3. ¿Qué es escuchar?
Escuchar es la habilidad lingüística que suele despertar menos interés en la
vida cotidiana.
Es más común referirse a alguien por su falta de comprensión oral: “no sabe
escuchar” “tiene poco oído y demasiada lengua” etc.
¿En qué momentos nos sabemos escuchando?
La mayoría de éstos ejemplos nos remiten a concebir a la escucha como una
acción pasiva y silenciosa, y sólo ante un discurso formal.
4. Penny Ur (1984) explica las características de la escucha
cotidiana o en término técnicos de “la comprensión oral”:
Escuchamos con un objetivo determinado y con expectativas concretas sobre lo que vamos a oír.
Esta capacidad de predecir lo que vamos a oír nos prepara para el proceso de comprensión.
Por lo que también existen conocimientos previos más o menos cercanos al tema que escuchamos.
En la mayoría de las ocasiones en las que escuchamos podemos ver quien habla. Lo que permite el
feedback inmediato, la ruptura del discurso el aprovechamiento de pistas contextuales e información no
verbal.
Mientras escuchamos se nos exige constantemente el feedback porque el que habla necesita saber si
estamos siguiendo su información.
Intercambio constante entre turno de oyente y hablante.
No escuchamos una exposición total de principio a fin, sino que se fragmenta en rangos de 20 a 30
segundos.
El discurso verbal se complementa con otros estímulos sensoriales (ruidos, olores, tacto, aspecto visual,
movimientos, etc.) que apoyan en la interpretación del texto.
El tipo de lenguaje que depende del contexto y ambiente en que se encuentre.
5. “Escuchar es comprender el mensaje,
y para hacerlo debemos poner en marcha un proceso cognitivo de construcción de
significado y de interpretación de un discurso pronunciado oralmente”
Desde una perspectiva pedagógica podemos distinguir tres tipos de
contenidos que intervienen en la habilidad de saber escuchar
Procedimientos Conceptos Actitudes (y Valores)
Reconocer
Seleccionar
Interpretar
Inferir
Anticipar
Retener
Texto:
Adecuación
Coherencia
Cohesión
Gramática
Presentación
Estilística
Cultura oral
Yo receptor
Diálogos y Conversación
Parlamentos
Son las diversas estrategias
comunicativas que
utilizamos para descifrar
mensajes orales
Son los mismos que los de las
demás habilidades; sist. de la
lengua, reglas gramaticales y
textuales.
Son los valores , opiniones
subyacentes y normas de
comportamiento
relacionadas con el acto de
escuchar.
6. La escucha o Comprensión oral es acción…
Porque…
Implica una respuesta constante
El escucha colabora en la conversación
Da entender al que habla que sigue su conversación y comprende
su discurso
Todo el proceso de comunicación se construye entre emisor y
receptor
7. Estrategias del buen receptor:
Manifestar comprensión del
discurso
Animar al emisor a seguir
hablando
Anticipar el discurso
Acompañar el discurso
DECÁLOGO DEL OYENTE PERFECTO
1. Adoptar una actitud activa. Tener
curiosidad.
2. Mirar al orador.
3. Ser objetivo. Escuchar lo que dice
una persona distinta de nosotros
mismos.
4. Conectar con la onda del orador.
Comprender su mensaje y su manera
de ver las cosas.
5. Descubrir en primer lugar la idea
principal.
6. Descubrir también los objetivos y el
propósito del orador.
7. Valorar el mensaje escuchado.
8. Valorar la intervención del orador.
9. Reaccionar ante el mensaje.
10. Hablar cuando el orador haya
terminado.
André Conquet (1983)
8. Fomentar actitudes de este tipo, más allá del
hecho lingüístico debe ser también un objetivo
prioritario de la clase de lengua además del
desarrollo de las estrategias y de los conceptos
más conocidos.
Los dos listados
anteriores proponen
una determinada actitud
de escuchar.
Combaten los
comportamientos más o
menos extendidos de no
dar importancia a esta
habilidad y no
concederle un espacio:
sentir desinterés por lo
que dicen los demás,
estar motivado
solamente por expresar
las ideas propias, cortar
las intervenciones de los
demás, etc.
9. Modelos y estrategias de comprensión
Varios autores (entre
otros Rivers y
Temperley, 1978; Mc
Dowell, 1984; Mc
Dowell y Stevens,
1982; y Rixon, 1981)
proponen modelos
del proceso de
comprensión, con
pocas diferencias
entre sí, que son la
base del siguiente
esquema:
11. Producción de textos orales:
participación en diálogos y exposiciones
Programa de estudios 2011
• Hablar de uno mismo, de sus ideas o impresiones es una necesidad vital que los
alumnos pueden realizar de manera espontánea en ciertas circunstancias. En las
diferentes situaciones interactivas los participantes colaboran para construir
significados.
• Las personas pueden criticar, cuestionar, estar de acuerdo, pedir aclaraciones y
finalizar frases que el otro ha iniciado.
• Dentro de la escuela es importante que además de fomentar la participación
espontánea de los alumnos, se promueva el logro de mejores maneras de
comunicarse con el fin de que se les facilite satisfacer necesidades diversas y
participar en la vida escolar y comunitaria.
12. Diferencias entre la lengua oral y la escrita
• La más evidente es que la lengua oral va acompañada de gestos,
movimientos, cambios e inflexiones de voz; además, en la lengua hablada
generalmente se depende del contexto en que se encuentran los hablantes.
• Al hablar, con frecuencia repetimos algo de maneras distintas para señalar
personas o cosas, o para tratar de asegurar que el que escucha comprenda lo
que queremos decir.
• También es común que en la lengua oral los hablantes dejen frases sin
completar e introduzcan frases exclamativas breves; por ejemplo, “¡Qué
padre!”. La naturaleza momentánea de la lengua oral tiene efectos sobre la
manera en que hablamos, mientras que la lengua escrita, al ser
permanente, requiere de otro tipo de organización.
13. De manera semejante a la lengua escrita, los grados de formalidad de la lengua oral
varían. Es decir, existen situaciones en las cuales es imprescindible mantener una
situación formal (una entrevista de trabajo, por ejemplo) o, por el contrario, una
informal (una reunión de amigos).
A diferencia de la lengua escrita, frecuentemente se presentan situaciones en las que
hay cambios bruscos de tono; por ejemplo, cuando un grupo de niños o adolescentes
está conversando y entra la madre, el padre o un docente.
En ocasiones los alumnos sólo han estado expuestos a situaciones comunicativas
dentro de su familia y en ellas los roles ya están establecidos, por lo que resulta
importante que la escuela ofrezca oportunidades para extender la experiencia a
otras situaciones con diferentes grados y tipos de formalidad.
14. Ejemplo de ello son explorar ideas para ordenarlas, discutir para llegar a acuerdos,
tomar decisiones apropiadas o resolver problemas. A su vez, estas tareas requieren del
habla ordenada, lo cual significa tomar turnos, escuchar a los otros para retomar sus
ideas en la argumentación, exponer de manera clara las ideas propias, etcétera.
El trabajo por proyectos didácticos conlleva diversas actividades con la lengua oral,
tales como:
Seguir la exposición de otros y presentar su conocimiento o ideas de manera
ordenada y completa sobre diferentes temas o procedimientos.
Atender las peticiones de otros y solicitar servicios.
Emplear la descripción para recrear circunstancias y comunicar con claridad sus
impresiones.
Ponerse de acuerdo aportando y escuchando ideas.
Opinar sobre lo que otros dicen y encontrar argumentos para expresar su postura.
Persuadir y negociar.
Dar y atender indicaciones.
Pedir ayuda, expresar dudas, acuerdos o desacuerdos cuando sea necesario.
15. Al trabajar con la lengua oral es necesario atender 4 aspectos:
a) Hablar sobre temas específicos. Permite explorar y discutir ideas, argumentar,
comparar y adquirir un vocabulario específico sobre el tema del que se habla. Aquí, es
importante que el docente ponga en marcha estrategias que permitan al grupo volver a
retomar el tema a discusión cuando éste se desvía.
b) El propósito y el tipo de habla. La escuela debe brindar a los alumnos
oportunidades de usar un lenguaje estructurado que requiere de un mayor manejo de
las convenciones de la conversación habitual, por lo que es importante que los alumnos
se familiaricen con los objetivos de su intervención y con las normas admitidas de
hacerlo en diferentes prácticas sociales. No es lo mismo, por ejemplo, tener una
discusión para llegar a un acuerdo, que argumentar una posición o exponer información
a otras personas.
16. c) Diversidad lingüística. Si bien las participaciones en eventos comunicativos orales
responden a determinantes culturales, es importante que dentro de la escuela se
amplíen los contextos de expresión para que los alumnos enriquezcan sus posibilidades
comunicativas, respetando la variante lingüística que posean. Lo que se pretende es la
promoción de un ambiente en el que los alumnos se comuniquen con confianza y
seguridad, y que al mismo tiempo favorezca el aprendizaje de los variados registros de
uso del lenguaje, tanto oral como escrito, con el fin de ampliar su dominio sobre
diferentes contextos comunicativos.
d) Los roles de quienes participan en el intercambio. Las personas cambian su
manera de hablar según el nivel de confianza y el grado de formalidad, por lo que es
importante que los alumnos aprendan a regular estos aspectos. Además, el asumir
diferentes roles durante el trabajo colaborativo requiere aprender el tipo de lenguaje
que dicho rol requiere. Por ejemplo, no usa el mismo lenguaje el expositor principal, el
que aclara un punto, o el moderador de la discusión posterior a una exposición.
17. Bibliografía consultada
La adquisición de la lectura y la escritura en la
escuela, Pp. Tomado de Enseñar lengua Pp.
SEP. Programa de estudios Primer grado. 1ra
Ed.2012. Pp.
Notas del editor
Podemos elogiar al buen orador, a los buenos escritores incluso a los buenos lectores, pero decir de la misma manera que escucha bien o que es un buen oyente, resulta como mínimo extraño.
Una conversación en la calle con un amigo que nos cuenta las incidencias de las últimas vacaciones.
El proceso empieza antes de que se inicie la conversación a través de un importante conjunto de estrategias de “precomprensión”.
En primer lugar, ya nos hemos encontrado otras veces con esa persona y tenemos experiencia para prever cómo se desarrollará la comunicación: sabemos de qué temas trata, cómo habla (tomo, estilo, lenguaje, ritmo, etc.) el significado personal de determinadas expresiones, etc.
Las características concretas del encuentro determinan otros puntos: hace tiempo que no nos vemos, hace poco que han terminado las vacaciones, a ambos nos gusta viajar, etc.
Y además si queremos ver a esa persona es porque nos mueven objetivos determinados que dirigirán la conversación y nuestra comprensión: saber cómo está, cómo ha pasado las vacaciones, qué ha hecho, etc.
Tenemos esta información almacenada en la memoria a largo plazo y la actualizamos antes y durante el proceso de comprensión. Como se trata de una información y una experiencia compartida entre el emisor y el receptor, constituye una base sólida sobre la cual construimos la comprensión.
Cuando no conocemos al interlocutor, no podemos prever tantos datos y la comunicación depende exclusivamente del discurso. Pensemos, por ejemplo, en la comunicación con personas de otras culturas con quienes compartimos una lengua franca de relación: aunque comprendamos las palabras, la interlocución es más difícil porque no compartimos un mismo conocimiento de mundo.