El documento critica a los políticos corruptos y banqueros sin escrúpulos que han causado daño al país. Argumenta que cubrirlos con impunidad y hacer que la gente pague por sus errores no son acciones de personas buenas. También cuestiona otros gastos excesivos del gobierno y la falta de apoyo a los más desfavorecidos, concluyendo que nuestras acciones definen nuestra calidad humana.
1. TEXTO 6 2012-13
Si, como decía Alonso Quijano, somos hijos de nuestras obras, de suerte que ellas, solo
ellas, hablan de nuestra calidad humana, habrá que convenir que hacerlas malas, que
inferir con ellas daños y sufrimientos al prójimo, es propio de las malas personas.
Naturalmente dependerá del poder que el malo tenga para que resulte más o menos
malo, resultando más en la medida que más tenga. A quienes nos gobiernan se les
transparenta mucho su calidad personal, y eso, más que las consideraciones políticas,
es lo que tiene indignada y encorajinada a la gente, sentirse en manos de individuos,
en lo ético y en lo moral, muy poco recomendables.
¿Es de buenas personas cubrir con un espeso manto de impunidad a los verdaderos
responsables de la catástrofe nacional que padecemos, los políticos corruptos, los
banqueros sin escrúpulos, los forajidos de alto copete? ¿Es propio de gente buena, de
espíritu limpio e intenciones nobles, cargar la factura de los desafueros y los delitos de
los antedichos sobre las brumadas espaldas de los más desfavorecidos? ¿Es de buenas
personas, con sentido de la equidad y del decoro, sustraer los ahorros de la gente,
reunidos con tantas privaciones y fatigas, para entregárselos a la usura internacional y
exonerar así de su pago a sus auténticos deudores? ¿Es de buenas personas gastarse
en las actuales circunstancias cinco millones de euros, que ya serán siete u ocho, en
arreglitos y blindajes del Congreso? ¿Remite a personas de buen corazón la pretensión
de cobrar a un inmigrante paupérrimo 1.800 euros anuales por acceder, si enferma, a
la atención sanitaria? ¿Es de buenos ponerse tibios de whisky y de jamón de bellota a
cuenta del erario, del que se retraen los mínimos subsidios de supervivencia para los
parados de larga duración? ¿Es de buenos, incluso desde la originaria óptica cristiana,
abandonar a su suerte a los que no pueden valerse por sí mismos, a los pobres, a los
caídos, a los excluidos? ¿Es de buenos estorbar el recurso a la Justicia, echar a la gente
de sus casas o apalizar a los ciudadanos que se manifiestan?
Somos hijos de nuestras obras, y ellas, solo ellas, nos califican.
SINTAXIS:
A quienes nos gobiernan se les transparenta mucho su calidad personal, y eso, más
que las consideraciones políticas, es lo que tiene indignada y encorajinada a la gente.