El documento discute la representación dañina de la mujer en la publicidad, que a menudo la presenta como un objeto sexual para el deseo del hombre. Esto fomenta la cosificación de la mujer y la imposición de estándares de belleza irrealistas, lo que puede generar trastornos alimenticios. Además, la publicidad sirve para promover la trata de personas y el tráfico ilegal de mujeres y niñas. Se argumenta que es necesario visibilizar y poner fin a esta situación de abuso.