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Capítulo I


                           INTRODUCCIÓN PRELIMINAR


   El movimiento Teosófico necesita hombres y mujeres entrenados, idóneos y
deseosos de hacer labor pública de exposición. Esa labor deben hacerla nuestros
estudiantes que residen año tras año en una misma localidad y se ven obligados por
ese hecho a extender y variar sus estudios. Cuando los trabajadores teosóficos de una
ciudad dicen “estamos maniatados aquí porque no tenemos conferencistas”, parecen
indicar que por un capricho de los dioses se les ha negado un talento especial y poco
común. Pero lo que en realidad están manifestando, para quien sabe, es que han
descuidado sus propios poderes latentes, por indolencia o timidez, o demasiado amor
propio. Un orador no es un don de los dioses. Es un trabajador entrenado y
disciplinado que tuvo el valor de someterse a un breve aprendizaje. La mayoría de
nuestros miembros son oradores en embrión y muy próximos a salir a la luz con sólo
que lo supieran. Las cualidades que los trajeron al Movimiento Teosófico son las
mismas cualidades que los capacitarán para hacer trabajo adecuado en la plataforma,
si aceptan la disciplina del orador y el karma del orador. Una vez que lo hagan, se
abrirá para ellos un nuevo ciclo, un nuevo hábito de estudio y un nuevo valor que es
lo que más necesitamos.
   Si les ha faltado ese valor, creo que no es porque hayan tenido miedo de sostener
sus opiniones, y hasta sufrir por ellas, sino que por falta de habilidad para expresarlas
lo han hecho en forma débil e incierta. Se han perdido de mucho de lo que la
Teosofía les ofrece. Antes de que se termine este curso espero que Uds., como grupo,
vean lo que quiero indicar. “La enseñanza es para el preceptor y lo beneficia más a él
mismo”.
   Si Ud. tiene la voluntad de someterse al entrenamiento que le ofrezco, no se
elimine en la primera etapa diciendo con una sonrisa tonta. “Eh, nunca podré ser un
buen orador”. Ud. ES un orador, con impedimentos que este curso está preparado
para quitarle. No le estoy ofreciendo una esperanza, le estoy ofreciendo un
procedimiento probado que ha cumplido su cometido antes y volverá a cumplirlo, no
meramente si Ud. es brillante, sino si Ud. es sincero y consciente y razonablemente
sufrido.
   Difiere de todos los demás cursos de oratoria en que está basado en supuestos
ocultos. Otros cursos se basan en el supuesto de que la oratoria es como un adorno
para cosérselo o imponérselo a Ud. Este curso está basado en la certeza de que Ud. es
un orador potencialmente, que sus poderes son mucho más grandes de lo que Ud. se
da cuenta, y que lo que Ud. más necesita es retirar ciertas barreras. Nunca sucede que
Ud. tiene demasiado poco de las cosas que sirven; lo que pasa es que tiene mucho de
las cosas que pueden perjudicar.
   Estas barreras sólo pueden ser retiradas en su debido orden. Son físicas, morales y
mentales y hay que tratarlas en este orden.
   Las barreras físicas son las menos resistentes. Hay diez probabilidades contra una
de que Ud. se para incorrectamente y de una manera que dificulta el equilibrio. Hay
más de diez contra una de que Ud. nunca ha prendido a respirar como debe hacerlo
un orador. Probablemente respira de un modo que arruinaría el mejor discurso jamás
planeado. Es casi seguro que a menos que Ud. haya tenido entrenamiento como
orador o actor (no como cantor), su voz estorbará la fluidez de pensamientos que un
orador necesita. Ud. cree que esas interrupciones en el pensar son fallas de su mente.
Se deben a fallas de la voz. Ud. hace cosas con su voz que echarían a perder el
equilibrio de un sabio. Mientras no se retiren esas presiones, no puede haber fluidez.
La técnica para eliminarlas puede aprenderla Ud. en una hora, y adquirir el hábito
correcto en un mes de ejercicios breves.
   Vienen luego las obstrucciones morales, y será más fácil tratarlas a medida que las
dificultades físicas desaparecen. Una de ellas es aquella modestia de que muchos nos
jactamos, pero de la que nos preciaríamos menos si nos diéramos cuenta de que no es
sino vanidad invertida. Es un temor de que la gente descubra que no somos tan
capaces como les hemos hecho creer que somos, un temor de que compartan nuestras


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sospechas acerca de nuestra incapacidad. Esto no es sino un pobre fantasma, pero nos
hace temblar las rodillas a la mayoría de nosotros. Cuando Ud. haya aprendido a
tener sus rodillas de modo que no tiemblen, habrá curado la mitad de esta dolencia.
Cuando haya sentido el primer toque del poder que envuelve a un orador y se haya
dado cuenta de que Ud. es mucho mejor de lo que jamás creyera, la curación estará
completa. Podrá haber pequeños estremecimientos de nerviosismo cada vez que hable
durante el resto de su vida, pero sabrá Ud. cómo tratarlos con prontitud y efectividad.
   Aquel espantajo común del novicio de que alguien entre el auditorio conoce el
tema mejor que él se resuelve por el simple expediente de escoger temas que el
orador sabe que nadie conoce mejor que él en muchas millas a la redonda. Puede
parecer un recurso cobarde, pero allana una seria barrera y resulta más provechoso
para el orador y los oyentes. Un tercer obstáculo es la pereza, y la mayoría de los
fracasos son culpa suya, no importa cuántas bellas excusas se invente uno.
   Hay otro impedimento moral, el más peligroso de todos porque inhibe el trabajo
de muchísimos de nuestros miembros mejor equipados. Es el sentimiento de
superioridad que no les deja seguir gustosos la rutina de un grupo. Lo consideran
demasiado infantil o tonto o elemental para ellos. Si hay alguno entre Uds. que por
haber ocupado muchas veces la plataforma considere este curso con tales reservas por
sentirse demasiado grande para él, olvídese de su superioridad y empiece de nuevo.
Reservas, críticas y objeciones no hacen sino enturbiar el trabajo para los demás. El
que sea superior lo demostrará en el trabajo a medida que adelante este curso.
   Los esgrimistas acostumbran a hacer unos ejercicios de flexibilidad y ajuste antes
de todo encuentro. Aún los más hábiles se alegran de practicar con novicios para
corregir defectos inconsciente de posición, etc. De modo que si Ud. se cree
demasiado bueno para practicar, mejor sería que abandone este curso calladamente;
no le sacaría ningún provecho, y si cohibiría a los principiantes con su presencia.
Después de dar más de dos mil conferencias, el autor de este curso todavía goza y
saca provecho en ejercitarse.



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El líder de su grupo no es el instructor de Ud.. Lo es el curso mismo. Su líder es el
coordinador, y para que el curso marche bien todos deben obedecerle, tal como un
actor, por célebre que sea, obedece a la persona que dirige los ensayos o la
presentación.
   En cuanto a las barreras mentales, yo no les doy beligerancia. El mal no está en
nuestras mentes. Sino en las tretas que nuestras emociones les juegan. Un gran
hombre no es un hombre de mentalidad brillante, sino un hombre disciplinado. En
otras cosas puede que tenga sus vicios, pero en el trabajo en el que es grande
demuestra una austeridad asombrosa. Obra con tantísima soltura porque no tiene
complejos emocionales que lo bloqueen. Y así espero que cada uno de Uds. hallará
que su mente es tan buena como la de su erudito vecino, excepto que él ha
desbrozado ciertos pasajes que Ud. todavía no ha limpiado.
   Tal vez Ud. no estudia lo suficiente. Pero el estudiar es un hábito que se va
acentuando a medida de su necesidad. Dar conferencias creará esa necesidad. Quizá
Ud. no recuerda con facilidad. Pero la memoria es cosa pequeña que puede Ud.
obtener con pequeño esfuerzo. La mala memoria es el resultado del ajetreo, de pasar
por alto lo esencial por estar buscando ansiosamente los detalles. Si el estudiante se
concentra en las cosas esenciales y principales, sus pensamientos seguirán una ilación
ordenada y su memoria no le fallará. Más adelante trataremos bien este punto. Estas
son todas las barreras mentales que conozco, y creo que principalmente son de orden
moral.


     Estas instrucciones seguirán este orden:
                                                  6 -- Arreglo del material.
   1 -- Preliminares.
   2 -- Postura.                                 7 -- Improvisación.
   3 -- Voz.                                     8 -- Integración con el auditorio.
   4 -- Teoría de la expresión.                 9 -- Uso de las palabras.
   5 -- Elaboración del material.              10 -- Semilla.


                                                                                      4
11 -- Rotación de temas y método
de
         practicar.
12 -- Conclusión y lista de temas.
     El grupo más práctico consistirá en no menos de seis miembros y no más de doce.
Menos de seis significa desperdicio de energía, si bien dos o tres estudiantes resueltos
y esforzados pueden contrarrestar esa desventaja. Más de doce significa que habrá
que destinar más tiempo para que todos puedan trabajar con suficiente frecuencia.
     El líder del grupo es, como ya indiqué, su coordinador, y se le debe escoger por su
habilidad para mantener una ruta definida, más que por su habilidad para enseñar.
     El grupo debe reunirse una vez por semana y siempre el mismo día. Se debe
insistir en la asistencia con puntualidad. Como ocurre en toda labor oculta, se
presentarán toda clase de dificultades inesperadas para alejar a los miembros, pero el
estudiante meritorio las superará. La sesión debe ser de dos horas. Son doce
capítulos, uno para cada dos semanas, o sea dos sesiones para cada capítulo.
Este debe leerse en voz alta al comienzo de cada sesión, de preferencia dos veces.
Muy pocas personas pueden asimilar un capítulo de esta clase en una sola lectura. El
resto del tiempo se dedicará a la práctica. Cada instrucción o capítulo consiste en:


     1 -- Una sesión teórica.
     2 -- El ejercicio para la sesión en curso.
     3 -- El ejercicio para la sesión complementaria.
     4 -- Los ejercicios diarios o tarea preparatoria para hacerse en casa.


     Los ejercicios son breves al principio y van alargándose hasta una media hora
diaria. Para sacar mejor provecho del curso, el buen estudiante los ejecutará en el
orden en que se den.
     Claro que Ud. puede seguir el curso como quiera. Puede tomar un capítulo por
semana o sorbérselos todos en una sola tarde, o uno una tarde y el siguiente a los diez


                                                                                       5
días. Eso es cuestión suya. Pero la experiencia nos ha demostrado la importancia del
ritmo que he señalado. Es suficientemente rápido para los estudiantes más brillantes,
y no demasiado rápido para los tardos. Lo mejor que sacará Ud. del curso no será
información sino potencialidad para trabajar. Por 50 cts. puede Ud. adquirir toda la
información que desee. Pero los hábitos no se adquieren sino trabajando.
   Y recuerde también, que todo asunto que yo trate en cualquier momento no tiene
necesariamente que ser de interés para todos. Cada estudiante tiene sus propias
deficiencias, pero ninguno, por fortuna, tiene todas las que mencionaré. Si encuentra
Ud. que trato de alguna que no le preocupe, tanto mejor, déjela a los que puedan
necesitarla. Pero asegúrese bien de que no es que Ud. se esté súper valuando
indebidamente.


EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESIÓN


   El primer ejercicio necesario es la respiración abdominal. Muchos piensan que
respirar no es sino tomar aire y nada más. En realidad lo que hacemos es ensanchar
un espacio en los pulmones y el aire fluye a llenarlo. Pruebe. Para respirar
adecuadamente hay que abrir un espacio mucho más amplio en los pulmones: esto se
hace con los músculos del abdomen, forzando hacia abajo el diafragma que separa el
tórax del abdomen, y así forzando éste hacia fuera. Haga una inhalación larga y
profunda; sienta que el aire expande el abdomen, como si el aire lo hiciera ensanchar.
Lo que en realidad sucede es que la expansión hace que el aire entre. Examine con
cuidado este procedimiento y verá que el respirar profundamente se hace automático
si Ud. fija la mente en el movimiento muscular. El pulmón se asemeja a un cono
cuya base es el diafragma y cuyo ápice es la garganta. Para respirar ensanchamos
la base de ese cono. Hay que corregir el hábito de ensanchar la cavidad pulmonar
levantando los hombros.




                                                                                    6
Ahora los estudiantes se pondrán de pié, en línea, y respirarán juntos,
dirigidos por el coordinador. Primero expulsen todo el aire de los pulmones.
Luego inhalen. Una inhalación larga, sin ruido, por las narices, durante diez
segundos; luego una exhalación por la boca, en otros diez segundos. Fijen la
mente en la contracción y expansión muscular. Eso es lo que importa; la
respiración viene sola. Vean que flexible y potente es su espacio pulmonar –o
cómo puede llegar a ser así.
   Hagan cinco respiraciones y descansen. Luego otras cinco más vigorosas y
descansen. Ahora observen lo que ha sucedido con su voz; es más llena, redonda y
fuerte. Probablemente notarán otros efectos benéficos en este ejercicio. La
respiración obra sobre el sistema glandular. Promueve la salivación y activa las
glándulas suprarrenales y adrenales, tan importantes para la salud. Unas pocas
respiraciones corregirán la indigestión o curarán una jaqueca. Unas pocas
respiraciones profundas aquietarán los nervios antes de una conferencia y
tranquilizarán la naturaleza animal. Al principio pueden sentir un ligero mareo, pero
es porque no han estado acostumbrados a respirar correctamente.
   Recuerden que desde el punto de vista oculto cada uno de nosotros no es sino un
aliento, una energía que circula por esta envoltura corporal. Cuando respiren así,
piensen que Uds. son esa corriente que circula por el cuerpo y que el cuerpo no es
sino el vehículo para esa corriente. Sentirán una curiosa ligereza, una superioridad
sobre su cuerpo, una capacidad de usar el cuerpo para lo que quieran en vez de ser
esclavos de él. Serán capaces de enfocarse en cualquier parte del cuerpo a voluntad, o
de situarse en un punto por encima de él. Este es el primer paso hacia el poder. En
esto no hay ninguna treta peligrosa de Hata Yoga, ni de pranayama, ni cosas por
el estilo. Es simplemente una manera profunda y sana de respirar, y el efecto de
ligereza es perfectamente normal. Es un recurso para controlarnos y acabar con la
esclavitud nerviosa de esos sesenta u ochenta kilos de carne y huesos que creemos
ser.



                                                                                    7
El líder debe ver ahora uno por uno a los miembros y ver que estén
ensanchando bien los pulmones sin levantar los hombros; y con esto dar por
concluida la sesión. Si les parece corta, no se afanen, que más adelante serán
completas.


TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA


   Dedicar cinco minutos diarios a la respiración diafragmática, manteniendo la
mente en el hecho de que la acción muscular permite la inhalación y también efectúa
la exhalación. También mantenga la mente en la idea de que el Ego mismo es una
corriente y se desliza sobre el flujo y reflujo del aliento. La importancia de eso se
verá más adelante. El último minuto dedíquese a limpiar vigorosamente los
pulmones, respirando profundamente, diez segundos para inhalar y diez para exhalar.
Obtendrá mayor provecho de este ejercicio si coloca los puños firmemente contra sus
costados al nivel de las costillas inferiores, y hace el ejercicio ante un espejo. Se
sorprenderá en pocos días de ver la flexibilidad que ha adquirido la estructura inferior
de las costillas.


EJERCICIO PARA LA SESION COMPLEMENTARIA


   La segunda treta de la respiración es la respiración nasal adecuada. Las mayores
dificultades para el orador novel provienen de la inhalación incorrecta. Causa
nerviosidad, pensamiento confuso, y, lo que es peor, esa calamidad del orador, la
boca seca, que algunos atribuyen a nerviosidad, pero no hay tal. Por ignorancia
respiran incorrectamente, y esto seca la boca, y la boca seca agrava su nerviosidad. El
remedio común para aliviar esta sequedad ha sido el de tomar sorbos de agua a
intervalos; pero esto, a más de ser poco bien visto, es más temible para el novicio que
el mal que intenta curar.



                                                                                      8
El remedio adecuado es la salivación natural. La saliva no fluye libremente a la
boca sino cuando uno respira por la nariz. Es muy escasa cuando se respira por la
boca. Pero durante una conversación rápida y sostenida es necesario tomar aire muy
frecuentemente en breves tragos.
   Sin embargo, uno no puede detenerse para cerrar la boca e inhalar ruidosamente
por la nariz cada vez. Lo que tiene que aprender es la treta de los oradores, de inhalar
silenciosamente por la nariz sin cerrar la boca. Ensaye y verá que hay dos maneras de
inhalar por la nariz.
   Pruebe primero la incorrecta. Cierre la boca y aspire como oliendo algo.
Sentirá el frío del aire al entrar por su nariz. Ahora pruebe el modo correcto.
Tenga la boca ligeramente abierta. Oprima la parte posterior de la lengua
contra el paladar como si fuera a decir “que”. Ahora respire de modo que sienta
la entrada fría de aire en el extremo interno del conducto nasal o parte posterior
de las ventanas de la nariz. Al hacerlo así tendrá la sensación metálica bajo los
lados de la lengua que señala el fluir de las glándulas salivales.
   Este es el antiguo secreto de los oradores, por el cual se pagaba tanto en un
tiempo. Y este es el modo de aspirar que tiene Ud. que aprender, hasta hacerlo
habitual cuando lee o habla. Debe aprender a aspirar de este modo mientras habla, a
pequeños tragos, dejando las aspiraciones profundas para las pausas solemnes. Verá
Ud. al adelantar en este curso que el hablar requiere respirar mucho más
frecuentemente de lo que ha acostumbrado a hacer, con el fin de mantener la presión
necesaria para darle potencia a la voz.
   Hay otra treta para humedecer la boca; para emplearla sólo en una emergencia. Es
la que usan los cantantes durante un reposo en el canto. Consiste en bostezar con la
boca cerrada. Provoca salivación de las glándulas anteriores. Aprovéchelo cuando
haya olvidado por largo rato el otro método y se encuentre con la boca seca.
   Ahora, que toda la clase ensaye este método de respiración nasal. Cada uno,
por turnos, lea un corto pasaje de un libro, y, sin cerrar los labios, levante la
parte posterior de la lengua y tome una bocanada de aire a cada pocas palabras.


                                                                                      9
Sin ruido. Verán que es cuestión de la VOLUNTAD como respira uno. Lo de la
sílaba “que” es apenas para comenzar, mientras la respiración correcta se hace
habitual.
   Todo esto parece trivial pero es muy importante. Es el principio del tratamiento
para acabar con la nerviosidad y adquirir equilibrio en la plataforma.


TAREA DIARIA PARA LA SEMANA COMPLEMENTARIA


   Continuar con la respiración diafragmática por 5 minutos diarios. Hágalo en
cualquier momento del día, cuando se acuerde. Dedique otros 5 minutos a la
inhalación nasal con la boca entreabierta. Después tome un libro y lea en voz alta
tratando de inhalar de esta misma manera.
   No puedo concluir este capítulo sin recalcar otra vez sobre la importancia de la
respiración correcta, no sólo para dar conferencias sino para la salud misma. Muchos
se enferman por falta de cuidado del conducto nasal. Aspirar por la boca no es sano.
Sólo la respiración nasal energiza, activa las glándulas y da poder, porque la nariz
tiene los medios para extraer prana del aire. Las ventanas de la nariz deben abrir bien,
y pueden beneficiarse por el ejercicio como cualquiera otra parte del cuerpo. Si Ud.
desea hacerlo, irrigue los pasajes con una solución salina suave, usando un
atomizador si quiere. Luego masajee los lados de la nariz con los dedos. Además de
mejorar la salud con este tratamiento, constituirá la base para respirar eficientemente,
lo cual a su vez es la base para hablar eficientemente.




                                                                                     10
RECUERDE QUE:


Somos oradores potenciales con impedimentos.
Nuestra tarea es quitar impedimentos.


                                 Postura incorrecta.
                 Físicas                   Mala respiración.
                                 Fallas de la voz (estorban la fluidez de
pensamientos).
                                 Nerviosidad.


                            Falsa modestia (vanidad invertida).
                            Temor de que en el público conozcan el tema mejor
que
BARRERAS Morales            nosotros.
                       Pereza.
                             Complejo de suficiencia o superioridad.


                            No    darles   beligerancia   (somos   suficientemente
capaces).
                            El mal no está en nuestras mentes sino en las tretas
que
                            nuestras emociones les juegan.
                 Mentales        Falta de disciplina.
                                 Estudio insuficiente.
                                 Mala memoria (concentrarse en las cosas
esenciales y


                                                                                11
principales) .




                 12
Capitulo II


                                        POSTURA


      Ya que hemos comenzado con la respiración, que es la primera necesidad para
un orador, y que hemos indicado algunos ejercicios que el estudiante hará bien en
continuarlos durante el curso, si tiene el propósito y la paciencia necesaria, nuestro
siguiente paso tiene que ver con el control muscular.
      Las primeras dificultades del novicio en oratoria son como la indigestión, fácil
de curar, si uno sabe qué se la produjo. Pero con frecuencia sucede que uno ha
comido varias cosas, cualquiera de las cuales pudo haber causado la molestia. Así en
la oratoria hay tres cosas que pueden dificultar la expresión y a veces hacerla casi
imposible. Son: Mala respiración, mala postura y movimiento, y mala inflexión de la
voz. Las tres cuartas partes de todos los fracasos se deben a una u otra de ellas.
      El viejo consejo de los sargentos en el ejército, sobre la postura, era meter la
quijada y el abdomen, sacar el pecho, y ponerse de pie. Con sólo hacer esto una vez
veremos que es tan artificial como una camisa de fuerza, y casi tan incómodo: hay
tres cosas rígidas donde debiera haber libertad perfecta.
      La regla respectiva del actor y del bailarín es simple y natural: Levante la
coronilla de la cabeza como tratando de tocar un objeto que está encima de ella. Tan
pronto haga Ud. esto, su cuerpo entero quedará bien colocado, como sucede, con una
marioneta cuando la levantamos de sus cuerdas. La quijada queda donde el sargento
la quiere pero sin que uno tenga que meterla, el pecho queda fuera, y el estirón sobre
los músculos abdominales coloca el abdomen en su verdadero sitio.
      Pero lo más notable y lo más útil para Ud. como orador es el cambio de
sensación respecto a los brazos y piernas. Las manos, que siempre son un estorbo
para el que no sabe pararse bien, parece que hubieran desaparecido. El foco de la
atención que nos hacía sentirlas como un peso muerto de carne y hueso, se ha
transferido al brazo, cerca al hombro, y las manos cuelgan ligeramente y sin estorbar


                                                                                     13
a lado y lado. Pruébenlo, cada uno de Uds. Nunca se habrían supuesto que la posición
colgante de sus brazos es tan atrás como lo es ahora. Lo mismo, cuando den un paso,
el foco de la atención de las piernas se habrá trasladado de las pantorrillas a los
muslos y caderas, y las extremidades inferiores y los pies se sentirán ligeros. Al
caminar no arrastrarán los pies, ni los botarán adelante, sino que los moverán
libremente.
      Esa es la manera como debemos estar de pie siempre, y después de un pequeño
esfuerzo y pensar un poquito sobre ella, esa posición se volverá no sólo habitual sino
muy cómoda. Amplía el espacio pulmonar, promueve la actividad en el tracto
intestinal, y hace fáciles y vigorosos los movimientos. Voy a agregar un poco de esto
a las tareas diarias sucesivas. Uds. pueden hacerlo o no, como gusten; pero no me
culpen si ven que las manos y los pies les estorban en sus conferencias, y si los
preocupan temblores tontos de su cuerpo mientras su mente debe estar concentrada
en su tema.
      El punto siguiente es el caminar. Claro que en una conferencia no tienen que
andar, pero por lo menos pueden querer moverse de un lado a otro de la mesa, o al
frente a recibir un ramo o atrás a escapar de un ladrillo.
      El arte de caminar implica, primero que todo, el de ponerse bien de pie. Nunca
deben descansar igualmente sobre ambos pies a la vez, sino siempre poner el mayor
peso en uno. Con el otro se guarda el equilibrio. Este último se deja quietamente
sobre el suelo, usándolo para equilibrarse, y en cierto sentido, para tantear el camino,
como si dijéramos.
      Supóngase que está Ud. de pie, con los pies juntos al ángulo acostumbrado de
45 grados, y quiere dar un paso adelante; entonces adelanta el pie equilibrante unos
15 centímetros, coloca su peso sobre él, y da el paso. Si quiere retroceder, mueve el
pie equilibrante unos 15 cm. y traslada su peso a él; y entonces se mueve suavemente
y sin esfuerzo. Pero si tiene el peso cargado sobre ambos pies y quiere moverse, tiene
que aligerar uno y levantarlo con un movimiento como el de un animal sacando el
casco de entre el barro.


                                                                                     14
Estas son las dos cosas fundamentales: Posición correcta y facilidad de
movimientos de un lugar a otro. Quizá algunos de Uds. las han practicado durante
largo tiempo, y en tal caso han adelantado mucho en el camino de mantenerse
cómodamente en la plataforma. Si no, son fáciles de adquirir, pero tendrán que
practicarlas en su casa, en su trabajo, y en todas partes. Pero no acumulen todo esto
en sus ejercicios aquí durante la clase. Sino practíquenlas en sus ratos libres, hasta
que se les vuelvan habituales. Son normas que hay que esforzarse por lograr, y sin las
cuales nunca se sentirán cómodos en la plataforma. Son tan sencillas de aprender, y
tan remuneradoras, que el estudiante prudente las adquirirá.
   Hay otra cosa necesaria sobre la cual sí voy a insistir durante todos sus ejercicios
en las clases. Se la llama “conectarse a tierra”, y es la mayor protección contra el
nerviosismo. Y desde el comienzo mismo deben practicarse en todos sus ejercicios de
lectura y oratoria durante estas clases.
   Consiste en “sentir” su peso en la pierna sobre la cual se afirma, y “sentir” que
agarra el piso con ese pie. Esto tiene dos grandes virtudes para Ud.. Evita el temblor
nervioso de las piernas, que reacciona tan destructivamente sobre sus pensamientos, y
también da poder a su voz. Lo vuelve a Ud. como un diapasón enterrado. Si golpeo
un diapasón y lo dejo vibrar en el aire, da un débil “ping...” . Si asiento su base
firmemente sobre la mesa, el sonido se hace lleno y penetrante y su tono más claro.
Dos cosas han sucedido. La una es que la vibración se ha transferido al extremo
principal del diapasón donde se produce el sonido, y el tono se ha purificado
librándose de notas secundarias. La otra es que la mesa se ha convertido en una placa
resonante que amplifica el volumen del tono.
   De ambas cosas necesitamos, no sólo por bien del auditorio sino por el bien del
orador mismo, pues le dan confianza y disminuyen el esfuerzo que tiene que hacer.
No tiene entonces que luchar para hacerse oír.
   Cuando “siente” su peso en la pierna firme, y “siente” su pie seguro en el piso, no
ha aumentado de peso, claro está. Lo que ha hecho es fortalecer su pierna por tensión
muscular, de modo que ya no le tiembla como temblaba el vástago del diapasón en el


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aire, sino que se ha convertido en un pilar firme que concentra la vibración de su voz
en la parte superior de su cuerpo. Más adelante lo probaremos.
   Es cuestión de experiencia entre instructores de oratoria y elocución que nueve de
cada diez principiantes descansan muy levemente sobre sus pies, y sus palabras
suenan, por lo tanto, sin fuerza y sin alma. Es por esta razón que al principiante se le
enseña a “hacer buen contacto” como medio para tener confianza, y descubrirá que la
mejor manera de hacerlo es atesando los músculos de la pierna desde la cintura hacia
abajo y, manteniéndolos así la mayor parte del tiempo. Al principio será un poco
pesado para los músculos y el novicio descansará según lo necesite. Pero en el curso
de su práctica, adquirirá inevitablemente aquel ardid de los oradores de usar una
tensión de la pierna en que se afirma para darle énfasis o vigor a lo que está diciendo.
   Esto suena gracioso pero no lo es. Uds. tal vez creen que cuando la voz de un
orador suena resonante está él sobrecogido de gran emoción. Puede que algunos lo
estén, pero no los buenos oradores o actores. Ellos son artistas, y para ser buen artista
debe uno saber controlarse. El que se deja dominar por sus emociones farfullará
como un idiota. El buen orador domina su cuerpo a todo momento. Transmite sus
sentimientos por medio del control muscular directo. Se cuenta que el gran actor
Talma, cuando se representaba Hamlet, estaba entre bastidores hablando de las cosas
más triviales hasta que llegaba su momento de actuar. Entonces, repentinamente
entraba en acción, y en un tono que conmovía al auditorio pronunciaba sus frases.
¿Cautivado por una gran emoción? No. Su cuerpo estaba cautivo de una gran
voluntad, y antes de pronunciar sus primeras palabras le imponía las tensiones
musculares correspondientes a la emoción que tenía que representar. Si le hubiera
tocado vivir todas las emociones de sus papeles, habría ido a dar a un manicomio
antes de un año.
   He aquí cómo lo decía Delsarte: “La acción muscular es resultado de la voluntad y
precede y da calidad al sonido que Ud. desea emitir”. Lo probaba de muchos modos.
Veamos uno. Deje colgar suelta su mano y diga, “Cierre la puerta”. Ahora átese un
poco los músculos de la palma y diga. “Cierre la puerta”. ¿Observa la diferencia en la


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calidad de su voz? Ahora ponga tensa la mano como una garra, con toda la fuerza que
pueda, y dígalo otra vez. Póngase de pie con ambas manos tensas, afirme los pies en
el suelo con todo el peso que pueda darles, y vuelva a decirlo. Su tono será de ira
horrible e implacable. Pero Ud. no está furioso. Simplemente está atesando los
músculos como lo haría un hombre iracundo.
   Posiblemente Ud. no necesitará jamás toda la gama de emociones representadas
que un actor utiliza, ni las de un orador florido tampoco; pero si necesitará saber la
teoría de esto, y debe aprender a aplicar esa teoría a sus necesidades como orador.
   Su primera necesidad, entonces, es fortaleza, y confianza en su fortaleza, para lo
cual debe aprender a pararse vigorosamente sobre el piso. Los músculos de su pie,
pierna y cadera deben estar tensos, y la parte superior de su cuerpo flexible y capaz
de movimiento en todas direcciones. Esto es difícil al principio, y lo probable es que
uno se sienta todo rígido.
   Una vez que se haya suprimido esa tembladera de las piernas y se haya convertido
en un pilar seguro con una voz más llena, se sentirá más feliz que nunca en una
plataforma, y esa nueva confianza le dará más libertad para decir lo que piensa. Esa
confianza es la que estamos tratando de adquirir trabajando.
   Verá Ud. que le sobran cosas que decir si logra aquietar lo que le ha impedido
decirlas. Si su cuerpo está flojo, como una jalea, será una continua barrera para Ud.,
lleno de automatismos incontrolados y de distorsiones tontas e inefectivas. Si Ud. lo
domina se convierte en una caja de resonancia perfectamente diseñada para su voz.
Hay tanta oportunidad de sacarle bellas palabras a un vehículo físico flojo, como de
sacarle buena música a un violín despegado.
   Una palabra acerca de su calzado, que no la necesitarán los hombres y algunas
mujeres tampoco. Ud. no puede hacer buena labor ahora con tacones altos.
Posiblemente más adelante, aunque lo dudo. Use calzado amplio, natural, de tacón
bajo, de modo que pueda colocar las suelas bien sobre el piso.


EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESIÓN


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Quiero que lean esta noche, en parte por el beneficio de la práctica misma de leer,
pero más que nada para que ensayen algunas de las cosas de que he hablado. Primero,
cado uno de Uds. ensaye a pararse como he dicho y vea si es así. Vea si el cuerpo se
mantiene en línea. Claro que no tendrán Uds. que seguir por el resto de sus vidas
pensando en un objeto imaginario sobre sus cabezas. Ese no es sino el medio de
adquirir la posición correcta al principio, y para probar de vez en cuando si su cuerpo
se conserva erecto o no. Vea también lo que digo acerca de pasar el foco de atención
del antebrazo al brazo superior. ¿Dejan de estorbarles los brazos? , ¿Y los pies?.
   Con el caminar también pueden experimentar ahora un poco para ver si lo hacen
con facilidad, pero la práctica de esto, lo mismo que la de mantenerse en pie, es cosa
que tendrán que hacerla fuera de la clase.
   Ahora veamos la lectura. Supongo que tendrán Uds. una especie de atril o mueble
para sus conferencias, y que es sólido. Si no lo tienen les recomiendo que consigan
uno, de unos 40 cms. en cuadro, 1,10 mts. de alto en el frente y 10 cms. más de alto
atrás para que la tapa sea inclinada. Con 4 patas firmes. Esta mesa-atril debe usarse
con discreción. No es para recargarse en ella, sino para colocar sus notas, y Uds.
pueden, si quieren, descansar un brazo sobre ella, o agarrarla con la mano para las
tensiones musculares de que hablé. En ningún caso vayan a reclinarse contra este
mueble de medio lado. Y menos aún colocarse tras él y doblarse sobre él
embutiéndoselo en su tórax inferior.
   Ese mueble es su base de operaciones. Es su casa, un lugar de reposo, y el mejor
plan al principio es aprender a estar firmes al lado de él con un brazo sobre él, y
acostumbrarse a guardar esta postura durante toda la conferencia. Cuando Ud. gane
en bravura y quiera aventurarse un poquito, puede alejarse de él con la confianza de
que tiene un sitio seguro a donde ir si se ve en dificultades. Les recuerdo que estas no
son chanzas, sino cosas de enorme importancia para el principiante.




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Ahora, que el líder consiga un libro y pida a cada miembro del grupo que lea
una media página. Cualquier libro sirve, pues lo que importa no es el tema sino
establecer comodidad y confianza. Coloque el pupitre cerca de los oyentes, y
haga que esta lectura sea en tono de conversación. Que cada lector se ponga de
pie detrás del pupitre pero sin tocarlo. Que lea una frase con el cuerpo suelto, sin
ninguna de las tensiones de que hablé. Ahora que lea otra frase atesando
gradualmente los músculos de la pierna –todos los músculos, pie, pierna, muslo y
cadera—y plantándose con firmeza. ¿Ve Ud. como la voz se afirma y redondea?.
Ahora, que ponga una mano sobre el pupitre agarrando firmemente el borde, y
apoye el antebrazo con firmeza sobre la madera. ¿Aumenta el tono vocal? Ahora
que ensaye esto por experimento: que ponga los codos sobre el pupitre y apoye el
mentón en las dos manos. Que lea. Verán Uds. que aumentando la toma a tierra
aumenta el volumen del sonido. Claro que nadie habla así jamás, pero el efecto es
instructivo. Ese es el tono que puede uno obtener cuando asienta bien los pies y
mantiene el cuerpo coordinado como lo estará dentro de unas pocas semanas.
   Que cada miembro haga esto mismo, no para mostrar si sabe leer bien, sino para
que se convenza de que pararse bien es un medio de sentir confianza y de elocución
dinámica.


TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA


   Siga con las dos clases de respiración, la diafragmática por cuatro minutos con
lavado de aire de los pulmones por un minuto, y la respiración nasal con los labios
entreabiertos, por cinco minutos.
   Practique la posición erecta y el caminar, por 5 minutos diarios, para
familiarizarse con éste. Claro que la verdadera práctica de esto no será en esos 5
minutos en la casa, sino en cualquier momento del día en que se acuerde. Ensáyelo al
caminar por la calle o en su trabajo. Cuando tenga que atravesar una sala
acostúmbrese a comenzarlo con el pie equilibrante. Lo mismo al retroceder, y al darse


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vuelta sin titubeos. Saque un pie al lado y de la vuelta con soltura. Planee su
movimiento antes de hacerlo. Al fin se volverá instintivo. El arte de caminar
economiza pasos y es muy provechoso. En la plataforma importa más de lo que la
gente cree. Da confianza, y la confianza es la mitad de la batalla ganada.


EJERCICIO PARA LA SESIÓN COMPLEMENTARIA


   Después de haber leído en alto todo este capítulo, dedíquese el resto de la sesión a
la lectura como antes, y ojalá que cada miembro pueda hacerlo dos veces. Esta vez
colóquese el pupitre a un extremo de la sala y que todos los demás se sienten lo más
lejos posible. Que esta sea la regla de la clase de ahora en adelante. Que el que lee o
hable lo haga de modo que se le oiga en todo el salón, lenta y firmemente, y
procurando hacerlo como si estuviera improvisando. Cada uno imagine que alguno de
los presentes ha estado argumentando con él sobre algo, y que el pasaje que está
leyendo resuelve completamente el argumento a favor suyo, convenciendo al otro,
metiéndoselo en la cabeza. Haga que él lo comprenda a Ud. Más adelante necesitará
Ud. hacerlo así cuando hable, y ahora puede usar la lectura como un camino para
llegar a ese final.
   Un pequeño consejo aquí para los miembros excesivamente nerviosos. Traten de
no pensar a qué hora les llega su turno. No piensen en esto hasta que los llamen.
Déjense coger de sorpresa. Esta es una regla también para las conferencias en forma.
Hay que preparar su conferencia hasta el último detalle. Luego no pensar más en ella,
por cualquier modo posible, hasta que esté Ud. ya de pie para decirla. Si ensaya y
revisa y se afana y se agita, será como el corredor que empieza a tomar vuelo un
kilómetro antes y está ya todo agotado cuando llega al punto de partida. El orador
que cruza el puente demasiado pronto está vencido al comenzar.
TAREA DIARIA PARA LA SEGUNDA SEMANA




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Continúe los 5 minutos diarios de ejercicios de respiración abdominal y lavado
pulmonar. De pie ante un pupitre o una cómoda alta, lea en voz alta por diez minutos
diarios. Mientras lee, aspire por la nariz sin cerrar la boca. Mantenga una buena
“tierra” y practique atesar los músculos de las piernas para dar énfasis cuando lo
necesite la lectura. Escoja un libro que quiera estudiar. No hay nada que afirme tanto
un libro en la mente como leerlo en voz alta así.


RECUERDE:


                                     Mala respiración
Tres cosas que pueden               Mala postura y movimiento
dificultar la expresión             Mala inflexión de la voz




      Conectarse a tierra es la mayor protección contra el nerviosismo.
       Aprenda a pararse vigorosamente sobre el piso.
       Le sobrarán cosas que decir si logra aquietar lo que le ha impedido
decirlas.
       Cuando hable imagine que alguno de los presentes ha estado
argumentando con Ud.
       sobre algo, y que lo que Ud. dice resuelve completamente el argumento a
favor suyo,
       convenciéndolo, metiéndoselo en la cabeza. Haga que él lo comprenda a
Ud.
       Prepara su conferencia con suficiente anticipación hasta el último detalle.
       Luego no piense más en ella hasta que esté Ud. de pie para decirla.
       No llegue agotado a la plataforma del conferenciante.
       Su lectura en voz alta hágala en tono de conversación, como si estuviera
improvisando.


                                                                                   21
Capítulo III


                                     LA VOZ


  Llegamos ahora a la tercera de las cosas necesarias para hablar en público, y si
Uds. se han tomado el trabajo de seguir las dos primeras instrucciones sobre


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respiración y postura les dará poca dificultad, aunque tendrán que esperar más por los
resultados, porque una buena voz no se obtiene con tretas sino que se desarrolla
gradualmente.
   Sin embargo existen métodos simples para hacer su voz mucho más potente, es
decir, para libertar su voz natural actual de los impedimentos y malos hábitos que
sufre.
   El fundamento del poder vocal es la reserva de aire en el depósito pulmonar,
y ya les he indicado el medio de habituarse a mantener ese depósito lleno y bajo
control a todo momento. Puede que Ud. no haya tenido buen éxito en establecer ese
hábito. Y puede que Ud. no se haya esforzado mucho para lograrlo. Si lo ha
conseguido, estará listo a aprovechar esta lección. Y si no, tal vez vea en esta lección
por qué debe empezar ahora a desarrollar ese hábito.
   La primera cosa que el poder vocal hace por nosotros es capacitarnos para ser
oídos fácilmente. Al llegar aquí algunos estudiantes me dejan. Dicen, “Yo puedo ser
oído en una sala del tamaño de las que puedo pretender usar. Eso es todo lo que
quiero. Yo no iré a hablar nunca en un gran salón”. Y si esta fuera la razón principal
para desarrollar la voz, tendrían razón. Pero no lo es.
   La segunda cosa y seguro que la más importante, que el poder vocal confiere, es
su efecto sobre el orador mismo. Su voz saca una vibración de todo su cuerpo, tal
como la vibración de una cuerda lo hace con el cuerpo de un violín. Si tiene un tono
correctamente afinado y poderoso, aunque hable apenas en la voz baja adecuada para
una sala pequeña, la vibración que lleva a su cabeza y cuerpo va a darle confianza y
más fluidez de ideas. Si tiene una voz mal afinada de tono pobre, esto va a
resquebrajar su confianza y destruir sus ilaciones mentales.
   Cuando un orador lucha por ganar tiempo y vacila, deteniéndose a veces por
largos intervalos a la caza de palabras que decir, la gente, y él mismo, piensa que se
le agotaron las ideas. De ideas está bien. Pero con una nota discordante tras otra las
ha dispersado en todas direcciones. Cuando un orador bisoño dice: “No encuentro
dificultad para explicarle cosas a un amigo, pero otro es el cuento cuando estoy sobre


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una plataforma. . .”, bien puede Ud. decirle que la culpa no es de la plataforma. Sino
que cuando Ud. levanta la voz sobre el tono confidencial que usa con un amigo, hace
ruidos tan horribles que transmiten la perturbación al tejido nervioso por donde sus
pensamientos pasan a la acción muscular de articularse.
   De modo que si no puedo yo persuadirlos a Uds. a desarrollar su voz por razones
de fraternidad y bondad hacia sus oyentes, quizá pueda persuadirlos de que un
pequeño esfuerzo será del máximo valor para Uds. como coordinador de sus energías
y como aglutinador de su cuerpo en una unidad; como dador de confianza, y como
elemento que los libera de los desagradables choques internos que los hace titubear y
hacer “jum” y “ah”, etc., y olvidar.
   Lo primero que cada uno de Uds. probablemente tendrá que hacer es bajar su tono
conversacional ordinario un medio todo. Esta es una regla artificial que se ofrece para
propósitos experimentales. Puede que no resulte con todos Uds., aunque en la
mayoría producirá una mejoría inmediata. La tendencia de casi todos es entonar su
voz demasiado alto. Lo hacen por razones de pereza y falta de disposición a ejercitar
los músculos de la lengua, garganta y labios. Hablando en tono alto sueltan las
palabras con el esfuerzo mínimo.
   El primer efecto de hablar en un tono más bajo es que se articula con más claridad,
y se corrigen costumbres que se han adquirido inconscientemente de juntar palabras o
pronunciarlas indebidamente. Usando un tono más bajo se dará Ud. cuenta
inmediatamente de esos defectos y procederá a corregirlos.
   El segundo resultado es el de hacerlo respirar con más cuidado. Es decir, lo
obligará a tener una presión más constante en la parte inferior de los pulmones, que
es la que se necesita para hablar en un tono más elevado.
   La tercera ventaja es aún más importante: Bajando su tono un poquito, habrá dado
el primer paso para algo muy esencial en oratoria –LA CONCENTRACIÓN DEL
TONO AL PIE DEL NIVEL DE LA GARGANTA. La importancia de esto se verá
mejor después de alguna práctica. Al principio se siente una ligera desventaja en esto,
pero al perseverar se nota que esta concentración de la voz nos da fuerza y confianza.


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La razón de esto es que crea una vibración sobre el plexo detrás de la faringe. Este
centro nervioso es un cerebro secundario que gobierna el poder de la palabra. Tan
importante es esto que el orador con una voz bien colocada alcanza alturas que antes
le eran imposibles. Este plexo es el centro oculto que corresponde a la palabra. Es el
chakra Vishuddhi.
   Esto es algo que Ud. debe ensayar esta tarde y más adelante cuando empiece a
hablar desde una plataforma. Requiere práctica para mantener la voz uniformemente
colocada. Inevitablemente los tonos se treparán a la cabeza, especialmente cuando
quiere dar más énfasis a una palabra. Lo que tiene que aprender Ud. es a dar ese
énfasis por una presión extra del aliento, y hacer que el tono se escape
horizontalmente en vez de verticalmente, por así decir. Ejemplo: “Por cuanto hicisteis
con la MAS PEQUEÑA de estas. . .” Si se le da énfasis al “más pequeña” elevando el
tono al cráneo, se obtiene un tono destructivo que deja la mente en blanco por un
momento. Póngase un poco más de fuerza, y hágase escapar el tono lateralmente,
como anchando la lengua. En ambos casos, el tono sale de la boca. Lo que hay que
vigilar es la reverberación interior. Si se la deja subir a los centros de la cabeza, los
entume. Si se la mantiene en el centro de la garganta, puede uno conservar todo su
ingenio.
   No se puede aprender todo lo relativo a Vishuddhi en un ensayo como éste. Tiene
Ud. que practicar. Al principio le parecerá a Ud. algo difícil esta regla y que su voz es
monótona. Eso es una ilusión. Cuando haya aprendido a usar la cavidad pulmonar
como un cono flexible, y haya dominado el arte de mantenerla llena y lista para uso
constante, poseerá Ud. una amplia gama de tonos para hablar, no para cantar.
Aprenderá a dar colorido por otros medios que el de hacer recorrer a su voz todos los
tonos de la escala, como lo ha estado haciendo.
   Esta dificultad es mayor para las mujeres. Muchas creen, erradamente, que la voz
femenina natural es atiplada o aflautada. Esa es una ilusión creada por generaciones
de sopranos operáticas. La mejor voz femenina en oratoria tiene la calidad de un
tenor, y, bien entrenada, muestra ese timbre suave tan frecuente en las buenas


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actrices. A medida que las estudiantes del grupo continúen leyendo y hablando
desarrollarán gradualmente este tono. Deben evitar que los tonos se suban a la
cabeza, y esforzarse por mantenerlo en la garganta.
   Algunos se quejarán al principio de que su voz no va lejos. Pero esto no es
cuestión del tono. Es cuestión de potencia (la cual no es sino presión de aire), y de
articulación; y ambas cosas se gobiernan con la intención. Si pronuncia cada sonido
con la intención firme de que se le escuche hasta en la última hilera de asientos, se
escuchará. Esa intención hace que uno pronuncie con más claridad y ponga más
fuerza en el sonido. No necesariamente más volumen. Un buen actor puede susurrar
tan audiblemente como nosotros podemos gritar.
   Hay otra dificultad común. Es el desperdicio de aire en la articulación. La potencia
de la voz la da la presión de aire en los pulmones. El respirar profundamente da
mayor presión. Pero no debe usarse tanto aire al hablar que se agote la reserva a cada
pocas palabras. Hay que practicar el arte de conservar el aire y economizarlo. El
mejor medio de probar su capacidad en este sentido es muy antiguo y sencillo:
Mantenga una vela encendida a 15 o 20 cmts. de su boca y recite lentamente; debe
poder hacerlo sin hacer titilar la llama. Algunas palabras son fáciles, pero ciertas
consonantes tienden a hacernos desperdiciar el aliento, como por ejemplo la “j”. Pero
aún estas pueden ser controladas a fuerza de práctica, como lo verán Uds. después de
unos pocos momentos.
   Tras medio minuto de controlarlas y de hablar con cuidado, comenzarán Uds. a
sofocarse y tendrán que hacer alto para dejar salir el aliento y tomar una nueva
bocanada. Entonces verán qué es lo que ha estado sucediendo. Demasiado perezosos
para hacer dos operaciones a la vez, respirar y usar el aliento para producir la voz,
han hecho de las dos una y han estado exhalando mientras hablan. Es decir, en vez de
tomar aire normalmente por la nariz, usando el que se necesita para la voz y
exhalando luego el resto, exhalan todo con la corriente de sus palabras.
   Para salir de este error que se refleja en la pronunciación, tienen Uds. que fijar dos
sistemas, lo cual no es muy difícil, pero sí es esencial para tener un tono controlado


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con toda la fuerza y el volumen necesarios. La mente cabalga sobre el aliento,
como ya dije, y si no controlan el aliento no podrán controlar jamás la mente.
Por tanto, en este capítulo les recomiendo especialmente estas dos cosas: el
centro Vishuddhi en la garganta, y la llama que no debe titilar. Cuando hayan
aprendido a crear un tono rico y flexible que llena su garganta pero no trepa a su
cabeza, y cuando puedan convertirlo en sonidos que salen con calma de su boca,
tendrán Uds. una facilidad para expresar sus ideas, las cuales serán abundantes, o si
no, no estarían Uds, en este movimiento Teosófico.


EJERCICIO PARA LA PRIMERA SEMANA


   Que los estudiantes lean por turnos, 5 minutos cada uno, de un buen libro. El
lector a un extremo del salón, y los oyentes al otro extremo más lejano, que es como
se hará de ahora en adelante en todas las prácticas. Esto hace no solamente que el
orador extienda su voz, sino que no sienta molestia de hablarle a un auditorio
desperdigado. Esto es muy importante.
   Ahora, lo primero que quiero que cada uno haga es escuchar su propia voz.
Coloque sus manos en forma de copa detrás de sus oídos, como una extensión de
ellos, y recite en voz alta alguna frase o pasaje que sepa de memoria. Así es como su
voz suena para los demás. Es como verse uno de perfil: no sabía uno como es.
Tampoco sabía como suena su voz. Generalmente notaremos cosas que quisiéramos
corregir. Algunos sonidos son excelentes, pero otros todo lo contrario. Tonos nasales,
tonos cascados, etc.
   Haga algunos experimentos. Cuente, por ejemplo, lentamente, varias veces, con
las manos tras los oídos –uno, dos, tres, cuatro, cinco, etc.. Observe bien los defectos.
Enuncie horizontalmente, como les dije. Repítanlo, colocando la voz en la garganta, y
poniendo a trabajar el pecho. No al pie del cuello, sino en la garganta, donde uno
traga, pero debajo de la úvula. La úvula es el punto superior de una corriente pránica



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que sube del tórax llevando la voz. Es el vórtice central en ese aliento que le dije que
recuerde que es Ud.
   No crean Uds. que esto no tiene importancia. La tiene, enormemente. Cuando las
vibraciones de su voz se centralizan en el plexo de la faringe, alimentadas y
energizadas por el vórtice de prana interior, estarán Uds. usando fuerzas naturales y
poderosas que le darán fluidez y confianza. En cambio, si las dejan derramarse
incontroladas por el cráneo, están desafiando Uds. la primera ley de la oratoria, y les
prometo que empezarán a vacilar y tartajear y olvidar.
   Ahora, tome tres respiraciones hondas para lavar los pulmones, y lea por 5
minutos. Trate de mantener el tono centrado, conteniendo la vibración en la boca y
sus partes, garganta, paladar, dientes, labios y mandíbulas. No será fácil al principio.
Persevere constantemente hasta formar el hábito. No espere hacerlo perfectamente
esta primera vez. Si continúa practicando durante todo el curso, al final estará
haciéndolo magníficamente, y dentro de un año en forma excelente. Vale la pena
practicar. Mejorará la voz y mejorará también la expresión, que es lo más importante.
Lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello se juntan primero en la Palabra hablada.




TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA


   Siga los ejercicios de respiración, postura y caminado. Si Ud. los ha estado
haciendo puntualmente desde que empezó el curso, ya ahora le serán bastante
habituales. Si no los ha hecho póngase a ello desde ahora, y domínelos antes de que
entremos a la preparación del material. Entonces tendrá otras cosas que hacer. Lea 5
minutos practicando esta concentración de la voz y cuidándose de la enunciación. De
esta última trataré más adelante con más extensión. Lea en alta voz. Si con ello
molesta a alguien, enciérrese en el baño y abra todas las llaves. Entonces puede gritar
hasta ponerse ronco.



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EJERCICIO PARA LA SEGUNDA SEMANA


   Léase todo el capítulo nuevamente. Que se alternen todos los miembros del grupo
para que cada uno lea dos veces de a 5 minutos, lenta y firmemente, pronunciando
con toda claridad las vocales y las consonantes. No le hará daño leer con un poquito
más de precisión de la que necesita en la plataforma. Que el líder vigile en cada
miembro la firmeza de la postura y lo lleno del tono, con ausencia de tonos nasales y
de la cabeza. Véase también que el lector mantenga una elocución ligada, no staccato.
Este ritmo es muy importante como medio para adquirir un poder importantísimo de
que hablaré más adelante. Por ahora baste describirlo como una treta para “mantener
el motor en marcha”, porque se asemeja a lo que hace un motorista cuando
desconecta la transmisión sin parar el motor. Es una cosa muy difícil de describir,
pero una vez que se desarrolla este poder no se perderá jamás. Cuando uno lee
rítmicamente es consciente de una vibración pareja que continúa aunque uno haga
silencio. Lo que sucede es que ese aliento o energía que uno es, y cuya manifestación
vital en el habla es el vórtice pránico que sube a la garganta, se activa por el ritmo, y
se convierte uno en un torbellino de fuerza. Un buen actor puede apagar o encender
esto a voluntad, según quiera o no atraer la atención. Inexactamente lo llamamos
“personalidad”. Pero más ciertamente es su vórtice. En el plano físico es apenas una
sensación de movimiento. En el plano interno es en realidad un movimiento o una
corriente.
   El leer rítmicamente es el medio más fácil de lograr esta sensación de continuidad,
y Ud. hará bien en empezar a desarrollar esto ahora, cuando tiene las palabras
impresas ante sus ojos y no tiene que ir construyéndolas. Encienda su motor y
siéntalo ronronear antes de empezar a leer, y no lo apague hasta terminar. Cuando lo
apague verá que sus oyentes se desprenden de Ud. . . . con alivio quizá. No sé. No lo
oí leer a Ud.


TAREA DIARIA PARA LA SEGUNDA SEMANA


                                                                                      29
Siga los ejercicios y la lectura. Puede parecerle aburridora esta lectura, y puede
pensar que estoy posponiendo el hablar demasiado tiempo. En realidad estoy tratando
de quitarle algunas de sus incapacidades físicas para que Ud. tenga el mínimo de
barreras y el máximo de hábitos útiles de elocución antes de que comience a
improvisar. Poner nuestras ideas en palabras bien ordenadas es tarea bastante dura sin
tener que preocuparse de estos defectos de postura y de voz.
   Su Ud. es novicio, este curso no le aprovechará mayor cosa a menos que haga
todos los ejercicios. Cualquiera puede leerlo en busca de indicaciones y luego
olvidarlo. El estudiante que ha de llegar a alguna parte anclará bien a su conciencia
estas indicaciones como HÁBITOS. Cualquiera puede darnos una indicación. Un
hábito es algo que ningún poder en el universo puede darnos. Usted mismo tiene que
formarlo.




      RECUERDE:



                                                                                   30
El fundamento del poder vocal es la reserva de aire en los pulmones.




                                                     Baje su tono
                                                     conversacional ordinario
                                                     un medio tono.



                           Practique esta treta para “mantener el motor en marcha”.
                           El leer rítmicamente es el medio más fácil de lograr esta sensación
                           de continuidad. Encienda su motor y siéntalo ronronear antes de
                           empezar a leer, y no lo apague hasta terminar.




Poder vocal
                                                     Voz bien colocada




                                                     Potencia (presión de aire)
                                                     Articulación (conserve el
                                                     aire y economícelo).
                                                     Ejercítese con la llama que
                   Nos capacita para ser oídos
                                                     no debe titilar.
                   fácilmente.
Para que su voz    Da confianza al orador y
vaya lejos.        más fluidez de ideas.



                                                                                  31
Se respira con más
                      cuidado.
                      Concentre el tono al pie del
                      nivel de la garganta
                      (chakra Vishuddhi).




                      Dar énfasis por una presión
                       extra del aliento.
                      Que el tono se escape
                       horizontalmente.




   Se articula con
   más claridad.
                                     Capítulo IV


                         TEORIA DE LA EXPRESIÓN


  Hemos tratado sobre los tres medios físicos principales de la oratoria, y llegamos
ahora a la segunda sección de nuestro trabajo que tiene que ver con la preparación,
producción y arreglo del material de una conferencia. Pero antes quiero dedicar un
capítulo a una evaluación que no podríamos haber hecho con tanto provecho al
comienzo del curso. He de suponer que Uds. han hecho un esfuerzo razonable en las


                                                                                 32
lecciones anteriores, y que, con margen para mejorar aún mucho más, ya pueden hacer
las siguientes cosas:


         1 -- Pararse vibrante y flexiblemente erectos con los pies anclados
   firmemente al
              piso, sin balanceos.
         2 -- Reunir la voz en el ápice giratorio de un cono interior de fuerza
   donde se
              forman sonidos que son todos bellos e imponentes.
         3 --      Modificar por acción muscular ese cono, alargándolo,
   ensanchándolo,
              comprimiéndolo, acrecentando su potencia, y alimentándolo
   mientras habla con
              el aire del cual extrae su vida.


   Será un error de Uds. considerar estas cosas como proezas que han aprendido a
realizar. Representan poderes purificados que se manifiestan después de que se han
eliminado las cosas que no deben hacerse.
   La dificultad con nosotros como Egos es que no estamos sino medio despiertos.
Cuando sentimos el afán de enseñar, estamos empezando a recordar algo. El hablar
es gloria peculiar del Ego. El hombre animal se expresa a través de cuatro de los
poderes activos (eliminación, procreación, locomoción, manipulación) pero es el Ego
quien habla por él. Solo no puede sino proferir sonidos insensatos.
   Lo que estoy ofreciendo a Uds. es un medio de coordinar energías para un trabajo
que hay que hacer. ¿Qué trabajo? ¿Aprender nuevas cosas? No. Recordar cosas
viejas. Esta es la clave de todo el ocultismo. Una frase de oro en ocultismo la
encontramos en la filosofía Hermética: “Al hombre, hijo mío, nunca se le enseña,
sino que cuando él lo quiere, el dios le restaura la memoria”. Si dudan Uds. de
esto que les digo, no tienen sino que completar este curso y probar si es así.


                                                                                33
Encontrarán la demostración de que Uds. como Egos están en medio de dos centros de
vida, uno inferior al que están atados kármicamente y uno superior en el que son
conscientes de su verdadero ser. El uno animal y el otro Divino. Situados en medio de
los dos, pueden Uds. identificarse con cualquiera de ellos. Tres para fines prácticos,
pero uno en verdad, metafísicamente.
   Somos un centro Divino de vida suspendido como si dijéramos entre el cielo y la
tierra. Estamos en el campo de la mente y nuestro poder especial es formar imágenes
mentales: función ésta que infortunadamente solemos cumplir bajo los dictados de
nuestra parte mental. Por encima de esto está el mundo de Buddhi, que podemos
alcanzar por la purificación de nosotros mismos. Somos conscientes de ese mundo por
lo que llamamos intuiciones, las cuales no son vislumbres del futuro sino
reminiscencias de nuestra sabiduría olvidada, nuestro tesoro en los cielos. Por eso
nuestro trabajo es el de recordar. Hemos descuidado nuestra labor redentora. Hemos
vivido en lo animal. Ahora estamos despertando de un sueño pasado y tratando de
recordar quiénes somos y dónde estamos. Sufrimos de amnesia. Sabemos que somos
Divinos, y que hemos vivido antes y seguiremos viviendo, que nosotros somos los
responsables de nuestros sufrimientos, que la vida es cíclica; pero hemos olvidado los
detalles. Y todas las filosofías religiosas y ocultas y regímenes esotéricos son
estimulantes de la memoria.




   De modo que cuando Uds. estén en una plataforma teosófica pueden hacer una de
dos cosas. Pueden repetir algo que han “aprendido” objetivamente, sin vida, inerte y
frío, alguna teoría de otro que no entiendan bien, trozos de erudición atados
chapuceramente, frases resonantes que no significan nada, estereotipadas. O pueden ir
al lugar de su tesoro, y “recordar” y traer y poner en palabras cosas Divinas para
compartirlas con los hombres. Si Ud. es un aprendiz medirá cuantitativamente su
conferencia, por los hechos que cita. Si Ud. es uno que “recuerda”, la medirá por su
vividez y su poder.


                                                                                   34
Tal vez Ud. ha pensado que su almacén de conocimientos es uno o muchos libros.
No. Un libro no es sino su talismán, su estímulo. Nietsche acertó cuando dijo; “un
gran libro es aquel que me hace fértil.” Conviene, sin embargo, que tengamos en
cuenta este pasaje de una escritura Sikh: “Tú, que no estás sujeto a nacimiento y
muerte, has venido a redimir al nacido. Has descendido por tu propia compasión,
y tu deber es despertar la devoción en el nacido, para así redimirlo”.
   Nuestro verdadero almacén de Teosofía contiene cuatro clases de material, y como
conferenciantes aprenderemos a usar todas cuatro. Son ellas:


      1.      Nuestra memoria consciente (y fácilmente recuperable) de eventos,
   ideas y formas.


      2.          Nuestra memoria inconsciente (momentáneamente olvidada, pero
   recuperable por
             asociación de ideas).


     3. La memoria de vidas pasadas, que incluye la memoria de eventos, (que
             no
              importa), las facultades inherentes y facilidades y hábitos de pensar,
que son de la
              máxima importancia. Después de algún tiempo, el estudiante que no
se contenta
              con sobreaguar en niñerías, pierde su interés por los detalles necios y
lo encuentra
              más grande en estas riquezas acumuladas en el pasado que pueden
traerse al
              momento presente.




                                                                                  35
4. La sabiduría cósmica de aquel elevado estado del cual vinimos a hacer
          este trabajo
          de redención. Sabiduría adquirida en ciclos de evolución muy
          anteriores, y susceptible de ser recordada, no como imágenes mentales
          o hechos, sino como poder intuitivo para penetrar más allá de los
          hechos y de las imágenes mentales. El poder de ensamblar y juntar.


   He ahí, pues, una escala de poderes interiores de la mente, que conducen a la
liberación. Como también lo hace el sendero del esfuerzo creador, el cual es una
especie de liberación muy intrigante.
   El primero de estos poderes, la memoria consciente, es en realidad una cosa muy
sencilla, aunque muchas personas tienen la costumbre de hacer mucho ruido al
respecto. Como sucede con todos los demás poderes mentales, su falta se debe a
deficiencias emocionales. Cuando alguien dice “Tengo mala memoria” (y por cierta
razón rara lo dice con cierto orgullo) en realidad lo que dice es “No tengo la fuerza
moral para recordar”. No es una falta fundamental de habilidad. Es una falta de
paciencia y laboriosidad, unida a un perverso hábito de envanecerse de una flaqueza
hasta que se vuelve flaqueza de verdad. Jamás tienen dificultad en recordar cosas en
las que sus deseos se han fijado. Si son adictos al café no tienen que cavilar y hacer
sonar los dedos y repasar una lista de palabras que empiecen por “C” para recordar
qué toman al desayuno. Se acuerdan de inmensa cantidades de detalles, en su mayoría
basura: listas de nombres, direcciones, números de teléfonos, calles, lugares, de quién
es primo de fulano, quién se casa con quién –en fin, un montón de cosas triviales.




   Pero con la memoria, como un fino instrumento, probablemente nunca se han
entendido. Debieran ver los prodigios de memoria que los actores realizan en unas
pocas horas. Cuando un actor empieza a estudiar su papel, al principio pasa un rato tan


                                                                                     36
difícil como cualquier persona, pero con la diferencia de que otros se dan por
vencidos, y él no. Usar la memoria es tan normal para él en su trabajo como tener dos
piernas, nariz, etc.
   La mayoría de los sistemas nemotécnicos de alto precio son fútiles o dañinos y no
dan sino destellos de memoria reproductiva. Las series artificiales de objetos sobre los
cuales ha de colgar uno las cosas que quiere recordar, son estériles en cuanto a
utilidad Humana, y a excepción de enseñarnos a visualizar lo que deseamos recordar,
no valen la pena absolutamente para una persona que quiera usar en realidad su mente.
   Mucho más valioso, y mucho más útil para uno como estudiante y conferenciante
Teosófico es el método nemotécnico en el cual se basa todo el ocultismo. El primer
paso es ejercitar la memoria, preservando con cuidado y diligencia, para uso futuro,
aquellas cosas que uno considera valiosas. Si encuentra uno algo que le interese,
apréndaselo de memoria. No se quede mirándolo con la esperanza de retener la
sustancia. Apréndase las palabras representándolas y repitiéndolas una y otra vez.
Escríbalas en un papelito y reléalas en momentos perdidos. Empecemos con los
Objetivos de la Sociedad Teosófica. ¡Ah, todo el mundo los sabe!. No, absolutamente
no. De mi primera clase de treinta miembros ninguno llegó más allá de “Formar un
núcleo de la Fraternidad Universal de la humanidad...” y la mitad de ellos omitió la
palabra “núcleo”. Todos eran buenos estudiantes, pero habían tomado a la ligera los
Objetivos.
   En cualquier momento que lleguen a una lista de planos o principios o etapas, que
parezca de utilidad en el futuro, apréndase, repítanla hasta sabérsela. De vez en
cuando vean si todavía la recuerdan, y refrésquenla. Aprendan Atma, Buddhi, Manas,
Kama, etc. Las Cuatro Nobles Verdades y los Paramitas. Para eso fueron escritos.
Grandes Sabios se mataron haciendo estas clasificaciones para nosotros, y nos
contentamos con mirarlas y pensar que sería interesante saber lo que significan. Pero
para ello necesitamos primero aprenderlas.
   Cuando hayan aprendido unas pocas de estas listas encontrarán una gran verdad:
que todo el ocultismo está contenido en fórmulas nemotécnicas de esa clase, y que


                                                                                     37
cada una es una especie de piedra imán, en torno de la cual se acomodan solas las
ideas que guardan relación con ellas. Entonces verán Uds. que esos sistemas
nemotécnicos populares no son sino pobres parodias del verdadero proceso oculto.
¿No se han asombrado Uds. del laconismo de los grandes libros ocultos, comparado
con tomos voluminosos que dicen poco o nada? Los grandes libros son armazones de
memorias. No son para leerlos, sino para aprenderlos de memoria, como se aprendió
H.P.Blavatsky el Libro de los Preceptos Áureos. La memoria llena los espacios. Un
texto de ellos es la semilla de un volumen. Una tabla es una clave vital. Aprendan de
memoria “Tierra, Agua, Aire, Fuego y Éter”, y tienen Uds. una vara para medir el
universo.
   Tal es, pues, el productor del segundo tipo de memoria, la memoria inconsciente de
las cosas en esta vida. Tan pronto como la memoria consciente sea una servidora bien
dispuesta y tan pronto como hayan aprendido a suministrarle estos núcleos en torno de
los cuales pueden acomodarse las ideas, verán Uds. que su memoria inconsciente
entra en el campo de lo consciente; ideas, escenas, hechos, sentimientos, fragmentos
olvidados, regresarán dispuestos para ser usados. Es como darle forma aprovechable a
experiencias que por falta de medios adecuados de expresión habían caído debajo del
nivel de la atención. La manera ordinaria de recordar los eventos de la vida está
generalmente tan mezclada con emociones que resulta sin ningún valor. Lamentamos
las cosas desagradables porque fueron desagradables, y lamentamos las cosas
agradables porque se han ido. Cuando rememoramos estos elementos olvidados, para
un propósito definido, los transmutamos, y al colocarlos dentro del esquema de la vida
les otorgamos una nueva significación y una dignidad que nunca antes tuvieron.




   Tendrán que esperar Uds. quizá por algún tiempo antes de que puedan creer en el
tercer tipo de memoria –la de las vidas pasadas. Ella se muestra como simpatía y
afinidad hacia ciertas cosas. Tómese cualquier grupo de ideas y téngaselas por un
tiempo en la mente, pesándolas y reconsiderándolas. Y entonces se verá que


                                                                                   38
gradualmente se filtran entre ellas otras ideas nuevas que uno ni siquiera sabía que
conocía. Estos factores callados parecen estar tras un telón en la mente, de donde
gradualmente emergen para enriquecer el presente. Los genios cuentan muchísimo
con ellas. Es el poder que parece colocarlos fuera del tiempo y del espacio. El telón de
ellos es más tenue que el nuestro, y sus poderes perdidos están más al alcance de sus
manos. Nosotros también podemos adquirir esta habilidad si aprendemos a usar esas
ideas que están en nuestro armazón.
   El cuarto tipo de memoria nos vendrá no tanto como recuerdo sino como una
fuente de poder, cierta habilidad para orientarnos por entre el laberinto de apariencias,
como un relámpago de comprensión de la mente y de los motivos que están detrás de
lo que leemos, una capacidad para apreciar o dejar a un lado, un curioso poder de ir
directamente a lo que queremos, de abrir libros donde nos son más útiles, de encontrar
lecturas apropiadas, de seleccionar lo que es de verdadera calidad en nuestros
estudios, vislumbres (al principio adivinaciones) de la verdad. Son manifestaciones de
nuestro retorno cíclico que exigen ciertos ritmos y simetría.
   A todas estas divisiones de cosas olvidadas, y los métodos de recobrarlas, volveré
más adelante. Por ahora hay otro factor necesario para completar la imagen que
quisiera que se formaran de Uds. mismos como conferenciantes. He discutido las
fuentes de ideas, y algo del modo como ellas brotan en el mundo de materia sutil de la
mente, donde nosotros como constructores de formas podemos elaborarlas e
hilvanarlas ordenadamente. Pero les falta todavía a Uds. comunicarlas.
   El conferenciante no es su cuerpo físico, ni tampoco el emocional. Esos son
vehículos de un ser inferior que les ayudará o les estorbará a Uds. según la manera
como Uds. lo usen. Uds. son sus mentores, y como por medio de ese ser es que deben
implantar el Reino de los Cielos en la tierra, también es por medio de él que deben
encarnar lo que Uds. tienen que decir acerca de ese Reino.
   Esa persona es o un impedimento o un instrumento. Bajo condiciones más
perfectas podríamos prescindir de ella por completo, dejarla fuera de nuestro trabajo,
y dejar que nuestra alma hablara a las almas de nuestros oyentes. Pero


                                                                                      39
infortunadamente nuestros oyentes son también Egos encadenados como los nuestros,
y si solamente nuestra alma habla nos oirán pero no sentirán lo que les decimos.
   Parece que es una cosa difícil de hacer, y Uds. pensarán al principio que se hace
por medio de bellas palabras juntadas hábilmente y pronunciadas en forma elegante.
Esas son ayudas, pero no son el alma de la oratoria. Mucho más fuertes que ellas son
la sinceridad, la buena fe, la fuerza de convicción, el deseo de ayudar, la claridad,
la sencillez y la bondad, todos los cuales son sentimientos que están fácilmente a
nuestro alcance si mantenemos en mente esta idea del prisionero Divino. Si
hablamos de que el Ego evoluciona, la gente dirá, como nosotros , que entonces no
hay afán ninguno y no hay por qué esforzarnos y preocuparnos, pero si recordamos
que estamos aquí abajo en tinieblas, en un laberinto de dudas acerca de nuestro
propósito, entonces obtendremos todas esas cosas de que he hablado. ¿Recuerdan lo
que dice Judge en “Cartas que me han Ayudado” ? : “Demonios de todas las esferas;
nubes flotantes de humoso karma; . . .Pero aún quedan corazones nobles, esforzándose
siempre en la antigua batalla. Se buscan unos a otros, para ayudarse mutuamente.”




EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESION


   Continúen leyendo en voz alta en la clase, desarrollando soltura y fuerza en la
expresión, y observándose cuidadosamente en el cumplimiento de las cosas que les he
recomendado: respiración, postura, y centrar la voz. Esta lectura no es tiempo
perdido. Les ayuda a dominar el temor de ocupar la plataforma, y todo cuanto hagan


                                                                                    40
ahora por perfeccionar su canal de expresión va a facilitarles las cosas cuando
comiencen a improvisar. La improvisación les dará bastante trabajo de por sí, sin tener
que preocuparse de la respiración, presión, dicción, tono, rodillas flojas y manos
estorbosas.
   Lean prosa rítmica, pero no demasiado hasta el punto de caer en un sonsonete
acompasado y cansón.


TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA


   Si ha practicado con constancia la respiración y la impostación de la voz, puede
ahora seguir practicándolas solamente en la lectura. Continúe leyendo en voz alta, y
observando lo que puede lograr con su voz. Probablemente descubrirá algunas cosas
sorprendentes, agradables y desagradables. Las primeras, cultívelas, trate de volverlas
habituales. Forme con sus manos una concha sobre sus oídos para escucharse de vez
en cuando. Procure corregir lo que no encuentre agradable.
   Ahora quiero que ponga un poco de atención en su boca. La cual probablemente
estará medio paralizada por falta de uso, como le pasa a la mayoría. Dedíquele un
minuto diario de ejercicios de relajación. Diga ante un espejo “Bob-bob-bob-bob” o
“sopa-sopa-sopa” con los músculos sueltos. Tuerza y estire los labios un poco.
Procure, eso sí, que no lo vean, pues alguien puede decir. “Esos son los resultados de
la Teosofía”, y despacharlo para un manicomio.


EJERCICIO PARA LA SEGUNDA SESION


   Léase otra vez este capítulo, y discútasele si se quiere. Procuren no caer en un
debate acalorado sobre el Ego como emanación y la entidad caída. Esto no lo presento
como un dogma sino como una prescripción que debe tomarse según las
instrucciones: ha logrado curas notables.



                                                                                    41
TAREA DIARIA PARA LA SEGUNDA SEMANA


   Siga haciendo gestos ante el espejo por un minuto diario. Lea cinco o diez minutos
procurando poner “color” en su voz, es decir, observando la variedad de disposiciones
de ánimo que puede hacerle expresar, sin incurrir en tonos de cabeza.




                                     Capítulo V


                       RECOLECCION DEL MATERIAL


   En el capítulo anterior indiqué algunas de las riquezas atesoradas en sus mentes.
Veamos ahora un medio de extraerlas y darles expresión. Está en lo profundo de sus
recuerdos. Algunos pensamientos se organizaron hace mucho tiempo; algunos de ellos
están parcialmente correlacionados; el resto forma una maraña revuelta de imágenes,
pensamientos, deducciones, analogías, sin forma lógica, hilvanadas en su mayoría
cronológicamente, en el orden en que Uds. las pensaron y las descartaron. Algún día,
tal vez muy pronto, o quizá dentro de algunas vidas, van Uds. a resolverse a


                                                                                  42
clasificarlas y encasillarlas en los muros de su templo de la verdad. Y cuando
hagan esto utilizarán los métodos soberanos de las escuelas ocultas, por los tres
pasos de concentración, meditación y contemplación. Pueden hacerlo ahora, si
quieren. Tal vez ya comenzaron a hacerlo.
   Para los propósitos de esta clase, sin embargo, les ofrezco un método más simple y
menos pesado, mejor adecuado a sus necesidades inmediatas, y más dentro del
alcance del estudiante medio. Para aquellos de Uds. que tengan mucho interés les
servirá de primer peldaño, así como de incentivo, hacia el otro método oculto mayor.
   Para recuperar esas cosas perdidas se necesita, lo mismo que en el proceso de
aprender de memoria, un medio de visualización. En el método oculto superior, la
concentración provee ese medio. Sin embargo, yo les recomendaría a Uds., por ahora,
conseguir esa visualización con un lápiz y un papel. Tienen que visualizar cosas
abstractas, tales como karma... y amor... y fe, y el medio más fácil es escribir las
palabras-símbolo de cada una de ellas. El hecho de que no puedan recordar sus
pensamientos pretéritos significa que no son Uds. buenos recordadores, y la prueba es
que cuando recuerdan algo vuelven a perderlo inmediatamente.
   Compilar pensamientos es como contar cerdos, fácil si se están quietos. En la
creencia de que Uds. tienen material dentro de sí, al cual apelar, y en el conocimiento
de que una vez que lo saquen a flote pueden tomar nota de él, pueden basarse para
comenzar su trabajo de elaboración.
   Supongamos que han escogido un tema para una conferencia. Su primera tarea es
hallar el significado de las palabras que van a tomar como tema. El título de toda
conferencia está formado por palabras, y con demasiada frecuencia descubrimos,
cuando ya es muy tarde, que hemos aplicado mal las palabras de nuestro título.
Descubrirlo al final de la conferencia es malo, pero descubrirlo en la mitad de ella es
horrible. Hay una razón mucho más importante para averiguar el significado exacto de
la palabra o palabras que expresan el tema. Las palabras son símbolos sagrados; cada
una tiene una larga ascendencia, y en la línea de su descendencia, o en las palabras
que se le relacionan, encontrarán Uds. indicios de las ideas ocultas tras ellas. Nuestras


                                                                                      43
palabras vienen de un lenguaje sacerdotal antiguo que se usó en el corazón de
Asia, y a pesar de las vicisitudes porque han pasado, todavía conllevan la verdad
oculta que les imprimieron sus Constructores, y es posible hallar esa verdad.
   El mejor medio donde investigar es un buen diccionario. Escudríñenlo, y anoten
todo cuanto parezca útil a sus fines. Observen las diversas acepciones. No hay dos
palabras con el mismo significado. Cuando mucho dan dos aspectos de la misma cosa.
Luego observen las derivaciones. Si es una palabra latina o griega, descompóngala en
sus partes y examínelas por separado. En lo posible, recurran a un diccionario latino o
griego. No se necesita una gramática. Todo lo que Uds. necesitan es poder mirar de
frente las palabras.
   Estudien las palabras relacionadas, y hagan apuntes. Cuando hayan averiguado
todo cuanto puedan acerca de la palabra o palabras del título de su conferencia, se
sorprenderán al ver que ya tienen en el papel una cantidad considerable de material
para empezar, y que cada parte de él, al observársele, tiene el poder de provocar ideas
en su mente, y atraer más comentarios, como un potente imán.


   Luego procedan a clasificar y organizar ese material. Es decir, escriba “voy a
dar una conferencia sobre tal o cual cosa, teniendo en cuenta que el significado
verdadero de ----- es ----- de ----- es”, y así sucesivamente.
   Luego tomen las palabras, escriban el análisis que el diccionario da sobre ellas, y
agreguen sus propias interpretaciones. Lo que obtengan parecerá un revoltillo; pero
destilen de ahí una declaración más coherente, y si es necesario una tercera, una cuarta
y una quinta. No pierden nada con esas repeticiones. Están enfocando más su atención
a cada paso, y aunque no hayan encontrado una idea brillante, alguna los estará
esperando a la vuelta de la esquina, si Uds. perseveran. Durante todo el tiempo en que
Uds. están analizando y reagrupando los resultados de esta primera investigación, sus
ideas Teosóficas y su experiencia y sus poderes de armonizarlas, se van alistando para
el problema. Esta es la manera de ponerlos a funcionar. Sólo un necio puede creer que



                                                                                     44
con mirar una frase como “La Búsqueda de la Felicidad” , “La Ley de Compensación”
o “La Fraternidad del Hombre”, puede trazar inmediatamente una conferencia.
   No es así como nacen las cosas creadoras. Emergen gradualmente, parte por parte,
se desmenuzan y vuelven a armarse, equilibrándolas, enriqueciéndolas, podándolas y
mejorándolas sin cesar. Lo más que uno puede esperar, mientras funcione en el campo
de la mente, es una producción ordenada. Cuando penetremos en el campo de Buddhi
y reasumamos nuestro antiguo poder de cognición directa, obtendremos las cosas de
un golpe. Pero mientras tanto tenemos que someternos a los procesos del tiempo. Por
eso es que los mentores se impacientan cuando los estudiantes dicen, “No se nada de
eso”. Claro que no, --todavía. Tiene uno que reunir sus recursos, y entonces sabrá.
   Así, mientras prosigue uno reuniendo definiciones y datos exactos sobre las
palabras acerca de las cuales va a hablar, verá que afluyen ideas a la mente y que
probablemente se vuelven a escapar si uno no las anota en el papel. Recuérdese que
estas notas tomadas del diccionario no son la conferencia. Son los límites, la
circunscripción, como si dijéramos, del tema. Establecen los linderos dentro de los
cuales hemos de movernos sin salirnos de ellos. Si continuamos destilándolos,
sublimándolos, transformándolos, las ideas que están en el fondo de nuestras mentes
van robusteciéndose. De pronto empiezan a surgir en la cabeza. Una idea que nos
parecía indescifrable bajo un aspecto, puesta en otra palabra resultará una antigua
amiga que traerá consigo un torrente de ideas relacionadas. Hay palabras que son
huérfanas, cuyos progenitores han desaparecido; pero en el momento en que las
unimos con su familia, alguno de sus parientes las anima.
   Hay que estar listos a recoger todas las ideas que empiecen a llovernos como
resultado de este trabajo metódico de definir las palabras. Anotarlas en el papel, donde
podamos encontrarlas. No digamos : “Ah, qué buena idea, debo recordarla” La
olvidaremos 99 veces entre 100. Ud. las olvidará, a menos que sea un Adepto, en cuyo
caso avíseme y permítame aprender de Ud., en vez de que Ud. trate de aprender de mí.
   Su primera tarea es, pues, definir y extraer de sus recursos disponibles, todo
cuanto pueda, ordenándolo y clasificándolo. Entonces, empiece a leer sobre el tema


                                                                                      45
de su conferencia. Porque ahora será Ud. una persona muy diferente de la que era
antes, y de la que sería si hubiera empezado por la lectura. Ud. no es un bobalicón que
va a hablar sobre la primera idea que encuentra en un libro. Ud. no es un pordiosero
mendicante. Ud. es una persona de sustancia que tiene algo o mucho que dar. Sabe lo
que quiere; tiene ideas definidas propias que ofrecer. No necesita recoger migajas. Su
mente, ya bien dirigida y bien acostumbrada a seleccionar, puede ir escogiendo lo que
más le guste mientras habla. Si Ud. se presenta sin nada propio no sería sino un
psíquico, dispuesto a recibir lo que los demás le den. Pero como ha acopiado ideas
propias por este método, es un ocultista con su mente puesta en lo que está leyendo. Y
descubrirá entonces que puede leer con mucha más decisión y recordar lo que ha
leído. Tiene algo de autoridad sobre el tema. Por lo menos domina su definición.
   Lea entonces hasta que obtenga una idea bien redondeada de su tesis. No una idea
completamente elaborada; esa vendrá luego. Lea en cualquier libro Teosófico, en una
enciclopedia, un libro de filosofía, etc. Lo que importa es que sea un libro que lo
energice y lo fertilice. Un libro que le despierte indignación no estará mal, pues lo
hará documentarse mejor para refutarlo.
   La prueba de lo que digo está en el ejercicio que ofrezco, y si Ud. puede hacer este
trabajo quedará libre, mientras persevere en él, de la necesidad de revelación externa.
Las cosas externas, después de esto, no sirven sino para fertilizarlo.
   Ahora llegamos a la tercera etapa en la producción de ideas, y esta etapa, la
más oculta, es también la más importante de todas. Llamémosla “Poner un
Huevo ante la Mente Universal”.
   Este es el proceso fundamental de la Teosofía, sin la práctica de la cual nuestra
Teosofía no es Teosofía. Nuestra Sabiduría Divina es un conocimiento directo de
Dios, y no una revelación. Estrictamente, es un “volverse sabio en virtud del hecho de
ser un dios.” La Sabiduría Divina no es una sabiduría acerca de un Dios lejano; es la
sabiduría que se alcanza por el despertar y la restauración del poder del Dios que
somos en realidad. Es conocer las cosas por UNO MISMO. La Teosofía no nos ha
sido revelada por alguien, algún psíquico o vidente o Adepto. Teosofía no es escuchar,


                                                                                    46
lo cual puede ser un preliminar, sino que la verdadera Teosofía es conocerse UNO
MISMO, como lo indicó Hermes: no sólo un conocimiento del Ser, sino de las
verdades contenidas en el Ser –un uso del Ser como un medio de saber.
   Nuestro método es, por tanto, juntar lo que hemos recogido de nuestra primera
investigación y de nuestra lectura, compactarlo y luego hacernos preguntas sobre ello.
Es como pedirle conocimiento a nuestro Divino Ser. Como resultado de nuestra
investigación tenemos un pequeño acopio de hechos, unas pocas ideas vagas, y una
gran cantidad de preguntas acerca de la verdad de lo que estamos examinando. Todo
eso lo ofrecemos a nuestro Ser; es decir, el conjunto de las cosas que queremos saber
para redondear nuestras ideas sobre el tema.
   Nos hacemos preguntas, y puesto que la palabra es una cosa santa, mejor es
hacerlas en voz alta, a sabiendas de que la inflexión inquiridora de la voz induce una
corriente remolineante que hace precipitar ideas a nuestra conciencia. La regla oculta
es que si queremos abrir nuestra mente, preguntamos, y si queremos cerrarla,
dogmatizamos. El sonido de una pregunta es la manifestación terrenal de la
corriente centrípeta causada por la mente que inquiere, el sonido de una
declaración o fallo es el vehículo terrenal de la corriente centrífuga causada por
la mente que afirma.
   Presente sus preguntas y tal vez las respuestas vendrán de inmediato. En tal caso,
escríbalas. Si no vienen, repítalas al día siguiente, a la misma hora si es posible.
Continúe así renovando sus preguntas y manteniendo su creciente grupo de ideas en la
mente, dándoles vuelta como lo haría uno con un huevo puesto al sol. No se precipite.
Siga renovando sus preguntas y fortaleciendo ese hábito mental de inquirir. Inquirir es
el principio de la sabiduría, y el hombre que desea saber está en el camino de la
verdad. Recuerde que en los misterios el candidato es llamado siempre postulante.
   Este es el verdadero método Teosófico, y cuando Uds. hayan aprendido a
emplearlo bien, verán lo que un hombre puede lograr si es suficientemente puro y
sencillo para dedicarle toda su energía. Esta es la cualidad por la cual hombres



                                                                                    47
como Ammonio ganaron el nombre de Teodidacto, “enseñado por Dios”. Todos los
verdaderos Teósofos son, a su medida, enseñados por Dios.


        Este es pues, el orden:


       1 – Analice sus palabras y obtenga su verdadero sentido.
       2 – Destílelas hasta encontrar lo que quiere Ud. saber.
       3 – Lea selectivamente para fertilizar sus propias ideas formadas.
       4 – Ordene y condense lo que ha obtenido.
       5 – Manténgalo en su mente y hágase preguntas sobre ello.


   Hasta aquí he estado hablando de la elaboración de cualquier clase de material.
Pero este curso se relaciona específicamente con conferencias Teosóficas. Queda, por
tanto, otra recomendación para hacerles. Como conferenciantes Teosóficos tenemos
ocho temas que propagar:


Fraternidad, Evolución, Reencarnación, Karma, Dharma, Los Maestros, Los
Ciclos, y la Naturaleza del Hombre.


   Son nuestro gran mensaje. Deben aparecer en una u otra forma en toda conferencia
que demos. Somos como el cocinero de un barco que no tiene sino carne cecina para
todos los días del viaje, y si éste ha de durar sesenta días, tiene que saber sesenta
maneras de prepararla. Todos los problemas de la vida y de la Teosofía giran sobre
estas ocho cosas, y cada una de ellas contiene a todas. De modo que cualquiera que
sea su tema, deben figurar en él como partes orgánicas e integrantes. Así que una vez
que Uds. hayan llegado al punto en que sus ideas tienen ya suficiente coherencia, les
corresponde pesar estas ocho cosas y ver si su forma de presentar su conferencia las
incluye a todas. Hágase estas preguntas:



                                                                                  48
Estas ocho cosas, o alguna de ellas, requiere ser explicada antes de empezar a
     desarrollar mi tema? (Casi inevitablemente sucede así con la Reencarnación, y
     hay que presentar algún aspecto, y dar algunas ideas sobre los Ciclos en el
     tiempo y en el espacio.)
     Es mi tema una parte o una extensión de cualquiera de estas ocho cosas? (Verá
     que entra bajo alguna, porque las ocho abarcan toda la Teosofía. Aún las
     diferencias entre las religiones no son sino diferencias de énfasis sobre estas
     cosas).
     Me obligan estas ocho cosas a dar una visión más amplia sobre mi tema? ¿Con
     cuál de ellas se logra esto mejor?
     La aplicación de mis ideas sobre cada una de estas cosas me da nuevas facetas
     de luz para mi tema?


   Todo esto parece hacer más difícil su trabajo. Pero en realidad lo facilita, como
verán Uds. pronto. Tienen una escala con la cual medir su trabajo, una norma para ver
que su trabajo sea siempre Teosófico. Cada conferencia que den enriquecerá sus ideas
sobre las ocho cosas, y cuanto más crezcan en riqueza más podrán Uds. sacar de ellas
para otras conferencias. No hay otra entrada a los Misterios Mayores que a través
de estas doctrinas filosóficas de los Misterios Menores.


EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESIÓN


   Que cada miembro escoja un tema para desarrollarlo, y el líder tome nota de ellos.
Tienen una semana para prepararse a discutirlo. Les aconsejaría empezar con un tema
que puedan intitular con un sustantivo abstracto simple, tales como Salud, Felicidad,
Justicia, Resurrección, Materialismo, Idealismo, Religión. Escojan uno que les haya
preocupado especialmente.
   Ahora prosigan con la lectura por el resto de la sesión, prestando atención especial
al “color” de que hablé en la lección anterior. Cada palabra tiene su valor, y debe


                                                                                    49
pintársela al emitirla, y enfocarla para que penetre en la conciencia del auditorio. La
mayoría de los lectores creen que su trabajo ha terminado cuando han emitido el
sonido. En realidad su tarea no está completada sino cuando el auditorio lo ha oído y
lo ha aceptado.


TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA


   Continúe los ejercicios, a menos que esté completamente seguro de que ya no los
necesita. Más adelante, después de su primera conferencia, cuando se dé cuenta bien
de la importancia de la respiración, la voz y la postura, los reanudará.
      Aunque le aburra un poco la lectura, prosígala. Cada vez que lee bien y con
plena intención, coloca más firmes bases para hablar bien. Lo ideal sería que
siguiera leyendo un año, hasta que el libro ya no signifique nada, sino que todo el
significado esté en las palabras que emite, hasta que una persona que no
estuviera mirándolo sino escuchándolo creyera que Ud. está hablando. Esta es la
mejor base para hablar bien.
   Dedique un ratito cada día a su problema de preparación; mejor media hora diaria
que una o dos sesiones de tres horas. Es como una olla que hay que mantener
hirviendo. Anote todo en un cuaderno. No bote sus primeros esfuerzos o errores.
Guarde todo, desde el principio. Tanto lo bueno como lo malo son eslabones de su
cadena, y cada vez que reanude el trabajo empiece desde el principio y revise todo
hasta lo último. No escriba su conferencia; escriba ACERCA de ella, como
criticándola, como diciendo qué debería contener, qué puede contener, qué debe
contener sin falta. No se siente a esperar las palabras más adecuadas; escriba también
las que no lo son. Cuando ya no encuentre más que decir, destile lo que tenga,
inventaríelo. Luego lea un poco, como descanso y para renovar sus energías. Luego
escriba todas las preguntas. Ahora péselo todo en la escala de los ocho puntos
fundamentales, que quizá no se adapte muy bien a su tema, pero que siempre le
dará nuevas ideas e indicaciones.


                                                                                    50
EJERCICIO PARA LA SEGUNDA SEMANA


   Léase de nuevo esta lección. Los que hayan practicado la preparación verán que
todo esto significa más para ellos. Lo que la semana anterior sonaba como una
exposición académica, ahora se ve que es una cosa práctica, de la cual saben Uds. algo
por sí mismos, y por tanto la comprenderán mejor.
  Ahora, el líder sacará su lista de estudiantes y de temas, y hará que cada uno
presente su trabajo. Cada miembro presentará su tesis conforme la ha desarrollado,
tomándose 5 ó 10 minutos para ello. Pero no en forma de conferencia, sino diciendo lo
que encontró sobre el tema, más como contando cómo hizo su trabajo que como
exponiendo una idea. Esto es para que se acostumbren a discutir sus ideas y a ponerlas
en forma verbal ordenada. Lo importante por ahora no son los resultados sino el
proceso seguido. La preparación del material es un proceso acumulativo.
Ejercitándose en ello se adquiere pericia.
   Terminadas las presentaciones, hágase otra lista de temas. Si a alguno se le ha
ocurrido alguna idea nueva sobre el suyo, puede, si quiere, seguir con el mismo tema.
Pero es mejor tomar un tema nuevo. Sería bueno tomar un tema por semana durante
un mes, antes de iniciarse en conferencias desde la plataforma. Así cada uno tendrá
cuatro temas para escoger el de su primera conferencia. Si les queda tiempo,
continúen practicando la lectura.


TAREA DIARIA PARA LA SEMANA COMPLEMENTARIA


      Continúen ejercitándose en la recolección de material. Esta vez tendrán un
   mejor sentido de orientación y perderán menos tiempo. Recuerden estos pasos:


      1 – Buscar información.
      2 – Destilarla.


                                                                                   51
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Curso oratoria

  • 1. Capítulo I INTRODUCCIÓN PRELIMINAR El movimiento Teosófico necesita hombres y mujeres entrenados, idóneos y deseosos de hacer labor pública de exposición. Esa labor deben hacerla nuestros estudiantes que residen año tras año en una misma localidad y se ven obligados por ese hecho a extender y variar sus estudios. Cuando los trabajadores teosóficos de una ciudad dicen “estamos maniatados aquí porque no tenemos conferencistas”, parecen indicar que por un capricho de los dioses se les ha negado un talento especial y poco común. Pero lo que en realidad están manifestando, para quien sabe, es que han descuidado sus propios poderes latentes, por indolencia o timidez, o demasiado amor propio. Un orador no es un don de los dioses. Es un trabajador entrenado y disciplinado que tuvo el valor de someterse a un breve aprendizaje. La mayoría de nuestros miembros son oradores en embrión y muy próximos a salir a la luz con sólo que lo supieran. Las cualidades que los trajeron al Movimiento Teosófico son las mismas cualidades que los capacitarán para hacer trabajo adecuado en la plataforma, si aceptan la disciplina del orador y el karma del orador. Una vez que lo hagan, se abrirá para ellos un nuevo ciclo, un nuevo hábito de estudio y un nuevo valor que es lo que más necesitamos. Si les ha faltado ese valor, creo que no es porque hayan tenido miedo de sostener sus opiniones, y hasta sufrir por ellas, sino que por falta de habilidad para expresarlas lo han hecho en forma débil e incierta. Se han perdido de mucho de lo que la Teosofía les ofrece. Antes de que se termine este curso espero que Uds., como grupo, vean lo que quiero indicar. “La enseñanza es para el preceptor y lo beneficia más a él mismo”. Si Ud. tiene la voluntad de someterse al entrenamiento que le ofrezco, no se elimine en la primera etapa diciendo con una sonrisa tonta. “Eh, nunca podré ser un buen orador”. Ud. ES un orador, con impedimentos que este curso está preparado
  • 2. para quitarle. No le estoy ofreciendo una esperanza, le estoy ofreciendo un procedimiento probado que ha cumplido su cometido antes y volverá a cumplirlo, no meramente si Ud. es brillante, sino si Ud. es sincero y consciente y razonablemente sufrido. Difiere de todos los demás cursos de oratoria en que está basado en supuestos ocultos. Otros cursos se basan en el supuesto de que la oratoria es como un adorno para cosérselo o imponérselo a Ud. Este curso está basado en la certeza de que Ud. es un orador potencialmente, que sus poderes son mucho más grandes de lo que Ud. se da cuenta, y que lo que Ud. más necesita es retirar ciertas barreras. Nunca sucede que Ud. tiene demasiado poco de las cosas que sirven; lo que pasa es que tiene mucho de las cosas que pueden perjudicar. Estas barreras sólo pueden ser retiradas en su debido orden. Son físicas, morales y mentales y hay que tratarlas en este orden. Las barreras físicas son las menos resistentes. Hay diez probabilidades contra una de que Ud. se para incorrectamente y de una manera que dificulta el equilibrio. Hay más de diez contra una de que Ud. nunca ha prendido a respirar como debe hacerlo un orador. Probablemente respira de un modo que arruinaría el mejor discurso jamás planeado. Es casi seguro que a menos que Ud. haya tenido entrenamiento como orador o actor (no como cantor), su voz estorbará la fluidez de pensamientos que un orador necesita. Ud. cree que esas interrupciones en el pensar son fallas de su mente. Se deben a fallas de la voz. Ud. hace cosas con su voz que echarían a perder el equilibrio de un sabio. Mientras no se retiren esas presiones, no puede haber fluidez. La técnica para eliminarlas puede aprenderla Ud. en una hora, y adquirir el hábito correcto en un mes de ejercicios breves. Vienen luego las obstrucciones morales, y será más fácil tratarlas a medida que las dificultades físicas desaparecen. Una de ellas es aquella modestia de que muchos nos jactamos, pero de la que nos preciaríamos menos si nos diéramos cuenta de que no es sino vanidad invertida. Es un temor de que la gente descubra que no somos tan capaces como les hemos hecho creer que somos, un temor de que compartan nuestras 2
  • 3. sospechas acerca de nuestra incapacidad. Esto no es sino un pobre fantasma, pero nos hace temblar las rodillas a la mayoría de nosotros. Cuando Ud. haya aprendido a tener sus rodillas de modo que no tiemblen, habrá curado la mitad de esta dolencia. Cuando haya sentido el primer toque del poder que envuelve a un orador y se haya dado cuenta de que Ud. es mucho mejor de lo que jamás creyera, la curación estará completa. Podrá haber pequeños estremecimientos de nerviosismo cada vez que hable durante el resto de su vida, pero sabrá Ud. cómo tratarlos con prontitud y efectividad. Aquel espantajo común del novicio de que alguien entre el auditorio conoce el tema mejor que él se resuelve por el simple expediente de escoger temas que el orador sabe que nadie conoce mejor que él en muchas millas a la redonda. Puede parecer un recurso cobarde, pero allana una seria barrera y resulta más provechoso para el orador y los oyentes. Un tercer obstáculo es la pereza, y la mayoría de los fracasos son culpa suya, no importa cuántas bellas excusas se invente uno. Hay otro impedimento moral, el más peligroso de todos porque inhibe el trabajo de muchísimos de nuestros miembros mejor equipados. Es el sentimiento de superioridad que no les deja seguir gustosos la rutina de un grupo. Lo consideran demasiado infantil o tonto o elemental para ellos. Si hay alguno entre Uds. que por haber ocupado muchas veces la plataforma considere este curso con tales reservas por sentirse demasiado grande para él, olvídese de su superioridad y empiece de nuevo. Reservas, críticas y objeciones no hacen sino enturbiar el trabajo para los demás. El que sea superior lo demostrará en el trabajo a medida que adelante este curso. Los esgrimistas acostumbran a hacer unos ejercicios de flexibilidad y ajuste antes de todo encuentro. Aún los más hábiles se alegran de practicar con novicios para corregir defectos inconsciente de posición, etc. De modo que si Ud. se cree demasiado bueno para practicar, mejor sería que abandone este curso calladamente; no le sacaría ningún provecho, y si cohibiría a los principiantes con su presencia. Después de dar más de dos mil conferencias, el autor de este curso todavía goza y saca provecho en ejercitarse. 3
  • 4. El líder de su grupo no es el instructor de Ud.. Lo es el curso mismo. Su líder es el coordinador, y para que el curso marche bien todos deben obedecerle, tal como un actor, por célebre que sea, obedece a la persona que dirige los ensayos o la presentación. En cuanto a las barreras mentales, yo no les doy beligerancia. El mal no está en nuestras mentes. Sino en las tretas que nuestras emociones les juegan. Un gran hombre no es un hombre de mentalidad brillante, sino un hombre disciplinado. En otras cosas puede que tenga sus vicios, pero en el trabajo en el que es grande demuestra una austeridad asombrosa. Obra con tantísima soltura porque no tiene complejos emocionales que lo bloqueen. Y así espero que cada uno de Uds. hallará que su mente es tan buena como la de su erudito vecino, excepto que él ha desbrozado ciertos pasajes que Ud. todavía no ha limpiado. Tal vez Ud. no estudia lo suficiente. Pero el estudiar es un hábito que se va acentuando a medida de su necesidad. Dar conferencias creará esa necesidad. Quizá Ud. no recuerda con facilidad. Pero la memoria es cosa pequeña que puede Ud. obtener con pequeño esfuerzo. La mala memoria es el resultado del ajetreo, de pasar por alto lo esencial por estar buscando ansiosamente los detalles. Si el estudiante se concentra en las cosas esenciales y principales, sus pensamientos seguirán una ilación ordenada y su memoria no le fallará. Más adelante trataremos bien este punto. Estas son todas las barreras mentales que conozco, y creo que principalmente son de orden moral. Estas instrucciones seguirán este orden: 6 -- Arreglo del material. 1 -- Preliminares. 2 -- Postura. 7 -- Improvisación. 3 -- Voz. 8 -- Integración con el auditorio. 4 -- Teoría de la expresión. 9 -- Uso de las palabras. 5 -- Elaboración del material. 10 -- Semilla. 4
  • 5. 11 -- Rotación de temas y método de practicar. 12 -- Conclusión y lista de temas. El grupo más práctico consistirá en no menos de seis miembros y no más de doce. Menos de seis significa desperdicio de energía, si bien dos o tres estudiantes resueltos y esforzados pueden contrarrestar esa desventaja. Más de doce significa que habrá que destinar más tiempo para que todos puedan trabajar con suficiente frecuencia. El líder del grupo es, como ya indiqué, su coordinador, y se le debe escoger por su habilidad para mantener una ruta definida, más que por su habilidad para enseñar. El grupo debe reunirse una vez por semana y siempre el mismo día. Se debe insistir en la asistencia con puntualidad. Como ocurre en toda labor oculta, se presentarán toda clase de dificultades inesperadas para alejar a los miembros, pero el estudiante meritorio las superará. La sesión debe ser de dos horas. Son doce capítulos, uno para cada dos semanas, o sea dos sesiones para cada capítulo. Este debe leerse en voz alta al comienzo de cada sesión, de preferencia dos veces. Muy pocas personas pueden asimilar un capítulo de esta clase en una sola lectura. El resto del tiempo se dedicará a la práctica. Cada instrucción o capítulo consiste en: 1 -- Una sesión teórica. 2 -- El ejercicio para la sesión en curso. 3 -- El ejercicio para la sesión complementaria. 4 -- Los ejercicios diarios o tarea preparatoria para hacerse en casa. Los ejercicios son breves al principio y van alargándose hasta una media hora diaria. Para sacar mejor provecho del curso, el buen estudiante los ejecutará en el orden en que se den. Claro que Ud. puede seguir el curso como quiera. Puede tomar un capítulo por semana o sorbérselos todos en una sola tarde, o uno una tarde y el siguiente a los diez 5
  • 6. días. Eso es cuestión suya. Pero la experiencia nos ha demostrado la importancia del ritmo que he señalado. Es suficientemente rápido para los estudiantes más brillantes, y no demasiado rápido para los tardos. Lo mejor que sacará Ud. del curso no será información sino potencialidad para trabajar. Por 50 cts. puede Ud. adquirir toda la información que desee. Pero los hábitos no se adquieren sino trabajando. Y recuerde también, que todo asunto que yo trate en cualquier momento no tiene necesariamente que ser de interés para todos. Cada estudiante tiene sus propias deficiencias, pero ninguno, por fortuna, tiene todas las que mencionaré. Si encuentra Ud. que trato de alguna que no le preocupe, tanto mejor, déjela a los que puedan necesitarla. Pero asegúrese bien de que no es que Ud. se esté súper valuando indebidamente. EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESIÓN El primer ejercicio necesario es la respiración abdominal. Muchos piensan que respirar no es sino tomar aire y nada más. En realidad lo que hacemos es ensanchar un espacio en los pulmones y el aire fluye a llenarlo. Pruebe. Para respirar adecuadamente hay que abrir un espacio mucho más amplio en los pulmones: esto se hace con los músculos del abdomen, forzando hacia abajo el diafragma que separa el tórax del abdomen, y así forzando éste hacia fuera. Haga una inhalación larga y profunda; sienta que el aire expande el abdomen, como si el aire lo hiciera ensanchar. Lo que en realidad sucede es que la expansión hace que el aire entre. Examine con cuidado este procedimiento y verá que el respirar profundamente se hace automático si Ud. fija la mente en el movimiento muscular. El pulmón se asemeja a un cono cuya base es el diafragma y cuyo ápice es la garganta. Para respirar ensanchamos la base de ese cono. Hay que corregir el hábito de ensanchar la cavidad pulmonar levantando los hombros. 6
  • 7. Ahora los estudiantes se pondrán de pié, en línea, y respirarán juntos, dirigidos por el coordinador. Primero expulsen todo el aire de los pulmones. Luego inhalen. Una inhalación larga, sin ruido, por las narices, durante diez segundos; luego una exhalación por la boca, en otros diez segundos. Fijen la mente en la contracción y expansión muscular. Eso es lo que importa; la respiración viene sola. Vean que flexible y potente es su espacio pulmonar –o cómo puede llegar a ser así. Hagan cinco respiraciones y descansen. Luego otras cinco más vigorosas y descansen. Ahora observen lo que ha sucedido con su voz; es más llena, redonda y fuerte. Probablemente notarán otros efectos benéficos en este ejercicio. La respiración obra sobre el sistema glandular. Promueve la salivación y activa las glándulas suprarrenales y adrenales, tan importantes para la salud. Unas pocas respiraciones corregirán la indigestión o curarán una jaqueca. Unas pocas respiraciones profundas aquietarán los nervios antes de una conferencia y tranquilizarán la naturaleza animal. Al principio pueden sentir un ligero mareo, pero es porque no han estado acostumbrados a respirar correctamente. Recuerden que desde el punto de vista oculto cada uno de nosotros no es sino un aliento, una energía que circula por esta envoltura corporal. Cuando respiren así, piensen que Uds. son esa corriente que circula por el cuerpo y que el cuerpo no es sino el vehículo para esa corriente. Sentirán una curiosa ligereza, una superioridad sobre su cuerpo, una capacidad de usar el cuerpo para lo que quieran en vez de ser esclavos de él. Serán capaces de enfocarse en cualquier parte del cuerpo a voluntad, o de situarse en un punto por encima de él. Este es el primer paso hacia el poder. En esto no hay ninguna treta peligrosa de Hata Yoga, ni de pranayama, ni cosas por el estilo. Es simplemente una manera profunda y sana de respirar, y el efecto de ligereza es perfectamente normal. Es un recurso para controlarnos y acabar con la esclavitud nerviosa de esos sesenta u ochenta kilos de carne y huesos que creemos ser. 7
  • 8. El líder debe ver ahora uno por uno a los miembros y ver que estén ensanchando bien los pulmones sin levantar los hombros; y con esto dar por concluida la sesión. Si les parece corta, no se afanen, que más adelante serán completas. TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA Dedicar cinco minutos diarios a la respiración diafragmática, manteniendo la mente en el hecho de que la acción muscular permite la inhalación y también efectúa la exhalación. También mantenga la mente en la idea de que el Ego mismo es una corriente y se desliza sobre el flujo y reflujo del aliento. La importancia de eso se verá más adelante. El último minuto dedíquese a limpiar vigorosamente los pulmones, respirando profundamente, diez segundos para inhalar y diez para exhalar. Obtendrá mayor provecho de este ejercicio si coloca los puños firmemente contra sus costados al nivel de las costillas inferiores, y hace el ejercicio ante un espejo. Se sorprenderá en pocos días de ver la flexibilidad que ha adquirido la estructura inferior de las costillas. EJERCICIO PARA LA SESION COMPLEMENTARIA La segunda treta de la respiración es la respiración nasal adecuada. Las mayores dificultades para el orador novel provienen de la inhalación incorrecta. Causa nerviosidad, pensamiento confuso, y, lo que es peor, esa calamidad del orador, la boca seca, que algunos atribuyen a nerviosidad, pero no hay tal. Por ignorancia respiran incorrectamente, y esto seca la boca, y la boca seca agrava su nerviosidad. El remedio común para aliviar esta sequedad ha sido el de tomar sorbos de agua a intervalos; pero esto, a más de ser poco bien visto, es más temible para el novicio que el mal que intenta curar. 8
  • 9. El remedio adecuado es la salivación natural. La saliva no fluye libremente a la boca sino cuando uno respira por la nariz. Es muy escasa cuando se respira por la boca. Pero durante una conversación rápida y sostenida es necesario tomar aire muy frecuentemente en breves tragos. Sin embargo, uno no puede detenerse para cerrar la boca e inhalar ruidosamente por la nariz cada vez. Lo que tiene que aprender es la treta de los oradores, de inhalar silenciosamente por la nariz sin cerrar la boca. Ensaye y verá que hay dos maneras de inhalar por la nariz. Pruebe primero la incorrecta. Cierre la boca y aspire como oliendo algo. Sentirá el frío del aire al entrar por su nariz. Ahora pruebe el modo correcto. Tenga la boca ligeramente abierta. Oprima la parte posterior de la lengua contra el paladar como si fuera a decir “que”. Ahora respire de modo que sienta la entrada fría de aire en el extremo interno del conducto nasal o parte posterior de las ventanas de la nariz. Al hacerlo así tendrá la sensación metálica bajo los lados de la lengua que señala el fluir de las glándulas salivales. Este es el antiguo secreto de los oradores, por el cual se pagaba tanto en un tiempo. Y este es el modo de aspirar que tiene Ud. que aprender, hasta hacerlo habitual cuando lee o habla. Debe aprender a aspirar de este modo mientras habla, a pequeños tragos, dejando las aspiraciones profundas para las pausas solemnes. Verá Ud. al adelantar en este curso que el hablar requiere respirar mucho más frecuentemente de lo que ha acostumbrado a hacer, con el fin de mantener la presión necesaria para darle potencia a la voz. Hay otra treta para humedecer la boca; para emplearla sólo en una emergencia. Es la que usan los cantantes durante un reposo en el canto. Consiste en bostezar con la boca cerrada. Provoca salivación de las glándulas anteriores. Aprovéchelo cuando haya olvidado por largo rato el otro método y se encuentre con la boca seca. Ahora, que toda la clase ensaye este método de respiración nasal. Cada uno, por turnos, lea un corto pasaje de un libro, y, sin cerrar los labios, levante la parte posterior de la lengua y tome una bocanada de aire a cada pocas palabras. 9
  • 10. Sin ruido. Verán que es cuestión de la VOLUNTAD como respira uno. Lo de la sílaba “que” es apenas para comenzar, mientras la respiración correcta se hace habitual. Todo esto parece trivial pero es muy importante. Es el principio del tratamiento para acabar con la nerviosidad y adquirir equilibrio en la plataforma. TAREA DIARIA PARA LA SEMANA COMPLEMENTARIA Continuar con la respiración diafragmática por 5 minutos diarios. Hágalo en cualquier momento del día, cuando se acuerde. Dedique otros 5 minutos a la inhalación nasal con la boca entreabierta. Después tome un libro y lea en voz alta tratando de inhalar de esta misma manera. No puedo concluir este capítulo sin recalcar otra vez sobre la importancia de la respiración correcta, no sólo para dar conferencias sino para la salud misma. Muchos se enferman por falta de cuidado del conducto nasal. Aspirar por la boca no es sano. Sólo la respiración nasal energiza, activa las glándulas y da poder, porque la nariz tiene los medios para extraer prana del aire. Las ventanas de la nariz deben abrir bien, y pueden beneficiarse por el ejercicio como cualquiera otra parte del cuerpo. Si Ud. desea hacerlo, irrigue los pasajes con una solución salina suave, usando un atomizador si quiere. Luego masajee los lados de la nariz con los dedos. Además de mejorar la salud con este tratamiento, constituirá la base para respirar eficientemente, lo cual a su vez es la base para hablar eficientemente. 10
  • 11. RECUERDE QUE: Somos oradores potenciales con impedimentos. Nuestra tarea es quitar impedimentos. Postura incorrecta. Físicas Mala respiración. Fallas de la voz (estorban la fluidez de pensamientos). Nerviosidad. Falsa modestia (vanidad invertida). Temor de que en el público conozcan el tema mejor que BARRERAS Morales nosotros. Pereza. Complejo de suficiencia o superioridad. No darles beligerancia (somos suficientemente capaces). El mal no está en nuestras mentes sino en las tretas que nuestras emociones les juegan. Mentales Falta de disciplina. Estudio insuficiente. Mala memoria (concentrarse en las cosas esenciales y 11
  • 13. Capitulo II POSTURA Ya que hemos comenzado con la respiración, que es la primera necesidad para un orador, y que hemos indicado algunos ejercicios que el estudiante hará bien en continuarlos durante el curso, si tiene el propósito y la paciencia necesaria, nuestro siguiente paso tiene que ver con el control muscular. Las primeras dificultades del novicio en oratoria son como la indigestión, fácil de curar, si uno sabe qué se la produjo. Pero con frecuencia sucede que uno ha comido varias cosas, cualquiera de las cuales pudo haber causado la molestia. Así en la oratoria hay tres cosas que pueden dificultar la expresión y a veces hacerla casi imposible. Son: Mala respiración, mala postura y movimiento, y mala inflexión de la voz. Las tres cuartas partes de todos los fracasos se deben a una u otra de ellas. El viejo consejo de los sargentos en el ejército, sobre la postura, era meter la quijada y el abdomen, sacar el pecho, y ponerse de pie. Con sólo hacer esto una vez veremos que es tan artificial como una camisa de fuerza, y casi tan incómodo: hay tres cosas rígidas donde debiera haber libertad perfecta. La regla respectiva del actor y del bailarín es simple y natural: Levante la coronilla de la cabeza como tratando de tocar un objeto que está encima de ella. Tan pronto haga Ud. esto, su cuerpo entero quedará bien colocado, como sucede, con una marioneta cuando la levantamos de sus cuerdas. La quijada queda donde el sargento la quiere pero sin que uno tenga que meterla, el pecho queda fuera, y el estirón sobre los músculos abdominales coloca el abdomen en su verdadero sitio. Pero lo más notable y lo más útil para Ud. como orador es el cambio de sensación respecto a los brazos y piernas. Las manos, que siempre son un estorbo para el que no sabe pararse bien, parece que hubieran desaparecido. El foco de la atención que nos hacía sentirlas como un peso muerto de carne y hueso, se ha transferido al brazo, cerca al hombro, y las manos cuelgan ligeramente y sin estorbar 13
  • 14. a lado y lado. Pruébenlo, cada uno de Uds. Nunca se habrían supuesto que la posición colgante de sus brazos es tan atrás como lo es ahora. Lo mismo, cuando den un paso, el foco de la atención de las piernas se habrá trasladado de las pantorrillas a los muslos y caderas, y las extremidades inferiores y los pies se sentirán ligeros. Al caminar no arrastrarán los pies, ni los botarán adelante, sino que los moverán libremente. Esa es la manera como debemos estar de pie siempre, y después de un pequeño esfuerzo y pensar un poquito sobre ella, esa posición se volverá no sólo habitual sino muy cómoda. Amplía el espacio pulmonar, promueve la actividad en el tracto intestinal, y hace fáciles y vigorosos los movimientos. Voy a agregar un poco de esto a las tareas diarias sucesivas. Uds. pueden hacerlo o no, como gusten; pero no me culpen si ven que las manos y los pies les estorban en sus conferencias, y si los preocupan temblores tontos de su cuerpo mientras su mente debe estar concentrada en su tema. El punto siguiente es el caminar. Claro que en una conferencia no tienen que andar, pero por lo menos pueden querer moverse de un lado a otro de la mesa, o al frente a recibir un ramo o atrás a escapar de un ladrillo. El arte de caminar implica, primero que todo, el de ponerse bien de pie. Nunca deben descansar igualmente sobre ambos pies a la vez, sino siempre poner el mayor peso en uno. Con el otro se guarda el equilibrio. Este último se deja quietamente sobre el suelo, usándolo para equilibrarse, y en cierto sentido, para tantear el camino, como si dijéramos. Supóngase que está Ud. de pie, con los pies juntos al ángulo acostumbrado de 45 grados, y quiere dar un paso adelante; entonces adelanta el pie equilibrante unos 15 centímetros, coloca su peso sobre él, y da el paso. Si quiere retroceder, mueve el pie equilibrante unos 15 cm. y traslada su peso a él; y entonces se mueve suavemente y sin esfuerzo. Pero si tiene el peso cargado sobre ambos pies y quiere moverse, tiene que aligerar uno y levantarlo con un movimiento como el de un animal sacando el casco de entre el barro. 14
  • 15. Estas son las dos cosas fundamentales: Posición correcta y facilidad de movimientos de un lugar a otro. Quizá algunos de Uds. las han practicado durante largo tiempo, y en tal caso han adelantado mucho en el camino de mantenerse cómodamente en la plataforma. Si no, son fáciles de adquirir, pero tendrán que practicarlas en su casa, en su trabajo, y en todas partes. Pero no acumulen todo esto en sus ejercicios aquí durante la clase. Sino practíquenlas en sus ratos libres, hasta que se les vuelvan habituales. Son normas que hay que esforzarse por lograr, y sin las cuales nunca se sentirán cómodos en la plataforma. Son tan sencillas de aprender, y tan remuneradoras, que el estudiante prudente las adquirirá. Hay otra cosa necesaria sobre la cual sí voy a insistir durante todos sus ejercicios en las clases. Se la llama “conectarse a tierra”, y es la mayor protección contra el nerviosismo. Y desde el comienzo mismo deben practicarse en todos sus ejercicios de lectura y oratoria durante estas clases. Consiste en “sentir” su peso en la pierna sobre la cual se afirma, y “sentir” que agarra el piso con ese pie. Esto tiene dos grandes virtudes para Ud.. Evita el temblor nervioso de las piernas, que reacciona tan destructivamente sobre sus pensamientos, y también da poder a su voz. Lo vuelve a Ud. como un diapasón enterrado. Si golpeo un diapasón y lo dejo vibrar en el aire, da un débil “ping...” . Si asiento su base firmemente sobre la mesa, el sonido se hace lleno y penetrante y su tono más claro. Dos cosas han sucedido. La una es que la vibración se ha transferido al extremo principal del diapasón donde se produce el sonido, y el tono se ha purificado librándose de notas secundarias. La otra es que la mesa se ha convertido en una placa resonante que amplifica el volumen del tono. De ambas cosas necesitamos, no sólo por bien del auditorio sino por el bien del orador mismo, pues le dan confianza y disminuyen el esfuerzo que tiene que hacer. No tiene entonces que luchar para hacerse oír. Cuando “siente” su peso en la pierna firme, y “siente” su pie seguro en el piso, no ha aumentado de peso, claro está. Lo que ha hecho es fortalecer su pierna por tensión muscular, de modo que ya no le tiembla como temblaba el vástago del diapasón en el 15
  • 16. aire, sino que se ha convertido en un pilar firme que concentra la vibración de su voz en la parte superior de su cuerpo. Más adelante lo probaremos. Es cuestión de experiencia entre instructores de oratoria y elocución que nueve de cada diez principiantes descansan muy levemente sobre sus pies, y sus palabras suenan, por lo tanto, sin fuerza y sin alma. Es por esta razón que al principiante se le enseña a “hacer buen contacto” como medio para tener confianza, y descubrirá que la mejor manera de hacerlo es atesando los músculos de la pierna desde la cintura hacia abajo y, manteniéndolos así la mayor parte del tiempo. Al principio será un poco pesado para los músculos y el novicio descansará según lo necesite. Pero en el curso de su práctica, adquirirá inevitablemente aquel ardid de los oradores de usar una tensión de la pierna en que se afirma para darle énfasis o vigor a lo que está diciendo. Esto suena gracioso pero no lo es. Uds. tal vez creen que cuando la voz de un orador suena resonante está él sobrecogido de gran emoción. Puede que algunos lo estén, pero no los buenos oradores o actores. Ellos son artistas, y para ser buen artista debe uno saber controlarse. El que se deja dominar por sus emociones farfullará como un idiota. El buen orador domina su cuerpo a todo momento. Transmite sus sentimientos por medio del control muscular directo. Se cuenta que el gran actor Talma, cuando se representaba Hamlet, estaba entre bastidores hablando de las cosas más triviales hasta que llegaba su momento de actuar. Entonces, repentinamente entraba en acción, y en un tono que conmovía al auditorio pronunciaba sus frases. ¿Cautivado por una gran emoción? No. Su cuerpo estaba cautivo de una gran voluntad, y antes de pronunciar sus primeras palabras le imponía las tensiones musculares correspondientes a la emoción que tenía que representar. Si le hubiera tocado vivir todas las emociones de sus papeles, habría ido a dar a un manicomio antes de un año. He aquí cómo lo decía Delsarte: “La acción muscular es resultado de la voluntad y precede y da calidad al sonido que Ud. desea emitir”. Lo probaba de muchos modos. Veamos uno. Deje colgar suelta su mano y diga, “Cierre la puerta”. Ahora átese un poco los músculos de la palma y diga. “Cierre la puerta”. ¿Observa la diferencia en la 16
  • 17. calidad de su voz? Ahora ponga tensa la mano como una garra, con toda la fuerza que pueda, y dígalo otra vez. Póngase de pie con ambas manos tensas, afirme los pies en el suelo con todo el peso que pueda darles, y vuelva a decirlo. Su tono será de ira horrible e implacable. Pero Ud. no está furioso. Simplemente está atesando los músculos como lo haría un hombre iracundo. Posiblemente Ud. no necesitará jamás toda la gama de emociones representadas que un actor utiliza, ni las de un orador florido tampoco; pero si necesitará saber la teoría de esto, y debe aprender a aplicar esa teoría a sus necesidades como orador. Su primera necesidad, entonces, es fortaleza, y confianza en su fortaleza, para lo cual debe aprender a pararse vigorosamente sobre el piso. Los músculos de su pie, pierna y cadera deben estar tensos, y la parte superior de su cuerpo flexible y capaz de movimiento en todas direcciones. Esto es difícil al principio, y lo probable es que uno se sienta todo rígido. Una vez que se haya suprimido esa tembladera de las piernas y se haya convertido en un pilar seguro con una voz más llena, se sentirá más feliz que nunca en una plataforma, y esa nueva confianza le dará más libertad para decir lo que piensa. Esa confianza es la que estamos tratando de adquirir trabajando. Verá Ud. que le sobran cosas que decir si logra aquietar lo que le ha impedido decirlas. Si su cuerpo está flojo, como una jalea, será una continua barrera para Ud., lleno de automatismos incontrolados y de distorsiones tontas e inefectivas. Si Ud. lo domina se convierte en una caja de resonancia perfectamente diseñada para su voz. Hay tanta oportunidad de sacarle bellas palabras a un vehículo físico flojo, como de sacarle buena música a un violín despegado. Una palabra acerca de su calzado, que no la necesitarán los hombres y algunas mujeres tampoco. Ud. no puede hacer buena labor ahora con tacones altos. Posiblemente más adelante, aunque lo dudo. Use calzado amplio, natural, de tacón bajo, de modo que pueda colocar las suelas bien sobre el piso. EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESIÓN 17
  • 18. Quiero que lean esta noche, en parte por el beneficio de la práctica misma de leer, pero más que nada para que ensayen algunas de las cosas de que he hablado. Primero, cado uno de Uds. ensaye a pararse como he dicho y vea si es así. Vea si el cuerpo se mantiene en línea. Claro que no tendrán Uds. que seguir por el resto de sus vidas pensando en un objeto imaginario sobre sus cabezas. Ese no es sino el medio de adquirir la posición correcta al principio, y para probar de vez en cuando si su cuerpo se conserva erecto o no. Vea también lo que digo acerca de pasar el foco de atención del antebrazo al brazo superior. ¿Dejan de estorbarles los brazos? , ¿Y los pies?. Con el caminar también pueden experimentar ahora un poco para ver si lo hacen con facilidad, pero la práctica de esto, lo mismo que la de mantenerse en pie, es cosa que tendrán que hacerla fuera de la clase. Ahora veamos la lectura. Supongo que tendrán Uds. una especie de atril o mueble para sus conferencias, y que es sólido. Si no lo tienen les recomiendo que consigan uno, de unos 40 cms. en cuadro, 1,10 mts. de alto en el frente y 10 cms. más de alto atrás para que la tapa sea inclinada. Con 4 patas firmes. Esta mesa-atril debe usarse con discreción. No es para recargarse en ella, sino para colocar sus notas, y Uds. pueden, si quieren, descansar un brazo sobre ella, o agarrarla con la mano para las tensiones musculares de que hablé. En ningún caso vayan a reclinarse contra este mueble de medio lado. Y menos aún colocarse tras él y doblarse sobre él embutiéndoselo en su tórax inferior. Ese mueble es su base de operaciones. Es su casa, un lugar de reposo, y el mejor plan al principio es aprender a estar firmes al lado de él con un brazo sobre él, y acostumbrarse a guardar esta postura durante toda la conferencia. Cuando Ud. gane en bravura y quiera aventurarse un poquito, puede alejarse de él con la confianza de que tiene un sitio seguro a donde ir si se ve en dificultades. Les recuerdo que estas no son chanzas, sino cosas de enorme importancia para el principiante. 18
  • 19. Ahora, que el líder consiga un libro y pida a cada miembro del grupo que lea una media página. Cualquier libro sirve, pues lo que importa no es el tema sino establecer comodidad y confianza. Coloque el pupitre cerca de los oyentes, y haga que esta lectura sea en tono de conversación. Que cada lector se ponga de pie detrás del pupitre pero sin tocarlo. Que lea una frase con el cuerpo suelto, sin ninguna de las tensiones de que hablé. Ahora que lea otra frase atesando gradualmente los músculos de la pierna –todos los músculos, pie, pierna, muslo y cadera—y plantándose con firmeza. ¿Ve Ud. como la voz se afirma y redondea?. Ahora, que ponga una mano sobre el pupitre agarrando firmemente el borde, y apoye el antebrazo con firmeza sobre la madera. ¿Aumenta el tono vocal? Ahora que ensaye esto por experimento: que ponga los codos sobre el pupitre y apoye el mentón en las dos manos. Que lea. Verán Uds. que aumentando la toma a tierra aumenta el volumen del sonido. Claro que nadie habla así jamás, pero el efecto es instructivo. Ese es el tono que puede uno obtener cuando asienta bien los pies y mantiene el cuerpo coordinado como lo estará dentro de unas pocas semanas. Que cada miembro haga esto mismo, no para mostrar si sabe leer bien, sino para que se convenza de que pararse bien es un medio de sentir confianza y de elocución dinámica. TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA Siga con las dos clases de respiración, la diafragmática por cuatro minutos con lavado de aire de los pulmones por un minuto, y la respiración nasal con los labios entreabiertos, por cinco minutos. Practique la posición erecta y el caminar, por 5 minutos diarios, para familiarizarse con éste. Claro que la verdadera práctica de esto no será en esos 5 minutos en la casa, sino en cualquier momento del día en que se acuerde. Ensáyelo al caminar por la calle o en su trabajo. Cuando tenga que atravesar una sala acostúmbrese a comenzarlo con el pie equilibrante. Lo mismo al retroceder, y al darse 19
  • 20. vuelta sin titubeos. Saque un pie al lado y de la vuelta con soltura. Planee su movimiento antes de hacerlo. Al fin se volverá instintivo. El arte de caminar economiza pasos y es muy provechoso. En la plataforma importa más de lo que la gente cree. Da confianza, y la confianza es la mitad de la batalla ganada. EJERCICIO PARA LA SESIÓN COMPLEMENTARIA Después de haber leído en alto todo este capítulo, dedíquese el resto de la sesión a la lectura como antes, y ojalá que cada miembro pueda hacerlo dos veces. Esta vez colóquese el pupitre a un extremo de la sala y que todos los demás se sienten lo más lejos posible. Que esta sea la regla de la clase de ahora en adelante. Que el que lee o hable lo haga de modo que se le oiga en todo el salón, lenta y firmemente, y procurando hacerlo como si estuviera improvisando. Cada uno imagine que alguno de los presentes ha estado argumentando con él sobre algo, y que el pasaje que está leyendo resuelve completamente el argumento a favor suyo, convenciendo al otro, metiéndoselo en la cabeza. Haga que él lo comprenda a Ud. Más adelante necesitará Ud. hacerlo así cuando hable, y ahora puede usar la lectura como un camino para llegar a ese final. Un pequeño consejo aquí para los miembros excesivamente nerviosos. Traten de no pensar a qué hora les llega su turno. No piensen en esto hasta que los llamen. Déjense coger de sorpresa. Esta es una regla también para las conferencias en forma. Hay que preparar su conferencia hasta el último detalle. Luego no pensar más en ella, por cualquier modo posible, hasta que esté Ud. ya de pie para decirla. Si ensaya y revisa y se afana y se agita, será como el corredor que empieza a tomar vuelo un kilómetro antes y está ya todo agotado cuando llega al punto de partida. El orador que cruza el puente demasiado pronto está vencido al comenzar. TAREA DIARIA PARA LA SEGUNDA SEMANA 20
  • 21. Continúe los 5 minutos diarios de ejercicios de respiración abdominal y lavado pulmonar. De pie ante un pupitre o una cómoda alta, lea en voz alta por diez minutos diarios. Mientras lee, aspire por la nariz sin cerrar la boca. Mantenga una buena “tierra” y practique atesar los músculos de las piernas para dar énfasis cuando lo necesite la lectura. Escoja un libro que quiera estudiar. No hay nada que afirme tanto un libro en la mente como leerlo en voz alta así. RECUERDE: Mala respiración Tres cosas que pueden Mala postura y movimiento dificultar la expresión Mala inflexión de la voz Conectarse a tierra es la mayor protección contra el nerviosismo. Aprenda a pararse vigorosamente sobre el piso. Le sobrarán cosas que decir si logra aquietar lo que le ha impedido decirlas. Cuando hable imagine que alguno de los presentes ha estado argumentando con Ud. sobre algo, y que lo que Ud. dice resuelve completamente el argumento a favor suyo, convenciéndolo, metiéndoselo en la cabeza. Haga que él lo comprenda a Ud. Prepara su conferencia con suficiente anticipación hasta el último detalle. Luego no piense más en ella hasta que esté Ud. de pie para decirla. No llegue agotado a la plataforma del conferenciante. Su lectura en voz alta hágala en tono de conversación, como si estuviera improvisando. 21
  • 22. Capítulo III LA VOZ Llegamos ahora a la tercera de las cosas necesarias para hablar en público, y si Uds. se han tomado el trabajo de seguir las dos primeras instrucciones sobre 22
  • 23. respiración y postura les dará poca dificultad, aunque tendrán que esperar más por los resultados, porque una buena voz no se obtiene con tretas sino que se desarrolla gradualmente. Sin embargo existen métodos simples para hacer su voz mucho más potente, es decir, para libertar su voz natural actual de los impedimentos y malos hábitos que sufre. El fundamento del poder vocal es la reserva de aire en el depósito pulmonar, y ya les he indicado el medio de habituarse a mantener ese depósito lleno y bajo control a todo momento. Puede que Ud. no haya tenido buen éxito en establecer ese hábito. Y puede que Ud. no se haya esforzado mucho para lograrlo. Si lo ha conseguido, estará listo a aprovechar esta lección. Y si no, tal vez vea en esta lección por qué debe empezar ahora a desarrollar ese hábito. La primera cosa que el poder vocal hace por nosotros es capacitarnos para ser oídos fácilmente. Al llegar aquí algunos estudiantes me dejan. Dicen, “Yo puedo ser oído en una sala del tamaño de las que puedo pretender usar. Eso es todo lo que quiero. Yo no iré a hablar nunca en un gran salón”. Y si esta fuera la razón principal para desarrollar la voz, tendrían razón. Pero no lo es. La segunda cosa y seguro que la más importante, que el poder vocal confiere, es su efecto sobre el orador mismo. Su voz saca una vibración de todo su cuerpo, tal como la vibración de una cuerda lo hace con el cuerpo de un violín. Si tiene un tono correctamente afinado y poderoso, aunque hable apenas en la voz baja adecuada para una sala pequeña, la vibración que lleva a su cabeza y cuerpo va a darle confianza y más fluidez de ideas. Si tiene una voz mal afinada de tono pobre, esto va a resquebrajar su confianza y destruir sus ilaciones mentales. Cuando un orador lucha por ganar tiempo y vacila, deteniéndose a veces por largos intervalos a la caza de palabras que decir, la gente, y él mismo, piensa que se le agotaron las ideas. De ideas está bien. Pero con una nota discordante tras otra las ha dispersado en todas direcciones. Cuando un orador bisoño dice: “No encuentro dificultad para explicarle cosas a un amigo, pero otro es el cuento cuando estoy sobre 23
  • 24. una plataforma. . .”, bien puede Ud. decirle que la culpa no es de la plataforma. Sino que cuando Ud. levanta la voz sobre el tono confidencial que usa con un amigo, hace ruidos tan horribles que transmiten la perturbación al tejido nervioso por donde sus pensamientos pasan a la acción muscular de articularse. De modo que si no puedo yo persuadirlos a Uds. a desarrollar su voz por razones de fraternidad y bondad hacia sus oyentes, quizá pueda persuadirlos de que un pequeño esfuerzo será del máximo valor para Uds. como coordinador de sus energías y como aglutinador de su cuerpo en una unidad; como dador de confianza, y como elemento que los libera de los desagradables choques internos que los hace titubear y hacer “jum” y “ah”, etc., y olvidar. Lo primero que cada uno de Uds. probablemente tendrá que hacer es bajar su tono conversacional ordinario un medio todo. Esta es una regla artificial que se ofrece para propósitos experimentales. Puede que no resulte con todos Uds., aunque en la mayoría producirá una mejoría inmediata. La tendencia de casi todos es entonar su voz demasiado alto. Lo hacen por razones de pereza y falta de disposición a ejercitar los músculos de la lengua, garganta y labios. Hablando en tono alto sueltan las palabras con el esfuerzo mínimo. El primer efecto de hablar en un tono más bajo es que se articula con más claridad, y se corrigen costumbres que se han adquirido inconscientemente de juntar palabras o pronunciarlas indebidamente. Usando un tono más bajo se dará Ud. cuenta inmediatamente de esos defectos y procederá a corregirlos. El segundo resultado es el de hacerlo respirar con más cuidado. Es decir, lo obligará a tener una presión más constante en la parte inferior de los pulmones, que es la que se necesita para hablar en un tono más elevado. La tercera ventaja es aún más importante: Bajando su tono un poquito, habrá dado el primer paso para algo muy esencial en oratoria –LA CONCENTRACIÓN DEL TONO AL PIE DEL NIVEL DE LA GARGANTA. La importancia de esto se verá mejor después de alguna práctica. Al principio se siente una ligera desventaja en esto, pero al perseverar se nota que esta concentración de la voz nos da fuerza y confianza. 24
  • 25. La razón de esto es que crea una vibración sobre el plexo detrás de la faringe. Este centro nervioso es un cerebro secundario que gobierna el poder de la palabra. Tan importante es esto que el orador con una voz bien colocada alcanza alturas que antes le eran imposibles. Este plexo es el centro oculto que corresponde a la palabra. Es el chakra Vishuddhi. Esto es algo que Ud. debe ensayar esta tarde y más adelante cuando empiece a hablar desde una plataforma. Requiere práctica para mantener la voz uniformemente colocada. Inevitablemente los tonos se treparán a la cabeza, especialmente cuando quiere dar más énfasis a una palabra. Lo que tiene que aprender Ud. es a dar ese énfasis por una presión extra del aliento, y hacer que el tono se escape horizontalmente en vez de verticalmente, por así decir. Ejemplo: “Por cuanto hicisteis con la MAS PEQUEÑA de estas. . .” Si se le da énfasis al “más pequeña” elevando el tono al cráneo, se obtiene un tono destructivo que deja la mente en blanco por un momento. Póngase un poco más de fuerza, y hágase escapar el tono lateralmente, como anchando la lengua. En ambos casos, el tono sale de la boca. Lo que hay que vigilar es la reverberación interior. Si se la deja subir a los centros de la cabeza, los entume. Si se la mantiene en el centro de la garganta, puede uno conservar todo su ingenio. No se puede aprender todo lo relativo a Vishuddhi en un ensayo como éste. Tiene Ud. que practicar. Al principio le parecerá a Ud. algo difícil esta regla y que su voz es monótona. Eso es una ilusión. Cuando haya aprendido a usar la cavidad pulmonar como un cono flexible, y haya dominado el arte de mantenerla llena y lista para uso constante, poseerá Ud. una amplia gama de tonos para hablar, no para cantar. Aprenderá a dar colorido por otros medios que el de hacer recorrer a su voz todos los tonos de la escala, como lo ha estado haciendo. Esta dificultad es mayor para las mujeres. Muchas creen, erradamente, que la voz femenina natural es atiplada o aflautada. Esa es una ilusión creada por generaciones de sopranos operáticas. La mejor voz femenina en oratoria tiene la calidad de un tenor, y, bien entrenada, muestra ese timbre suave tan frecuente en las buenas 25
  • 26. actrices. A medida que las estudiantes del grupo continúen leyendo y hablando desarrollarán gradualmente este tono. Deben evitar que los tonos se suban a la cabeza, y esforzarse por mantenerlo en la garganta. Algunos se quejarán al principio de que su voz no va lejos. Pero esto no es cuestión del tono. Es cuestión de potencia (la cual no es sino presión de aire), y de articulación; y ambas cosas se gobiernan con la intención. Si pronuncia cada sonido con la intención firme de que se le escuche hasta en la última hilera de asientos, se escuchará. Esa intención hace que uno pronuncie con más claridad y ponga más fuerza en el sonido. No necesariamente más volumen. Un buen actor puede susurrar tan audiblemente como nosotros podemos gritar. Hay otra dificultad común. Es el desperdicio de aire en la articulación. La potencia de la voz la da la presión de aire en los pulmones. El respirar profundamente da mayor presión. Pero no debe usarse tanto aire al hablar que se agote la reserva a cada pocas palabras. Hay que practicar el arte de conservar el aire y economizarlo. El mejor medio de probar su capacidad en este sentido es muy antiguo y sencillo: Mantenga una vela encendida a 15 o 20 cmts. de su boca y recite lentamente; debe poder hacerlo sin hacer titilar la llama. Algunas palabras son fáciles, pero ciertas consonantes tienden a hacernos desperdiciar el aliento, como por ejemplo la “j”. Pero aún estas pueden ser controladas a fuerza de práctica, como lo verán Uds. después de unos pocos momentos. Tras medio minuto de controlarlas y de hablar con cuidado, comenzarán Uds. a sofocarse y tendrán que hacer alto para dejar salir el aliento y tomar una nueva bocanada. Entonces verán qué es lo que ha estado sucediendo. Demasiado perezosos para hacer dos operaciones a la vez, respirar y usar el aliento para producir la voz, han hecho de las dos una y han estado exhalando mientras hablan. Es decir, en vez de tomar aire normalmente por la nariz, usando el que se necesita para la voz y exhalando luego el resto, exhalan todo con la corriente de sus palabras. Para salir de este error que se refleja en la pronunciación, tienen Uds. que fijar dos sistemas, lo cual no es muy difícil, pero sí es esencial para tener un tono controlado 26
  • 27. con toda la fuerza y el volumen necesarios. La mente cabalga sobre el aliento, como ya dije, y si no controlan el aliento no podrán controlar jamás la mente. Por tanto, en este capítulo les recomiendo especialmente estas dos cosas: el centro Vishuddhi en la garganta, y la llama que no debe titilar. Cuando hayan aprendido a crear un tono rico y flexible que llena su garganta pero no trepa a su cabeza, y cuando puedan convertirlo en sonidos que salen con calma de su boca, tendrán Uds. una facilidad para expresar sus ideas, las cuales serán abundantes, o si no, no estarían Uds, en este movimiento Teosófico. EJERCICIO PARA LA PRIMERA SEMANA Que los estudiantes lean por turnos, 5 minutos cada uno, de un buen libro. El lector a un extremo del salón, y los oyentes al otro extremo más lejano, que es como se hará de ahora en adelante en todas las prácticas. Esto hace no solamente que el orador extienda su voz, sino que no sienta molestia de hablarle a un auditorio desperdigado. Esto es muy importante. Ahora, lo primero que quiero que cada uno haga es escuchar su propia voz. Coloque sus manos en forma de copa detrás de sus oídos, como una extensión de ellos, y recite en voz alta alguna frase o pasaje que sepa de memoria. Así es como su voz suena para los demás. Es como verse uno de perfil: no sabía uno como es. Tampoco sabía como suena su voz. Generalmente notaremos cosas que quisiéramos corregir. Algunos sonidos son excelentes, pero otros todo lo contrario. Tonos nasales, tonos cascados, etc. Haga algunos experimentos. Cuente, por ejemplo, lentamente, varias veces, con las manos tras los oídos –uno, dos, tres, cuatro, cinco, etc.. Observe bien los defectos. Enuncie horizontalmente, como les dije. Repítanlo, colocando la voz en la garganta, y poniendo a trabajar el pecho. No al pie del cuello, sino en la garganta, donde uno traga, pero debajo de la úvula. La úvula es el punto superior de una corriente pránica 27
  • 28. que sube del tórax llevando la voz. Es el vórtice central en ese aliento que le dije que recuerde que es Ud. No crean Uds. que esto no tiene importancia. La tiene, enormemente. Cuando las vibraciones de su voz se centralizan en el plexo de la faringe, alimentadas y energizadas por el vórtice de prana interior, estarán Uds. usando fuerzas naturales y poderosas que le darán fluidez y confianza. En cambio, si las dejan derramarse incontroladas por el cráneo, están desafiando Uds. la primera ley de la oratoria, y les prometo que empezarán a vacilar y tartajear y olvidar. Ahora, tome tres respiraciones hondas para lavar los pulmones, y lea por 5 minutos. Trate de mantener el tono centrado, conteniendo la vibración en la boca y sus partes, garganta, paladar, dientes, labios y mandíbulas. No será fácil al principio. Persevere constantemente hasta formar el hábito. No espere hacerlo perfectamente esta primera vez. Si continúa practicando durante todo el curso, al final estará haciéndolo magníficamente, y dentro de un año en forma excelente. Vale la pena practicar. Mejorará la voz y mejorará también la expresión, que es lo más importante. Lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello se juntan primero en la Palabra hablada. TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA Siga los ejercicios de respiración, postura y caminado. Si Ud. los ha estado haciendo puntualmente desde que empezó el curso, ya ahora le serán bastante habituales. Si no los ha hecho póngase a ello desde ahora, y domínelos antes de que entremos a la preparación del material. Entonces tendrá otras cosas que hacer. Lea 5 minutos practicando esta concentración de la voz y cuidándose de la enunciación. De esta última trataré más adelante con más extensión. Lea en alta voz. Si con ello molesta a alguien, enciérrese en el baño y abra todas las llaves. Entonces puede gritar hasta ponerse ronco. 28
  • 29. EJERCICIO PARA LA SEGUNDA SEMANA Léase todo el capítulo nuevamente. Que se alternen todos los miembros del grupo para que cada uno lea dos veces de a 5 minutos, lenta y firmemente, pronunciando con toda claridad las vocales y las consonantes. No le hará daño leer con un poquito más de precisión de la que necesita en la plataforma. Que el líder vigile en cada miembro la firmeza de la postura y lo lleno del tono, con ausencia de tonos nasales y de la cabeza. Véase también que el lector mantenga una elocución ligada, no staccato. Este ritmo es muy importante como medio para adquirir un poder importantísimo de que hablaré más adelante. Por ahora baste describirlo como una treta para “mantener el motor en marcha”, porque se asemeja a lo que hace un motorista cuando desconecta la transmisión sin parar el motor. Es una cosa muy difícil de describir, pero una vez que se desarrolla este poder no se perderá jamás. Cuando uno lee rítmicamente es consciente de una vibración pareja que continúa aunque uno haga silencio. Lo que sucede es que ese aliento o energía que uno es, y cuya manifestación vital en el habla es el vórtice pránico que sube a la garganta, se activa por el ritmo, y se convierte uno en un torbellino de fuerza. Un buen actor puede apagar o encender esto a voluntad, según quiera o no atraer la atención. Inexactamente lo llamamos “personalidad”. Pero más ciertamente es su vórtice. En el plano físico es apenas una sensación de movimiento. En el plano interno es en realidad un movimiento o una corriente. El leer rítmicamente es el medio más fácil de lograr esta sensación de continuidad, y Ud. hará bien en empezar a desarrollar esto ahora, cuando tiene las palabras impresas ante sus ojos y no tiene que ir construyéndolas. Encienda su motor y siéntalo ronronear antes de empezar a leer, y no lo apague hasta terminar. Cuando lo apague verá que sus oyentes se desprenden de Ud. . . . con alivio quizá. No sé. No lo oí leer a Ud. TAREA DIARIA PARA LA SEGUNDA SEMANA 29
  • 30. Siga los ejercicios y la lectura. Puede parecerle aburridora esta lectura, y puede pensar que estoy posponiendo el hablar demasiado tiempo. En realidad estoy tratando de quitarle algunas de sus incapacidades físicas para que Ud. tenga el mínimo de barreras y el máximo de hábitos útiles de elocución antes de que comience a improvisar. Poner nuestras ideas en palabras bien ordenadas es tarea bastante dura sin tener que preocuparse de estos defectos de postura y de voz. Su Ud. es novicio, este curso no le aprovechará mayor cosa a menos que haga todos los ejercicios. Cualquiera puede leerlo en busca de indicaciones y luego olvidarlo. El estudiante que ha de llegar a alguna parte anclará bien a su conciencia estas indicaciones como HÁBITOS. Cualquiera puede darnos una indicación. Un hábito es algo que ningún poder en el universo puede darnos. Usted mismo tiene que formarlo. RECUERDE: 30
  • 31. El fundamento del poder vocal es la reserva de aire en los pulmones. Baje su tono conversacional ordinario un medio tono. Practique esta treta para “mantener el motor en marcha”. El leer rítmicamente es el medio más fácil de lograr esta sensación de continuidad. Encienda su motor y siéntalo ronronear antes de empezar a leer, y no lo apague hasta terminar. Poder vocal Voz bien colocada Potencia (presión de aire) Articulación (conserve el aire y economícelo). Ejercítese con la llama que Nos capacita para ser oídos no debe titilar. fácilmente. Para que su voz Da confianza al orador y vaya lejos. más fluidez de ideas. 31
  • 32. Se respira con más cuidado. Concentre el tono al pie del nivel de la garganta (chakra Vishuddhi). Dar énfasis por una presión extra del aliento. Que el tono se escape horizontalmente. Se articula con más claridad. Capítulo IV TEORIA DE LA EXPRESIÓN Hemos tratado sobre los tres medios físicos principales de la oratoria, y llegamos ahora a la segunda sección de nuestro trabajo que tiene que ver con la preparación, producción y arreglo del material de una conferencia. Pero antes quiero dedicar un capítulo a una evaluación que no podríamos haber hecho con tanto provecho al comienzo del curso. He de suponer que Uds. han hecho un esfuerzo razonable en las 32
  • 33. lecciones anteriores, y que, con margen para mejorar aún mucho más, ya pueden hacer las siguientes cosas: 1 -- Pararse vibrante y flexiblemente erectos con los pies anclados firmemente al piso, sin balanceos. 2 -- Reunir la voz en el ápice giratorio de un cono interior de fuerza donde se forman sonidos que son todos bellos e imponentes. 3 -- Modificar por acción muscular ese cono, alargándolo, ensanchándolo, comprimiéndolo, acrecentando su potencia, y alimentándolo mientras habla con el aire del cual extrae su vida. Será un error de Uds. considerar estas cosas como proezas que han aprendido a realizar. Representan poderes purificados que se manifiestan después de que se han eliminado las cosas que no deben hacerse. La dificultad con nosotros como Egos es que no estamos sino medio despiertos. Cuando sentimos el afán de enseñar, estamos empezando a recordar algo. El hablar es gloria peculiar del Ego. El hombre animal se expresa a través de cuatro de los poderes activos (eliminación, procreación, locomoción, manipulación) pero es el Ego quien habla por él. Solo no puede sino proferir sonidos insensatos. Lo que estoy ofreciendo a Uds. es un medio de coordinar energías para un trabajo que hay que hacer. ¿Qué trabajo? ¿Aprender nuevas cosas? No. Recordar cosas viejas. Esta es la clave de todo el ocultismo. Una frase de oro en ocultismo la encontramos en la filosofía Hermética: “Al hombre, hijo mío, nunca se le enseña, sino que cuando él lo quiere, el dios le restaura la memoria”. Si dudan Uds. de esto que les digo, no tienen sino que completar este curso y probar si es así. 33
  • 34. Encontrarán la demostración de que Uds. como Egos están en medio de dos centros de vida, uno inferior al que están atados kármicamente y uno superior en el que son conscientes de su verdadero ser. El uno animal y el otro Divino. Situados en medio de los dos, pueden Uds. identificarse con cualquiera de ellos. Tres para fines prácticos, pero uno en verdad, metafísicamente. Somos un centro Divino de vida suspendido como si dijéramos entre el cielo y la tierra. Estamos en el campo de la mente y nuestro poder especial es formar imágenes mentales: función ésta que infortunadamente solemos cumplir bajo los dictados de nuestra parte mental. Por encima de esto está el mundo de Buddhi, que podemos alcanzar por la purificación de nosotros mismos. Somos conscientes de ese mundo por lo que llamamos intuiciones, las cuales no son vislumbres del futuro sino reminiscencias de nuestra sabiduría olvidada, nuestro tesoro en los cielos. Por eso nuestro trabajo es el de recordar. Hemos descuidado nuestra labor redentora. Hemos vivido en lo animal. Ahora estamos despertando de un sueño pasado y tratando de recordar quiénes somos y dónde estamos. Sufrimos de amnesia. Sabemos que somos Divinos, y que hemos vivido antes y seguiremos viviendo, que nosotros somos los responsables de nuestros sufrimientos, que la vida es cíclica; pero hemos olvidado los detalles. Y todas las filosofías religiosas y ocultas y regímenes esotéricos son estimulantes de la memoria. De modo que cuando Uds. estén en una plataforma teosófica pueden hacer una de dos cosas. Pueden repetir algo que han “aprendido” objetivamente, sin vida, inerte y frío, alguna teoría de otro que no entiendan bien, trozos de erudición atados chapuceramente, frases resonantes que no significan nada, estereotipadas. O pueden ir al lugar de su tesoro, y “recordar” y traer y poner en palabras cosas Divinas para compartirlas con los hombres. Si Ud. es un aprendiz medirá cuantitativamente su conferencia, por los hechos que cita. Si Ud. es uno que “recuerda”, la medirá por su vividez y su poder. 34
  • 35. Tal vez Ud. ha pensado que su almacén de conocimientos es uno o muchos libros. No. Un libro no es sino su talismán, su estímulo. Nietsche acertó cuando dijo; “un gran libro es aquel que me hace fértil.” Conviene, sin embargo, que tengamos en cuenta este pasaje de una escritura Sikh: “Tú, que no estás sujeto a nacimiento y muerte, has venido a redimir al nacido. Has descendido por tu propia compasión, y tu deber es despertar la devoción en el nacido, para así redimirlo”. Nuestro verdadero almacén de Teosofía contiene cuatro clases de material, y como conferenciantes aprenderemos a usar todas cuatro. Son ellas: 1. Nuestra memoria consciente (y fácilmente recuperable) de eventos, ideas y formas. 2. Nuestra memoria inconsciente (momentáneamente olvidada, pero recuperable por asociación de ideas). 3. La memoria de vidas pasadas, que incluye la memoria de eventos, (que no importa), las facultades inherentes y facilidades y hábitos de pensar, que son de la máxima importancia. Después de algún tiempo, el estudiante que no se contenta con sobreaguar en niñerías, pierde su interés por los detalles necios y lo encuentra más grande en estas riquezas acumuladas en el pasado que pueden traerse al momento presente. 35
  • 36. 4. La sabiduría cósmica de aquel elevado estado del cual vinimos a hacer este trabajo de redención. Sabiduría adquirida en ciclos de evolución muy anteriores, y susceptible de ser recordada, no como imágenes mentales o hechos, sino como poder intuitivo para penetrar más allá de los hechos y de las imágenes mentales. El poder de ensamblar y juntar. He ahí, pues, una escala de poderes interiores de la mente, que conducen a la liberación. Como también lo hace el sendero del esfuerzo creador, el cual es una especie de liberación muy intrigante. El primero de estos poderes, la memoria consciente, es en realidad una cosa muy sencilla, aunque muchas personas tienen la costumbre de hacer mucho ruido al respecto. Como sucede con todos los demás poderes mentales, su falta se debe a deficiencias emocionales. Cuando alguien dice “Tengo mala memoria” (y por cierta razón rara lo dice con cierto orgullo) en realidad lo que dice es “No tengo la fuerza moral para recordar”. No es una falta fundamental de habilidad. Es una falta de paciencia y laboriosidad, unida a un perverso hábito de envanecerse de una flaqueza hasta que se vuelve flaqueza de verdad. Jamás tienen dificultad en recordar cosas en las que sus deseos se han fijado. Si son adictos al café no tienen que cavilar y hacer sonar los dedos y repasar una lista de palabras que empiecen por “C” para recordar qué toman al desayuno. Se acuerdan de inmensa cantidades de detalles, en su mayoría basura: listas de nombres, direcciones, números de teléfonos, calles, lugares, de quién es primo de fulano, quién se casa con quién –en fin, un montón de cosas triviales. Pero con la memoria, como un fino instrumento, probablemente nunca se han entendido. Debieran ver los prodigios de memoria que los actores realizan en unas pocas horas. Cuando un actor empieza a estudiar su papel, al principio pasa un rato tan 36
  • 37. difícil como cualquier persona, pero con la diferencia de que otros se dan por vencidos, y él no. Usar la memoria es tan normal para él en su trabajo como tener dos piernas, nariz, etc. La mayoría de los sistemas nemotécnicos de alto precio son fútiles o dañinos y no dan sino destellos de memoria reproductiva. Las series artificiales de objetos sobre los cuales ha de colgar uno las cosas que quiere recordar, son estériles en cuanto a utilidad Humana, y a excepción de enseñarnos a visualizar lo que deseamos recordar, no valen la pena absolutamente para una persona que quiera usar en realidad su mente. Mucho más valioso, y mucho más útil para uno como estudiante y conferenciante Teosófico es el método nemotécnico en el cual se basa todo el ocultismo. El primer paso es ejercitar la memoria, preservando con cuidado y diligencia, para uso futuro, aquellas cosas que uno considera valiosas. Si encuentra uno algo que le interese, apréndaselo de memoria. No se quede mirándolo con la esperanza de retener la sustancia. Apréndase las palabras representándolas y repitiéndolas una y otra vez. Escríbalas en un papelito y reléalas en momentos perdidos. Empecemos con los Objetivos de la Sociedad Teosófica. ¡Ah, todo el mundo los sabe!. No, absolutamente no. De mi primera clase de treinta miembros ninguno llegó más allá de “Formar un núcleo de la Fraternidad Universal de la humanidad...” y la mitad de ellos omitió la palabra “núcleo”. Todos eran buenos estudiantes, pero habían tomado a la ligera los Objetivos. En cualquier momento que lleguen a una lista de planos o principios o etapas, que parezca de utilidad en el futuro, apréndase, repítanla hasta sabérsela. De vez en cuando vean si todavía la recuerdan, y refrésquenla. Aprendan Atma, Buddhi, Manas, Kama, etc. Las Cuatro Nobles Verdades y los Paramitas. Para eso fueron escritos. Grandes Sabios se mataron haciendo estas clasificaciones para nosotros, y nos contentamos con mirarlas y pensar que sería interesante saber lo que significan. Pero para ello necesitamos primero aprenderlas. Cuando hayan aprendido unas pocas de estas listas encontrarán una gran verdad: que todo el ocultismo está contenido en fórmulas nemotécnicas de esa clase, y que 37
  • 38. cada una es una especie de piedra imán, en torno de la cual se acomodan solas las ideas que guardan relación con ellas. Entonces verán Uds. que esos sistemas nemotécnicos populares no son sino pobres parodias del verdadero proceso oculto. ¿No se han asombrado Uds. del laconismo de los grandes libros ocultos, comparado con tomos voluminosos que dicen poco o nada? Los grandes libros son armazones de memorias. No son para leerlos, sino para aprenderlos de memoria, como se aprendió H.P.Blavatsky el Libro de los Preceptos Áureos. La memoria llena los espacios. Un texto de ellos es la semilla de un volumen. Una tabla es una clave vital. Aprendan de memoria “Tierra, Agua, Aire, Fuego y Éter”, y tienen Uds. una vara para medir el universo. Tal es, pues, el productor del segundo tipo de memoria, la memoria inconsciente de las cosas en esta vida. Tan pronto como la memoria consciente sea una servidora bien dispuesta y tan pronto como hayan aprendido a suministrarle estos núcleos en torno de los cuales pueden acomodarse las ideas, verán Uds. que su memoria inconsciente entra en el campo de lo consciente; ideas, escenas, hechos, sentimientos, fragmentos olvidados, regresarán dispuestos para ser usados. Es como darle forma aprovechable a experiencias que por falta de medios adecuados de expresión habían caído debajo del nivel de la atención. La manera ordinaria de recordar los eventos de la vida está generalmente tan mezclada con emociones que resulta sin ningún valor. Lamentamos las cosas desagradables porque fueron desagradables, y lamentamos las cosas agradables porque se han ido. Cuando rememoramos estos elementos olvidados, para un propósito definido, los transmutamos, y al colocarlos dentro del esquema de la vida les otorgamos una nueva significación y una dignidad que nunca antes tuvieron. Tendrán que esperar Uds. quizá por algún tiempo antes de que puedan creer en el tercer tipo de memoria –la de las vidas pasadas. Ella se muestra como simpatía y afinidad hacia ciertas cosas. Tómese cualquier grupo de ideas y téngaselas por un tiempo en la mente, pesándolas y reconsiderándolas. Y entonces se verá que 38
  • 39. gradualmente se filtran entre ellas otras ideas nuevas que uno ni siquiera sabía que conocía. Estos factores callados parecen estar tras un telón en la mente, de donde gradualmente emergen para enriquecer el presente. Los genios cuentan muchísimo con ellas. Es el poder que parece colocarlos fuera del tiempo y del espacio. El telón de ellos es más tenue que el nuestro, y sus poderes perdidos están más al alcance de sus manos. Nosotros también podemos adquirir esta habilidad si aprendemos a usar esas ideas que están en nuestro armazón. El cuarto tipo de memoria nos vendrá no tanto como recuerdo sino como una fuente de poder, cierta habilidad para orientarnos por entre el laberinto de apariencias, como un relámpago de comprensión de la mente y de los motivos que están detrás de lo que leemos, una capacidad para apreciar o dejar a un lado, un curioso poder de ir directamente a lo que queremos, de abrir libros donde nos son más útiles, de encontrar lecturas apropiadas, de seleccionar lo que es de verdadera calidad en nuestros estudios, vislumbres (al principio adivinaciones) de la verdad. Son manifestaciones de nuestro retorno cíclico que exigen ciertos ritmos y simetría. A todas estas divisiones de cosas olvidadas, y los métodos de recobrarlas, volveré más adelante. Por ahora hay otro factor necesario para completar la imagen que quisiera que se formaran de Uds. mismos como conferenciantes. He discutido las fuentes de ideas, y algo del modo como ellas brotan en el mundo de materia sutil de la mente, donde nosotros como constructores de formas podemos elaborarlas e hilvanarlas ordenadamente. Pero les falta todavía a Uds. comunicarlas. El conferenciante no es su cuerpo físico, ni tampoco el emocional. Esos son vehículos de un ser inferior que les ayudará o les estorbará a Uds. según la manera como Uds. lo usen. Uds. son sus mentores, y como por medio de ese ser es que deben implantar el Reino de los Cielos en la tierra, también es por medio de él que deben encarnar lo que Uds. tienen que decir acerca de ese Reino. Esa persona es o un impedimento o un instrumento. Bajo condiciones más perfectas podríamos prescindir de ella por completo, dejarla fuera de nuestro trabajo, y dejar que nuestra alma hablara a las almas de nuestros oyentes. Pero 39
  • 40. infortunadamente nuestros oyentes son también Egos encadenados como los nuestros, y si solamente nuestra alma habla nos oirán pero no sentirán lo que les decimos. Parece que es una cosa difícil de hacer, y Uds. pensarán al principio que se hace por medio de bellas palabras juntadas hábilmente y pronunciadas en forma elegante. Esas son ayudas, pero no son el alma de la oratoria. Mucho más fuertes que ellas son la sinceridad, la buena fe, la fuerza de convicción, el deseo de ayudar, la claridad, la sencillez y la bondad, todos los cuales son sentimientos que están fácilmente a nuestro alcance si mantenemos en mente esta idea del prisionero Divino. Si hablamos de que el Ego evoluciona, la gente dirá, como nosotros , que entonces no hay afán ninguno y no hay por qué esforzarnos y preocuparnos, pero si recordamos que estamos aquí abajo en tinieblas, en un laberinto de dudas acerca de nuestro propósito, entonces obtendremos todas esas cosas de que he hablado. ¿Recuerdan lo que dice Judge en “Cartas que me han Ayudado” ? : “Demonios de todas las esferas; nubes flotantes de humoso karma; . . .Pero aún quedan corazones nobles, esforzándose siempre en la antigua batalla. Se buscan unos a otros, para ayudarse mutuamente.” EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESION Continúen leyendo en voz alta en la clase, desarrollando soltura y fuerza en la expresión, y observándose cuidadosamente en el cumplimiento de las cosas que les he recomendado: respiración, postura, y centrar la voz. Esta lectura no es tiempo perdido. Les ayuda a dominar el temor de ocupar la plataforma, y todo cuanto hagan 40
  • 41. ahora por perfeccionar su canal de expresión va a facilitarles las cosas cuando comiencen a improvisar. La improvisación les dará bastante trabajo de por sí, sin tener que preocuparse de la respiración, presión, dicción, tono, rodillas flojas y manos estorbosas. Lean prosa rítmica, pero no demasiado hasta el punto de caer en un sonsonete acompasado y cansón. TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA Si ha practicado con constancia la respiración y la impostación de la voz, puede ahora seguir practicándolas solamente en la lectura. Continúe leyendo en voz alta, y observando lo que puede lograr con su voz. Probablemente descubrirá algunas cosas sorprendentes, agradables y desagradables. Las primeras, cultívelas, trate de volverlas habituales. Forme con sus manos una concha sobre sus oídos para escucharse de vez en cuando. Procure corregir lo que no encuentre agradable. Ahora quiero que ponga un poco de atención en su boca. La cual probablemente estará medio paralizada por falta de uso, como le pasa a la mayoría. Dedíquele un minuto diario de ejercicios de relajación. Diga ante un espejo “Bob-bob-bob-bob” o “sopa-sopa-sopa” con los músculos sueltos. Tuerza y estire los labios un poco. Procure, eso sí, que no lo vean, pues alguien puede decir. “Esos son los resultados de la Teosofía”, y despacharlo para un manicomio. EJERCICIO PARA LA SEGUNDA SESION Léase otra vez este capítulo, y discútasele si se quiere. Procuren no caer en un debate acalorado sobre el Ego como emanación y la entidad caída. Esto no lo presento como un dogma sino como una prescripción que debe tomarse según las instrucciones: ha logrado curas notables. 41
  • 42. TAREA DIARIA PARA LA SEGUNDA SEMANA Siga haciendo gestos ante el espejo por un minuto diario. Lea cinco o diez minutos procurando poner “color” en su voz, es decir, observando la variedad de disposiciones de ánimo que puede hacerle expresar, sin incurrir en tonos de cabeza. Capítulo V RECOLECCION DEL MATERIAL En el capítulo anterior indiqué algunas de las riquezas atesoradas en sus mentes. Veamos ahora un medio de extraerlas y darles expresión. Está en lo profundo de sus recuerdos. Algunos pensamientos se organizaron hace mucho tiempo; algunos de ellos están parcialmente correlacionados; el resto forma una maraña revuelta de imágenes, pensamientos, deducciones, analogías, sin forma lógica, hilvanadas en su mayoría cronológicamente, en el orden en que Uds. las pensaron y las descartaron. Algún día, tal vez muy pronto, o quizá dentro de algunas vidas, van Uds. a resolverse a 42
  • 43. clasificarlas y encasillarlas en los muros de su templo de la verdad. Y cuando hagan esto utilizarán los métodos soberanos de las escuelas ocultas, por los tres pasos de concentración, meditación y contemplación. Pueden hacerlo ahora, si quieren. Tal vez ya comenzaron a hacerlo. Para los propósitos de esta clase, sin embargo, les ofrezco un método más simple y menos pesado, mejor adecuado a sus necesidades inmediatas, y más dentro del alcance del estudiante medio. Para aquellos de Uds. que tengan mucho interés les servirá de primer peldaño, así como de incentivo, hacia el otro método oculto mayor. Para recuperar esas cosas perdidas se necesita, lo mismo que en el proceso de aprender de memoria, un medio de visualización. En el método oculto superior, la concentración provee ese medio. Sin embargo, yo les recomendaría a Uds., por ahora, conseguir esa visualización con un lápiz y un papel. Tienen que visualizar cosas abstractas, tales como karma... y amor... y fe, y el medio más fácil es escribir las palabras-símbolo de cada una de ellas. El hecho de que no puedan recordar sus pensamientos pretéritos significa que no son Uds. buenos recordadores, y la prueba es que cuando recuerdan algo vuelven a perderlo inmediatamente. Compilar pensamientos es como contar cerdos, fácil si se están quietos. En la creencia de que Uds. tienen material dentro de sí, al cual apelar, y en el conocimiento de que una vez que lo saquen a flote pueden tomar nota de él, pueden basarse para comenzar su trabajo de elaboración. Supongamos que han escogido un tema para una conferencia. Su primera tarea es hallar el significado de las palabras que van a tomar como tema. El título de toda conferencia está formado por palabras, y con demasiada frecuencia descubrimos, cuando ya es muy tarde, que hemos aplicado mal las palabras de nuestro título. Descubrirlo al final de la conferencia es malo, pero descubrirlo en la mitad de ella es horrible. Hay una razón mucho más importante para averiguar el significado exacto de la palabra o palabras que expresan el tema. Las palabras son símbolos sagrados; cada una tiene una larga ascendencia, y en la línea de su descendencia, o en las palabras que se le relacionan, encontrarán Uds. indicios de las ideas ocultas tras ellas. Nuestras 43
  • 44. palabras vienen de un lenguaje sacerdotal antiguo que se usó en el corazón de Asia, y a pesar de las vicisitudes porque han pasado, todavía conllevan la verdad oculta que les imprimieron sus Constructores, y es posible hallar esa verdad. El mejor medio donde investigar es un buen diccionario. Escudríñenlo, y anoten todo cuanto parezca útil a sus fines. Observen las diversas acepciones. No hay dos palabras con el mismo significado. Cuando mucho dan dos aspectos de la misma cosa. Luego observen las derivaciones. Si es una palabra latina o griega, descompóngala en sus partes y examínelas por separado. En lo posible, recurran a un diccionario latino o griego. No se necesita una gramática. Todo lo que Uds. necesitan es poder mirar de frente las palabras. Estudien las palabras relacionadas, y hagan apuntes. Cuando hayan averiguado todo cuanto puedan acerca de la palabra o palabras del título de su conferencia, se sorprenderán al ver que ya tienen en el papel una cantidad considerable de material para empezar, y que cada parte de él, al observársele, tiene el poder de provocar ideas en su mente, y atraer más comentarios, como un potente imán. Luego procedan a clasificar y organizar ese material. Es decir, escriba “voy a dar una conferencia sobre tal o cual cosa, teniendo en cuenta que el significado verdadero de ----- es ----- de ----- es”, y así sucesivamente. Luego tomen las palabras, escriban el análisis que el diccionario da sobre ellas, y agreguen sus propias interpretaciones. Lo que obtengan parecerá un revoltillo; pero destilen de ahí una declaración más coherente, y si es necesario una tercera, una cuarta y una quinta. No pierden nada con esas repeticiones. Están enfocando más su atención a cada paso, y aunque no hayan encontrado una idea brillante, alguna los estará esperando a la vuelta de la esquina, si Uds. perseveran. Durante todo el tiempo en que Uds. están analizando y reagrupando los resultados de esta primera investigación, sus ideas Teosóficas y su experiencia y sus poderes de armonizarlas, se van alistando para el problema. Esta es la manera de ponerlos a funcionar. Sólo un necio puede creer que 44
  • 45. con mirar una frase como “La Búsqueda de la Felicidad” , “La Ley de Compensación” o “La Fraternidad del Hombre”, puede trazar inmediatamente una conferencia. No es así como nacen las cosas creadoras. Emergen gradualmente, parte por parte, se desmenuzan y vuelven a armarse, equilibrándolas, enriqueciéndolas, podándolas y mejorándolas sin cesar. Lo más que uno puede esperar, mientras funcione en el campo de la mente, es una producción ordenada. Cuando penetremos en el campo de Buddhi y reasumamos nuestro antiguo poder de cognición directa, obtendremos las cosas de un golpe. Pero mientras tanto tenemos que someternos a los procesos del tiempo. Por eso es que los mentores se impacientan cuando los estudiantes dicen, “No se nada de eso”. Claro que no, --todavía. Tiene uno que reunir sus recursos, y entonces sabrá. Así, mientras prosigue uno reuniendo definiciones y datos exactos sobre las palabras acerca de las cuales va a hablar, verá que afluyen ideas a la mente y que probablemente se vuelven a escapar si uno no las anota en el papel. Recuérdese que estas notas tomadas del diccionario no son la conferencia. Son los límites, la circunscripción, como si dijéramos, del tema. Establecen los linderos dentro de los cuales hemos de movernos sin salirnos de ellos. Si continuamos destilándolos, sublimándolos, transformándolos, las ideas que están en el fondo de nuestras mentes van robusteciéndose. De pronto empiezan a surgir en la cabeza. Una idea que nos parecía indescifrable bajo un aspecto, puesta en otra palabra resultará una antigua amiga que traerá consigo un torrente de ideas relacionadas. Hay palabras que son huérfanas, cuyos progenitores han desaparecido; pero en el momento en que las unimos con su familia, alguno de sus parientes las anima. Hay que estar listos a recoger todas las ideas que empiecen a llovernos como resultado de este trabajo metódico de definir las palabras. Anotarlas en el papel, donde podamos encontrarlas. No digamos : “Ah, qué buena idea, debo recordarla” La olvidaremos 99 veces entre 100. Ud. las olvidará, a menos que sea un Adepto, en cuyo caso avíseme y permítame aprender de Ud., en vez de que Ud. trate de aprender de mí. Su primera tarea es, pues, definir y extraer de sus recursos disponibles, todo cuanto pueda, ordenándolo y clasificándolo. Entonces, empiece a leer sobre el tema 45
  • 46. de su conferencia. Porque ahora será Ud. una persona muy diferente de la que era antes, y de la que sería si hubiera empezado por la lectura. Ud. no es un bobalicón que va a hablar sobre la primera idea que encuentra en un libro. Ud. no es un pordiosero mendicante. Ud. es una persona de sustancia que tiene algo o mucho que dar. Sabe lo que quiere; tiene ideas definidas propias que ofrecer. No necesita recoger migajas. Su mente, ya bien dirigida y bien acostumbrada a seleccionar, puede ir escogiendo lo que más le guste mientras habla. Si Ud. se presenta sin nada propio no sería sino un psíquico, dispuesto a recibir lo que los demás le den. Pero como ha acopiado ideas propias por este método, es un ocultista con su mente puesta en lo que está leyendo. Y descubrirá entonces que puede leer con mucha más decisión y recordar lo que ha leído. Tiene algo de autoridad sobre el tema. Por lo menos domina su definición. Lea entonces hasta que obtenga una idea bien redondeada de su tesis. No una idea completamente elaborada; esa vendrá luego. Lea en cualquier libro Teosófico, en una enciclopedia, un libro de filosofía, etc. Lo que importa es que sea un libro que lo energice y lo fertilice. Un libro que le despierte indignación no estará mal, pues lo hará documentarse mejor para refutarlo. La prueba de lo que digo está en el ejercicio que ofrezco, y si Ud. puede hacer este trabajo quedará libre, mientras persevere en él, de la necesidad de revelación externa. Las cosas externas, después de esto, no sirven sino para fertilizarlo. Ahora llegamos a la tercera etapa en la producción de ideas, y esta etapa, la más oculta, es también la más importante de todas. Llamémosla “Poner un Huevo ante la Mente Universal”. Este es el proceso fundamental de la Teosofía, sin la práctica de la cual nuestra Teosofía no es Teosofía. Nuestra Sabiduría Divina es un conocimiento directo de Dios, y no una revelación. Estrictamente, es un “volverse sabio en virtud del hecho de ser un dios.” La Sabiduría Divina no es una sabiduría acerca de un Dios lejano; es la sabiduría que se alcanza por el despertar y la restauración del poder del Dios que somos en realidad. Es conocer las cosas por UNO MISMO. La Teosofía no nos ha sido revelada por alguien, algún psíquico o vidente o Adepto. Teosofía no es escuchar, 46
  • 47. lo cual puede ser un preliminar, sino que la verdadera Teosofía es conocerse UNO MISMO, como lo indicó Hermes: no sólo un conocimiento del Ser, sino de las verdades contenidas en el Ser –un uso del Ser como un medio de saber. Nuestro método es, por tanto, juntar lo que hemos recogido de nuestra primera investigación y de nuestra lectura, compactarlo y luego hacernos preguntas sobre ello. Es como pedirle conocimiento a nuestro Divino Ser. Como resultado de nuestra investigación tenemos un pequeño acopio de hechos, unas pocas ideas vagas, y una gran cantidad de preguntas acerca de la verdad de lo que estamos examinando. Todo eso lo ofrecemos a nuestro Ser; es decir, el conjunto de las cosas que queremos saber para redondear nuestras ideas sobre el tema. Nos hacemos preguntas, y puesto que la palabra es una cosa santa, mejor es hacerlas en voz alta, a sabiendas de que la inflexión inquiridora de la voz induce una corriente remolineante que hace precipitar ideas a nuestra conciencia. La regla oculta es que si queremos abrir nuestra mente, preguntamos, y si queremos cerrarla, dogmatizamos. El sonido de una pregunta es la manifestación terrenal de la corriente centrípeta causada por la mente que inquiere, el sonido de una declaración o fallo es el vehículo terrenal de la corriente centrífuga causada por la mente que afirma. Presente sus preguntas y tal vez las respuestas vendrán de inmediato. En tal caso, escríbalas. Si no vienen, repítalas al día siguiente, a la misma hora si es posible. Continúe así renovando sus preguntas y manteniendo su creciente grupo de ideas en la mente, dándoles vuelta como lo haría uno con un huevo puesto al sol. No se precipite. Siga renovando sus preguntas y fortaleciendo ese hábito mental de inquirir. Inquirir es el principio de la sabiduría, y el hombre que desea saber está en el camino de la verdad. Recuerde que en los misterios el candidato es llamado siempre postulante. Este es el verdadero método Teosófico, y cuando Uds. hayan aprendido a emplearlo bien, verán lo que un hombre puede lograr si es suficientemente puro y sencillo para dedicarle toda su energía. Esta es la cualidad por la cual hombres 47
  • 48. como Ammonio ganaron el nombre de Teodidacto, “enseñado por Dios”. Todos los verdaderos Teósofos son, a su medida, enseñados por Dios. Este es pues, el orden: 1 – Analice sus palabras y obtenga su verdadero sentido. 2 – Destílelas hasta encontrar lo que quiere Ud. saber. 3 – Lea selectivamente para fertilizar sus propias ideas formadas. 4 – Ordene y condense lo que ha obtenido. 5 – Manténgalo en su mente y hágase preguntas sobre ello. Hasta aquí he estado hablando de la elaboración de cualquier clase de material. Pero este curso se relaciona específicamente con conferencias Teosóficas. Queda, por tanto, otra recomendación para hacerles. Como conferenciantes Teosóficos tenemos ocho temas que propagar: Fraternidad, Evolución, Reencarnación, Karma, Dharma, Los Maestros, Los Ciclos, y la Naturaleza del Hombre. Son nuestro gran mensaje. Deben aparecer en una u otra forma en toda conferencia que demos. Somos como el cocinero de un barco que no tiene sino carne cecina para todos los días del viaje, y si éste ha de durar sesenta días, tiene que saber sesenta maneras de prepararla. Todos los problemas de la vida y de la Teosofía giran sobre estas ocho cosas, y cada una de ellas contiene a todas. De modo que cualquiera que sea su tema, deben figurar en él como partes orgánicas e integrantes. Así que una vez que Uds. hayan llegado al punto en que sus ideas tienen ya suficiente coherencia, les corresponde pesar estas ocho cosas y ver si su forma de presentar su conferencia las incluye a todas. Hágase estas preguntas: 48
  • 49. Estas ocho cosas, o alguna de ellas, requiere ser explicada antes de empezar a desarrollar mi tema? (Casi inevitablemente sucede así con la Reencarnación, y hay que presentar algún aspecto, y dar algunas ideas sobre los Ciclos en el tiempo y en el espacio.) Es mi tema una parte o una extensión de cualquiera de estas ocho cosas? (Verá que entra bajo alguna, porque las ocho abarcan toda la Teosofía. Aún las diferencias entre las religiones no son sino diferencias de énfasis sobre estas cosas). Me obligan estas ocho cosas a dar una visión más amplia sobre mi tema? ¿Con cuál de ellas se logra esto mejor? La aplicación de mis ideas sobre cada una de estas cosas me da nuevas facetas de luz para mi tema? Todo esto parece hacer más difícil su trabajo. Pero en realidad lo facilita, como verán Uds. pronto. Tienen una escala con la cual medir su trabajo, una norma para ver que su trabajo sea siempre Teosófico. Cada conferencia que den enriquecerá sus ideas sobre las ocho cosas, y cuanto más crezcan en riqueza más podrán Uds. sacar de ellas para otras conferencias. No hay otra entrada a los Misterios Mayores que a través de estas doctrinas filosóficas de los Misterios Menores. EJERCICIO PARA LA PRIMERA SESIÓN Que cada miembro escoja un tema para desarrollarlo, y el líder tome nota de ellos. Tienen una semana para prepararse a discutirlo. Les aconsejaría empezar con un tema que puedan intitular con un sustantivo abstracto simple, tales como Salud, Felicidad, Justicia, Resurrección, Materialismo, Idealismo, Religión. Escojan uno que les haya preocupado especialmente. Ahora prosigan con la lectura por el resto de la sesión, prestando atención especial al “color” de que hablé en la lección anterior. Cada palabra tiene su valor, y debe 49
  • 50. pintársela al emitirla, y enfocarla para que penetre en la conciencia del auditorio. La mayoría de los lectores creen que su trabajo ha terminado cuando han emitido el sonido. En realidad su tarea no está completada sino cuando el auditorio lo ha oído y lo ha aceptado. TAREA DIARIA PARA LA PRIMERA SEMANA Continúe los ejercicios, a menos que esté completamente seguro de que ya no los necesita. Más adelante, después de su primera conferencia, cuando se dé cuenta bien de la importancia de la respiración, la voz y la postura, los reanudará. Aunque le aburra un poco la lectura, prosígala. Cada vez que lee bien y con plena intención, coloca más firmes bases para hablar bien. Lo ideal sería que siguiera leyendo un año, hasta que el libro ya no signifique nada, sino que todo el significado esté en las palabras que emite, hasta que una persona que no estuviera mirándolo sino escuchándolo creyera que Ud. está hablando. Esta es la mejor base para hablar bien. Dedique un ratito cada día a su problema de preparación; mejor media hora diaria que una o dos sesiones de tres horas. Es como una olla que hay que mantener hirviendo. Anote todo en un cuaderno. No bote sus primeros esfuerzos o errores. Guarde todo, desde el principio. Tanto lo bueno como lo malo son eslabones de su cadena, y cada vez que reanude el trabajo empiece desde el principio y revise todo hasta lo último. No escriba su conferencia; escriba ACERCA de ella, como criticándola, como diciendo qué debería contener, qué puede contener, qué debe contener sin falta. No se siente a esperar las palabras más adecuadas; escriba también las que no lo son. Cuando ya no encuentre más que decir, destile lo que tenga, inventaríelo. Luego lea un poco, como descanso y para renovar sus energías. Luego escriba todas las preguntas. Ahora péselo todo en la escala de los ocho puntos fundamentales, que quizá no se adapte muy bien a su tema, pero que siempre le dará nuevas ideas e indicaciones. 50
  • 51. EJERCICIO PARA LA SEGUNDA SEMANA Léase de nuevo esta lección. Los que hayan practicado la preparación verán que todo esto significa más para ellos. Lo que la semana anterior sonaba como una exposición académica, ahora se ve que es una cosa práctica, de la cual saben Uds. algo por sí mismos, y por tanto la comprenderán mejor. Ahora, el líder sacará su lista de estudiantes y de temas, y hará que cada uno presente su trabajo. Cada miembro presentará su tesis conforme la ha desarrollado, tomándose 5 ó 10 minutos para ello. Pero no en forma de conferencia, sino diciendo lo que encontró sobre el tema, más como contando cómo hizo su trabajo que como exponiendo una idea. Esto es para que se acostumbren a discutir sus ideas y a ponerlas en forma verbal ordenada. Lo importante por ahora no son los resultados sino el proceso seguido. La preparación del material es un proceso acumulativo. Ejercitándose en ello se adquiere pericia. Terminadas las presentaciones, hágase otra lista de temas. Si a alguno se le ha ocurrido alguna idea nueva sobre el suyo, puede, si quiere, seguir con el mismo tema. Pero es mejor tomar un tema nuevo. Sería bueno tomar un tema por semana durante un mes, antes de iniciarse en conferencias desde la plataforma. Así cada uno tendrá cuatro temas para escoger el de su primera conferencia. Si les queda tiempo, continúen practicando la lectura. TAREA DIARIA PARA LA SEMANA COMPLEMENTARIA Continúen ejercitándose en la recolección de material. Esta vez tendrán un mejor sentido de orientación y perderán menos tiempo. Recuerden estos pasos: 1 – Buscar información. 2 – Destilarla. 51