3. El hombre es complejo, es un compuesto
porque ordena muchos componentes, es
una “unidad bio-psíquico-espiritual en
interacción social”.
4. Muchos elementos conforman a nuestra
persona. Si bien somos una unidad, cada
uno de estos aspectos hacen a nuestra
identidad. El aspecto biológico es el
primero. Al decir hombre nos estamos
refiriendo al varón tanto como a la mujer.
Una diferencia básica que salta a la vista
en lo corporal, pero que también se refleja
en los aspectos psicológicos, espirituales y
de relaciones sociales.
5. La corporalidad nos ubica en el espacio
y en el tiempo. Porque tenemos un cuerpo
es que nos situamos en una geografía
concreta y en un momento histórico
determinado. Y eso nos enriquece pero
también nos limita: Porque no podemos
ser o estar en todas partes al mismo
tiempo..
6. Después el componente psicológico, esa zona de
los afectos conscientes e inconscientes, que afectan
el resto de nuestro ser aquí y ahora. Se suma lo
espiritual, en su doble aspecto. El referido al alma y
sus potencias que nos ayudan a conocer y obrar: la
inteligencia y la voluntad. Y, junto a esto, la vida
del Espíritu que está y obra con nosotros y en
nosotros: la Gracia. Y no nos olvidemos de la
libertad.
7. Para completar,: existimos en relación
con los demás. La dimensión social de
nuestro ser nos enriquece y, al mismo
tiempo, nos limita. En resumen, el hombre
es sumamente complejo. Pero para
entenderlo hay que analizar muchos
aspectos que, unidos, hacen a nuestra
humanidad. Más no existe el hombre en
general, sino este hombre en particular,
varón o mujer.
8. Si es complejo comprender a la
generalidad de la humanidad, mucho más
complejo es describir en profundidad a un
ser humano concreto. Porque somos
complejos, nuestro razonamiento es
complejo y nuestra vida es compleja.
9. “La complejidad viene de nuestra manera
de conocer que no es por pura intuición o
evidencia, sino por largos y costosos
raciocinios, más aún cuando se trata de
cuestiones que no están al alcance inmediato
de nuestros sentidos.”