Caballitos de sal - http://www.pintar-pintar.com/libro/9788492964543/caballitos-de-sal/
Texto: Anabel Sáiz Ripoll
Ilustraciones: Yolanda Mosquera
Formato: 17,8×15,20 cm.
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 978-84-92964-54-3
Páginas: 48
idioma: Castellano
Año de edición: 2013
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Caballitos de Sal - Anabel Sáiz Ripoll / Yolanda Mosquera
1. www.pintar-pintar.com
NOVEDAD: “Caballitos de sal” de Anabel Sáiz Ripoll con ilustraciones de Yolanda Mosquera.
Caballitos de Sal es el título de nuestra nueva publicación, un poemario infantil centrado en el género de las nanas
o canciones de cuna, escrito por Anabel
Sáiz Ripoll con ilustraciones de Yolanda
Mosquera.
Las nanas o las canciones de cuna son,
quizás, la manifestación más antigua del
cariño de una madre hacia su hijo. Desde
la noche de los tiempos, las madres han
acunado y mecido a sus pequeños y les
han susurrado palabras de consuelo para
evitarles miedos o dolores, para invocar el
sueño o para hacerles compañía.
En Caballitos de Sal, Anabel Sáiz Ripoll recoge algunas Canciones de Cuna o Nanas que ha dedicado a los niños y niñas
que le rodean. Son canciones breves, en las que el ritmo es
lo más importante y que recogen temas recurrentes: el mar, la
ausencia, la falta de sueño, las estrellas y, por supuesto, los
caballitos de mar, que le dan nombre.
“
Anabel Sáiz Ripoll ha situado la palabra en la cuna.
Al oído del niño y de la niña acude un murmullo de
origen. Es una nana y a través de ella el lenguaje
se abre paso hacia esa vida de amor y de creación
constante que es la del niño pequeño, de la pequeña
niña. (…) Los poemas que constituyen Caballitos de
Sal son irradiaciones. Luz de luna emerge de estas
páginas para inspirar a padres y madres, para invitarlos a aprovechar el tiempo iluminado de la primera
infancia de sus hijos y admirar que haya sueño, que
haya luna, que haya vida y esta duerma acunada en
imágenes dóciles, en palabras bellas.
“La palabra en la cuna: Caballitos de sal”, María García Esperón
en mariagarciaesperon.blogspot.com.es
Caballitos de Sal - Anabel Sáiz Ripoll / Yolanda Mosquera - Pintar-Pintar Editorial
2. www.pintar-pintar.com
“
Caballitos de Sal es un poemario infantil que se centra en el género de las nanas o canciones de cuna.
Son poemas muy musicales en los que cuenta el impacto sensorial, puesto que su primera finalidad es
conseguir que sus destinatarios se duerman plácidamente. (…) Anabel Sáiz Ripoll es la autora de estos
poemas que surgieron de manera casual, como regalo, y que, poco a poco, han ido creciendo, sobre todo,
desde que ella misma fue madre. Yolanda Mosquera
los ilustra con imágenes luminosas, que nos hablan
también del sueño, de la ilusión, de la magia y de
la fantasía. Donde haya un niño durmiendo, hay el
inicio de una historia. Allí empieza Caballitos de Sal.
Reseña en la Revista Pizca de Papel www.pizcadepapel.com
Caballitos de Sal es una especie de homenaje a esa poesía de
lo cotidiano, cercana a las madres, a la tierra y a la vida. Donde
haya una madre que meza una cuna, allí habrá una nana.
Caballitos de Sal
Texto: Anabel Sáiz Ripoll
Ilustraciones: Yolanda Mosquera
Formato: 17,8x15,20 cm.
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 978-84-92964-54-3
Páginas: 48
idioma: Castellano
Año de edición: 2013
Caballitos de sal - Anabel Sáiz Ripoll / Yolanda Mosquera - Pintar-Pintar Editorial
3. www.pintar-pintar.com
Las nanas o las canciones de cuna son, quizás, la manifestación más antigua del cariño de
una madre hacia su hijo. Desde la noche de los
tiempos, las madres han acunado y mecido a
sus pequeños y les han susurrado palabras de
consuelo para evitarles miedos o dolores, para
invocar el sueño o para hacerles compañía.
El género, pues, hunde sus raíces en épocas antiguas y ha llegado hasta nosotros, fresco y lozano como una rosa, de la mano de las propias madres o de escritores que no han querido obviar
la especial ternura que produce una nana. Como
bien indica el poeta Gabriel Celaya: En rigor las
nanas no son canciones de niños sino canciones
para los niños. Así al menos pensaba yo, hasta que un día vi a una pequeña que acunando a su muñeca, le cantaba una nana. Y empecé a pensar en la complejidad del hecho. [...] La madre, al cantar
al niño, se pone a su nivel, y le habla como si también ella fuera un niño, solo un poco mayor. De ahí
la comunicación real que se establece en las canciones de cuna...
La palabra nana, si nos fijamos en su etimología, procede del término latino nenia que significa cantinela o lenguaje mágico. Una nana es, efectivamente, una cantinela que entona la madre, normalmente, de forma espontánea, muchas veces, aprendida otras y es, por supuesto, un canto mágico que
introduce a los niños en la esfera del bienestar. La cantadora –asevera Gabriela Mistral– mejor será
siempre la madre-fuente, la mujer que se deja beber casi dos años, tiempo bastante para que un acto
se dore de hábito, se funda y suelte juegos de poesía. Ahora bien, no solo las madres son capaces de
crear nanas, quizás sí de sentirlas con mayor intensidad; es posible.
Las nanas recogen todo el acervo cultural de un pueblo, su sentir, su penar, su disfrutar; por eso son
tan importantes para los niños ya que les aportan tanto aspectos lingüísticos como musicales y culturales. ¡Cuántas veces una nana ha pasado de padres a hijos! Y cuántas también los propios padres
han inventado nanas particulares para sus hijos en las que se habla de aquellas realidades cotidianas
que van a formar parte de sus vidas.
En Caballitos de Sal, recojo algunas Canciones de Cuna o Nanas que he dedicado a los niños y niñas
que me rodean. Son canciones breves, en las que el ritmo es lo más importante y que recogen temas
recurrentes: el mar, la ausencia, la falta de sueño, las estrellas y, por supuesto, los caballitos de mar,
que le dan nombre.
Son muchos los poetas que se han fijado en este género, como Lope de Vega, Gloria Fuertes, Concha
Lago, Miguel de Unamuno, Gabriela Mistral, Ana Mª Romero Yebra… Es mi deseo que este ramillete
de caballitos salados lleve al lector a un encuentro más personal con el mundo en el que la canción
se mezcla con el sentimiento.
(Extraído, en parte, de la conferencia Érase que se era el primer despertar poético: las nanas, pronunciada por Anabel Sáiz Ripoll, el 14 de mayo de 2011, en el I Festival de Poesía Infantil de León).
Caballitos de Sal - Anabel Sáiz Ripoll / Yolanda Mosquera - Pintar-Pintar Editorial
4. www.pintar-pintar.com
Teresa Martín Taffarel: La belleza de las cosas pequeñas.
En Caballitos de sal, Anabel recoge hilos de platas y
caballitos de mar y los entreteje con lunas y estrellas, con
luciérnagas y corales para bordar las canciones inspiradas
por el sueño de todos los niños envueltos en el cálido
hueco de la cuna.
Cantar al niño que nace es seguir esperando promesas de
la vida. Es seguir creyendo en su vínculo de paz que nos
aproxima a lo esencial. Es aprender a recuperar la mirada
del asombro en unos ojitos que empiezan a mirar. Pero
estas miradas recientes, también tienen que esconderse tras los párpados y dormir. Y para que
pueda entrar en el reino del sueño, la dulce premura de la madre mece al niño con un ritmo
que acompaña palabras apenas pronunciadas. Palabras que inventa la madre o que le regalan
la tradición y los poetas.
Anabel compone esos poemas naturales, y lo puede hacer porque, desde los cofres cristalinos
de su propia infancia y desde los niños que la rodean, rescata ecos y melodías que le llegan
como una corriente siempre renovada.
Ese tiempo niño es tiempo de pequeños marineros que navegan por los barcos del sueño en
busca de las maravillas del mar. Tiempo de risas y sonrisas que sobrevuelan cuentos aún no contados. Tiempo de llantos cazadores de sirenas saladas. Tiempo sin tiempo para el niño dormido
en el regazo poético y amoroso de la madre.
A veces, como todos los niños, Elba-Mar o Teresa no se quieren dormir. Entonces hay que llenar
su cuna de vestidos de amapolas, palmas y cerezas para que, cuando llegue el sueño, jugando a
buscarse y esconderse, se encuentren por fin y dejen en el aire un silencio apacible en el que se
prolonguen los ecos del canto. Héctor, en cambio, duerme feliz, y la poesía traspasa los límites
de sus ojitos cerrados y adivina lo que descubre el niño en su viaje por el sueño. ¿Y Joana? Una
nube se acerca a la cuna donde duerme. No hace ruido, pero su presencia puede despertarla. Y
las palabras del poema, como la hiedra, la detienen, y así se va perdiendo en un cuelo grande
sin atrever a desvelar su sueño.
Poemas de ternura, apenas dibujados con las palabras más simples, con imágenes que dejan el
espacio poblado de vibraciones transparentes, con sonidos que sugieren territorios de fantasía
aún inexplicados.
Las nanas de Anabel nos revelan una sensibilidad lírica en estado de asombro, dispuesta siempre a dejarse invadir por visiones de belleza posible y alcanzada. Belleza de las cosas pequeñas,
momento único de la flor silenciosa, del canto amanecido, del amor total.
Y Anabel que, con su vida y sus palabras, sigue componiendo el poema, seguro que ya está pensando en otros cantos, en otros cuentos para todos los niños que seguimos esperando el regalo
de su palabra sincera y pura en un próximo libro, y en otro, y otro, y muchos más.
Caballitos de Sal - Anabel Sáiz Ripoll / Yolanda Mosquera - Pintar-Pintar Editorial