El documento describe las ciudades inteligentes y sus características. Define una ciudad inteligente como aquella que usa intensivamente las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar los sistemas de la ciudad y la calidad de vida. Explica que las ciudades inteligentes requieren el uso de sensores, redes y procesamiento de datos para tomar decisiones que mejoren la ciudad. También destaca la importancia de que las ciudades inteligentes empoderen a los ciudadanos y promuevan su participación a través de la tecnología.
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Expresión «ciudad inteligente» es la traducción y adaptación del término en idioma inglés «smart city». Es un concepto emergente, y por tanto sus acepciones en español y en otros idiomas, e incluso en el propio idioma inglés, están sujetas a constante revisión. Es también un término actual, que se está utilizando como un concepto de marketing (mercadotecnia) en el ámbito empresarial, en relación a políticas de desarrollo, y en lo concerniente a diversas especialidades y temáticas. CONCEPTO La definición adoptada por CINTEL de Ciudad Inteligente es aquella ciudad que se caracteriza por el uso intensivo de las TIC en la creación y mejoramiento de los sistemas que componen la ciudad. Para CINTEL una ciudad se considera inteligente cuando adopta soluciones intensivas en TIC, y desarrolla la capacidad de crear, recopilar, procesar y transformar la información para hacer sus procesos y servicios mejores y más eficientes, permitiendo mejorar la calidad de vida mediante el uso eficiente de sus recursos. PERSPECTIVA GENERAL
Las ciudades modernas son centros neurálgicos que albergan a un gran porcentaje de la población mundial. Según el Sistema de las Naciones Unidas, Latinoamérica es la región de mayor proporción de población urbana (cerca del 85%) de todas las regiones en desarrollo, y la segunda más urbanizada del mundo. La población latinoamericana ha pasado de 167 millones de habitantes en 1950 con el 41,4% de carácter urbano a 596,6 millones en 2011, con el 79,1% del total habitando ciudades. Queda claro entonces que las urbes son el foco de las más diversas actividades del hombre y por lo tanto son consumidoras de recursos naturales, de energía y son generadoras de la mayoría de los residuos que contaminan el planeta.
El crecimiento de los avances en tecnología ha contribuido a que varias ciudades alrededor del mundo evolucionen paulatinamente hacia lo que en la actualidad se denomina como Ciudades Inteligentes (Smart Cities). Es muy complicado definir si una ciudad es inteligente o no porque todavía no existen estándares mínimos que permitan comparaciones. Pero con seguridad, pueden
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calificarse de Ciudades Inteligentes a aquellas que, gestionadas de forma eficiente y sostenible, logran una mejor calidad de vida para sus habitantes , aprovechando los avances de las tecnologías de información y comunicación (TICs). Las tres fuerzas que movilizan las Smart Cities están representadas por las TICs, la economía y las personas (sociedad civil). Las TICs se presentan como la herramienta fundamental en busca de la inteligencia de la ciudad y si bien no son el fin, son el medio por el cual las ciudades se vuelven SMART.
Los ámbitos en los cuales una ciudad puede adquirir inteligencia son muy amplios, pero pueden resumirse en aquellos aspectos de una gestión que: mejora el transporte, mejora los servicios públicos, alcanza eficiencia y sostenibilidad de la energía, del consumo de agua, y del manejo de residuos, garantiza seguridad pública, acceso a la información pública y transparencia.
Para ello, se requiere que una ciudad desarrolle seis tipos de inteligencias:
Gobierno inteligente (Participación)
Ciudadanía inteligente
Inteligencia en medio ambiente
Inteligencia para la movilidad
Inteligencia para la calidad de vida
Inteligencia económica
Las ciudades grandes con dinámicas económicas y culturales establecidas se encuentran en mejor posición para evolucionar a Ciudades Inteligentes en relación con aquellas ciudades emergentes que presentan aún más carencias y desequilibrios. De todas formas estas últimas tienen también una oportunidad de evolucionar si incorporan inteligencia a su ritmo de crecimiento y planificaciones. Sin importar el tamaño de la ciudad, el principal desafío a superar más allá de la gestión, será la construcción de amplios consensos sociales en torno a la disponibilidad de recursos públicos y privados como objetivo compartido.
En Latinoamérica las ciudades están empezando a generar soluciones inteligentes a sus problemas de manera paulatina, comenzando con proyectos puntuales que lentamente se van sumando a otros y que aportan progresivamente IQ (coeficiente intelectual) a la ciudad.
La ciudad de Buenos Aires ha entrado en el mundo de las Smart Cities poniendo el foco en el acceso a la sociedad de la información por parte de sus ciudadanos. Buenos Aires ha desplegado la mayor red de acceso público gratuito a Internet existente en la actualidad en Latinoamérica, la cual cubre una gran parte de la metrópoli así como la red de metro de Buenos Aires. Otras ciudades que avanzan fuertemente hacia la inteligencia son Bogotá, Río de Janeiro y San Pablo.
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Perspectiva tecnológica: las ciudades inteligentes definidas desde la electrónica
Empresas altamente especializadas en tecnología como IBM, Cisco y Siemens acuñaron hace varios años la visión de las Ciudades Inteligentes como un conjunto de sensores y redes capaces de medir ciertas variables de las urbes. La realidad es que las Ciudades Inteligentes requieren de tecnología para la captura de datos y el procesamiento de la información y a partir del conocimiento generado, poder avanzar con la posterior toma de decisiones para el mejoramiento de la ciudad.
En la actualidad los protagonistas de la captura de datos son los sensores electrónicos que permiten recolectar diversa información sobre el tráfico, la iluminación o la polución en distintos ámbitos de la ciudad. Los sensores pueden estar situados en la vía pública o pueden ser aportados por los mismos ciudadanos a través de dispositivos como los Smart Phones, el GPS en el auto o cualquier aparato inteligente conectado a una red de comunicación.
Las redes de comunicaciones como las 3G y 4G de los celulares o la propia Internet, permiten la transmisión de los datos del punto en que se generan a los centros de procesamiento. Por último es necesaria la infraestructura para soportar su almacenamiento y procesamiento masivo en servidores especializados para tomar decisiones y actuar en consecuencia.
Sin embargo, esta tendencia no es neutra respecto a qué tipo de datos se recolectan, quién usa la información y con qué fin se estructura el servicio. Por lo general, se trata de enfoques arriba- abajo, pensando únicamente en las necesidades de las autoridades gubernamentales y no en el ciudadano. Perspectiva social: ciudadanos inteligentes en las ciudades inteligentes
En la actualidad las empresas promotoras de las Smart Cities están enfocadas en la tecnología antes que en el empoderamiento de los ciudadanos para la participación y toma de decisiones de su ciudad. Esto es criticado por organizaciones de la sociedad civil porque promueven la máxima que dicta que la razón de ser una ciudad son sus ciudadanos. Como nunca antes en la historia los ciudadanos tienen en su poder aplicaciones en sus dispositivos electrónicos que les permiten involucrarse y participar, aportar y consumir datos e influir sobre decisiones en temas relevantes de su ciudad. Cyberdemocracia es el término que describe esta utilización de la tecnología como medio de participación y empoderamiento de la ciudadanía para el planeamiento y la mejora de su comunidad.
Las organizaciones de la sociedad civil tienen el desafío de identificar las intersecciones de las tendencias sociales y tecnológicas para crear oportunidades para la innovación social. Por ejemplo, cumplen un rol importante en las transformaciones de las Ciudades Inteligentes porque son las encargadas de monitorear el desempeño y el gasto de los servicios públicos en busca de una mayor y mejor rendición de cuentas.
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De modo que no se trata únicamente de impulsar el desarrollo de la ciudad inteligente desde la oferta tecnológica sino desde la demanda ciudadana. Lo cual exige no solo una adaptación de la tecnología a necesidades específicas (monitoreo de presupuestos o planes de metas, por ejemplo) sino poner en manos de los ciudadanos los medios necesarios para que generar tecnología dirigida al núcleo de la agenda ciudadana: los bienes públicos en las ciudades. Algunos autores llaman a esta corriente “Urbanismo de código abierto”.- CARACTERÍSTICAS La ciudad “inteligente” es todavía un concepto difuso, ya que esta etiqueta se utiliza de diversas formas que no siempre son compatibles entre sí. En esta sección se resumen las características de ciudad inteligente que con mayor frecuencia se repiten en las discusiones sobre el tema. La etapa que se alcanza en el desarrollo de la infraestructura de las TIC (telefonía móvil y fija, TV por satélite, redes informáticas, comercio electrónico, servicios de Internet), pone en primer plano la idea de una ciudad cableada (con fibra óptica y con la nueva telefonía móvil 4G) como el principal modelo de desarrollo, y de una conectividad cada vez más mejorada en calidad y rapidez como fuente de crecimiento.28 El papel fundamental se centra en las industrias creativas y de alta tecnología aplicadas al crecimiento urbano a largo plazo. Este factor, junto con la infraestructura de servicios, es especialmente importante. El enfoque implica el desarrollo urbano integrado basado en multa-actores, multi-sectores, y variadas perspectivas en varios niveles.29 30 Esto conduce a un "énfasis subyacente en empresas dirigidas por el desarrollo urbano",27 y la creación de ciudades favorables a los negocios con el objetivo de atraer nuevos negocios. Los datos muestran que las ciudades orientadas a los negocios están, en efecto, entre las que tienen un rendimiento socio-económico más satisfactorio. Con este fin, las ciudades pueden diseñar parques empresariales con las características de espacios inteligentes: Kochi, Malta, Dubai, son ejemplos. La capacidad de inteligencia local está intrínsecamente ligada a la de la economía basada en el conocimiento, donde la innovación y la tecnología son los principales motores del crecimiento31 32 y de la inteligencia colectiva de la comunidad, que subraya la capacidad y las redes como los principales factores de éxito de una comunidad.33 Para ello es necesario un paradigma de planificación pertinente para el desarrollo urbano-regional, y una gestión de la innovación, similar al propio concepto de ciudad inteligente. Mediante el desarrollo de estrategias conjuntas, la ciudad deberá estar basada en la agrupación o accesibilidad a la información y facilidad de movimiento de los mecanismos de innovación de
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carácter mundial, y mejorando sustancialmente y de forma continua sus sistemas de información interna. Los resultados por indicadores se clasificaron en una escala de 1 a 100 que da origen al Índice Cities in Motion (ICIM). En éste, Tokio fue la única ciudad con 100 puntos entre las 135 analizadas, lo que le permitió clasificar con una performance de categoría A al tener un índice superior a 90. En cambio, los resultados más bajos de Londres se dieron en Gestión Pública y Cohesión Social. Así, en el primero, que analiza la eficiencia de la administración, Londres obtuvo el puesto Nº 28, y en el segundo, el Nº 96, siendo Cohesión Social el aspecto peor evaluado de la capital británica. De igual manera que Londres, Nueva York también fue clasificada con una perfomance Relativamente Alta debido a que obtuvo 81,25 puntos en el ICIM. Al igual que las ciudades de los tres primeros lugares, Zúrich también lidera en un indicador que, en su caso, corresponde a Medioambiente. Asimismo, se ubicó en las posiciones más altas del ranking general en Gestión Pública (2º) y Cohesión Social (3º), siendo en éste último la ciudad con la posición más alta entre las 10 ciudades más inteligentes del mundo. En otros indicadores en donde también obtuvo buenos resultados son: Economía (4º), Medio ambiente (5º) y Planificación Urbana (7º). Basándose en éste último indicador, que mide la calidad de la infraestructura sanitaria y el hacinamiento en las viviendas, París es la ciudad con la segunda mejor ubicación entre las 10 primeras. Las estrategias de desarrollo sostenible que ha implementado esta ciudad para asegurar el suministro de agua potable y controlar la contaminación (principalmente PM10 y metano) le permitieron ocupar el primer lugar en Medioambiente. En otros indicadores en que Ginebra destaca es en Planificación Urbana (4º) y Cohesión Social (5º). Las dos mejores ubicaciones de esta ciudad japonesa se dieron en Gestión Pública y Planificación Urbana, ya que en cada indicador se ubicó en el 7º puesto. Un tercer aspecto en que destacó Osaka fue en Movilidad y Transporte, indicador en el que ocupó el lugar Nº8. La capital de Corea del Sur es sede de fabricantes de aparatos electrónicos, como LG y Samsung. Sin embargo, en Tecnología, no está entre los diez primeros lugares, ya que ocupa el puesto Nº13. En relación a los peores indicadores de Seúl, éstos se dan en Cohesión Social (80º), Movilidad y Transporte (43º) y Medioambiente (31º). La mejor evaluación de Oslo se dio en Planificación Urbana, indicador en el que ocupó el 4º puesto, al igual que Ginebra. En Medioambiente, también obtuvo el cuarto lugar, tras Riga (Letonia), a pesar que ésta última ciudad se ubicó en el lugar Nº 87 del ranking general. Un tercer indicador en que esta ciudad noruega fue bien evaluada corresponde a Cohesión Social (6º). Las mejores ubicaciones de Santiago, según indicadores, fueron en: Gestión Pública (19º), Economía (20º) y Gobernanza (20º). En cambio, las evaluaciones más bajas las obtuvo en Tecnología (102º), Cohesión Social (102º) y Capital Humano (127º).
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Las ciudades han sido valoradas conforme a diez dimensiones clave a la hora de determinar su eficiencia: Gobernanza. Gestión pública. Planificación urbana Tecnología. Medio ambiente Proyección internacional Cohesión social Movilidad y transporte Capital humano Economía Entre sus conclusiones, el informe destaca la importancia de tener una visión de conjunto de la gestión urbana, la lentitud con que se reflejan los cambios en las políticas públicas, la incidencia del contexto nacional, la ausencia de un único modelo de éxito y la falta de correspondencia entre la reputación de algunas ciudades y la realidad.