2. ¿Para qué estamos en la tierra?
• Para conocer, amar y
servir a Dios.
• ¿Podemos hacerlo
con nuestras solas
fuerzas? No,
necesitamos la
gracia. Dios tiene un
plan amoroso para
que cada uno de
nosotros vuelva a
Dios.
3. • El hombre no puede rehacer su vida con la pura
buena voluntad, necesita ser potenciado por la
fuerza de lo alto.
4. • Las personas serán movidas por la gracia y se
acercarán a Dios si escuchan la Palabra de
Dios. Pero, “¿cómo creerán si no oyen hablar de
Él? ¿Cómo oirán sin alguien que les predique?
(Carta a los Romanos 10,14).
5. ¿Qué es la gracia?
• Es un don
sobrenatural que Dios
concede
gratuitamente al
hombre para su
salvación, por los
méritos de JC. Dios
nos da este don por
pura bondad, no
porque tengamos
estricto derecho a él.
6. La gracia santificante
• es la que nos saca
del estado de pecado
al estado de gracia, y
aumenta la santidad.
Tiene otros dos
nombres: gracia
habitual y estado de
gracia.
7. ¿Qué recibimos con la gracia
santificante?
• Al Espíritu
Santo, las
virtudes
teologales
y morales y
los dones
del Espíritu
Santo.
8. Gracia actual: es un don
• La gracia actual es un
acto, algo que pasa
después de cierto
tiempo. Por ejemplo:
un buen ejemplo, una
moción interior, una
meditación, una
lectura, etc.
9. Las gracias actuales
• Siempre son
transitorias (del
momento). Unas
veces se dirigen a
nuestro
entendimiento, para
iluminarlo; otras, a
nuestra voluntad,
para fortalecerla.
10. Las gracias actuales
• Siempre se nos dan
para evitar el mal y
obrar el bien.
• Dios las concede a
todos: justos y
pecadores.
• Esta gracia es la que
nos mueve a obrar.
No basta la gracia
santificante.
11. • Podemos llamar
“gracias” a todos
los dones de Dios,
pero en sentido
estricto, son los
dones de la
historia de la
salvación. En ella
todo ha sido gracia
y fruto de la
benevolencia
divina.
12. San Agustín
• Comentando el
pasaje de la
samaritana: “¡Si
conocieras el don de
Dios!”, dice: “El don
es el Espíritu Santo”
(In Ev. Johan. 15,12).
13. El Papa Francisco dice
• La gracia contenida en los sacramentos
pascuales es un potencial de renovación
enorme para la existencia personal, para
la vida de las familias, para las relaciones
sociales… Sin la gracia no podemos
hacer nada (Regina coeli, abril 1º de
2013).
• El hombre tiene un desierto dentro de él
cuando le falta el amor a Dios.
14. Pelagio, monje de Inglaterra
• A comienzos del siglo
V, explicó que el
pecado original sólo
había sido un mal
ejemplo de Adán y
Eva, pero no había
dañado la naturaleza
humana. Y, dijo, de
Cristo, sólo nos
aprovechaba su
ejemplo.
15. San Agustín vs. pelagianos
• Pelagio decía que no era
necesario el Bautismo, que
el hombre podía salvarse
sin Jesucristo; que la gracia
no era necesaria para a
obrar bien, que se puede
alcanzar la justicia y la vida
eterna sin Cristo (contro-
versia entre los años 390-
418).
16. La doctrina de Pelagio fue el
condenada en el XV Concilio de
Cartago (418)
17. Actualmente
• Bastantes personas, saturadas de una
especie de pelagianismo que ignora las
consecuencias del pecado y la necesidad
de la gracia, no comprenden la necesidad
de guardar los sentidos, de mortificar los
caprichos y moderar el uso de los bienes
materiales, de tomar medidas de
prudencia en las lecturas, en los
espectáculos, en la TV…
• (Cfr. Javier Echeverría, Carta 14-II-1997, n. 10).
18. San Agustín dice
• Hay que contar con
que llevamos dentro
un principio de
oposición a la gracia,
porque “en el
bautismo se borra la
malicia, pero
permanece la
enfermedad” (Sermo
7/7A, 2).
19. La palabra gracia se usa al menos
de cuatro maneras:
• El Espíritu Santo es gracia y don para
nosotros, fruto del misterio pascual.
• La reconciliación con Dios es gracia y el
perdón de los pecados.
• Gracia santificante es la nueva condición
del hombre santificado.
• Gracias actuales son las ayudas que
recibimos de Dios (Juan Luis Lorda).
20. Discurso de Verona. Benedicto XVI
• A través del bautismo ha
cambiado mi identidad
esencial y yo sigo
existiendo sólo en este
cambio. Mi yo
desaparece y se inserta
en un nuevo sujeto más
grande, en el que mi yo
está presente de nuevo,
pero transformado,
purificado, "abierto"
mediante la inserción en
el otro, en el que
adquiere su nuevo
espacio de existencia.
21. Discurso de Verona. Benedicto XVI
• De este modo llegamos a ser uno en
Cristo" (Ga 3, 28), un único sujeto nuevo,
y nuestro yo es liberado de su
aislamiento. "Yo, pero ya no yo": esta es
la fórmula de la existencia cristiana
fundada en el bautismo, la fórmula de la
resurrección dentro del tiempo, la fórmula
de la "novedad" cristiana llamada a
transformar el mundo. Aquí radica nuestra
alegría.
22. Hacer visible el gran "sí" de la fe
• Benedicto XVI dijo en Verona, Italia:
quisiera poner de relieve cómo, a través
de este testimonio multiforme, debe brotar
sobre todo el gran "sí" que en Jesucristo
Dios dijo al hombre y a su vida, al amor
humano, a nuestra libertad y a nuestra
inteligencia; y, por tanto, cómo la fe en el
Dios que tiene rostro humano trae la
alegría al mundo.
23. Continúa Benedicto XVI
• La obra de evangelización nunca
consiste sólo en adaptarse a las culturas,
sino que siempre es también una
purificación, un corte valiente, que se
transforma en maduración y saneamiento,
una apertura que permite nacer a la
"nueva criatura" (2 Co 5, 17; Ga 6, 15)
que es el fruto del Espíritu Santo.
24. Benedicto XVI dice:
• Dios tiene un amor que perdona más allá de todo límite.
• En Jesucristo esa actitud alcanza su forma extrema,
inaudita y dramática, pues en él Dios se hace uno de
nosotros, nuestro hermano, e incluso sacrifica su vida
por nosotros. Así, en la muerte en la cruz,
aparentemente el mayor mal de la historia, "se realiza
ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para
dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su
forma más radical, en el cual se manifiesta lo que
significa que "Dios es amor" (1 Jn 4, 8) y se comprende
también cómo se debe definir el amor auténtico" (cf.
Deus caritas est, 9-10 y 12).
25. continúa
• La fuerte unidad que se realizó en la
Iglesia de los primeros siglos entre una fe
amiga de la inteligencia y una praxis de
vida caracterizada por el amor mutuo y
por la atención solícita a los pobres y a los
que sufrían, hizo posible la primera gran
expansión misionera del cristianismo en el
mundo helenístico-romano.
26. Sigue Benedicto XVI
• Para que la experiencia de la fe y del
amor cristiano sea acogida y vivida y se
transmita de una generación a otra, es
fundamental y decisiva la cuestión de la
educación de la persona. Es preciso
preocuparse por la formación de su
inteligencia, sin descuidar la de su libertad
y capacidad de amar. Por esto es
necesario recurrir también a la ayuda de
la gracia.
27. En el discurso de Verona dice
• La tarea inmediata de actuar en el ámbito
político para construir un orden justo en la
sociedad no corresponde a la Iglesia como tal,
sino a los fieles laicos, que actúan como
ciudadanos bajo su propia responsabilidad. Se
trata de una tarea de suma importancia, a la que
los cristianos laicos están llamados a dedicarse
con generosidad y valentía, iluminados por la fe
y por el magisterio de la Iglesia, y animados por
la caridad de Cristo.
28. Grandes desafíos
• las guerras y el terrorismo, el hambre y la sed, y algunas
epidemias terribles.
• opciones políticas y legislativas que contradicen valores
fundamentales y principios antropológicos y éticos
arraigados en la naturaleza del ser humano, en
particular con respecto a la defensa de la vida humana
en todas sus etapas, desde la concepción hasta la
muerte natural, y a la promoción de la familia fundada en
el matrimonio, evitando introducir en el ordenamiento
público otras formas de unión que contribuirían a
desestabilizarla, oscureciendo su carácter peculiar y su
insustituible función social.
29. • Antes de cualquier
actividad y de
cualquier
programa nuestro,
debe estar la
adoración, que nos
hace realmente
libres y nos da los
criterios para
nuestra acción.
30. En la Sagrada Escritura
• La palabra “justicia” (de ella se deriva
“justificación”) aparece muchas veces, y en su
significación más profunda se relaciona con
santidad, salvación.
31. La justificación
• La iniciativa divina
que arranca al
hombre del pecado
y lo restaura en la
vida de la gracia se
llama
justificación.
32. • La gracia del Espíritu
Santo tiene el poder
de santificarnos, es
decir, de lavarnos de
nuestros pecados y
comunicarnos “la
justicia de Dios por la
fe en Jesucristo y por
el Bautismo” (CEC, n.
1987)
33. La justificación es
• Una acción salvadora
de Dios que
comienza por el
perdón de los
pecados y culmina
con la santificación, o
comunicación de la
justicia de Dios.
34. El pecado es
• un abandono de Dios
motivado por la
preferencia
desordenada de algo.
• El pecado es amor de
sí hasta el desprecio
de Dios.
• Es misterio de
iniquidad (San Pablo)
35.
36.
37. La justificación es clave de la Reforma de
Lutero contra la Sede romana
• Lutero subraya la
primacía de la fe y
niega el valor de
hacer obras de cara a
la salvación. En la
torre del convento de
Wittenberg, encontró
consuelo en la frase
“el justo vive de la fe”,
en la Carta a los
Romanos.
• Para Lutero la Buena
Nueva es que Dios
perdona al que cree.
Desde entonces se
revuelve contra la
“práctica”, y atacó
todo lo que le parecía
un “medio” (Cfr. Juan
Luis Lorda, La gracia de
Dios, Pelícano, España,
2004, pp. 150-154).
38. ¿Qué entiende Lutero por
pecado original?
• La absoluta privación de toda rectitud y
fuerza en todas las potencias del alma y
del cuerpo; y, además, la propensión al
mal, la náusea del bien… la abominación
de las buenas obras” (WA 56,312).
• Declara que la libertad es esclava y la
razón es la prostituta del diablo.
• Manifiesta un pesimismo antropológico.
39. El hombre justificado,
según Lutero,
• es a la vez justo y
pecador. Dios
perdona la culpa al
creyente, y lo
considera justo, pero
éste sigue siendo
internamente
pecador, porque
permanecen las
malas inclinaciones y
deseos (concupiscencia).
• En hombre es “justo
por imputación y
promesa” (WA 56,272,17).
40. Lutero y la salvación
• Lutero dice que no hacen
falta las buenas obras
para la salvación. Le
podríamos argumentar
así: El puro “ser
perdonados” no es un
acto del hombre, pero el
cree y el intentar confiar
en Dios sí son actos
humanos, por más que
sean provocados por la
gracia.
• Querer es un acto propio,
personal. Lutero tiende a
resolverlo con su teoría
de la predestinación, que
suprime la libertad
humana.
• El justo se salva por la fe,
dice, y no por la práctica.
• Dice: El hombre es justo
porque Dios lo declara y
lo considera así.
41. Hay varias diferencias entre la
doctrina católica y la luterana
• Una de ellas es que, los católicos afirman
que el ser humano coopera, al aceptar la
justificación; los luteranos creen que no
puede cooperar, y que recibe la
justificación pasivamente.
• La tradición luterana entiende que
permanece algo del pecado en el hombre
justificado, por eso es, a la vez, justo y
pecador (Cfr. Juan Luis Lorda, p. 169).
42. La doctrina católica dice:
• Cuando una persona
es perdonada, ya no
está el pecado en
ella, está el Espíritu
Santo con su gracia,
aunque siga sintiendo
la inclinación al
pecado; es decir, la
concupiscencia.
43. Para San Pablo y sus
contemporáneos
• La Ley significaba la
Torah, antes de la
iluminación de Damasco.
• Con Cristo, el Dios de
Israel se convertía en el
Dios de todos los
pueblos; el muro entre
Israel y los paganos ya
no era necesario.
• Ser justo, dice Benedicto
XVI, es estar con Cristo.
• La expresión “sola fide”
de Lutero es cierta, si no
se opone la fe a la
caridad. Cuando San
Pablo habla de la
justificación, habla de la
fe que obra por la caridad
(cfr. B XVI, noviembre
2008). Así se supera el
debate sobre la
justificación.
44. La gracia santificante se pierde por
el pecado mortal
• Frente a la doctrina de Calvino sobre la
imposibilidad de perder la gracia y frente a
la doctrina de Lutero, según la cual el
estado de gracia sólo se pierde por el
pecado de incredulidad, el concilio de
Trento enseñó que: “no sólo por el pecado
de infidelidad, sino por cualquier otro
pecado mortal, se pierde la gracia de la
justificación”. (Conc. Trento, Sesión VI).
45. Conclusión
• A veces el término “justificación” puede
inducir a error porque lleva a centrar el
misterio de la salvación en el perdón de la
culpa, en lugar de la vida nueva en Cristo,
que se nos da por el Espíritu Santo. No es
sólo perdón, es recuperación de la
amistad divina. La presencia del Espíritu
Santo regenera el alma.
46. Conclusión
• Perdón y santificación
son dos aspectos
inseparables de la
acción salvadora de
Dios.
• El don del Espíritu es
prenda de la amistad
de Dios.
47. Según Benedicto XVI
• La esperanza del
creyente se fundamenta
en la convicción de que la
gracia es más grande
que el pecado; la
misericordia de Dios es
más potente que el mal y
sabe transformarlo en
bien. (Fiesta de la
Inmaculada Concepción,
8-XII-2010).
48. La justificación según Calvino
• Calvino sigue a Lutero con mayor rigor
moral y más sentido práctico. A Calvino le
interesa la reforma de las costumbres y
establecer el Reino de Dios en la tierra.
Asume la doctrina de la justificación
por la fe y el rechazo del mérito;
subraya mucho más la doctrina de la
elección y predestinación y pone el
acento en la conversión personal y
social.
49. Calvino dice que
• La reforma moral, la vida honesta y las
buenas costumbres no generan mérito,
pero son los frutos naturales de la fe,
hacen crecer el Reino de Dios y pueden
considerarse como signos de
predestinación.
• La realidad es que las buenas obras son
fruto de la santificación que causa el
Espíritu Santo.
50. La predestinación
• La tradición calvinista
se distingue de la
católica más por su
doctrina de la
predestinación.
• Calvino sostiene la
doctrina de la doble
predestinación: al
cielo o al infierno.
52. La posición católica, ante Lutero y
Calvino, dice que
• El hombre no está intrínsecamente
corrompido, que, con la gracia es capaz
de obrar el bien y que la concupiscencia
que siente, aunque procede del pecado e
inclina a él, no es propiamente pecado,
mientras no haya un acto voluntario.
• Cuando una persona es perdonada, ya no
está el pecado en ella, aunque siga
sintiendo la inclinación al pecado.
53. Juan Pablo II escribió
• “La dimensión divina de la redención no
se actúa solamente haciendo justicia del
pecado, sino restituyendo al amor su
fuerza creadora en el interior del hombre,
gracias a la cual tiene de nuevo acceso a
la plenitud de vida y de santidad que viene
de Dios” (DM 7).
• Las obras no son antes que la fe, nacen
de la fe, pero son hechas por el sujeto.
54. La gracia es una ayuda real y
necesaria
• Dios rectifica la naturaleza humana y obra
dentro del hombre por el Espíritu Santo.
55. Hay que destacar
Que el misterio de la gracia
no se refiere sólo al pecado,
sino también a la plenitud
salvadora de Cristo, que
nos ha dado su Espíritu
Santo para divinizarnos. La
gracia tiene un efecto
sanante, pero también un
efecto divinizante que nos
configura con Cristo
glorioso.
56. • Tenemos los mismos
afanes que las demás
personas, pero
procuramos vivir
metidos en Dios.
Jesucristo era Hijo de
Dios por naturaleza y
pisó nuestra tierra. Lo
que él es por
naturaleza, nosotros
tenemos que
conseguirlo por la
gracia.