3. La lectura en las aulas
La lectura es un tema del que hablamos
mucho los profes de lengua y sobre el que,
a menudo, compartimos
recomendaciones por el tradicional
método del boca a boca: este libro
funciona muy bien, aquel les encanta…
Hoy, gracias a las nuevas tecnologías,
disponemos de nuevos recursos para este
tipo de recomendaciones.
4. ¿Clásicos o literatura juvenil?
Los profesores estamos en esa encrucijada de elegir entre
lecturas juveniles blancas, con mucho desaguisado moral
pero envueltas en apósitos de sensatez, novelas que
parecen exempla para los libros de Educación para la
ciudadanía, o novelas novelas, literatura sin cortapisas,
donde los personajes son libres de matar o ser
simplemente imbéciles sin que un demiurgo salido de los
gabinetes psicopedagógicos venga a ponerlos en su sitio.
Es impensable fomentar la lectura de Literatura con
mayúsculas si antes no hemos afianzado los hábitos
lectores con novelas juveniles. Puede haber cinco o diez
alumnos lo suficientemente maduros como para leer a
Azorín y disfrutarlo sin haber pasado por Alfredo Gómez
Cerdá o Fernando Lalana, por ejemplo. El resto sufrirá lo
indecible para avanzar línea a línea entre palabras que
desconoce en un cincuenta o sesenta por cien.
5. Tipos de lecturas
a) Las lecturas cuyo objetivo de enseñarles a leer, es decir, a
familiarizarse con los procedimientos literarios para
construir el sentido de los textos. Estas lecturas, en su
mayor parte -al menos en la ESO- han de corresponder al
canon literario. Si no, ¿cuándo conocerán nuestros
alumnos estos textos? ¿Y dónde mejor que en ellos se
podrán observar y apreciar las convenciones de la
tradición literaria?
b) Las lecturas cuya finalidad es el disfrute y el
enriquecimiento personal. Estas lecturas no pueden ser
obligatorias, sino de libre elección orientada por
sugerencias: que los alumnos se inclinen a ellas
dependerá del ambiente que se cree en los centros
mediante proyectos de fomento de la lectura en los que
las familias – ¿y las administraciones?- han de tener un
papel importante.
(F. Zayas)
6. Cómo NO fomentar la lectura
«En su Historia de la literatura universal (Ed. Gredos), Martín de Riquer y José María Valverde califican el Kubla
Khan (de Coleridge) como un poema que "tiene más de curiosidad que de obra poética", […] Como lectura
obligada para su comentario y análisis es, cuando menos, una tortura incomprensible para nuestros alumnos. […]
Dejando a un lado la incoherencia que supone exigir el comentario convencional de textos no convencionales -sobre
la metodología de la enseñanza de la literatura en Secundaria y Bachillerato mejor hablamos otro día...-, resulta
incomprensible que las lecturas propuestas por la Universidad para una asignatura tan amplia -y, a priori, fascinante-
como Literatura Universal sean tan escasamente motivadoras. Ciñéndonos, por ejemplo, al XIX, ¿de todo el repertorio
-poético, teatral y novelístico- romántico no había otros autores que pudiéramos estudiar y analizar para que los
chicos disfrutaran con ello? […] Para qué bucear en el canon y molestarnos en buscar títulos que sí permitan un
acercamiento real de los alumnos no solo a la época literaria sino, sobre todo, al placer de la lectura. Para qué hacer
algo así, cuando podemos arruinar una asignatura como esta y convertirla en un infumable repertorio de obras y
autores que olvidarán tan pronto como los vomiten en un examen.
Por supuesto, la literatura de género -ciencia ficción, terror, novela negra...- está excluida del programa oficial,
obviando que autores como Orwell o Hammett son espléndidos y mucho más atractivos para nuestros bachilleres
que otros que nos empeñamos en hacerles leer una y otra vez. En cuanto a "la literatura actual", en literatura
española se nos aconseja que no trabajemos obras posteriores a 1970 (¡no había nacido ni yo!) y en literatura
universal el estudio de la novela se cierra ¡en la Generación Perdida! Obviar no ya el último tercio del siglo XX, sino
toda su segunda mitad para alumnos del siglo XXI es uno de esos anacronismos del que empiezo a dudar que
salgamos algún día... Y, por si alguien se lo está preguntando, las escritoras tampoco aparecen en el programa -en
literatura universal no se pide ni un solo texto escrito por una mujer-, lo que no deja de constituir un ejemplo de
contumaz misoginia cultural.
Después nos quejamos de que no se lee, de que no se valora la cultura, y nos enzarzamos en reproches,
recriminaciones y discusiones estériles. Pero lo cierto es que la asignatura de Lengua y Literatura, tal y como está
planteada en Secundaria y Bachillerato, no funciona ni cumple su objetivo».
http://esodelaeso.blogspot.com/2012/01/como-no-fomentar-la-lectura.html (extracto)
8. Derechos del lector
1) El derecho de no leer un libro.
2) El derecho de saltar las páginas.
3) El derecho de no terminar un libro.
4) El derecho de releer.
5) El derecho de leer lo que sea.
6) El derecho al Bovaryismo (enfermedad textual
transmisible).
7) El derecho de leer donde sea.
8) El derecho de buscar libros, abrirlos en donde
sea y leer un pedazo.
9) El derecho de leer en voz alta.
10) El derecho de callarse.
10. Leer, sí, ¿pero qué?
«Nada hay más fácil que abrir un libro. Nada más difícil que elegir
cuál. Sé que la cita no es exacta, pero oí repetir estas palabras a
José Mª Valverde. Y pienso muchas veces en que debiera añadir
una coletilla (Dios me libre de enmendar la plana al que fuera un
gran erudito): Y nada más frustrante que ver cómo un libro no
cumple con las expectativas depositadas en él.
Me ha pasado muchas veces. Diría que en los últimos veranos he
leído sacrificadamente libros de los llamados "imprescindibles", con
sucesivos ataques de apnea, que me sumen en un estado de
fastidio insoportable.
Si a mí que me gusta leer, que, si pudiera, no haría otra cosa, me
cuesta elegir. Si decido leer aquello que eligen otros por mí (críticos,
amigos) y la lectura no me place, experimento frustración. Por el
contrario, si elijo por mí misma y me equivoco, lo asumo sin enfado».
Lourdes Domenech http://apiedeaula.blogspot.com/2008/09/leer-s-pero-qu.html
Una gran dificultad es que pensamos en libros «adecuados para 2º
de ESO» sin entender que, si para nosotros no funciona siempre leer
lo que nos recomiendan, tampoco para ellos.
11. Cómo reconocer los buenos
libros para niños y jóvenes
Es el título de una publicación de la Fundación para el
fomento de la lectura. Los criterios que se establecen son:
Historias cercanas a la vida cotidiana de los lectores.
Historias sin pretensiones moralistas ni con una
enseñanza explícita.
Con personajes y escenarios afines al universo de la
historia.
Con un lenguaje adecuado para la edad del lector.
Que traten diferentes temáticas, ofreciendo diferentes
puntos de vista que inviten a la reflexión.
Que suscite emociones en el lector.
Con imágenes atractivas, con un lenguaje propio, que
inviten a la exploración.
12. Si lo hacemos bien…
Este es el premio que se encontró Toni Solano: una
reseña de una alumna de 4º de ESO sobre 97
formas de decir «Te quiero» de Jordi Serra i Fabra:
Empieza diciendo: «En una palabra,
alucinante...» Y acaba con una declaración que
nos debe hacer pensar en lo que sería capaz de
leer ahora esta alumna si su afán lector hubiese
empezado en 1º de la ESO: «Ha sido mi primer libro
en toda mi vida que me ha gustado, ahora sé lo
que es leerse un libro con ganas y sin pensar que
te lo están obligando a leer. Me lo volvería a leer
una y mil veces más».
13. Dra. Mercedes Flores Martín
Departamento de Literatura Española
Universidad de Sevilla
mercedesfm@us.es