1. SOBRE LAS HABILIDADES DE PENSAMIENTO
Tomado de: M.ª Guadalupe González Garza
Si estamos de acuerdo en que la educación es uno de los valores supremos de la
humanidad y que una de sus finalidades es “apuntar al pleno desarrollo de la personalidad
humana”, se necesita un cambio en nuestra práctica educativa cotidiana en todos los
niveles escolares y enfrentar así la sociedad moderna que exige buenos pensadores.
Durante gran parte del siglo pasado, investigadores que han estudiado la inteligencia se
han planteado algunas preguntas: ¿cómo podemos medir la inteligencia? ¿Qué es la
inteligencia? ¿Es posible desarrollarla? ¿De qué depende? ¿De qué está compuesta la
inteligencia que pueda mejorarse? ¿Cuántos tipos de inteligencia existen?
A través de estos últimos años, se ha ido dando respuesta a estas preguntas y otras más
y a lo que han llegado psicólogos e investigadores es que la inteligencia puede mejorarse
a través del entrenamiento.
En parte, surge por esto una gran variedad de programas que ayudan a desarrollar el
pensamiento, la inteligencia, las habilidades mentales, las funciones cognitivas, los
procesos cognitivos, las estrategias y se ha prestado atención a lo que se ha llamado
“aprender a aprender”, “aprender a pensar”, “aprender a emplear estrategias de
aprendizaje” para adquirir nuevos conocimientos. De ahí que el eje común actual entre las
reformas educativas de diferentes países son las “competencias” que articulan los
conocimientos, habilidades y actitudes asociados con las disciplinas en las que
tradicionalmente se ha organizado el saber.
Estos programas se diferencian entre sí en aspectos como las habilidades que tratan de
desarrollar, las edades a las cuales se dirigen, la cantidad de tiempo que duran, el tipo de
material con el que se cuenta, la relación o no con contenidos curriculares, la capacitación
que se requiere por parte del maestro, los recursos económicos con que se cuenta para
implementar el programa, el apoyo de investigación que tiene el programa, las metas del
programa, los supuestos bajo los cuales se fundamenta el programa, entre otros.
Los objetivos que se persiguen en estos programas de desarrollo de habilidades para
pensar son:
Equipar al alumno y personas en general con estrategias y habilidades intelectuales
necesarias para aprender significativamente tanto en la escuela como en otros contextos.
Mejorar los procesos y habilidades de juicio y razonamiento, haciendo que los alumnos
piensen y dialoguen sobre conceptos de importancia para ellos.
Desarrollar el potencial cognoscitivo y la capacidad de aprendizaje significativo.
Prevenir problemas de bajo rendimiento escolar.
Si estamos de acuerdo en que la educación es uno de los valores supremos de la
humanidad y que una de sus finalidades es “apuntar al pleno desarrollo de la personalidad
humana”, se necesita un cambio en nuestra práctica educativa cotidiana en todos los
niveles escolares y enfrentar así la sociedad moderna que exige buenos pensadores.
2. Si queremos extremar la importancia de enseñar a pensar, aprender a pensar, reflexionar
y construir valores en nuestro quehacer educativo, aunque no es la solución a la
problemática educativa y al futuro del país, sí puede contribuir a:
*Actuar de manera ética e inteligente que nos permita alcanzar fines personales
respetando los derechos de otros.
*Adaptarnos a una época en la que la generación de información, descubrimientos y
cambios sociales tienen un ritmo muy acelerado.
*Estar abiertos al análisis con interés y respeto hacia los puntos de vista diferentes a los
nuestros y aceptar y respetar esas divergencias.
*Analizar críticamente los valores de la sociedad y construir y analizar los nuestros para
contribuir a un mundo mejor para todos.
En síntesis, enseñar y aprender a pensar puede ayudarnos a trascender nuestra visión
del mundo, a participar con responsabilidad y creatividad en la vida comunitaria para
lograr el bienestar personal y social.