1. Hora de construir puentes, no de confrontación estéril<br />Por Josefina Vázquez Mota<br />Hace unos días se dieron a conocer los resultados de la “Encuesta de Valores México”, realizada por el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) y el Instituto de Cambio Cultural de la Universidad de Tufts, para ayudar a entender lo qué valoran los mexicanos en su vida diaria y cómo perciben su entorno.<br />Nos dicen los autores que “a pesar de que la encuesta muestra que los mexicanos tienen valores positivos respecto al espíritu emprendedor, al ahorro y la competencia, la percepción de incertidumbre en la que se encuentran inmersos, evita que destaque el capital social con el que cuenta el país.” <br />Un hecho que destaca el estudio es la coexistencia de nociones contradictorias en el actuar de los mexicanos, “tales como saber que es malo meterse en la fila, pero al mismo tiempo pensar que es de tontos cumplir con la ley cuando en su entorno no se cumple.”. Los autores atribuyen esto en gran medida a la debilidad de las instituciones.<br />Como legisladores tenemos la responsabilidad fundamental de construir y perfeccionar el engranaje institucional, que permita a México un entorno propicio para traducir los valores positivos en acciones concretas. Los valores que nos dan identidad deben ser nuestra guía, no sólo de palabra, sino en los hechos.<br />Así contribuiremos a evitar que la búsqueda de soluciones informales frente a vacíos institucionales siga provocando incertidumbre en el contexto social y la percepción de injusticia y arbitrariedad. <br />No podemos permitirnos mantener la debilidad institucional. Una cosa es tener la conciencia del “deber ser”, pero otra muy diferente, y ahí es a donde necesitamos avanzar decididamente, es en ser congruentes, con valor e integridad. <br />En nuestro actuar, los legisladores debemos ser los primeros en respetar las normas y los valores. Tenemos el enorme reto de contribuir a devolver a las y los mexicanos la confianza en las instituciones.<br />En Acción Nacional estamos comprometidos en la construcción de instituciones más fuertes y modernas. Esta es la agenda que urge a México y no puede posponerse más. <br />Se construye con palabras cuando éstas abren puertas al diálogo, aunque sean apenas pequeñas rendijas por donde puedan cruzar los acuerdos, por dónde encontrarnos frente a frente, hablándonos, enriqueciéndonos con el reconocimiento del otro. <br />Se construye también con los silencios, cuando éstos abonan a que otras voces se escuchen y puedan ser parte de nuestras vidas, de nuestros consensos o nuestras diferencias. Al reconocerse nos ayudarán a encontrar las posibles coincidencias y a ser mejores personas. <br />Se construye con el debate de las razones, con la fuerza y el poder de una denuncia sustentada en hechos y argumentos. Se construye cuando se atiende a los principios básicos del respeto y la verdad, cuando el actuar responde a la ley y encuentra soporte en el andamiaje institucional.<br />Se construye cuando quien levanta la voz ha logrado ser merecedor de respeto por su actuar, por su decir, por su intencionalidad y, en especial, por su capacidad de construir puentes, de respetar a los otros que también nos hacen uno. <br />Por el contrario, está la confrontación estéril. Se destruye cuando la palabra se convierte en injuria, en calumnia, en desahogo sin propósito alguno más allá que provocar escándalo, de mostrar intolerancia como principio y como fin. Se destruye cuando los adjetivos que laceran sustituyen a las razones. Se destruye cuando en lugar de puentes se edifican muros que aíslan, que privan de la rica luz de los otros, muros de insultos de un estruendo que hace imposible escuchar otras voces, muros de una sola voz o de muy pocas, de voces manipuladas al interés de esa sola voz, muros que no dejan pasar razones pues no es su intención escuchar voces ajenas.<br />Habría entonces que preguntarnos: ¿Qué le urge a México? <br />La respuesta está del lado de los puentes y los acuerdos. De las plataformas de progreso y equidad, de la construcción y defensa de las instituciones. Porque los mexicanos consideran que el futuro es más importante que el pasado. Porque hay un México posible, un México que si es posible con instituciones fuertes, con apego a la ley, sin impunidad ni prebendas de por medio.<br />A casi cien años de nuestra Constitución, es este un tiempo definitivo de apostar por las instituciones. Confío en la fuerza de las ideas, de las convicciones y en el trabajo de todas y de todos los legisladores que hoy desde diversas trincheras conformamos este Congreso, que coincidimos en la inaplazable construcción de puentes con la gente, que creemos en la política como el quehacer imperativo para dialogar y edificar, que sabemos de la exigencia de la historia, y en particular de millones de mexicanos, para hacer posible un mejor porvenir.<br />A través de estas líneas hago un llamado a todos los miembros del Poder Legislativo y sus coordinadores, para que a partir de hoy subamos el nivel del debate en el Congreso. Y también invito a todos los medios de comunicación para que estén atentos y se conviertan en una suerte de auditores sociales, para el cumplimiento de acuerdos en beneficio de la democracia. Solo respondiendo con altura de miras y dando dignidad a nuestros cargos y responsabilidades, podemos acreditar que hoy es tiempo de la gente.<br />