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Yanioska - Rafael Bejarano
Al vietnamita
         Olor de
Cuentas gitanas…




               2
GITANO NO SACA LA SUERTE A GITANO
           (ANONIMO)




                                    3
EN LA IGLESIA

Siento mi voz llorando y no para. Algunas cosas siempre
son difíciles de explicar. Algunos dolores son difíciles de
llevar a cuestas. Cuanto puede llegar a pesar la piel
cuando se vive tan drásticamente con la duda y el
camino. Hoy estoy aquí, dentro de esta iglesia. Hay miles
de rostros de santos observándome en silencios sagrados.
Veo las caras de las otras personas escuchando el sermón
y se ven vacíos, como vidrios quemados. Enfermo por
instantes y siento el mareo, pero me repongo de nuevo.
Al fondo veo al cristo crucificado, con la cabeza gacha,
pero no estoy seguro de cuanto esta sufriendo. A veces
parece que tan solo estuviera durmiendo suavemente.


Soy como ese clavo ensangrentado, sacado de la mano del
que murió por nuestros pecados, sin saberlo muy bien…


A veces pienso que puedo esconderme detrás de las
tristes cortinas de mi habitación y quedarme en silencio
para que el sol no me descubra. No quiero que Dios me
rastree con su infinito radar. Ya no tengo nada que me
guíe. Ya no hay luces, ya no tengo voz. No quisiera
escapar de la oscuridad de mi cuarto. Ahora es mi

                                                          4
refugio, allí podré amar y odiar todo en el mas absoluto
secreto. ¿Será que fui expulsado de las manos del creador
por pensar así? Tal vez, a veces estoy casi seguro. Temo
creer y temo pecar. Es como estar hundido en el mar de
la incertidumbre, donde pocos pueden flotar, y de repente
siento que camino sobre el agua, como un blasfemo. ¿Por
qué mi alma ya no me calienta?


Sueños que se rompen como cristales divinos que van
reflejando la imagen del sagrado corazón…


Me levanto como todas las mañanas y oculto mi rostro
del espejo. Hay un cuadro con mi rostro en la otra
habitación haciéndose más hermoso cada día. Observo la
imagen de la sala en donde esta la virgen Maria
arrodillada con Jesús ensangrentado en sus brazos. Me
parece una imagen violenta, pero hermosa al mismo
tiempo. No se por que las religiones son tan morbosas.


A veces cuando siento dolor en mi espíritu, trato de
buscar algún estado de fe, pero luego me doy cuenta que
Dios siempre esta dentro de mí. Es una llama que yo
apago   constantemente     con   los   soplidos   de     mi
incredulidad. Y esto es siempre así…


                                                          5
Salí para ver un día más en mi rutinario destino sin
rumbo. No existe ni la guía divina ni la maligna. Solo el
viento que roza mi rostro en este día sabe como es el
calor de mi piel. Solo las palabras que no he pronunciado
aun pueden explicar el sentido de lo que pienso y de cómo
es sentir adentro, muy adentro mío. Es como si fuera un
condenado a guardar silencio teniendo mucho que decir.
Condenado a voluntad. Culpable sin hecho, sin crimen,
sin   veredictos.   Ojala   dejara   de   ser   siempre   tan
complicado el rumbo que le doy a mi vida…


Pasaban las horas y la tarde seguía cayendo lenta y
perezosamente sobre el lejano horizonte que mis ojos ya
no ven por andar siempre con la cabeza gacha. Olía a
humedad. Humedad de la tierra, humedad del aire,
humedad de mis ojos que ya no lloran pero saben como
es. Tal vez he estado demasiado tiempo afilando mis
heridas recostado en las espinas de mi siempre
confortable soledad. El masoquismo que me invade se ha
filtrado por los rincones más extraños de mí ser y ahora
mi cuerpo es solo el complemento del dolor que ya tiene
forma y gran sentido dentro y fuera de mí. Soy una hoja
que solo cae y cae en el otoño mas largo de mi vida.


                                                            6
Sonidos del alba interrumpidos por un grito desvanecido
entre la hierba de las montañas que desfilan suavemente
en la procesión del fin del mundo.


Iba caminando por la calle y mi mirada se estrelló
inesperadamente con una iglesia. Así fue como termine
metido aquí. Es tan grande, tan mística, tan atemporal y
tan extravagantemente construida que siento que su
presencia hace vibrar el suelo que estoy pisando. Las
campanas     redoblan   y   mis   tímpanos     se   vuelven
demasiado sensibles como para ignorar ese sonido que
trata de desmoronar mis sienes mal apuntaladas. Es el
llamado    al arrepentimiento,    a   la   reflexión, a   la
espiritualidad. Tal vez son solo farsantes de doble moral
los que estoy viendo entrar, y eso me repugna. Pero a la
vez mi doblez me invitó a entrar. Hace tiempo que no
estaba en un templo y me quede derivando en el andén
por algunos minutos, hasta que finalmente me aventure
a su interior.




                                                           7
Piedras y más piedras amontonadas como una vieja
tumba que solo anuncia la desolación de un cuerpo que
ya no existe desde hace mas de dos mil años…


Al entrar lo primero que veo son los rostros de esas
imágenes de santos empotrados en las paredes. La
mirada perdida en la nada como si ya no hubiera nada
que ver. En vida lo vieron todo, muerte y resurrección,
supongo que después de eso ¿para que ver algo mas? Uno
tras otro todos son iguales: hincados por alguna razón, o
con la mirada hacia el cielo en busca de alguna
explicación que tal vez no existió ni existe aun. Miradas
angelicales confundidas con otras que desean ser mas
mártires.   Encarna   ese   dolor mal      logrado   de   los
fabricantes de cerámicas que no atinan a darle a sus
aspectos un halo más real. Hileras de luces encendidas
de fervorosos pedigüeños que desean ver recompensado
ese alumbramiento con listas interminables de favores y
anhelos. No se por que a veces pienso que más que un
sitio de oración es como un mercado donde se lleva un
impulso de fe a cambio de alguna recompensa. No creo
que Dios sea tan tristemente predecible.




                                                            8
De repente se hace un silencio que obliga a todos a
permanecer sentados. Yo me uno a los deseos de la masa
y hago otro tanto. Un sacerdote envuelto en una bata
blanca se acerca al estrado y el ritual comienza. La
bendición da la largada y cada quien se sumerge en su
alma, tal vez. ¿En que pensaran? Creo que son
impermeables a cada palabra y se concentran en no caer
en un examen de conciencia. Los caminos hacia el cielo se
están volviendo en encrucijadas inventadas por la
falsedad de quienes se creen victimas, y no lo son…


La misa prosigue en su inmaculada sincronía y de
repente me asaltan unos deseos incontrolables de gritar.
Decir la verdad de lo que pienso, mostrar mi lado más
oscuro y escandalizar al mundo con mis ponencias sobre
doctrinas y morales ridículas y sin sentido, pero no
puedo. Estoy atrapado entre mis pensamientos y mi
torpe mano, que se ensucia una y otra vez en esta vida.
No estoy viviendo un sueño, es solo una mala noche que
no acaba. Hay una flama extinguiéndose en mi interior y
lo se: es la realidad que no conecta con lo que deseo. No
veo nada que este cubierto de algún manto sagrado. Ya
no hay nada que este cubierto de nada.




                                                        9
Caverna enorme del pensamiento en donde todo se
dispersa y se pierde en su entraña oscura, que no es otra
cosa que el yo interior…


Respiro profundamente y espero en silencio. Escucho
lamentos lejanos hundidos en las estrellas. Las palabras
de Dios ruedan por el suelo, entre los bancos de esta
iglesia   y   recuerdo   un   ayer,   el mío,   el   día   del
desprendimiento de la inocencia y escucho mi voz
quebrándose aquella vez, gritando lejana, rompiendo
muros y sueños. Las manos se juntan, los rezos no cesan,
las velas se agitan como pidiendo el perdón divino y se
deshacen entre espermas de colores, como un carnaval.
No siento mi cabeza, tal vez esta dando tumbos cuesta
abajo. Las hostias se derriten en tantas bocas como
ramas en el árbol de José. Siento el vértigo de mi corazón
sumido en el llanto del no arrepentirse. No estoy
dispuesto a un sacrificio para salvarme de un dolor
eterno e impreciso. Mi saliva remoja mi garganta
atormentada de gritos y quejas que no se resuelven a
salir. Este rito no parece tener fin y estoy cansado.




                                                            10
Luces relampagueantes, ropas azules y rosas parlantes,
como en aquel cuento infantil que nunca termine de leer
por estar llorando…


Se da la señal. La iglesia se desprende de su aire místico
y retorna la calma habitual. Todos se abrazan y ríen
mientras salen del templo con la mente limpia y el sello
del pecado desperdigado. Todos han salido menos yo, que
me encuentro postrado de rodillas, con las manos atadas
entre si, los dientes apretados, la cabeza baja y el rostro
empapado en infinito llanto al comprender que he sido
condenado en la hora santa.




                                                         11
EN LA CALLE

Salí a caminar a la calle. Gente presionando aquí y allá.
Las caras rígidas no dicen nada. No piensan las mentes
en la calle. O tal vez piensan demasiado…Me deslizo en
silencio por la acera y me dejo llevar por el mar de gente
sin remedio. Escucho una, dos, tres, muchas voces. Todas
al unísono como un enorme lamento. Me abro paso a
tientas entre esta jungla de brazos, piernas y torsos
atropellantes. Canto una canción por lo bajo y siento el
sol de la tarde calentar mi torso con morbo. Voy colgando
en el pavimento roto de la ciudad como un naufrago en la
goleta final. Enciendo un cigarrillo y mi cuerpo se relaja
suavemente. Las mujeres me rozan y un aire a perfume
se cuelga en mi chaqueta como una enorme serpentina
violeta. Voy sin rumbo fijo, mis pasos me guían a donde
no voy, porque no voy a ninguna parte. Hombre y
mujeres mendigando en los andenes. Son como clones de
esa misma enfermedad nueva de las ciudades que
reciben a los hijos del verde para desentonar con el gris
hormigón frío de la urbe. Vendedores ambulantes en
todos lados como un enorme ejercito circense: telas de
colores en combate, piedras afiladas, collares como
insignias de guerra, libros, belicosos para la mente,

                                                        12
discos incendiarios, cables repletos de carga, luces
relampagueantes, dulces para el alma, rosas para los
muertos, fotos para el recuerdo, todo esto detrás de
anaqueles de hambre, vicios, sueños, miedo y necesidad
urbana. Un alarido urgente entre la masa y un ladrón
maratónico inigualable. Una envoltura abandonada a la
benevolencia del viento rueda y se eleva, se contrae y
luego cae para volver al comienzo, al igual que mi ser.
Pienso, luego me río y luego existo. Muero en navidad y
renazco con las luces de un nuevo año. Como el
calendario. Como las calles. Como toda la vida. Un
payaso temerario y perifonico me desprende de mi
pensamiento flotante y me aterriza en una esquina. Veo
los bares, cuento los peldaños de una escalera circular y
percibo el olor a maquina caliente en la avenida. Grandes
buses escarlata mueven multitudes ajenas por la arteria
vial. Son como granos de arena en un reloj de talla
pequeña. A veces soy uno de ellos aun cuando no este
dentro.


Imagen y soldadura ancestral, costumbre divina de teñir
estos mundos de gente…




                                                       13
Sigo caminando y me encuentro frente a frente con una
vieja librería. El olor es tan místico que no puedo evitar
ingresar. Viejos estantes sostienen el pensamiento
universal apelmazado en hojas amarillentas carcomidas
por las polillas y adornadas por la humedad. En el centro
del local un gran cajón con toda clase de libros mutilados
por algún lado, a un precio razonable, teniendo en cuenta
que la gente olvido leer, y por consiguiente, también
olvido pensar. Sus mentes se derrumban silenciosamente
y en secreto. De repente mis ojos se posan en un viejo
libro de Roberto Arlt. Lo tomo con cierta avaricia y me
dirijo al mostrador.


- ¿Qué precio tiene el libro?
- Tres mil pesos. Esta completo y casi como nuevo. Es
una ganga.
- ¿Tiene mas obras de este autor?
- No. No es muy común que jóvenes como usted se
interese por este escritor en particular. De hecho ha
corrido con suerte al encontrar este ejemplar. Creo que es
el único que tenia…


¿Jóvenes como yo? ¿A que se refería? No le preste mayor
atención y después de cancelar el costo del libro seguí con


                                                         14
mi marcha inexacta. Dos cuadras mas abajo una mano se
deposito sobre mi hombro.


- ¿Disculpe?


Era una hermosa joven rubia de ojos grises encendidos.
Me sentí un poco incomodo y retrocedí inconcientemente.
Ella lo noto y me dijo:


- No se asuste. Solo quiero hacerle una pregunta.
- ¿De que se trata?
- Es sobre el libro que compro hace unos momentos.
- ¿Qué pasa con el libro?
- Nada. Es solo que yo también quería comprarlo, pero
por lo visto usted se me adelanto. Cuando llegue a la
librería usted acababa de salir y el vendedor me lo
señalo. Por eso me atreva a seguirlo. Quería saber si
podría prestármelo en cuanto termine de leerlo o
intercambiarlo por alguna otra obra del autor. Soy muy
fanática de su lectura…


Y así sin más ni más empecé una nueva relación.
Yanioska. Nunca olvidare ese nombre. Aún hoy recorre
mis entrañas y eriza toda mi piel. Hoy esta mas que


                                                     15
nunca nadando en mi sangre. Sangre que enrojece mis
ojos. Ojos que ya no ven nada.


Parte húmeda y abismal adonde dejarse ir sin temor a
perderse en la infinita llaga perpetua de la noche, que es
mujer.


Recorrimos    las   calles   juntos,   animadamente.   Ella
hablaba de Arlt con la misma pasión de una amante
desquiciada. Yo la escuchaba en silencio y me guardaba
algunos comentarios para después. Afilaba mi daga
cuidadosamente para el momento de la inmolación.
Entramos a un café cuando la tarde se despojaba de su
capa y se entregaba a Morfeo. Me encanta ese momento
del día en que el sol es rojo y la luna despunta por el otro
extremo. Es como estar frente a dos dioses perpetuos y
poderosos. Si por mí fuera, el reloj siempre debería dar
las seis de la tarde…


Redes y almas enmalladas, pescadores y piernas de
mujer, por igual, siempre se sumergen a esta hora las
sirenas y los cazadores de sueños húmedos…




                                                          16
Llego la noche y con ella la magia. Fumamos algunos
cigarrillos y las tazas de café fueron un buen combustible
para la conversación. Hablamos de todo y no dijimos
nada. Solo sabíamos nuestros nombres, pero un puente
se había tendido entre nosotros. Era la víspera de un
nuevo destello en mi vida. Como un pequeño iniciar de
alba.


Cuando salimos, la lluvia se había adueñado de las
calles. El viento frío se colaba entre los poros de mi rostro
con rapidez. El panorama era desolador y me sentí mal
por unos momentos. Gruesas gotas de lluvia caían
fuertemente contra el pavimento, como si quisieran
traspasarlo. Riachuelos citadinos corrían      sonoramente
rumbo a alguna oscura cañería. Yanioska se refugio aun
mas en su chaqueta y apretó calidamente mi brazo. Me
sentí un poco incomodo, pero a la vez contento. “Ojala
nunca terminara este diluvio” Pensé…


Después de veinte minutos de agónica espera, me di
cuenta que mis deseos se habían cumplido, pues la lluvia
no amainaba. Yanioska tenía prisa por irse a casa, así
que finalmente decidimos arrojarnos a la aventura del
vendaval. Corríamos por los andenes empapados como


                                                           17
olas en el mar. Sentía mis zapatos totalmente llenos de
agua y mi cabello revuelto. Voltee a mirar a Yanioska y
descubrí que una leve sonrisa acompañaba su rostro. Me
tranquilice y decidí hacer otro tanto. Finalmente
llegamos a la estación y ella tomo el autobús rumbo a su
casa. Tenía su numero telefónico y pronto la llamaría.
Había sido un buen día y por ese instante, fui feliz.


Como el cabalgar de un corazón liberado en el desierto de
la furia, sin freno, desbocado, rumbo al inevitable
precipicio.


Como una estrella fugaz, errante y tonta en el
firmamento de papel de Dios.




                                                        18
EN EL ABUSO


Comenzamos a fumar yerba sin ningún control mientras
yo la penetraba una y otra vez. Ella tenía un orgasmo
tras otro y gemía golosa y sudaba, como si en ello se
fuera su vida. Un sabor a sal me quedo en los labios
después de practicarle a Yanioska un sexo oral conducido
por   los   psicoactivos   que   me   llenaron   de   anisas
taquicardicas mi pene y mis vasos sanguíneos. Me quede
sin creer en ella, pero la tengo. Ella cayo en una trampa
extraña tejida por el lado malo de mi mente y ahora esta
acá, mojándose por mi culpa. Se muerde la lengua con
fuerza y como puede, toma la botella de ron de la mesita
de noche y larga sorbos largos. Se ríe mientras empapa
mi cabello y yo saboreo la amargura de estar con ella en
esas condiciones. Muerdo sus senos, pellizco sus pezones,
la penetro por las nalgas mientras ella aprieta fuerte la
almohada con sus manos y me deja sodomizarla.
Estamos fuera de control Estamos abusando de todo lo
que hacemos. Yo estoy abusando de ella. No se si me ama
o solo esta drogada. Solo se que la estoy haciendo mía y
eso me gusta. Soy un hombre que quiere expulsar su
semen sobre la blanca piel de mi Yanioska sometida. No
puedo imaginarme otra cosa en este momento. Soy un

                                                          19
animal. Soy un monstruo. Soy un miserable. Soy una
peste. Ella esta sin estar o estando aquí, allá y en todas
partes. La droga la conecta con todo. La droga la induce a
todo. A mí. A mi oscuridad. A mi flagelo. Acaba de oler
una línea más. Acaba de ver el otro lado. Ella se avienta
en sus sueños extraños con los ojos abiertos y yo en
medio de mi delirio, veo como su clítoris palpita y respira
cada vez más y más fuerte. Ahora estoy hipnotizado.
Ahora soy invisible. Ahora nadie me acompaña. Ahora el
sudor me cubre.


Luces nuevas traídas de la caja de la otra pandora. La de
las trampas. La de los otros camino que muestran a Dios
detrás de cámaras. La droga. Esencia ingeniosa de los
hombres, que se adelantaron irrespetuosamente…


Después vino el anochecer. Después hablamos abrazados
en la cama en voz muy baja y yo le prometía cosas que no
podía cumplir y ella me creía mansamente. Estamos
rozándonos como renacidos. Estamos dándonos una
bienvenida de sexo desmedido y sin una razón. Las horas
caen pesadas sobre el silencio y Yanioska se ha dormido.
Yo estoy muy despierto y me siento cansado por dentro.
No hay deseos de ser, solo ansiedad de esconderse y no


                                                         20
bostezar. Solo ser transparente. Solo dejar de ver a esa
humanidad allí, en espera del otro día, entreteniéndose
con la vulgaridad de su rutina y su ordinariez
existencial, amparada de toda locura verdadera. El
mundo es una abulia. El mundo esta estático. Mi mundo
ahora esta muerto. Y yo he estado sepultado en el desde
hace mucho tiempo. He abusado de mi mismo. Me he
derretido sin remedio. Me he camuflado sutil entre las
manos de Dios y no me vio inmiscuirme en sus asuntos.
He engañado a todos. Me he mentido a mi mismo, como
un insecto que saborea la basura singular de vivir en un
mundo denso y caluroso. Yanioska es una luz. Yo soy una
fotofobia. Ella es un abismo. Yo soy el vértigo
desencadenado y loco. La humanidad continúa. Los seres
buscan nuevos ideales a los cuales aferrarse y llegar a la
grandeza. De llegar a la gloria. Yo no estoy interesado en
esas cosas. A mi ya no me interesa nada. Y es tarde para
cambiar el rumbo. La pendiente se hizo pesada y no hay
regreso. No quiero que nada me toque. No quiero nada.


Luchadores de vida día a día, trabajan con ojos cerrados
y grilletes mentales en las manos, y lo hacen con amor.
Lo hacen con infinita alegría.




                                                        21
Yanioska se ha ido ya y la mañana me ha castigado con
una resaca insoportable y mucho vomito. Me he quedado
en cama y mis padres han venido a verme y se han
marchado rápido, al ver el estado en el que se encuentra
todo, especialmente yo. Me han reprochado mi relación
con Yanioska y yo me he molestado. No por el hecho de
que yo me sienta herido porque hablan mal de Yanioska.
Yo no la amo. Que quede claro. Lo que ocurre es que no
me gusta que nadie se meta en mis asuntos. Estoy solo
de nuevo y ya es pasado el mediodía. No quiero hablar
más. Debo creer simplemente en que hay algo que pueda
ser verdad. No el pasado, porque ya lo deje muy atrás.
Pero debe haber algo. Me estoy convirtiendo en un bicho
raro. La gente se me hace extraña y mi soledad ya no me
esta diciendo nada. Yanioska siempre esta presente y
genera en mi una sensación de ansiedad que después se
desvanece y yo no quiero decírselo porque temo
quedarme totalmente solo porque soy un cobarde. Lo
mejor es callarlo todo y mantener cerca a Yanioska hasta
donde mas pueda. Y eso es un abuso. Estoy escogiendo
por ella como me debe amar y me aprovecho porque se
que ella me ama. Estoy corrompido por dentro. Estoy
viciado. No tengo sentimientos. Soy un mercader de




                                                      22
sensaciones. Soy un manipulador. Y por alguna extraña
razón mi conciencia no me ha reprochado nada…


Juego ejecutado en un ritual de mascaradas en donde la
victima ve solo una cara, personalidades falsa de si
mismas para confundir la otra alma.




                                                    23
EN LA INFANCIA

En la niñez todo es más sencillo. Y gracias a Dios que es
así porque no podría imaginarme a una pobre criatura
que   apenas   esta   comenzando     a   vivir,   llena   de
tribulaciones como yo. En la infancia los rayos de sol
calientan hermosos tras las cortinas e invitan a jugar
destempladamente por el verde césped. En la infancia las
palabras ruedan indiferentes por nuestros oídos y no
significan mayor cosa. Todo lo que cuenta son las
acciones. Un abrazo paterno. Un beso de una madre
cariñosa. Una fantasía sencilla detrás de tubos de cartón
y juguetes de plástico. Un niño no conoce de celos ni
conoce de pasiones carnales. Un niño no sabe nada de
Dios ni de lo que se debe o no debe hacer. La ingenuidad
lo cubre y ampara de todo mal y toda pena. Cuando se es
tan pequeño un ángel guardián de alas nuevas, gigantes
y preciosas corretea junto al infante y le da alivio y
alegría. Cuando se empieza a vivir las horas y el tiempo
es impreciso, no quiere decir nada, no sobra, no falta, no
tortura ni reprocha. Cuando se es niño, no se puede
perder el tiempo, porque no tiene valor, y lo que no vale
nada no se consigue ni se pierde. Es irrelevante.



                                                          24
Lluvia preciosa que cae del cielo en el jardín de los niños,
y no son sino lagrimas del cielo, que aplaude feliz su mas
hermosa creación temporal…


Cuando yo era niño tenía juguetes de plástico y tubos de
cartón. Cuando yo era niño tuve bendiciones de mi madre
y disciplina de mi padre. Cuando yo empecé a vivir
descubrí amargamente que tal vez no seria quien yo
quería ser en la vida. Cuando mi vida comenzó estaba
condenado a ser como soy, porque ya llevaba la marca en
mí. Esa, la de Caín, la que dijo Hesse en su libro Demian.
Esa misma que yo me descubrí alguna vez cuando me
estaba bañando por dentro el alma con todo mi llanto y
mi dolor una mañana cualquiera. Y entonces me di
cuenta al mirarme en el viejo espejo de puntas quebradas
del baño, que ya no era más un niño. Que ahora era otra
cosa que caminaba, pensaba mal y sufría por las noches
encadenado a las mantas de la cama fría de mi
habitación. Entonces me di cuenta con repudio que el
mundo era una mierda y que si no hacia algo pronto
quedaría yo cubierto de pies a cabeza de esa misma
mierda. Intente correrme a un costado a ver que pasaba,
pero de todas formas todo eso me salpico. La vida se
mostro a mi por fin tal cual era en realidad y detrás de


                                                          25
esa demostración altanera vino la muerte, la mentira, el
desamor y el desencanto. Yo aprendí bien las lecciones y
me llene de errores en mi bitácora personal a lo cuales
tuve yo el descaro insolente y caprichoso de llamarlos:
Experiencia.


Conversación cortada entre el alma y el todopoderoso,
porque la central humana no percibió el pago mensual.
Léase: Credulidad. Y es esa misma humanidad la que no
permite restablecer la señal…


El amor como pincelada vinilica intento trazar surcos
coloridos en un oleo gris que estaba adelantando
secretamente en el desván de mi cabeza. Pero mas
adelante descubrí defraudado y cansado que el color se
iba rápidamente y quedaba solo una mancha que no caía
ni con cloro de rabia, ni con limpiador de resignación. La
cicatriz se hacia perenne y en medio de una calle y otra
se me vino volando a la mente una revelación
indispensable y verdadera para el resto de mi vida: El
amor duele. Y después de saberlo las noches se hicieron
frías y solitarias y entonces camine vago y hastiado de
mí, por amores sin sentido y cuerpos femeninos preciosos
en los cuales deje lo mejor, pero no recibí lo que


                                                        26
anhelaba. La jornada se hizo monótona y caí en cuenta
que estaba pasando por lo que pasan todos los seres
humanos: Estaba creciendo. Y eso me hizo sentir un
objeto sin forma e inútil. Y los ojos me secretaron
entonces   la verdad:    Todos eran fichas          inertes   e
inservibles en el juego de la humanidad. Y yo quise no
ser parte de esa manipulación y me salí del fichero. Y me
quede solo…


Lámpara de Aladino cubierta de cera que no permite
salir al genio, no se puede frotar y no sirve para nada.
Así son las reglas de la sociedad. Todos somos lámparas
con un genio encerrado que se murió por dentro de tanto
intentar salir sin éxito, por culpa de las leyes de cera…


Humanos       somnolientos       mentalmente.          Zombis
programados    para    sobrevivir,   si   se   es   pobre,    o
despilfarrar obscenamente si se es rico. Pero las noches
son iguales para ambos extremos ya sea sobre duras
lozas o colchones de plumas: Mirando hacia el techo con
las mantas hasta el cuello, siendo recriminados por la
conciencia gris que dice una y otra vez: Basta. Pero el
conformismo se hizo de fuertes entrañas y se aferra
infeliz y cobarde detrás de esa conciencia y susurra


                                                              27
provocador: Déjalo así. Y por ser humanos sin luz en el
alma,   hacemos caso tontamente y nos quedamos
dormidos repletos de frasecillas de ánimo estúpidas y
palmadas en la espalda consoladoras. Entonces Dios al
vernos así, se compadece de nosotros y también se retira
a dormir, suspirando resignado…




                                                      28
EN LO ESENCIAL

- En lo esencial, todo cabalga por paredes de cromo donde
no podemos ver. En la esencia esta la verdad de mi ser,
que se disloca. Todo espera de pie en lo primario. Solo
podemos ver como todo da vueltas y se deshace en
nuestras manos perecederas, esa es la esencia. Conocerla
es entenderse a uno mismo. Es descubrirse estando a un
lado. Es respetarse y respetar todo lo demás que nos
rodea. Es no pisotear otra esencia. ¿Qué es lo esencial?
¿Dinero, tal vez? ¿Poder? ¿Belleza física? No. Lo esencial
es comprenderse a uno mismo y después al universo. Es
capturar con la respiración la vida del planeta y
devolvérsela en forma de alma. Es no pisotear esas
piedras del camino, es caminar sobre ellas. No es evitar
los rayos del sol. Es trasmitirles nuestro calor humano.
No es empaparse de lluvia. Es hidratar nuestro cuerpo.
¿Entiendes?


- Creo entender algo de lo que dices…Le conteste a
Yanioska, no muy convencido del todo


- ¿Qué te pasa, te noto distante?



                                                        29
- No es nada, es solo que…no entiendo por que me hablas
de todas esas cosas del ser y todo eso…de un tiempo para
acá, estas muy rara…
- ¿Te incomoda que te hable de las cosas importantes de
la vida?
- No se si estos temas sean importantes en mi vida…
- No lo dudo, últimamente te ves tan conforme con
todo…creo que entre los dos se esta abriendo una grieta
que cada vez se agranda mas…
- Creo que lo mejor es abrirla del todo…adiós Yanioska –
Dije con voz temblorosa
- Que las buenas energías te acompañen…Contesto
mirando fijamente a la pared


Me levante del sillón y salí lentamente. Era como si
dejara más que algo de mí al cerrar aquella puerta. Todo
lo vivido después de tanto tiempo. Toda la magia
impregnada. Todo terminaba con un simple adiós. Con
un simple adiós…


Asteroide que viaja por el universo de mi mente. Tu
imagen amenazando la nave de mi corazón. Todos los
recuerdos siempre están orbitando en el lado oscuro de




                                                      30
nuestra luna cerebral. ¿Por qué le tenemos tanto miedo
al amor?


No percibí en que momento Yanioska empezó a cambiar
tanto. Después de nuestro accidentado y fatídico viaje
por las drogas, nada fue como antes. La recuperación fue
lenta y dolorosa. Ella fue internada en una granja en las
afueras de la ciudad, para desintoxicarse. El sitio era
controlado por fanáticos evangélicos, que creían que con
lecturas de salmos y proverbios, se podía limpiar la
mente y luego el cuerpo. Yanioska estaba tan frágil, tan
vulnerable, tan temerosa, que cada palabra era como un
impacto en la sien. Las estrictas reglas y la abstinencia a
las sustancias le destruyeron su adentro. Estaba cansada
de esperar para nacer. Sentía que había muerto
despierta y solo era un cadáver consciente. Finalmente
salio de aquel lugar con una boleta de sanidad y su
espíritu incinerado. Así me lo dijo el día que nos volvimos
a encontrar después de un año. Yo por mi parte estuve en
varias clínicas y tuve una recuperación más apacible.
Todo pasa por mí como una leve llovizna que no se
queda. En esos días me refugiaba en lecturas diversas
que crecían en mí adentro como tallos sin tiempo. Tallos
androides con voces que aun se escuchan en mi cuerpo.


                                                         31
Tenía sueños con Yanioska en donde la veía con su rostro
invadido por unas extrañas marcas, como un virus, como
una lepra. Tal vez era el presagio de que ya no veía en
ella su belleza de siempre. Era como descubrir su otra
cara, la que nunca ven los ojos del amor, pero que tarde o
temprano siempre se presenta. No es como ser niños que
al no tener maldad en sus espíritus, no la pueden ver, es
algo que no existe en ese universo pero que finalmente
termina por penetrar en esas vidas y plantar los huevos
de lo que después será el monstruo interno. Ser niño
¿Cómo seria? Sentir que puedes dormir acompañado de
la fantasía que calienta y enternece. Ser inocente de todo
y navegar por los mares hermosos de las cosas simples
donde todo se impregna de esa magia. Una forma, una
palabra, un momento, todo es maravilla. Lo que se
atesora son cosas pequeñas y sin algún valor aparente,
pero se les da esa valía tan única, que solo un niño puede
dar. Mi vida tuvo muy poco de esa maravilla, pero igual
la viví. Y la extraño tanto…
Marionetas infantiles. Un sonido de campanas me
atraviesa   y   yo   corriendo.   Pero    no   son   sonidos
celestiales…es la vida. Realidad recostada en ese fuego
de dolor. Y como si fuera poco, el sol…




                                                          32
Me enloquecía la separación de Yanioska. Así todo
estuviera terminado el proceso de desintoxicación de un
alma de otra alma es siempre agobiante. Siempre el
amor marca el destino. Ya sea el amor de hembras y
machos o si reflejas en la otra persona tu destino, es
siempre igual, y yo no seria la excepción a la regla. Me
cansaban las mañanas con sus amaneceres tan distantes
y escondidos de todo. Tan eternos como el siempre.
Temía el olvido de ella hacia mí y de esa manera
despertaba oculto entre las sombras, como si quisiera que
esa distancia no me encontrara. En la noche mi casa me
era insuficiente. Tenia miedo de recaer en ella y a la vez
estaba esa tonta sensación de libertad, tan inútil ¿Yo
quería ser libre? No se si lo pedí. No hablo yo de
oraciones Y esto por que estalla entonces. Ya no puedo
parar. ¡¿Y si el sol entonces cae, para que vivir siempre
bajo esa hermosa luna, si estoy solo?!...Algún alivio a de
haber entre estas puertas que se abren y cierran frente a
mi. Aunque tan solo y en silencio…


Yo vi en tu respirar mi palpitar y fui dejándome llevar
por esa arritmia enceguecido. Corrí bajo esos árboles
arrulladores de hojas secas que se caen al dormirse en su
vaivén. No quise escapar cuando pude y cuando escape


                                                        33
descubrí con poca sorpresa que no quería. Así el desazón
tocara mi hombro y me dijera vete, no se por que lo hizo.
No si lo se, pero… ¿Por qué?...


Finalmente atrapado en la vieja encrucijada un día
cualquiera me largue de aquella ciudad y fui dejando
todo atrás como las curvas de aquel camino que me
alejaron para siempre de sus ojos grises que comparaba
con el asfalto que me arrastraba lejos. Ya no ver esos ojos
iluminados en la penumbra. Ya no iluminaron mas mi
corazón y el frio se apodero de el rompiendo tu recuerdo.
Ojos grises que ya no me entendieron como alguna vez lo
hicieron de forma tan única.


Es la hora de dormir. Voy buscando el viento encerrado
en este oscuro cuarto que vaya silbando tu nombre.
Viento que tarde o temprano amainara…




                                                         34
EN EL CEMENTERIO

Demasiadas hileras de tumbas en estas paredes,
durmiendo en silencio. ¿Cuál de estos despojos se
levantara para contar la historia final? Recuerdo a mi
familia, la que ahora yace aquí, en mi época de niño.
Siempre en las sombras, como un extraño al acecho de un
descuido, listo para arrebatar un poco de cariño. Siempre
con ganas de ingresar. Pero nunca hice parte. Con una
risa fingida en los labios cada vez que la bofetada del
desprecio golpeo mi rostro en silencioso dolor. Me duele
todavía, pero bien es cierto, nunca hice parte. Siempre un
niño solitario en busca de su sangre, en busca de su
hogar tan anhelado, pero solo fui el huésped indeseado.
¡Hipócritas! Yo siempre supe que nunca hice parte. No
me importa. No me hacen falta, no los necesito. Solo
vengo a este sitio y disfruto del silencio. Por lado y lado
lapidas y flores en concierto inacabable. Este viento frio
sopla en mi rostro en este atardecer, y sin embargo, ¡Es
tan cálido! Es como una tierna caricia en primavera.
Tantos nombres aquí encerados y el mundo afuera
continua. Ángeles piadosos custodian este lugar y yo tan
profano…Pero no puedo evitar el venir aquí. Aquí, en
donde el tiempo ya no existe. Tampoco existen ni el bien

                                                         35
ni el mal. En el cementerio todo ha terminado, solo el
final custodia este paisaje. Y yo soy libre. Mi espíritu se
escapa hacia otras partes. Como si de repente fuera una
nueva alma. No existe mi odio ni mis miedos, ni el vacio
del futuro, o el horror del pasado. Nada. Aquí solo es
nada…Mis pasos infinitos entre tumbas inmortales. Mi
mirada traspasando el horizonte hasta la inmensidad
imaginaria. A veces vuelvo en si y observo a Yanioska
ansiosamente. Su mirada como la mía. Sus puños
cerrados. Es como una estatua en el mausoleo. Pero una
estatua hermosa, sensual y solo para mí, como este
cementerio.


Flores blancas, flores negras, flores de lágrimas y flores
de sangre. Todas sembradas muy adentro mío, y que
hermosas son…


Veo el pequeño bosque alrededor. Veo extrañas figuras
que no alcanzo a comprender. Me traiciona la percepción
y creo ver ojos que nos husmean. Parecen como cuerpos
en libertad, separados del estorbo de la masa. No se si es
hayan seres condenados y quebrados atados a este lugar.
Sufriendo lluvias y soles ligados a estas lapidas
amarillentas. No me imagino un mundo extraterrenal en


                                                         36
donde estos seres sean habitantes. Habitantes de la
noche, no del día. Día iluminado Que arruina todo con la
claridad. Si están ¿Por qué no me hablan? Si yo estoy
aquí dando vueltas también condenado a estas rejas
invisibles que son el claustro de un alma condenada por
algún viejo diablo. Y nunca perdonado…


De repente Yanioska se detiene y se queda observando
hacia el ocaso. La parvada cruza el cielo en sincrónico
vuelo geométrico. Ella se queda colgada en el cuadro y yo
me aparto para no desentonar. Pétalos caídos y
marchitos adornan el suelo por donde voy. Es como ir
descalzo sobre el agua. Es solo ser.


- ¿Nunca te has preguntado a donde vamos al morir?
¿Dónde esta el mas allá?


- No Yanioska. Esas cosas no me interesan. Si no creo en
un futuro en vida, mucho menos en uno en la muerte.
- Entiendo, pero ¿y si existiese? ¿Si mi alma fuera a otro
lado, lejos de mi cuerpo?
- Entonces empieza a rezar y a ir a misa todos los días,
cada momento es valioso para tu salvación…




                                                        37
- Ridículo…Tú sabes que yo no creo en esas cosas. Es
solo que pienso que la religión nada tiene que ver con
nuestra esencia y…en fin…es muy complicado.
- ¿Tu crees en el alma? – Pregunte.
- Creo que todos hacemos parte de algo. De Dios si lo
quieres llamar así, y también creo que al morir, volvemos
a esa forma superior. Yo creo en el alma, en la esencia de
nuestras vidas. Al morir, volveré a formar parte del todo.
A un principio ¿Qué opinas?
- Hace poco leí en un libro que cuando algo termina, es
un buen presagio de lo que vendrá. Yo creo que eso es
cierto. Es todo.


Yanioska no me contesto. Siguió abstraída en su divagar
y yo me dedique de lleno a descifrar mis sentimientos. El
viento frio era como una gran ave dispuesta a
derribarnos con el batir de sus alas. No se por que
entonces, sentí el deseo de salir corriendo del cementerio.
El olor se me hizo más penetrante, más nauseabundo.
Todo tomo un color azul desagradable y sentí nauseas. El
color de las flores muertas se me hizo estorboso para la
mirada y cerré los ojos, presa de un mareo atroz. Y al
cerrarlos descubrí en mi interior mucha luz. Cada vez
más y más resplandeciente. Era como estar a la orilla de


                                                         38
un mar tan ancho como el cielo y supe que ese era mi
mar   perdido    adentro   mío.    Me   quede      entonces
contemplando las maravillas que tal vez no volvería a ver
nunca. La blanca arena, la suave brisa, el horizonte
naranja y sobre todas las cosas, la paz. ¡Que momento
tan sublime! Todo el color de un cielo jamás visto en mi
vida resumido en esta hermosura. Todo dentro de la piel.
No temería si quedara yo atrapado aquí. Pero entonces
de nuevo. Pero entonces soplo el viento de nuevo y me
borro hasta el suelo que pisaba. Y volví a abrir mis
ojos…Todo estaba allí, donde lo deje por un momento,
pero algo había cambiado sin duda.


La ciudad se había quedado en silencio, pues no se oían
ruidos lejanos, todo era un desierto sin madres.


El alud venia del olvido de lo que no hablamos nunca.




Los pétalos desperdigados por el suelo eran un código
que cifraba algo eterno.


El olor que ahora volvía era como de hielo.




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Las tumbas eran como portales extraordinarios que
ocultaban el gran secreto.


Yanioska, un ángel con alas invisibles, respirando a mi
lado.


Y yo, no era nada allí.




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EN LA NOCHE (1)

Abril los ojos y descubrí: Hoy estamos en la noche. Nunca
estuve tan bien como esto. Las estrellas salpicando la
inigualable caja celeste, y yo ahí, solo en la noche. Porque
mi piel esta hecha con esta oscuridad. Como alambres
infinitos en el cielo, así esta adornada esta noche. Luna y
un satélite imaginario más, solo para mí. Cometas
corriendo presurosos en el espacio, alineados para el fin.
Mi cabeza hundida en el firmamento y Dios haciendo por
un momento las paces conmigo, en esta noche. Un
cigarrillo y mil calles donde ir, solo, esquivando sombras
perpetúas como un fugitivo de los pensamientos voraces
del otoño interior. Las luces incandescentes de los faroles
y las bombillas electrónicas. Fogonazos de automóviles y
alientos humanos transeúntes. Avisos multicolores y yo,
solo con mi espíritu, libre de la mascarada. De noche
todos los hombres son gatos. Los hombres que no son
blancos, que no son negros. Son grises. Están esos y estoy
yo…


Clavicornio armonioso, lléname de sonidos que ayuden a
adornar mi sordera, que no tiene remedio.



                                                          41
Me senté en los andenes, aquí en la noche, y vi pasar
historias como formas delante de mí. Vi las brujas, todas
ellas tan hermosas, volando en busca del amor que no
volvió por sus veredas. Sentado en los andenes, aquí en
la noche, vi pasar el dinero degradante de los hombres,
para los que ya es muy tarde. Como pensar y actuar de
igual manera si a duras penas esta vida alcanza para
hacer una de las dos cosas. Sentado en los andenes, aquí
en la noche, vi pasar los rayos de violencia y al fin la
guerra, consumió el camino. Nos borro el sendero.
Cobijado en el precioso manto negro de esta noche,
comprendo todo por fin y descifre en pocos minutos el
mundo en el que vivo. Huyen todos los seres fantasiosos
en el mundo de los locos, donde se dejan ver con descaro.
Y quien es loco al fin si ya no creo que nadie sea cuerdo,
de serlo, no estaría en este mundo…Sentado en los
andenes, aquí en la noche, descubrí mis huellas
secándose en las piedras que pise al llegar acá. La
melodía inacabable de esta noche me inundo los oídos y
el alma. Estoy feliz. Estoy oculto. Estoy encontrado.
Alguien vuelve a pasar por enésima vez por la otra acera
y yo comprendo que todo es una pantalla. Todo es un
panorama móvil, colgado por cuerdas de Nylon.




                                                        42
Sentado en los andenes, rendido por la espera me quede
dormido y hasta en mis sueños percibí la dulzura
dolorosa de estar aquí, en la noche…




                                                    43
EN LA DROGA

Yanioska estaba sentada frente a mí con la nariz llena.
Viva, pero ausente. Era como si cayera desde un lugar
muy lejano de su mente. Sus ojos tan vidriosos de estar
sumida en la droga. Tengo miedo por ella y siento pena
por los dos. Ella llora y se deshace en lágrimas. Yo
también tengo mi nariz llena. El color ha desaparecido y
todo es sepia para mí. Los ecos de los lamentos de
Yanioska retumban una y otra vez en la habitación. Las
formas se ponen borrosas y deformes. De repente abro los
ojos y me veo sentado frente a mí. Ahora yo soy
Yanioska. Siento el frio y mi pulso acelerado. Me duele el
alma, partida en dos. Mi sangre corre pesadamente y
¡Que difícil es sangrar como ella! Ahora soy yo de nuevo.
Una risa vulgar me invade y mis zapatos se disponen a
devorarme. Un cigarrillo encendido es un faro en la
noche   oscura    y   marítima.    Siento   mi    historia
hormigueando mi piel. A veces es muy duro hablar sobre
uno mismo. Como un comodín, soy dado una y otra vez
en la baraja. No quiero soltar mi cuerpo de esta tensión.
Los espíritus me invaden y tratan de desmembrarme…




                                                        44
Tropiezo sin final en la espiralada escalera de la vida,
como un balón cósmico desinflado. El sueño ha terminado
para mí.


Han pasado varias semanas y no he vuelto a saber nada
de Yanioska. No contesta el teléfono y en las dos
ocasiones en las que fui a buscarla su madre guardo
silencio y no dio ninguna información. No me queda más
remedio que esperar a que aparezca. Estos días en
especial son inmundos. Siento como si nada tuviera
sentido, como si el mundo en el que me despierto cada
día fuera peor de vez en vez. Solo las drogas me apartan
de la realidad. Solo en las drogas todo el dolor
desaparece, así sea por un rato. Yo se, soy un drogadicto.
He caído por necedad interior y me he quedado por
curiosidad científica. Quiero ver que más puede dar mi
cuerpo en este estado y hasta donde lo puedo llevar.
Nada me obliga a hacerlo, pero no quiero dejarlo.
Recuerdo la primera vez que nos drogamos. Fue en casa
de Yanioska. Estábamos tristes y entonces ella preparo
las líneas. Mi primera inhalación me dejo los ojos
volteados, pero trascendí. Ahora soy como un eslabón
suelto. En mi casa ya lo han notado. Mi madre esta
asustada y me agobia con miles de preguntas que se


                                                        45
estrellan en mi pétreo silencio. Mi padre no dice nada,
solo me mira y baja la mirada. No lo culpo. Siempre ha
sufrido de miedo. Solo Yanioska me comprende. Solo su
entrega me hace hombre ante mis ojos. Solo su compañía
me hace humano. No se que hacer sin ella. La necesito…


Bombas blancas en el parque de los niños del cual fui
expulsado por no tener alma.


Los meses seguían transcurriendo y yo metamorfeaba
cada vez mas. Mi rostro desconocido en el espejo interior.
Mis manos temblorosas como las aguas agitadas. Mi
andar lento y sin rumbo por la ruta de la vida. Todo vino
a chocar frente a mí, volándome en mil pedazos, como
una porcelana sin valor que se tira a la ventura.
Finalmente todo perdió su importancia y lo deje, fue mas
fuerte el amor que siento por mi propio ser, que la
compasión externa. Decidí intuir los miedos de mi alma
para encararlos de una vez. No fue fácil alejarme de los
vicios,   pero   finalmente   lo   conseguí.   La   idea   de
recuperarme fue valiosa por el deseo de que Yanioska me
viera de nuevo fortalecido e inmerso en novedad. Delate
el renacer de mi piel en la suavidad de los días con




                                                           46
calma. Todo abrigo de fe apareció con la mañana y el sol
sinfín.


Nuevas pieles enrolladas en los dedos. Todo se modifica,
completa el círculo laxo y vuelve a ser como fue…


Vi la tarde herida descender lentamente en una vieja
silla de una biblioteca. Entonces la vi entrar. Sus ojos
envueltos en un nuevo y extraño brillo. Me vio y se
detuvo ensoñadora. No necesitamos palabras. Yo me
puse de pie y camine dudando a cada paso. Nos
quedamos los dos, solitarios en el medio de la nada de
gentes que nos rodeaban. Vi pasar toda la razón de no
tener que verla de nuevo en un segundo. Nos abrazamos
y ya nada importo. Habían pasado casi dos años desde la
última vez que habíamos estado juntos. Me entere de sus
días en el centro de rehabilitación y de cómo había
podido continuar despertando día tras día. Pensé por
momentos en su alma desnuda bajo el árbol, silenciosa y
temerosa de caer al fondo del pozo. Fue larga su historia
y yo la escuche atento. Conservaba su gracia, pero sus
manos se quedaron en otra parte. Sus manos que eran
sus alas, ya no las tenia. Las que estaban entre las mías
eran frías y no me tocaban pero pensé que era el tiempo


                                                       47
que había pasado el que me engañaba con respecto a su
calidez y lo olvide pronto. Sentí su calor y mi cuerpo
reacciono como las nubes que se dispersan con la luz. Y
descubrí: era mi alborada.


Lagos que se secan con el calor infinito de alguna vez en
que el creador calentó su invento demasiado…




                                                       48
EN LOS SECRETOS

Secretos entre Yanioska y yo. Secretos en la madrugada
mientras ella duerme y yo la escucho pensativo,
lentamente. Pase mi dedo índice por sus curvas y
comprendí que estaba enamorado. Secretos. Secretos que
no se si se podrán desenvolver con facilidad, como un
regalo navideño mal envuelto. Me levanto con cautela y
voy hasta la cocina y me sirvo un vaso de leche. Esta
agria, pero no me importa. Secretos. Todo lo que una
pareja no se confiesa por defensa propia. Hace poco la
conocí y ahora por ella vivo extasiado. No la amo. Solo
necesito estar con ella. La calma empieza a convertirse
en trastorno después de las 4 AM. El monstruo que
habita las calles se empieza a desperezar. Los primeros
autos empiezan a rodar impertinentes y vulgares. Los
repartidores de periódicos empiezan a desdoblar el alba,
junto al papel impreso poco antes. Puertas que se abren y
se cierran en las casas con temor y voracidad. Tacones
como ecos en la gruta de los sueños despiertos se
escuchan en alguna planicie casera olvidada. La ciudad
se esta poniendo de pie para el nuevo día. Y Yanioska y
yo, enfundaremos de nuevo nuestros secretos y nos
iremos también a hacer lo nuestro.

                                                       49
Babilonia comprimida en un cubo de sal, con el cual
aderezar la melodía infatigable de un bebe que esta
llorando…


Yanioska abrió lo ojos y se quedo mirándome. Algo silbo
por lo bajo y me encontró por la espalda. Era esa misma
sensación, como cuando estuve en la iglesia. Secretos.
Interminables entre ella y yo. Jamás le contare toda mi
historia, tal cual como ocurrió. Ella nunca delatara a
quien amo y a quien no. Veo esos secretos sementar un
muro enorme y blanco como el marfil entre nosotros.
Acabamos de hacer el amor por vez primera y yo
pensando en esto. Alguien me marco con un hierro
incandescente de incredulidad y llanto. Y así me quede.
No se me ve en la piel, pero sin duda así es esto.
Yanioska entrometida en mis pensamientos sabe que
algo estoy pensando y me pregunta a carta abierta que es
lo que me pasa. Yo miento y acumulo secretos entre los
dos una y otra vez. Es como un paso de aguas sucias que
se almacenan en el tanque interior y tarde o temprano se
salen por los bordes y los aleros de la mente y el espíritu.


- ¿Estas bien?




                                                          50
- Contigo Yanioska, siempre estaré mejor… - Dije
sellando así, de una manera antigua, con cera, un secreto
mas.


Favores de ruegos sagrados pronunciados mentalmente
entre la luna y la piedad del creador, que por ratos ya no
cree en nosotros.


Nos levantamos presurosos pues la luz del verano se
filtro por las cortinas verde aceituna de la habitación de
Yanioska. Ella salió presurosa y yo detrás de ella, entre
risas infantiles, pues en el afán nos descubrimos como
somos en realidad. Y nos sentimos bien., Y no se por que
me quede mirándola en el ascensor mientras cerrábamos
los ojos y nos besábamos con un infinito sentimiento de
complicidad de esencia lujuriosa. Ella se despido
mientras chiflaba como un chico llamando un taxi. Me reí
a carcajadas y seguí mi camino a pie mientras pensaba
en los secretos entre ella y yo. No cabe duda: No todo se
puede decir en una relación. Y si alguien dice que entre
el y su pareja no hay secretos, para mi, es un gil.


Precisión de ballesta en la manzana de mi mente,
disparada por tu vocación irremediable de Guillermo


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Tell, en el árbol de Adán Y Eva, donde cualquiera puede
ser serpiente, cascabel y pecado.


Secretos. Siempre la misma historia. El secreto es como
una trampa que el hombre se da así mismo para sacar
ventaja sobre otro. En una relación, es para sacar esa
misma ventaja sobre si mismo. Es como tener una cara
de naipe bajo la manga que se usa una y otra vez sin que
los demás jugadores se den cuenta del engaño. Porque el
secreto es eso: Un engaño que oculta ya bien sea una
mentira o una verdad. Yanioska nunca vio que yo en
realidad tenía una baraja entera debajo de las mangas,
dentro de los bolsillos y sobre todo, en mi boca. Esgrimí
con total perfección toda clase de falsedades redentoras
de mi lengua para hacer que ella se enamorara de mí.
Pero yo nunca la ame. Quiero repetirlo por enésima vez.
Los secretos siempre han sido como el sonido de un
sintetizador eclesiástico de fondo, que empaña toda mi
vida. Secretos para uno. Secretos para muchos. Pero los
mejores secretos han sido los que tengo solo para mí.
Porque si hay alguien que me sepa hacer trampas, ese
soy yo mismo. Mi mitomanía es tan seductora que me
entrego a ella cada noche, completamente desnudo ante
mis ojos y ante mis propios dolores que se entrelazan


                                                       52
amablemente    con la luz de la luna y procrean
febrilmente un doblez mas en mi moral y en cada pliegue
frío y calculador de mi cerebro, envolviéndome con el
humo vil de aparentar ser, lo que nunca he sido en mi
vida…Y si alguien sufrió de ese látigo tan duro, esa fue
Yanioska.


Pieles de mimbres resecos tejidos por las manos de la
vulgaridad, que se camufla inteligente en los brazos de la
mentira, que es la otra fiebre que me calienta las sienes
húmedas de mi mismo…




                                                        53
EN EL OCEANO

Después de separarme de Yanioska decidí tomar unas
pequeñas vacaciones y las costas fueron mi boleto de ida.
Me instale en un cuarto con vista al mar y baje en horas
nocturnas a caminar por la playa. La esperanza me decía
que   mañana      empezarían   nuevos   días.   Me   sentí
reconfortado por la brisa cálida del Caribe y una sonrisa,
un poco tonta, se asomo en mis labios. Yanioska. ¿Cómo
estará? No se ni me debe importar, me repito mientras
continúo caminando rumbo al viejo faro, tan famosos
como la propia ciudad amurallada de coral y algas
azules. La gente que pasa por mi lado me saluda
bulliciosamente. Es el carnaval. Quisiera ser como estas
personas animadas y constantes, con vidas tranquilas y
mentes sosegadas. ¿Qué me paso? ¿En que momento me
volví tan gris y acartonado? Por fin he llegado a la
entrada del faro. Esta repleta de turistas y casetas donde
todo el mundo esta bebiendo. Me siento sobre el muro
milenario y me quedo observando distraído a los niños de
la región, moviendo sus cuerpos con un ritmo y una
pericia absolutamente envidiables. A mi nadie me enseño
a bailar cuando era niño. A mi nadie me enseño a vivir
en la realidad.

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Señales de transito en el cielo por el paso de las aves,
agarran a contramano mil gaviotas, hasta ahogarlas en
el azul eterno de la propia codicia, y esas gaviotas no son
otra cosa que nuestros verdaderos sueños…


Son buenos estos días junto al océano. Allá, hasta donde
llega la mirada y el cielo y el límite líquido se vuelven
uno solo. Todos necesitamos días para descansar y no
hacer nada. No existe el afán, ni las visitas inoportunas,
ni los quehaceres. Pero yo confieso que me siento
bastante culpable de estar perdiendo así el tiempo. Nos
cuadriculamos tanto a la rutina, que cuando estamos
lejos de ella, sentimos lo mismo que un amante infiel y
traicionero. Decidí salir a deambular por toda la costa y
por que no, montar un rato en alguna lancha, y disfrutar
del paisaje. El sol del mediodía ahoga un poco mi vista y
entonces le compro a un vendedor ambulante unas gafas
oscuras. Me quedan bien, he de confesar. Un mulato esta
parado sobre una pequeña barca y yo le pregunto el costo
de un pequeño recorrido. El me dice que solo faltan dos
personas para completar el viaje y yo le digo que cuente
conmigo. Estoy    por   subir a al embarcación, cuando
recuerdo que tengo que hacer una llamada urgente a
casa de mis padres. Le digo al operario acuático que me


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espere un segundo y corro presuroso a una cabina
telefónica. Estoy alegre, Estoy tranquilo. Hoy será un
buen día.


- Hola Papa ¿Cómo estas?
- Hijo, menos mal llamaste. Te tengo malas noticias
- ¿Qué ocurre?
- Yanioska esta en el hospital. Esta muy grave…


Océano incandescente y verde azul, furioso en la
marejada del viento acusador, que nos recuerda que en
este mundo, no somos nada…


Compre el boleto de regreso y el viaje se me hizo el mas
largo de mi vida. No se por que pensaba que yo no tenia
que estar viajando por Yanioska. ¡A mi que diablos me
importa lo que le pase! Pero sentía el compromiso social
de ir a ver que fue lo que le paso.


Como siempre la entrada al área de urgencias de
cualquier hospital en insoportable. Es como estar en un
sitio en donde nadie habla mi idioma. Allá en el fondo
están sentados los padres de Yanioska que me miran con




                                                      56
algo de rabia. Yo lo percibo pero saco mi coraza de
hipocresía y cordialidad.


- ¿Cómo esta Yanioska? -Poniendo cara mal fingida de
interés


- Mal. Gracias – Contesta la madre de ella sin mirarme.


Al parecer tuvo una recaída con la heroína y se le había
pasado la mano, teniendo una sobredosis. Claro, ante los
ojos de todos yo era el responsable de la adicción de
Yanioska. Igual, me importaba un bledo explicarles que
en realidad fue ella la que introdujo las drogas en
nuestra relación. Sui padre esta con los ojos enrojecidos
por el llanto, en un instante se queda mirándome con
odio infinito y yo me quedo sosteniéndole la mirada con
un gesto imbecil. El se pone de pie, avanza hacia mi y me
propina un golpe en la mandíbula que me manda de
bruces al suelo. Algunas enfermeras y un medico lo
atajan en la inevitable paliza.


- ¡No se vuelva a acercar a mi hija, maricon! – Me grita
mientras yo recojo mi cobardía del suelo y me alejo entre
la mirada sorprendida de todos os presentes en la sala de


                                                          57
urgencias de aquel hospital. No se en que coños estaba
pensando yo al ir a ver como estaba Yanioska después de
todo lo que había pasado. Me lo tenia merecido por
meterme en lo que no me importa. Y en realidad, que
poco me importaba…


Faro falico violador del cielo que en su ciclo ciclope señala
la ruta de las barcas perdidas en la noche negra, la que
siempre ha cobijado mi vista, mi alma y mi vida…




                                                           58
EN LA LOCURA

Yanioska conoció a estas personas una tarde de ferias en
la   plaza   principal     del    centro.   Íbamos   caminando
indiferentes a través de las hileras de vendedores
acomodados en pequeños cubículos de colores circenses y
apocados. Yo compre algunas manillas de cuentas y
obsequie gracioso una de ellas a Yanioska, quien me beso
la mejilla con ternura una tarde lluviosa de mayo.
Entonces pasamos por la caseta de la adivina charlatana
y hecha quedo encantada con las predicciones. La
supuesta adivinadora le dio una tarjeta con la promesa
de enseñarle todos los secretos del mundo psíquico. Así
fue entonces que ella cayó como una madeja de hilo que
se desarma mientras va rodando cuesta abajo. Recién
salida de la rehabilitación por su adicción, estaba más
maleable que nunca. Ella percibió que eso podría ser una
respuesta. Yo sabía que perdería el tiempo y su dinero
irremediablemente. Sin duda eso nos marco de modo
permanente en nuestras mentes. Drogadictos. Como
empezaba a pesar ese titulo marcado en un marbete
simple sobre nuestras cabezas. Ella ya no coordinaba
bien   algunas    cosas.     La     paranoia   era   su   nueva
compañera, al igual que esa manía imparable de beber

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una taza tras otra de tinto, cargado y sin azúcar que la
ponía aun más paranoica de lo que ya era. Yo empecé a
percibir que algo se esta rompiendo como cuando se
camina sobre un hielo muy delgado que empieza a
destilar el sonido: Crac, Una y otra vez a medida que uno
va pasando. Así empecé yo a percibir lo mismo en mi
relación con Yanioska.


En ocasiones inclusive, ella me llamaba y yo o bien me
hacia negar, o la esquiaba con excusas patéticas como
que me dolía la cabeza, o que estaba con diarrea, o tenia
que ir a visitar a algún pariente enfermo. La verdad me
aburría salir con ella. No hablaba sino de las energías
mantricas, del poder cósmico de las estrellas, de la cábala
mística de los números de nacimiento. Todo ese
esoterismo me empujaba a salir corriendo asustado. Ya
me conocía bien y sabía que en el fondo, no creía yo en
nada. Menos en esas tonterías alucinantes de la época
gitana desdobladas en territorios galácticos.


Rostros que me miran alrededor y me gritan un nombre
secreto, que hace parpadear las estrellas de acuarela del
lienzo santo donde Dios pinto la vía láctea, cada vez que
digo: No.


                                                         60
Yanioska cada vez se retiraba más y más del mundo que
la rodeaba y se enclaustraba en su propio universo.
Empezó a cambiar las cosas de la casa de lugar, pues
decía que todo tenía un orden armonioso que alimentaba
el Darma y que si los colores no eran propicios alrededor,
eso   llamara   masa   un   mal   Karma.    Empezó     un
vegetarianismo que sumado al tiempo en que estuvo en
recuperación, la dejaron con una palidez malsana y casi
en los huesos. Yo me sentía culpable de verla cada vez
menos atractiva físicamente, pero a la vez también era
consciente que independientemente de eso, ella ya no me
atraía. Algo dentro de mí, había muerto. De nuevo.


Ligas de acordes de plástico, cayendo presurosos en las
octavillas, para demostrar destempladamente que todo lo
que no se conserva, se esfuma como la espuma del mar
cuando la pisamos alegres y risueños en la arena.


Los estragos de la nueva fascinación de Yanioska
colocaron la puntada final un día que me llamo
extrañamente animada una tarde soleada de domingo.
Me dijo que quería salir a caminar conmigo por las calles
del centro porque el día estaba muy hermoso. Yo estaba


                                                        61
completamente aburrido en la casa y decidí aceptar la
invitación como el que le dice si a cualquier cosa. Llegue
al sitio de encuentro y de inmediato sentí como un
calambre que me paralizo hasta los pies. Allí estaba de
pie, con una falda de colores chillones, un cordón
anudado en la frente y un tercer ojo pegado con alguna
resina barata en el medio de las cejas. Una camisa que le
quedaba gigante como una bandera de un país más
grande. Toda ella era como un choque de colores de dos
paletas cromáticas ebrias. Cuentas en collares, pulseras
de manos, pies, aretes gigantes, aspecto gitano de cliché
de película psicodélica. La gente la miraba y se reía y yo
maldecía por lo bajo pues sentía vergüenza ajena por ella
y vergüenza propia por estar con ella en ese momento.
Hablaba como loca aficionada de cosas que ni ella misma
sabia que eran. Mi rostro enfurecido y mi ceño fruncido
parecían no detenerla y era como una caneca de basura
parlante que no paraba de botar basura por el orificio
bucal. Finalmente, a la altura de la entrada a cerro de
monserrate, grite desesperado y le dije: ¡Basta! Ella se
quedo mirándome medio sorprendida, medio apocada. Yo
respire profundamente mientras me agachaba para
tomar mas aliento. Yanioska asomo una lágrima
indiscreta y no diciendo nada, se retiro en silencio. Me


                                                        62
quede mirando sus sandalias mugrosas de hippie mal
armada, mientras se alejaban calle abajo. Un ladrido de
un perro y una canción barata de cantina inmunda
fueron el fondo sonoro de su retiro. Estaba harto de
Yanioska. Me sentí feliz de que se fuera. Era como lanzar
un lastre pesadísimo lejos y sentir el alivio. Porque n eso
se había transformado ella para mí: En un lastre. Y yo
soy muy perezoso para los trabajos pesados. Siempre he
sido muy perezoso para todo en mi vida.


Corneta santa que se dejo escuchar por toda la tierra no
prometida como anunciando el final. Castigos terribles
asoman por detrás de las nubes oscuras del cielo en la
tarde plomiza del fin de los tiempos…Y yo durmiendo.




                                                         63
EN LAS PALABRAS

Ya no creo en el poder de las palabras. Ya no representan
nada más que significados huecos que caen rodantes en
nuestro cerebro, disparan un código, una sensación, una
respuesta y ya. No creo yo en lo que pueden llegar a
trasmitir las palabras. Es como un conjunto de luces
navideñas que ya no alumbran por que una de ellas esta
fundida y para repararla, hay que ir a mirarlas una por
una. El silencio me parece más intrigante. A pesar de su
señal vacía oculta misterios inconfesables que yo quisiera
descubrir. Los silencios. El no ruido. La negación de toda
presencia. El silencio. Sin embargo, es más completo y
complejo que cualquier otra cosa que yo haya deseado
saber. Las voces. Recolecciones de palabras. No tiene que
ver el quien las diga, ni el como se digan, al final, son
solo   palabras.   Decodificaciones   aburridas   escogidas
minuciosamente por un ente controlador que se creyó
más listo y exitoso y entonces las recopilo para su
beneficio propio. Y ni hablar de la historias de Babel. Un
ejemplo exacto de la manipulación a través de la
ignorancia y la desinformación. Una prueba de lo
implacable destino humano. ¿Y las razones? Yo no se los
por que, solo noto la herida y meto el dedo fuertísimo en

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la llaga, para ver quien se queja. Para ver que demonios
pasa.


Recuerdos como una catarata de vinilo color azul cayendo
sobre el verde planetario que indica de manera profética,
que todo lo que vive, debe morir, porque si, porque todas
estas cosas son necesarias.


Y Yanioska si que estaba llena de palabras. Me llamo
tarde en la noche para decirme que me ama. Que sin mi
ella no puede vivir y que quiere que nos vayamos a vivir
juntos. Hay vuelve de nuevo ese juego de palabras. Ella
no sabe nada de mí, pero dice que soy su vida. ¿No es
absurdo que una mujer diga eso? Ellas que tienen ese
sexto sentido para percibirlo todo, no pueden ver cuando
algún sentimiento no es verdadero. Ella que tan
inteligente me parecía, no pudo percibirme a mí. Y yo tan
pendejo como siempre, diciendo si, cuando se que quiero
decir que no. ¡Y claro que le dije que si! Unas semanas
después estábamos compartiendo juntos un pequeño
espacio al noroccidente de la ciudad. Yo me sentía un
poco extraño en realidad. Allí estaba ella, invadiendo
todos mis espacios, recalcando su presencia en cada lugar
que yo habitaba, como diciéndome: Eres mío. Y yo nunca


                                                       65
he sido de nadie. Yo no se lo que es eso. Además estaba la
maldita droga que nos iba a matar. Era como estar en el
nido de una araña, completamente envuelto en una red
pegajosa y sucia. Así era estar viviendo con Yanioska.


Lagrimas de cera que se pegan en la cara para siempre,
como una señal indeleble de que somos presos de nuestra
propia libertad, la misma que nunca sabemos defender ni
respetar, por estar jugando en la ironía de ser libres…


Los días pasaban y nuestra vivienda se empezó a parecer
mas a un asilo de indigentes: Periódicos desperdigados
por el suelo cubierto de polvo, jeringas esparcidas en la
sala y en el cuarto, como un campo minado de vicios,
colillas de cigarrillos y marihuana por doquier, platos
sucios, botellas de cerveza, vino y gaseosa unas encima
de otras como en apareamiento, ropas sucias colgadas en
todos lados, como un cuento macabro y poco aseado…En
la intermitencia de mi cordura yo percibía eso y sentía
mas ganas de vomitar aun. Yanioska, como siempre
medio desnuda sobre la cama. O en el baño, con sus
grandes ojeras y la boca reseca, entonces llegaba otra vez
el jibaro habitual con los gramos, cada vez más rendidos,
que me sacaban de quicio, además siempre estaba


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cobrándonos más y más caro. Ir al cajero por más dinero
para comprar vicio era nuestro rictus sagrado de todos
los días. Nos íbamos a morir de seguro. Y sin embargo,
vivíamos riéndonos. Riéndonos de nada. Y haciendo el
amor. Para mí, era como estar teniendo sexo con esa
misma nada. Yo no se que seria para Yanioska y no me
interesa saberlo. Cada dosis era más insuficiente que a
anterior, entonces había que aumentarla. Cada viaje se
hacia mas extraño y note descorazonado que llevaba días
sin hablar con Yanioska. Ya hasta las palabras, que para
mi no significan nada, pero que por razones amorfas en
mi ser son necesaria, nos abandonaron. Las palabras
habían capotado y se ausentaron de nuestras vidas, pero
el   problema    era   que   no   había       nada   con   que
reemplazarlas y eso es una especie de muerte en vida de
los sentimientos. Solo estábamos ahí tirados como dos
maniquíes desnudos. Nos inyectábamos, follabamos, y de
nuevo nos drogábamos. La luz me empezó a dar pavor y
mantenía   las   persianas    corridas    y    los   bombillos
apagados. En ocasiones ella empezaba a reírse a
carcajadas y yo gritaba espantado pensando que esas
risas me iban a devorar y lloraba como un niño ante el
inevitable temor de saber bien que era lo que estaba
pasando. Esos mismos gritos debieron ser los que


                                                            67
pusieron en alerta a los vecinos quienes finalmente, no se
como diablos, contactaron a nuestros padres, los cuales
llegaron con caras de preocupación y miedo a sacarnos
del nido de la serpiente. Lo único que recuerdo son las
caricias de mi madre, antes de caer desplomado como
una hoja de papel que se arroja al suelo por innecesaria y
se extiende dulcemente en el suelo, sin ninguna
pretensión de ser útil.


Lapiceros indelebles de ebriedad astral, que disparan
frases estelares y fugaces, como las estrellas que
alumbran la nada, cuando nadie las puede ver…




                                                        68
EN LAS CADENAS

Todo se vuelve como una cadena. Todo empieza a
envolver nuestras manos y nos ata fuerte hasta
detenernos la circulación. Esas son las cadenas. Como
todas las que llevo colgadas en mi cuello. Cadenas. Yo
solo quiero por ahora volver a ver el sol. Yanioska según
me dijeron, hace días que no sale de su casa. Esta muy
mal. Yo se que se esta drogando mas de la cuenta pero no
me importa. Yo tambien me estoy tronchando hasta el
infinito. Solo tengo malos viajes. Abro la nevera y veo
todo en blanco y negro. Ya no hay colores en mi vida.
Maldita Yanioska. ¿Por qué terminamos en esto? No la
quiero ver más. No quiero saber nada de ella. Me enrollo
en sus malditas necesidades, en su infeliz alma y yo tan
tonto caí, solo por querer estar con ella. Por necio. Yo
nunca necesite de esto. Yo no la amo. Solo quería tener
su cuerpo y su compañía, pero se que no la amo. Estoy
viendo las últimas fotos reveladas de nuestro paseo a la
sierra nevada de Santa Marta. La muy perra se quería
lanzar desde un abismo y yo como un imbecil la detuve
para salvarle la vida. ¡Y quien va a salvar ahora la mía!
Estoy aquí sentado en un rincón de mi cuarto atando una
banda elástica en mi brazo mientras intento con poco

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pulso insertar la aguja en mi ennegrecida vena para
inyectarme un poco de heroína que me va a poner mal.
Tengo mucha necesidad de hacerlo pero se que si me
inyecto me voy a morir. Las lágrimas ruedan furiosas por
mi cara, pero nadie viene a salvarme. Dios ¿Dónde estas?
¿Por qué no detienes esto? Ayúdame. ¿Qué te hice yo
para que me castigues así? ¿Por qué nadie me salva la
vida?


Calentura esquizofrenia venida a mas desde la frente
hasta los pies, por no tener las manos unidas y estar
orando, en vez de hacerle trampas a Dios con el atajo de
la mente neuronal de escepticismo ancestral.


La sustancia entro en mi torrente sanguíneo y estoy
encadenado a ella a través de la banda que se desliza
suave hasta caer al suelo. Mis ojos como vidrios de goma
se abren locos y no puedo ya ni ver nada. Mi respiración
se hace confusa en mis pulmones y siento que mi corazón
va a explotar en cualquier momento. Veo ahora unas
moscas que alumbran sobre mi rostro. No puedo
moverme. No las puedo espantar. Están caminando en
mi nariz y no puedo soportarlo. Estoy llorando. Estoy
llamando a medias a mi madre. Un grito por fin se desato


                                                      70
en mi garganta y la llamo con todas mis fuerzas. Quiero
ver a mi mama. Me estoy haciendo en los pantalones.
Estoy vomitando sangre. ¡Dios mío me voy a morir! No
puedo ponerme en pie. La cama esta hecha de agua y
cuando la toco, siento que voy a ahogarme en ella. Te
odio Yanioska. ¿Por qué me hiciste esto? Por fin pongo
mis brazos sobre la mesa de noche que guarda aun mis
gafas oscuras y los chicles de menta. No se por que estoy
abriendo el cajón ahora. Estoy sacando algo como si fuera
un cuero. Es un rostro. ¡Es mi rostro! Trato de pegármelo
en la cara, pero no puedo. Ya no tengo cara. De nuevo
vomito pedazos de algo untados de sangre. ¿Mi mama
donde esta? Dios mío, quiero que esto pare ya. Necesito
ayuda. Me arrastro por el suelo y mis zapatos me ladran
con ira asesina. Yo me estoy riendo como un idiota
mientras avanzo lentamente. Mis uñas se han clavado en
el piso y yo lo estoy rasgando con sevicia. Me distraje un
momento y me fui por una fisura. Estoy gritando como
un loco mientras caigo al vacio infernal, pero no toco
fondo. Entonces todo es calma. Todo se quedo en silencio.
Estoy flotando. ¡Que alivio, estoy flotando! No se cuanto
tiempo ha pasado y mi situación no cambia. Escucho
gritos lejanos, pero no entiendo que me dicen las voces.
Todas las palabras giran y yo las veo. Se que significan,


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pero no llegan a mi. Entonces una de ellas se desprende
de la fuerza centrifuga y se me clava en el pecho como un
puñal mientras yo la miro horrorizado. Es una palabra
cubierta de lágrimas y devoción. Es una palabra que dice
claramente: Hijo. Es mi madre que me esta llamando. Yo
la puedo ver. Estoy abriendo los ojos. Estoy salvado. Esto
vivo e internado en un hospital. Mi madre me ha salvado
la vida. Y yo no puedo hacer otra cosa que llorar como un
niño tonto.


Alberca multidimensional de dolores y recetas para
aumentar el dolor, y esa alberca tambien es conocida por
los hombres como conciencia. Lo raro es que la gran
mayoría siempre tratan de vaciarla…Sin éxito.


Esta mañana esta un poco mas silenciosa que las demás.
Estoy en mi cuarto conectado al catéter que alimenta mi
cuerpo con un poco de suero. Me siento supremamente
cansado. Nunca habia sentido tanto cansancio en mi
vida. Me dicen que casi me muero por sobredosis y que
un medico me inyecto una dosis de adrenalina en el
pecho y por eso estoy vivo. Mi madre tan linda le reza al
doctor para que mi dios me lo bendiga por haberme
traído de nuevo al mundo. No se cuantos días han


                                                        72
pasado. Me duele la garganta. ¿Qué habrá sido de
Yanioska? Hace días que no hablo con ella. Y yo la
quiero. Pero no la amo. Yo creo que no amo a nadie en
realidad en mi vida…




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EN SUS OJOS

En sus ojos yo veo la distancia que siempre me
mantendrá alejado de ella. Yo puedo ver claramente en
sus ojos sombras que impiden el paso de mi alma a su
adentro. Yanioska lo sabe. Ya pasaron diez años desde la
última vez que nos vimos. Ella ahora es una bruja. Lee el
tarot y vive en una comuna. Esta linda. Aun conserva su
cuerpo tal y como lo recuerdo. Tiene un alma gitana
postiza, por eso no le creo. Yo la conozco de antes. Yo no
la ame nunca. Ella no ha tenido hijos aun. Ella no sirve
para ser madre. Ella se modifica tan drásticamente como
un pequeño monte en el medio de la tormenta. Ella ya no
es la misma de antes. Ella ya no tiene fe, al igual que yo.
Ella permanece desnuda en las noches, porque solo tiene
certeza en la piel que se acaricia por culpa del insomnio
que la acompaña, al igual que yo. La gente podría decir
que Yanioska y yo nos parecemos en muchas cosas, pero
eso no es cierto. Solo hay que mirarla a los ojos para
percibir las ligeras diferencias. Yo nunca la ame, no
puedo dejar de advertirlo. Ella no me puede ver desde
donde estoy parado, pero yo si. Siempre me gusto
esconderme detrás de las paredes y los espacios para
espiar a los demás. Soy un espía. Espío con los ojos. Mis

                                                         74
ojos no son como los de Yanioska ahora. Creo que la
única vez en nuestras vidas en las que nuestros ojos
hervían igual fue cuando consumíamos marihuana en la
terraza de la casa de ella. En ese instante entrábamos en
sincronía total del flotar y no pensar. Es todo. Por su
causa casi nos morimos ella y yo. No puedo dejar de
pensar que estuve así por culpa de Yanioska. Ella y sus
tontas ideas. Me hubiese muerto hace más de diez años
por culpa de Yanioska. La odio. Yo nunca la ame.


Color incoloro de un amor que se escondió detrás del ama
para negarse tres veces, antes de que el gallo cantara, y
aun no ha cantado…


La   salvaje   realidad    atormenta    fuerte     cuando
desesperamos caprichosos porque las cosas no van como
queremos que marchen. Tal vez en el fondo yo no quiera
aceptar que Yanioska es feliz con su nueva vida,
mientras que yo no pude serlo. Y tiene sentido si alguien
me mira a los ojos escrutadoramente. El egoísmo es el
copiloto de mi vida y siempre ha sido así. Tal vez yo
mansillo el recuerdo de ella para sentirme mejor conmigo
mismo por no haber hecho algo mas con mi vida. O tal
vez yo este en lo correcto y Yanioska sea una inútil. O


                                                       75
quizá el inútil soy yo por no ver más allá de mis propias
narices.


Inevitablemente veo a Yanioska venir hacia mí. Los años
han pasado pero nos reconocemos intactos. Somos los
mismos de siempre. No podemos cambiar, a pesar de
haber cambiado algo.


- Hola
- Hola Yanioska
- ¿Qué haces acá metido entre saltimbanquis y gitanos?
Pensé que no te gustaban…
- Simple curiosidad…
- Ah… ¿Ahora te volviste curioso con los años?
- ¿Tu como estas?
- Contenta…Las cartas me decían que te vería hoy, y ya
ves…nunca fallan…
- Veo
- ¿Te leo la mano?
- Tu ya conoces mi mano…no necesitas leer lo que ya
sabes…
- No puedo saberlo todo…
- Yo tampoco.




                                                       76
¡Increíble! Después de tantos años, ahí estaba de nuevo
esa sensación. La misma de toda la vida. Un deseo de
querer salir corriendo de su lado, pero a la vez, una
indescriptible unión siamesa que me impide alejarme
como deseo. Ni los años pudieron cambiar la inmutable
realidad. Claro, mi pene quería quedarse a ver si todavía
podía husmear el sexo de Yanioska a ver que pasaba.
Pero el resto de mi cuerpo estaba decidido a la huida.
Desafortunadamente, mi pene es más fuerte que yo. Soy
un cretino.


Un café para mi, una taza de te de yerbas para ella, un
cigarrillo y unas galletas de avena fueron suficientes
para terminar desnudos dentro de la furgoneta que
ahora servia de vivienda a Yanioska. Le quite su tunica
colorida y desteñida y algo roída, vale recalcar, con
celeridad mientras la erección se hacia mas evidente en
mi. Ella tomo mi miembro con propiedad, como si
siempre hubiese sido la única y legitima dueña de mi
asta viril. Se la metió en la boca con calma y empezó a
saborearla como en los viejos tiempos. Yo la veía pasar su
lengua, ahora gitana, según ella, por toda la parte
superior de mi pene y sentía como su mano izquierda la
apretaba fuerte en la base. Ella sabía que así es como me


                                                        77
gusta que me hagan el sexo oral. Sentí una complicidad
nostálgica de ver que ella no lo había olvidado. Yo estire
mi brazo y empecé a masajear su pezón derecho y a
halarlo con cuidado, pues a ella eso le fascinaba, levanto
la vista un segundo y cerramos el antiguo pacto con la
llama de nuestros ojos. Una señal de ruido se dejo
escuchar en su garganta. Estaba lista para ser devorada.
Yo me serví con gula inminente de su cuerpo mientras
ella se subía encima de mi y movía su trasero como si en
realidad fuese una gitana autentica. Sentía el calor
incomparable de sus labios vaginales y ese olor de su
coño, que no se compara con ningún otro olor. Un
orgasmo femenino se dejo ver en la base de mi pene,
entonces la puse bocabajo y levante sus nalgas, para
entrarle con todo lo que tenía. Ella apretaba su mugroso
vestido puesto como manta y se mordía los labios,
pidiendo   más    sin   querer    pedir.     Así    estuvimos
entreteniendo nuestros cuerpos con algo que quizás no
sea más que una fantasía animada y pornográfica. Yo no
voy a decir que la necesitaba a ella, pero si a su cuerpo.
Estaba deliciosa y mi eyaculacion fue exquisita. Yo no se
si ella me necesitaba a mi o a mi pene. No se lo pregunte
tampoco.   Nos    quedamos       los   dos    ahí    tendidos
acariciándonos tiernamente, como el que acaricia una


                                                           78
mascota mientras ve la televisión. Yo quería irme ya,
pero no sabía como cortar con el fastidioso trance que
viene después de tener sexo. Una llamada a la puerta
anunciándole a Yanioska que faltaba una hora para
empezar la feria, me trajo alivio.


- Debo prepararme para la feria
- Esta bien. – Dije mientras buscaba mis pantalones en
medio de aquel desorden cirquero.
- ¿Vienes mañana para almorzar juntos?
- Claro que si – Dije quedamente para que se notara mas
sincera tamaña mentira mientras miraba sus ojos.


Nunca cumplí la cita. Y no me importo. Después de salir
de allí, vino hacia mí el inevitable reproche de conciencia
que me decía: ¿Para que hiciste eso? Soy un maldito
pendejo por hacer las cosas que hago. Me sentí mal
algunos días después de eso, hasta el punto de pensar
que estaba enfermo. Pero no lo estaba. Era solo el
remordimiento. Yo no amaba a Yanioska y me sentía mal
por haberme aprovechado de ser yo un titiritero experto
de los recuerdos y había usado viejos artilugios para
llevarla de nuevo a la cama y sentir en mi pecho ese
extraño sentimiento de regar con mi semen un cuerpo


                                                         79
que no amo. Soy malo. No hay duda. No me importo que
fue de la vida de Yanioska después de eso.


Muerte detenida por paso del rey que se agacha cuando
la ve, pero no le hace reverencias, es que quiere pasar
desapercibido y halagador, para que no le ocurra nada…




                                                     80
EN EL AMOR

Yanioska es una brisa ligera que empapa todos los dedos
de mis pies y de mis manos y me limpia toda la pena y
me llena de pureza. Ella hace parte de mi alma. Ella me
da alas y yo me voy volando con ella. Amo a Yanioska,
pero tal vez es que estoy renaciendo. Ella sabe bien como
amarme y yo se bien que ella me ama. Esta enredada con
todo mi espíritu y hoy abrace su alma mientras dormía
tranquila en mi cama. Se ve tan calmada que temo que
en cualquier momento se disuelva y ya no vuelva a verla.
Yanioska es una chica sencilla. Le gusta leer. Ella
aprendió a leer en mis ojos, mis penas y en mis manos mi
destino. Ella dice que quiere ser gitana, y yo me rio
porque ella no tiene aspecto de estar en medio de una
furgoneta de ciudad en ciudad entre payasos, magos y
trapecistas. Ella me acompaña todas las mañanas porque
siempre salimos a la misma hora a tomar el bus. Yo me
vine a vivir acá, cerca de ella, para poder verla mas
seguido. Mis padres no estuvieron de acuerdo pero eso a
mi no me importa. Yo amo a Yanioska y eso es todo.
Anoche paso algo muy especial entre nosotros. Nos
fumamos nuestro primer porro, juntos. Nos reímos como
tontos y a mi me dio un poco de dolor de cabeza, pero a

                                                       81
ella le gusto. Ella tiene muchas ganas de experimentar
otras cosas y yo pienso que tengo suerte de estar con
Yanioska.


Todo por primera vez: El canto de una hidra en el viento
violeta del páramo galáctico que es infinito, como el amor
que nace y aun es virgen, antes de la violación salvaje del
engaño y la desilusión de la luz retorcida.


El tic tac del reloj me recuerda que las horas que se han
pasado no volverán. Las horas que vienen me van a
mostrar quizás algo que no conozco. Un dolor nuevo, un
abandono volátil, otra decepción. Espero que no me pase
lo mismo con Yanioska. Espero no criar cuervos que me
saquen los ojos. Yo se que es muy temerario dejarle la
puerta tan abierta a una mujer, pero es que no lo puedo
evitar. Es como si estuviera poseído de una ilusión que
me lleva a donde nadie me conoce y donde yo no conozco
a nadie. Lo de fumar yerba me parece un poco alocado y
me da algo de temor, pero bueno, es una experiencia
emocionante si estoy con ella. Yo le sigo la corriente a lo
que me dice siempre…




                                                         82
Hoy por la mañana me vi con ella de nuevo. Me
sorprendió ver lo acelerada que estaba. En cuanto llegue
a su casa me pregunto:


- ¿Vamos a comprar yerba?
- ¿Y si nos quedamos mejor acá? – Le dije yo
inocentemente


- ¿Te da miedo?
- No…
- Si. Te da miedo
- Esta bien, vamos… ¿Tienes dinero?...


Y de nuevo fuimos a fumar marihuana a la terraza de su
casa. Sus padres trabajaban todo el día así que no hubo
problema. Ese fue mi almuerzo del día de hoy. Y la
verdad, me gusto un poco más que anoche. Los dos
primeros porros nos quedaron mal armados y tuvimos
que liarlos de nuevo, pero el tercero y el cuarto fueron
perfectos.   De   nuevo   esa   risa   extraña,   ese   gesto
interesante que deja de hacerme sentir miserable. Ella
me besaba y me decía que lo nuestro seria eterno.
Yanioska me excita mucho. Ya estoy pensando como será
hacer el amor con ella. Debe ser algo genial. Ella es un


                                                           83
poco rara, pero me encanta. Hoy me dijo, mientras la
yerba hacia efecto en su cabeza, que estaba viendo las
constelaciones a través del azul del cielo del mediodía. Yo
le decía que no veía nada pero ella insistía en hacerme
ver las constelaciones, que tomaban vida según sus
nombres. Ella tiene algo como mágico. Tiene como una
especie de bruja dormida en su adentro. Todo lo de ella
me gusta. Su olor es cautivante también. Estoy contento
de estar con Yanioska.


Pasajeros encontrados en la voz de un megáfono que
cuenta cosas que no se deben contar. Hay gente para
todas las cosas, incluso, para hacerle trampa al Dios, que
en un descuido, nos regalo un puñado de neuronas…


Yo no se por que cuando uno esta enamorado de alguien,
el tiempo se hace tan corto cuando se esta con esa
persona y tan largo cuando no se le puede ver. A mi me
pasa. Duro casi todo el tiempo al lado de Yanioska y
cuando llego a la casa me siento como atrapado. Debe ser
porque con ella lo disfruto todo mucho más. Ya todo lo de
la casa se me hace aburrido. Mama quiere que los
acompañe el domingo a la iglesia y yo ya no se que mas
excusas dar para decirle que no me da la gana ir allá.


                                                         84
Todo es tan postizo que he decidido nunca mas entrar a
una. No creo yo en esas liturgias circenses. No creo que
dios necesite de tanta plañidera para estar a gusto. El
debe ser más hábil que eso…




                                                      85
EN LA NOCHE (2)

Cerca de la calle de los lupanares puedo ver en la
distancia a dos prostitutas ofreciéndole sus servicios a un
hombre de mediana edad. Desde acá, sentado en este
anden, en la noche, sola como yo, alcanzo a ver
claramente el color del rimel vulgar y barato que esta
deseoso de cerrar el negocio. La noche deja ver lo que no
se permite ver oficialmente a la luz del día. La noche,
compañera vagabunda y tornasolada de sombras como
canciones que silba el viento como todas las cosas que se
esconden en la noche. Acá en la noche, concha lunar
encapsuladora de mis miedos que no son invitados a
pasar porque les tengo miedo. Me gusta la noche. Me
gustan las luces que se van encendiendo para poder ver.
Son como aguas quietas arrimadas en algún arrecife,
sigilosas para no ser descubiertas. Esas son las luces en
la noche. La ciudad se postra a los pies de la noche y yo
aprovecho para echar a andar sin rumbo fijo, con mi
cigarrillo, que emana un olor distinto al amor. Al amor
de Yanioska. La noche, siempre inmortal y sin dudas,
sabe exactamente que hacer y que dejar ver y que no. Yo
miro el cielo oscuro y pienso que no puedo dejar de
sentirme conquistado por los golpes que me da en la sien

                                                         86
el amor. Yo se que es posible que este navegando en un
océano de engaño, pero me gusta la falsedad de pensar
que el amor es algo que puede llegar a ser real. La noche
envuelve el deseo de los amantes y los protege hasta la
salida del sol. La penumbra enamora. La penumbra
ayuda a ver lo que no existe, pero uno desea ver de todas
formas. Por eso los ebrios se entregan de noche. Por eso
las mujeres son infieles felices bajo la noche.


Oscuridad intuitiva de saber que se esta haciendo,
excusándose infantilmente en el pretexto de que no se
podía ver lo que se hacia, porque era de noche.


Yo le agradezco a cada átomo de frío que gira como en un
carrusel a mí alrededor por darme ese deseo de seguir
sonriendo como un tonto mientras camino despreocupado
por las calles nocturnas. No todos los caminos son para
transitarlos de noche. Algunas aceras son como un
salmón cocinándose al sol, pero otras solo se pueden
disfrutar en la oscuridad. Las calles que te pueden llegar
a hacer daño. Esas son las que yo frecuento siempre,
porque hacen mi vida mas entretenida. Yo vivo aburrido
casi todo el tiempo, y la emoción del peligro hace parte de
la   actitud   de   mi    generación.    Puede    ser   que


                                                         87
inocentemente al hacer esto en realidad estemos
buscando    protección.   La   incoherencia   humana   en
realidad, no tiene razón de ser, por eso no intentare
justificar este punto.


Luciérnaga enloquecida que alumbra indiferente toda
sombra sin importar lo que deslumbra, en términos
humanos: La indiscreción.


La noche me libera y a la vez, me atrapa en ella pues
siento que solo puedo ser como soy y hacer lo que hago en
la noche. Es como tener un lado oscuro y vampirico que
no puede dejarse ver con los rayos ultravioleta del astro
rey. Es muy probable que de seguir así, termine
convirtiéndome en una sombra. O tal vez, soy una
sombra de mi mismo desde hace tiempo…




                                                       88
EN LO OCULTO

Yanioska se quedo observándome molesta. Su halo
gitano apareció por todas partes y su rabia hacia mi se
desprendió en miles de brazos que vienen a bofetearme
por idiota. Ella ya no me quiere y es la primera vez que
lo percibo claramente. Yanioska es una imbecil. Como yo.


- ¿Por qué te avergüenzas cuando estas conmigo en
publico? –Me reclama airadamente


-   No    me     avergüenzo…-      Le   contesto    poco
convincentemente


- Claro…Lo que pasa es que tú estas encasillado en las
reglas que la sociedad estableció para clasificarnos como
entes “Normales” Como yo decidí salirme de esos muros
mentales y buscar la percepción del universo en mi
interior, entonces tú y toda la mierda de humanidad me
señala, se sonroja, se burla, se avergüenza, pero ¿Sabes?
¡Me importa un carajo! Tu, pedazo de conformista,
puedes irte a la mierda…A mi no me importa…No
entiendo por que amo a un pobre cabron como



                                                       89
tu…Necesitare de mis energías positivas para liberarme
de tu malsana presencia…


- Déjame en paz Yanioska… - Le respondí cansado        -
Puedes irte con tus ideas e insultos New Age a donde te
plazca…Me da igual…
- Me voy a ir…Pero antes de hacerlo, te diré algo, y
escúchame bien, porque lo llevaras contigo para siempre,
donde vayas, como una marca en tu frente que no se
puede esconder ni lavar: Tu tienes un corazón mas gitano
que el mío. Tú tienes un alma más nómada que la de
cualquier gitano. Y nunca podrás sacarlo de ti. Así como
nunca podrás sacarme mi amor con tu oscuridad y
desesperanza. Y nunca, nunca, podrás pisotearme en tu
memoria para salir del fango de culpas que has creado en
ti mismo. Gitano no saca la suerte a gitano…No lo
olvides nunca. ¡Nunca!


Y se marcho.


Sus palabras aun retumban en mi mente. En mi
conciencia. En mis venas. Las mismas venas que no he
podido abrir para liberarme de la culpa que atormenta
mi cabeza día tras día, hora tras hora, desque que


                                                      90
Yanioska murió. Las tumbas del cementerio están todas
en una hilera maldita que me señala como el único
culpable y tiene toda la razón. El destino maquiavélico
me tejió una red infinita de la cual no pude ni podré
escapar jamás. Después de sus palabras, que quedaron
guardadas como dormidas en mi mente, tuve que
volverla a encontrar diez años después, para acabar con
mi obra. Para finiquitar la desdicha de una mujer que me
amo. Yo tuve que volver a llevarla a la cama, para acabar
de romper su fragilidad femenina, su esencia de mujer,
su corazón, su alma, con la promesa silenciosa que
brinda el sexo a un ser enamorado. Promesa rota al día
siguiente, cuando decidí dejarla plantada para siempre
en la vida. Ahora, que todos esos años han pasado y que
Yanioska esta muerta, sus palabras vuelven a mí, para
cerrar el círculo. “Corazón de gitano” Ella tenia razón.
Mi alma es nómada, errante. Estoy condenado a vagar
sin rumbo y sin esperanza por el mundo. Soy un
vagabundo. Estoy cubierto por leguas de sol y marejadas
de luna. Todo lo llevo en mí, como un tatuaje oculto
debajo de mi piel. Y ya nada importa. Yanioska murió
por mi culpa. Estoy seguro.




                                                       91
Liberación del alma, una canción de alborada y una
despedida del mundo como una estrella fugaz que no se
pudo ver, por ser mediodía…


Llevo en mí una misión grabada, pero es una misión
maldita. Mi incredulidad ofendió a Dios y ahora me ha
condenado a ver el producto tangible de mis propios
errores. Y la contradicción es que estoy lleno de tanto
odio que no creo en Dios en lo absoluto. Dios me da la
pena y yo no la quiero recibir. Dios me dio una vida
amarga y no la quiero seguir probando. Dios me esta
dando una lección de vida que no quiero aprender,
porque no me hace falta. Soy un desagradecido. Llevo
una marca en mi frente. Llevo la marca que me puso
Yanioska. Y soy fiel a la misma. Tarde muchos años para
darme cuenta, pero ahora, acá, en este cementerio de
hileras de tumbas que me señalan declarándome
culpable, de rodillas frente a la tumba de Yanioska, hago
la promesa de no seguirle corriendo a mi destino. Ella
era gitana de convicción, así que no dudo en que sabia lo
que me decía. Quiero intercambiar los papeles en el otro
mundo. Quiero que Yanioska sea feliz. Quiero volver a
nacer. Quiero estar muerto.




                                                       92
Ciclos como espuma en el borde del mar salado de tanto
estar sediento de no ser más que un espacio lleno de
agua que no calma la sed. La divina ironía de ser lo que
no nos sirve para nada.




                                                      93
EN EL ADIOS

Dijiste adiós una tarde como esta. Exactamente como
esta. Dijiste adiós y te llevaste un huracán ambulante
contigo   lleno   de   plásticos   de   colores   y   cuerdas
fluorescentes que envolvieron tu maleta, tus artilugios y
tus lágrimas disimuladas. Yo te deje ir, porque, como
vuelvo y repito: No te amo. Si te hubiera amado hubiese
cerrado la puerta y te hubiera dejado encerrada entre
mis brazos, entre mi pecho, entre mi vida. Yo te desee
buena suerte pero eso a ti no te importo. La respuesta
chamánica fue: “La suerte me la dan los astros, tu solo
me traes desgracia” Nunca te ame. Y es tan fácil
admitirlo que me siento como el mas vil canalla, pero no
se, es un toque que me inflinge placer, como el
masturbarme a las seis de la mañana debajo de las
cobijas aun tibias.


Velocidad diametralmente opuesta, el quedarse tendido
para poder avanzar sin caerse. Todo es como una fisura
del cráneo del mismo doble opuesto.


Por ahí me llego un rumor de que estabas de ciudad en
ciudad, de ruta en ruta, de pueblo en pueblo presentando

                                                           94
con una feria gitana. Me dio risa y te desprecie como no
te puedas imaginar. Era como un eco que se repetía
infinito en mis oídos y me decía: “Odia” Y yo le hice caso
a esa voz. Me llena de rabia saber que eres tan tonta y te
fuiste a buscar un mundo lleno de ilusiones y tonterías.
Yo, que quede tan prendado de ti al principio, cuando nos
conocimos, por la claridad de tus ideas, por tu locura, por
tu belleza, no puedo entender como ahora tienes una vida
tan freak y tan poco popular. Me miro las manos y no
comprendo como estuvieron entre las tuyas, limpiando
polvo y soledad. Me miro al espejo y no se bien el por que
de mi entrega a ti y ahora este desprecio que no se lo
puede llevar el huracán de viento azul petróleo
enceguecedor. Soy como una ballena arponeada que
acabo con el viejo, con el mar y con toda la mierda
alrededor. Estos días están raros y yo se bien la razón. Es
que tu dejaste impregnado todo con tu malsana ambición
de libertad y hasta ahora me estoy desintoxicando.
Contigo siempre fue así: Una desintoxicación. De drogas,
de ti…Ahora consumo algunos medicamentos que me
mantienen en sintonía radial punto cero. O sea: Tieso y
calmado. Los dejare de tomar pronto. Como deje de
tomarte a ti.




                                                         95
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  • 2. Al vietnamita Olor de Cuentas gitanas… 2
  • 3. GITANO NO SACA LA SUERTE A GITANO (ANONIMO) 3
  • 4. EN LA IGLESIA Siento mi voz llorando y no para. Algunas cosas siempre son difíciles de explicar. Algunos dolores son difíciles de llevar a cuestas. Cuanto puede llegar a pesar la piel cuando se vive tan drásticamente con la duda y el camino. Hoy estoy aquí, dentro de esta iglesia. Hay miles de rostros de santos observándome en silencios sagrados. Veo las caras de las otras personas escuchando el sermón y se ven vacíos, como vidrios quemados. Enfermo por instantes y siento el mareo, pero me repongo de nuevo. Al fondo veo al cristo crucificado, con la cabeza gacha, pero no estoy seguro de cuanto esta sufriendo. A veces parece que tan solo estuviera durmiendo suavemente. Soy como ese clavo ensangrentado, sacado de la mano del que murió por nuestros pecados, sin saberlo muy bien… A veces pienso que puedo esconderme detrás de las tristes cortinas de mi habitación y quedarme en silencio para que el sol no me descubra. No quiero que Dios me rastree con su infinito radar. Ya no tengo nada que me guíe. Ya no hay luces, ya no tengo voz. No quisiera escapar de la oscuridad de mi cuarto. Ahora es mi 4
  • 5. refugio, allí podré amar y odiar todo en el mas absoluto secreto. ¿Será que fui expulsado de las manos del creador por pensar así? Tal vez, a veces estoy casi seguro. Temo creer y temo pecar. Es como estar hundido en el mar de la incertidumbre, donde pocos pueden flotar, y de repente siento que camino sobre el agua, como un blasfemo. ¿Por qué mi alma ya no me calienta? Sueños que se rompen como cristales divinos que van reflejando la imagen del sagrado corazón… Me levanto como todas las mañanas y oculto mi rostro del espejo. Hay un cuadro con mi rostro en la otra habitación haciéndose más hermoso cada día. Observo la imagen de la sala en donde esta la virgen Maria arrodillada con Jesús ensangrentado en sus brazos. Me parece una imagen violenta, pero hermosa al mismo tiempo. No se por que las religiones son tan morbosas. A veces cuando siento dolor en mi espíritu, trato de buscar algún estado de fe, pero luego me doy cuenta que Dios siempre esta dentro de mí. Es una llama que yo apago constantemente con los soplidos de mi incredulidad. Y esto es siempre así… 5
  • 6. Salí para ver un día más en mi rutinario destino sin rumbo. No existe ni la guía divina ni la maligna. Solo el viento que roza mi rostro en este día sabe como es el calor de mi piel. Solo las palabras que no he pronunciado aun pueden explicar el sentido de lo que pienso y de cómo es sentir adentro, muy adentro mío. Es como si fuera un condenado a guardar silencio teniendo mucho que decir. Condenado a voluntad. Culpable sin hecho, sin crimen, sin veredictos. Ojala dejara de ser siempre tan complicado el rumbo que le doy a mi vida… Pasaban las horas y la tarde seguía cayendo lenta y perezosamente sobre el lejano horizonte que mis ojos ya no ven por andar siempre con la cabeza gacha. Olía a humedad. Humedad de la tierra, humedad del aire, humedad de mis ojos que ya no lloran pero saben como es. Tal vez he estado demasiado tiempo afilando mis heridas recostado en las espinas de mi siempre confortable soledad. El masoquismo que me invade se ha filtrado por los rincones más extraños de mí ser y ahora mi cuerpo es solo el complemento del dolor que ya tiene forma y gran sentido dentro y fuera de mí. Soy una hoja que solo cae y cae en el otoño mas largo de mi vida. 6
  • 7. Sonidos del alba interrumpidos por un grito desvanecido entre la hierba de las montañas que desfilan suavemente en la procesión del fin del mundo. Iba caminando por la calle y mi mirada se estrelló inesperadamente con una iglesia. Así fue como termine metido aquí. Es tan grande, tan mística, tan atemporal y tan extravagantemente construida que siento que su presencia hace vibrar el suelo que estoy pisando. Las campanas redoblan y mis tímpanos se vuelven demasiado sensibles como para ignorar ese sonido que trata de desmoronar mis sienes mal apuntaladas. Es el llamado al arrepentimiento, a la reflexión, a la espiritualidad. Tal vez son solo farsantes de doble moral los que estoy viendo entrar, y eso me repugna. Pero a la vez mi doblez me invitó a entrar. Hace tiempo que no estaba en un templo y me quede derivando en el andén por algunos minutos, hasta que finalmente me aventure a su interior. 7
  • 8. Piedras y más piedras amontonadas como una vieja tumba que solo anuncia la desolación de un cuerpo que ya no existe desde hace mas de dos mil años… Al entrar lo primero que veo son los rostros de esas imágenes de santos empotrados en las paredes. La mirada perdida en la nada como si ya no hubiera nada que ver. En vida lo vieron todo, muerte y resurrección, supongo que después de eso ¿para que ver algo mas? Uno tras otro todos son iguales: hincados por alguna razón, o con la mirada hacia el cielo en busca de alguna explicación que tal vez no existió ni existe aun. Miradas angelicales confundidas con otras que desean ser mas mártires. Encarna ese dolor mal logrado de los fabricantes de cerámicas que no atinan a darle a sus aspectos un halo más real. Hileras de luces encendidas de fervorosos pedigüeños que desean ver recompensado ese alumbramiento con listas interminables de favores y anhelos. No se por que a veces pienso que más que un sitio de oración es como un mercado donde se lleva un impulso de fe a cambio de alguna recompensa. No creo que Dios sea tan tristemente predecible. 8
  • 9. De repente se hace un silencio que obliga a todos a permanecer sentados. Yo me uno a los deseos de la masa y hago otro tanto. Un sacerdote envuelto en una bata blanca se acerca al estrado y el ritual comienza. La bendición da la largada y cada quien se sumerge en su alma, tal vez. ¿En que pensaran? Creo que son impermeables a cada palabra y se concentran en no caer en un examen de conciencia. Los caminos hacia el cielo se están volviendo en encrucijadas inventadas por la falsedad de quienes se creen victimas, y no lo son… La misa prosigue en su inmaculada sincronía y de repente me asaltan unos deseos incontrolables de gritar. Decir la verdad de lo que pienso, mostrar mi lado más oscuro y escandalizar al mundo con mis ponencias sobre doctrinas y morales ridículas y sin sentido, pero no puedo. Estoy atrapado entre mis pensamientos y mi torpe mano, que se ensucia una y otra vez en esta vida. No estoy viviendo un sueño, es solo una mala noche que no acaba. Hay una flama extinguiéndose en mi interior y lo se: es la realidad que no conecta con lo que deseo. No veo nada que este cubierto de algún manto sagrado. Ya no hay nada que este cubierto de nada. 9
  • 10. Caverna enorme del pensamiento en donde todo se dispersa y se pierde en su entraña oscura, que no es otra cosa que el yo interior… Respiro profundamente y espero en silencio. Escucho lamentos lejanos hundidos en las estrellas. Las palabras de Dios ruedan por el suelo, entre los bancos de esta iglesia y recuerdo un ayer, el mío, el día del desprendimiento de la inocencia y escucho mi voz quebrándose aquella vez, gritando lejana, rompiendo muros y sueños. Las manos se juntan, los rezos no cesan, las velas se agitan como pidiendo el perdón divino y se deshacen entre espermas de colores, como un carnaval. No siento mi cabeza, tal vez esta dando tumbos cuesta abajo. Las hostias se derriten en tantas bocas como ramas en el árbol de José. Siento el vértigo de mi corazón sumido en el llanto del no arrepentirse. No estoy dispuesto a un sacrificio para salvarme de un dolor eterno e impreciso. Mi saliva remoja mi garganta atormentada de gritos y quejas que no se resuelven a salir. Este rito no parece tener fin y estoy cansado. 10
  • 11. Luces relampagueantes, ropas azules y rosas parlantes, como en aquel cuento infantil que nunca termine de leer por estar llorando… Se da la señal. La iglesia se desprende de su aire místico y retorna la calma habitual. Todos se abrazan y ríen mientras salen del templo con la mente limpia y el sello del pecado desperdigado. Todos han salido menos yo, que me encuentro postrado de rodillas, con las manos atadas entre si, los dientes apretados, la cabeza baja y el rostro empapado en infinito llanto al comprender que he sido condenado en la hora santa. 11
  • 12. EN LA CALLE Salí a caminar a la calle. Gente presionando aquí y allá. Las caras rígidas no dicen nada. No piensan las mentes en la calle. O tal vez piensan demasiado…Me deslizo en silencio por la acera y me dejo llevar por el mar de gente sin remedio. Escucho una, dos, tres, muchas voces. Todas al unísono como un enorme lamento. Me abro paso a tientas entre esta jungla de brazos, piernas y torsos atropellantes. Canto una canción por lo bajo y siento el sol de la tarde calentar mi torso con morbo. Voy colgando en el pavimento roto de la ciudad como un naufrago en la goleta final. Enciendo un cigarrillo y mi cuerpo se relaja suavemente. Las mujeres me rozan y un aire a perfume se cuelga en mi chaqueta como una enorme serpentina violeta. Voy sin rumbo fijo, mis pasos me guían a donde no voy, porque no voy a ninguna parte. Hombre y mujeres mendigando en los andenes. Son como clones de esa misma enfermedad nueva de las ciudades que reciben a los hijos del verde para desentonar con el gris hormigón frío de la urbe. Vendedores ambulantes en todos lados como un enorme ejercito circense: telas de colores en combate, piedras afiladas, collares como insignias de guerra, libros, belicosos para la mente, 12
  • 13. discos incendiarios, cables repletos de carga, luces relampagueantes, dulces para el alma, rosas para los muertos, fotos para el recuerdo, todo esto detrás de anaqueles de hambre, vicios, sueños, miedo y necesidad urbana. Un alarido urgente entre la masa y un ladrón maratónico inigualable. Una envoltura abandonada a la benevolencia del viento rueda y se eleva, se contrae y luego cae para volver al comienzo, al igual que mi ser. Pienso, luego me río y luego existo. Muero en navidad y renazco con las luces de un nuevo año. Como el calendario. Como las calles. Como toda la vida. Un payaso temerario y perifonico me desprende de mi pensamiento flotante y me aterriza en una esquina. Veo los bares, cuento los peldaños de una escalera circular y percibo el olor a maquina caliente en la avenida. Grandes buses escarlata mueven multitudes ajenas por la arteria vial. Son como granos de arena en un reloj de talla pequeña. A veces soy uno de ellos aun cuando no este dentro. Imagen y soldadura ancestral, costumbre divina de teñir estos mundos de gente… 13
  • 14. Sigo caminando y me encuentro frente a frente con una vieja librería. El olor es tan místico que no puedo evitar ingresar. Viejos estantes sostienen el pensamiento universal apelmazado en hojas amarillentas carcomidas por las polillas y adornadas por la humedad. En el centro del local un gran cajón con toda clase de libros mutilados por algún lado, a un precio razonable, teniendo en cuenta que la gente olvido leer, y por consiguiente, también olvido pensar. Sus mentes se derrumban silenciosamente y en secreto. De repente mis ojos se posan en un viejo libro de Roberto Arlt. Lo tomo con cierta avaricia y me dirijo al mostrador. - ¿Qué precio tiene el libro? - Tres mil pesos. Esta completo y casi como nuevo. Es una ganga. - ¿Tiene mas obras de este autor? - No. No es muy común que jóvenes como usted se interese por este escritor en particular. De hecho ha corrido con suerte al encontrar este ejemplar. Creo que es el único que tenia… ¿Jóvenes como yo? ¿A que se refería? No le preste mayor atención y después de cancelar el costo del libro seguí con 14
  • 15. mi marcha inexacta. Dos cuadras mas abajo una mano se deposito sobre mi hombro. - ¿Disculpe? Era una hermosa joven rubia de ojos grises encendidos. Me sentí un poco incomodo y retrocedí inconcientemente. Ella lo noto y me dijo: - No se asuste. Solo quiero hacerle una pregunta. - ¿De que se trata? - Es sobre el libro que compro hace unos momentos. - ¿Qué pasa con el libro? - Nada. Es solo que yo también quería comprarlo, pero por lo visto usted se me adelanto. Cuando llegue a la librería usted acababa de salir y el vendedor me lo señalo. Por eso me atreva a seguirlo. Quería saber si podría prestármelo en cuanto termine de leerlo o intercambiarlo por alguna otra obra del autor. Soy muy fanática de su lectura… Y así sin más ni más empecé una nueva relación. Yanioska. Nunca olvidare ese nombre. Aún hoy recorre mis entrañas y eriza toda mi piel. Hoy esta mas que 15
  • 16. nunca nadando en mi sangre. Sangre que enrojece mis ojos. Ojos que ya no ven nada. Parte húmeda y abismal adonde dejarse ir sin temor a perderse en la infinita llaga perpetua de la noche, que es mujer. Recorrimos las calles juntos, animadamente. Ella hablaba de Arlt con la misma pasión de una amante desquiciada. Yo la escuchaba en silencio y me guardaba algunos comentarios para después. Afilaba mi daga cuidadosamente para el momento de la inmolación. Entramos a un café cuando la tarde se despojaba de su capa y se entregaba a Morfeo. Me encanta ese momento del día en que el sol es rojo y la luna despunta por el otro extremo. Es como estar frente a dos dioses perpetuos y poderosos. Si por mí fuera, el reloj siempre debería dar las seis de la tarde… Redes y almas enmalladas, pescadores y piernas de mujer, por igual, siempre se sumergen a esta hora las sirenas y los cazadores de sueños húmedos… 16
  • 17. Llego la noche y con ella la magia. Fumamos algunos cigarrillos y las tazas de café fueron un buen combustible para la conversación. Hablamos de todo y no dijimos nada. Solo sabíamos nuestros nombres, pero un puente se había tendido entre nosotros. Era la víspera de un nuevo destello en mi vida. Como un pequeño iniciar de alba. Cuando salimos, la lluvia se había adueñado de las calles. El viento frío se colaba entre los poros de mi rostro con rapidez. El panorama era desolador y me sentí mal por unos momentos. Gruesas gotas de lluvia caían fuertemente contra el pavimento, como si quisieran traspasarlo. Riachuelos citadinos corrían sonoramente rumbo a alguna oscura cañería. Yanioska se refugio aun mas en su chaqueta y apretó calidamente mi brazo. Me sentí un poco incomodo, pero a la vez contento. “Ojala nunca terminara este diluvio” Pensé… Después de veinte minutos de agónica espera, me di cuenta que mis deseos se habían cumplido, pues la lluvia no amainaba. Yanioska tenía prisa por irse a casa, así que finalmente decidimos arrojarnos a la aventura del vendaval. Corríamos por los andenes empapados como 17
  • 18. olas en el mar. Sentía mis zapatos totalmente llenos de agua y mi cabello revuelto. Voltee a mirar a Yanioska y descubrí que una leve sonrisa acompañaba su rostro. Me tranquilice y decidí hacer otro tanto. Finalmente llegamos a la estación y ella tomo el autobús rumbo a su casa. Tenía su numero telefónico y pronto la llamaría. Había sido un buen día y por ese instante, fui feliz. Como el cabalgar de un corazón liberado en el desierto de la furia, sin freno, desbocado, rumbo al inevitable precipicio. Como una estrella fugaz, errante y tonta en el firmamento de papel de Dios. 18
  • 19. EN EL ABUSO Comenzamos a fumar yerba sin ningún control mientras yo la penetraba una y otra vez. Ella tenía un orgasmo tras otro y gemía golosa y sudaba, como si en ello se fuera su vida. Un sabor a sal me quedo en los labios después de practicarle a Yanioska un sexo oral conducido por los psicoactivos que me llenaron de anisas taquicardicas mi pene y mis vasos sanguíneos. Me quede sin creer en ella, pero la tengo. Ella cayo en una trampa extraña tejida por el lado malo de mi mente y ahora esta acá, mojándose por mi culpa. Se muerde la lengua con fuerza y como puede, toma la botella de ron de la mesita de noche y larga sorbos largos. Se ríe mientras empapa mi cabello y yo saboreo la amargura de estar con ella en esas condiciones. Muerdo sus senos, pellizco sus pezones, la penetro por las nalgas mientras ella aprieta fuerte la almohada con sus manos y me deja sodomizarla. Estamos fuera de control Estamos abusando de todo lo que hacemos. Yo estoy abusando de ella. No se si me ama o solo esta drogada. Solo se que la estoy haciendo mía y eso me gusta. Soy un hombre que quiere expulsar su semen sobre la blanca piel de mi Yanioska sometida. No puedo imaginarme otra cosa en este momento. Soy un 19
  • 20. animal. Soy un monstruo. Soy un miserable. Soy una peste. Ella esta sin estar o estando aquí, allá y en todas partes. La droga la conecta con todo. La droga la induce a todo. A mí. A mi oscuridad. A mi flagelo. Acaba de oler una línea más. Acaba de ver el otro lado. Ella se avienta en sus sueños extraños con los ojos abiertos y yo en medio de mi delirio, veo como su clítoris palpita y respira cada vez más y más fuerte. Ahora estoy hipnotizado. Ahora soy invisible. Ahora nadie me acompaña. Ahora el sudor me cubre. Luces nuevas traídas de la caja de la otra pandora. La de las trampas. La de los otros camino que muestran a Dios detrás de cámaras. La droga. Esencia ingeniosa de los hombres, que se adelantaron irrespetuosamente… Después vino el anochecer. Después hablamos abrazados en la cama en voz muy baja y yo le prometía cosas que no podía cumplir y ella me creía mansamente. Estamos rozándonos como renacidos. Estamos dándonos una bienvenida de sexo desmedido y sin una razón. Las horas caen pesadas sobre el silencio y Yanioska se ha dormido. Yo estoy muy despierto y me siento cansado por dentro. No hay deseos de ser, solo ansiedad de esconderse y no 20
  • 21. bostezar. Solo ser transparente. Solo dejar de ver a esa humanidad allí, en espera del otro día, entreteniéndose con la vulgaridad de su rutina y su ordinariez existencial, amparada de toda locura verdadera. El mundo es una abulia. El mundo esta estático. Mi mundo ahora esta muerto. Y yo he estado sepultado en el desde hace mucho tiempo. He abusado de mi mismo. Me he derretido sin remedio. Me he camuflado sutil entre las manos de Dios y no me vio inmiscuirme en sus asuntos. He engañado a todos. Me he mentido a mi mismo, como un insecto que saborea la basura singular de vivir en un mundo denso y caluroso. Yanioska es una luz. Yo soy una fotofobia. Ella es un abismo. Yo soy el vértigo desencadenado y loco. La humanidad continúa. Los seres buscan nuevos ideales a los cuales aferrarse y llegar a la grandeza. De llegar a la gloria. Yo no estoy interesado en esas cosas. A mi ya no me interesa nada. Y es tarde para cambiar el rumbo. La pendiente se hizo pesada y no hay regreso. No quiero que nada me toque. No quiero nada. Luchadores de vida día a día, trabajan con ojos cerrados y grilletes mentales en las manos, y lo hacen con amor. Lo hacen con infinita alegría. 21
  • 22. Yanioska se ha ido ya y la mañana me ha castigado con una resaca insoportable y mucho vomito. Me he quedado en cama y mis padres han venido a verme y se han marchado rápido, al ver el estado en el que se encuentra todo, especialmente yo. Me han reprochado mi relación con Yanioska y yo me he molestado. No por el hecho de que yo me sienta herido porque hablan mal de Yanioska. Yo no la amo. Que quede claro. Lo que ocurre es que no me gusta que nadie se meta en mis asuntos. Estoy solo de nuevo y ya es pasado el mediodía. No quiero hablar más. Debo creer simplemente en que hay algo que pueda ser verdad. No el pasado, porque ya lo deje muy atrás. Pero debe haber algo. Me estoy convirtiendo en un bicho raro. La gente se me hace extraña y mi soledad ya no me esta diciendo nada. Yanioska siempre esta presente y genera en mi una sensación de ansiedad que después se desvanece y yo no quiero decírselo porque temo quedarme totalmente solo porque soy un cobarde. Lo mejor es callarlo todo y mantener cerca a Yanioska hasta donde mas pueda. Y eso es un abuso. Estoy escogiendo por ella como me debe amar y me aprovecho porque se que ella me ama. Estoy corrompido por dentro. Estoy viciado. No tengo sentimientos. Soy un mercader de 22
  • 23. sensaciones. Soy un manipulador. Y por alguna extraña razón mi conciencia no me ha reprochado nada… Juego ejecutado en un ritual de mascaradas en donde la victima ve solo una cara, personalidades falsa de si mismas para confundir la otra alma. 23
  • 24. EN LA INFANCIA En la niñez todo es más sencillo. Y gracias a Dios que es así porque no podría imaginarme a una pobre criatura que apenas esta comenzando a vivir, llena de tribulaciones como yo. En la infancia los rayos de sol calientan hermosos tras las cortinas e invitan a jugar destempladamente por el verde césped. En la infancia las palabras ruedan indiferentes por nuestros oídos y no significan mayor cosa. Todo lo que cuenta son las acciones. Un abrazo paterno. Un beso de una madre cariñosa. Una fantasía sencilla detrás de tubos de cartón y juguetes de plástico. Un niño no conoce de celos ni conoce de pasiones carnales. Un niño no sabe nada de Dios ni de lo que se debe o no debe hacer. La ingenuidad lo cubre y ampara de todo mal y toda pena. Cuando se es tan pequeño un ángel guardián de alas nuevas, gigantes y preciosas corretea junto al infante y le da alivio y alegría. Cuando se empieza a vivir las horas y el tiempo es impreciso, no quiere decir nada, no sobra, no falta, no tortura ni reprocha. Cuando se es niño, no se puede perder el tiempo, porque no tiene valor, y lo que no vale nada no se consigue ni se pierde. Es irrelevante. 24
  • 25. Lluvia preciosa que cae del cielo en el jardín de los niños, y no son sino lagrimas del cielo, que aplaude feliz su mas hermosa creación temporal… Cuando yo era niño tenía juguetes de plástico y tubos de cartón. Cuando yo era niño tuve bendiciones de mi madre y disciplina de mi padre. Cuando yo empecé a vivir descubrí amargamente que tal vez no seria quien yo quería ser en la vida. Cuando mi vida comenzó estaba condenado a ser como soy, porque ya llevaba la marca en mí. Esa, la de Caín, la que dijo Hesse en su libro Demian. Esa misma que yo me descubrí alguna vez cuando me estaba bañando por dentro el alma con todo mi llanto y mi dolor una mañana cualquiera. Y entonces me di cuenta al mirarme en el viejo espejo de puntas quebradas del baño, que ya no era más un niño. Que ahora era otra cosa que caminaba, pensaba mal y sufría por las noches encadenado a las mantas de la cama fría de mi habitación. Entonces me di cuenta con repudio que el mundo era una mierda y que si no hacia algo pronto quedaría yo cubierto de pies a cabeza de esa misma mierda. Intente correrme a un costado a ver que pasaba, pero de todas formas todo eso me salpico. La vida se mostro a mi por fin tal cual era en realidad y detrás de 25
  • 26. esa demostración altanera vino la muerte, la mentira, el desamor y el desencanto. Yo aprendí bien las lecciones y me llene de errores en mi bitácora personal a lo cuales tuve yo el descaro insolente y caprichoso de llamarlos: Experiencia. Conversación cortada entre el alma y el todopoderoso, porque la central humana no percibió el pago mensual. Léase: Credulidad. Y es esa misma humanidad la que no permite restablecer la señal… El amor como pincelada vinilica intento trazar surcos coloridos en un oleo gris que estaba adelantando secretamente en el desván de mi cabeza. Pero mas adelante descubrí defraudado y cansado que el color se iba rápidamente y quedaba solo una mancha que no caía ni con cloro de rabia, ni con limpiador de resignación. La cicatriz se hacia perenne y en medio de una calle y otra se me vino volando a la mente una revelación indispensable y verdadera para el resto de mi vida: El amor duele. Y después de saberlo las noches se hicieron frías y solitarias y entonces camine vago y hastiado de mí, por amores sin sentido y cuerpos femeninos preciosos en los cuales deje lo mejor, pero no recibí lo que 26
  • 27. anhelaba. La jornada se hizo monótona y caí en cuenta que estaba pasando por lo que pasan todos los seres humanos: Estaba creciendo. Y eso me hizo sentir un objeto sin forma e inútil. Y los ojos me secretaron entonces la verdad: Todos eran fichas inertes e inservibles en el juego de la humanidad. Y yo quise no ser parte de esa manipulación y me salí del fichero. Y me quede solo… Lámpara de Aladino cubierta de cera que no permite salir al genio, no se puede frotar y no sirve para nada. Así son las reglas de la sociedad. Todos somos lámparas con un genio encerrado que se murió por dentro de tanto intentar salir sin éxito, por culpa de las leyes de cera… Humanos somnolientos mentalmente. Zombis programados para sobrevivir, si se es pobre, o despilfarrar obscenamente si se es rico. Pero las noches son iguales para ambos extremos ya sea sobre duras lozas o colchones de plumas: Mirando hacia el techo con las mantas hasta el cuello, siendo recriminados por la conciencia gris que dice una y otra vez: Basta. Pero el conformismo se hizo de fuertes entrañas y se aferra infeliz y cobarde detrás de esa conciencia y susurra 27
  • 28. provocador: Déjalo así. Y por ser humanos sin luz en el alma, hacemos caso tontamente y nos quedamos dormidos repletos de frasecillas de ánimo estúpidas y palmadas en la espalda consoladoras. Entonces Dios al vernos así, se compadece de nosotros y también se retira a dormir, suspirando resignado… 28
  • 29. EN LO ESENCIAL - En lo esencial, todo cabalga por paredes de cromo donde no podemos ver. En la esencia esta la verdad de mi ser, que se disloca. Todo espera de pie en lo primario. Solo podemos ver como todo da vueltas y se deshace en nuestras manos perecederas, esa es la esencia. Conocerla es entenderse a uno mismo. Es descubrirse estando a un lado. Es respetarse y respetar todo lo demás que nos rodea. Es no pisotear otra esencia. ¿Qué es lo esencial? ¿Dinero, tal vez? ¿Poder? ¿Belleza física? No. Lo esencial es comprenderse a uno mismo y después al universo. Es capturar con la respiración la vida del planeta y devolvérsela en forma de alma. Es no pisotear esas piedras del camino, es caminar sobre ellas. No es evitar los rayos del sol. Es trasmitirles nuestro calor humano. No es empaparse de lluvia. Es hidratar nuestro cuerpo. ¿Entiendes? - Creo entender algo de lo que dices…Le conteste a Yanioska, no muy convencido del todo - ¿Qué te pasa, te noto distante? 29
  • 30. - No es nada, es solo que…no entiendo por que me hablas de todas esas cosas del ser y todo eso…de un tiempo para acá, estas muy rara… - ¿Te incomoda que te hable de las cosas importantes de la vida? - No se si estos temas sean importantes en mi vida… - No lo dudo, últimamente te ves tan conforme con todo…creo que entre los dos se esta abriendo una grieta que cada vez se agranda mas… - Creo que lo mejor es abrirla del todo…adiós Yanioska – Dije con voz temblorosa - Que las buenas energías te acompañen…Contesto mirando fijamente a la pared Me levante del sillón y salí lentamente. Era como si dejara más que algo de mí al cerrar aquella puerta. Todo lo vivido después de tanto tiempo. Toda la magia impregnada. Todo terminaba con un simple adiós. Con un simple adiós… Asteroide que viaja por el universo de mi mente. Tu imagen amenazando la nave de mi corazón. Todos los recuerdos siempre están orbitando en el lado oscuro de 30
  • 31. nuestra luna cerebral. ¿Por qué le tenemos tanto miedo al amor? No percibí en que momento Yanioska empezó a cambiar tanto. Después de nuestro accidentado y fatídico viaje por las drogas, nada fue como antes. La recuperación fue lenta y dolorosa. Ella fue internada en una granja en las afueras de la ciudad, para desintoxicarse. El sitio era controlado por fanáticos evangélicos, que creían que con lecturas de salmos y proverbios, se podía limpiar la mente y luego el cuerpo. Yanioska estaba tan frágil, tan vulnerable, tan temerosa, que cada palabra era como un impacto en la sien. Las estrictas reglas y la abstinencia a las sustancias le destruyeron su adentro. Estaba cansada de esperar para nacer. Sentía que había muerto despierta y solo era un cadáver consciente. Finalmente salio de aquel lugar con una boleta de sanidad y su espíritu incinerado. Así me lo dijo el día que nos volvimos a encontrar después de un año. Yo por mi parte estuve en varias clínicas y tuve una recuperación más apacible. Todo pasa por mí como una leve llovizna que no se queda. En esos días me refugiaba en lecturas diversas que crecían en mí adentro como tallos sin tiempo. Tallos androides con voces que aun se escuchan en mi cuerpo. 31
  • 32. Tenía sueños con Yanioska en donde la veía con su rostro invadido por unas extrañas marcas, como un virus, como una lepra. Tal vez era el presagio de que ya no veía en ella su belleza de siempre. Era como descubrir su otra cara, la que nunca ven los ojos del amor, pero que tarde o temprano siempre se presenta. No es como ser niños que al no tener maldad en sus espíritus, no la pueden ver, es algo que no existe en ese universo pero que finalmente termina por penetrar en esas vidas y plantar los huevos de lo que después será el monstruo interno. Ser niño ¿Cómo seria? Sentir que puedes dormir acompañado de la fantasía que calienta y enternece. Ser inocente de todo y navegar por los mares hermosos de las cosas simples donde todo se impregna de esa magia. Una forma, una palabra, un momento, todo es maravilla. Lo que se atesora son cosas pequeñas y sin algún valor aparente, pero se les da esa valía tan única, que solo un niño puede dar. Mi vida tuvo muy poco de esa maravilla, pero igual la viví. Y la extraño tanto… Marionetas infantiles. Un sonido de campanas me atraviesa y yo corriendo. Pero no son sonidos celestiales…es la vida. Realidad recostada en ese fuego de dolor. Y como si fuera poco, el sol… 32
  • 33. Me enloquecía la separación de Yanioska. Así todo estuviera terminado el proceso de desintoxicación de un alma de otra alma es siempre agobiante. Siempre el amor marca el destino. Ya sea el amor de hembras y machos o si reflejas en la otra persona tu destino, es siempre igual, y yo no seria la excepción a la regla. Me cansaban las mañanas con sus amaneceres tan distantes y escondidos de todo. Tan eternos como el siempre. Temía el olvido de ella hacia mí y de esa manera despertaba oculto entre las sombras, como si quisiera que esa distancia no me encontrara. En la noche mi casa me era insuficiente. Tenia miedo de recaer en ella y a la vez estaba esa tonta sensación de libertad, tan inútil ¿Yo quería ser libre? No se si lo pedí. No hablo yo de oraciones Y esto por que estalla entonces. Ya no puedo parar. ¡¿Y si el sol entonces cae, para que vivir siempre bajo esa hermosa luna, si estoy solo?!...Algún alivio a de haber entre estas puertas que se abren y cierran frente a mi. Aunque tan solo y en silencio… Yo vi en tu respirar mi palpitar y fui dejándome llevar por esa arritmia enceguecido. Corrí bajo esos árboles arrulladores de hojas secas que se caen al dormirse en su vaivén. No quise escapar cuando pude y cuando escape 33
  • 34. descubrí con poca sorpresa que no quería. Así el desazón tocara mi hombro y me dijera vete, no se por que lo hizo. No si lo se, pero… ¿Por qué?... Finalmente atrapado en la vieja encrucijada un día cualquiera me largue de aquella ciudad y fui dejando todo atrás como las curvas de aquel camino que me alejaron para siempre de sus ojos grises que comparaba con el asfalto que me arrastraba lejos. Ya no ver esos ojos iluminados en la penumbra. Ya no iluminaron mas mi corazón y el frio se apodero de el rompiendo tu recuerdo. Ojos grises que ya no me entendieron como alguna vez lo hicieron de forma tan única. Es la hora de dormir. Voy buscando el viento encerrado en este oscuro cuarto que vaya silbando tu nombre. Viento que tarde o temprano amainara… 34
  • 35. EN EL CEMENTERIO Demasiadas hileras de tumbas en estas paredes, durmiendo en silencio. ¿Cuál de estos despojos se levantara para contar la historia final? Recuerdo a mi familia, la que ahora yace aquí, en mi época de niño. Siempre en las sombras, como un extraño al acecho de un descuido, listo para arrebatar un poco de cariño. Siempre con ganas de ingresar. Pero nunca hice parte. Con una risa fingida en los labios cada vez que la bofetada del desprecio golpeo mi rostro en silencioso dolor. Me duele todavía, pero bien es cierto, nunca hice parte. Siempre un niño solitario en busca de su sangre, en busca de su hogar tan anhelado, pero solo fui el huésped indeseado. ¡Hipócritas! Yo siempre supe que nunca hice parte. No me importa. No me hacen falta, no los necesito. Solo vengo a este sitio y disfruto del silencio. Por lado y lado lapidas y flores en concierto inacabable. Este viento frio sopla en mi rostro en este atardecer, y sin embargo, ¡Es tan cálido! Es como una tierna caricia en primavera. Tantos nombres aquí encerados y el mundo afuera continua. Ángeles piadosos custodian este lugar y yo tan profano…Pero no puedo evitar el venir aquí. Aquí, en donde el tiempo ya no existe. Tampoco existen ni el bien 35
  • 36. ni el mal. En el cementerio todo ha terminado, solo el final custodia este paisaje. Y yo soy libre. Mi espíritu se escapa hacia otras partes. Como si de repente fuera una nueva alma. No existe mi odio ni mis miedos, ni el vacio del futuro, o el horror del pasado. Nada. Aquí solo es nada…Mis pasos infinitos entre tumbas inmortales. Mi mirada traspasando el horizonte hasta la inmensidad imaginaria. A veces vuelvo en si y observo a Yanioska ansiosamente. Su mirada como la mía. Sus puños cerrados. Es como una estatua en el mausoleo. Pero una estatua hermosa, sensual y solo para mí, como este cementerio. Flores blancas, flores negras, flores de lágrimas y flores de sangre. Todas sembradas muy adentro mío, y que hermosas son… Veo el pequeño bosque alrededor. Veo extrañas figuras que no alcanzo a comprender. Me traiciona la percepción y creo ver ojos que nos husmean. Parecen como cuerpos en libertad, separados del estorbo de la masa. No se si es hayan seres condenados y quebrados atados a este lugar. Sufriendo lluvias y soles ligados a estas lapidas amarillentas. No me imagino un mundo extraterrenal en 36
  • 37. donde estos seres sean habitantes. Habitantes de la noche, no del día. Día iluminado Que arruina todo con la claridad. Si están ¿Por qué no me hablan? Si yo estoy aquí dando vueltas también condenado a estas rejas invisibles que son el claustro de un alma condenada por algún viejo diablo. Y nunca perdonado… De repente Yanioska se detiene y se queda observando hacia el ocaso. La parvada cruza el cielo en sincrónico vuelo geométrico. Ella se queda colgada en el cuadro y yo me aparto para no desentonar. Pétalos caídos y marchitos adornan el suelo por donde voy. Es como ir descalzo sobre el agua. Es solo ser. - ¿Nunca te has preguntado a donde vamos al morir? ¿Dónde esta el mas allá? - No Yanioska. Esas cosas no me interesan. Si no creo en un futuro en vida, mucho menos en uno en la muerte. - Entiendo, pero ¿y si existiese? ¿Si mi alma fuera a otro lado, lejos de mi cuerpo? - Entonces empieza a rezar y a ir a misa todos los días, cada momento es valioso para tu salvación… 37
  • 38. - Ridículo…Tú sabes que yo no creo en esas cosas. Es solo que pienso que la religión nada tiene que ver con nuestra esencia y…en fin…es muy complicado. - ¿Tu crees en el alma? – Pregunte. - Creo que todos hacemos parte de algo. De Dios si lo quieres llamar así, y también creo que al morir, volvemos a esa forma superior. Yo creo en el alma, en la esencia de nuestras vidas. Al morir, volveré a formar parte del todo. A un principio ¿Qué opinas? - Hace poco leí en un libro que cuando algo termina, es un buen presagio de lo que vendrá. Yo creo que eso es cierto. Es todo. Yanioska no me contesto. Siguió abstraída en su divagar y yo me dedique de lleno a descifrar mis sentimientos. El viento frio era como una gran ave dispuesta a derribarnos con el batir de sus alas. No se por que entonces, sentí el deseo de salir corriendo del cementerio. El olor se me hizo más penetrante, más nauseabundo. Todo tomo un color azul desagradable y sentí nauseas. El color de las flores muertas se me hizo estorboso para la mirada y cerré los ojos, presa de un mareo atroz. Y al cerrarlos descubrí en mi interior mucha luz. Cada vez más y más resplandeciente. Era como estar a la orilla de 38
  • 39. un mar tan ancho como el cielo y supe que ese era mi mar perdido adentro mío. Me quede entonces contemplando las maravillas que tal vez no volvería a ver nunca. La blanca arena, la suave brisa, el horizonte naranja y sobre todas las cosas, la paz. ¡Que momento tan sublime! Todo el color de un cielo jamás visto en mi vida resumido en esta hermosura. Todo dentro de la piel. No temería si quedara yo atrapado aquí. Pero entonces de nuevo. Pero entonces soplo el viento de nuevo y me borro hasta el suelo que pisaba. Y volví a abrir mis ojos…Todo estaba allí, donde lo deje por un momento, pero algo había cambiado sin duda. La ciudad se había quedado en silencio, pues no se oían ruidos lejanos, todo era un desierto sin madres. El alud venia del olvido de lo que no hablamos nunca. Los pétalos desperdigados por el suelo eran un código que cifraba algo eterno. El olor que ahora volvía era como de hielo. 39
  • 40. Las tumbas eran como portales extraordinarios que ocultaban el gran secreto. Yanioska, un ángel con alas invisibles, respirando a mi lado. Y yo, no era nada allí. 40
  • 41. EN LA NOCHE (1) Abril los ojos y descubrí: Hoy estamos en la noche. Nunca estuve tan bien como esto. Las estrellas salpicando la inigualable caja celeste, y yo ahí, solo en la noche. Porque mi piel esta hecha con esta oscuridad. Como alambres infinitos en el cielo, así esta adornada esta noche. Luna y un satélite imaginario más, solo para mí. Cometas corriendo presurosos en el espacio, alineados para el fin. Mi cabeza hundida en el firmamento y Dios haciendo por un momento las paces conmigo, en esta noche. Un cigarrillo y mil calles donde ir, solo, esquivando sombras perpetúas como un fugitivo de los pensamientos voraces del otoño interior. Las luces incandescentes de los faroles y las bombillas electrónicas. Fogonazos de automóviles y alientos humanos transeúntes. Avisos multicolores y yo, solo con mi espíritu, libre de la mascarada. De noche todos los hombres son gatos. Los hombres que no son blancos, que no son negros. Son grises. Están esos y estoy yo… Clavicornio armonioso, lléname de sonidos que ayuden a adornar mi sordera, que no tiene remedio. 41
  • 42. Me senté en los andenes, aquí en la noche, y vi pasar historias como formas delante de mí. Vi las brujas, todas ellas tan hermosas, volando en busca del amor que no volvió por sus veredas. Sentado en los andenes, aquí en la noche, vi pasar el dinero degradante de los hombres, para los que ya es muy tarde. Como pensar y actuar de igual manera si a duras penas esta vida alcanza para hacer una de las dos cosas. Sentado en los andenes, aquí en la noche, vi pasar los rayos de violencia y al fin la guerra, consumió el camino. Nos borro el sendero. Cobijado en el precioso manto negro de esta noche, comprendo todo por fin y descifre en pocos minutos el mundo en el que vivo. Huyen todos los seres fantasiosos en el mundo de los locos, donde se dejan ver con descaro. Y quien es loco al fin si ya no creo que nadie sea cuerdo, de serlo, no estaría en este mundo…Sentado en los andenes, aquí en la noche, descubrí mis huellas secándose en las piedras que pise al llegar acá. La melodía inacabable de esta noche me inundo los oídos y el alma. Estoy feliz. Estoy oculto. Estoy encontrado. Alguien vuelve a pasar por enésima vez por la otra acera y yo comprendo que todo es una pantalla. Todo es un panorama móvil, colgado por cuerdas de Nylon. 42
  • 43. Sentado en los andenes, rendido por la espera me quede dormido y hasta en mis sueños percibí la dulzura dolorosa de estar aquí, en la noche… 43
  • 44. EN LA DROGA Yanioska estaba sentada frente a mí con la nariz llena. Viva, pero ausente. Era como si cayera desde un lugar muy lejano de su mente. Sus ojos tan vidriosos de estar sumida en la droga. Tengo miedo por ella y siento pena por los dos. Ella llora y se deshace en lágrimas. Yo también tengo mi nariz llena. El color ha desaparecido y todo es sepia para mí. Los ecos de los lamentos de Yanioska retumban una y otra vez en la habitación. Las formas se ponen borrosas y deformes. De repente abro los ojos y me veo sentado frente a mí. Ahora yo soy Yanioska. Siento el frio y mi pulso acelerado. Me duele el alma, partida en dos. Mi sangre corre pesadamente y ¡Que difícil es sangrar como ella! Ahora soy yo de nuevo. Una risa vulgar me invade y mis zapatos se disponen a devorarme. Un cigarrillo encendido es un faro en la noche oscura y marítima. Siento mi historia hormigueando mi piel. A veces es muy duro hablar sobre uno mismo. Como un comodín, soy dado una y otra vez en la baraja. No quiero soltar mi cuerpo de esta tensión. Los espíritus me invaden y tratan de desmembrarme… 44
  • 45. Tropiezo sin final en la espiralada escalera de la vida, como un balón cósmico desinflado. El sueño ha terminado para mí. Han pasado varias semanas y no he vuelto a saber nada de Yanioska. No contesta el teléfono y en las dos ocasiones en las que fui a buscarla su madre guardo silencio y no dio ninguna información. No me queda más remedio que esperar a que aparezca. Estos días en especial son inmundos. Siento como si nada tuviera sentido, como si el mundo en el que me despierto cada día fuera peor de vez en vez. Solo las drogas me apartan de la realidad. Solo en las drogas todo el dolor desaparece, así sea por un rato. Yo se, soy un drogadicto. He caído por necedad interior y me he quedado por curiosidad científica. Quiero ver que más puede dar mi cuerpo en este estado y hasta donde lo puedo llevar. Nada me obliga a hacerlo, pero no quiero dejarlo. Recuerdo la primera vez que nos drogamos. Fue en casa de Yanioska. Estábamos tristes y entonces ella preparo las líneas. Mi primera inhalación me dejo los ojos volteados, pero trascendí. Ahora soy como un eslabón suelto. En mi casa ya lo han notado. Mi madre esta asustada y me agobia con miles de preguntas que se 45
  • 46. estrellan en mi pétreo silencio. Mi padre no dice nada, solo me mira y baja la mirada. No lo culpo. Siempre ha sufrido de miedo. Solo Yanioska me comprende. Solo su entrega me hace hombre ante mis ojos. Solo su compañía me hace humano. No se que hacer sin ella. La necesito… Bombas blancas en el parque de los niños del cual fui expulsado por no tener alma. Los meses seguían transcurriendo y yo metamorfeaba cada vez mas. Mi rostro desconocido en el espejo interior. Mis manos temblorosas como las aguas agitadas. Mi andar lento y sin rumbo por la ruta de la vida. Todo vino a chocar frente a mí, volándome en mil pedazos, como una porcelana sin valor que se tira a la ventura. Finalmente todo perdió su importancia y lo deje, fue mas fuerte el amor que siento por mi propio ser, que la compasión externa. Decidí intuir los miedos de mi alma para encararlos de una vez. No fue fácil alejarme de los vicios, pero finalmente lo conseguí. La idea de recuperarme fue valiosa por el deseo de que Yanioska me viera de nuevo fortalecido e inmerso en novedad. Delate el renacer de mi piel en la suavidad de los días con 46
  • 47. calma. Todo abrigo de fe apareció con la mañana y el sol sinfín. Nuevas pieles enrolladas en los dedos. Todo se modifica, completa el círculo laxo y vuelve a ser como fue… Vi la tarde herida descender lentamente en una vieja silla de una biblioteca. Entonces la vi entrar. Sus ojos envueltos en un nuevo y extraño brillo. Me vio y se detuvo ensoñadora. No necesitamos palabras. Yo me puse de pie y camine dudando a cada paso. Nos quedamos los dos, solitarios en el medio de la nada de gentes que nos rodeaban. Vi pasar toda la razón de no tener que verla de nuevo en un segundo. Nos abrazamos y ya nada importo. Habían pasado casi dos años desde la última vez que habíamos estado juntos. Me entere de sus días en el centro de rehabilitación y de cómo había podido continuar despertando día tras día. Pensé por momentos en su alma desnuda bajo el árbol, silenciosa y temerosa de caer al fondo del pozo. Fue larga su historia y yo la escuche atento. Conservaba su gracia, pero sus manos se quedaron en otra parte. Sus manos que eran sus alas, ya no las tenia. Las que estaban entre las mías eran frías y no me tocaban pero pensé que era el tiempo 47
  • 48. que había pasado el que me engañaba con respecto a su calidez y lo olvide pronto. Sentí su calor y mi cuerpo reacciono como las nubes que se dispersan con la luz. Y descubrí: era mi alborada. Lagos que se secan con el calor infinito de alguna vez en que el creador calentó su invento demasiado… 48
  • 49. EN LOS SECRETOS Secretos entre Yanioska y yo. Secretos en la madrugada mientras ella duerme y yo la escucho pensativo, lentamente. Pase mi dedo índice por sus curvas y comprendí que estaba enamorado. Secretos. Secretos que no se si se podrán desenvolver con facilidad, como un regalo navideño mal envuelto. Me levanto con cautela y voy hasta la cocina y me sirvo un vaso de leche. Esta agria, pero no me importa. Secretos. Todo lo que una pareja no se confiesa por defensa propia. Hace poco la conocí y ahora por ella vivo extasiado. No la amo. Solo necesito estar con ella. La calma empieza a convertirse en trastorno después de las 4 AM. El monstruo que habita las calles se empieza a desperezar. Los primeros autos empiezan a rodar impertinentes y vulgares. Los repartidores de periódicos empiezan a desdoblar el alba, junto al papel impreso poco antes. Puertas que se abren y se cierran en las casas con temor y voracidad. Tacones como ecos en la gruta de los sueños despiertos se escuchan en alguna planicie casera olvidada. La ciudad se esta poniendo de pie para el nuevo día. Y Yanioska y yo, enfundaremos de nuevo nuestros secretos y nos iremos también a hacer lo nuestro. 49
  • 50. Babilonia comprimida en un cubo de sal, con el cual aderezar la melodía infatigable de un bebe que esta llorando… Yanioska abrió lo ojos y se quedo mirándome. Algo silbo por lo bajo y me encontró por la espalda. Era esa misma sensación, como cuando estuve en la iglesia. Secretos. Interminables entre ella y yo. Jamás le contare toda mi historia, tal cual como ocurrió. Ella nunca delatara a quien amo y a quien no. Veo esos secretos sementar un muro enorme y blanco como el marfil entre nosotros. Acabamos de hacer el amor por vez primera y yo pensando en esto. Alguien me marco con un hierro incandescente de incredulidad y llanto. Y así me quede. No se me ve en la piel, pero sin duda así es esto. Yanioska entrometida en mis pensamientos sabe que algo estoy pensando y me pregunta a carta abierta que es lo que me pasa. Yo miento y acumulo secretos entre los dos una y otra vez. Es como un paso de aguas sucias que se almacenan en el tanque interior y tarde o temprano se salen por los bordes y los aleros de la mente y el espíritu. - ¿Estas bien? 50
  • 51. - Contigo Yanioska, siempre estaré mejor… - Dije sellando así, de una manera antigua, con cera, un secreto mas. Favores de ruegos sagrados pronunciados mentalmente entre la luna y la piedad del creador, que por ratos ya no cree en nosotros. Nos levantamos presurosos pues la luz del verano se filtro por las cortinas verde aceituna de la habitación de Yanioska. Ella salió presurosa y yo detrás de ella, entre risas infantiles, pues en el afán nos descubrimos como somos en realidad. Y nos sentimos bien., Y no se por que me quede mirándola en el ascensor mientras cerrábamos los ojos y nos besábamos con un infinito sentimiento de complicidad de esencia lujuriosa. Ella se despido mientras chiflaba como un chico llamando un taxi. Me reí a carcajadas y seguí mi camino a pie mientras pensaba en los secretos entre ella y yo. No cabe duda: No todo se puede decir en una relación. Y si alguien dice que entre el y su pareja no hay secretos, para mi, es un gil. Precisión de ballesta en la manzana de mi mente, disparada por tu vocación irremediable de Guillermo 51
  • 52. Tell, en el árbol de Adán Y Eva, donde cualquiera puede ser serpiente, cascabel y pecado. Secretos. Siempre la misma historia. El secreto es como una trampa que el hombre se da así mismo para sacar ventaja sobre otro. En una relación, es para sacar esa misma ventaja sobre si mismo. Es como tener una cara de naipe bajo la manga que se usa una y otra vez sin que los demás jugadores se den cuenta del engaño. Porque el secreto es eso: Un engaño que oculta ya bien sea una mentira o una verdad. Yanioska nunca vio que yo en realidad tenía una baraja entera debajo de las mangas, dentro de los bolsillos y sobre todo, en mi boca. Esgrimí con total perfección toda clase de falsedades redentoras de mi lengua para hacer que ella se enamorara de mí. Pero yo nunca la ame. Quiero repetirlo por enésima vez. Los secretos siempre han sido como el sonido de un sintetizador eclesiástico de fondo, que empaña toda mi vida. Secretos para uno. Secretos para muchos. Pero los mejores secretos han sido los que tengo solo para mí. Porque si hay alguien que me sepa hacer trampas, ese soy yo mismo. Mi mitomanía es tan seductora que me entrego a ella cada noche, completamente desnudo ante mis ojos y ante mis propios dolores que se entrelazan 52
  • 53. amablemente con la luz de la luna y procrean febrilmente un doblez mas en mi moral y en cada pliegue frío y calculador de mi cerebro, envolviéndome con el humo vil de aparentar ser, lo que nunca he sido en mi vida…Y si alguien sufrió de ese látigo tan duro, esa fue Yanioska. Pieles de mimbres resecos tejidos por las manos de la vulgaridad, que se camufla inteligente en los brazos de la mentira, que es la otra fiebre que me calienta las sienes húmedas de mi mismo… 53
  • 54. EN EL OCEANO Después de separarme de Yanioska decidí tomar unas pequeñas vacaciones y las costas fueron mi boleto de ida. Me instale en un cuarto con vista al mar y baje en horas nocturnas a caminar por la playa. La esperanza me decía que mañana empezarían nuevos días. Me sentí reconfortado por la brisa cálida del Caribe y una sonrisa, un poco tonta, se asomo en mis labios. Yanioska. ¿Cómo estará? No se ni me debe importar, me repito mientras continúo caminando rumbo al viejo faro, tan famosos como la propia ciudad amurallada de coral y algas azules. La gente que pasa por mi lado me saluda bulliciosamente. Es el carnaval. Quisiera ser como estas personas animadas y constantes, con vidas tranquilas y mentes sosegadas. ¿Qué me paso? ¿En que momento me volví tan gris y acartonado? Por fin he llegado a la entrada del faro. Esta repleta de turistas y casetas donde todo el mundo esta bebiendo. Me siento sobre el muro milenario y me quedo observando distraído a los niños de la región, moviendo sus cuerpos con un ritmo y una pericia absolutamente envidiables. A mi nadie me enseño a bailar cuando era niño. A mi nadie me enseño a vivir en la realidad. 54
  • 55. Señales de transito en el cielo por el paso de las aves, agarran a contramano mil gaviotas, hasta ahogarlas en el azul eterno de la propia codicia, y esas gaviotas no son otra cosa que nuestros verdaderos sueños… Son buenos estos días junto al océano. Allá, hasta donde llega la mirada y el cielo y el límite líquido se vuelven uno solo. Todos necesitamos días para descansar y no hacer nada. No existe el afán, ni las visitas inoportunas, ni los quehaceres. Pero yo confieso que me siento bastante culpable de estar perdiendo así el tiempo. Nos cuadriculamos tanto a la rutina, que cuando estamos lejos de ella, sentimos lo mismo que un amante infiel y traicionero. Decidí salir a deambular por toda la costa y por que no, montar un rato en alguna lancha, y disfrutar del paisaje. El sol del mediodía ahoga un poco mi vista y entonces le compro a un vendedor ambulante unas gafas oscuras. Me quedan bien, he de confesar. Un mulato esta parado sobre una pequeña barca y yo le pregunto el costo de un pequeño recorrido. El me dice que solo faltan dos personas para completar el viaje y yo le digo que cuente conmigo. Estoy por subir a al embarcación, cuando recuerdo que tengo que hacer una llamada urgente a casa de mis padres. Le digo al operario acuático que me 55
  • 56. espere un segundo y corro presuroso a una cabina telefónica. Estoy alegre, Estoy tranquilo. Hoy será un buen día. - Hola Papa ¿Cómo estas? - Hijo, menos mal llamaste. Te tengo malas noticias - ¿Qué ocurre? - Yanioska esta en el hospital. Esta muy grave… Océano incandescente y verde azul, furioso en la marejada del viento acusador, que nos recuerda que en este mundo, no somos nada… Compre el boleto de regreso y el viaje se me hizo el mas largo de mi vida. No se por que pensaba que yo no tenia que estar viajando por Yanioska. ¡A mi que diablos me importa lo que le pase! Pero sentía el compromiso social de ir a ver que fue lo que le paso. Como siempre la entrada al área de urgencias de cualquier hospital en insoportable. Es como estar en un sitio en donde nadie habla mi idioma. Allá en el fondo están sentados los padres de Yanioska que me miran con 56
  • 57. algo de rabia. Yo lo percibo pero saco mi coraza de hipocresía y cordialidad. - ¿Cómo esta Yanioska? -Poniendo cara mal fingida de interés - Mal. Gracias – Contesta la madre de ella sin mirarme. Al parecer tuvo una recaída con la heroína y se le había pasado la mano, teniendo una sobredosis. Claro, ante los ojos de todos yo era el responsable de la adicción de Yanioska. Igual, me importaba un bledo explicarles que en realidad fue ella la que introdujo las drogas en nuestra relación. Sui padre esta con los ojos enrojecidos por el llanto, en un instante se queda mirándome con odio infinito y yo me quedo sosteniéndole la mirada con un gesto imbecil. El se pone de pie, avanza hacia mi y me propina un golpe en la mandíbula que me manda de bruces al suelo. Algunas enfermeras y un medico lo atajan en la inevitable paliza. - ¡No se vuelva a acercar a mi hija, maricon! – Me grita mientras yo recojo mi cobardía del suelo y me alejo entre la mirada sorprendida de todos os presentes en la sala de 57
  • 58. urgencias de aquel hospital. No se en que coños estaba pensando yo al ir a ver como estaba Yanioska después de todo lo que había pasado. Me lo tenia merecido por meterme en lo que no me importa. Y en realidad, que poco me importaba… Faro falico violador del cielo que en su ciclo ciclope señala la ruta de las barcas perdidas en la noche negra, la que siempre ha cobijado mi vista, mi alma y mi vida… 58
  • 59. EN LA LOCURA Yanioska conoció a estas personas una tarde de ferias en la plaza principal del centro. Íbamos caminando indiferentes a través de las hileras de vendedores acomodados en pequeños cubículos de colores circenses y apocados. Yo compre algunas manillas de cuentas y obsequie gracioso una de ellas a Yanioska, quien me beso la mejilla con ternura una tarde lluviosa de mayo. Entonces pasamos por la caseta de la adivina charlatana y hecha quedo encantada con las predicciones. La supuesta adivinadora le dio una tarjeta con la promesa de enseñarle todos los secretos del mundo psíquico. Así fue entonces que ella cayó como una madeja de hilo que se desarma mientras va rodando cuesta abajo. Recién salida de la rehabilitación por su adicción, estaba más maleable que nunca. Ella percibió que eso podría ser una respuesta. Yo sabía que perdería el tiempo y su dinero irremediablemente. Sin duda eso nos marco de modo permanente en nuestras mentes. Drogadictos. Como empezaba a pesar ese titulo marcado en un marbete simple sobre nuestras cabezas. Ella ya no coordinaba bien algunas cosas. La paranoia era su nueva compañera, al igual que esa manía imparable de beber 59
  • 60. una taza tras otra de tinto, cargado y sin azúcar que la ponía aun más paranoica de lo que ya era. Yo empecé a percibir que algo se esta rompiendo como cuando se camina sobre un hielo muy delgado que empieza a destilar el sonido: Crac, Una y otra vez a medida que uno va pasando. Así empecé yo a percibir lo mismo en mi relación con Yanioska. En ocasiones inclusive, ella me llamaba y yo o bien me hacia negar, o la esquiaba con excusas patéticas como que me dolía la cabeza, o que estaba con diarrea, o tenia que ir a visitar a algún pariente enfermo. La verdad me aburría salir con ella. No hablaba sino de las energías mantricas, del poder cósmico de las estrellas, de la cábala mística de los números de nacimiento. Todo ese esoterismo me empujaba a salir corriendo asustado. Ya me conocía bien y sabía que en el fondo, no creía yo en nada. Menos en esas tonterías alucinantes de la época gitana desdobladas en territorios galácticos. Rostros que me miran alrededor y me gritan un nombre secreto, que hace parpadear las estrellas de acuarela del lienzo santo donde Dios pinto la vía láctea, cada vez que digo: No. 60
  • 61. Yanioska cada vez se retiraba más y más del mundo que la rodeaba y se enclaustraba en su propio universo. Empezó a cambiar las cosas de la casa de lugar, pues decía que todo tenía un orden armonioso que alimentaba el Darma y que si los colores no eran propicios alrededor, eso llamara masa un mal Karma. Empezó un vegetarianismo que sumado al tiempo en que estuvo en recuperación, la dejaron con una palidez malsana y casi en los huesos. Yo me sentía culpable de verla cada vez menos atractiva físicamente, pero a la vez también era consciente que independientemente de eso, ella ya no me atraía. Algo dentro de mí, había muerto. De nuevo. Ligas de acordes de plástico, cayendo presurosos en las octavillas, para demostrar destempladamente que todo lo que no se conserva, se esfuma como la espuma del mar cuando la pisamos alegres y risueños en la arena. Los estragos de la nueva fascinación de Yanioska colocaron la puntada final un día que me llamo extrañamente animada una tarde soleada de domingo. Me dijo que quería salir a caminar conmigo por las calles del centro porque el día estaba muy hermoso. Yo estaba 61
  • 62. completamente aburrido en la casa y decidí aceptar la invitación como el que le dice si a cualquier cosa. Llegue al sitio de encuentro y de inmediato sentí como un calambre que me paralizo hasta los pies. Allí estaba de pie, con una falda de colores chillones, un cordón anudado en la frente y un tercer ojo pegado con alguna resina barata en el medio de las cejas. Una camisa que le quedaba gigante como una bandera de un país más grande. Toda ella era como un choque de colores de dos paletas cromáticas ebrias. Cuentas en collares, pulseras de manos, pies, aretes gigantes, aspecto gitano de cliché de película psicodélica. La gente la miraba y se reía y yo maldecía por lo bajo pues sentía vergüenza ajena por ella y vergüenza propia por estar con ella en ese momento. Hablaba como loca aficionada de cosas que ni ella misma sabia que eran. Mi rostro enfurecido y mi ceño fruncido parecían no detenerla y era como una caneca de basura parlante que no paraba de botar basura por el orificio bucal. Finalmente, a la altura de la entrada a cerro de monserrate, grite desesperado y le dije: ¡Basta! Ella se quedo mirándome medio sorprendida, medio apocada. Yo respire profundamente mientras me agachaba para tomar mas aliento. Yanioska asomo una lágrima indiscreta y no diciendo nada, se retiro en silencio. Me 62
  • 63. quede mirando sus sandalias mugrosas de hippie mal armada, mientras se alejaban calle abajo. Un ladrido de un perro y una canción barata de cantina inmunda fueron el fondo sonoro de su retiro. Estaba harto de Yanioska. Me sentí feliz de que se fuera. Era como lanzar un lastre pesadísimo lejos y sentir el alivio. Porque n eso se había transformado ella para mí: En un lastre. Y yo soy muy perezoso para los trabajos pesados. Siempre he sido muy perezoso para todo en mi vida. Corneta santa que se dejo escuchar por toda la tierra no prometida como anunciando el final. Castigos terribles asoman por detrás de las nubes oscuras del cielo en la tarde plomiza del fin de los tiempos…Y yo durmiendo. 63
  • 64. EN LAS PALABRAS Ya no creo en el poder de las palabras. Ya no representan nada más que significados huecos que caen rodantes en nuestro cerebro, disparan un código, una sensación, una respuesta y ya. No creo yo en lo que pueden llegar a trasmitir las palabras. Es como un conjunto de luces navideñas que ya no alumbran por que una de ellas esta fundida y para repararla, hay que ir a mirarlas una por una. El silencio me parece más intrigante. A pesar de su señal vacía oculta misterios inconfesables que yo quisiera descubrir. Los silencios. El no ruido. La negación de toda presencia. El silencio. Sin embargo, es más completo y complejo que cualquier otra cosa que yo haya deseado saber. Las voces. Recolecciones de palabras. No tiene que ver el quien las diga, ni el como se digan, al final, son solo palabras. Decodificaciones aburridas escogidas minuciosamente por un ente controlador que se creyó más listo y exitoso y entonces las recopilo para su beneficio propio. Y ni hablar de la historias de Babel. Un ejemplo exacto de la manipulación a través de la ignorancia y la desinformación. Una prueba de lo implacable destino humano. ¿Y las razones? Yo no se los por que, solo noto la herida y meto el dedo fuertísimo en 64
  • 65. la llaga, para ver quien se queja. Para ver que demonios pasa. Recuerdos como una catarata de vinilo color azul cayendo sobre el verde planetario que indica de manera profética, que todo lo que vive, debe morir, porque si, porque todas estas cosas son necesarias. Y Yanioska si que estaba llena de palabras. Me llamo tarde en la noche para decirme que me ama. Que sin mi ella no puede vivir y que quiere que nos vayamos a vivir juntos. Hay vuelve de nuevo ese juego de palabras. Ella no sabe nada de mí, pero dice que soy su vida. ¿No es absurdo que una mujer diga eso? Ellas que tienen ese sexto sentido para percibirlo todo, no pueden ver cuando algún sentimiento no es verdadero. Ella que tan inteligente me parecía, no pudo percibirme a mí. Y yo tan pendejo como siempre, diciendo si, cuando se que quiero decir que no. ¡Y claro que le dije que si! Unas semanas después estábamos compartiendo juntos un pequeño espacio al noroccidente de la ciudad. Yo me sentía un poco extraño en realidad. Allí estaba ella, invadiendo todos mis espacios, recalcando su presencia en cada lugar que yo habitaba, como diciéndome: Eres mío. Y yo nunca 65
  • 66. he sido de nadie. Yo no se lo que es eso. Además estaba la maldita droga que nos iba a matar. Era como estar en el nido de una araña, completamente envuelto en una red pegajosa y sucia. Así era estar viviendo con Yanioska. Lagrimas de cera que se pegan en la cara para siempre, como una señal indeleble de que somos presos de nuestra propia libertad, la misma que nunca sabemos defender ni respetar, por estar jugando en la ironía de ser libres… Los días pasaban y nuestra vivienda se empezó a parecer mas a un asilo de indigentes: Periódicos desperdigados por el suelo cubierto de polvo, jeringas esparcidas en la sala y en el cuarto, como un campo minado de vicios, colillas de cigarrillos y marihuana por doquier, platos sucios, botellas de cerveza, vino y gaseosa unas encima de otras como en apareamiento, ropas sucias colgadas en todos lados, como un cuento macabro y poco aseado…En la intermitencia de mi cordura yo percibía eso y sentía mas ganas de vomitar aun. Yanioska, como siempre medio desnuda sobre la cama. O en el baño, con sus grandes ojeras y la boca reseca, entonces llegaba otra vez el jibaro habitual con los gramos, cada vez más rendidos, que me sacaban de quicio, además siempre estaba 66
  • 67. cobrándonos más y más caro. Ir al cajero por más dinero para comprar vicio era nuestro rictus sagrado de todos los días. Nos íbamos a morir de seguro. Y sin embargo, vivíamos riéndonos. Riéndonos de nada. Y haciendo el amor. Para mí, era como estar teniendo sexo con esa misma nada. Yo no se que seria para Yanioska y no me interesa saberlo. Cada dosis era más insuficiente que a anterior, entonces había que aumentarla. Cada viaje se hacia mas extraño y note descorazonado que llevaba días sin hablar con Yanioska. Ya hasta las palabras, que para mi no significan nada, pero que por razones amorfas en mi ser son necesaria, nos abandonaron. Las palabras habían capotado y se ausentaron de nuestras vidas, pero el problema era que no había nada con que reemplazarlas y eso es una especie de muerte en vida de los sentimientos. Solo estábamos ahí tirados como dos maniquíes desnudos. Nos inyectábamos, follabamos, y de nuevo nos drogábamos. La luz me empezó a dar pavor y mantenía las persianas corridas y los bombillos apagados. En ocasiones ella empezaba a reírse a carcajadas y yo gritaba espantado pensando que esas risas me iban a devorar y lloraba como un niño ante el inevitable temor de saber bien que era lo que estaba pasando. Esos mismos gritos debieron ser los que 67
  • 68. pusieron en alerta a los vecinos quienes finalmente, no se como diablos, contactaron a nuestros padres, los cuales llegaron con caras de preocupación y miedo a sacarnos del nido de la serpiente. Lo único que recuerdo son las caricias de mi madre, antes de caer desplomado como una hoja de papel que se arroja al suelo por innecesaria y se extiende dulcemente en el suelo, sin ninguna pretensión de ser útil. Lapiceros indelebles de ebriedad astral, que disparan frases estelares y fugaces, como las estrellas que alumbran la nada, cuando nadie las puede ver… 68
  • 69. EN LAS CADENAS Todo se vuelve como una cadena. Todo empieza a envolver nuestras manos y nos ata fuerte hasta detenernos la circulación. Esas son las cadenas. Como todas las que llevo colgadas en mi cuello. Cadenas. Yo solo quiero por ahora volver a ver el sol. Yanioska según me dijeron, hace días que no sale de su casa. Esta muy mal. Yo se que se esta drogando mas de la cuenta pero no me importa. Yo tambien me estoy tronchando hasta el infinito. Solo tengo malos viajes. Abro la nevera y veo todo en blanco y negro. Ya no hay colores en mi vida. Maldita Yanioska. ¿Por qué terminamos en esto? No la quiero ver más. No quiero saber nada de ella. Me enrollo en sus malditas necesidades, en su infeliz alma y yo tan tonto caí, solo por querer estar con ella. Por necio. Yo nunca necesite de esto. Yo no la amo. Solo quería tener su cuerpo y su compañía, pero se que no la amo. Estoy viendo las últimas fotos reveladas de nuestro paseo a la sierra nevada de Santa Marta. La muy perra se quería lanzar desde un abismo y yo como un imbecil la detuve para salvarle la vida. ¡Y quien va a salvar ahora la mía! Estoy aquí sentado en un rincón de mi cuarto atando una banda elástica en mi brazo mientras intento con poco 69
  • 70. pulso insertar la aguja en mi ennegrecida vena para inyectarme un poco de heroína que me va a poner mal. Tengo mucha necesidad de hacerlo pero se que si me inyecto me voy a morir. Las lágrimas ruedan furiosas por mi cara, pero nadie viene a salvarme. Dios ¿Dónde estas? ¿Por qué no detienes esto? Ayúdame. ¿Qué te hice yo para que me castigues así? ¿Por qué nadie me salva la vida? Calentura esquizofrenia venida a mas desde la frente hasta los pies, por no tener las manos unidas y estar orando, en vez de hacerle trampas a Dios con el atajo de la mente neuronal de escepticismo ancestral. La sustancia entro en mi torrente sanguíneo y estoy encadenado a ella a través de la banda que se desliza suave hasta caer al suelo. Mis ojos como vidrios de goma se abren locos y no puedo ya ni ver nada. Mi respiración se hace confusa en mis pulmones y siento que mi corazón va a explotar en cualquier momento. Veo ahora unas moscas que alumbran sobre mi rostro. No puedo moverme. No las puedo espantar. Están caminando en mi nariz y no puedo soportarlo. Estoy llorando. Estoy llamando a medias a mi madre. Un grito por fin se desato 70
  • 71. en mi garganta y la llamo con todas mis fuerzas. Quiero ver a mi mama. Me estoy haciendo en los pantalones. Estoy vomitando sangre. ¡Dios mío me voy a morir! No puedo ponerme en pie. La cama esta hecha de agua y cuando la toco, siento que voy a ahogarme en ella. Te odio Yanioska. ¿Por qué me hiciste esto? Por fin pongo mis brazos sobre la mesa de noche que guarda aun mis gafas oscuras y los chicles de menta. No se por que estoy abriendo el cajón ahora. Estoy sacando algo como si fuera un cuero. Es un rostro. ¡Es mi rostro! Trato de pegármelo en la cara, pero no puedo. Ya no tengo cara. De nuevo vomito pedazos de algo untados de sangre. ¿Mi mama donde esta? Dios mío, quiero que esto pare ya. Necesito ayuda. Me arrastro por el suelo y mis zapatos me ladran con ira asesina. Yo me estoy riendo como un idiota mientras avanzo lentamente. Mis uñas se han clavado en el piso y yo lo estoy rasgando con sevicia. Me distraje un momento y me fui por una fisura. Estoy gritando como un loco mientras caigo al vacio infernal, pero no toco fondo. Entonces todo es calma. Todo se quedo en silencio. Estoy flotando. ¡Que alivio, estoy flotando! No se cuanto tiempo ha pasado y mi situación no cambia. Escucho gritos lejanos, pero no entiendo que me dicen las voces. Todas las palabras giran y yo las veo. Se que significan, 71
  • 72. pero no llegan a mi. Entonces una de ellas se desprende de la fuerza centrifuga y se me clava en el pecho como un puñal mientras yo la miro horrorizado. Es una palabra cubierta de lágrimas y devoción. Es una palabra que dice claramente: Hijo. Es mi madre que me esta llamando. Yo la puedo ver. Estoy abriendo los ojos. Estoy salvado. Esto vivo e internado en un hospital. Mi madre me ha salvado la vida. Y yo no puedo hacer otra cosa que llorar como un niño tonto. Alberca multidimensional de dolores y recetas para aumentar el dolor, y esa alberca tambien es conocida por los hombres como conciencia. Lo raro es que la gran mayoría siempre tratan de vaciarla…Sin éxito. Esta mañana esta un poco mas silenciosa que las demás. Estoy en mi cuarto conectado al catéter que alimenta mi cuerpo con un poco de suero. Me siento supremamente cansado. Nunca habia sentido tanto cansancio en mi vida. Me dicen que casi me muero por sobredosis y que un medico me inyecto una dosis de adrenalina en el pecho y por eso estoy vivo. Mi madre tan linda le reza al doctor para que mi dios me lo bendiga por haberme traído de nuevo al mundo. No se cuantos días han 72
  • 73. pasado. Me duele la garganta. ¿Qué habrá sido de Yanioska? Hace días que no hablo con ella. Y yo la quiero. Pero no la amo. Yo creo que no amo a nadie en realidad en mi vida… 73
  • 74. EN SUS OJOS En sus ojos yo veo la distancia que siempre me mantendrá alejado de ella. Yo puedo ver claramente en sus ojos sombras que impiden el paso de mi alma a su adentro. Yanioska lo sabe. Ya pasaron diez años desde la última vez que nos vimos. Ella ahora es una bruja. Lee el tarot y vive en una comuna. Esta linda. Aun conserva su cuerpo tal y como lo recuerdo. Tiene un alma gitana postiza, por eso no le creo. Yo la conozco de antes. Yo no la ame nunca. Ella no ha tenido hijos aun. Ella no sirve para ser madre. Ella se modifica tan drásticamente como un pequeño monte en el medio de la tormenta. Ella ya no es la misma de antes. Ella ya no tiene fe, al igual que yo. Ella permanece desnuda en las noches, porque solo tiene certeza en la piel que se acaricia por culpa del insomnio que la acompaña, al igual que yo. La gente podría decir que Yanioska y yo nos parecemos en muchas cosas, pero eso no es cierto. Solo hay que mirarla a los ojos para percibir las ligeras diferencias. Yo nunca la ame, no puedo dejar de advertirlo. Ella no me puede ver desde donde estoy parado, pero yo si. Siempre me gusto esconderme detrás de las paredes y los espacios para espiar a los demás. Soy un espía. Espío con los ojos. Mis 74
  • 75. ojos no son como los de Yanioska ahora. Creo que la única vez en nuestras vidas en las que nuestros ojos hervían igual fue cuando consumíamos marihuana en la terraza de la casa de ella. En ese instante entrábamos en sincronía total del flotar y no pensar. Es todo. Por su causa casi nos morimos ella y yo. No puedo dejar de pensar que estuve así por culpa de Yanioska. Ella y sus tontas ideas. Me hubiese muerto hace más de diez años por culpa de Yanioska. La odio. Yo nunca la ame. Color incoloro de un amor que se escondió detrás del ama para negarse tres veces, antes de que el gallo cantara, y aun no ha cantado… La salvaje realidad atormenta fuerte cuando desesperamos caprichosos porque las cosas no van como queremos que marchen. Tal vez en el fondo yo no quiera aceptar que Yanioska es feliz con su nueva vida, mientras que yo no pude serlo. Y tiene sentido si alguien me mira a los ojos escrutadoramente. El egoísmo es el copiloto de mi vida y siempre ha sido así. Tal vez yo mansillo el recuerdo de ella para sentirme mejor conmigo mismo por no haber hecho algo mas con mi vida. O tal vez yo este en lo correcto y Yanioska sea una inútil. O 75
  • 76. quizá el inútil soy yo por no ver más allá de mis propias narices. Inevitablemente veo a Yanioska venir hacia mí. Los años han pasado pero nos reconocemos intactos. Somos los mismos de siempre. No podemos cambiar, a pesar de haber cambiado algo. - Hola - Hola Yanioska - ¿Qué haces acá metido entre saltimbanquis y gitanos? Pensé que no te gustaban… - Simple curiosidad… - Ah… ¿Ahora te volviste curioso con los años? - ¿Tu como estas? - Contenta…Las cartas me decían que te vería hoy, y ya ves…nunca fallan… - Veo - ¿Te leo la mano? - Tu ya conoces mi mano…no necesitas leer lo que ya sabes… - No puedo saberlo todo… - Yo tampoco. 76
  • 77. ¡Increíble! Después de tantos años, ahí estaba de nuevo esa sensación. La misma de toda la vida. Un deseo de querer salir corriendo de su lado, pero a la vez, una indescriptible unión siamesa que me impide alejarme como deseo. Ni los años pudieron cambiar la inmutable realidad. Claro, mi pene quería quedarse a ver si todavía podía husmear el sexo de Yanioska a ver que pasaba. Pero el resto de mi cuerpo estaba decidido a la huida. Desafortunadamente, mi pene es más fuerte que yo. Soy un cretino. Un café para mi, una taza de te de yerbas para ella, un cigarrillo y unas galletas de avena fueron suficientes para terminar desnudos dentro de la furgoneta que ahora servia de vivienda a Yanioska. Le quite su tunica colorida y desteñida y algo roída, vale recalcar, con celeridad mientras la erección se hacia mas evidente en mi. Ella tomo mi miembro con propiedad, como si siempre hubiese sido la única y legitima dueña de mi asta viril. Se la metió en la boca con calma y empezó a saborearla como en los viejos tiempos. Yo la veía pasar su lengua, ahora gitana, según ella, por toda la parte superior de mi pene y sentía como su mano izquierda la apretaba fuerte en la base. Ella sabía que así es como me 77
  • 78. gusta que me hagan el sexo oral. Sentí una complicidad nostálgica de ver que ella no lo había olvidado. Yo estire mi brazo y empecé a masajear su pezón derecho y a halarlo con cuidado, pues a ella eso le fascinaba, levanto la vista un segundo y cerramos el antiguo pacto con la llama de nuestros ojos. Una señal de ruido se dejo escuchar en su garganta. Estaba lista para ser devorada. Yo me serví con gula inminente de su cuerpo mientras ella se subía encima de mi y movía su trasero como si en realidad fuese una gitana autentica. Sentía el calor incomparable de sus labios vaginales y ese olor de su coño, que no se compara con ningún otro olor. Un orgasmo femenino se dejo ver en la base de mi pene, entonces la puse bocabajo y levante sus nalgas, para entrarle con todo lo que tenía. Ella apretaba su mugroso vestido puesto como manta y se mordía los labios, pidiendo más sin querer pedir. Así estuvimos entreteniendo nuestros cuerpos con algo que quizás no sea más que una fantasía animada y pornográfica. Yo no voy a decir que la necesitaba a ella, pero si a su cuerpo. Estaba deliciosa y mi eyaculacion fue exquisita. Yo no se si ella me necesitaba a mi o a mi pene. No se lo pregunte tampoco. Nos quedamos los dos ahí tendidos acariciándonos tiernamente, como el que acaricia una 78
  • 79. mascota mientras ve la televisión. Yo quería irme ya, pero no sabía como cortar con el fastidioso trance que viene después de tener sexo. Una llamada a la puerta anunciándole a Yanioska que faltaba una hora para empezar la feria, me trajo alivio. - Debo prepararme para la feria - Esta bien. – Dije mientras buscaba mis pantalones en medio de aquel desorden cirquero. - ¿Vienes mañana para almorzar juntos? - Claro que si – Dije quedamente para que se notara mas sincera tamaña mentira mientras miraba sus ojos. Nunca cumplí la cita. Y no me importo. Después de salir de allí, vino hacia mí el inevitable reproche de conciencia que me decía: ¿Para que hiciste eso? Soy un maldito pendejo por hacer las cosas que hago. Me sentí mal algunos días después de eso, hasta el punto de pensar que estaba enfermo. Pero no lo estaba. Era solo el remordimiento. Yo no amaba a Yanioska y me sentía mal por haberme aprovechado de ser yo un titiritero experto de los recuerdos y había usado viejos artilugios para llevarla de nuevo a la cama y sentir en mi pecho ese extraño sentimiento de regar con mi semen un cuerpo 79
  • 80. que no amo. Soy malo. No hay duda. No me importo que fue de la vida de Yanioska después de eso. Muerte detenida por paso del rey que se agacha cuando la ve, pero no le hace reverencias, es que quiere pasar desapercibido y halagador, para que no le ocurra nada… 80
  • 81. EN EL AMOR Yanioska es una brisa ligera que empapa todos los dedos de mis pies y de mis manos y me limpia toda la pena y me llena de pureza. Ella hace parte de mi alma. Ella me da alas y yo me voy volando con ella. Amo a Yanioska, pero tal vez es que estoy renaciendo. Ella sabe bien como amarme y yo se bien que ella me ama. Esta enredada con todo mi espíritu y hoy abrace su alma mientras dormía tranquila en mi cama. Se ve tan calmada que temo que en cualquier momento se disuelva y ya no vuelva a verla. Yanioska es una chica sencilla. Le gusta leer. Ella aprendió a leer en mis ojos, mis penas y en mis manos mi destino. Ella dice que quiere ser gitana, y yo me rio porque ella no tiene aspecto de estar en medio de una furgoneta de ciudad en ciudad entre payasos, magos y trapecistas. Ella me acompaña todas las mañanas porque siempre salimos a la misma hora a tomar el bus. Yo me vine a vivir acá, cerca de ella, para poder verla mas seguido. Mis padres no estuvieron de acuerdo pero eso a mi no me importa. Yo amo a Yanioska y eso es todo. Anoche paso algo muy especial entre nosotros. Nos fumamos nuestro primer porro, juntos. Nos reímos como tontos y a mi me dio un poco de dolor de cabeza, pero a 81
  • 82. ella le gusto. Ella tiene muchas ganas de experimentar otras cosas y yo pienso que tengo suerte de estar con Yanioska. Todo por primera vez: El canto de una hidra en el viento violeta del páramo galáctico que es infinito, como el amor que nace y aun es virgen, antes de la violación salvaje del engaño y la desilusión de la luz retorcida. El tic tac del reloj me recuerda que las horas que se han pasado no volverán. Las horas que vienen me van a mostrar quizás algo que no conozco. Un dolor nuevo, un abandono volátil, otra decepción. Espero que no me pase lo mismo con Yanioska. Espero no criar cuervos que me saquen los ojos. Yo se que es muy temerario dejarle la puerta tan abierta a una mujer, pero es que no lo puedo evitar. Es como si estuviera poseído de una ilusión que me lleva a donde nadie me conoce y donde yo no conozco a nadie. Lo de fumar yerba me parece un poco alocado y me da algo de temor, pero bueno, es una experiencia emocionante si estoy con ella. Yo le sigo la corriente a lo que me dice siempre… 82
  • 83. Hoy por la mañana me vi con ella de nuevo. Me sorprendió ver lo acelerada que estaba. En cuanto llegue a su casa me pregunto: - ¿Vamos a comprar yerba? - ¿Y si nos quedamos mejor acá? – Le dije yo inocentemente - ¿Te da miedo? - No… - Si. Te da miedo - Esta bien, vamos… ¿Tienes dinero?... Y de nuevo fuimos a fumar marihuana a la terraza de su casa. Sus padres trabajaban todo el día así que no hubo problema. Ese fue mi almuerzo del día de hoy. Y la verdad, me gusto un poco más que anoche. Los dos primeros porros nos quedaron mal armados y tuvimos que liarlos de nuevo, pero el tercero y el cuarto fueron perfectos. De nuevo esa risa extraña, ese gesto interesante que deja de hacerme sentir miserable. Ella me besaba y me decía que lo nuestro seria eterno. Yanioska me excita mucho. Ya estoy pensando como será hacer el amor con ella. Debe ser algo genial. Ella es un 83
  • 84. poco rara, pero me encanta. Hoy me dijo, mientras la yerba hacia efecto en su cabeza, que estaba viendo las constelaciones a través del azul del cielo del mediodía. Yo le decía que no veía nada pero ella insistía en hacerme ver las constelaciones, que tomaban vida según sus nombres. Ella tiene algo como mágico. Tiene como una especie de bruja dormida en su adentro. Todo lo de ella me gusta. Su olor es cautivante también. Estoy contento de estar con Yanioska. Pasajeros encontrados en la voz de un megáfono que cuenta cosas que no se deben contar. Hay gente para todas las cosas, incluso, para hacerle trampa al Dios, que en un descuido, nos regalo un puñado de neuronas… Yo no se por que cuando uno esta enamorado de alguien, el tiempo se hace tan corto cuando se esta con esa persona y tan largo cuando no se le puede ver. A mi me pasa. Duro casi todo el tiempo al lado de Yanioska y cuando llego a la casa me siento como atrapado. Debe ser porque con ella lo disfruto todo mucho más. Ya todo lo de la casa se me hace aburrido. Mama quiere que los acompañe el domingo a la iglesia y yo ya no se que mas excusas dar para decirle que no me da la gana ir allá. 84
  • 85. Todo es tan postizo que he decidido nunca mas entrar a una. No creo yo en esas liturgias circenses. No creo que dios necesite de tanta plañidera para estar a gusto. El debe ser más hábil que eso… 85
  • 86. EN LA NOCHE (2) Cerca de la calle de los lupanares puedo ver en la distancia a dos prostitutas ofreciéndole sus servicios a un hombre de mediana edad. Desde acá, sentado en este anden, en la noche, sola como yo, alcanzo a ver claramente el color del rimel vulgar y barato que esta deseoso de cerrar el negocio. La noche deja ver lo que no se permite ver oficialmente a la luz del día. La noche, compañera vagabunda y tornasolada de sombras como canciones que silba el viento como todas las cosas que se esconden en la noche. Acá en la noche, concha lunar encapsuladora de mis miedos que no son invitados a pasar porque les tengo miedo. Me gusta la noche. Me gustan las luces que se van encendiendo para poder ver. Son como aguas quietas arrimadas en algún arrecife, sigilosas para no ser descubiertas. Esas son las luces en la noche. La ciudad se postra a los pies de la noche y yo aprovecho para echar a andar sin rumbo fijo, con mi cigarrillo, que emana un olor distinto al amor. Al amor de Yanioska. La noche, siempre inmortal y sin dudas, sabe exactamente que hacer y que dejar ver y que no. Yo miro el cielo oscuro y pienso que no puedo dejar de sentirme conquistado por los golpes que me da en la sien 86
  • 87. el amor. Yo se que es posible que este navegando en un océano de engaño, pero me gusta la falsedad de pensar que el amor es algo que puede llegar a ser real. La noche envuelve el deseo de los amantes y los protege hasta la salida del sol. La penumbra enamora. La penumbra ayuda a ver lo que no existe, pero uno desea ver de todas formas. Por eso los ebrios se entregan de noche. Por eso las mujeres son infieles felices bajo la noche. Oscuridad intuitiva de saber que se esta haciendo, excusándose infantilmente en el pretexto de que no se podía ver lo que se hacia, porque era de noche. Yo le agradezco a cada átomo de frío que gira como en un carrusel a mí alrededor por darme ese deseo de seguir sonriendo como un tonto mientras camino despreocupado por las calles nocturnas. No todos los caminos son para transitarlos de noche. Algunas aceras son como un salmón cocinándose al sol, pero otras solo se pueden disfrutar en la oscuridad. Las calles que te pueden llegar a hacer daño. Esas son las que yo frecuento siempre, porque hacen mi vida mas entretenida. Yo vivo aburrido casi todo el tiempo, y la emoción del peligro hace parte de la actitud de mi generación. Puede ser que 87
  • 88. inocentemente al hacer esto en realidad estemos buscando protección. La incoherencia humana en realidad, no tiene razón de ser, por eso no intentare justificar este punto. Luciérnaga enloquecida que alumbra indiferente toda sombra sin importar lo que deslumbra, en términos humanos: La indiscreción. La noche me libera y a la vez, me atrapa en ella pues siento que solo puedo ser como soy y hacer lo que hago en la noche. Es como tener un lado oscuro y vampirico que no puede dejarse ver con los rayos ultravioleta del astro rey. Es muy probable que de seguir así, termine convirtiéndome en una sombra. O tal vez, soy una sombra de mi mismo desde hace tiempo… 88
  • 89. EN LO OCULTO Yanioska se quedo observándome molesta. Su halo gitano apareció por todas partes y su rabia hacia mi se desprendió en miles de brazos que vienen a bofetearme por idiota. Ella ya no me quiere y es la primera vez que lo percibo claramente. Yanioska es una imbecil. Como yo. - ¿Por qué te avergüenzas cuando estas conmigo en publico? –Me reclama airadamente - No me avergüenzo…- Le contesto poco convincentemente - Claro…Lo que pasa es que tú estas encasillado en las reglas que la sociedad estableció para clasificarnos como entes “Normales” Como yo decidí salirme de esos muros mentales y buscar la percepción del universo en mi interior, entonces tú y toda la mierda de humanidad me señala, se sonroja, se burla, se avergüenza, pero ¿Sabes? ¡Me importa un carajo! Tu, pedazo de conformista, puedes irte a la mierda…A mi no me importa…No entiendo por que amo a un pobre cabron como 89
  • 90. tu…Necesitare de mis energías positivas para liberarme de tu malsana presencia… - Déjame en paz Yanioska… - Le respondí cansado - Puedes irte con tus ideas e insultos New Age a donde te plazca…Me da igual… - Me voy a ir…Pero antes de hacerlo, te diré algo, y escúchame bien, porque lo llevaras contigo para siempre, donde vayas, como una marca en tu frente que no se puede esconder ni lavar: Tu tienes un corazón mas gitano que el mío. Tú tienes un alma más nómada que la de cualquier gitano. Y nunca podrás sacarlo de ti. Así como nunca podrás sacarme mi amor con tu oscuridad y desesperanza. Y nunca, nunca, podrás pisotearme en tu memoria para salir del fango de culpas que has creado en ti mismo. Gitano no saca la suerte a gitano…No lo olvides nunca. ¡Nunca! Y se marcho. Sus palabras aun retumban en mi mente. En mi conciencia. En mis venas. Las mismas venas que no he podido abrir para liberarme de la culpa que atormenta mi cabeza día tras día, hora tras hora, desque que 90
  • 91. Yanioska murió. Las tumbas del cementerio están todas en una hilera maldita que me señala como el único culpable y tiene toda la razón. El destino maquiavélico me tejió una red infinita de la cual no pude ni podré escapar jamás. Después de sus palabras, que quedaron guardadas como dormidas en mi mente, tuve que volverla a encontrar diez años después, para acabar con mi obra. Para finiquitar la desdicha de una mujer que me amo. Yo tuve que volver a llevarla a la cama, para acabar de romper su fragilidad femenina, su esencia de mujer, su corazón, su alma, con la promesa silenciosa que brinda el sexo a un ser enamorado. Promesa rota al día siguiente, cuando decidí dejarla plantada para siempre en la vida. Ahora, que todos esos años han pasado y que Yanioska esta muerta, sus palabras vuelven a mí, para cerrar el círculo. “Corazón de gitano” Ella tenia razón. Mi alma es nómada, errante. Estoy condenado a vagar sin rumbo y sin esperanza por el mundo. Soy un vagabundo. Estoy cubierto por leguas de sol y marejadas de luna. Todo lo llevo en mí, como un tatuaje oculto debajo de mi piel. Y ya nada importa. Yanioska murió por mi culpa. Estoy seguro. 91
  • 92. Liberación del alma, una canción de alborada y una despedida del mundo como una estrella fugaz que no se pudo ver, por ser mediodía… Llevo en mí una misión grabada, pero es una misión maldita. Mi incredulidad ofendió a Dios y ahora me ha condenado a ver el producto tangible de mis propios errores. Y la contradicción es que estoy lleno de tanto odio que no creo en Dios en lo absoluto. Dios me da la pena y yo no la quiero recibir. Dios me dio una vida amarga y no la quiero seguir probando. Dios me esta dando una lección de vida que no quiero aprender, porque no me hace falta. Soy un desagradecido. Llevo una marca en mi frente. Llevo la marca que me puso Yanioska. Y soy fiel a la misma. Tarde muchos años para darme cuenta, pero ahora, acá, en este cementerio de hileras de tumbas que me señalan declarándome culpable, de rodillas frente a la tumba de Yanioska, hago la promesa de no seguirle corriendo a mi destino. Ella era gitana de convicción, así que no dudo en que sabia lo que me decía. Quiero intercambiar los papeles en el otro mundo. Quiero que Yanioska sea feliz. Quiero volver a nacer. Quiero estar muerto. 92
  • 93. Ciclos como espuma en el borde del mar salado de tanto estar sediento de no ser más que un espacio lleno de agua que no calma la sed. La divina ironía de ser lo que no nos sirve para nada. 93
  • 94. EN EL ADIOS Dijiste adiós una tarde como esta. Exactamente como esta. Dijiste adiós y te llevaste un huracán ambulante contigo lleno de plásticos de colores y cuerdas fluorescentes que envolvieron tu maleta, tus artilugios y tus lágrimas disimuladas. Yo te deje ir, porque, como vuelvo y repito: No te amo. Si te hubiera amado hubiese cerrado la puerta y te hubiera dejado encerrada entre mis brazos, entre mi pecho, entre mi vida. Yo te desee buena suerte pero eso a ti no te importo. La respuesta chamánica fue: “La suerte me la dan los astros, tu solo me traes desgracia” Nunca te ame. Y es tan fácil admitirlo que me siento como el mas vil canalla, pero no se, es un toque que me inflinge placer, como el masturbarme a las seis de la mañana debajo de las cobijas aun tibias. Velocidad diametralmente opuesta, el quedarse tendido para poder avanzar sin caerse. Todo es como una fisura del cráneo del mismo doble opuesto. Por ahí me llego un rumor de que estabas de ciudad en ciudad, de ruta en ruta, de pueblo en pueblo presentando 94
  • 95. con una feria gitana. Me dio risa y te desprecie como no te puedas imaginar. Era como un eco que se repetía infinito en mis oídos y me decía: “Odia” Y yo le hice caso a esa voz. Me llena de rabia saber que eres tan tonta y te fuiste a buscar un mundo lleno de ilusiones y tonterías. Yo, que quede tan prendado de ti al principio, cuando nos conocimos, por la claridad de tus ideas, por tu locura, por tu belleza, no puedo entender como ahora tienes una vida tan freak y tan poco popular. Me miro las manos y no comprendo como estuvieron entre las tuyas, limpiando polvo y soledad. Me miro al espejo y no se bien el por que de mi entrega a ti y ahora este desprecio que no se lo puede llevar el huracán de viento azul petróleo enceguecedor. Soy como una ballena arponeada que acabo con el viejo, con el mar y con toda la mierda alrededor. Estos días están raros y yo se bien la razón. Es que tu dejaste impregnado todo con tu malsana ambición de libertad y hasta ahora me estoy desintoxicando. Contigo siempre fue así: Una desintoxicación. De drogas, de ti…Ahora consumo algunos medicamentos que me mantienen en sintonía radial punto cero. O sea: Tieso y calmado. Los dejare de tomar pronto. Como deje de tomarte a ti. 95