1. JUAN GUALBERTO GONZALEZ BRAVO Ministro de Fernando VII
LA EPIDEMIA DE CÓLERA
H acía algún tiempo que Portugal se hallaba afectada por una epidemia de cólera, y
aún estaban recientes los ecos del gran acontecimiento histórico vivido el 20 de
junio cuando, el 9 de agosto, se presentó el primer caso de cólera en Huelva,1 que fue
acordonada. Desde dicha fecha hasta el 18 en la noche cayeron trece personas enfermas, de
las cuales perecieron cinco.
La Junta de Sanidad, al principio, la atribuyó a cólico porque las personas
acometidas del mal, en una gran merienda que hubo, comieron en vasijas de cobre mal
estañadas; pero habiendo enfermado otras personas que no se hallaron en el convite, con
iguales síntomas, varió de opinión y calificó la enfermedad como muy sospechosa.2
En vista del peligro que existía de que se extendiese la enfermedad, el gobierno, el día
28 de agosto, adoptó las medidas siguientes:
• Acordonamiento de la villa de Huelva según los artículos 6 y 11 de la Real Instrucción
Sanitaria de 25 de Agosto de 1827.
• Vigilancia de los pueblos situados en un radio de diez leguas, estableciendo a dicha
distancia el segundo cordón de tropas para impedir que ningún morador, dentro de esta
segunda línea, la traspasase.
• Adoptar medidas para que no faltasen víveres.
• Prohibir la salida al mar. Los buques que dieren vela de cualquiera de los ríos Odiel o
Tinto serían despedidos inmediatamente o con destino al lazareto de Mahón o
regresarían al punto de partida.
• Si el contagio pasaba a la capital de la provincia, Sevilla, el capitán general y las
autoridades centrales o provinciales saldrían de ella, permaneciendo sus autoridades
locales y municipales.
• La Junta de Sanidad provincial también saldría, pero la municipal permanecería
desempeñando las obligaciones de su cargo.
• La correspondencia tenía que ser expurgada, picada y envinagrada en la forma
prevenida por los reglamentos vigentes.
• Los médicos que habían recorrido países europeos afectados por el cólera se
trasladarían inmediatamente a Sevilla. Uno permanecería con la junta superior y el
otro pasaría a Huelva.
• Abrir una suscripción de fondos. Los nombres de los suscriptores se publicarían en el
boletín oficial de la provincia.3
1
La villa de Huelva pertenecía al Condado de Niebla. Contaba 1500 vecinos y con dos parroquias: la principal,
dedicada a San Pedro y la de Nuestra Señora de la Concepción, fundada por Christobal Dorantes el año
1518. Tenía Hospital, Hospicio para vagos, tres conventos de frailes y otro de Agustinas Descalzas, así una
como Cátedra de Filosofía y Moral y otra de Gramática
Su término tenía siete leguas de circunferencia y estaba plantado de olivos, viñas, almendros y otros arboles
frutales. Sus naturales eran muy dedicados al comercio, pero sobre todo a la pesquería de la sardina en sus
barcos, que llamaban “xabegas”. Acostumbraban a empezar la pesca en Septiembre y concluían en
Diciembre. Acudían de todas partes a comprarlas, particularmente catalanes. Mientras que los hombres
estaban ocupados en sus tareas, las mujeres cogían aceituna y almendra, espigaban, limpiaban las viñas de
insectos, hacían redes para pescar, encajes ordinarios y otras labores propias de su sexoquot;. ATLANTE
ESPAÑOL. Bernardo Espinalt
2
GACETA DE MADRID núm. 104, martes de 27 Agosto 1833, pag. 437
3
GACETA DE MADRID núm. 105, jueves 29 de Agosto 1833, pag. 439.
2. José Domínguez Valonero
El cólera se inicia, como acaba de decirse, en Huelva desde donde se extiende a
Ayamonte, Sevilla, (el 31 de Agosto), Olivenza (2 de Septiembre), Badajoz (17 de
Septiembre), Valverde de Leganés (24 de Septiembre), Oliva de Jerez, Talavera la Real,
Almendral, Alcántara, La Algaba, Villar del Rey, Cádiz, Málaga…
Las sangrías constituían un indispensable recurso medico,4 que también se aplicaba en
el tratamiento del cólera. Por anecdótico, merece hacerse constar que se procedió a prohibir la
importación de sanguijuelas, pues, procedentes de Larache, se habían introducido en Cádiz
2000 de estos anélidos, que habían importado 160 reales de vellón. Se razona que “si
escaseasen en una provincia las limítrofes podrán abastecerla.”5
El primer teniente asistente de Sevilla dirigió un parte al Excmo. Sr. Secretario de
Estado y del Despacho Universal de Gracia y Justicia, esto es, a Don Juan Gualberto, con
fecha 7 de septiembre, en el que consta que en el arrabal de Triana había aumentado
considerablemente el numero de enfermos y la intensidad del mal pues fallece la mayor parte
de los invadidos. No así en la ciudad, donde, aunque hay algunos casos nuevos, son casi
todos benignos, y mueren pocos.
En el referido parte se especifica que los síntomas del mal son: Espasmos, vómitos y
despeños, calambres, descomposición de facciones, y pulso muy leve o nulo. Los remedios
que se aplican consisten en fricciones de aguardiente alcanforado, dadas con cepillo o bayeta
por todo el cuerpo, administrando después agua de té, salvia, luisa, manzanilla o malvavisco,
y promoviendo la transpiración por medio de bastante abrigo y cuando se consigue no
interrumpida, se logra la completa curación, aun sin asistencia de facultativo.
Finaliza diciendo que las autoridades superiores y administrativas y la audiencia han
salido fuera de la ciudad según las reales ordenes vigentes, pero la Real sala del crimen se
ha prestado a permanecer para cuidar del orden y la tranquilidad pública.6
Para deducir la forma en que se produce el contagio de la enfermedad se recurría a la
experiencia adquirida como consecuencia del traslado de tropas a la India, habiéndose
llegando a las siguientes conclusiones:
De la epidemia padecida en las posesiones de la India en 1817 y las comunicaciones
con otros paises que han padecido esta enfermedad (Rusia y Prusia) y por investigaciones y
observaciones recientes se deduce
1º Que la enfermedad se manifiesta entre el primero y el cuarto dia del contagio. Es el
periodo de incubación.
2º. - Tiempo durante el cual puede transmitirse la enfermedad.- No se llega a
conclusiones definitivas pero la cuarentena se considera excesiva y se reducen los periodos
de aislamiento de los posibles focos de infeccion, así la persona sana puede circular libre de
sospecha a los 10 dias y los convalecientes a los 20 dias. Los vestidos y camas de los
infectados deben ventilarse y purificarse durante tres dias y las mercaderias sospechosas 15
dias.7
En Sevilla se lucha contra el contagio y, para ello, las medidas que se adoptan son:
• Regar las casas y calles con agua clorurada; evitar que se reúnan gran numero de
personas en los aposentos de los enfermos, y sobrevigilar cuidadosamente el
enterramiento de los cadáveres.
4
Andrés Pique, en su obra TRATADO MEDICINAL, dice que “en la observación de las enfermedades se
tiene experiencia de no haber en toda la medicina otro remedio mas útil en innumerables enfermedades que
la sangría bien ordenada”.
5
GACETA DE MADRID núm. 110, martes 19 de Septiembre 1833, pag. 465.
6
GACETA DE MADRID núm. 111, jueves 12 de Septiembre 1833, pag. 471.
7
GACETA DE MADRID núm. 116, jueves 26 de Septiembre 1833, pag. 495
3. JUAN GUALBERTO GONZALEZ BRAVO Ministro de Fernando VII
• Llevar a cabo obras públicas para dar trabajo y subsistencia a los pobres, lo que les
facilita medios de curar los enfermos de su familia y, al mismo tiempo, los aparta, por
lo menos durante el día, del espectáculo triste que presentan las casas invadidas
En esta ciudad destaca la labor realizada por el doctor D. Francisco de Paula Forch.8
Ante el temor de que el cólera llegue a Madrid, y para intentar evitarlo, se colocan
sendos destacamentos de tropa en Santa Elena (Jaén) y en el puente de Almaraz (Cáceres). Su
objeto era evitar el tránsito de viajeros que no fuesen provistos de la necesaria patente o boleta
limpia de sanidad.
Se divulgan dos tratamientos contra el terrible mal: uno es el del Dr. Halphen, profesor
de medicina en Nueva Orleans y el otro es el método curativo que en general conviene
adoptar para el tratamiento del cólera morbo asiático firmado por tres médicos de acreditada
solvencia, pues se trata del equipo que estaba atendiendo al rey Fernando VII en su larga
enfermedad, esto es, los doctores Pedro Castelló, Manuel Damián Pérez y Sebastián Asó
Travieso.9
El primero de estos tratamientos se basaba en unas píldoras a base de sulfate de
quinina, thridace o extracto de lechuga y polvo de goma arábiga. El segundo distingue seis
períodos, marcando el tratamiento adecuado en cada uno de ellos. Podemos decir que la base
del tratamiento es poner al enfermo a dieta, administrar líquidos, sangrar y aplicar lavativas.
A escasos kilómetros de Encinasola llegó esta grave enfermedad, pues, el 20 de
septiembre, se vio afectada la villa de Oliva de Jerez, hoy llamada Oliva de la Frontera, y en
ella se contabilizaron, al menos, 283 personas afectadas, de las que 255 fallecieron.
De la gravedad de esta epidemia nos dan una idea los datos facilitados por la Junta
Municipal de Sevilla sobre las personas fallecidas desde el día 1 de Septiembre hasta el 8 de
Noviembre:
Varones Hembras TOTAL
Eclesiásticos 67 24 91
Militares 157 157
Seglares 2.612 3.755 6.367
TOTAL 2.836 3.779 6.615
El número total de invadidos había sido 24.000, o sea la cuarta parte de los habitantes
de la ciudad, de los que habían fallecido los expresados 6.615, esto es, el 27,5% de los
afectados.10
En Ayamonte, el número de invadidos fue de 2.523 de los que 202 fallecieron.
Huelva, una vez recuperada del duro golpe que había recibido, manifestó su
agradecimiento a Cádiz en estos términos:
“El ayuntamiento y la junta de sanidad de la villa de Huelva acaban de dar un
testimonio público de gratitud y de reconocimiento dirigiendo a las autoridades de Cadiz un
manifiesto de accion de gracias por los actos de caridad, de religion y de piedad con que
siempre se han distinguido los habitantes de tan bella ciudad (...) No bien se supo en esta
ciudad que la villa de Huelva se hallaba acordonada e incomunicada por haber aparecido
en ella el cólera morbo cuando las autoridades civiles y militares, el R. Obispo, el cabildo
catedral el comercio y demas corporaciones se apresuraron por suscripcion unos, y por
8
GACETA DE MADRID núm. 117, viernes 27 de Septiembre 1833, pag. 562.
9
Ver anexo núm. 5
10
GACETA DE MADRID, núm. 18, de 8 de Febrero de 1834, pag. 82.
4. José Domínguez Valonero
limosnas otros a consolar al primer pueblo de la peninsula afligido por la mas cruel de las
plagas...”.11
11
GACETA DE MADRID núm. 158, de 12 de Diciembre 1833, pag. 685.