que puede volar gracias a un
inteligente uso del magnetismo. Según sus creadores, se utilizan una serie de electroimanes para
crear un campo magnético parabólico, sobre cuya parte superior se ubica el mini robot. El
dispositivo está dotado a su vez de otro grupo de pequeños electroimanes, cuyo campo magnético
interactúa con el creado en primer lugar. Las fuerzas resultantes permiten al robot “ volar” o girar
en cualquier dirección.
El robotito volador es un avance más de la nanotecnología que desafía la fuerzq de gravidad
levitando empujado por un campo magnético. Se mueve y maneja objetos gracias a los imanes
que posee en sus micropinzas.. Se lo controla – remotamente – por medio de un haz de rayo
láser.
Funciona de forma similar a la que utilizan los trenes de levitación, o maglev, que se mueven por
las fuerzas del magnetismo.
Según sus creadores puede ser usado para micromanipular, una técnica que permite colocar en el
lugar correcto objetos diminutos. Algunas de las aplicaciones de la micromanipulación son
ensamblar componentes, manipular muestras biológicas o incluso llevar a cabo operaciones de
microcirugía.
El equipo canadiense dice ser el primero en fabricar un robot con micropinzas, con las que puede
tomar y desplazar objetos siempre gracias al control de una persona que lo maneja remotamente.
No hace falta mucha imaginación para vislumbrar la infinidad de tareas que se le podrían asignar a
tal mini-robot.
Dado que la fuente de energía usada para moverlo es externa, el dispositivo no tiene que llevarla
consigo, lo cual permite que sea mucho más manejable a la hora de maniobrar.
Gracias a la levitación magnética, el microrobot se posiciona solo y fácilmente sobre superficies
complejas. Esto le da muchas ventajas sobre otro tipo de robots que caminan o se arrastran para
hacer su trabajo. Además, como vuela, evita fricciones y otras fuerzas adherentes.
Los investigadores están muy entusiasmados con su invento, pues al no haber necesidad de
cableados y como el robot flota libremente por el aire, puede funcionar dentro de un recinto cerrado
mientras que el sistema de control se encuentra fuera. . “ Se puede trabajar en entornos difíciles,
como la manipulación de desechos tóxicos, y puede ser utilizado para llevar a cabo experimentos
biológicos peligrosos. Por otra parte, ya que no existen vinculaciones mecánicas, el robot tiene un
funcionamiento libre de polvo, apto para aplicaciones de sala limpia,” explica Khamesee. De
hecho, es posible que este último tipo de aplicación sea la ideal para el aparato de Khamesee.
Dentro de una planta en la que se fabrican semiconductores, por ejemplo, podrían montarse los
electroimanes necesarios para que el robot recorra las instalaciones distribuyendo materiales o
manipulando productos.
Como sea, independientemente de las dificultades que plantea la necesidad de una instalación fija
sobre la que se desplazará el aparato, se trata de un gran avance en el campo de la robótica.


Nanorobots retroalimentados
Nanorobots que se introducen en el cuerpo para erradicar las células tumorales o limpiar las
arterias obstruidas no son sólo ciencia ficción, son una visión realista de las posibilidades técnicas
de las no tan lejano futuro. Nanomotores eficiente se necesita para conducir estas nanomáquinas.
Un equipo de científicos de la Universidad de California, San Diego (EE.UU.) y la Universidad
Estatal de Arizona (Tempe, EE.UU.) ha desarrollado nanorods que pueden nadar muy rápido.
“ Estos nanorods viajan alrededor de 75 veces su propia longitud en un segundo” , informe Joseph
Wang y sus compañeros de trabajo en la revista Angewandte Chemie. “ Nos estamos acercando a
la velocidad de la forma más eficiente nanomotores biológicos, incluyendo bacterias flagelado” .
La primer aplicación sencilla de nanomotores podrían incluir el transporte rápido de agentes
farmacéuticos específicos para las zonas rurales, o la aprobación de modelo de moléculas a través
de los pequeños canales de sistemas de diagnóstico en un microchip. Sin embargo, el movimiento
hacia adelante a través de un líquido no es tan trivial como uno quisiera pensar. Un método para la
construcción de nanomotores que puede alcanzar este es el combustible impulsado por nanowire
catalítico. Estos son diminutos nanoscopic cuyos extremos barras están hechas de dos metales
diferentes. A diferencia de los motores macroscópica, no tienen un depósito de combustible, sino
que se desplazan a través de un medio que contiene el combustible que necesitan.
El “ clásico” ejemplo de un sistema de este tipo es un oro de nanotubos de platino que pueden
viajar a velocidades de 10 a 20 micras por segundo con peróxido de hidrógeno como combustible.
Wang y su equipo han acelerado de manera espectacular estos motores nanorod, que han
alcanzado velocidades de más de 150 micras por segundo mediante la sustitución de la porción de
oro con una aleación de plata y oro.
¿Cómo funciona el nanomotor ? El segmento de platino cataliza la división de peróxido de
hidrógeno (H2O2) en oxígeno (O2) y protones (H). Absorbe el exceso de electrones. Estos se
transfieren al segmento plata / oro, donde la velocidad de la reacción de reducción de H2O2 y
protones a hacer agua. La liberación de oxígeno y el agua produce una pequeña corriente, que
impulsa el nanorod a través del fluido, el platino lado primero. “ La plata / oro causas de aleación
de los electrones que se han de transferir más rápidamente” , explica Wang. “ Esto aumenta la
tasa de descomposición del combustible y el nanorod se acelera más rápido.” La velocidad de la
nanorods puede adaptarse cambiando la proporción de plata en la aleación. “ Aditivos de
combustible o las variaciones de la serie de sesiones de platino en estas barras y hacerlos aún
Los “ nanorobots” hacen que la NASA sueñe con
una misión tripulada a Marte para 2020
En un futuro no muy lejano pequeñísimos “ nanorobots” , capaces de manipular moléculas o
estructuras atómicas del tamaño de una millonésima de milímetro, podrán habitar el interior del
cuerpo humano y estar siempre atentos a enfrentar cualquier virus o enfermedad que pudiera
aparecer. En la NASA, que anunció una estación orbital permanente en la Luna y que sueña con
una misión tripulada a Marte, están entusiasmadísimos con la idea: esta sería la fórmula para
prolongar la vida de sus astronautas en el espacio.
La nanotecnología dará vida a microscópicos “ médicos” capaces de adentrarse en el interior de
una célula para diagnosticar o atajar un mal. De este modo, podría convertirse en la llave que
permita a los astronautas sobrevivir a la radiación cósmica y a la falta de gravedad durante viajes
prolongados. Una misión a Marte duraría unos tres años
(http://marsrovers.jpl.nasa.gov/home/index.html). Ocho meses en el viaje de ida, un año y medio de
permanencia, y el regreso, que recién se produce cuando la Tierra y el planeta rojo están
alineados.
En el espacio, se sabe, los líquidos del cuerpo (como el agua y la sangre) ya no son atraídos hacia
la parte interna en las áreas del estómago y el pecho; sino que empiezan a moverse hacia la
cabeza, por lo que los rostros se “ inflan” y lucen diferentes. Además, los astronautas pierden
entre 1 y 2 por ciento de su densidad ósea cada mes: sus músculos se debilitan porque no realizan
gran esfuerzo debido a la ingravidez. Ni hablar de la radiación cósmica que deben soportar, niveles
que jamás se experimentan en la Tierra, causantes de cánceres, cataratas y daños al sistema
nervioso.
Con todos estos inconvenientes, hoy es imposible una misión tripulada a Marte. Por eso la NASA
apuesta por la nanotecnología: si logra prevenir y controlar los posibles problemas de salud de los
astronautas, la colonización sería casi un hecho. Dentro de algunos años, los nanotecnólogos
podrán crear pequeñísimas máquinas de funcionamiento real, dotadas de minúsculos "brazos"
capaces de manipular moléculas y cerebros electrónicos que les dirán cómo hacer las cosas.
Equipado con el software apropiado, un “ nanorobot” podría construir casi cualquier cosa. Un
dispositivo que circule por el torrente sanguíneo humano para detectar, por ejemplo, depósitos de
colesterol en los vasos y disolverlos, o encontrar virus y destruirlos.
La carrera espacial retomó impulso con el amartizajede lazonda “ Spirit” . Para los próximos años,
la NASA (http://www.nasa.gov) ya tiene planificadas ocho visitas más al cuarto planeta de nuestro
sistema solar y, para el 2020, la frutilla del postre: una misión tripulada llegará a Marte para
permanecer allí por casi dos años. Preparándose para ese crucial momento, la agencia espacial
estadounidense estudia, según un reciente documental de Discovery Health
(http://www.discovery.com), la posibilidad de que por el torrente sanguíneo de los astronautas
circulen los “ nanorobots” .
Aunque parezca más ciencia ficción que realidad, la nanotecnología (www.nanotech-now.com) no
sólo cambiará drásticamente la exploración espacial, permitiendo viajes prolongados, sino que
revolucionará la ciencia y la medicina en su conjunto. El tratamiento para combatir virus y
bacterias, entonces, podría consistir en inyectar una dosis terapéutica de nanorobots suspendidos
en un fluido que seguirán al pie de la letra las órdenes del médico.
También enfermedades como el cáncer y el sida podrían recibir un ansiado antídoto e incluso
estos mini robots serían utilizados en campos tan disímiles como las comunicaciones, los negocios
o el militar. Los científicos más críticos opinan que la proliferación de estos pequeños robots podría
volverse imparable y la especie humana podría quedar a su merced (www.iespana.es/gaiaxxi/rep-
nanorobots.htm). De todos modos, entre los apocalípticos y los utópicos parece haber coincidencia
en que la nanotecnología impulsará una nueva revolución a nivel mundial, que podría cambiar
significativamente la vida en la Tierra.
Nanorobots, ¿futuro o realidad inmediata?
 Los nanomotores constituyen un interesante campo de investigación en nanotecnología. Se tratan
de estructuras de escala nanométrica capaces de convertir energía química en trabajo o fuerza del
orden de los piconewtons. Para ello, los científicos se han inspirado, una vez más, en la propia
naturaleza. Encontramos ejemplos de nanomotores de gran belleza en bacterias flageladas. En
estas bacterias se convierte la energía química almacenada en el ATP en trabajo mecánico. El
diseño de nanomotores permitirá llegar más lejos y construir nanorobots, capaces de realizar toda
una serie de funciones que incluso pueden llegar a ser terapéuticas, como por ejemplo el
transporte por el organismo de fármacos y su dosificación en el lugar adecuado. En un trabajo
publicado en 2005 por la revista Nature, científicos holandeses dieron a conocer el primer
nanomotor rotatorio light-driven sujeto a una superficie sólida, una nanopartícula de oro. Desde
entonces, la evolución de estos dispositivos han permitido hacer girar objetos de un tamaño 10.000
veces superior al del motor.

En cualquier caso, uno de los problemas que se plantean es el "encendido" y el "apagado" de
estos nanomotores. Éstos deben estar acoplados a una fuente de energía y transformarla en
energía mecánica de la forma más eficiente posible. Hay varias posibilidades, una de ellas
sería aprovechar la energía desprendida en la formación de una aleación de estaño y cobre para
impulsar así un nanomotor. El sistema tiene la misma relación potencia-peso que un coche. Otro
de los problemas a los que se enfrenta la "nanorobótica" es la elevada relación superficie-
volumen de los componentes; esto genera una elevada adherencia al material sobre el que rueda
el robot, lo cual se traduce en una gran fricción y rozamiento que disipa energía. A escala
macroscópica este tipo de inconvenientes se puede solucionar mediante el uso de lubricantes pero
a la escala de los nanómetros la solución no es tan evidente. Se plantea, por tanto, una nueva
rama de investigación encaminada a la obtención de lo que algunos ya han denominado
"superlubricidad" que permita reducir al mínimo la disipación de energía como consecuencia del
rozamiento. Para ello ya se han ido planteando algunas ideas que, desgraciadamente, son
difícilmente aplicables en situaciones prácticas.

A pesar de toda esta serie de obstáculos, la nanorobótica avanza imparable y en un futuro no muy
lejano empezará a dar resultados visibles. A día de hoy algunas de sus posibilidades parecen
prácticamente de ciencia ficción Podría llegar el día en que para combatir una enfermedad tan
sólo tengamos que tomar una cucharada de un líquido que contenga un ejército de nanorobots
programados para entrar a las células y combatir los agentes causantes de la enfermedad. Incluso
en terapia génica, los nanorobots podrían reparar genes defectuosos. Ciencia ficción o realidad
próxima, veremos qué nos depara el futuro.




Nanorobot nadador para aplicaciones en medicina
Un equipo de físicos de Israel ha diseñado un diminuto robot nadador que podría ayudar a
encontrar la solución a unas preguntas fundamentales de biología y podrían ser aplicados en
nanotecnología médica. Este micro-nadador supera, en teoría, otros nadadores y sencillos
organismos biológicos fabricados.


Según Joseph Avron de Technion-Israel Institute of Technology in Haifa "Existe una visión en el
campo de nanotecnología de diminutos robots autónomos, capaces de ir de un sitio a otro en el
cuerpo humano y reparar cosas. Uno de nuestros grandes retos es averiguar cómo hacer esto en
aparatos muy pequeños porque los modos de locomoción que funcionan bien para aparatos
grandes, funcionan peor para aparatos muy pequeños"


El nombre del nuevo nano-nadador es "pushmepullyou", y consiste en dos esferas elásticas que
intercambian volúmenes de material entre si durante cada movimiento. Los científicos creen que su
nano-robot se desplazará de forma más eficaz que bacteria u otros organismos biológicos que se
mueven al golpear un flagelo.
Nanorobots en la medicina 10

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Nanorobots en la medicina 10

  • 1. Nanorobots En un futuro no muy lejano pequeñísimos “nanorobots”, capaces de manipular moléculas o estructuras atómicas del tamaño de una millonésima de milímetro, podrán habitar el interior del cuerpo humano y estar siempre atentos a enfrentar cualquier virus o enfermedad que pudiera aparecer. En la NASA, que anunció una estación orbital permanente en la Luna y que sueña con una misión tripulada a Marte, están entusiasmadísimos con la idea: esta sería la fórmula para prolongar la vida de sus astronautas e n el espacio. La nanotecnología dará vida a microscópicos “médicos” capaces de adentrarse en el interior de una célula para diagnosticar o atajar un mal. De este modo, podría convertirse en la llave que permita a los astronautas sobrevivir a la radiación cósmica y a la falta de gravedad durante viajes prolongados. Una misión a Marte duraría unos tres años (http://marsrovers.jpl.nasa.gov/home/index.html ). Ocho meses en el viaje de ida, un año y medio de permanencia, y el regreso, que recién se produce cuando la Tierra y el planeta rojo están alineados. En el espacio, se sabe, los líquidos del cuerpo (como el agua y la sangre) ya no son atraídos hacia la parte interna en las áreas del estómago y el pecho; sino que empiezan a moverse hacia la cabeza, por lo que los rostros se “inflan” y lucen diferentes. Además, los astronautas pierden entre 1 y 2 por ciento de su densidad ósea cada mes: sus músculos se debilitan porque no realizan g ran esfuerzo debido a la ingravidez. Ni hablar de la radiación cósmica que deben soportar, niveles que jamás se experimentan en la Tierra, causantes de cánceres, cataratas y daños al sistema nervioso. Con todos estos inconvenientes, hoy es imposible una misión tripulada a Marte. Por eso la NASA apuesta por la nanotecnología: si logra prevenir y controlar los posibles problemas de salud de los astronautas, la colonización sería casi un hecho. Dentro de algunos años, los nanotecnólogos podrán crear pequeñís imas máquinas de funcionamiento real, dotadas de minúsculos "brazos" capaces de manipular moléculas y cerebros electrónicos que les dirán cómo hacer las cosas. Equipado con el software apropiado, un “nanorobot” podría construir casi cualquier cosa. Un dispositivo que circule por el torrente sanguíneo humano para detectar, por ejemplo, depósitos de colesterol en los vasos y disolverlos, o encontrar virus y destruirlos. La carrera espacial retomó impulso con el amartizaje de la sonda “Spirit”. Para los próximos años, la NASA ( http://www.nasa.gov) ya tiene planificadas ocho visitas más al cuarto planeta de nuestro sistema solar y, para el 2020, la frutilla del postre: una misión tripulada llegará a Marte para per manecer allí por casi dos años.
  • 2. Preparándose para ese crucial momento, la agencia espacial estadounidense estudia, según un reciente documental de DiscoveryHealth (http://www.discovery.com), la posibilidad de que por el torrente sanguíneo de los astronautas circulen los “nanorobots”. Aunque parezca más ciencia ficción que realidad, la nanotecnología ( www.nanotech- now.com) no sólo cambiará drásticamente la exploración espacial, permitiendo viajes prolongados, sino que revolucionará la ciencia y la medicina en su conjunto. El tratamiento para combatir virus y bacterias, entonces, podría consistir en inyectar una dosis terapéutica de nanorobots suspend idos en un fluido que seguirán al pie de la letra las órdenes del médico. También enfermedades como el cáncer y el sida podrían recibir un ansiado antídoto e incluso estos mini robots serían utilizados en campos tan disímiles como las comunicaciones, los negocios o el militar. Los científicos más críticos opinan que la proliferación de estos pequeños robots podría volverse imparable y la especie humana podría quedar a su merced ( www.iespana.es/gaiaxxi/rep-nanorobots.htm). De todos modos, entre los apocalípticos y los utópicos parece haber coincidencia en que la nanotecnología impulsará una nueva revolución a nivel mundial, que podría cambiar significativamente la vida en la Tierra. Nanorobots Motor eléctrico de 1 nanómetro (NCYT) Este motor eléctrico tan singular, creado por químicos de la Universidad Tufos, mide apenas 1 nanómetro de extremo a extremo, por lo que supera de manera notable el anterior récord
  • 3. mundial de esta clase de dispositivo, que ostentaba hasta ahora un motor de 200 nanómetros. Para tener una referencia clara de los tamaños de los que estamos hablando, recordemos que un cabello humano mide alrededor de 60.000 nanómetros de grosor. En los últimos tiempos, ha habido avances significativos en la construcción de motores moleculares energizados por la luz y por reacciones químicas, pero ésta es la primera vez que se ha demostrado en funcionamiento un motor molecular energizado eléctricamente. El equipo de E. Charles H. Siques ha conseguido controlar el motor molecular usando electricidad por medio de un microscopio de Efecto Túnel y baja temperatura (LT-STM, por sus siglas en inglés) de última generación. El equipo utilizó la punta metálica del microscopio para suministrar una carga eléctrica a una molécula colocada sobre una superficie conductora, de cobre. La molécula empleada como motor, contenía azufre, y tenía átomos de carbono y de hidrógeno que se proyectaban hacia fuera de ella para formar lo que parecían dos brazos. Estas cadenas eran libres de girar alrededor del enlace azufre-cobre. El equipo determinó que mediante la regulación de la temperatura de la molécula sería posible controlar la rotación de la misma. Y así fue. El motor giraba más deprisa con temperaturas más altas. Esquema de la molécula. (Foto: Esther L. Tiene, Colín J. Murphy, Abril D. Dewey, Ashleigh E. Baber, Erin V. Iski, Harout Y. Khodaverdian, Allister F. McGuire, Nikolai Klebanov y E. Charles H. Sykes) Este motor u otros parecidos pueden ser de utilidad en algunos dispositivos médicos sensores que utilizan cañerías diminutas. En estructuras tan pequeñas, la fricción del fluido contra las paredes de la cañería aumenta de modo considerable, en comparación con el que se registra en tuberías de tamaños más normales y uso cotidiano. Cubriendo las paredes de esas cañerías minúsculas con motores más pequeños que ellas, como los del tipo diseñado y probado por el equipo de Sykes, se podría ayudar a mejorar la circulación de los fluidos por esos conductos.
  • 4. Los robots ganan posiciones en el campo de batalla Los tres últimos soldados en incorporarse a las filas del ejército español tienen unas características especiales. Están preparados para realizar una de las labores más peligrosas y delicadas en las misiones exteriores: la desactivación de explosivos. Vea los principales prototipos A pesar de los enormes riesgos que entraña esta tarea, no sienten miedo ni les afectan las posibles bajas de sus compañeros en acto de servicio. Es más, tampoco se cansan, ni se aburren, ni necesitan comer. Se llaman Teodor, y son robots teledirigidos (elaborados por la compañía británica Cobham) para eliminar explosivos y facilitar el trabajo de los zapadores, El Ejército de Tierra ya ha incorporado 24 de ellos a lo largo de la última década, que han estado desplegados en Afganistán y el Líbano. España es el cuarto país del planeta con el mayor regimiento de estos „reclutas‟ Teodor. Aunque es un ejemplo modesto, esta adquisición sirve para ilustrar la creciente importancia de los robots en el campo de batalla a lo largo de la última década. “Cuando las fuerzas de EEUU desembarcaron en Irak en 2003, no tenían sobre el suelo ninguna unidad robótica; a fines de 2004 contaban con 150; en 2005 el número ascendía a 2.400; y el pasado año superaban los 15.000”, según P.W. Singer, autor del libro Wired For War: The Robotics Revolution and Conflict. Modelos Hay una serie de modelos que han tenido un éxito particular. El robot-guerrero por excelencia es Talon, realizado por la compañía QinetiQ (filial del gigante Foster-Miller). Aunque la primera generación estaba dedicada a la detección de minas y la captura de imágenes, ha evolucionado y las versiones más complejas le permiten portar armas de diferentes calibres, como una
  • 5. ametralladora ligera M249 o un lanzagranadas. Está equipado con diferentes cámaras y dispositivos de visión nocturna y se maneja a distancia por un soldado. Hay otras muchas iniciativas en marcha. Una de las primeras empresas del sector es iRobot, fundada por ingenieros del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Al igual que en el caso de QinetiQ, sus inicios se enfocaron a la desactivación de bombas, pero el grupo está explorando ahora nuevos campos, como la aplicación de la tecnología robótica al ámbito submarino o el desarrollo de mini-robots que actúan en grupo para hacer tareas de reconocimiento. iRobot también se dirige al mercado doméstico, con productos como la aspiradora Robomba. En España, apenas hay compañías dedicadas al diseño de este tipo de soldados autómatas. De hecho, unas de las firmas creadas para catapultar estas tecnologías, denominada Movirobotics y especializada en robots de vigilancia, ha entrado en concurso de acreedores. Futuro Con el nacimiento de este nuevo sector en la industria de defensa, ya han surgido distintas visiones sobre cuál puede ser el futuro del mismo. Tras la publicación de la citada obra de P.W. Singer, se ha llegado a teorizar sobre la posibilidad de que, en una década, se produzca una auténtica transformación de estos artilugios, apoyada por el desarrollo de la inteligencia artificial y la nanotecnología, que permitirá que en 2025 exista una legión de robots capaz de hacerse con el protagonismo del campo de batalla. “La robótica está en el mismo lugar que las computadoras al inicio de los años ochenta”, ha llegado a declarar Bill Gates. Sin embargo, también hay voces que destacan que los „autómatas‟ que hoy pueblan el campo de batalla, como los de QinetiQ o iRobots, siguen siendo instrumentos muy toscos que cometen numerosos errores. Muchos de ellos están amontonados en almacenes sin pasar a la acción, porque “a día de hoy no existe la tecnología adecuada para que una máquina armada con una metralleta asuma las responsabilidades de un hombre y pueda decidir cuándo entra en combate, quiénes son civiles y quiénes insurgentes, quiénes amigos y enemigos, entre tantas otras funciones”, según señala el periodista Hernán Zin en su blog Viaje a la Guerra. Pero al margen de estas dos visiones, la evolución de estos dispositivos está ahondando un debate ético que ya surgió con la eclosión de los aviones no tripulados.
  • 6. En este sentido, hay que tener en cuenta que ya hay aeronaves de tecnología muy avanzada, como el Predator (utilizados para atacar las bases de Al Qaeda en Pakistan), que están anticipando algo que en un futuro puede suceder también con los robots: la separación de la experiencia de los soldados con la cruda realidad de la guerra. En el caso de los Predator, los pilotos de estas aeronaves dirigen las operaciones de guerra en Pakistán desde Estados Unidos, en un centro de control en Nevada. Con un ordenador controlan y monitorizan un bombardeo que sucede a miles de kilómetros de distancia. Una vez concluido el ataque, vuelven tranquilamente a casa con su familia o quedan a cenar con unos amigos. Si los robots evolucionan, en el futuro podrían darse estas mismas circunstancias con algunas operaciones en tierra. Debate ético “Es una ironía siniestra: aparecen sistemas que reducen las bajas humanas pero, al mismo tiempo, hacen más fácil entrar en combate y nos pueden seducir para entrar en más conflictos”, apunta Singer. En este mismo sentido, el analista Javier Jordán, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada, remarca que “al ser sistemas no tripulados que van ligeramente armados, su empleo resulta más tentador, ya que es más seguro y políticamente da la impresión de que los ataques forman parte de un nivel más reducido de intervención, a diferencia de si todas las semanas se bombardeasen puntos de Pakistán con F-16”. Sin embargo, Jordán también reconoce que “si hay buena labor de inteligencia detrás, este tipo de armamento produce menos víctimas inocentes que un bombardeo convencional”, pues “los aviones no tripulados pueden estar orbitando durante horas sobre el objetivo y pueden esperar a que se produzca el momento propicio para el ataque que evite la muerte de inocentes”. Sea como fuere, “el desarrollo y empleo de robots de combate a gran escala va a necesitar varias décadas”. Y a la espera de que se forjen este nuevo tipo de reclutas, el debate ético sobre sus posibles repercusiones ya está planteado. Nanorobot por levitación magnética Un micro-robot que vuela por levitación magnética es el primero de estas características y fue creado por ingenieros de la universidad de Waterloo, Canadá. Estiman que tendrá un valor incalculable para realizar tareas muy difíciles hasta ahora: ensamblar piezas diminutas, manipular materiales peligrosos y también para microcirugía. Un equipo de científicos pertenecientes a la Universidad de Waterloo (Ontario) y liderados por el profesor Mir Behrad Khamesee, ha puesto a punto un pequeño robot que puede volar gracias a un inteligente uso del magnetismo. Según sus creadores, se utilizan una serie de electroimanes para crear un campo magnético parabólico, sobre cuya parte superior se ubica el mini robot. El dispositivo está dotado a su vez de otro grupo de pequeños electroimanes, cuyo campo magnético interactúa con el creado en primer lugar. Las fuerzas resultantes permiten al robot “ volar” o girar en cualquier dirección. El robotito volador es un avance más de la nanotecnología que desafía la fuerzq de gravidad levitando empujado por un campo magnético. Se mueve y maneja objetos gracias a los imanes que posee en sus micropinzas.. Se lo controla – remotamente – por medio de un haz de rayo láser. Funciona de forma similar a la que utilizan los trenes de levitación, o maglev, que se mueven por las fuerzas del magnetismo. Según sus creadores puede ser usado para micromanipular, una técnica que permite colocar en el lugar correcto objetos diminutos. Algunas de las aplicaciones de la micromanipulación son ensamblar componentes, manipular muestras biológicas o incluso llevar a cabo operaciones de microcirugía.
  • 7. El equipo canadiense dice ser el primero en fabricar un robot con micropinzas, con las que puede tomar y desplazar objetos siempre gracias al control de una persona que lo maneja remotamente. No hace falta mucha imaginación para vislumbrar la infinidad de tareas que se le podrían asignar a tal mini-robot. Dado que la fuente de energía usada para moverlo es externa, el dispositivo no tiene que llevarla consigo, lo cual permite que sea mucho más manejable a la hora de maniobrar. Gracias a la levitación magnética, el microrobot se posiciona solo y fácilmente sobre superficies complejas. Esto le da muchas ventajas sobre otro tipo de robots que caminan o se arrastran para hacer su trabajo. Además, como vuela, evita fricciones y otras fuerzas adherentes. Los investigadores están muy entusiasmados con su invento, pues al no haber necesidad de cableados y como el robot flota libremente por el aire, puede funcionar dentro de un recinto cerrado mientras que el sistema de control se encuentra fuera. . “ Se puede trabajar en entornos difíciles, como la manipulación de desechos tóxicos, y puede ser utilizado para llevar a cabo experimentos biológicos peligrosos. Por otra parte, ya que no existen vinculaciones mecánicas, el robot tiene un funcionamiento libre de polvo, apto para aplicaciones de sala limpia,” explica Khamesee. De hecho, es posible que este último tipo de aplicación sea la ideal para el aparato de Khamesee. Dentro de una planta en la que se fabrican semiconductores, por ejemplo, podrían montarse los electroimanes necesarios para que el robot recorra las instalaciones distribuyendo materiales o manipulando productos. Como sea, independientemente de las dificultades que plantea la necesidad de una instalación fija sobre la que se desplazará el aparato, se trata de un gran avance en el campo de la robótica. Nanorobots retroalimentados Nanorobots que se introducen en el cuerpo para erradicar las células tumorales o limpiar las arterias obstruidas no son sólo ciencia ficción, son una visión realista de las posibilidades técnicas de las no tan lejano futuro. Nanomotores eficiente se necesita para conducir estas nanomáquinas. Un equipo de científicos de la Universidad de California, San Diego (EE.UU.) y la Universidad Estatal de Arizona (Tempe, EE.UU.) ha desarrollado nanorods que pueden nadar muy rápido. “ Estos nanorods viajan alrededor de 75 veces su propia longitud en un segundo” , informe Joseph Wang y sus compañeros de trabajo en la revista Angewandte Chemie. “ Nos estamos acercando a la velocidad de la forma más eficiente nanomotores biológicos, incluyendo bacterias flagelado” . La primer aplicación sencilla de nanomotores podrían incluir el transporte rápido de agentes farmacéuticos específicos para las zonas rurales, o la aprobación de modelo de moléculas a través de los pequeños canales de sistemas de diagnóstico en un microchip. Sin embargo, el movimiento hacia adelante a través de un líquido no es tan trivial como uno quisiera pensar. Un método para la construcción de nanomotores que puede alcanzar este es el combustible impulsado por nanowire catalítico. Estos son diminutos nanoscopic cuyos extremos barras están hechas de dos metales diferentes. A diferencia de los motores macroscópica, no tienen un depósito de combustible, sino que se desplazan a través de un medio que contiene el combustible que necesitan. El “ clásico” ejemplo de un sistema de este tipo es un oro de nanotubos de platino que pueden viajar a velocidades de 10 a 20 micras por segundo con peróxido de hidrógeno como combustible. Wang y su equipo han acelerado de manera espectacular estos motores nanorod, que han alcanzado velocidades de más de 150 micras por segundo mediante la sustitución de la porción de oro con una aleación de plata y oro. ¿Cómo funciona el nanomotor ? El segmento de platino cataliza la división de peróxido de hidrógeno (H2O2) en oxígeno (O2) y protones (H). Absorbe el exceso de electrones. Estos se transfieren al segmento plata / oro, donde la velocidad de la reacción de reducción de H2O2 y protones a hacer agua. La liberación de oxígeno y el agua produce una pequeña corriente, que impulsa el nanorod a través del fluido, el platino lado primero. “ La plata / oro causas de aleación de los electrones que se han de transferir más rápidamente” , explica Wang. “ Esto aumenta la tasa de descomposición del combustible y el nanorod se acelera más rápido.” La velocidad de la nanorods puede adaptarse cambiando la proporción de plata en la aleación. “ Aditivos de combustible o las variaciones de la serie de sesiones de platino en estas barras y hacerlos aún
  • 8. Los “ nanorobots” hacen que la NASA sueñe con una misión tripulada a Marte para 2020 En un futuro no muy lejano pequeñísimos “ nanorobots” , capaces de manipular moléculas o estructuras atómicas del tamaño de una millonésima de milímetro, podrán habitar el interior del cuerpo humano y estar siempre atentos a enfrentar cualquier virus o enfermedad que pudiera aparecer. En la NASA, que anunció una estación orbital permanente en la Luna y que sueña con una misión tripulada a Marte, están entusiasmadísimos con la idea: esta sería la fórmula para prolongar la vida de sus astronautas en el espacio. La nanotecnología dará vida a microscópicos “ médicos” capaces de adentrarse en el interior de una célula para diagnosticar o atajar un mal. De este modo, podría convertirse en la llave que permita a los astronautas sobrevivir a la radiación cósmica y a la falta de gravedad durante viajes prolongados. Una misión a Marte duraría unos tres años (http://marsrovers.jpl.nasa.gov/home/index.html). Ocho meses en el viaje de ida, un año y medio de permanencia, y el regreso, que recién se produce cuando la Tierra y el planeta rojo están alineados. En el espacio, se sabe, los líquidos del cuerpo (como el agua y la sangre) ya no son atraídos hacia la parte interna en las áreas del estómago y el pecho; sino que empiezan a moverse hacia la cabeza, por lo que los rostros se “ inflan” y lucen diferentes. Además, los astronautas pierden entre 1 y 2 por ciento de su densidad ósea cada mes: sus músculos se debilitan porque no realizan gran esfuerzo debido a la ingravidez. Ni hablar de la radiación cósmica que deben soportar, niveles que jamás se experimentan en la Tierra, causantes de cánceres, cataratas y daños al sistema nervioso. Con todos estos inconvenientes, hoy es imposible una misión tripulada a Marte. Por eso la NASA apuesta por la nanotecnología: si logra prevenir y controlar los posibles problemas de salud de los astronautas, la colonización sería casi un hecho. Dentro de algunos años, los nanotecnólogos podrán crear pequeñísimas máquinas de funcionamiento real, dotadas de minúsculos "brazos" capaces de manipular moléculas y cerebros electrónicos que les dirán cómo hacer las cosas. Equipado con el software apropiado, un “ nanorobot” podría construir casi cualquier cosa. Un dispositivo que circule por el torrente sanguíneo humano para detectar, por ejemplo, depósitos de colesterol en los vasos y disolverlos, o encontrar virus y destruirlos. La carrera espacial retomó impulso con el amartizajede lazonda “ Spirit” . Para los próximos años, la NASA (http://www.nasa.gov) ya tiene planificadas ocho visitas más al cuarto planeta de nuestro sistema solar y, para el 2020, la frutilla del postre: una misión tripulada llegará a Marte para permanecer allí por casi dos años. Preparándose para ese crucial momento, la agencia espacial estadounidense estudia, según un reciente documental de Discovery Health (http://www.discovery.com), la posibilidad de que por el torrente sanguíneo de los astronautas circulen los “ nanorobots” . Aunque parezca más ciencia ficción que realidad, la nanotecnología (www.nanotech-now.com) no sólo cambiará drásticamente la exploración espacial, permitiendo viajes prolongados, sino que revolucionará la ciencia y la medicina en su conjunto. El tratamiento para combatir virus y bacterias, entonces, podría consistir en inyectar una dosis terapéutica de nanorobots suspendidos en un fluido que seguirán al pie de la letra las órdenes del médico. También enfermedades como el cáncer y el sida podrían recibir un ansiado antídoto e incluso estos mini robots serían utilizados en campos tan disímiles como las comunicaciones, los negocios o el militar. Los científicos más críticos opinan que la proliferación de estos pequeños robots podría volverse imparable y la especie humana podría quedar a su merced (www.iespana.es/gaiaxxi/rep- nanorobots.htm). De todos modos, entre los apocalípticos y los utópicos parece haber coincidencia en que la nanotecnología impulsará una nueva revolución a nivel mundial, que podría cambiar significativamente la vida en la Tierra.
  • 9. Nanorobots, ¿futuro o realidad inmediata? Los nanomotores constituyen un interesante campo de investigación en nanotecnología. Se tratan de estructuras de escala nanométrica capaces de convertir energía química en trabajo o fuerza del orden de los piconewtons. Para ello, los científicos se han inspirado, una vez más, en la propia naturaleza. Encontramos ejemplos de nanomotores de gran belleza en bacterias flageladas. En estas bacterias se convierte la energía química almacenada en el ATP en trabajo mecánico. El diseño de nanomotores permitirá llegar más lejos y construir nanorobots, capaces de realizar toda una serie de funciones que incluso pueden llegar a ser terapéuticas, como por ejemplo el transporte por el organismo de fármacos y su dosificación en el lugar adecuado. En un trabajo publicado en 2005 por la revista Nature, científicos holandeses dieron a conocer el primer nanomotor rotatorio light-driven sujeto a una superficie sólida, una nanopartícula de oro. Desde entonces, la evolución de estos dispositivos han permitido hacer girar objetos de un tamaño 10.000 veces superior al del motor. En cualquier caso, uno de los problemas que se plantean es el "encendido" y el "apagado" de estos nanomotores. Éstos deben estar acoplados a una fuente de energía y transformarla en energía mecánica de la forma más eficiente posible. Hay varias posibilidades, una de ellas sería aprovechar la energía desprendida en la formación de una aleación de estaño y cobre para impulsar así un nanomotor. El sistema tiene la misma relación potencia-peso que un coche. Otro de los problemas a los que se enfrenta la "nanorobótica" es la elevada relación superficie- volumen de los componentes; esto genera una elevada adherencia al material sobre el que rueda el robot, lo cual se traduce en una gran fricción y rozamiento que disipa energía. A escala macroscópica este tipo de inconvenientes se puede solucionar mediante el uso de lubricantes pero a la escala de los nanómetros la solución no es tan evidente. Se plantea, por tanto, una nueva rama de investigación encaminada a la obtención de lo que algunos ya han denominado "superlubricidad" que permita reducir al mínimo la disipación de energía como consecuencia del rozamiento. Para ello ya se han ido planteando algunas ideas que, desgraciadamente, son difícilmente aplicables en situaciones prácticas. A pesar de toda esta serie de obstáculos, la nanorobótica avanza imparable y en un futuro no muy lejano empezará a dar resultados visibles. A día de hoy algunas de sus posibilidades parecen prácticamente de ciencia ficción Podría llegar el día en que para combatir una enfermedad tan sólo tengamos que tomar una cucharada de un líquido que contenga un ejército de nanorobots
  • 10. programados para entrar a las células y combatir los agentes causantes de la enfermedad. Incluso en terapia génica, los nanorobots podrían reparar genes defectuosos. Ciencia ficción o realidad próxima, veremos qué nos depara el futuro. Nanorobot nadador para aplicaciones en medicina Un equipo de físicos de Israel ha diseñado un diminuto robot nadador que podría ayudar a encontrar la solución a unas preguntas fundamentales de biología y podrían ser aplicados en nanotecnología médica. Este micro-nadador supera, en teoría, otros nadadores y sencillos organismos biológicos fabricados. Según Joseph Avron de Technion-Israel Institute of Technology in Haifa "Existe una visión en el campo de nanotecnología de diminutos robots autónomos, capaces de ir de un sitio a otro en el cuerpo humano y reparar cosas. Uno de nuestros grandes retos es averiguar cómo hacer esto en aparatos muy pequeños porque los modos de locomoción que funcionan bien para aparatos grandes, funcionan peor para aparatos muy pequeños" El nombre del nuevo nano-nadador es "pushmepullyou", y consiste en dos esferas elásticas que intercambian volúmenes de material entre si durante cada movimiento. Los científicos creen que su nano-robot se desplazará de forma más eficaz que bacteria u otros organismos biológicos que se mueven al golpear un flagelo.