Este poema compara la visión pesimista de la muerte y el olvido expresada por Bécquer con la visión más optimista de Alba Escalona. Mientras Bécquer se enfoca en la soledad y tristeza que acompañan a la muerte, Alba Escalona cree que aunque el cuerpo físico se desvanece, el alma y la huella dejada en los demás permanecen mientras la naturaleza siga su curso.