3. Objetivos
Crecer en aprecio por el sacramento de
la Eucaristía.
Suscitar en nosotros el deseo de seguir
buscando su significado.
Captar la presencia de Cristo en la
Eucaristía
4. Motivación
¨Reunidos cada día del
Señor, partan el pan y den
gracias, después de haber
confesado sus pecados, a
fin de que su sacrificio se
puro¨ (Didajé)
5. Hechos de nuestra vida
Unsacerdote contaba una
anécdota, durante una misa un niño de 4
años se le acerco y le tiro de su casulla. El
niño le pregunto que si no sabia por que
no había llegado el hombre que vende
nieve a la salida, el le respondió que lo
movieron de lugar que lo fuera a buscar.
6. Elsacerdote al final de la otra misa le
conto la anécdota a los presentes
diciéndoles que el niño venia por algo y
que si todos supiéramos por que vamos a
misa, por ver que vamos a celebrar la
Eucaristía tendría sentido para cada uno y
no dependería de quién la celebra, del
lugar o de la Iglesia
7. Profundización
¿Quién no ha sentido, quién no siente?
-Un profundo deseo de unión y
solidaridad con los demás, estar en
verdadera amistad.
-Un profundo deseo de
autenticidad, saber que es lo que
somos, que queremos ser, a que estamos
llamados a ser y que hacemos.
8. Los cristianos desde el principio vivieron la
fracción del pan.
-Es una acción comunitaria en la que
juntos los cristianos celebran.
-Es también un rito litúrgico que contiene
un llamado a compartir fraternalmente.
9. Expresamos nuestra fe
Al Salvador alabemos, que es nuestro Pastor y guía.
Alabémoslo con himnos y canciones de alegría.
Alabémoslo sin límites y con nuestras fuerzas todas; pues
tan grande es el Señor, que nuestra alabanza es poca.
Gustosos hoy aclamemos a Cristo, que El es nuestro
pan, pues El es el Pan de Vida, que nos da Vida inmortal.
Doce eran los que cenaban y les dio pan a los doce.
Doce entonces lo comieron, después, todos los hombres.
Sea plena la alabanza y llena de alegres cantos; que
nuestra alma se desborde en todo un concierto santo.
10.
Hoy celebramos con gozo la gloriosa institución de este
banquete divino, el banquete del Señor.
Esta es la nueva Pascua, Pascua del Unico Rey, que termina
con la alianza tan pesada de la ley.
Esto nuevo, siempre nuevo, es la luz de la verdad, que
sustituye a lo viejo con reciente claridad.
En aquella última cena Cristo hizo la maravilla de dejar a sus
amigos el memorial de su vida.
Enseñados por la Iglesia, consagramos pan y vino, que a los
hombres nos redimen, y dan fuerza en el camino.
Es un dogma del cristiano que el pan se convierte en
carne, y lo que antes era vino queda convertido en sangre.
Hay cosas que no entendemos, pues no alcanza la razón;
mas si las vemos con fe, entrarán al corazón.
11. Bajo símbolos diversos y en diferentes figuras, se esconden
ciertas verdades maravillosas, profundas.
Su sangre es nuestra bebida; su carne, nuestro alimento;
pero en el pan o en el vino Cristo está todo completo.
Quien lo come, no lo rompe, no lo parte ni divide; El es el
todo y la parte; vivo está en quien lo recibe.
Puede ser tan sólo uno el que se acerca al altar, o pueden
ser multitudes: Cristo no se acabará.
Lo comen buenos y malos, con provecho diferente; no es
lo mismo tener vida que ser condenado a muerte.
A los malos les da muerte y a los buenos les de vida. ¡Qué
efecto tan diferente tiene la misma comida!
Si lo parten, no te apures; sólo parten lo exterior; en el
mínimo fragmento entero late el Señor.
12.
Cuando parten lo exterior, sólo parten lo que has visto;
no es una disminución de la persona de Cristo.
El pan que del cielo baja es comida de viajeros, es un
pan para los hijos. ¡No hay que tirarlo a los perros!
Isaac, el inocente, es figura de este pan, con el
cordero de Pascua y el misterioso maná.
Ten compasión de nosotros, buen pastor, pan
verdadero. Apaciéntanos y cuídanos y condúcenos al
cielo.
Todo lo puedes y sabes, pastor de ovejas, divino.
Concédenos en el cielo gozar la herencia contigo.
Amén.
13. Nuestra vida iluminada
Mientras comían, Jesús tomó pan y lo
bendijo. Luego lo partió y se lo dio a
ellos, diciéndoles:
—Tomen; esto es mi cuerpo.
Después tomó una copa, dio gracias y se la
dio a ellos, y todos bebieron de ella.
—Esto es mi sangre del pacto, que es
derramada por muchos —les dijo—. Les
aseguro que no volveré a beber del fruto de
la vid hasta aquel día en que beba el vino
nuevo en el reino de Dios. (Mc 14, 22-25)