2. «Ánimo, hijos, clamad a Dios, que él os
librará de la tiranía y del poder de vuestros
enemigos. Yo esperé del eterno vuestra
salvación y el Santo me ha llenado de
alegría, pues muy pronto el Eterno tendrá
misericordia de vosotros….»
Baruc 4, 21-23.
3. Baruc, hijo de Nerías,
discípulo y secretario de
Jeremías
12. El secreto de la supervivencia
El pueblo asume su culpa: se hace
responsable.
Inicia un camino de retorno a Dios, de
conversión y reafirmación de su fe y su
identidad.
13. El Señor, nuestro Dios, es justo. En cambio, nosotros y
nuestros padres nos sentimos abochornados… No hemos
pedido al Señor que cambiase los planes perversos de
nuestra mente. Por eso, el Señor ha estado pendiente de
estas desgracias y nos las ha enviado. Porque el Señor
tenía razón en todo lo que nos ordenó, pero nosotros no
hemos escuchado su voz…
Baruc 2, 6-10
15. Respuesta de Israel
Se refuerza la familia como base social.
Se refuerzan la fe y la identidad.
Toda la tierra es de Dios: se puede ser un
creyente en cualquier lugar del mundo.
18. El profeta invita al pueblo…
A arrepentirse y a cambiar de vida.
A reforzar su alianza con Dios.
A mirar el futuro con esperanza: Dios
tendrá piedad y restaurará a su pueblo.
20. Mis hijos tiernos han recorrido duros caminos, arrebatados
como rebaños robados por el enemigo. ¡Ánimo, hijos,
clamad a Dios! Pues el que os mandó esto se acordará de
vosotros (Baruc 4, 27).
Jerusalén, ¡quítate el vestido de luto y aflicción, y vístete ya
siempre con las galas de la gloria de Dios… Porque Dios
mostrará su esplendor a toda la tierra y te dará para
siempre este nombre: “Paz en la justicia, gloria en la
piedad” (Baruc 5, 1-4).
23. Carta de Jeremías
Ante el brillo de la civilización babilonia,
existe el riesgo de adorar a sus dioses.
Jeremías los desengaña: son falsos ídolos,
simples estatuas sin poder alguno.
25. Como cacharros domésticos que cuando se rompen ya no
sirven, así son los dioses que entronizan en sus templos…
Si alguien les hace mal o bien, no pueden devolverle su
merecido. Ni pueden poner ni quitar rey, como tampoco
dar riquezas ni dinero. Y si alguien les hace un voto y no
lo cumple, no le piden cuentas. Jamás libran a nadie de la
muerte, ni arrancan al débil de las manos del poderoso.
No pueden devolver la vista al ciego, ni librar a nadie de
su apuro… ¿Cómo creer o decir que son dioses?
Baruc 6, 33-39.
26. La torre que llega al cielo y santuario de Marduk
28. Una respuesta de vida
Responsabilidad ante la culpa.
Conversión de vida.
Buscar la sabiduría: la voluntad de Dios.
No dejarse seducir por los ídolos.
30. Hoy, ante las desgracias…
No hundirse en el victimismo.
No enfadarse con Dios, sino reconciliarse con él.
No vivir añorando el pasado, sino construyendo
algo nuevo.