La artrosis es una enfermedad degenerativa del cartílago articular que causa dolor e inestabilidad en la articulación. Afecta principalmente a personas mayores de 65 años y su prevalencia aumenta con la edad. La enfermería juega un papel importante en el tratamiento no farmacológico de la artrosis a través de la educación, ejercicios y medidas para mejorar la funcionalidad y calidad de vida del paciente.
1. CUIDADOS AL PACIENTE CON
ARTROSIS
MARÍA GARCÍA JÚLVEZ
EIR 1 C.S. TORRERO – LA PAZ
2. Introducción
ARTICULACIÓN:
Unión de huesos a través de
la cápsula articular .
En su interior se encuentran:
cartílago articular , que
recubre los extremos óseos.
líquido sinovial.
3. Introducción
ARTROSIS:
Degeneración progresiva del cartílago articular caracterizada por:
Pérdida de cartílago
Remodelación ósea y debilidad muscular
Consecuencia: Dolor e inestabilidad articular
La artrosis y sus complicaciones influyen en la salud y calidad de
vida de los pacientes, por lo que enfermería a través de la valoración
y las intervenciones adecuadas puede ayudar a los pacientes a tener
una vida más segura e independiente.
4. Prevalencia e Impacto económico
ESPAÑA: 10% de la
población.
Es la enfermedad con
mayor prevalencia en los >
65 años.
Prevalencia aumenta con la
edad.
Superior en mujeres hasta
los 65, después se iguala.
• 12,2 % en H y 14,9% en M
Artrosis de rodilla en >60 A
• 7,4% en H y 8 % en M
Artrosis de cadera
• 50% de la población adulta,
especialmente mujeres > 55A
Prevalencia radiológica
5. Prevalencia e impacto económico
El impacto de las enfermedades reumáticas, fundamentalmente la
artrosis se debe a:
Utilización de recursos médicos y sociales
Alteración de la productividad laboral
Compensación por baja temporal
Consumo de pensiones de incapacidad permanente.
0,5% del
PIB
6. Etiología
FxR NO MODIFICABLES Genética (60 – 70%)
Edad
Sexo femenino
FxR MODIFICABLES:
Relacionados con la
CARGA
Obesidad
Ejercicio físico
Actividad laboral
Otros
Traumatismos, artritis previas, otras enfermedad óseas/articulares, enfermedades
metabólicas…
7. Fisiopatología
El hueso se reblandece,
se vuelve frágil y
quebradizo. Pierde
elasticidad y capacidad
de amortiguación
El cartílago adelgaza, el
hueso queda
desprotegido en algunas
zonas
Hueso se compacta y
deforma: OSTEOFITOS
El cartílago junto con la membrana
sinovial proporcionan almohadillado
y permiten el roce y choque entre
los dos huesos.
En la artrosis, se ve afectado el
cartílago articular, cuyo deterioro
evoluciona en varias fases:
9. Diagnóstico
SÍNTOMAS
Dolor que aumenta con el uso, empeorando a lo largo
del día y mejorando con el reposo.
Rigidez tras un periodo de inactividad.
Incapadidad funcional.
EXPLORACIÓN: dolor, crepitación, deformidad y limitación
de movimientos.
No hay síntomas generales.
13. Tratamiento no farmacológico
APLICACIÓN DE CALOR
Relaja los músculos que rodean la
articulación = disminuye el dolor.
Compresas o almohadillas, baños,
duchas de agua caliente…
NO SUPERAR 37ºC (Riesgo de
quemadura)
NO si hay inflamación
articular/varices
APLICACIÓN DE FRÍO
Útil después de la realización de
ejercicio
Vasoconstricción y bloqueo
nervioso = alivio sintomático.
RIESGO DE QUEMADURA POR
CONGELACIÓN si se aplica
directamente sobre la piel.
14. Tratamiento no farmacológico
FISIOTERAPIA
Ejercicios de distensión y
estiramiento e incremento de la
fuerza muscular.
Frecuencia: mínimo 3
veces/semana
Duración: 15 minutos/sesión.
EJERCICIO AERÓBICO
Bicicleta / Natación / Marcha
Evitar terrenos irregulares y
escalones
Realizar calentamiento previo
30 minutos dos o tres veces
por semana
15. Tratamiento no farmacológico
OTROS
TENS
YOGA
MUSICOTERAPIA
HIDROTERAPIA
Ejercicios en piscinas de agua
caliente:
Favorece la relajación de los
músculos y disminuye el dolor.
16. Administración de medicamentos para el control del dolor (según los
prescrito).
VALORACIÓN
Exploración de las extremidades:
DOLOR: Escala EVA / Likert
INDEPENDENCIA FUNCIONAL:
BARTHEL: ABVD
LAWTON Y BRODY: AIVD
ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA
¿Aumento de temperatura?
¿Edema?
¿Sensibilidad dolorosa a la palpación?
17. ACTIVIDADESDE ENFERMERÍA
CUESTIONARIO WOMAC
(The Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index)
A) Dolor (5 ítem) ........................................ 0 - 20
B) Rigidez (2 ítem) ..................................... 0 – 8
C) Capacidad funciona (17 ítem)................. 0 – 68
Ninguno = 0 Poco = 1 Bastante = 2 Mucho = 3 Muchísimo = 4
Puntuaciones para cada escala:
18.
19. ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA
EDUCAR AL PACIENTE Y FAMILIA
PROCESO DE LA ENFERMEDAD, FACTORES DE RIESGO Y MANIFESTACIONES CLÍNICAS
MODIFICACIÓN DE LA DIETA
Disminución de peso en pacientes con sobrepeso/obesidad.
EJERCICIO FÍSICO
Desaconsejar sedentarismo
Evitar el abandono TÉCNICAS PARA INCREMENTAR LA ADHERENCIA:
Revisiones periódicas, diarios, llamadas telefónicas, visitas domiciliarias.
Competencia de todos pero especialmente de ENFERMERÍA.
20. ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA
MEDIDAS DE CONFORT
Almohadas para relajar las articulaciones
Cambios posturales
Utilización de asientos altos
Elevación de miembros si hay edema.
21. ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA
POTENCIAR INDEPENDENCIA FUNCIONAL
Elevadores de asiento (por ejemplo en el retrete).
Agarraderas para el baño.
Pasamanos en escaleras/rampas.
Ayudas técnicas para evitar flexión de las articulaciones durante la
realización de las ABVD.
COLABORACIÓN CON TERAPIA OCUPACIONAL
AYUDAS PARA LA MARCHA
Zapatos y plantillas amortiguadoras ( 2 – 3 cm)
BASTÓN en mano contraria a la articulación afectada.
Tutores externos para inmovilizar la articulación (ESPECIALISTA).
22. ACTIVIDADES DE ENFERMERÍA
PREVENCIÓN DE CAÍDAS
Calzado cerrado y suela de goma.
Eliminación de puntos de tropiezo, como alfombras y desniveles.
Iluminación permanente de los trayectos posibles, como el del baño.
Sustitución de escalones por rampas adecuadas y barandillas para cualquier
tipo de ascenso o descenso.
Evitar la marcha por suelos húmedos o deslizantes.
Evitar subirse a escaleras de mano y taburetes, colocando la ropa y los
utensilios al alcance de la mano y solicitando ayuda para realizar tareas en
alto.
23. CONCLUSIÓN
INDEPENDENCIA
SEGURIDAD
CALIDAD DE
VIDA
A través de la valoración detallada, las intervenciones adecuadas y las derivaciones a
los distintos especialistas, las enfermeras pueden mejorar la calidad de vida de los
pacientes con artrosis, potenciando su independencia y seguridad.
24. EJERCICIOS
Realizarlos sobre suelo alfombrado o un colchón duro.
Realizarlos lenta y rítmicamente, con descansos breves entre cada uno de ellos.
Repetir 5 - 10 veces cada ejercicio.
Dedicarles entre 10 y 15 minutos / 2 veces al día.
Si aparece dolor a pesar de hacerlos correctamente, interrumpir el ejercicio.
Mantener la boca abierta, inspirando durante la incorporación al ejercicio y expulsar
el aire durante la realización.
25. Mano y dedos
Para lograr aumentar la
relajación y flexibilidad de
los dedos es aconsejable
realizarlos en un recipiente
con agua caliente.
1,
2,
3,
4,
5,
6,
26. Rodillas
1. Contraer musculatura del muslo 6 – 10 seg. y relajar el doble
de tiempo (en cualquier posición).
2. Realizar el ejercicio unas veces con el pie en ángulo recto
(ejercitar el cuádriceps) y otras con los dedos hacia afuera
(aductores). Facilita deambulación y subir/bajar escaleras.
3.
4.
5. Toalla/almohada bajo la rodilla para que
quede más alta que la cadera.
Las articulaciones son los componentes del cuerpo que permiten el movimiento y por lo tanto nuestra autonomía funcional.
Están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular y en su interior se encuentran el cartílago articular y el líquido sinovial, un fluido producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular.
La artrosis es una enfermedad articular degenerativa progresiva que se caracteriza por pérdida de cartílago articular, remodelación ósea y debilidad muscular periarticular que tienen como consecuencia dolor e inestabilidad articular.
En España, la artrosis afecta al 10% de la población general, representando casi la cuarta parte del total de pacientes atendidos en las consultas de reumatología. Su prevalencia aumenta con la edad, siendo en los mayores de 65 años la enfermedad reumática con mayor prevalencia
Afecta sobre todo a mujeres, aunque la diferencia depende de la localización de la artrosis y del grupo de edad.
La prevalencia radiológica es muy superior, alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla, aunque es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55 años.
El impacto que tienen las enfermedades reumáticas, y fundamentalmente la artrosis se debe a la utilización de los servicios médicos y sociales y a la alteración de la productividad laboral, compensación por baja temporal y consumo de pensiones de incapacidad permanente.
Algunos autores estiman el coste en un 0,5% del producto interior bruto del país.
No se conocen las causas directas de la enfermedad pero si los determinados factores que aumentan el riesgo de padecerla.
Existen factores de riesgo no modificables, como es la genética (responsable del 60 – 70% del riesgo de sufrir artrosis), la edad y el sexo femenino (especialmente tras la menopausia).
Además existen factores de riesgos que si son modificables, como los relacionados con la carga, entre los que se encuentra la obesidad, el ejercicio físico y la actividad laboral. La obesidad también aumenta el riesgo de artrosis de manos, lo que sugiere mecanismos adicionales al factor carga.
En la fase inicial deja de ser firme y se reblandece, volviéndose frágil y quebradizo y perdiendo su elasticidad y capacidad de amortiguación.
En la fase intermedia el cartílago adelgaza, desapareciendo en determinadas zonas, por lo que el hueso queda desprotegido.
El hueso, al estar expuesto a fuerzas físicas se compacta y se deforma, creciendo en los extremos. Se forman así los denominados “osteofitos”.
Aunque puede afectar a cualquier articulación, la artrosis se localiza con más frecuencia en manos (interfalángicas distales y proximales, articulación trapeciometacarpiana de primer dedo), rodillas, caderas, columna cervical y lumbar y la articulación metatarsofalángica del primer dedo del pie. Si aparece en otros lugares debe sospecharse daño previo o la existencia de otra enfermedad articular subyacente.
El diagnóstico de la artrosis se basa en la clínica y la radiología.
Dolor que aumenta con el uso de la articulación, empeorando a lo largo del día y mejorando en reposo. Se hace más persistente a medida que avanza la enfermedad.
Rigidez tras un periodo de inactividad (Dificultad para levantarse de la silla, salir de un coche…)
Incapacidad funcional, ocasionando problemas para la deambulación o realización de las AVD.
No hay síntomas generales, como fiebre o adelgazamiento. Si el dolor aparece en reposo deben descartarse otros procesos, aunque puede ocurrir en artrosis avanzadas.
En la exploración puede aparecer dolor a la presión y movimiento, crepitación, deformidad y limitación de movimientos, y en ocasiones pequeños derrames articulares por irritación de la membrana sinovial.
La artrosis no suele alterar el alineamiento de los huesos que forman la articulación, con dos excepciones notables: la rodilla y las articulaciones finales de los dedos de las manos (nudillos). En estos lugares, pueden aparecer piernas arqueadas hacia afuera o hacia adentro, o dedos desviados en la falange final.
En la radiografía simple puede hallarse estrechamiento del espacio articular, osteofitos, hueso articular más blanco, esclerosis y quistes subcondrales.
Dado que actualmente no existe ningún fármaco con capacidad para curar la enfermedad, las medidas terapéuticas se centran en el alivio de los signos y los síntomas, y en el retraso de la progresión de la enfermedad.
Se utiliza Paracetamol para el control del dolor leve a moderado, añadiéndose AINES cuando éste no es suficiente para controlarlo y Opioides débiles (tramadol, codeína) para pacientes con dolor grave. La capsaicina tópica y el condroitin sulfato y glucosamina pueden disminuir el dolor y mejorar la funcionalidad en determinados tipos de artrosis. También pueden realizarse inyecciones intraarticulares de corticoides, con efecto a corto plazo, y de ácido hialurónico, que actúa como lubricante articular.
Las técnicas quirúrgicas empleadas habitualmente en la rodilla y cadera son: Osteotomías (realización de secciones en el hueso para realinear y distribuir cargas), artrodesis (fusión articular), artroplastias (sustitución de las superficies por biomateriales) y otras técnicas quirúrgicas (desbridamiento y lavado articular, técnicas sobre partes blandas o trasplante de condrocitos, actualmente en investigación).
El tratamiento farmacológico y la cirugía se combinan con fisioterapia y rehabilitación, además de otras medidas , como la termoterapia.
La fisioterapia también es beneficiosa, los ejercicios de distensión y estiramiento y las actividades físicas dirigidas hacia el incremento de la fuerza muscular pueden reducir el dolor y la rigidez, y aumentar al mismo tiempo la movilidad. La frecuencia debe ser de un mínimo de 3 días por semana, con una duración de 15 minutos por sesión.
ser beneficiosa la realización de ejercicio aeróbico, siempre y cuando no tengan alguna comorbilidad que lo contraindique. Los más recomendados para este tipo de pacientes son la bicicleta y la natación, aunque el más empleado es caminar, evitando siempre terrenos irregulares y escalones. Es importante realizar siempre un calentamiento previo, y la pauta ideal es una duración de 30 minutos dos o tres veces por semana.
La hidroterapia se realiza en servicios de rehabilitación y balnearios. Consiste en realizar los ejercicios en piscinas de agua caliente, lo que disminuye el dolor y favorece la relajación de los músculos.
Existen otras terapias alternativas que pueden mejorar la calidad de vida de estos pacientes, como el yoga y la musicoterapia, ya que acrecientan la sensación de bienestar.
También la Estimulación eléctrica transcutánea (TENS) puede disminuir el dolor en aquellos pacientes que no sean candidatos a tratamiento farmacológico o cuando el paciente rechace este tratamiento.
Entre las intervenciones enfermeras recogidas en las guías se encuentra la administración de los medicamentos apropiados para el control del dolor según lo prescrito y la facilitación de los esfuerzos de los pacientes para mantener una movilidad que les permita ser independientes.
.También es necesario examinar las articulaciones para ver si existe aumento de la temperatura, edema, sensibilidad dolorosa a la palpación o dolor.
En la valoración de los pacientes con artrosis de rodilla y cadera es necesario considerar la evaluación de un conjunto mínimo de parámetros clínicos: el dolor y la evaluación funcional del paciente. Para ello pueden utilizarse escalas genéricas como la Escala Visual Analógica (EVA) y la escala Likert para valorar el dolor y el Índice de Barthel y la Escala de Lawton y Brody para evaluar la independencia en las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria.
Existe un instrumento para la medida de forma estandarizada del impacto de la enfermedad en el paciente denominada Escala WOMAC (The Western Ontario and McMaster Universities Osteoarthritis Index), un cuestionario compuesto por 24 preguntas y diseñado específicamente para su utilización en estos pacientes, considerando los parámetros más relevantes: dolor (5 ítem), rigidez (2 ítem) y limitación funcional (17 ítem).
Una vez sumados los puntos obtenidos se estandarizan de 0 a 100, valorando cada una de las dimensiones mediante la suma de los ítems que la componen, sin sumar las distintas puntuaciones en un valor único total.
Además es una intervención de enfermería educar al paciente y familia respecto a los factores de riesgo, las manifestaciones clínicas y las opciones terapéuticas existentes, de forma individualizada y teniendo en cuenta la edad y comorbilidad.
Es importante llevar a cabo programas de disminución de peso y modificación de la dieta en pacientes con sobrepeso u obesidad, especialmente en aquellos con un índice de masa corporal mayor de 28., desaconsejando en todos los casos el sedentarismo.
Mantener la adherencia al ejercicio es complicado. El abandono se debe en parte a la intensidad del ejercicio, por lo que el caminar es una actividad que se sigue más fácilmente.
Existen diversas estrategias para incrementar la adherencia (revisiones periódicas, diarios autocumplimentados, llamadas telefónicas, visitas domiciliarias, etc), todas ellas con un factor común: el contacto con una persona que refuerza la conducta positiva. Esto debe ser competencia de todos los profesionales implicados pero especialmente de la enfermería, por su orientación a los cuidados y por sus mayores posibilidades de mantener un contacto más frecuente.
El personal de enfermería asimismo debe, ayudarles a encontrar medidas de confort, como colocar almohadas para relajar la articulación de la rodilla o caderas y los músculos que las rodean, estirar las piernas y cambiar de postura, utilizar asientos altos, elevar el miembro si hay edema, etc.
También podemos instruir en medidas que potencien la independencia funcional, como la utilización de elevadores del asiento (por ejemplo, del retrete), agarraderas para el baño, pasamanos en escaleras o rampas, o ayudas técnicas para evitar la flexión de la rodilla en las actividades de la vida diaria. En algunos casos con afectación funcional puede ser necesaria la adaptación de técnicas con la colaboración de terapia ocupacional.
Podemos proponer ayudas para la marcha, como la utilización de zapatos y plantillas amortiguadoras (2 – 3 cm de tacón), el bastón en la mano contraria a la cadera o rodilla afectadas para reducir la carga en la articulación afectada y la utilización de tutores externos para inmovilizar la articulación que deben ser valoradas por profesionales especializados
Si la marcha del paciente se ve afectada debemos recomendar medidas de prevención de caídas y modificación del hábitat: